Pasado....
No pude evitar saltar a sus brazos, oí su carcajada. Estaba tan feliz como yo, y me cargó llevándome adentro; cerró la puerta con el pie y me besó, de ese modo tan posesivo que me gustaba.... El guardián de mi alma estaba de vuelta, estaba aquí....
Lo ayudé a quitarse la armadura, despacio.
El fuego de la chimenea crepitaba; el sonido de su voz diciéndome lo mucho que me había extrañado hacía que mi corazón latiera con fuerza. Mi piel lo reclamaba, mi alma lo llamaba... Miré sus cicatrices, tenía una herida reciente en el torso, me preocupó.
-No es nada, Veena.-susurró, cogiéndome del mentón.-¿Qué haces en esta cabaña? Llegué a casa y Colette me dijo que llevabas meses aquí.
No respondí al momento, no podía decirle lo que la arpía de su madre me obligaba a hacer mientras él no estaba. No podía contarle sobre la humillación que pasé día tras día durante su ausencia, no podía....
Pero a él no podía mentirle, y mis pensamientos en ocasiones le eran claros como el agua...
-Mi madre.-soltó.-¿Qué te hizo?
-No quiero hablar de eso ahora, te tengo de vuelta y es lo único importante en este momento.
Rocé sus labios, y fue suficiente para ambos. Me cargó y me llevó a la cama...
Llevábamos tiempo separados, su cuerpo subido al mío, su boca robándome el aliento... Llevándose consigo años de nostalgia, años de añoranza... Abrió mis piernas y sentí sus dedos rozando, adentrándose más en mí... Su mirada se quedó en la mía, la sonrisa en sus labios grabada en mi memoria....
Sus dedos fueron suplantados por la estocada de su sexo....
Eramos uno...
Él y yo....
Ángel y demonio....
Fuego y hielo...
Dos cuerpos en uno....
Dos almas enlazadas para toda(s) la(s) vida(s)....
Despertar a su lado fue sublime, nos quedamos en silencio mirándonos el uno al otro. Acariciándonos....
Y en silencio salimos a buscar nuestros caballos, él había dejado el suyo junto al mío en el establo que él mismo había construido tiempo atrás.
-Una carrera a casa.-dije, sonriendo.
-Yo ya estoy en casa, Veena.-susurró, guiñándome un ojo.-Pero no por eso dejaré que me ganes.-agregó, poniéndose en marcha.
Por más trampa que hiciera yo terminaría ganando, mi querida Ishtar era más veloz que Cobalto, su fiel corcel. Así que cuando estuvimos cerca de las caballerizas de la Casa Preminger, decidí darle paso a él; se regresó cuando me detuve y un chico de los establos me ayudaba a bajar de Ishtar.
Él saltó de su caballo, y amablemente le dijo al chico que él se encargaba.
-Puedo bajar sola, Muller.-me quejé.
-Lo sé, lo sé. Eres toda una amazona egipcia, pero no quiero que ningún otro te toque.-Me abrazó a él.-Te amo.
Tras decir eso, fuimos a casa cogidos de la mano.
Su madre bajaba las escaleras cuando entramos; no me llevaba muy bien con esa mujer, era cruel. Una arpía...
-Querido, no sabes el gusto que me dio saber que habías regresado ¿pero dónde pasaste la noche?-Muller pasó su mano por mi cintura y me apretó a él.-¿Veena? Te hemos estado buscando por todas partes, creímos que te había pasado algo. Es un alivio verte a salvo....
-Por favor señora, deje la hipocresía.-dije, harta.-Te espero arriba.-Besé los labios de mi marido y subí.
No la soportaba, pero sólo tenía que guardar un poco la compostura. Ser paciente con ella, por muy bruja malvada que sea.
Me odia porque su hijo se casó con una gitana, niña egipcia de la más baja clase social cuya familia fue asesinada, acusada injustamente de hechicería. Gente como ella estuvo detrás de la muerte de mis seres queridos, de no ser por Muller, yo también lo estaría....
-Mi señora Veena, buenos días.-saludó Colette cuando entré.
-Sólo mi nombre, Colette.-sonreí.-Gracias por no decirle a mi suegra dónde me encontraba.
-No tiene nada qué agradecer.
La pelirroja estaba arreglando la ropa de mi armario, no tenía mucho qué hacer, porque no había mucho qué arreglar.
Muller entró y le pidió a mi dama de compañía que nos dejara a solas.
Me miré al espejo, él se paró detrás de mí.
-¿Qué te hizo?-preguntó.-Veena....
-Me obligó a limpiar los establos.-En realidad eso no importaba mucho, igual lo habría hecho. Pasé cosas peores.- Le dio días libres a los sirvientes y me ordenó limpiar la casa entera, lo cual no me importa; me humilló delante de sus amigas, y todo bajo las amenazas de no dar más dinero para ayudar a mi pueblo.-Me dio tanta rabia....-Y para colmo de males trajo a un esclavo y lo dejó aquí en nuestra habitación, en nuestra cama, desperté de un sueño que no recuerdo haber buscado, creo que echó algo en mi comida. No sé, pero desperté y encontré a ese hombre aquí, a mi lado, y una de las sirvientas nos vio.... Yo estaba desnuda, Muller.... No me hizo nada.-Me apresuré a decir para calmarlo, lo vi contrariarse.
-¿Cómo estás tan segura?
-Porque luego lo busqué y lo obligué a que me dijera lo que realmente pasó; tu madre le pagó para que en caso de que regresaras y supieras la noticia de que "tu mujer tenía una vida alegre en tu ausencia" él diera testimonio, y así otros supuestos testigos, y otros supuestos amantes. Tu madre hizo correr el rumor por toda Austria.
-Yo no creería una cosa así, no te creería capaz de algo tan vil; mi madre se marchará en este instante....
-Muller no puedes, no quiero que rompas lazos con tu madre, yo perdí a mi familia. No quiero que pierdas la tuya, déjame hacerle frente yo misma, por favor.
Por las buenas yo podía ser muy buena... Pero por las malas, era mejor que no me buscaran....
-De acuerdo.-aceptó.-Yo hablaré con ella de todas formas, seguro no tardará en soltar la lengua sobre "tu vida alegre".-rió.-Tengo que ver al Conde, se supone que debí ir nada más llegar.
-Te ganarás una reprimenda.-susurré en medio de un beso.
-Culparé a una hermosa forastera.....-sonrió, correspondiendo con fiereza.
Entré al aeropuerto a la carrera, busqué con la mirada a alguien que coincidiera con la descripción que mi querida amiga me había dado. ¿Por qué Sofía no tenía fotos de este tipo? Era muy amigo de su futuro esposo, ¿no es normal tener fotografías de tu amigo?
Iba a marcarle a la novia, no fue necesario; se supone que la del cartel debería ser yo, pero con lo despistada que soy se me había pasado ese detalle. A él no, lo vi hablar con dos mujeres pertenecientes a la tripulación, llevaba un cartel en la mano con mi nombre, y andaba muy coqueto con ambas aeromozas.
Fui en su dirección, él giró por pura coincidencia y nuestras miradas se encontraron. He de admitir que sentí raro, seguí caminando, y al estar frente a él las aeromozas se extrañaron.
-Hola amor, que bueno que regresaste.-dije.
-¿Amor?-dijo una de ellas, miró a su compañera y ambas parecieron coincidir. Se marcharon visiblemente enfadadas.
Él intentó detenerlas.
Se giró para verme....
-¿Qué te pasa?-preguntó, emprendiendo la caminata.
-Ivel, que gusto conocerte, ¿eran tus conquistas?-reí, caminando detrás de él.
-¿Conoces el club de las alturas?-inquirió, dando media vuelta.
Yo ladeé la cabeza, y tomé la delantera.
-No juegues.-reí.
Abrí el maletero, metió su equipaje.
Cuando puse el auto en marcha empezó su diatriba de que llevaba una hora entera esperando, me concentré en escuchar la canción que sonaba en la radio..... Él guardó silencio, y también escuchó. Me miraba de vez en cuando, pude notarlo de reojo.
-Eres muy callada.-comentó.
-Reservada, es que no te tengo confianza apenas te conozco. No me gusta hablar de mí.
-Una niña buena a la que puedo corromper.
Sonreí.
-¿Cómo corrompes lo que ya es corrupto? ¿Puedes decirme, Gastón?
Escuché su sonrisa, fue como si acabara de descubrir algo....
Llegamos al apartamento que Sofía me había cedido, tenía que ir por la ropa que usaría esa tarde; en el camino había recibido un mensaje de la costurera diciendo que el vestido estaba en la recepción del edificio, lo había dejado con el encargado. Lo cogí y regresé al auto.
Él estaba afuera.
-¿Nos vamos?-le dije, subiendo al coche.
-Cierto, hay una boda a la que asistir.-Subió.-Pero me ha llamado la atención algo.-Cerró la puerta.
Me volví para mirarlo antes de poner el auto en marcha, me cogió del mentón y besó mis labios.... Y dejé que pasara, el tiempo corrió de un modo tan lento.... Como lento fue el beso, y suave el roce de su lengua a la mía....
-Lamento si no ha sido un acto digno de un caballero, pero tenía que hacerlo.-susurró al apartarse de mí. Su dedo pulgar en mi labio inferior.-Forastera....
La palabra se me hizo conocida.... Mi corazón latió con fuerza al oírla en sus labios.... En su voz....
No respondí al momento, no podía decirle lo que la arpía de su madre me obligaba a hacer mientras él no estaba. No podía contarle sobre la humillación que pasé día tras día durante su ausencia, no podía....
Pero a él no podía mentirle, y mis pensamientos en ocasiones le eran claros como el agua...
-Mi madre.-soltó.-¿Qué te hizo?
-No quiero hablar de eso ahora, te tengo de vuelta y es lo único importante en este momento.
Rocé sus labios, y fue suficiente para ambos. Me cargó y me llevó a la cama...
Llevábamos tiempo separados, su cuerpo subido al mío, su boca robándome el aliento... Llevándose consigo años de nostalgia, años de añoranza... Abrió mis piernas y sentí sus dedos rozando, adentrándose más en mí... Su mirada se quedó en la mía, la sonrisa en sus labios grabada en mi memoria....
Sus dedos fueron suplantados por la estocada de su sexo....
Eramos uno...
Él y yo....
Ángel y demonio....
Fuego y hielo...
Dos cuerpos en uno....
Dos almas enlazadas para toda(s) la(s) vida(s)....
Despertar a su lado fue sublime, nos quedamos en silencio mirándonos el uno al otro. Acariciándonos....
Y en silencio salimos a buscar nuestros caballos, él había dejado el suyo junto al mío en el establo que él mismo había construido tiempo atrás.
-Una carrera a casa.-dije, sonriendo.
-Yo ya estoy en casa, Veena.-susurró, guiñándome un ojo.-Pero no por eso dejaré que me ganes.-agregó, poniéndose en marcha.
Por más trampa que hiciera yo terminaría ganando, mi querida Ishtar era más veloz que Cobalto, su fiel corcel. Así que cuando estuvimos cerca de las caballerizas de la Casa Preminger, decidí darle paso a él; se regresó cuando me detuve y un chico de los establos me ayudaba a bajar de Ishtar.
Él saltó de su caballo, y amablemente le dijo al chico que él se encargaba.
-Puedo bajar sola, Muller.-me quejé.
-Lo sé, lo sé. Eres toda una amazona egipcia, pero no quiero que ningún otro te toque.-Me abrazó a él.-Te amo.
Tras decir eso, fuimos a casa cogidos de la mano.
Su madre bajaba las escaleras cuando entramos; no me llevaba muy bien con esa mujer, era cruel. Una arpía...
-Querido, no sabes el gusto que me dio saber que habías regresado ¿pero dónde pasaste la noche?-Muller pasó su mano por mi cintura y me apretó a él.-¿Veena? Te hemos estado buscando por todas partes, creímos que te había pasado algo. Es un alivio verte a salvo....
-Por favor señora, deje la hipocresía.-dije, harta.-Te espero arriba.-Besé los labios de mi marido y subí.
No la soportaba, pero sólo tenía que guardar un poco la compostura. Ser paciente con ella, por muy bruja malvada que sea.
Me odia porque su hijo se casó con una gitana, niña egipcia de la más baja clase social cuya familia fue asesinada, acusada injustamente de hechicería. Gente como ella estuvo detrás de la muerte de mis seres queridos, de no ser por Muller, yo también lo estaría....
-Mi señora Veena, buenos días.-saludó Colette cuando entré.
-Sólo mi nombre, Colette.-sonreí.-Gracias por no decirle a mi suegra dónde me encontraba.
-No tiene nada qué agradecer.
La pelirroja estaba arreglando la ropa de mi armario, no tenía mucho qué hacer, porque no había mucho qué arreglar.
Muller entró y le pidió a mi dama de compañía que nos dejara a solas.
Me miré al espejo, él se paró detrás de mí.
-¿Qué te hizo?-preguntó.-Veena....
-Me obligó a limpiar los establos.-En realidad eso no importaba mucho, igual lo habría hecho. Pasé cosas peores.- Le dio días libres a los sirvientes y me ordenó limpiar la casa entera, lo cual no me importa; me humilló delante de sus amigas, y todo bajo las amenazas de no dar más dinero para ayudar a mi pueblo.-Me dio tanta rabia....-Y para colmo de males trajo a un esclavo y lo dejó aquí en nuestra habitación, en nuestra cama, desperté de un sueño que no recuerdo haber buscado, creo que echó algo en mi comida. No sé, pero desperté y encontré a ese hombre aquí, a mi lado, y una de las sirvientas nos vio.... Yo estaba desnuda, Muller.... No me hizo nada.-Me apresuré a decir para calmarlo, lo vi contrariarse.
-¿Cómo estás tan segura?
-Porque luego lo busqué y lo obligué a que me dijera lo que realmente pasó; tu madre le pagó para que en caso de que regresaras y supieras la noticia de que "tu mujer tenía una vida alegre en tu ausencia" él diera testimonio, y así otros supuestos testigos, y otros supuestos amantes. Tu madre hizo correr el rumor por toda Austria.
-Yo no creería una cosa así, no te creería capaz de algo tan vil; mi madre se marchará en este instante....
-Muller no puedes, no quiero que rompas lazos con tu madre, yo perdí a mi familia. No quiero que pierdas la tuya, déjame hacerle frente yo misma, por favor.
Por las buenas yo podía ser muy buena... Pero por las malas, era mejor que no me buscaran....
-De acuerdo.-aceptó.-Yo hablaré con ella de todas formas, seguro no tardará en soltar la lengua sobre "tu vida alegre".-rió.-Tengo que ver al Conde, se supone que debí ir nada más llegar.
-Te ganarás una reprimenda.-susurré en medio de un beso.
-Culparé a una hermosa forastera.....-sonrió, correspondiendo con fiereza.
*
Presente....
Entré al aeropuerto a la carrera, busqué con la mirada a alguien que coincidiera con la descripción que mi querida amiga me había dado. ¿Por qué Sofía no tenía fotos de este tipo? Era muy amigo de su futuro esposo, ¿no es normal tener fotografías de tu amigo?
Iba a marcarle a la novia, no fue necesario; se supone que la del cartel debería ser yo, pero con lo despistada que soy se me había pasado ese detalle. A él no, lo vi hablar con dos mujeres pertenecientes a la tripulación, llevaba un cartel en la mano con mi nombre, y andaba muy coqueto con ambas aeromozas.
Fui en su dirección, él giró por pura coincidencia y nuestras miradas se encontraron. He de admitir que sentí raro, seguí caminando, y al estar frente a él las aeromozas se extrañaron.
-Hola amor, que bueno que regresaste.-dije.
-¿Amor?-dijo una de ellas, miró a su compañera y ambas parecieron coincidir. Se marcharon visiblemente enfadadas.
Él intentó detenerlas.
Se giró para verme....
-¿Qué te pasa?-preguntó, emprendiendo la caminata.
-Ivel, que gusto conocerte, ¿eran tus conquistas?-reí, caminando detrás de él.
-¿Conoces el club de las alturas?-inquirió, dando media vuelta.
Yo ladeé la cabeza, y tomé la delantera.
-No juegues.-reí.
Abrí el maletero, metió su equipaje.
Cuando puse el auto en marcha empezó su diatriba de que llevaba una hora entera esperando, me concentré en escuchar la canción que sonaba en la radio..... Él guardó silencio, y también escuchó. Me miraba de vez en cuando, pude notarlo de reojo.
-Eres muy callada.-comentó.
-Reservada, es que no te tengo confianza apenas te conozco. No me gusta hablar de mí.
-Una niña buena a la que puedo corromper.
Sonreí.
-¿Cómo corrompes lo que ya es corrupto? ¿Puedes decirme, Gastón?
Escuché su sonrisa, fue como si acabara de descubrir algo....
Llegamos al apartamento que Sofía me había cedido, tenía que ir por la ropa que usaría esa tarde; en el camino había recibido un mensaje de la costurera diciendo que el vestido estaba en la recepción del edificio, lo había dejado con el encargado. Lo cogí y regresé al auto.
Él estaba afuera.
-¿Nos vamos?-le dije, subiendo al coche.
-Cierto, hay una boda a la que asistir.-Subió.-Pero me ha llamado la atención algo.-Cerró la puerta.
Me volví para mirarlo antes de poner el auto en marcha, me cogió del mentón y besó mis labios.... Y dejé que pasara, el tiempo corrió de un modo tan lento.... Como lento fue el beso, y suave el roce de su lengua a la mía....
-Lamento si no ha sido un acto digno de un caballero, pero tenía que hacerlo.-susurró al apartarse de mí. Su dedo pulgar en mi labio inferior.-Forastera....
La palabra se me hizo conocida.... Mi corazón latió con fuerza al oírla en sus labios.... En su voz....
Una niña buena a la que puedo corromper...
ResponderEliminarEso ya lo dice todo y sí, el amor es así... y ese amor de almas... tremendo.
¡Cómo me gusta esta historia!
Besis.
Pasado y presente y esas almas que se vuelven a encontrar.
ResponderEliminarBesos dulces Ivel y dulce semana.
Ainssssss Ivel... ¿me quieres matar? ...tus personajes, esos caballeros, Hombres, así con mayúsculas, me hacen suspirar ...creo que dejaré todo y sólo me ocuparé de leerte y soñar.
ResponderEliminarBesos muchos, incontables, niña especial!!!
Una historia que promete mucha pasión en ambos tiempos. Me gusta, Ivel.
ResponderEliminarMil besitos, preciosa.