Spin-off

Spin-off

miércoles, 23 de noviembre de 2016

Huellas XXIII

  
  Bajé del auto a toda prisa, Jay estaba hablando por su móvil y a Drako lo vi cruzar la calle de regreso adonde estábamos.

-Dime una cosa, ¿sabes de la existencia de la hija mayor de Caín?-solté sin más, él se dejó el perro caliente que llevaba en la mano a medio camino de su boca.

-¿De dónde has sacado....?

-¿Qué más da? Ella está aquí.

-¿Dónde?-Buscó con la mirada.

-¿No la viste? Acaba de entrar al edificio, ¿dónde demonios estabas?

-Comprando uno de estos-dijo, enseñándome su grasoso antojo. De un manotazo hice que se le cayera-. ¡Oye!

-Concéntrate, Amanda Carlysle entró, Sahar está allí y no sabe que es su hermana....

-Amanda tampoco sabe que su padre es dueño de ésta empresa, Caín no se deja ver mucho, el que da la cara en todo momento soy yo, el que asiste a eventos de beneficencia y otros, soy yo.-Se encaminó hacia la entrada, lo detuve antes de que diera un paso más-. Tengo que detenerla.

-No.-Joder, joder. ¿Qué hacía? Era hoy, Sahar debía conocer a su hermana hoy, por eso Circe dijo que Amanda estaba cerca. Tenía que dejar que pasara-. Circe me lo dijo, ¿vale? Circe me explicó que Amanda es hija de Caín-bajé la voz al ver acercarse a un hombre, cogí a Drako del brazo y lo alejé de la puerta-. Se supone que esto tiene que darse tal cual y cómo está pasando.

-¿Circe lo vio venir? Caín se va a cabrear.

    Deseé estar al lado de Sahar llegado el momento, al menos no había visto el rostro de la Amanda de la que le hablé, pero le resultaría demasiada casualidad que ésta chica y la mujer que asesinó a mi familia sean rubias y lleven el mismo nombre.
     Estuve tentada a entrar, pero esperaría, maldiciéndome por no ir a contra corriente, por no entrar en ese despacho.


    Cuando emprendimos el camino hacia la empresa de mi padre sostuve la mano de Faye, me aferré a ella. No sé a qué se debía pero necesitaba sentirla, me daba seguridad en medio de aquella enorme ciudad nueva para mí; en mi vida había requerido de alguien que me hiciera sentir segura. Estas novedades empiezan a marearme.
    Donde yo estuviera, teniéndola a mi lado, sería feliz. Creo que era mi novedad favorita, ella era mi novedad favorita; me sentía complementada, adoraba lo que provocaba en mí, ese cosquilleo en mi cuerpo, en mi piel. El latido de mi corazón al oír su voz o verla. Al sentir su piel bajo mis manos, su cuerpo debajo o encima del mío, a mi vera.
    Y por primera vez entendí el amor, era lo único que en aquél momento me era claro y fácil de comprender. Al momento de rechazar a Drako, de rechazar mi naturaleza, mi hambre, sólo por no querer fallarle, por respetarla, por jurarle fidelidad, por ser cómplice, amiga y amante, sólo de ella. Era confianza, era respeto, mucho respeto, Faye lo merecía. Era protección y libertad, era entrega del todo incluso en la más extensa nada, en el caos, en el egoísmo que nos rodeaba y amenazaba con arroparnos. 
   Mi propio egoísmo. Mi egoísta naturaleza.
    Pensé en la conversación con mi padre poco antes de alcanzar a Drako y a Faye en el apartamento, y después de que acepté su obsequio.

>>-Me he convertido en observadora-le dije a mi padre después de unos minutos de silencio. 

-Continúa-pidió él.

-Antes no reparaba en detalles como el que vi cuando te has despedido de Circe, o como cuando se han tomado de la mano mientras hablaban conmigo tras lo ocurrido con Faye-dije, sin apartar la mirada de los ojos de mi padre-. Estás enamorado de ella, y a mí me has querido apartar de la señorita Vesper. Sé...-añadí al ver que iba a interrumpirme-...que soy diferente, y que quieren protegerse ustedes, y protegerla a ella de mí. Sé que piensan que causaré un terrible daño si a Faye le pasara algo, o que no podré controlar este despliegue de emociones, pero sólo te pido una oportunidad, padre. Prometo no ponerlos en peligro, soy capaz de controlarlo, soy capaz de pensar con la cabeza antes que con el corazón, puedo separar los sentimientos de las responsabilidades que tengo para contigo y nuestro clan.

-Es difícil poner a nuestro pueblo, poner a quiénes nos toca cuidar en primer lugar cuando tienes a alguien a quien amar, Sahar-explicó Caín-. Yo lo sé de primera mano, tuve que elegir y aunque de igual forma intenté proteger a quien amaba, no fue suficiente. Y al mismo tiempo casi puse en riesgo Providencia. 

-Yo no soy tú-susurré, mirando al frente, apretando la mandíbula de la impotencia.

-No, tú nos arrastrarías a algo mucho peor porque adoras a esta chica, tú amas con mayor intensidad. Sientes más, Circe lo notó.

-Circe, la que se la pasa haciendo anotaciones sobre su animalito favorito.

-Eso suena a ironía-comentó mi padre, lo miré de reojo.

-Sólo pensaba en voz alta.

-Por supuesto, siempre como una niña que dice todo lo que piensa, que no sabe mentir.-Me levanté del escalón-. Estamos siendo precavidos contigo, es un nuevo mundo para ti. El de las emociones, sentimientos, cosas por aprender, Sahar y debes ir con cuidado.-Caín seguía sentado, yo estaba de espaldas a él-. No me opondré a vuestra cercanía-dijo, me volví-. No opinaré-continuó-. Sin embargo, y en esto no hay vuelta atrás, me reservo el derecho a tomar cartas en el asunto si veo que flaqueas, si noto que empiezas a actuar de un modo distinto al de una líder, que no puedes llevar ambas cargas, separándolas, si veo riesgo para todos nosotros en las decisiones que tomas, si la pones a ella por encima de todo, entonces actuaré y tú no protestarás.
   Se paró a mi lado, lo miré en silencio aguardando a que dijera alguna otra cosa. Me consumía el temor, y no, yo no siento temor, o no sentía.... Mi miedo estaba en lo que prometían esas palabras: no dudaría en quitar de en medio a la distracción. Me quitaría a Faye.

-Haré lo que sea para que retomes el rumbo, tu nuevo destino lejos de ella.<< 
     Miré de reojo su mano en la mía poco antes de que el coche se detuviera, ¿acaso no entendía que mi destino era ella? ¿Que ya sin ella poco podía hacer? ¿Que si me la quitaba sería peor para él?
   Para cuando la puerta se abrió y salí del coche busqué serenarme para que ninguno notara mi enfado. Después de todo Caín no había errado, mi debilidad, mi maldito punto de quiebre tenía nombre y apellido, era la chica que ahora se sorprendía del edificio que estaba ante nosotras.
    Un dibujo de Vadhir tomó forma, se volvió real. 
  Mi debilidad le sonrió al hombre que custodiaba las puertas comentando lo bonito que era el edificio, me alegró que le gustara; yo estaba confundida, últimamente era algo normal que las actitudes de las personas que tenía a mi alrededor me confundieran si antes ni el más mínimo caso a ellas.

-Se parece a un dibujo de mi hermano-dije después de oír su comentario-. SaharGlobal antes estaba en Austria, y así varias oficinas por toda Europa, imagino que cuando padre decidió establecer la central aquí se inspiró en un dibujo que hizo mi hermano a los cinco años.

-Después de todo es su hijo-susurró Faye-, no puede dejar de quererlo.

    Tenerla cerca, ¿cómo explicar lo que hacía conmigo?
    No presté atención a nada de lo que había en el vestíbulo, si había gente o no, sólo la sentía a ella y escuchaba la voz de mi padre diciendo que haría lo que sea por alejarla de mí; entre eso y conocer el edificio de la empresa me debatía internamente. 
   En Vadhir padre siempre vio a su hermano Abel, mi hermano y el suyo eran iguales y supongo que en mí se veía a sí mismo. Hasta cierto punto, porque yo no era mi padre.
   Vadhir siempre buscaba hacer las cosas de una forma distinta a nuestro padre, nunca estuvo de acuerdo con la violencia, decía que habían otras formas de enfrentar a nuestros enemigos del exterior, papá, según él, era extremista. Yo no me inmiscuía en sus discusiones, los ambientes hostiles sacaban lo peor de mí y por lo general Circe me los evitaba, a excepción de las veces en que salía en alguna misión, necesaria para apaciguar mi sed de sangre.
   Vadhir y nuestro padre siempre estaban enfrentados, entonces ¿por qué Caín se basó en un dibujo de su hijo más rebelde para tan enorme edificio? Quería entender, en estos días quería entender las actitudes de las personas, quería estudiarlas y había empezado con mi propia familia.  

-¿Podrían dejarnos a solas a mi padre y a mí?-dije. Había estado metida en mis divagaciones, andando mecánicamente por el edificio hasta llegar a la oficina de mi padre.

   Drako y Faye salieron, mi padre se sentó detrás de su escritorio.
     
-¿Qué pasa? ¿En qué estás pensando?-preguntó Caín.

-Intento entenderte-dije. Rodeé el escritorio y me senté en él mientras mi padre me observaba interesado en mis palabras-. El edificio es un diseño de Vadhir, en quien ves a Abel e incluso a Halia, mi hermano es un constante recordatorio de tus errores.-Padre bajó la mirada, mis palabras no carecían de veracidad-. Vadhir, a quien castigaste con un sueño eterno, ¿por qué continúas usando este lugar inspirado en un dibujo de un hijo por el que sólo sientes decepción?

-No siento decepción por tu hermano, cariño-aseguró-. Pero él faltó al clan, no siguió órdenes y pasaron cosas lamentables, lo adecuado en esos casos es una reprimenda, ¿no crees? Merecía el castigo, lo sabes ¿no?

     Asentí.

-Debido a mi ausencia constante pasé poco tiempo con ustedes, mis hijos, y cuando estaba en Providencia debía estar al pendiente de....

-....mí-susurré.

-Vadhir entendía, sabía que su hermanita era distinta y necesitaba más atención, él mismo te cuidaba. Atendía a tus acciones, estaba al pendiente de cada movimiento, quería que lo sintieras cercano, pero cada vez que lo intentaba tú te alejabas, algo muy natural en ti; es que no te encontrabas al nivel de los demás, no lo hacías a propósito, no lo haces a propósito, es un mecanismo natural tuyo, al que aún intentamos adaptarnos. Una superioridad que no se ve fea porque no intentas ser superior, lo eres.

-No quiero serlo. No me siento así.

-Pero tampoco te sientes igual al resto, y desde niña lo hemos sabido, tú lo has sabido. Sólo que le restaste importancia porque siempre te has aceptado tal cual eres, y tu hermano también te aceptó, lo sé porque a pesar de que te monitoreaba, nunca dejó de tratarte como su hermana, su igual, y yo intenté hacer lo mismo. Al yo tratarte como a una igual, dos mundos colisionaron: el mundo de los niños, con Vadhir, y el mundo de los adultos, conmigo, y éste último fue en el que te sentiste un poquito más cómoda.

-Me aburrían los juegos de niños-sonreí.

    Caín rió, puso su mano en la mía.

-Eres especial, Vadhir lo es también, y como lo amo tanto como a ti decidí llevarlo conmigo al trabajo en el exterior. Un recordatorio de mi hijo es éste edificio, cuando volvía a Providencia intentaba ser padre, esposo y Euzma; al salir, y dejar a mi familia atrás, también la traía conmigo aquí-señaló su sien con el dedo índice dando a entender que nos llevaba en el pensamiento-. Y aquí-señaló su pecho, de lado izquierdo-. Me da gusto estar aquí en esta oficina a sabiendas que el edificio fue obra de mi Vadhir, y que lleve el nombre de mi Sahar. Ustedes son muy importantes para mí, y sé que a veces soy duro, pero tengo que dar el ejemplo con mi familia, y tengo que protegerlos; hago lo que creo que es mejor para ustedes, créeme que sufro al tener a tu hermano bajo castigo, sufro al querer negarte el amor que la señorita Vesper es capaz de enseñarte a sentir.....

-Entonces deroga el castigo de mi hermano, y olvida lo que me dijiste ayer sobre Faye. 

    Caín quitó su mano de la mía y se levantó.

-No me casaré con Declan, quiero que lo sepas desde ya-añadí. Sabía que él no cambiaría de opinión, y era justo-. Estoy segura que él apoyará la decisión.

    Asintió una vez, besó mi frente.
   Al menos ya no me obligaría a algo que no tenía caso, que como él no cambiaría de opinión sobre su decisión de intervenir si, por mi amor a Faye, ponía en riesgo todo y a todos, yo no cambiaría mi decisión de no tomar a Declan como esposo.
    Habíamos hecho un trato. 

    La hora y media siguiente anduvimos paseando por todo el edificio. Cada oficina, cada persona que allí trabajaba, papá se preocupó por presentarme hasta a los que hacían la limpieza. Papá se preocupaba por todos, toda mi vida me enseñó que todos tenían una función, que cada persona trabajaba duro por quienes quería, algunos lo hacían para sí mismos otros por que tenían una familia a la cual mantener.

-Los tienes como reyes-comenté, estando en la oficina, parada a su lado. Él revisaba unos documentos, sentado ante su escritorio, sonrió-. ¿Es comparable a otras empresas?

-No, nunca verás empleados más felices-rió-. Ellos no trabajan para mí, trabajan para sí mismos, todo lo que aquí se hace no nos enriquece a nosotros, les damos lo que ellos necesitan. En las empresas de este sistema las personas trabajan para enriquecer al jefe y su familia, en éste sistema se les hace pensar a la gente que trabajan para sí mismos, pero no, sólo reciben miserias en comparación a lo que le hacen ganar a los de arriba. Yo quiero, e intento que todo sea equitativo entre los trabajadores de SaharGlobal, es un trabajo de equipo.-Levantó la cara y me guiñó un ojo-. A nuestros enemigos no les cae bien que "mal acostumbre" y les abra los ojos al rebaño.

    Apenas terminó de hablar la puerta se abrió de golpe y la asistente de mi padre entró detrás de una joven rubia que se quedó parada en medio de la oficina con una expresión de sorpresa en el rostro, palideciendo al instante.
    Su mirada iba de mi padre a mí, y otra vez a mi padre. Caí en la cuenta de que su rostro me era familiar, pero intenté disimular y mantenerme serena cuando descubrí de dónde la había visto antes; los sueños de Faye, a los que me permití entrar una única vez para calmarla, sueños que manipulé para que esa rubia no acudiera.
    ¿Qué hacía Amanda Carlysle allí?


     

  

<<Huellas XXII


martes, 8 de noviembre de 2016

Huellas XXII


    Me había despertado hacía apenas media hora, tomé una ducha y me senté en el alféizar de la ventana de espaldas al cristal observando cómo la gente empezaba su día en Nueva York, preguntándome dónde estaría Amanda, ya rayaba en la obsesión pero quería ver su cara, quería verla de cerca. Y me sentía culpable por no decirle nada a Sahar, por verla confiar ciegamente en mí y yo guardándome un secreto que ella tenía derecho a saber. Era su hermana de quien no tenía idea de su existencia; me preguntaba si Amanda estaba en esta ciudad realmente, caminando entre toda esa gente, ¿cómo se encontraría con Sahar? ¿Cuando? ¿Dónde? ¿Y si le decía todo a Caín? 
   No, no era de mi incumbencia, aunque como él yo no quisiera a Amanda cerca de Sahar. Además tenía mucho por hacer, con el problema de las desapariciones de los Blood Drynka, era prioritario parar una guerra antes de que iniciara.
    Miré la hora en el reloj de la mesita de noche: 9:30am. 22 de Mayo de 2007.
    Salí de la habitación, Sahar se había levantado antes que yo. O no durmió mucho; después de aceptar el pedido de su padre, Drako, ella y yo cenamos juntos, luego volvimos al dormitorio y me quedé dormida entre sus brazos, sin apenas hablar de nada. Me enseñó un relicario que su padre le había regalado cuando se quedaron a la entrada de Providencia ellos dos sólos, dentro había una fotografía de su madre, se la veía feliz. Dijo que lo había aceptado sólo con la condición de que Caín la dejara ver a su hermano tan pronto regresáramos a Providencia, porque era a él a quien de verdad le pertenecía ese recuerdo y ella planeaba entregárselo así como contarle toda la verdad sobre cómo había muerto su madre, y que su padre los había secuestrado impidiendo así que madre e hijos se conocieran.
     Pobre Sahar que apenas empezaba a conocer lo que era preocuparse por alguien. La observé, cruzando los brazos y recargándome en la pared cuando pisé la estancia, ella estaba sentada en el sofá blanco leyendo un libro cuya cubierta era negra con un título de color rojo en números romanos. Estaba muy concentrada.
    Vi las carpetas en la mesa de centro, debía ser parte de la investigación con la cual se estaba poniendo al día.

-Procura limpiar luego, manchas el suelo de baba-me susurró Drako al oído, dándome un susto de muerte.

-No la molestes, Drako-dijo Sahar, con la vista fija en el libro. 

    Drako fue a sentarse en uno de los sillones enfrente de ella, a diferencia de él me senté a su lado en el sofá.

-Buenos días, Faye-saludó, cerrando el libro y llenándome de toda su atención.

-Buenos días, Sahar-dije casi en un susurro.

-Mirada de: "Quiero comerte el coño", en acción-comentó Drako, cogiendo una de las carpetas de la mesa de centro, y rompiendo el momento en el acto. Multitareas el hombre-. Caín quiere que te lleve a SaharGlobal esta mañana, ¿ya desayunaste?-le preguntó a Sahar.

-No, estaba esperando a que Faye despertara.

-Hubieses desayunado sin mí, no era necesario que me esperaras-sonreí.

-Lo era, así que venga, desayunamos y nos preparamos para salir.

    Drako se sentó con nosotras a la mesa, empezaron a comentar sobre las desapariciones, dónde se llevaron a cabo, cuando empezaron. Esto último llamó mucho mi atención, y la de Sahar también.

-Unos cinco años antes de que empezara la Primera Guerra Mundial-dijo Sahar, pensativa-. ¿Por qué buscaron la ayuda de mi padre hasta ahora?

-Los clanes son orgullosos, Sahar, tu padre les tiene prohibida la entrada a Providencia así que afuera tienen que cuidarse entre ellos, si no los acepta en su comunidad ¿por qué buscar su ayuda? Por eso decidieron resolver sus problemas sin tener que recurrir como niños a su padre-explicó Drako-. Creo que es una forma de buscar la aprobación de Caín, clanes anteriores lo han hecho sentirse decepcionado por la estela de sangre que dejaron, los nuevos y los que quedan intentan hacer la diferencia, ser dignos de un puesto en Providencia al lado de su Creador.-Sahar quedó satisfecha con la respuesta-. Pero esto se está saliendo de control, y tuvieron que dar aviso a Caín para ponerle un alto y evitar una masacre, nadie quiere repetir errores del pasado, necesitamos paz.

-Los humanos no ayudan-comentó Sahar. Le dio un sorbo a su zumo de naranja.

-Que tu padre te haya dado carta blanca no significa que vas a andar cortando cabezas de aquellos en quienes no confíes. No puedes hacer eso.

-Por supuesto que sí, Drako, y empezaré por Tristán.-Dejó la servilleta sobre la mesa tras limpiarse un poco los labios, se puso de pie, se detuvo detrás de Drako y le susurró-: Un movimiento en falso de ese Blood Drynka y su cabeza quedará clavada en una pica para ejemplo de obediencia y lealtad.-Siguió su camino y la escuché decir-: Sé de gente mala, Drako, conozco a los míos.

       Drako apartó su plato en el cual nada quedaba ya.

-¿Qué quiso decir con que conoce a los suyos?-inquirí.

-Sahar es capaz de leer las malas intenciones detrás de las personas, no sabemos cómo funciona exactamente. Pensamos que es porque Sahar está muy ligada a la oscuridad, es una criatura que está más atada a las sombras....

-No la llames "criatura", suena despectivo cuando la llaman así, como si juzgaran lo que ella es. Sigue siendo una persona, y en el fondo es muy buena, sólo que se han preocupado por saber qué es para atacar los puntos que pueden llegar a ser peligrosos, en lugar de intentar entenderla, creo que Circe es la única que intenta preocuparse por ese particular. Caín la ha usado como arma, y ustedes que la han visto crecer no se han preocupado por ser sus amigos más que compañeros de armas.

-Sahar no busca amigos, nunca los ha requerido, pero igual la quiero. Así como Erza y Declan, no hables de lo que no conoces, nosotros sí nos preocupamos por ella todo el tiempo, la cuidamos, sobre todo de sí misma.

-Sahar no quiere ser tratada como alguien que deba ser protegida de sí misma.-Drako chascó la lengua. Puse el tenedor en el plato, abrumada por la discusión-. Sé que la quieren a Sahar, pero eviten tratarla como una "criatura diferente", Caín debería tratarla como su hija que es, y tú eres el más cercano a ella después de Erza, tú has sido su íntimo-esas palabras tenían sabor a hiel, me reventaba que ellos hayan estado juntos, aunque ya no más no podía evitar sentir un poco de celos.

    Drako salió del comedor, lo alcancé en la sala de estancia.

-Hazle caso sobre Tristán-dije, volviendo al tema principal-. Si ella dice que no es de fiar, toma cartas en el asunto, vigílalo. 

    Me giré para dirigirme a la habitación.

-Tienes razón-lo escuché decir, me detuve y le miré-. Sobre Sahar. Tenemos una especial forma de tratarla porque....-Estaba muy tenso, ajustó su corbata y suspiró-....porque le tenemos miedo.-Fruncí el ceño, enfadada por sus motivos-. Tú no la has visto cuando pierde el control, han sido pocas las veces, pero muy fuertes. La queremos, señorita Vesper, sin embargo no deja de necesitar vigilancia.

-Por favor, su padre la usa como arma-ironicé. ¿Caín le tiene miedo y la sigue poniendo en un ambiente estresante como las misiones que le da junto a los demás assassins?

    Drako vino a mí con decisión, casi a la desesperada.

-Ayuda a saciar la sed de sangre, sed de muerte, de su hija-susurró, mirando hacia el pasillo, nervioso. Pendiente de que en cualquier momento no apareciera Sahar por ahí-. No la pone en misiones porque quiera, sino porque es necesario mantener bajo control su sed de sangre tan distinta e impredecible, Sahar no siente culpa al matar, no tiene conciencia; en todo el mundo sólo hay dos personas a las que Caín les teme más, y una de ellas es Sahar.-Se acercó mucho más y murmuró-: No estoy jugando cuando te digo que es una criatura oscura.

-Estoy lista-le escuché decir a Sahar. Drako se dio la vuelta enseguida dándome la espalda; yo me giré para mirar a Sahar quien iba vestida de negro, minifalda  y suéter, se veía hermosa con su pelo negro suelto, y su rostro maquillado apenas, el sombreado negro en sus ojos le daba un toque de chica mala, vi la ironía-. ¿Te ha estado molestando?-me preguntó cuando estuve a su altura.

-No, sólo conversábamos como gente civilizada.-Le di un beso en la mejilla-. Me cambio y nos vamos. 

     Me encontraba mintiéndole cuando ella no ha sido más que sincera conmigo porque no sabe ser de otra forma, y aunque supiera mentir no podría hacerlo conmigo. No merecía que le ocultara cosas ni que le mintiera, por muy mala pécora que las personas que la conocían dijeran que era.
    Teniéndole miedo sólo conseguirían que se convirtiera en algo peor. Debían buscar otras formas. Siempre habría otra forma. 


     Sería la primera vez que pisara la central de SaharGlobal, busqué en el armario alguna prenda que me gustara y que al mismo tiempo fuese apropiada para asistir a una empresa de la cual era la futura dueña. Circe me enseñó muchos trucos a la hora de vestirme como las personas del exterior, a veces usaba ese tipo de ropa en Providencia, algunas eran muy bonitas, otras en extremo incomodas. Sonreí al ver la minifalda, pensé en cobrarme las provocaciones de Faye antes de viajar aquí.
     Salí sin mirarme al espejo, no acostumbraba a hacerlo. 
     Al doblar el pasillo en dirección a la estancia oí voces, paré en seco cuando escuché mi nombre.

-....Sahar no siente culpa al matar, no tiene conciencia; en todo el mundo sólo hay dos personas a las que Caín les teme más, y una de ellas es Sahar....-decía Drako en un susurro lo suficientemente audible para mí-. No estoy jugando cuando te digo que es una criatura oscura.... 

-Estoy lista-dije, interrumpiendo al Blood Drynka. Éste se alejó de Faye, dándonos la espalda. La rubia sonrió al mirarme, dio unos pasos hacia mí, y cuando estuvo cerca le pregunté si Drako la había molestado.

-No, sólo conversábamos como gente civilizada.-Besó mi mejilla, anunció que iría a cambiarse y se marchó dejándome a solas con el hombre al que abordé enseguida-. ¿El coche que nos llevará está listo?

-Sí, he preparado todo-respondió Drako, de pie frente al ventanal.

     ¿Que si me importaba lo que le dijo a Faye de mí? No, ni un poco. Me importaba lo que ella pensara más no las palabras que salieron de la boca de Drako porque eran todas ciertas, y no las sentía como ofensa.
     
-¿Tienes una idea de cómo vas a proceder con respecto a las investigaciones?-preguntó Drako. No se dignaba a mirarme a la cara.

-Ya hablaremos sobre ese asunto, sólo sé que debemos vigilar a Tristán.

-¿Estás segura?

-Debe haber alguien dentro de los clanes ayudando a quien esté detrás de dichas desapariciones, y la lealtad de Tristán para con la Casa Alyosha presiento que es cuestionable.

    Me vi cerca de Drako, lo obligué a mirarme a la cara. 

-Eres buena maquinando en plan malvado, pensando como un....

-¿Demonio?-Me miró con el hambre brillando en sus ojos, sin dudarlo me rodeó la cintura con un brazo, levantándome y pegándome del cristal de la ventana, rodeé sus caderas con mis piernas mientras lo besaba. Sentía tantas ganas, sentía mi propia sed y hambre apoderarse de mí; gemí al notar una de sus manos subir por mi muslo, su lengua rozó la mía, y fue entonces que los recuerdos de esa primera vez con Faye llenaron mi mente-. Para....-musité, besó mi cuello mientras me bajaba-. No puedo, a ella no puedo hacerle esto. 

      Esto era agobio, era una de esas veces-desde que ella llegó-en que me sentía agobiada por haber hecho algo malo. Le fallé, yo...yo no quería fallarle.
      Drako volvió a besarme, le correspondí, era la despedida de mi amante, de quien me inició y cuidó pese al daño que sufrió por mi causa. Pese a las cicatrices en su cuerpo, ocasionadas por mí.
-Mereces ser feliz, Sahar-susurró, cercano, sus manos en mi rostro para que fijara la mirada en él-. Y sólo ella puede darte la felicidad que tú te mereces, sólo ella puede enseñarte a ser benevolente, no la benevolencia falsa que practicas, esa que sólo sale cuando se te ordena. Sino una verdadera benevolencia; conocerás el amor, el verdadero amor, uno puro como no se ha conocido en esta tierra, como no se ha conocido jamás. Lo veo cada vez que las miro, siempre que están en la misma habitación el ambiente cambia, ambas cambian y son las mismas. Son la una para la otra.

-A ti llegará alguien digna del hermoso ser que eres, Drako.

-Estoy muy viejo para enamorarme-sonrió, que no soy ciega, Drako era hermoso.

-Tu edad es lo de menos con el cuerpo que te gastas.-Soltó una carcajada, me separé de él frunciendo el ceño-. He dicho la verdad, ¿por qué te ríes?

-Deja de hacer pucheros, mi niña, aunque te ves hermosa igual.-Crucé los brazos, él soltó su corbata y la volvió a atar-. Me río porque me resultó gracioso lo que dijiste, es algo que adoro de ti, tu inocencia, en medio de toda tu oscuridad, ese vestigio de hermosa inocencia.

     Desvié la mirada hacia Faye que entraba al salón, giró sobre sí misma haciendo volar un poco su hermosa falda blanca larga. Sonrió al mirarme. 
     Bajamos en el elevador, tuve que explicarle a Sahar cómo funcionaba porque nadie se había tomado la molestia de hacerlo las veces que salían en misiones. Fue divertido, creo que subimos y bajamos unas cinco veces hasta que Drako se hastió; Sahar había aprendido en el primer intento, lo pillé, las otra cuatro veces fueron para probar la paciencia del Blood Drynka.
    Un modesto mercedes nos esperaba a la puerta del edificio, recargado en él estaba un hombre alto y moreno de ojos claros al que Drako tendió la mano, sonriendo.

-Bienvenida, Euzma Cassul-saludó el hombre, inclinándose en una sutil reverencia.

-Gracias Jay, te presento a Faye Vesper, mía novulo.

   No entendí lo que quiso decir hasta que Jay hizo la misma sutil reverencia ante mí.

-Bienvenida al Clan, joven novicia-dijo, respetuoso.

    Mía novulo. ¿Mi novicia? ¿La chica nueva en el clan? Me gustó el Mía Novulo. Suya.
    Subimos al coche, Drako fue al frente con Jay.

-Eres hermosa-me susurró al oído.

-Es ésta ropa, Circe tiene buen gusto.

-No hablo de la ropa o lo que hace ésta en ti, o tú en ella, Vesper, hablo de ti. He dicho: Eres, no, Estás.

    Me cogió de la mano, y miró por la ventana. 
  ¿En qué momento pasaba de ser una niña juguetona, haciendo travesuras a su cuidador, a ser una mujer que siente y expresa lo primero que cruza por su cabeza y corazón? Me sentí afortunada, me creí dueña del mundo con sólo tenerla a mi lado.
    Nueva York. Nueva York. El tráfico no era mi cosa favorita en las ciudades grandes como ésta, pero su vitalidad contagiaba, las vibraciones de la vida misma de la ciudad te llenaban, calaban en ti. Aunque sin importar cuántos lugares pisara, extrañaba mi Moscú, e imagino que Sahar siempre preferirá Providencia. Miré nuestras manos enlazadas, y entendí que preferiría cualquier lugar donde estuviera yo, como yo preferiría cualquier lugar donde estuviera ella. Me tenía atrapada.
     El coche se detuvo, Drako bajó y abrió la puerta mientras del otro lado Jay abría para que yo saliera. Levanté la vista para mirar la espléndida torre que se alzaba ante mis ojos, de todos los edificios en Nueva York, aquél era por mucho el más llamativo, era todo de un cristal de color zafiro. Y de los más altos en toda la ciudad.
     Sahar no se veía sorprendida, para ser la primera vez que estaba allí.

-Es muy bonito-comenté, sonriéndole al portero que nos abrió las puertas cristalizadas.

-Se parece a un dibujo de mi hermano-dijo. Por ello no se sorprendió-. SaharGlobal antes estaba en Austria, y así varias oficinas por toda Europa, imagino que cuando padre decidió establecer la central aquí se inspiró en un dibujo que hizo mi hermano a los cinco años.

-Después de todo es su hijo, no puede dejar de quererlo-hablé por lo bajo pendiente de que muchas de las personas allí en el vestíbulo habían puesto sus ojos en nosotras, a Drako seguro ya le conocían.

    Los decorados dentro de la empresa era más de corte egipcio, algunos pilares se levantaban a lo largo del vestíbulo dando un extraño pero satisfactorio placer visual. No estaban fuera de lugar esas columnas en un edificio por demás elegante.
    En el ascensor Drako se ocupó de los controles, mirando a Sahar de reojo, ésta cruzó los brazos. Estaba muy callada mirando las puertas que, como el resto del edificio, no podía ser de otra cosa que de cristal.
    Salimos al último piso, una mujer nos saludó con amabilidad diciendo que estaba encantada de conocer a la hija del señor Bélikov. Sahar se mantuvo distante, pero aceptó estrechar la mano de la amable señorita.
    Entramos a la oficina, Caín dio las gracias a Sophie que era el nombre de su recepcionista, ésta salió y cerró las puertas.

-Les daré el tour personalmente-dijo Caín, recargándose del escritorio-. ¿Te ha gustado lo que has visto hasta ahora, Sahar? ¿Y a usted, señorita Vesper?

     La amplia oficina había llamado mi atención, el escritorio, un sofá, tres sillones a juego. Un bar con una variedad de licores en un elegante escaparate detrás de la barra.

-Todo es muy bonito, al menos lo que he visto-respondí.

-¿Podrían dejarnos a solas a mi padre y a mí?-habló Sahar. 

    Drako miró a uno y a la otra, Caín asintió. Sin entender qué pasaba salí con el hombre, quien intentó darme un recorrido por el edificio pero no me encontraba de humor, no hasta saber que Sahar estaba bien o qué le había molestado. 
   ¿Era el hecho de que su padre tomara un dibujo de su hermano y lo llevara a la realidad? ¿Qué pasó cuando tardaron en alcanzarnos el día anterior?
    Drako y yo volvimos al coche, entré a la parte trasera; no dejé de mirar por la ventana hacia la puerta esperando verla salir. No sé cuánto tiempo pasó, ¿una hora, quizá? ¿Una hora y media, dos? Sólo sé que al instante de apartar la vista de la ventana todo pasó en cámara lenta, la vida se me fue por un instante al ver un coche detenerse delante del nuestro y cuando el chófer abrió la puerta la vi salir.
   No me había quedado dormida, no. No era una de mis pesadillas, ella estaba allí en la realidad....
  
-Amanda Carlysle-musité, viéndola entrar al edificio. 



       



  
<<Huellas XXI


lunes, 7 de noviembre de 2016

Huellas XXI


-Seré idiota-susurré antes de que se decidiera a hablar, Faye me miró desconcertada-. Tú sí necesitas un objeto mágico para cambiar tu apariencia, allá afuera está Viktor y su gente, si alguno te reconoce....-Faye bajó la mirada-. Es lo que te tiene así, ¿o acaso estoy equivocada?-Hizo un gesto negativo con la cabeza-. Tu padre era reconocido, por ser su hija también lo eres, ¿o tu padre era como el mío? Mantenía a su familia lejos de todo.

-Sí, y además por lo que me reconocería la gente en el exterior es por ser la asesina de mi propia familia.

-Explícate-pedí, no solté su mano en ningún momento porque era mi forma de demostrarle que estaba allí para ella.

-Viktor se aseguró de que todos creyeran que yo había asesinado a mi familia, Sahar.-Las lágrimas corrieron por sus mejillas, ella, sin embargo, tenía una expresión llena de ira-. Yo al principio no sabía que él estaba envuelto en todo ese asunto, desde mi casa como pude llamé a la policía, se ocuparon de todo; los abogados de mi padre me hablaron de Viktor Strauss y que lo único que impedía que él tomara posesión del capital de mi padre, su empresa, todo, era yo. Yo como heredera universal, única sobreviviente de la masacre.-Soltó una amarga carcajada-Imagino que Viktor se pensaba que yo estaba en casa y que por ende, estaría muerta también. Debió cabrearse cuando lo llamaron diciéndole que era la única sobreviviente; el mismo día en que todo pasó y los abogados hablaron conmigo, intentaron matarme. La policía me puso un custodio, el cual murió, sobreviví por poco y salí del hotel donde me hospedaron-narró, besé el dorso de la mano que sujetaba en la mía-. Busqué nuevamente a la policía y allí estaban unos hombres hablando con el detective, llegué a escuchar sobre un pago si no intervenía. "Eran socios, con la chica muerta la empresa de Illian Vesper pasa a sus manos", le escuché decir al detective llegando a esa conclusión tras el chantaje. Tuve que huir, sabía que no podía confiar en él, ya no; en el funeral de mi familia estaban todos, Viktor, Amanda Carlysle y otras personas que me eran desconocidas.-Se quedó pensativa, recordando los detalles de los sucesos que vivió hace cinco meses-. Decidí escapar de todo, busqué amigos que me ayudaran, no sirvió de nada, todos me dieron la espalda y cuando supe la razón me quería morir yo también. En las noticias corría "una nueva información sobre el caso"-dijo, haciendo una voz graciosa probablemente de narrador de noticias-. Esa nueva información me incluía a mí y el por qué había desaparecido.

-Porque, supuestamente, asesinaste a tu familia-susurré.

    Faye asintió.

-Pero olvida el supuestamente, en el exterior soy una asesina. Todos lo dieron por hecho, y aquellos que se decían mis amigos me dieron la espalda, la única persona que creyó en mí, que me ayudó a escapar y me dio ánimos para seguir en pie fue mi ex novio-al decir aquello estudió mi rostro, será que pensó que me enfadaría, pero todo lo contrario. Al menos tuvo a alguien cercano que creyó en ella-. Creó una identidad falsa para mí-continuó-, tinté mi cabello y lo corté un poco, falsificó toda clase de papeles, y terminé en un desierto buscando la muerte porque soy muy cobarde para suicidarme.

     Junté mi frente a la de ella, levanté la cara para besarla allí en la frente y luego volver a juntarla con la mía.

-No digas algo así nunca más, no quiero, me duele-susurré. 

    Había salido de ese modo, no era lo que quería expresar pero la herida seguía abierta.
  Cinco meses, sólo han pasado cinco malditos meses. La verdadera razón que me llevó al desierto no era el buscar morir sola en medio de la nada.

-Sentí que alguien me esperaba-confesé. Nuestros rostros seguían cercanos, no me apetecía romper el contacto, lo necesitaba, a ella la necesitaba-. No me dejé morir por eso, no sabía qué o quién, no me lancé al desierto a propósito, venía siguiéndote, ahora lo sé.-Besé sus labios, fue efímero el roce, y la abracé-. Cuando llegué aquí dije que no tenía un hogar al cual volver, y entonces Circe dijo: Lo tienes....

-....has vuelto a él-dijo ella, finalizando la frase. Miré en sus ojos-. Volviste a mí.
 
-Después de todo sí hizo mención de que nos conocimos siendo unas niñas tú y yo-sonreí-. Eres mi hogar.

-Somos familia.-Entrelazó sus dedos con los míos, mi cuerpo respondía de un modo que me sorprendía, sólo cuando ella estaba cerca-. Haré que el cochero regrese, necesitas ese objeto para cambiar tu apariencia....

-No, no pienso esconderme-dije con firmeza-. Tengo mis manos limpias, ellos no me harán sentirme culpable de algo que no hice, ya no. Ya no harán que esconda mi rostro, si me reconocen, bien, ¡al carajo!  

    Debía tomar fuerzas, y superar lo ocurrido poco a poco. Transformaría el odio en algo más. 

      La forma en que habló me hizo sentir orgullosa de ella.
    Era demasiado para una persona, todo lo que contó me hizo enfadar. Verse abandonada por quiénes se decían sus amigos debió ser confuso para ella como lo era para mí en ese momento. ¿Qué significaba la amistad en el exterior? A nosotros nos enseñaban a cuidar a personas que ni siquiera conocíamos, a sacrificarnos por ellos como lo haríamos por nuestra familia y amigos. Si ellos le conocían de toda la vida, ¿por qué dudaron de su palabra? ¿Por qué creer que Faye sería capaz de hacer daño a su familia?

-Creí que me costaría confiar de nuevo-comentó, recargando su cabeza en mi hombro-. En realidad me cuesta, pero contigo es tan fácil.

    Mis labios rozaron su rubio cabello en un beso fugaz, seguíamos tomadas de la mano.

-Se suponía que eran tus amigos-dije.

-A veces pasa que no terminas de conocer a las personas, Sahar, en los peores momentos es cuando te das cuenta quién vale la pena, a veces pasa que una persona que conoces de hace sólo unos minutos resulta que te conoce más que alguien de toda la vida.

-Es raro-susurré.

-Lo es.

    El viaje hacia la puerta principal de Providencia fue silencioso después de acabar allí la conversación, no preguntó adónde nos dirigíamos ni cuánto duraría el viaje sólo se quedó en mi hombro con nuestras manos enlazadas.
     Poco antes de que el carruaje se detuviera la tomé de la barbilla así como estaba y besé sus labios, le robé una sonrisa.

-Creo que estás influyendo en mí-comentó.

-¿De qué manera? No entiendo.

    Su dedo índice delineó el contorno de mi rostro.

-Estoy debatiéndome entre pedirte permiso para decirte que te quiero o decírtelo directamente. Lo de ser tan propia es cosa tuya-rió. El carruaje se detuvo y frunció el ceño, se alejó para mirar por su lado de la ventana-. ¿Dónde estamos?

    Abrí la puerta y salí, le extendí la mano para ayudarla. Sus ojos se abrieron de par en par, su boca formó un silencioso "Oh"; mi padre hablaba con los guardias que custodiaban las dos grandes puertas doradas, Drako se acercó a nosotras.

-¿Y esto?-me preguntó Faye. 

-Por aquí entraste-respondí-, los guardias que te encontraron te trajeron a nosotros por estas puertas.-Y perdiéndome en sus ojos, añadí-: Por estas puertas llegaste a mí. 

     Sus ojos se clavaron en los míos, sólo una mirada llenaba mi vida de una repentina ola de felicidad, sus labios dibujaron una sonrisa.
-Benata estu la Nokto Gard-dijo Drako, Faye lo miró de soslayo-. ¿Qué?

-Bendita sea la Guardia Nocturna-le traduje.

-Gracias.

    Drako llevó nuestro equipaje cuando las puertas se abrieron y salimos.
    Faye miró alrededor, la entrada a Providencia estaba escondida entre montañas, caminamos hacia los escalones de piedra y ella estaba que no se creía lo que veían sus ojos.

-Por fuera se ve como las ruinas de un templo, creí que saldríamos directo a algún lugar de Norteamerica-comentó.

-Luego te explico cómo funciona-le dije. Vi a mi padre detenerse delante de nosotras.

-Drako llevará a Faye, tú y yo debemos hablar.-Faye miró con desconfianza a mi padre-. No te preocupes, señorita Vesper, te la devolveré en unos minutos.

-Creí que yo me encargaría de llevarla, padre-hablé, viéndola marchar-. Es mi novulo, una novicia, mi novicia. 

-Su entrenamiento estará a cargo de Drako y Declan, quedamos en que no intervendrías, y hoy empieza. Le enseñará lo que es orbitar, le enseñará cómo viajamos y lo peligroso que es para ella si abusa de tal habilidad.

-En resumen inoculará el miedo en Faye.

    Padre se sentó en uno de los escalones, me invitó a su vera. Buscó algo en el bolsillo interior de su saco, al hallar lo que buscaba me lo extendió. Era un relicario de plata, tenía forma cuadrada y un dragón en relieve en la parte de enfrente; lo abrí y reconocí el rostro de mi madre biológica, sonreía.

-No puedo aceptarlo-dije, cerrando el camafeo y devolviéndoselo-. Vadhir es quien debe poseerlo no yo, no alguien a quien nunca le llamó la atención saber qué fue de ella; él sí la amaba.

-Que no supieras amar no significa que no la amaras, naciste sin emociones, eso no te hace....

-Dije que no puedo aceptarlo, no lo quiero, respeta mi decisión. No siento nada por ti y no siento nada por esa mujer, les soy indiferente-dije, mi propia voz sonó tranquila, sin un atisbo de odio o dureza porque era cierto. En ese instante no tenía ningún tipo de sentimiento.

   Caín asintió, pero volvió a coger mi mano y depositó el bonito objeto en ella.

-Aún así Halia querría que lo tuvieras.

-No es cierto, ni siquiera me conoció, tú le arrebataste la oportunidad de hacerlo.-Impasible, así soné. Observé el objeto en mi mano-. No me interesa si te hace sentir mejor o no, si es una forma para disminuir tu culpa, pero me lo quedaré sólo si me dejas hacer algo cuando volvamos aquí.

-¿Y qué es lo quieres?

-Ver a mi hermano, déjame ver a mi hermano y aceptaré tu regalo.

    Padre miró al frente, terminó asintiendo.

-Algo me dice que si me niego igual lo harás, lo tienes decidido-comentó, enarcando una ceja.

-Lo tengo decidido, sí, pero no quería ofender el poco respeto que aún le guardo a mi mentiroso padre. Imagino que lo llevas en los genes después de todo-dije, haciendo referencia a Luzbel. Caín rió.



     




     Abrí los ojos desconcertada y mareada a consecuencia del extraño viaje que acababa de hacer, busqué con la mirada algo o alguien que me resultara familiar. Vi a Drako sentado con las piernas cruzadas en un sillón, y con una sonrisa burlona en la boca; estábamos en medio de una costosamente decorada sala de estancia, me senté en el suelo y él se levantó dirigiéndose a encender la luz.
     Sentí la boca seca con un repentino sabor metálico.
     Lo último que recuerdo es a Drako explicándome la forma en que viajaban algunos miembros del clan, aquellos que elegían entrenarse para ese tipo de viaje ya que era peligroso para los humanos si lo usaban con mucha frecuencia, y los miembros del clan eran todos humanos. 
  Orbitar, comprende una despartición del cuerpo en partículas y el proceso era sumamente doloroso. La cabeza me daba vueltas, el sabor metálico en mi boca era sangre.

-¿Te gustó?-preguntó Drako, regresando a su asiento.

-Y una mierda-escupí-. ¿Cuánto tiempo llevo en el suelo?


-Veinte minutos, te lo aplaudo porque muchos tardan días en despertar tras su primer viaje-dijo, su tono burlón me enervó.

-El día que sea una experta pateando culos, el tuyo se convertirá en mi objetivo favorito por el resto de tu puta, patética e inmortal vida.

-¿Qué haces en el suelo?-oí a Sahar preguntar, su padre apareció caminando detrás de ella. Se agachó a mi lado-. ¿Estás bien?-inquirió, preocupada.

-Sí-fulminé con la mirada a Drako. Sahar me ayudó a levantarme, el hombre siguió a Su Señoría Caín por un pasillo fuera de la sala-. ¿A ti te dolió la primera vez que viajaste así?

-No-respondió Sahar-. Pero padre contó que a Drako sí, y se desmayó.

-Ese bastardo.

     Me senté en un sofá blanco que era parte de la decoración, y empecé a estudiar la sala. El piso era de mármol negro, de las paredes colgaban algunas obras de arte entre ellas los símbolos celtas que vi antes en el estudio que Caín tiene en su palacio de Providencia.

-¿Tu padre siente fascinación por la cultura Celta?-Sahar miraba por el ventanal de cristal las luces del exterior, abrió el ventanal y salió al balcón sin responder, me levanté y me reuní con ella. 

-Mi padre fundó muchas culturas de las cuales resultaron otras, la Celta es su favorita-respondió, mirando los edificios, y el cielo-. No se ven las estrellas, no me gusta este lugar-comentó, frunciendo el ceño-. ¿Qué tienen los Eksteruloj con el exceso de luz eléctrica?-Ladeó la cabeza, a veces era tan de su edad que no se daba cuenta-. He viajado a muchos países, prefiero mi hogar.

    Volvió a mirar el cielo, tamborileó con los dedos en la baranda, sentí curiosidad por saber qué querría su padre de ella para quedarse del otro lado del mundo todo el rato que estuve inconsciente.

-¿Por qué preguntaste si mi padre sentía fascinación por la cultura Celta?-preguntó, girándose para mirarme-. Es como si ya hubieses visto otras veces los cuadros que adornan la sala, y que recuerde, en palacio todo es más al gusto de Circe.

    Creí que no había prestado atención a mi marcado y verdadero interés por saber la respuesta a eso.

-Yo como que....-dudé al responder, busqué las palabras correctas para no tener que soltar lo que pasó esa noche con lo que descubrí sobre Amanda Carlysle-....entré sin querer al estudio de tu padre la noche en que huí del mastodonte. Fue mi escondite.

-Que no se entere Caín-dijo, restándole importancia-. Drako debió llevar nuestro equipaje a los dormitorios, ¿quieres ver el resto del apartamento? Porque yo sí, no he estado nunca aqu...-se interrumpió al ver a Drako recibir a alguien-. Espera, regreso enseguida.

    Entró y cerró el ventanal.







-¿Qué hace este Blood Drynka aquí?-le pregunté a Drako, mirando de reojo al hombre de pelo castaño que me devolvía una mirada lasciva-. No me faltes al respeto, soy la hija de tu creador.

-Tristán, por favor guarda tus lujuriosos pensamientos sobre mi hija, para ti-intervino mi padre-. Esto no te compete, Sahar. Pasa por aquí, emisario.

       El Blood Drynka volvió su rostro hacia el balcón antes de seguir a mi padre, me guiñó un ojo y se marchó. Me contuve para no atacarlo por su falta de decoro.
    Miré a Faye quien estaba viendo el paisaje nocturno de la metrópolis. Drako se había quedado.

-¿Dónde en este lugar están las habitaciones?-le pregunté.

-Sigue ese pasillo y luego dobla a la derecha. Hay dos habitaciones una al lado de la otra por si deciden dormir separadas.

    Se marchó siguiendo los pasos de Caín y el emisario. Regresé con Faye    

-¿Qué pasó?-preguntó en cuanto salí.

-Acaba de llegar un Blood Drynka, un emisario de alguien. No sé qué se trae mi padre, ¿nos vamos a la habitación?

     Asintió con una sonrisa pícara en la boca y, siguiendo las indicaciones de Drako, nos perdimos por el pasillo hacia los dormitorios.
     Me ponía nerviosa la presencia de un extraño, pero era porque Faye estaba allí y sabía lo hostiles que podían llegar a ser algunos bebedores de sangre; ese en particular no me gustaba. Le pedí a Faye que me esperara en el dormitorio, hasta no asegurarme que aquél hombre estuviera lejos no me iba a estar quieta. Ya había puesto sus ojos en ella, era peligroso.
    Abrí las puertas de la oficina de mi padre, parecía tenso por algo que el emisario le había dicho.

-Padre, disculpe la intromisión-dije. Tristán se volvió, Drako enarcó las cejas aunque no se le veía realmente sorprendido.

     El invitado sonrió.
-¿Qué quieres, cariño?-preguntó mi padre.

-Conocer las razones de este hombre para venir a tan altas horas de la noche a verte, ¿cómo sabía que te encontraría aquí?-Caín evadió mi mirada-. Por esto quisiste volver hoy-concluí.

-Sahar, Circe me pidió que te mantuviera alejada de los problemas y misiones por esta vez, me reservo el derecho.....

-Ya te reservaste muchos derechos por hoy-repliqué, recordándole el resto de nuestra conversación antes de pisar el apartamento-. No me trates como a tu hija en este momento, tomo mi lugar como Euzma, quiero saber qué demonios está pasando para que tengas que reunirte con un emisario de un clan que desconozco.

    El Blood Drynka miró a mi padre.

-Con todo respeto, mi Señor, tiene una hija preciosa pero de temer-dejó caer el comentario con un acento similar al de Faye-. Tristán Bogdánov de la Casa de Velkam Alyosha, en San Petersburgo. Un placer conocerla, Euzma Sahar.

    Hizo una caravana, esperé la explicación.

-Estamos investigando la desaparición de algunos Blood Drynka en Europa, Sahar-dijo mi padre, sirviendo un vaso de vodka en honor a su invitado a quien se lo entregó, luego se sirvió uno él-. Empezó hace unos años pero no hemos dado con los culpables, los de un clan culpan a los de otro, he logrado mantener a raya lo que podría sobrevenir en una guerra entre clanes. 

-Velkam insiste en que los humanos tienen qué ver, Caín-dijo Tristán.

    Drako me alcanzó unas carpetas, las revisé sobre el escritorio. Fotografías de cuerpos desmembrados, mapas con distintos puntos marcando ciudades.

-La Élite humana sabe que existen los vampiros, están desesperados por inmortalidad, por más poder que el ser al que se deben no puede darles, si fuera ellos buscaría la forma de desligarme de ese ser, piénsenlo.-Las desapariciones empezaron en Inglaterra según lo que mostraba el mapa, leí algunas notas, y seguí hablando-. ¿Y si para sacarte de tu escondite también buscan la forma de enfrentar a los clanes que son parte de ti?-dije, cerrando las carpetas-. Experimentos con vampiros y humanos, son expertos jugando a ser dioses, ¿han buscado en los laboratorios? 

-En todas partes-respondió Drako.

-Pues busquen mejor, porque una guerra entre clanes arropará a los humanos inocentes que tanto hemos protegido, ellos serán quiénes paguen las consecuencias como siempre ha pasado. Y usted no quiere que ocurra algo así, padre-dije, caminando hacia la salida.

    Los dejé con sus asuntos, si mi padre recurría a mí para liderar algún equipo de búsqueda seguiría sus órdenes, mientras eso no sucediera no intervendría porque no me interesaba ser partícipe por voluntad propia.
   Volví a la habitación, cerré la puerta con cuidado para no hacer ruido porque Faye se había quedado dormida, llegué en el preciso momento en el que las pesadillas estaban en su apogeo, me senté a su lado y despertó al sentir el movimiento en la cama. Me abrazó muy fuerte, le susurré que ya había pasado, que yo estaba allí, que no soñaba; la percibí realmente asustada, ¿tanto miedo le tenía a esa tal Amanda Carlysle?
    Secó sus lágrimas, besé su mejilla y busqué en su mirada vestigios del brillo que suelo ver cuando me mira, debe pasarme lo mismo cuando la miro.

-¿Estás mejor?-pregunté, ella asintió-. Me alegra, orbitar te dejó agotada.

-Es muy fuerte viajar así-sonrió, su rostro se ensombreció de repente-. ¿Se fue el Blood Drynka?

-No, sigue en la oficina de mi padre, han habido reportes de desapariciones en los clanes y él vino en representación de uno de los afectados. Ya sabes, buscar la ayuda de papito.-Faye rió por lo bajo-. No quise ser graciosa-susurré, bajando la mirada.

    Faye cogió mi rostro entre sus manos, hizo que la mirara.

-Sonaste graciosa, y me gustó, como verte buscar estrellas en un lugar donde parece que se les tiene prohibido salir.-Sus labios rozaron la comisura de los míos-. Buscaré un sitio donde puedas verlas mientras estemos aquí.

-No hará falta si tu sonrisa y el brillo en tus ojos jamás desaparece.

     Acaricié su pierna derecha, su suave piel se erizó a mi tacto, atraje su rostro al mío cogiéndola de la nuca y subí por el interior de su muslo con lentitud, tomándome mi tiempo. Su respiración empezaba a aumentar, me miraba a los ojos y pude ver sus pupilas dilatándose; llegué adonde quería, rocé su sexo a través de la tela de sus braguitas, gimió y juntó su frente con la mía sin cerrar los ojos. 
   Sus dedos tocaban despacio, rozaban arriba y abajo presionando por momentos, abrí la boca liberando el aliento contenido, ella tomó mi labio inferior entre los suyos y sentí sus dedos directamente en mi piel, ya no había tela de por medio que los separara de mi coño, el calor que desprendía su cuerpo me dejó en jaque a pesar de que sólo nuestras bocas devorándose ansiosas, y sus dedos explorando, invadiendome, eran todo el contacto que teníamos. 
    Jadeé en su boca al sentir un segundo dedo entrar en mí, no los movió, miró mi boca y su dedo pulgar empezó a dibujar círculos en mi clítoris.

-Quítate la ropa, Sahar-supliqué, llevando mis manos a su blusa y en ese segundo inició un mete y saca de sus dedos en mí, quise tumbarme pero me lo impidió sujetándome de la nuca y manteniendo mi rostro allí, cerca del suyo, donde me quería, con sus ojos en los míos siendo su mirada una mezcla de lujuria y adoración, lujuria y amor, tenían un color dorado tentando al rojo de peligro, de hambre. Allí donde me quería, sintiendo mis jadeos en su boca.

    ¿Por qué me perdía? Sahar me dejaba perdida, y ansiaba saber si yo tenía el mismo efecto en ella, si mi sola presencia la obligaba a contenerse para no besarme y encamarme porque yo moría de ganas cada vez que la tenía en la misma habitación, solas o acompañadas. 
   Había complicidad en su media sonrisa que apareció cuando percibió que estaba por correrme, sonreí entre jadeos y me la robé, secuestré su sonrisa con mi boca en un beso, liberándome en un intenso orgasmo, sintiendo sus dientes mordisquear mi cuello y volver a mis labios, manteniendo sus dedos dentro de mí. 

-¿Cabe la posibi....lidad....-musité, mi respiración era irregular-....de que me...desmaye en cual...quier momento?

    Ella sacó sus dedos, besándome un poco más.

-No lo sé-rió-. Tengo miedo de que sí.

-A mí no me importa después de lo que me has hecho-confesé, pasando mi dedo pulgar por sus labios-. Otra vez, Sahar-le pedí.

-Te daré todo lo que me pidas, Vesper-susurró, llevando los dedos que tuvo dentro de mí a su boca, la visión me puso cachonda y en cuanto terminó de chuparlos la besé, probándome en sus labios, en su lengua. Me separé maldiciendo cuando llamaron a la puerta-. ¿Qué quieres, Drako?-preguntó Sahar, toda cabreada.

-Dejar de follar, tu padre quiere verte-dijo el hombre del otro lado de la puerta.

-Deberías saber ya que no pararé ni siquiera por él.

    No voy a negar que me enfadó que dijera eso, Drako conocía su parte sexual más a fondo, yo sólo había tenido la superficie.

-Ha de ser importante, deberías ir-le aconsejé. Estudió mi rostro, algo debió pillar.

-Entiende una cosa-dijo, su mano en mi mentón y sus ojos mirando de forma directa los míos-, él no significa ni significó nada para mí. Sólo fue una forma de calmar mi necesidad, después de que terminábamos yo no recordaba nada, como si no fuera dueña de mis actos; Vesper yo a ti te recuerdo, cada cosa que hicimos, cada rincón de tu cuerpo, de tu piel, tus besos, todo. Yo te recuerdo. Eres más que algo carnal, todo es más intenso contigo, hasta la más absurda charla, o el más sórdido silencio que se transforma en la conversación más profunda y romántica que el mundo jamás habrá escuchado o escuchará. Eres más, Vesper. Yo te recuerdo.

     Drako abrió la puerta antes de que pudiera rodearla con mis brazos.
      Sahar lo fulminó con la mirada, se levantó.

-Acompáñame-me dijo.

-A tu padre no le agradará esa idea-dijo Drako.

-Vesper es parte de esto, no hay secretos para ella.

    Me dolió porque yo sí que le había ocultado algo importante. Seré idiota.
     Los seguí a ambos hasta el estudio de Caín. Drako nos dejó entrar a Sahar y a mí las primeras; el Blood Drynka invitado me escaneó con la mirada, pasó su mano por su rizado pelo castaño, si juzgara a las personas por su rostro diría que éste era un sádico de primera categoría, tenía una forma descarada de mirar, me sentí sucia nada más verlo sonreír de la forma en que lo hacía.
     
-Hermosas mujeres tiene a su alrededor, Euzma Caín-comentó con un familiar acento ruso-. Tristán Bogdánov, para servirle, señorita.

    Me tendió la mano, miré a Sahar quien se hallaba impasible. Estreché la mano del hombre y él besó el dorso, sus ojos cambiaron momentáneamente de color a un rojo intenso.

-Bud'te ostorozhny, g-n Bogdánov-le oí decir a Sahar con su suave y profunda voz, pidiéndole al vampiro tener cuidado. Pese a lo suave de su tono, no dejó de ser una advertencia con tintes de amenaza.

-Vash drug imeyet izyskannyy aromat, miss Cassul-respondió el emisario, adulando mi aroma. 

-Intuyo que la señorita Vesper conoce la razón por la que Tristán está aquí-intervino Caín. 

   Estoy segura de que también intuyó que aquél último comentario de Bogdánov no le agradaría nada a su hija, y no eran celos lo que mostraba Sahar, estaba siendo protectora más bien, el emisario debía darle mala espina.

-Sí, lo sabe, ahora ¿para qué envió por mí?

-Tengo que viajar a Japón en unos días, por cuestiones mundanas, el conglomerado tiene sociedad con empresarios japoneses y debo ir en persona.-Lo meditó unos segundos antes de continuar-. Tu madre me dijo que no te diera ninguna misión estando aquí, y que pasara más tiempo contigo, pero esto es urgente, y sería de gran ayuda si mientras estoy fuera ayudaras en las investigaciones para detener a quienes están hiriendo mi flanco izquierdo. Puedes actuar según lo creas conveniente.

    Sahar me observó, sentí como si buscara mi aprobación. Y asentí.

-Acepto dicha responsabilidad, padre-dijo.  

     Caín estaba satisfecho con la respuesta de su hija, fue Drako quien no se mostró muy convencido.

      

 

    

         
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