Spin-off

Spin-off

lunes, 27 de febrero de 2017

Lazos V

   El silencio en la estancia me ponía más nerviosa de lo que estaba.
    Faye no me quitaba los ojos de encima, ojos que contenían lágrimas causadas por mí. Tenía que hacerlo, terminaría hiriendo a alguien allí dentro si no, y sería decepcionarla más; además no le tenía confianza a los invitados de mi padre, me pondría en evidencia delante de ellos.
    Regina y Arath se veían interesados en Sahar, la cogí de la mano y me la llevé de la estancia. Nina bajaba las escaleras, pasamos por su lado ignorándola; no era necesario que Sahar me respondiera, sabía con exactitud qué había hecho y por la forma en que llegó Erza ambas debieron darse un festín.
    Sin previo aviso Faye me asió de la mano sacándome de la estancia, ¿era normal que reaccionara así? Cuando nos vimos solas en la habitación, en silencio fue al cuarto de baño, no la seguí. Escuché el agua correr, volvió, aún me encontraba de pie en medio de la habitación y ella se puso de cuclillas, me descalzó, se levantó y quitó mi suéter para pasar a desabrochar mis pantalones. 
    
-Faye....

-Ahora no-susurró, bajándome los pantalones y terminando de desnudarme-. Ven conmigo.

    ¿Qué si estaba cabreada con ella? Sí, ¿por qué mierda no vino a mí? ¿Por qué tuvo que acudir a Erza? No tengo nada más que agradecimiento para ella pero era una neófita de Blood Drynka y Sahar también seguía siendo una bebé de la criatura que era, ambas sedientas de sangre, ambas una bomba de tiempo. Sobre todo Sahar y su temperamento que debía mantenerse en constante estabilidad.
   Podía ser madura para algunas cosas, muy adulta. Pero había motivos, antecedentes que la ponían de primera en una lista de desastres ambulantes; caos y muerte se desataba allí dónde llegaba, por eso tanto control y vigilancia sobre ella.
   La desnudé conteniendo las ganas de hacer algo más que lo que había ideado. Su esbelto cuerpo ante mí me puso en una situación comprometedora, saqué fuerzas de flaqueza para llevarla al baño y ayudarla a entrar en la tina; el lujo de aquél cuarto me dejaba atontada cada vez que entraba porque era muy bonito y amplio, Sahar susurró que hacían falta unas velas aromáticas.

-Sin segundas intenciones-dije, sentándome en una cómoda y elegante silla blanca detrás de ella, combinaba con el resto de la habitación. Ni idea de cómo.

-Acabo de llegar y lo primero que se te ocurre es darme un baño-dijo. Pasé el jabón con aroma a vainilla por su espalda-. Entra, Faye.

-No-negué con rotundidad.

    No insistió más después de escuchar que me negaba, se quedó callada, meditando. 
   Al final me desnudé y me senté detrás de ella, entrelacé mis manos con las suyas, su espalda pegada a mí. Sentí su aliento en mi cuello y cerré los ojos recordándome a mí misma que estaba molesta.
   
-¿Esto es normal? ¿Es apropiado?-pregunté.

   Me daba curiosidad saber si las parejas cuando se enfadaban buscaban una forma así de íntima de arreglar sus problemas, que no fuera a los gritos. A mis padres nunca los he escuchado hacer eso, discuten de una forma muy civilizada si tienen algún desacuerdo, y sabía que Faye tenía un desacuerdo conmigo. Estaba enfadada, la última vez que se enfadó conmigo, hace días, no llegamos a subirnos la voz. Yo no me veía subiéndole la voz, pero ella tenía su carácter y me desconcertaba que no me saliera con algún regaño.
    Sonreí al oír su voz así de cerca en esas preguntas susurradas. Una relación íntima como la que manteníamos era territorio inexplorado para ella, y ¿para qué mentir? También lo era para mí, había tenido otras relaciones, pocas, pero esto era distinto.

-No hay nada normal entre nosotras-respondí-. No quiero pelear, pero sí qué me expliques qué pasó. Háblame. Cuéntame.

-¿Estás enfadada?-preguntó, cautelosa.

-Sabes que sí.

-¿Lo siento?

    Reí al escucharla dudar.

-¿Sabes al menos qué es lo que me enfada?

-Que saliera con Erza, ¿estás celosa?

-No-reí-. Estoy enfadada porque me hiciste preocuparme mucho por ti, y por ella, me cae bien. ¿Cómo se les ocurrió escapar?

-No fue culpa de Erza, yo la convencí de salir. Me sentía hambrienta, un exceso de todo; si no hacía lo que me pedía el instinto, esta casa sería zona de combate ahora mismo.

-Insisto en que necesitamos volver a Providencia, por ti, Assiah te hace mucho mal. Hasta yo entiendo que es necesario un límite de tiempo para ti en el exterior, hay muchas sombras aquí, es como tu Disney World privado.

-¿Quién es Disney, y por qué tiene su propio mundo?-preguntó, toda inocente.

-No sé cómo es que me alegra que ignores ese detalle del mundo exterior-reí. Besé su frente y continué-: Canalizas la mala energía existente aquí, aunque no me gusta decir la palabra, eres una criatura rara y oscura, es fácil sentirte como en casa en un lugar donde abunda el mal. Lo que sea que hayas hecho es producto de tu instinto sobrecargado de inmundicia humana.

-Lo sé, en Providencia me siento diferente, fuera de lugar pero tengo más control sobre mí misma. Aquí.....

  Besé su boca para que no pensara en ello, desechar los pensamientos sobre el tema podía ser de utilidad. Si no pensaba en lo que le hacía sentir el mundo exterior podía controlarlo más que si lo mantenía en su mente; como cuando sientes un resfriado venir y te la pasas dando vuelta a ese particular: "Me voy a resfriar. Seguro me resfrío", al final sólo estás llamando a que la enfermedad se desarrolle. Lo mismo le pasaba a Sahar, y debíamos buscar las formas, nuevos métodos que la ayudaran a controlarse.
  ¡Oh, rara y oscura criatura!
   Su beso me distrajo un rato, no llegamos a nada más que eso, besarnos.... y bastaba.
    Sequé su cuerpo cuando estuvimos fuera de la bañera, ella cogió una toalla e hizo lo mismo conmigo. Jugábamos a dejar sutiles caricias en nuestras pieles, besé su cuello cuando me ayudó a ponerme el albornoz, ella sonrió y cogiéndome de la mano volvimos al dormitorio.

-Entonces estás de acuerdo con que esos dos anden deambulando por aquí-comentó, buscando ropa interior en los cajones del armario.

-Nos sale más efectivo tenerlos cerca-respondí, cogiendo el conjunto de braguitas y brasier negro de encaje que me alcanzó-. Pero no los defenderé ante el Consejo, Arath se dejó convencer por Velkam.-Me puse la ropa interior, volviendo a vestir el albornoz negro. Faye llevaba uno blanco de tela muy fina, transparente.

-Deja de mirarme así-sonrió, sentándose a mi lado al borde de la cama.

-Mirarte no es pecado, y si lo fuera, bendito sea.-Besé sus labios, cogí el cepillo que estaba en la mesita de noche y peiné su rubio cabello.

-No vamos a follar, deja de camelarme-rió.

-Digo la verdad, no adulo a las personas para obtener favores sexuales. Además tampoco es que necesite hacerlo.

-Humilde la niña.

-Tomé clases con Erza esta noche.-Le hizo gracia, y dejé de peinarla-. Faye, entre las dos asesinamos a veinte personas-dije sin pensarlo mucho.

   Fue fácil darse cuenta de lo tensa que se puso al escuchar mi confesión. Y temí, estaba teniendo mucha paciencia conmigo, todo también tiene un límite.
    "Veinte personas". Aquello hizo eco en mi cabeza y en el dormitorio. "Veinte personas". "Asesinamos a veinte personas".

-¿Por qué me lo dices?-le pregunté sin mirarla.

-Porque no quería que quedara así, en secreto-respondió-. A mí me dolió que me ocultaras que sabías que Amanda era mi hermana mayor. No quiero hacerte lo mismo, no quiero tener secretos para ti y entiendo lo delicado del asunto, pero es necesario que lo sepas.

-Veinte personas, Sahar. 

-Todos habían cometido crímenes y otros lo tenían pensado, me aseguré de conocer sus secretos, hice que me los revelaran. Es sorprendente la cantidad de personas que pueden llegar a ser o convertirse en criminales y la justicia humana no actúa como se debe, y sólo lo digo por los que andaban sueltos-comentó con serenidad-. Eran veinticinco personas en ese local y sólo cinco valían la pena de ser llamados inocentes. Los dejé ir respetándolos como se me enseñó.

-¿No rompiste el Código Assassin? Porque hay un código, ¿no?-le pregunté, mirándola a la cara.

-Se supone que no debí hacerlo sin expresa orden de mi padre, actué sola y fuera de una misión, ellos no eran un objetivo del Clan, pero sí un mal posible para nuestros intereses de proteger gente inocente. Se lo dije a Drako: muertos no dañan a nadie.

   Asentí.

-Eres excelente tergiversando las palabras a tu conveniencia-dije, enarcando las cejas-. Imagino que tu sed era muy fuerte, hace días que mataste a Tristán y hoy estuviste a punto de arremeter contra Velkam; si querías apaciguarte de cualquier forma por qué no viniste conmigo, nos hubiésemos encerrado aquí y....

-Podía terminar lastimándote y siento que estoy usándote; si no me alimento como es debido tú pagarás las consecuencias, Faye. ¿Por qué crees que no se ha repetido lo que te pasó en Providencia después de intimar por primera vez?

-Explícame.

-Puedo matar a una persona en medio del acto sexual, es como si drenara la energía de esa persona, cuando lo hicimos y al día siguiente estuviste al borde de la muerte tras tu recuperación comencé a pensar en alguna forma de que no se repitiera. Tenía miedo de hacerte daño de nuevo; la segunda vez que lo hicimos fue en Nueva York la noche en que padre se marchó a Japón, horas antes había bebido la sangre de un hombre, luego lo asesiné y me obligué a no pensar en ello el resto de la noche. Fui a ver a Amanda a Los Hamptons y la encontré incendiando la casa de sus padres allí, murieron muchas personas, oí sus gritos, sentí el miedo, es alimento para mí, la muerte, el pánico, el terror. Luego llego a casa y lo hacemos toda la noche, al día siguiente te veías bien, no recaíste. Hasta esta mañana no caí en la cuenta, vi el patrón.

-El Sábado tras el evento de los Griffin también lo hicimos, y el Domingo en la mañana, y me sentí bien, no hubo recaída tampoco....

-¿Qué no lo ves? Lo que pasó el Miércoles fue suficiente para mí, aunque la sed seguía allí era poca, sólo empeoraba por culpa de Tristán a quien ya había elegido como víctima. Y lo maté la madrugada del Domingo así que no corrías peligro conmigo porque había saciado mi sed.

-¿Y esta mañana? Ni siquiera me dejaste hacerte nada.-Sahar evadió mi mirada-. ¿Qué hiciste esta mañana?-Me puse en alerta.

-Mordí a Erza en la muñeca en la madrugada-respondió.

    Me levanté de la cama de un salto.

-Por eso estabas tan pensativa después-susurré-, evitando que yo te hiciera lo mismo te saliste por la tangente preguntándome por la universidad. Notaste algo distinto y no me lo dijiste, ¿o sólo experimentabas conmigo?

-No me salí por ninguna tangente sea lo que sea, sentí curiosidad de verdad, ¡qué yo no miento, joder! Y jamás haría experimentos contigo, a menos que sean de otro tipo-sonrió con malicia, reí, no pude evitarlo-. No me dirás que no te parecía raro que lo de Providencia no se repitiera-dijo más seria.

    Resoplé.
   Caminé por la habitación cerrándome en banda; sí me parecía raro pero no me dio por tocar el tema porque ella estaba muy ocupada con la investigación sobre las desapariciones de Blood Drynka's y yo empecé a ayudarla con el particular.

-Lo siento-dijo de pronto-. Sólo hago estupideces.

-Haces todo menos estupideces, Sahar, eres muy lista pero hay cosas que no pueden pasarse por alto, Mi Vida-hablé en tono cariñoso, era imposible gritarle, no sabía qué hacía o qué tenía pero no se la podía gritar o pasar mucho tiempo enfadada con ella.

    Me senté de nuevo y la abracé, no disculpaba lo que hizo ni le justificaba. Sahar me dolía en lo profundo.

    Faye bajó a desayunar antes que yo, aseguró que me esperaría hasta que la alcanzara en el comedor. 
   Mientras me duchaba y vestía pensé en los hechos de la noche anterior; tomé asiento al borde de la cama, las cortinas seguían cerradas, la penumbra y el silencio reinaban en la habitación. Afuera caía una fuerte lluvia, para variar.
   Las lágrimas resbalaron por mis mejillas sin razón, ¿por qué lloraba? ¿Qué estaba pasándome?

-¿Euzma Sahar?-llamó Regina Griffin al otro lado de la puerta.

-¿Qué se le ofrece, señora Griffin?-pregunté, limpiando mis lágrimas.

-Me gustaría hablar con usted antes del desayuno-dijo.

   Le permití que abriera la puerta y entrara, le hice espacio en la cama. Cautelosa, se sentó.

-Esos surcos en su rostro son santo y seña de que alguien ha estado llorando-comentó, bajando la mirada.

-No es asunto tuyo-repliqué-. ¿Qué quieres?

-Tan rápido olvida la formalidad-dijo.

   La cogí del cuello.

-¿Te burlas de mí?-Intentó, en vano, liberarse de mi agarre-. Deja de poner a prueba mi paciencia, como no vayas al grano ahora mismo te reviento el cuello o dejo a Arath viudo eternamente, ¿si entiendes?-Asintió, la solté y ella se levantó sorprendida por la fuerza que empleé. Debía estar haciendo conjeturas, una humana no habría logrado tanto en una Blood Drynka como ella-. Habla.

-Yo....-titubeó antes de volver a sentarse-. Quería agradecer el que nos permitiera quedarnos aquí, y el que nos dé protección a mí y a mi marido.

-Mi padre me dio una orden y la estoy cumpliendo, además ya dejé claro que son un poquito inocentes, pero no abogaré por ustedes ante el Consejo. Es probable que mi padre sí lo haga, espero que respeten mi postura.

-Por mi parte, la respeto, Euzma Sahar-habló con sinceridad-. También quería decirle que nos llegó información sobre el Consejo, arribaron a Seattle la madrugada de hoy, cada miembro con una comitiva de ocho personas.

   Raro, ¿por qué tanta gente?

-¿Todos soldados?-pregunté.

-Según nuestro informante, sí-respondió-. A lo mejor creen que nuestros soldados y personas por las que hemos velado en este continente se alzarán para defendernos. No saben que Arath y yo hablamos con todos, les contamos cómo se dio la situación, nos ganamos enemigos pero para evitar un enfrentamiento mayor preferimos confesar la verdad y ganarnos el odio de nuestra gente que dejarlos en la ignorancia y que nos defendieran sin motivos. Porque no hay defensa que valga.       
   
   Regina atrapó mi interés con sus palabras, pero no pude evitar pensar que llegaban tarde.
-Se pudo evitar mucho si lo hubiesen decidido antes-susurré.

-Lo sé, pero como mi marido, estoy segura que sí entiendes. La señorita Vesper....

-No metas a Faye en esto, dejen de pensar por mí, Faye me habría empujado a defender a mi pueblo, a hacer lo correcto, ahora lo comprendo, aunque la elegiría por sobre todo ella no descansaría hasta que hiciera lo que es correcto. Tú no le insististe a Arath, ¿querías romper la ley también? ¿Querías ver si era posible liberarse de la maldición de la luz del día?

-Me arrepiento de no haberlo hecho, cada día mintiendo, temiendo que descubrieran lo que hacíamos, sufriendo por mis hermanos, falseando información sobre sus desapariciones y muertes....

-¿Saben de Velkam?-pregunté, levantándome.

-¿Qué?

-Le confesaron todo a vuestra guardia y demás población Blood Drynka dentro de este continente, ¿no?-Regina asintió-. ¿Les hablaron de Velkam Alyosha y de que él es el verdadero responsable?

-No nos creyeron, es una Eminencia dentro de los Círculos, nadie creería sin pruebas que él está detrás de todo. Logró que todo apuntara a nosotros, no hay nada que lo involucre, hasta sus recientes víctimas humanas nos las atribuirán y la explosión del laboratorio lo ha hecho ver como que intentamos destruir evidencia. Lo tenía todo montado por si llegaban a descubrir la verdad.

-Ustedes iban a seguir adelante, si no llego a matar a Tristán y enviarles su cabeza. A esta hora seguirían trabajando con Velkam.

-Dispénseme, Euzma Sahar-suplicó.

-¿Acaso conoces una de las poderosas razones por las que Velkam creó toda esta parafernalia?-inquirí, ladeando la cabeza. Regina actuó en automático llevándose la mano derecha al cuello-. Sí, debió contarles, los hizo dudar de mí. Cuando Arath y tú me conocieron pensaron: "¿Será cierto? ¿No es humana? ¿Patro Caín nos ha estado mintiendo sobre ella? ¿Qué secreto oculta la llamada Espada de Caín? ¡Vamos, qué no puede ser tan perfecta!", ¿quieres que te muestre uno de los secretos sobre mí que mi padre les oculta y yo estoy cansada de esconder?-La cogí del brazo y empecé a provocarle dolor-. Induzco dolor en la gente cuando yo quiero, y no sabes lo satisfactorio que resulta, no lo he probado pero tengo el presentimiento de que si me lo propongo te puedo quitar la inmortalidad de esta forma, llevándote a la muerte. ¿Te gustaría probar?

    Regina fue cayendo hasta quedar desmayada en el suelo.
-Y así ya no siento ganas de llorar, qué liberador-susurré-. ¡Oooh, Draaakoooo!-llamé.

     

    Si Erza podía evitar mirarme a la cara, lo hacía. 
   Entre Circe y yo nos ocupamos de servir el desayuno, ella ya lo había preparado. Le ofrecí zumo de naranja a Erza para que viera que no estaba enfadada, fue Sahar quien la convenció y Erza no le negaría nada, menos siendo neófita y estando igual de hambrienta que Euzma. 

    Observé a Circe mientras me sentaba al lado de Erza, la madre de Sahar no era Blood Drynka, era conocida en la mitología como una Diosa Maga, Hechicera. Tenía el pelo negro ondulado, unos preciosos ojos grandes y azules de una mirada perspicaz, su personalidad tenía un punto festivo, esa mujer no podía caerle mal a nadie. 
   Era la mediadora entre Sahar y Caín, esa función la cumplía muy bien porque tanto uno como la otra le hacían caso-a veces-y es que era portadora de una gran sabiduría. 
   Me guiñó un ojo tras coger la jarra de zumo y darle los buenos días a Arath quien se sentó delante de Erza. Sahar entró poco después.

-¿Y Regina?-le preguntó Arath-. Creí que estaba con usted.

-Ajá-dijo Sahar, tomando asiento a la derecha de su madre y delante de mí. Circe tomaba el lugar a la cabecera de la mesa.

-¿Dónde está?-siguió Arath.

-En el quinto sueño-respondió Sahar, con una sonrisa ladina.

-¿Cómo que en el quinto sue.....?

-Circe, con todo respeto ¿podrías hablar con tu hija?-terció Drako, irrumpiendo en el salón comedor.

-¿Ahora qué?-inquirió Circe, mirando fijamente a su hija.

-Noqueó a Regina Griffin-respondió Drako, sentándose.

-¡¿Qué?!-exclamamos Arath y yo al unísono.

-¿Pero cómo ha sido eso posible?-preguntó el marido de la mujer.

-Le enseñé un truco, ¿quieres verlo?-dijo Sahar, impasible.

-¡¡¡No!!!-exclamaron Circe, Drako y Erza.

    Quedé perdida.

-La pregunta fue para él.-Sahar apuntó a Arath con el cuchillo pero paseó la mirada por cada uno de los que respondieron con una exclamación.

   Nina entró y frunció el ceño, extrañada porque su madre estuviera apuntando con el puntiagudo cuchillo a Arath.

-Buenos días. ¿De qué me perdí?-rió, cogiendo el puesto al lado de Drako.

   Arath se puso de pie, Drako le dijo que Regina estaba en la habitación que se les asignó.

-Despertará como en siete horas-le informó Sahar a Arath, subiendo la voz para que pudiera oírla, cosa innecesaria pues ya sea en un susurro él la habría oído igual. Delicada audición vampírica.

   El sonido de los cubiertos rompía el silencio que se instaló tras la salida del señor Griffin; Drako y Circe estaban atentos a los movimientos de Sahar, ésta miró a su madre, dio un sorbo al zumo y ladeó la cabeza.
-¿Por qué, Sahar?-preguntó Circe-. ¿Qué hizo? ¿Te sentiste ofendida por algo que dijo?

    Sahar me miró de reojo.

-Estuve llorando y no sé la razón.-Circe también me lanzó una rápida mirada, cogió la mano de su hija y volvió a prestarle atención-. Estoy enfadada, madre, me siento enfadada todo el tiempo; quise castigarla un poco porque lo merecía y para calmarme a mí misma.

   Estaba exteriorizando su sufrimiento de una forma nada saludable: haciendo sufrir a otros. Y no se daba cuenta que era algo malo.

-Volvamos a Providencia, cariño-dijo Circe-. Estás canalizando mucha negatividad, estar aquí te está haciendo daño, me preocupas.

-Hay mucho qué hacer, Circe-contestó Sahar, empleando su postura de Princesa implacable-. Debemos parar a Velkam aquí, si no lo hacemos puede volver a atacar nuestro hogar.

-Has pasado tu límite, Sahar-insistió Circe-. Tu padre lidiará con Velkam Alyosha, y no estará sólo.-Con la mirada buscó apoyo en Drako, en Nina no podía porque se trataba de su padre, no la pondría en esa situación.

-No puedo confiar en Drako para esto-replicó Sahar.

-¡Oye!-soltó el escolta.

-En cuanto termine volveremos a Providencia.-Lo dicho sonó a promesa-. Mientras Velkam esté aquí, no me moveré.

    Fue terminante, dejó los cubiertos y salió del comedor.
    Circe no ocultó su preocupación, Drako y ella compartieron una mirada.

-¿Limpiaste el bar donde estuvieron Erza y ella anoche?-le preguntó al hombre.

   Erza hizo un mohín, era la primera vez que se mantenía largo rato sin hablar.

-Por supuesto-respondió Drako.

-Habrá que hacer visitas a las respectivas familias y modificar memorias cuando terminemos con esto-dijo la mujer, poniéndose en pie-. Por eso le sugerí a Caín que ayer mismo debía enviarla de regreso, pero él es un put....

    Salió refunfuñando, provocando una risita en Drako y Erza. Debían estar acostumbrados a esos monólogos de Circe.        








-Que simpático tu truquito-le escuché decir a Arath, quien me observaba desde la puerta. 

    Me encontraba leyendo los diarios de información sobre las desapariciones, aún habían laboratorios de los que debíamos deshacernos.

-Ahora mismo vas a decirme cómo diablos pusiste a mi esposa en un coma vampírico de siete horas.-Entró sin mi permiso.
-No tienes derecho a exigirme nada, señor Griffin, así que cuida tu tono de voz si no quieres que te induzca el mismo coma y que para lo que ella son siete horas para ti sean siete años-dije, sin levantar la mirada de mi lectura.
-Velkam decía la verdad sobre ti, no eres humana, eso explica lo grandiosa guerrera que eres y que te ganaras dicho título: La Espada de Caín, ¡ja! su brazo armado no es más que una hija Blood Drynka.

-No me insultes, lo que soy no tiene nada qué ver con lo que he aprendido como guerrera. Nunca uso mis habilidades cuando peleo contra alguien, sería injusto; me enseñaron que no debo a menos que sea estrictamente necesario. Por ejemplo-avancé a él sin que llegara a verme siquiera y lo empujé contra la chimenea encendida, no con la suficiente fuerza para evitar que se quemara, pero sí llegó cerca-. Ahora Regina lo comprobó y tú también, espero lo hayas grabado porque no habrá más demostraciones como esa.

   Me senté y cogí el diario que había estado leyendo sobre una ciudad en Austria cuyos Blood Drynka's destruyeron un laboratorio clandestino donde tenían encerrados a unos cuantos de los suyos. Pero no sabían cómo o quién los llevó allí.

-Una Blood Drynka que no lo era en realidad-susurró Arath, levantándose con dificultad-, me parecía imposible pero lo que le hiciste a Rage, el dormirla. Uno de los nuestros no puede hacer algo así a menos que sea por compulsión y sería sólo obligar a la persona, tú hiciste otra cosa.

-Sí-respondí-. Dime, señor Griffin, ¿cómo le hace Velkam para sugestionar a otros Blood Drynka? Sólo nuestro padre, como el primero de ustedes, puede hacerlo. Y yo, pero eso es aparte.

-Tiene una hechicera con él-dijo, mirándome con mucha atención.

-Así modificó la memoria de Nina-dije para mí misma.

    Una melodía empezó a llenar el estudio, Arath metió su mano en el bolsillo interno de su chaqueta y sacó su teléfono móvil.

-¿Aló?
-Mi buen amigo Arath-oí y reconocí la voz.

   Arath cubrió el teléfono con su mano.

-¿Lo escuchaste?-me preguntó.

-Velkam.



    Drako pasó todo el día entrenándome, desde que habíamos dejado Nueva York no habíamos vuelto a mis clases y ahora eran más necesarias después de tener a Velkam cara a cara. 
   Nina ayudaba de vez en cuando, podía llegar a ser más dura y severa que Drako, me venía bien que lo fuera, lo agradecía; Erza observaba sentada en un tronco caído. Habíamos elegido el exterior después de que amainara la lluvia, la casa no tenía-todavía-una habitación acondicionada como gimnasio. Pude, incluso, usar la espada que Sahar había mandado a elaborar para mí en Providencia. Pero sólo en práctica de manejo de espada, Drako no me permitió usarla en la lucha, para ello me dio otra.
   Al atardecer volvimos a la casa en medio de una nueva llovizna.
   Sahar bajaba las escaleras cuando entramos los cuatro.

-Drako, ¿sabías que mi hermana andaba por la ciudad por un evento de caridad?-le preguntó después de besarme en la mejilla como bienvenida.

-Eh, sí, Euzma. Creo que con lo que le hiciste a Regina, olvidé mencionarlo.

-Lo olvidaste, por supuesto tuve que enterarme por medio de ese aparato-señaló el televisor con el dedo-. ¿Cómo te enteraste tú?

   Nina se sentó en el sofá con Erza, ambas cuchicheaban y reían mirando al hombre desde el mueble.

-La vi anoche cuando terminé de hacer limpieza en el bar, iba de camino a Escala y ella estaba buscándote allí.

-¿Cómo supo que nos quedábamos en Escala, Drako?-preguntó Sahar, pero me daba la impresión de que sabía cómo, y tenía qué ver con el escolta.

-Cometí una indiscreción, Euzma. Se lo mencioné cuando fui a firmar unos papeles en la empresa y ella llegó de visita pensando que encontraría a Caín.

   La puerta sonó, fulminé a Drako con la mirada.

-¿Otra indiscreción cuando la viste anoche?-le pregunté, me parecía demasiada coincidencia. Tanta que daba miedo.

-¿No pensaste que al estar aquí correría peligro?-le preguntó Sahar, yendo a abrir la puerta.

-Lo hice porque ella tiene conexión con la Élite humana, tal vez podamos sacarle información sobre Matthew Carlysle, averiguar por medio de ella si....

-No la usaré para eso, Drako-replicó Sahar.

   Abrió, y allí estaba la rubia de pie en el umbral.  
    Me alegró verla de nuevo, pero llegaba en el peor momento.

-Hola-saludó mi hermana.

    Velkam no podía enterarse de que ella existía.



domingo, 26 de febrero de 2017

Lazos IV

 
   "No me opondré a vuestra cercanía... No opinaré... Sin embargo, y en esto no hay vuelta atrás, me reservo el derecho a tomar cartas en el asunto si veo que flaqueas, si noto que empiezas a actuar de un modo distinto al de una líder, que no puedes llevar ambas cargas, separándolas, si veo riesgo para todos nosotros en las decisiones que tomas, si la pones a ella por encima de todo, entonces actuaré y tú no protestarás. Haré lo que sea para que retomes el rumbo, tu nuevo destino lejos de ella...."

   Esas fueron las palabras de mi padre antes de que dejáramos Providencia. 
  Arath y Regina eran claro ejemplo de lo que pasaba cuando tenías que elegir el deber para con tu pueblo, el velar por su protección antes que elegir a quien amas. Arath eligió a una persona por encima del resto de su gente, Regina lo había instado a que no lo hiciera, preferible morir antes que traicionar a sus hermanos que eran inocentes de los juegos de Velkam. Casi podía escuchar la voz de Faye diciendo todo lo que Regina decía; ella encontró las similitudes entre ellos y nosotras, lo noté.
   Sabía que mi padre estaba escuchando desde algún lugar, era muy raro que confiara tan pronto en la palabra de los Griffin, claro, le convenía. Al poco de haber hecho su entrada me levanté, no respondí de inmediato no porque no tuviera una respuesta a la pregunta que Arath me había hecho, sino porque estaba enfadada por la emboscada en mi contra que mi padre había estructurado con sumo cuidado. Tenía que apaciguarme antes de reaccionar de un modo violento. 
   Lo hizo por las acciones que tomé contra Tristán, fue la primera muestra de flaqueo. Si bien fue una buena decisión pues el hombre era culpable, intervine rompiendo las leyes que los Blood Drynka tenían en el exterior, el Consejo era quien juzgaba y sentenciaba. Mi padre podía opinar, yo podía opinar y era posible que aceptaran un veredicto de parte nuestra, pero siempre y cuando lo discutiéramos en una reunión. 
   Hice lo contrario: juzgué, sentencié y ejecuté sin discutirlo con nadie. Hice justicia por mi mano sin rendirle cuentas a terceros, por proteger a Faye de Tristán; lo mismo que Arath se vendió a Velkam para proteger a su esposa. Regina habría hecho lo mismo por él, diga lo que diga, como Faye habría hecho lo mismo por mí.  
-Actuar como una buena líder y decidir en pro del bienestar de tu gente. O tomar una decisión apresurada para proteger a una sola persona poniendo en riesgo a miles-dijo mi padre. Me encontraba de espaldas a todos, apenas giré un poco la cara-. Sé que eres egoísta, tu naturaleza dicta que lo seas, ves sólo por ti, pero creo que te he enseñado a que todas las vidas inocentes importan y que más vale salvar mil vidas que hacerlas peligrar por la protección de una.

-Basta Caín-escuché la suave voz de mi madre-. A lo que nos interesa.....






     Entendí la posición de Sahar y el que no respondiera de inmediato, Caín tenía algo de razón, ella no podía poner en peligro a tanta gente sólo por cuidar de que no me pase nada malo a mí.
  Dejé la estancia y subí las escaleras después de la intervención de Circe. Llegada al dormitorio me dejé caer en el suelo al pie de la cama, sentándome y limpiando mis lágrimas. No lloraba por mí, Sahar era muy joven y tenía una responsabilidad muy grande, llegué a su vida para hacerle las cosas difíciles creando tensión entre ella y su padre. 
   Conocía su respuesta, las mismas acciones que tomó Arath las habría tomado ella en su lugar, estoy segura. O hubiese encontrado otra forma de librarse: salvándome al mismo tiempo que a su gente; Sahar era más de acción que de palabra, si alguien o algo le estorbaba o ponía en peligro a alguien cercano, se las vería de cerca con la parca. Lo que pasó con Tristán debía ser tomado como ejemplo, con ella no se jugaba a provocarla, si lo hacías debías darte por muerto.
   Eso Caín lo sabía bien, conocía algunas cosas de las que su hija era capaz. No quería que nos acercáramos e intimáramos demasiado, pese a lo que hemos descubierto, a lo inquebrantable de nuestra voluntad por continuar juntas dejando que nuestros sentimientos de la una por la otra se fundan, él cree con firmeza que aún puede separarnos para que su hija no repita lo que hizo en el pasado.
    1914, el año en que Caín dio con ella y la encontró devastando un pueblo entero por mi muerte a manos de la gente de dicho lugar. Él no quería que eso se repitiera porque Sahar podía ponerse peor, y no pagaría un pueblo entero si algo me pasaba, si Velkam me arrastraba hacia la muerte sin que se probara su culpabilidad de las desapariciones y muertes de Blood Drynka's ante el Consejo, Sahar se iría contra él y el Consejo se levantaría contra Caín por la muerte de uno de sus miembros y el descubrimiento de que Euzma Sahar, a quien todo este tiempo han creído humana, no es ni por asomo lo que les han hecho pensar. Es más, es peligrosa-tal vez era lo único que compartía con los humanos, lo peligroso del ser que era-, y una de tres: pedían su detención y encierro, intentarían capturarla y ejecutarla-lo que sólo traería más problemas-, o se iban a la guerra donde llevarían las de perder porque Sahar se los cargaría a todos, y posiblemente el mundo se reduciría a cenizas porque un enfrentamiento de ese tamaño no le pasaría inadvertido a la Élite humana. La Primera Guerra Mundial sería una pendejada.
   Así que sí, Caín barajaba cada posibilidad buscando salvar mil vidas por encima de una. Caín tenía un poco de razón.

-¿Puedo?

   Levanté la mirada hacia Nina quien se asomó a la puerta.

-Claro-sonreí.

    Entró y se sentó a mi lado en el suelo, estiró las piernas a diferencia de mí que las tenía recogidas y me las rodeaba con los brazos.

-Le darán protección a Regina y a Arath-dijo-. Euzma Sahar estuvo de acuerdo aunque con reservas, entendió que en parte son víctimas y en parte cómplices, Arath sucumbió a las insinuaciones de mi padre de romper con la maldición de la luz del día. Querer quebrantar eso lo hace culpable, es ir en contra del Patro.

   Patro. Padre. Caín, primer Blood Drynka.

-La maldición de la luz del día ha existido por siglos para la seguridad de los humanos, Caín tiene que velar por ellos también, ¿no?

      Nina asintió.
       
-Cuando empezamos a hacernos cargo nosotros después de que Caín se desligara por el comportamiento de algunos rebeldes durante nuestra estadía en Providencia, creamos nuevas leyes. No podíamos relacionarnos sentimentalmente con humanos, y la sangre para alimentarnos, durante un tiempo, tuvo que ser medida, debíamos aprender a controlarnos cuando bebíamos directo de ellos. Prohibido matar, prohibido convertir-explicó-. Con el pasar de los años se creó la sangre sintética: píldoras, bolsas, vinos. Siempre andamos actualizándonos para ser civilizados a los ojos de Caín, que vea que podemos convivir, tenemos nuestras reglas y velamos por que se respeten, castigamos a los revoltosos, hacemos justicia; pero como has visto, nada es perfecto.-Cogí su mano, se había acordado de su padre quien tenía esa responsabilidad de hacer que se respetaran las reglas y terminó siendo un traidor a ellas y a su gente-. ¿Por qué te fuiste así?-inquirió, cambiando el tema. Retiré la mano-. Euzma Sahar me contó que Caín presenció algo en 1914, algo que no quiere que se repita y que por esa razón se opone a que estén juntas.

-¿Te has enamorado, Nina?-le pregunté.

    Su sonrisa apareció y así mismo fue desvaneciéndose.

-Se llamaba Evan, era Arconte en la corte de mi padre, gobernaba sobre Sochi, Rusia. Ambos teníamos responsabilidades y enemigos-dijo, mirándome-. Velkam respetó nuestra relación, bueno ya no sabría qué pensar respecto a ese particular.-Arqueó las cejas desviando la mirada hacia sus manos-. Evan murió el siglo pasado, pero mientras vivió hicimos un buen equipo contra opositores y conspiradores. Yo era el brazo ejecutor de Velkam.

-Igual que tu madre es el brazo ejecutor de tu abuelo-comenté.

-Creo que Sahar y tú harían un gran equipo, Faye-finalizó con un suspiro.

-Yo también lo creo, pero tu abuelo seguirá en sus trece y no le quito razón.

   Llamaron a la puerta dos veces, luego la abrieron y Circe se dejó ver.

-¿Puedo pasar?-sonrió. Hice un ademán invitándola-. Aquí entre nos, le agradas a Caín pero es muy cabezota para decirlo en voz alta-dijo, cerrando la puerta y sentándose en el suelo con nosotras.

-¿Has estado escuchando?-pregunté, enarcando las cejas.

-Sólo esa frase final, imaginé por qué te habías retirado, señorita Vesper.-Resoplé y me rasqué la cabeza por puro nerviosismo, hice una mueca de hastío-. Hay muchas vidas en juego. Todos lo sabemos, Caín lleva una carga sobre sus hombros, debe velar por cada vida inocente; tenía un plan y era acabar con todo, reescribir la historia y no esperar por una guerra que lleva gestándose por mucho tiempo. Es muy complicado, la cuestión es que él estaba decidido a destruir este mundo para construir uno nuevo; pero lo convencieron de que habrían demasiadas pérdidas.

-Vidas que no merecían morir por los errores de otros-comentó Nina.

-Así es, hay fuerzas que se mueven en las sombras y pérdidas de esa magnitud liberarían a esas fuerzas, Caín sólo traería más caos al caos que formaría con la destrucción de este mundo. Cambió de opinión, obedeció a Eloah y éste lo perdonó por haber asesinado a su hermano. La verdad sea dicha: Caín fue manipulado, Eloah nunca pidió ni pediría un sacrificio en su nombre, el sacrificio era para alguien más que se hizo pasar por Ángel de Eloah logrando que Caín matara a su hermano, alma inocente, como sacrificio pensando que sería para Eloah. Caín entregó a quien tanto amaba.-¡Qué fuerte! pensé-. Eloah lo castigó, más tarde Caín descubrió algunas cosas sobre dicho castigo. Eloah lo estaba protegiendo, es una larga historia de la que poco a poco conocerán más-sonrió-. Llegó a un acuerdo con Eloah, propuesto por el mismo Caín: Él cuidaría de los terranos, trabajaría hombro a hombro con los Elohim como guardianes de Assiah, defendiéndola de las fuerzas que se mueven en la sombras, con la condición de quitar la maldición que llevaba consigo, esa que impedía que viera la luz del día. Eloah lo hizo, pero sólo a él, no podía permitir que ningún otro ser de la noche careciera de debilidades, era por la protección de los humanos; Caín aceptó y así se le concedió autoridad sobre Assiah. Vigilar, cuidar, proteger a los humanos y a toda criatura viva en este plano llamado Assiah, mantener a raya a toda criatura oscura que recorre estos parajes. Es mucho lo que tiene que hacer, él sabe que en cualquier momento puede sucumbir a la muerte a manos de alguien, y hasta que conoció a Sahar hace años no había encontrado a una persona capaz de hacer lo que él, de dirigir como él o mejor. Una persona de confianza; cuando entendió, aunque no sabemos por qué razón, que Sahar viene a la vida a través de él supo que si algo le pasaba ella tomaría su lugar y es la razón por la que, desde niña, Sahar ha sido educada bajo esa premisa, ha escuchado que ella sería una Gobernante, que heredaría la responsabilidad de dirigir a los Assassins, de mantener Providencia en paz perpetua, y de proteger a los terranos hasta llegado el momento señalado para que esta tierra pase y estos tiempos violentos sean barridos, creemos que Sahar está destinada a acompañar a Eloah cuando ese momento llegue.

-¿Como un arma más?-pregunté, irónica.

-No, como una aliada en la construcción de un nuevo mundo-respondió muy seria-, nos hemos empeñado y esforzado en enseñarle la diferencia entre el bien y el mal. Sabes su situación, pero aún así ha demostrado ser más capaz y más humana que tú o que yo, en mi vida he conocido a alguien más justa que esa niña, sé que es violenta porque su instinto, su naturaleza es diferente y así se lo dicta, pero más justa que ella sólo Eloah, tal vez.

    Miré a Nina de reojo quien a su vez me miró preguntando:

-¿Qué demonios es ella?-Circe observó, serena, a su nieta-. Cuando le enseñé el mensaje que mi padre me envió, rompió mi teléfono en su mano y su rostro cambió, sus ojos cambiaron, se volvieron rojos, inyectados en sangre incluso y luego toda esta área se oscureció un poco-añadió, gesticulando con su mano derecha sobre el área de los ojos.

-No es la Sahar que conociste, Nina-respondió Circe-. Sólo mantente cercana a ella, Sahar va a necesitarte, a ambas.-Nos señaló con su dedo índice-. Es muy joven y lleva el peso del mundo sobre sus hombros, Caín cometió errores y pasaron cosas horribles, quiere hacer de Sahar alguien mejor para evitar que repita un patrón y se pierdan vidas en el camino. Pero lo está haciendo de la forma equivocada y se lo he dicho hasta el cansancio.

-Me odia-solté.

   Circe no se cortó y se abandonó a una carcajada.

-Llegará el día en que confiese que te admira-aseguró-. Cada paso que des será monitoreado por él y te pondrá a prueba cada vez para hacerte la mejor aliada de su hija, su pilar, su espada y que ésta no se desenfoque y desequilibre si llegara a pasarte algo. Todo lo que haga será para ponerte a prueba. Y probar a Sahar, por eso puso a Arath y Regina como ejemplo; no es exactamente que no te quiera cerca de nuestra hija, se opone, vale, pero sabes por qué se opone. En el fondo quiere que Sahar sea feliz, sin embargo hay personas a la que cuidar, y una de esas personas es ella misma, el peor enemigo de Sahar no está en el exterior sino en su interior y Caín tiene métodos retorcidos para darles lecciones a sus hijos y fortalecerlos.

   Circe se puso de pie. Y yo me puse en los zapatos de Caín por un momento pensando en esas últimas palabras de Circe, y en la historia de su marido. Caín no la tuvo fácil tampoco.

-¿Crees que Sahar y yo estaremos juntas por mucho tiempo?-le pregunté.

-Espero que sí.

-Yo creo que sí-dijo Nina muy segura.

-Tú eres la vidente-le dije a Circe después de rodear a Nina con mi brazo.

-A diferencia de lo que muchos piensan no lo sé y no lo veo todo, menos cuando se trata de Sahar. Además el futuro puede cambiar dependiendo de los caminos que tomen, es incierto, un misterio como mi hija.

-¿Cómo supiste que Amanda y ella se encontrarían?-insistí.

-No la vi con Amanda, vi a ésta recibir una tarjeta de invitación que iba dirigida a "Vládimir Bélikov"-dijo, haciendo las comillas en el aire enfatizando el alias que su marido usa en el exterior-. Debía entregarla ella misma, luego la vi frente al edificio, y después hablando con un amigo suyo sobre que conoció a una hermana que su padre le ocultó. Fue una sucesión de imágenes, yo sólo moví un poco las cosas para que se encontraran, no mucho, pequeños detallitos.

    Se llevó el dedo índice a los labios en señal de que le guardáramos el secreto. Nina y yo reímos.

  Mi padre se devolvió a Japón por sus negocios terrenales, Regina y su marido se quedarían en mi casa, por ahora era lo mejor para todos. 
    El resto de la tarde la pasé encerrada en el estudio porque necesitaba silencio, soledad y tenía sed, mucha sed. No era buena idea acercarme a Faye, me daba paz pero a veces la sed era más fuerte, podía llegar y follármela para calmarme un poco, no quería algo así. Sería como usarla, como lo había venido haciendo con Drako, y eso, creo que estaba mal, usar a la gente sólo por sexo estaba mal, creo, aunque mi situación sea distinta. 
    Lo más importante para mí era ella y en el estado en el que me encontraba podía hacerle daño. 
  Recordé que en la mañana cuando se lo hice en el sofá noté algo......

-Euzma, buenas noches-saludó Erza, entrando y cerrando la puerta tras de sí.

-Buenas noches.-El libro que tenía en mis manos lo dejé en el escritorio, Erza se sentó al borde del mueble delante de mí.

-¿No vas a cenar? Drako trajo algo de comer.

-No es esa clase de comida la que se me antoja ahora-dije, arreglando unas hojas que estaban dispersas por el escritorio.

-Faye preguntó por ti, Euzma-susurró.
-Faye está mejor si no me le acerco esta noche, Erza.-Continué poniendo en orden los documentos y colocándolos a un lado.

     Erza bajó del escritorio dispuesta a marcharse pero la cogí de la muñeca, levanté la manga de la sudadera azul oscuro que llevaba puesta y observé la marca de una mordida que tenía allí. Pasé el dedo pulgar con suavidad, apreté la mandíbula.

-Drako no me preguntó, ni Circe ni Nina cuando me ayudaron en la tarde-dijo-. Seguro creen que lo hice yo misma, suele ser algo normal en los neófitos.

-Puede que Nina crea que lo hiciste tú misma, pero Drako y mi madre están versados en mis arranques cuando tengo hambre, sobre todo Drako.-Me levanté e hice que volviera a sentarse en el escritorio, quedé entre sus piernas y rodeé su cuello con mis manos delicadamente-. La primera vez que me alimenté de ti siendo niñas Circe me regañó, casi te mato-dije cerca de su oído-y lo habría disfrutado.

-Me estás asustando, Euzma.-La voz le tembló un poco.

-Y aún así-susurré, besando su cuello-me das acceso.

    Me alejé pensando en Faye, cerré los ojos y tomé aire.

-No entiendo.-Le di la espalda-. La mordida no se ha borrado, ¿no se supone que sano rápido ahora? Es como si por un momento cortaras la inmortalidad de un Blood Drynka volviéndolo humano.-Lo sabía de sobra, Drako tenía cicatrices que tal vez se borrarían con el tiempo-. Euzma, si una mordida tuya vuelve humano, por escaso período, a un Blood Drynka, entonces quienes quieren que compartas tu inmortalidad están perdidos, tu sangre los mataría.

-¿Por qué no sales y discutes tus teorías con mi madre?-le pregunté de mal talante.

     Me di la vuelta y mordí su cuello.  
    Cubrí su boca con mi mano para que no escucharan su grito de dolor y sus gemidos en el éxtasis de la mordida, aquello podía llegar a ser placentero como el acto de morder. Sentí el sabor de su sangre en mi boca, la sensación que producía era cercano al orgasmo en el sexo, lo mismo que sentía la víctima de una mordida hecha por un Blood Drynka.
    Me aparté despacio sin quitar mi mano de su boca, Erza tenía los ojos cerrados perdida en el placer mientras yo acariciaba con mi dedo índice la mordida de su cuello.

-El instinto permanece dormido si me alimento como es debido, así Faye no corre riesgo al estar conmigo en la cama-le conté-. Por lo general salgo de Providencia en misiones por poco tiempo, ejecuto a las víctimas que dejan para mí pero no es suficiente.....

-Has pasado mucho tiempo de este lado, Euzma, te hace mal toda esta energía negativa que existe en el exterior-dijo Erza apenas retiré la mano de su boca.

-¿Quieres discutir lo que me hace mal o quieres comer? Porque para mí no fue suficiente.-Seguí acariciando la mordida.

-¿Qué haces?-preguntó.

-Controlando las ganas de arrancarte la garganta, no debo, ¿entiendes? Circe me dijo que era malo si la persona a la que muerdo es inocente, y tú eres inocente. Tú salvaste a Faye.-Besé la comisura de sus labios-. Salgamos de aquí, tengo mucha hambre, mucha sed.

-No podemos.

    Crucé los brazos.

-Eres una neófita, yo sigo siendo una también, por primera vez estamos en igualdad de condiciones.-Erza pareció meditarlo, la miré a los ojos sin parpadear-. ¿Dime qué es lo que más deseas en este instante?

-Sangre-respondió enseguida.

-Entonces vámonos.

-No es justo, empleaste sugestión-se quejó.

-No, te pregunté qué era lo que más deseabas en este instante y tú me respondiste, mi mirada no te sugestionó te persuadió a decir la verdad. ¿Vienes o no?-Le extendí mi mano.

-¡Qué elocuente tu mirada!-susurró, aceptándola.

-Lo sé.

   Nos desvanecimos del estudio para aparecer en medio de la carretera en la ciudad, un coche casi se nos echa encima. Empujé a Erza hacia un lado para quitarnos del asfaltado, Erza bufó y apresurada empezó a caminar por la banqueta; limpié los restos de su sangre que tenía en la comisura de mis labios con la manga de mi suéter negro.
   Había poca gente en la húmeda ciudad, se veían charcos de agua de una lluvia reciente que en su caída sobre Seattle fue convirtiéndose en suave rocío nocturno. 
   Erza se detuvo frente a un pequeño establecimiento.
  Estábamos a unas calles de donde se encontraba Escala porque a lo lejos logré ver el condominio.
   Erza entró.

-Creo que aquí estaremos bien-dijo.

    Era un bar que contaba con no más de veinticinco personas -contando al tipo moreno de la barra-; el lugar se veía normalito, aún brillaban las luces que suelen colgar los terranos para celebrar la pagana "Navidad". Las mesas redondas las habían dispuesto de un lado y de otro dejando espacio para un pasillo por donde anduvimos Erza y yo para dirigirnos a la barra. Las personas nos miraban.

-Qué manía la de los humanos esa de andar curioseando-comenté.

-Eres muy guapa, llamas la atención-replicó Erza por lo bajo-. Y yo no es que esté de mal ver, ¡eh!

-No me había dado cuenta, Erza, pero ¿siempre fuiste así de humilde o te dio un atacazo ahora?

-Estás aprendiendo a ser sarcástica, me siento orgullosa, Euzma Sahar-dijo, llevándose la mano al pecho mientras que con la otra llamaba al barman.

   Me volví para estudiar con la mirada a los clientes, no me gustó lo que percibí en algunos de ellos. De veinticinco personas, veinte eran unos enfermos que no entendía cómo no habían sido apresados por la guardia de la ciudad.

-¿Qué haces?-preguntó Erza, mirando a la gente.

-Eligiendo nuestra cena.-Puse mi atención en el barman que le había servido una bebida a Erza.

-¿Tu identificación?-me dijo.

-No la necesitas.-Cogí su cara entre mis manos y lo obligué a mirarme-. Cierra el local, ve a casa y no regreses aquí hasta dentro de una semana a partir de ahora.

   El hombre parpadeó varias veces, salió de detrás de la barra para dirigirse hacia un pasillo.
   Me encargué de hacer lo mismo con las cuatro personas de las cuales no percibí ninguna mala intención ni inmoralidad, personas inocentes que mis padres querrían que salvara. Las cinco personas-contando al barman-abandonaron el local ante la dubitativa mirada de las otras veinte. Algunos se levantaron.

-No, no-dije-, ustedes se quedan.-Se sentaron de nuevo-. Verán, ella es Erza, yo soy Sahar hija de Caín....

-Euzma-susurró Erza, nerviosa.

-Van a morir de igual forma-dije con desdén-. En resumen, tenemos hambre. ¿Alguien quiere invitarnos a cenar?

   Trece levantaron la mano, los otros siete se quedaron desconcertados: cuatro mujeres y tres hombres.

-Mis padres me enseñaron a no despreciar una invitación a comer porque es de mala educación, de hacerlo tengo que ser amable, pero hoy no estoy para hacer desprecios, sírvete-le dije a Erza.

    No esperó a que lo pidiera dos veces.
    Los gritos de terror llenaron el bar.

-No griten, por favor-pedí en voz alta, caminando hacia un hombre de pelo cobrizo que intentaba huir-. Siento tu miedo, puedo saborearlo, me gusta cuando la gente que le ha hecho sentir miedo a inocentes sienten el mismo miedo. Dime, terrano, ¿qué es lo peor que has hecho en tu vida?  

-Secuestré y violé a dos adolescentes-confesó, aterrado sin entender por qué lo había hecho.

-¿No te dieron castigo por eso? ¿Qué haces en libertad?-pregunté, ladeando la cabeza.

-No se pudo demostrar nad.....

-Oh, los terranos son tan inútiles.-Comenzó a llorar-. ¿Lo has hecho de nuevo?

-Sss...sí-respondió.

-Apuesto a que te creíste intocable, pero adivina, no lo eres.-Lo cogí de las solapas de su chaqueta, las lágrimas bañaban su cara, sus ojos café estaban llenos de terror.      
    Lo mordí, y cuando tuve suficiente le arranqué el corazón. Pasé al siguiente, y al siguiente, tal y como Erza lo hacía; al final terminé en los servicios lavando mi rostro y mis manos. Para el momento en que salí Erza seguía sobre una mujer bebiendo su sangre. Se detuvo sólo cuando escuchó la voz de Drako a sus espaldas.
-Qué desastre-dijo el leal caballero-. Si Euzma Caín se entera de esto no quiero ni imaginar el castigo que caerá sobre ustedes.

-No hicimos nada malo.-Me senté sobre la barra-. Cuidé que los inocentes se marcharan antes de empezar a cenar-dije, cruzando las piernas-. Todas estas personas son basura humana, el mundo estará mejor sin veinte violadores, asesinos, pederastas menos. Esa de allí-señalé con el dedo a una mujer a la que le rompí el cuello con lentitud para que sufriera-, mató al perro de sus vecinos porque no la dejaba dormir, prefirió eso a hablar con sus vecinos, ¿viste? 

-Sahar, no tienes permitido hacer este tipo de cosas, no puedes ir asesinando personas cuando se te antoje.

-¿Ni siquiera porque lo merezcan? Estoy cumpliendo mi labor mientras como, ¿qué hice mal? ¿Se supone que debí dejarlos vivir? Está el bien y está el mal, ellos eran el mal, nosotros ejecutamos a los malos.

-Tenemos un código-replicó. 

    Erza miraba, aturdida los cuerpos sin vida.

-Ajusticiamos, pero no de ésta forma, no lo tienes permitido a menos que sea necesario.

-Teníamos hambre ergo era necesario para poder alimentarnos-alegué-. Todos eran culpables de algo o tenían intenciones de llevar a cabo actos inmorales. Vivos sólo les daría oportunidad de ejercer dichos actos, muertos no dañan a nadie, ¿no es eso lo que queremos? ¿Salvar inocentes de seres inmundos como éstos?

-No así.

-Estoy confundida, ¿ejercí bien o ejercí mal?-Bajé de la barra-. Pienso que ni siquiera ustedes saben la diferencia entre lo bueno y lo malo-le dije al llegar frente a él-, es una delgada línea, muy fina de hecho. Juzgas que haya matado a puros bichos malos, según tú debí dejarlos vivos; desde donde yo lo veo cumplí con lo que se me enseñó: respeté vidas inocentes, sólo tomé lo que me pertenece, almas inmundas.

   Drako no se atrevió a contradecirme.

-Yo me siento satisfecha-comentó Erza, sonriendo.

-¿Faye aprobará tu proceder?-me preguntó Drako, llamando de nuevo mi atención.

-No lo sé, pero de algún modo tenía que liberarme sino alguien en esa casa iba a morir. Ahora estoy en calma-dije, pero sintiendo un poco de tristeza por dentro al pensar en Faye. 
  

    Sahar no apareció por el comedor, Circe y yo empezamos a preocuparnos porque Erza tampoco daba señales de vida. Nos sentamos en el salón, pero no pasé mucho tiempo así, enseguida empecé a caminar de un lado a otro, nerviosa.
-Según entiendo Drako convirtió a la chica Erza, quiere decir que no tardará en encontrarlas, están ligados por el vínculo de sangre Patro/Filino. Padre Blood Drynka/Hija Blood Drynka-dijo Arath.

-¡¿Y si Velkam llega a ellas antes?!-pregunté, desesperada.

-Faye, cariño, siéntate. Sahar estará aquí pronto-buscó tranquilizar Circe.

    Nada más terminar de decir eso aparecieron Drako, Erza y Sahar. La segunda estaba toda llena de sangre, a Sahar se la veía impecable pero percibí algo diferente en ella, además de sus ojos rojos con los que me miró, impasible.
    Me acerqué a ella, noté una gota de color rojo en su cuello. La limpié al tiempo que sentí mis ojos humedecerse por las lágrimas de enfado, miedo, nervios y preocupación que amenazaban con salir. 

-¿Qué hiciste?-susurré.











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