Spin-off

Spin-off

jueves, 16 de enero de 2014

IX



    Aparqué el coche justo a la entrada del edificio donde trabaja. Ella me lanzó una mirada de decepción, tal vez no quería llegar nunca, el episodio de hace un momento mientras veníamos en camino fue muy gratificante para ambos, liberamos algunas tensiones; y sinceramente yo tampoco quería que llegáramos.

-¿Te digo algo?-Miré al frente y luego a ella otra vez-. Eres un sol, Elliot. 

-Yo creo lo mismo de ti.-sonreí, ella como acto reflejo hizo lo mismo-. ¿No harás nada descabellado, verdad?

   Su sonrisa se borró al entender de qué iba mí pregunta.

-No lo buscaré...

-No sin mí, en cualquier caso me llevarás a cuestas.

   Ella abrió la puerta. La cogí de la muñeca.

-Ivel....

-¿Y si es peligroso? No quiero que te metas en un lío por mí culpa.

-Mira pues, yo tampoco quiero que te metas en un lío. Seremos cómplices, gustes o no.-Rodó los ojos y se liberó de mí agarre. Salió del coche, la llamé; se asomó por la ventana y le dije:-Más tarde. Luego que salgamos del local hablamos, ¿vale?

-Como quieras.-dijo, fríamente.
   
  Aguardé a que entrara.
   Puse el auto en marcha, tenía que regresar, aquélla chica debe estar esperando.




Elliot....
   





***

    Ivel caminó con toda calma hasta el ascensor pensando en el por qué los edificios no podían tener tres o cuatro pisos, así podía usar las escaleras y no un aparato tan cerrado donde entran otras personas toda estresadas que terminan por contagiar su estado de ánimo. Se puso los auriculares al momento de oír a un hombre discutir por alguna estúpida fiesta, en algún estúpido lugar. 
    Se concentró en la canción. 
    
   Elliot acudió a sus pensamientos. Se comportaba como todo un caballero, Emma le había hablado de él mediante correos que ella enviaba como anónimos. Alguna vez llegó a decirle que él era su hijo adoptivo, pero lo que nunca explicó fue el por qué no estaba con él. 
  
   Era un joven de su edad, de pelo negro y unos preciosos ojos azules; era carismático y por lo que pudo notar en días pasados, muy coqueto. Y popular entre las chicas. 
   A veces lo veía con expresión de querer matarse, y considerando el lugar donde, y para quien trabajaba, lo entendía. Sólo que sus razones..... Las razones....

   Salió del ascensor al llegar a su piso, Lu la esperaba a la puerta del estudio de fotografía. Frunció el ceño en cuanto la vio, Ivel le sacó la lengua y entró con ella detrás, refunfuñando.
  
  Todo estaba listo, la única que faltaba era ella.
   Saludó a los modelos, dos chicas y un hombre, y se dispuso a trabajar.
   Lu no dejaba de hablar sobre Viorel, parecía una mosquito molesto al que no puedes matar. De vez en cuando Ivel le lanzaba miradas asesinas de las cuáles los modelos se percataban y reían.
   
-Si David Gandy estuviera presente el silencio sería de ultratumba, porque estarías desmayada.-comentó Ivel cuando Lu empezó a fastidiarla con preguntas sobre por qué había tardado.

   Las chicas, una rubia y la otra morena, soltaron una carcajada. Ivel les guiñó el ojo.

-Ella es una quejicas todo el tiempo.-les dijo a los presentes.

   Tras terminar, se sentaron a revisar lo que se había hecho. Charlaron con los chicos mientras veían el trabajo final.
   Luego de que se fueran, Lu la abordó nuevamente con el tema de Viorel.

-¿Qué pasa entre Viorel y tú?-preguntó.

-Es complicado.-dijo Ivel, casi ni le había prestado atención.

-¿Complicado? Parece algo que pondrías como situación sentimental en facebook.

-Yo no hago ésas niñadas.-replicó, sonó un poco molesta.-Viorel y yo no tenemos nada serio, sólo nos sentimos atraídos el uno por el otro y ya. Es puramente sexual.-agregó restándole importancia.

-¡Ooooh! Y eso te parece poco. Eres muy despreocupada, ¿sabías?

-Ajá.

   Lu se sentó y le entregó un sobre negro.
   Ivel dejó lo que estaba haciendo en la computadora y lo cogió.

-¿Y esto?

-Mí padre organizó una pequeña despedida para mí hermano quien se irá a estudiar a Europa. Es tu invitación, quiero que asistas.

-Sabes que éste tipo de cosas no me gustan, y más si no conozco a nadie. Ni a tu familia siquiera.

  Lucía cogió el bolso que había puesto a sus pies, sacó su monedero y de allí, a su vez, una fotografía.

-Allí tienes.

   Ivel agarró la fotografía.
   
-Mis padres, mí hermano y yo. Ahora los conoces.

   La chica casi se cae de la impresión: Lu y su hermano yacían delante de una pareja, todos posando con una enorme sonrisa en la boca. La madre y el hermano eran rubios, a diferencia de ella que tenía el pelo castaño. Y el padre....

-¿Lu, éste en serio es tu papá?-Su amiga asintió.

-Jonathan Fitz.

   Jonathan Fitz....
   John....

   
   



*

     Ivel aún no salía de su asombro cuando Viorel llegó por ella a la hora del almuerzo.
     A Lu la conocía por internet, se hicieron amigas en su adolescencia; Lucía la visitó una vez en verano hace cinco años, y ni en ésa ocasión -ni nunca- se preocupó por saber sobre su familia.

-¿Pasa algo?-dijo Viorel, aparcó el coche a un lado de la carretera.

-No, nada de lo que debas preocuparte.

   Viorel sintió deseos de besarla, pero no quería parecer impaciente; la forma en la que se fue ésa madrugada lo dejó desconcertado.

-¿Sabes qué? Vamos a mí apartamento, pedimos algo y almorzamos allí.-sugirió Ivel.

-De acuerdo, no te llevo al mío porque recién me he mudado y todo está hecho un desorden. Por eso estoy viviendo en un hotel mientras arreglo todo.-explicó él, mientras volvía a la carretera.

   Y así hicieron, tan pronto llegaron Viorel llamó para pedir la comida y él mismo se encargó de esperar al repartidor allí abajo. 

   Mientras almorzaban hablaron de frivolidades, Viorel le contó que trabajaba con su padre porque fue la última voluntad de su abuelo, y quería complacerlo. En vida, al señor no le gustaba ver a padre e hijo disgustados el uno con el otro; pero era inevitable según Viorel, pues él y su padre siempre han tenido encontronazos. No se llevan bien, son tan diferentes.
   En cuanto a su madre, murió siendo él muy joven. 

-Fuimos a cenar ésa noche, ella salió antes que yo del restaurante.-le costaba hablar del tema.-Cuando salí, vi como le dispararon desde un auto. Todo quedó en intento de robo...¡Mierda! Incluso en los diarios decían que murió protegiéndome, cuando no fue así.-Dejó la copa de vino en la mesa y se levantó.-Fue un asesinato, no dejo de pensar en ello.

   Ivel vio como hacia el esfuerzo por no llorar. Debió amar profundamente a su madre, el recuerdo de su muerte aún seguía fresco en su memoria como si hubiese sido reciente.
   
-¿Has hecho algo al respecto? ¿Investigado?

-No, es imposible con mí padre detrás. Siempre siguiendo mis pasos.

   Esto me parece demasiada casualidad, pensó Ivel. Y entonces recordó lo que decía el correo en el que Emma mencionaba a Margaret Sullivan. 
   Misma fecha distintas horas.
   La madre de Viorel murió el mismo día que sus padres.




  
    
***


     No preguntes no digas, pensé cuando la chica no dijo por qué necesitaba el trabajo; le dije que volviera la noche siguiente para empezar. Si no acepté que empezara hoy mismo fue porque quería que recapacitara. Que pensara bien en qué se estaba metiendo.
 En donde John sepa que intento persuadir a las chicas que vienen buscando empleo, de que no es bueno trabajar en esto y que deben pensarlo bien. Me mata.
    Éste lugar es el infierno, y Jonathan el Diablo. Contrata chicas jóvenes para saciar las ganas de sus amigos empresarios, políticos.... Está blindado, él pone las reglas del juego y como tal, siempre gana.
    Drogas, sexo, depravación....eso es éste sitio. 
   ¡Joder! Si no fuera porque necesito el dinero ya hubiese abandonado esto.

-¡Hola!
  
 Mika se sentó ante mí. Estábamos en la oficina.

-La gente empezará a llegar de un momento a otro, ¿dónde 
está Ivel?

-Vendrá, cálmate.

-John se disgustará aún más como llegue a faltar. Por lo que oí, alguien la quiere ésta noche.
   
   Levanté la mirada ipso facto.


-¿Qué dijiste?

-Que la quieren, cariño. Que se la van a dar a alguien ésta noche, el trato está hecho.

   No podía permitir eso....
   ¿Cómo hago?

  
  Cuando el local empezó a llenarse a eso de las nueve deseé que Ivel faltara.
    La llamé varias veces, pero ella tenía el maldito móvil apagado.
  
  ¡Siempre apagado, coño! 
  La música a ésa hora estaba a cargo de otra persona sólo hasta que Ivel apareciera.
   ¡Por favor no vengas! Me repetía una y otra vez. Llamé a su casa pero tampoco respondió.

    ¿Dónde te metiste?
     
   Y entonces obtuve respuesta. La música paró por un momento, las luces se apagaron. Prendieron a los pocos minutos, Mika estaba cerca de mí.

-Mira allí.-dijo.

   Seguí su dedo, John caminaba hacia el frente acompañado de un hombre; entre tanta gente no pude distinguir bien la cara del sujeto. Mika y yo también nos movimos por entre la multitud, nunca perdí de vista al tipejo. Hasta que la música empezó a sonar nuevamente. 
    Miré hacia la tarima, alguien entraba en ése momento. Llevaba una capucha que se quitó cuando estuvo ante el aparato.....
    Era ella.

    Empezó a moverse al ritmo de la música, al lograr reconocerme sonrió. Y siguió en lo suyo.....
   
    ¡Joder, Ivel! Justo hoy se te ocurre no faltar.
   ¿Cómo te saco de ésta?










Elliot...

domingo, 12 de enero de 2014

VIII...

     

   John sólo se fijó en Ivel. Era como si Mika y yo fuésemos fantasmas, no tenía ni idea de cómo iba a reaccionar;  la noche pasada estaba furioso.
    Le pidió a Mikaela que saliera, a mí ni me miró. Metí la mano derecha en mí bolsillo y la apreté en un puño; si la toca no me importará perder mí trabajo, iré con todo. 
   Se arregló el saco y sonrió.

-Bien, veo que hoy sí tienes tiempo, en tu apretada agenda, para nosotros.-comentó burlón.

  Ivel mantuvo la compostura, su rostro no mostraba ni un ápice de miedo ante lo que podía hacer John. Sus labios tenían una tenue sonrisa, no creo que John se diera cuenta de ése detalle.

-Te diré algo y espero que quede claro, mientras trabajes para mí no existe nada más allá afuera ¿entiendes?-Ivel no asintió, no dijo nada. Lo siguiente que vi fue a John lanzarle una bofetada.

    Ivel la recibió, fue tan fuerte que estuve seguro de que le había partido el labio. Pude constatarlo cuando ella volvió a mirarlo.
   Di un paso hacia él pero Ivel me cogió de la muñeca.

-¡No soy una de tus prostitutas!-dijo, apretando los dientes de la rabia que la embargaba.-Tengo una vida fuera de aquí, lo que yo haga o deje de hacer lejos de éste lugar no es de tu incumbencia.


-Lo es desde el momento en el que decidiste trabajar para mí.-Se dirigió hacia la puerta, vino a esto nada más. Alguien le dijo que Ivel estaba aquí, y no creo que haya sido Mika.-Fuera de aquí aún sigues siendo mía, grábate eso.


   Se marchó.

   Barrí el escritorio con las manos echando todo lo que había encima al suelo. ¡Ése maldito pendejo! Siempre tiene todo y a todos bajo su control.
   Saqué un pañuelo de mí bolsillo e hice que Ivel se recargara en el escritorio; limpié la sangre de su labio inferior con un poco de autocontrol, tenerla así de cerca no era sano. Ella me observaba atentamente, arqueó una ceja y sonrió como si nada de lo anterior hubiese tenido lugar; cogió mis manos y las bajó.

-Gracias.-dijo.-Pero no quiero meterte en problemas a ti también, imagina que le hubieses pegado.


-Se lo merecía.

   Dudó un poco antes de preguntar.

-¿Emma sabe que trabajas aquí? 

-No. 

-¿Por qué lo haces?


-¿Por qué lo haces tú?


-¡Espera un momento!-exclamó de pronto-. El pedazo de papel, dámelo.-Se lo entregué, está cambiando el tema-. Préstame un bolígrafo.-Cogí uno de los que habían caído al suelo y se lo pasé. Empezó a escribir algo-.Mira. Es una fecha.

  Había separado los números con guiones, de tal manera que quedó así: 09-20-03.

-Coincide con la fecha en que se cerró el caso.-comenté, extrañado.-Pero ¿por qué el nombre de tu tío? ¿Fue él quien pidió que se cerrara?

-Es lo que debo averiguar.

-¿Qué piensas hacer? ¿Que tal si es lo bastante malo como...

-No creo que sea peor que perder a tus padres.-susurró.

   Me dolió porque estaba en lo cierto, ella ya no tenía nada qué perder.

-Lo siento.-Ivel sonrió para tranquilizarme-. Hay algo que aún no te he preguntado. ¿Cómo sabías dónde hallarme? Emma sólo debió darte la dirección del edificio donde vivo.

-Un hombre que vive por allí me dijo que te había visto aquí, supongo que es algún cliente.

   No me preocupé por preguntarle cómo era, ella tenía razón, algún cliente que vivía en mí mismo piso. 

-Debo ir a trabajar, Lu debe estar preocupada.

-Te llevo.-Me ofrecí, ella salió riéndose-. ¿De qué te burlas?-pregunté, caminando a su lado-. Déjame llevarte.

-Tienes que atender a uno de los personajes de "Rugrats".-dijo, refiriéndose a la chica que esperaba en la barra. Odio hacerme cargo de éstas cosas.

-Te llevo y regreso. Vamos.-La cogí del brazo y la llevé afuera. 

  Volví adentro y le pedí a Mika que le dijera a la chica que esperara un poco más que yo regresaba en un rato no muy largo.

   Ivel encendió la radio tan pronto puse el coche en marcha, Secrets de OneRepublic sonaba en ése momento y ella empezó a cantar. Yo seguí la letra, pero no tengo tan buena voz. A ella eso la tenía sin cuidado; ésa canción parecía estar hecha para nosotros, y para lo que vivíamos en éste loco y sucio mundo. 
     Cantaba alegremente, en ése instante nada importaba, las cosas malas estaban allí, fuimos nosotros los que nos movimos a otro plano donde no tenían cabida. Me gustó verla así, llena de vida, me había inyectado felicidad con su sola presencia y ésa música de fondo a media mañana; los conductores de los otros autos pensarían que estábamos tomados o hasta el culo de lo fumados...pero con ella ése tipo de cosas no hacían falta...

   


   








Elliot...

jueves, 9 de enero de 2014

VII...

  

 La estupefacción de Ivel me sacó una sonrisa; me gusta darle sorpresas desde que descubrí a principios de la semana pasada, que no le gustaban.

-Estaba a quince minutos de aquí cuando te he llamado, y pensé en venir. Espero que no sea un problema, ya sabes, por lo de tu amiga.

-Ella hace todo lo posible para no interrogarme, pero tarde o temprano tendré que presentártela.

  Se había resignado.
  
-Dejé la carpeta con la información en la oficina de la discoteca....

-¿Estás drogado?-preguntó, y dicha pregunta fue acompañada de un golpe.

-¡Oye! Está en la caja fuerte y Jonathan no está, y te repito: está furioso porque no fuiste anoche. Tal vez no deba decírtelo, pero como estamos en el mismo barco... Ayer te siguieron sus gorilas, sabe dónde y con quién estuviste, Ivel.

  Me cogió del brazo y subimos a mí coche.
  
  Miraba por la ventanilla ignorando mí presencia, está en su mundo privado; la dejé tranquila.
   Llegó la semana pasada, o mejor dicho, regresó. Vivió aquí cuando era pequeña, no me dijo mucho, y yo no necesitaba saber nada.  Aunque de hecho lo supiera todo, sólo quería ayudarla.
  
  Aquella tarde cuando apareció por el local donde trabajo, yo estaba tocando la guitarra mientras esperaba a que John llegara; por encima del sonido de la música escuché al guardia del local negarle la entrada a alguien. Dejé el instrumento sobre la barra y me dirigí a la salida; la chica se encontraba de brazos cruzados frente al grandullón. Ivel es muy baja, se veía muy mona ante aquel gigantón.
    Le dije al guardia que todo estaba bien, que la conocía, aunque en ése momento no supiera quién era ella. 

<<-Gracias.-dijo, sonriendo.


   Le guiñé un ojo y la guié hasta adentro. Se sentó a la barra conmigo; yo pensé que estaba allí para ver a Jonathan el dueño del local.

   No me parecía el tipo de chica que necesitara trabajar en un lugar como aquel, a menos que no supiera de qué se trataba. 

<<-Abrimos a la noche ¿sabes?- comenté para hacer conversación.


<<-Eso me dijo aquél hombre. Pero es que....-titubeó.-¿Conoces a Elliot Simmons? ¿Trabaja aquí, no?


<<-¿Para qué lo buscas?-pregunté, noté que se sintió intimidada, así que le dije quien era.-Elliot, ¿y tú?-le extendí mí mano.


   Ella se sorprendió, pero se recuperó muy rápido y me estrechó la mano.


<<-Ivel.-dijo, tan sólo.


   Recordé lo que Emma me había dicho sobre ella y que de venir a buscarme le ayudara en lo que pudiera. 
    Eso he hecho, la cuestión es que no pude hacerla recapacitar en su intento de entrar a trabajar en el mismo local que yo. Y en cuanto John llegó esa tarde, le pidió trabajo; al principio sólo ayudaba al bartender, pero después de que el dj faltó una noche y ella tomó su lugar en un impulso, se quedó como dj suplente. Lo hacía bien. 
   Y para ganarse a Jonathan en tan poco tiempo, pues....
   Ella entendió muy pronto de qué iba todo en ésa discoteca, y aún así se quedó.

-Ivel hemos llegado.-Se bajó, no me miró siquiera.-¿Te pasa algo?


-¿Emma alguna vez te mencionó a alguien llamada Margaret Sullivan?-preguntó mientras entrábamos al establecimiento.


-Pues...

-Elliot, el sonido...

   Ivel miraba atentamente a una chica que se hallaba sentada a la barra, yo hablaba con el ingeniero de sonido poniendo en orden algunos asuntos, pero no le quité los ojos de encima a ella. La chica de la barra era muy guapa.

-Sécate la baba.-le dije cuando terminé de charlar con el ingeniero.

-¿También contratan "Rugrats"?-soltó ella.

-¿Qué?-reí.

-Ésa chica no parece de dieciocho.-comentó.

-Ni tú de veintidós.

   Me clavó una irónica mirada, y luego sonrió; ésa sonrisa pícara que tiene.

-Creí que te habías rendido y no vendrías más. ¿Elliot tuvo que ir por ti, bebé?

   Mikaela, quien se ha vuelto la enemiga jurada de Ivel. 
   No creo que la cosa sea tan personal, los niveles de antipatía de Mika superan, con creces, los de la gente normal.  

-Vamos a la oficina, Ivel.-dije, antes de que se armara una grande. Ivel no pierde la paciencia tan rápido, lo he notado, pero cuando se enoja es muy agresiva.

  Subimos las escaleras, ella se asió de mí brazo. Sonreí, me miró y me guiñó un ojo.
  Ojos café, con una mirada muy profunda; su sonrisa y su mirada me tienen ligeramente atrapado. Es como si hubiese hecho una travesura de la que sólo ella sabe, o como si hubiese descubierto algo de ti, algo de lo que no quieres que nadie se entere.

   
Abrí la puerta de la oficina y fui directamente a la caja fuerte que John escondía detrás de una fotografía en blanco y negro, del puente de Brooklyn. Saqué una carpeta de manila color marrón, y se la entregué.
  Yo había visto los documentos la noche anterior.

-¿Cómo te hiciste con esto?-inquirió, pasando las hojas y leyendo lo que más le interesaba.

-La hija de Emma trabaja como detective de homicidios; su padre lideró las investigaciones, Ivel. Sobre la muerte de tus padres.

   Levantó la mirada.

-Emma no lo mencionó.

-Tenía que sacarte del país, o así me lo explicó.

-¿Y su hija te dio esto así no más?

-Técnicamente, no.

    Arqueó una ceja.
   Siguió leyendo, no se sentó, estuvo de pié todo el rato.
  
  Emma fue amiga de los padres de Ivel, quienes murieron en un supuesto accidente vial.

-¿Qué es esto?-preguntó, mostrando un pedazo de papel.

   Lo cogí.

-"Carlysle Alexander 092003"-. Leí. Juraría que no estaba aquí ayer.-¿Carlysle Alexander? Que no es el nombre de....

-Sí, es el hermano menor de mí padre.-susurró. Bajó la mirada para seguir leyendo.

-Cerraron el caso por falta de pruebas.-le dije.

-Pues en ésta prácticamente ponen a mí padre como el que causó el accidente.-Levantó una hoja y luego la volvió a poner dentro de la carpeta que cerró.

-Iba a una velocidad muy alta, se pasó varios altos...

-Eso es imposible, mí papá era buen conductor, a menos que estuviera huyendo de alguien...

   Abrieron la puerta; Ivel metió la carpeta en su bolso.

-John acaba de llegar.-dijo Mika, había algo de compasión en su mirada cuando vio a Ivel.

   Mika entró y cerró la puerta, que luego fue abierta por el Señor.



   

   
Elliot...





miércoles, 8 de enero de 2014

VI

   Escuché la puerta cerrarse, acaba de llegar la zorra de turno. La verdad no sé qué le pasa a Ivel, a ése hombre de la playa no hace mucho que lo conoce. Ella no es así.
   Oí sus pasos de aquí para allá y de allá para acá. Apuesto a que se le olvidó que estoy aquí; Lu me trajo hace más de dos horas y estuve a punto de llamarla a Ivel tan pronto llegué al apartamento, pero lo pensé mejor y la dejé tranquila. Hasta ella merece follarse a alguien de vez en cuando ¿no?
  Después de coger un libro de la estantería de la sala, me encerré en la habitación que dejó para mí, la mar de acogedora sin duda.
   Llegó justo antes de que cayera dormida.

   Salí cuando dejó de pasearse por ahí. Fui a su dormitorio, la luz del cuarto de baño estaba encendida. Me acerqué y me paré en el umbral de la puerta, se estaba lavando los dientes. Levantó la cara y al ver mí reflejo en el espejo soltó el cepillo.

-¡Por Dios, Leyla!-exclamó. Sabía que se le había olvidado que yo estaba aquí-. Ríete todo lo que quieras, pero no vuelvas a hacer eso.

-Me asombra tu comportamiento, Ivel, ¿cómo estuvo tu noche?-sonreí- Más movida que la mía, sí.

  No dijo nada, volvió a lo suyo.
  Se había duchado, llevaba un albornoz negro.

-Al hombre de la playa...¿Es tu novio? Lo que me lleva a hacerme otra pregunta ¿desde cuando te haces novia de alguien?

-No es mí novio.-dijo, su ánimo no era el mejor.

-¿Ah, no? Tú no te andas besando con todo el mundo, así que..si no es tu novio....

  Se dio la vuelta y pasó por mí lado cerrándose la bata. Llevaba sólo la ropa interior debajo de ella.

-No creo que sea de tu incumbencia.

-Habla.

   Se sentó en la cama, luego se puso de pié y se soltó el pelo.

-Es una....relacióndeamigosconderechoaroce.-balbuceó.

-¡¿Qué?!

-Es una relación de amigos con derecho a roce, ¿vale?

-¡Eso no es posible! ¡No eres tú! ¡Tú no haces eso! ¡¿Por qué?!

   No salgo de mí asombro, y ella sonríe, como yo hace un momento cuando la asusté en el baño.

-Estaba aburrida.

-¡Pero tú..... ¿Sabes? ¡Es increíble! No es posible que conozcas a alguien hace una semana y quieras follártelo. No es propio de ti.

-¡Hello! Lección de vida: Nunca terminamos de conocer realmente a una persona. ¡Ni siquiera yo termino de conocerme!

   No me hacía mucha gracia, aunque esto parece estar haciéndole bien; pero por experiencia sé que éste tipo de cosas no siempre tienen un buen final. ¡Qué es la vida real, hombre!

-¿Te irás a dormir o te quedarás allí paradota? Porque yo estoy cansada.

-Me lo imagino.-dije, con toda la malicia que pude emplear.

   Se quitó la bata y me la lanzó a la cara. Caminé hacia la salida mientras ella se metía a la cama, colgué la bata en un gancho que estaba en la pared y ya en la puerta me volví.

-Buena noche, sueña con Viorel Jr.-Le mostré el dedo medio y lo chupé.

  Ella soltó una risotada y me lanzó una de sus almohadas.

-¡Cierra la boca, puerca!

  Salí riendo.

  No fui a mí dormitorio, me senté a la puerta del suyo.





***

    Ivel vio la sombra por debajo de la puerta.
 Se sentó en la cama; Leyla solía hacer eso desde que presenció uno de sus episodios de pesadillas a los pocos meses de conocerse. Ivel le dijo en más de una ocasión que no era necesario, pero la joven es igual de terca que ella.

-¿L?-llamó, no hubo respuesta-. Sé que estás allí, voy a estar bien. Vete a la cama.

   Ivel esperó un momento a ver si decía algo.

-¿Segura?-Escuchó pasado unos minutos.


-Segura.


-Vendré si me necesitas, ¿vale?


-Vale.


   Los pasos se perdieron hacia su dormitorio, e Ivel escuchó la puerta cerrarse.

   Dejó el móvil encendido sobre la mesita de noche, aunque no acostumbra a dejarlo encendido-le revientan los teléfonos- lo hizo porque esperaba una llamada.
   Al final se quedó dormida.
   Entre horas se levantaba, miraba el techo y divagaba; las pesadillas cesaban de noche en noche, pero el insomnio era un poco más frecuente. 
    Cerró los ojos sumergiéndose en un profundo sueño....





I Let it fall, my heart...
And as it fell, you rose to claim it....
   

   El móvil la despertó y sólo escuchar el tono le dijo quién estaba del otro lado.


-¿Aló?-dijo, media dormida.


-¿Ésa es tu voz de recién levantada?-preguntó Viorel con un tono muy malicioso.


-¿Algún problema?


-No, ninguno. Me gusta.


   Ivel rió.


-¿Has soñado conmigo?


-No, no he soñado con nada.-respondió. Y luego:-Sí, soñé contigo.-dijo por seguirle el juego.-¿Qué quieres?


-Ahí está la chica borde.


-¿Me esperas un momento? Tengo otra llamada.

-Mientras no me cuelgues.-rió.

   Ivel vio el identificador y se apresuró a contestar.


-¿Elliot?


-Tengo lo que pediste, ¿vendrás hoy? Traté de localizarte anoche pero no te hallé; y te advierto: Jonathan está furioso.


-Salgo para allá.


   Le colgó, y volvió con Viorel.


-¿Qué quieres?


-Me gustaría almorzar contigo hoy, ¿te apetece?


  Ivel se quedó callada, esa no parecía ser la más brillante de las ideas. Pasar tiempo juntos no....


-¿Sólo almorzar?


   Lo escuchó reír, soltó una risita tonta también.


-Tal vez nos saltemos el almuerzo y pasemos al postre.


-Caducó.


   Viorel entendió inmediatamente que se refería a la frase que él había usado, le resultó gracioso.


-¿Harías algo por mí?-preguntó el joven.


-¿Qué cosa?


-Di: "Me gustaría que me follaras duro."


-¡¿Qué?!-rió, ¿cómo podía ser así?-Ésta no es la línea caliente.


-Por tu voz lo parece.-Ambos rieron.-Tengo muchas ganas de verte, besar y morder tus labios...


-Específica, ¿no?-Su tono fue seductor.


   Viorel volvió a soltar una carcajada.


-¿No? Dilo.


   Ivel se levantó de la cama y caminó hacia la ventana para abrir las cortinas.



-Me gustaría que me follaras duro.

-Perfecto, pasaré por ti a la hora del almuerzo.


-Bien.


   Ivel no esperó a que él se despidiera, le colgó al instante.

   Se metió a la ducha en un estado tan pacífico; hablarle y que él la hiciera reír, la evadía de la realidad. Una cruel realidad.
   Tarareó Set fire to the rain mientras el agua fría resbalaba por su cuerpo. Ésa canción parecía ser un indicio de lo que él traería; cuando Lu los presentó, hace una semana ya, ella-Ivel- no mostró interés en él. No negaba que sí notó lo apuesto que era, porque no pasaba desapercibido, pero no estaba interesada. Lo evadió en más de una ocasión durante la fiesta.
  Al momento de estrecharle la mano empezó a sonar aquella canción, tal vez señal de que ése chico la sacaría de su sufrimiento y que al mismo tiempo la haría caer de nuevo. 

   Se vistió. Cuando salió vio a Leyla sentada ante la mesa del pequeño comedor desayunando y con un envase de café de starbucks en la mano.


-¿Y mí desayuno?-le preguntó.


-¿Acaso tengo cara de "Francois, Chef personal"?


   Ivel la fulminó con la mirada, le quitó la mitad del sandwich que tenía en el plato y le dio un mordisco.


-Buenos días, princesa.-saludó, cogiendo su bolso del espaldar del asiento donde estaba sentada Leyla.


-Claro, después de que te comes mí desayuno ¿no?


-¿Sabes que puedo botarte de mí apartamento, no?


-No lo harías, me adoras.


-Noooo, tú me adoras a mí, cielito.-le dio un beso en la cabeza y se dirigió hacia la puerta-. ¿Qué harás hoy?


-Algo encontraré.


-No me has dicho por qué estás aquí.-soltó Ivel, volviéndose ya ante la puerta.


-Por ti, me necesitas.


   Intentó no abrir la boca de la sorpresa, la respuesta la dejó embobada. 


-Huiste de casa sin despedirte, no me avisaste dónde estabas. De no ser por Lu no te habría encontrado, me la pones difícil, Ivel; no hago esto por nadie, y sé que tú harías lo mismo si yo estuviese en tu posición. Por eso vine, por ti.


   Ivel pensó un poco antes de romper el bonito momento. Leyla contó mentalmente.....

   1, 2....

-Idiota.-dijo Ivel.

-Bruja maldita.-le respondió Leyla.

   Así se querían.

  Ivel sonrió mientras cerraba la puerta al salir. 


 Bajó por las escaleras, saludó al portero y se detuvo en seco cuando vio al chico de brazos cruzados, esperándola.

-Elliot.-musitó.