Spin-off

Spin-off

lunes, 30 de junio de 2014

15...

  Ahora...



   Ivel se conectó vía Skype sin esperar a que la mujer del noticiario terminara de dar el reporte. 
   Tenía un ordenador en el estudio-la puerta que está frente a su habitación-, yo no había entrado aquí pero ahora que lo veo.... Ivel pensó en todo, y no se anda con pequeñeces. El lugar estaba bien amueblado, para haber sido ocupado hace una semana.
   La noté nerviosa cuando Claudia tardó en responder. No dejaba de darle vueltas al anillo de su dedo.

-No estaban en el coche, ¿recuerdas?-comenté.

-Si no tengo amnesia, Leyla, pero son mis padres y creo que ya cubrí mí cuota de pérdidas en ésta vida.-Se quejó sin quitar la mirada de la pantalla del ordenador.-Gracias al cielo.-susurró.

   Me paré detrás de ella, Claudia al fin apareció. Tenía puesta una camiseta negra y llevaba el pelo recogido en una cola de caballo. En Londres era la madrugada del sábado ya; a Ivel eso no le importó.

-Acabo de ver las noticias, ¿me explicas, por favor, que demonios está pasando?

-Te eché de menos también, cariño.-dijo Claudia, con un tono sarcástico que reservaba para Ivel. Así se llevaban.-No fue nada, el coche explotó.

-¿Y te parece poco? 

   Claudia se cruzó de brazos, suspiró mirando la pantalla.

-Fue una advertencia, es por el caso que lleva tu padre; el asesinato de Willem Burton, pero resulta que tu padre se está acercando demasiado a la verdad y eso, al asesino, no le cayó bien.-explicó.

  Puse una de mis manos en el hombro de Ivel, ésta respiró tranquila.

-Hay algo que no me estás diciendo, Claudia.-dijo, palmeando mí mano.-¿Qué ocurre?

  Claudia se tensó, se notaba que le estaba ocultando algo a su hija; y es posible que esté debatiéndose entre decirle o no.

-Tu padre tiene a una persona en la mira, pero sus sospechas serán desechadas en cuanto las comparta.

-¿Por qué?-pregunté.

-Es Carlysle Alexander, su tío.-me respondió Claudia, haciendo un gesto con la mano, señalando a Ivel de pasada.

   ¿El tío de Ivel? 
   Mí amiga tenía cara de poker en ése momento. Ahora era yo la que entraba en un estado de nerviosismo, caminé de un lado a otro mirando a Ivel, buscando algún indicio que me dijera que ella había oído lo que su madre le acababa de decir; sin embargo su silencio era absoluto, sepulcral.

-Fue la última persona que vio a Burton antes de que éste fuese asesinado.-continuó Claudia.

-Él ordenó que cerraran el caso de mis padres.-susurró Ivel, hablando al fin.-Elliot y yo encontramos una pista con la fecha en la que el caso se cerró, y el nombre de Carlysle. El tuvo que haber ordenado que se cerrara.

   De acuerdo, ahora sí estoy perdida. Volví a situarme detrás de Ivel, quien se había sentado en la silla tras el escritorio.

-¡Por Dios, nena! ¿Ves lo raro que se está tornando todo esto? Regresa a casa, deja todo así....

-No puedo.

-Hazle caso a tu madre.....

-No vengas con eso ahora, Leyla.

-Claudia tiene razón, Ivel, además debiste hablar conmigo sobre esto.

-¿Otra vez con lo mismo? ¿Escuchas que puede ser peligroso y quieres saber más?

-No puedo evitarlo...

-Así como no puedes evitar obligarme a ver estúpidas series de médicos....

-¡Retractate! Además yo no te pongo una pistola en la cabeza.

-Pero poco falta...

-¡Cállate!

-¡No! ¡Tú cállate!

-¡Cállense las dos!

-¡No te metas, Claudia!-dijimos Ivel y yo al unísono.

-No me obliguen a salir de aquí y patearles el culo.

-Eso es imposible.

-No te burles, Ivel....

-¡¿Quieren hacer el favor y cerrar la boca, las tres?!-exclamó Warren, apareciendo en cámara con el móvil al oído.

-Ivel empezó.-susurré.

-No, empezaste.

-Ellas empezaron.-terció Claudia, haciendo pucheros como niña pequeña.



-Arreglenlo.-ordenó Warren-. Hola, cielo.-agregó, saludando a Ivel.



   La morena sonrió al ver a su padre sano y salvo; debe estar en algo importante porque eso de hablar por teléfono a ésa hora de la mañana no podía ser por otra cosa.
   Warren salió de cámara y nos quedamos en silencio por unos minutos.
   Claudia se aclaró la garganta.

-Te entiendo, Ivel.-dijo, apenas se dibujó una sonrisa en sus labios-. No te quitaré el derecho a saber lo que pasó con ellos, y por qué pasó; te apoyaré ¿vale? Es sólo que ése hombre puede hacerte daño, me da miedo y por eso te suplico que de encontrar algo más, algo que lo vincule directamente con la muerte de tus padres, no hagas nada descabellado. No pongas en riesgo tu vida, por favor. Prometemelo....por favor.

   Ivel se mordió el labio inferior, por alguna razón supe exactamente lo que estaba pensando. No haría una promesa que no podía cumplirle a su madre.
   Se desconectó sin despedirse; se cubrió el rostro con las manos. Me agaché a su lado.

-No puedes hacerles esto, Ivel. Mírame...-dije, ella me hizo caso. Sus ojos cafés estaban llenos de tristeza-. No me lo hagas a mí. No lo soportaría....

-Ponte en mí lugar por un momento.

   Se levantó y salió del estudio.
   Me rompió el corazón verla así, tan rota. 

   Me metí a la cocina e hice un poco de chocolate caliente; serví dos tazas. Desde la ventana se podía ver la nieve cayendo, porque sí, había empezado a nevar.
   Toqué la puerta de su habitación, la oí decir que entrara. Cogí la bandeja con una sola mano y abrí la puerta; Ivel estaba sentada en el centro de la cama con las piernas estiradas. Sonrió al verme.

-Te traje algo, sé que ésta noche no pegaras ojo.-le entregué la taza, la cogió y dio un sorbo.-Me gustaría mostrarte algo que encontré hace un par de días.-Vi la hora en mí reloj, once y media-. Pero con ésta nieve, y a ésta hora.... Ya no podrá ser hoy.

-¿Qué es?-inquirió, llena de curiosidad.

  ¿Será buena idea llevarla al cementerio justo ahora? 
  El cementerio donde sepultaron a sus padres, y donde "ella misma" está sepultada. Tal vez debí esperar un poco.









-Leyla....
    





   

   

domingo, 29 de junio de 2014

14.....

Londres, Inglaterra...

    
    <<Claudia caminaba de un lado a otro nerviosa, se sentó a la mesa del comedor con tan sólo una taza de café y una tostada en la mano. Su marido entró, depositó un beso en la cabeza de la mujer mientras se ataba la corbata; sonrió al notar que al fin se había calmado. No era el típico nerviosismo de hace una semana cuando su hija se marchó dejando tan sólo un mensaje en su computadora: "Estaré bien".
   A Claudia ése "Estaré bien" la preocupó más, sabían adonde había ido y las razones que la hicieron regresar a ése lugar.

-Hablé con Leyla, dijo que ella se hallaba en perfecto estado. Vive en un apartamento muy lindo, me lo mostró a través de Skype.-explicó adelantándose a la pregunta de su marido.-¿Me servirías más café?

-No, ha sido suficiente.-replicó Warren con una sonrisa pícara-. Pero si dices que ella está bien ¿qué te preocupa tanto?

-Todo.-susurró Claudia atándose su negra melena en una cola de caballo-. Sé que está en su derecho de saber qué ocurrió, yo también quiero saberlo pero si la cuestión fue tan fea, ella.... ¡Dios! No quiero ni pensar en lo que pueda pasarle de llegar a encontrar algo. Odio que Emma no nos diera suficiente información.

  Warren se sentó a la mesa, no había cogido nada para desayunar salvo una taza de café. A Claudia eso la tomó por sorpresa, su marido es igual que su hija, no le gusta tomar café en ningún momento del día; no le gusta, punto.

-¿Revisaste su ordenador?-le preguntó a su mujer.

-Lo hice, pero Ivel eliminó todos los e-mails que Emma le envió. Bueno, los pocos.-Corrigió, hundiéndose en la silla.-Sé que Emma, después de insinuarle que sus padres no murieron en un accidente, intentó convencerla de que lo dejara así; Ivel me lo contó. ¡Pero vamos! Ya le había dado la idea, y después de que a Ivel se le mete algo en la cabeza es difícil que desista; al final Emma dejó de intentar convencerla de buscar pistas y le dijo que si estaba decidida, debía buscar ayuda. Le dio un nombre: Elliot, así que Ivel ya debió hacer contacto con ésta persona para que le ayudara.

-Elliot es el hijo de Emma.-le recordó Warren, revisando unas carpetas que tenía en la mesa.

   Claudia observó a su marido, tenía un caso con el que lidiar; el pobre no ha dormido bien en días, y ella ni hablar. Con Ivel al otro lado del mundo no era para menos, conocía al dedillo el modo de actuar de su hija.
    No le quitaba los ojos de encima a los documentos que su marido revolvía, realmente estaba ocupado y ella distrayéndole de ése modo. Aunque sabía que a él no le enfadaba, era de su hija de quien estaban hablando; Claudia se levantó y se sirvió más café, pudo escuchar la sonrisa de su esposo. Volvió a sentarse, y algo entre los papeles de Warren llamó su atención. 
   Era una nota de periódico, la cogió y leyó el pie de la foto que acompañaba la nota.

-¿Éste hombre fue el último en ver a Willem Burton, Warren?-inquirió, enseñándole la imagen a su esposo. Éste asintió-. ¿Viste el nombre, Warren?-Ésta vez la pregunta fue hecha con un tono diferente, como de temor.

   El hombre levantó la mirada, sus ojos azules se clavaron en los oscuros ojos de su mujer.

-Carlysle Alexander.-respondió con calma.

-Ivel nació bajo ése apellido.

-Es común...

-Sí, lo sería si su tío no se llamara "Carlysle".-Claudia se puso de pie nuevamente, tensa, nerviosa.-¿Qué probabilidad hay de que éste hombre tenga que ver con la muerte de Willem Burton?

-Claudia....

-Necesito que me lo digas. ¿Lo crees sospechoso?

-Claudia, yo....

-¡¿Lo crees sospechoso?!-Su voz había subido una octava. 

  Si su marido creía que Carlysle Alexander estaba involucrado en la muerte de aquél hombre, entonces tenía razón; Warren nunca fallaba.

-Yo lo creo sospechoso, pero no por eso lograré meterlo a prisión, ése hombre tiene mucha influencia. Una cosa es lo que crea yo, y otra lo que hagan los jueces con ésa información.

   Claudia se cruzó de brazos.

-¿Crees que el chico al que encontraron en la escena del crimen es inocente?

-Un chivo expiatorio, si tan sólo recordara el rostro de la mujer que salía de la casa cuando él llegó. ¡Maldita sea!-exclamó, golpeando la mesa con el puño.

-Quisiera ver al chico, Warren.-Su esposo asintió, y ella subió a cambiarse. Bajó al poco tiempo, y dijo:-Al terminar con esto me iré a Norteamérica, no dejaré a Ivel con ése loco suelto por allí.

-Ni siquiera sabemos....

-Tu instinto es bueno, cielo. ¿Y que tal si ése hombre tiene sus manos metidas en el supuesto accidente de los padres biológicos de Ivel?-decía mientras cerraba la puerta de la casa.

-¿Matar a su hermano y a su cuñada? 

-Hemos visto cosas peores, cielo. Y déjame corregirte: Su hermano, su cuñada y su sobrina.-Warren se sorprendió-. Leyla encontró el camposanto donde yacen los padres de Ivel. Hay una tercera lápida con el nombre de una niña, creen que Ivel murió también; es un pequeño detalle que Emma no nos dijo.

   Warren condujo en silencio mientras su esposa revisaba los papeles. Claudia había abandonado todo lo que tenía que ver con la justicia cuando su propio padre fue asesinado frente a ella, y todo quedó en el aire. Nadie hizo nada. 
    Ella prefirió renunciar, pero de vez en cuando "metía sus narices" como le decía Warren, tal vez buscando un poco de la justicia que a ella se le negó.
   Cuando llegaron al hotel donde resguardaban al sospechoso bajó con las carpetas en la mano, Warren la seguía de cerca; Claudia estaba enfadada, preocupada, todo al mismo tiempo. "Carlysle Alexander..." pensaba. 
   Los oficiales que estaban a la puerta de la habitación la dejaron entrar sin hacer preguntas. Llevaba una mirada amenazadora; Warren entró tras ella, pero antes de que pudieran ver al sospechoso escucharon un estallido. Warren corrió hacia la ventana para ver qué ocurría, Claudia se acercó.

-Esto tiene que ser una broma.-soltó la mujer.-Me debes un Ferrari.-suspiró al ver su coche en llamas.>>











































sábado, 21 de junio de 2014

13

   Viernes en la noche e Ivel preparando la cena en su bello piso que aún no sé cómo logra pagar. Sé que sus padres tienen dinero, pero ella huyó de Londres sin siquiera avisarle a ellos así que no creo que les haya robado. Ella no hace eso.
   Huir de Londres a Portland. Dos lugares opuestos y abismalmente distantes; sólo a ella se le ocurre.
   Ivel, la que nunca le ha dado problemas a sus padres-excepto cuando está frente al volante. Ésa mujer es un peligro-, se escapa de casa. Siempre hay una primera vez para todo ¿no?
   Por lo general era una chica desenfadada, todo se lo tomaba a la ligera y quien no la conociera diría que los problemas del mundo, y su propios problemas, no le importaban. Pero tenía un modo muy particular de ver las cosas, no se amargaba. Y ése modo tan suyo. ése desenfado, era contagioso.

-¿Y a quién has invitado?-le pregunté.

   La ayudé a poner la mesa.

-A Lucy, y al amigo del que te hablé.-contestó desde la cocina.

-Vale.-Y entonces me cayó el veinte-. De casualidad no será el chico misterioso que no me presentaste el día que llegué ¿o sí? Ése que te esperaba aquí a la puerta.

  Me guiñó un ojo.
  Sí, sí era él.

   Al terminar de poner la mesa escuché la puerta cerrarse, me asomé y vi a Lucy entrar como toda una señora de su casa, traía una botella de vino en la mano. Tras ella había entrado el chiquillo que suele visitar a Ivel, ésta le permitió al niño quedarse.
   Poco después de la llegada de Lu tocaron el timbre, me hice cargo.
   Y al abrir casi me caigo de espaldas.... ¡Vaya con éste chico! Ahora sí que pude verle el rostro, ¡y qué rostro!

-Buenas noches.-saludó-Tú debes ser Leyla ¿no?

-Para servirte...Digo sí, sí soy yo.-Él sonrió, era bastante guapo ¡Ivel se busca unos amigos! Sonreí invitándolo a pasar-¿De casualidad eres modelo?-pregunté viéndole el trasero, e imaginando el cuerpo que escondía bajo la ropa.

   Lo acompañaba una niña algo pálida, llevaba un ramo de rosas rojas que en seguida corrió a entregarle a Ivel.

-Elliot.-me dijo el chico, tendiéndome la mano-. Y no, no soy modelo.

-Leyla, oficialmente.-Le estreché la mano-. ¿Cómo soportas a ésa pesadilla?

-Me soporta del mismo modo en que lo haces tú, Leyla-.contestó Ivel, acercándose-. Me da gusto que pudieran venir, ¿cenamos? Y por favor, cariño que el juego del interrogatorio quede para cuando estemos a solas.-dijo dirigiéndose a mí, la mirada que me dedicó fue de: "¿Puedes dejar el acoso?".

  Aquí había algo raro, y no me refería al moratón en la cara del chico, cerca del ojo izquierdo. Después de todo estuvo involucrado en una "pelea" ¿no?-aún no puedo creer que Ivel me mintiera, y que pensara que no lo noté-; me refería a la forma en que se miraban. Incluso durante la cena; hasta Lucy lo notó, me hacía señas de vez en cuando.

-¿Cómo se conocieron, Elliot? ¿A ti también estuvo a punto de atropellarte?

-¿También?-preguntaron él y Lucy al unísono, y desconcertados.

-No sé si lo saben pero Ivel es una conductora imprudente. Ella misma me llevó al hospital el día que nos conocimos...

-¡Saliste de no sé dónde!-alegó ella, regresando de la cocina con el postre. Un pastel de chocolate preparado por mí.

-Había un semáforo, Ivel, estaba en amarillo debías parar. ¿Qué planeabas hacer?

-Pasar antes de que encendiera la luz roja, Leyla, ya te lo dije un millón de veces.

   Ivel había frenado a tiempo ésa vez, aún  así llegó a rozarme y fue un roce suficiente para hacerme caer. Me fracturé el tobillo gracias a ella. La historia les resultó divertida, y lo cierto es que después de un tiempo llega a serlo. Ivel le encontró el chiste el mismo día, y desde entonces es nuestra broma privada.
    El tema cambió radicalmente. Bueno, más bien Ivel se encargó de cambiarlo, y al final de la noche ella y Elliot se apartaron a hablar a solas. Y no conformes con eso, en susurros.

-Esos dos se traen algo ¿no crees?-me comentó Lucy, mirándolos con disimulo.

  Manu se había ido. Y yo tenía a la pequeña Rose en mí regazo, estaba dormida.

-Tratándose de Ivel.....








Leyla.... 
    






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    La cena no pudo ir mejor, lo único que me puso nervioso-además de Ivel con ésa ropa ajustada y sexy que llevaba puesta-fue Leyla. No hacía nada más que interrogarme, y vi cómo a Ivel también le cayó mal  la cuestión, razón por la cual cada vez que podía cambiaba el tema.
   Después de un rato me llamó la atención con un ligero roce en mí hombro, quería que la siguiera.

-¿Ocurre algo malo?-le pregunté, ella cruzó los brazos.

-¿Sabías que Lucy es hija de nuestro "adorado jefe"?-¡Mierda! Con tantas cosas en mí cabeza olvidé mencionárselo.-Sí lo sabías, gracias por decirme-. Mí expresión debió delatarme; frunció el ceño-. Imagina mí sorpresa cuando mí amiga me muestra una fotografía de su familia, y veo al "señor de las prostitutas de Portland" sonriendo como todo un angelito. 

-Nos están mirando.-le susurré a mí vez, mirando de reojo hacia el sofá del salón.-Lo sabía, pero me distraje y olvidé contarte. La cuestión de tus padres, lo poco que nos ha dicho Emma.... .

-¿Qué?-Consiguió articular, perpleja.

   Lucy la llamó desde el salón avisando que ya se iba; aproveché para decirle que yo también me marchaba, Rose se había dormido en el regazo de Leyla. Fui a por ella, Ivel nos acompañó hasta el ascensor pero su amiga-que iba delante de nosotros- fue la primera en tomarlo.

-Ella es grandiosa.-dijo, refiriéndose a mí hermana quien dormitaba en mis brazos.

-Fue un descuido mío permitir que se durmiera....

-Qué va, la hubieses llevado a mí habitación.-sonrió.

   Me miró directamente a los ojos, sabía que quería decirme algo.

-Lo de Lucy....-comencé.

-No te preocupes, pero ¿crees que ella sepa lo que hace su padre?

-No me lo parece, es consciente de que su padre tiene un club pero no creo que esté enterada de lo que allí se hace.

   Ivel jugueteó con el anillo de su dedo anular, se mordió el labio inferior, pensativa. Un gesto que me hizo imaginar algunas cosas que quería practicar con ella....con su boca.

-¿Te gustaría acompañarme a una fiesta que ofrecerá la familia de Lu?-inquirió, dando vueltas al anillo en su dedo-. Ella me invitó. Es mañana en la noche.

-¿No es un tanto peligroso? John estará allí.

-¿Eso es un "No"?

   Me resultaba increíble y fascinante que no le preocupara ése detalle.

-Claro que me gustaría ir contigo.-Sé que el único motivo por el que quería asistir a ésa fiesta era para buscar algún indicio que relacionara a John con la muerte de sus padres-. ¿Y tu chico? El playboy.

-¿Qué hay con él? Y no es mí chico.-aclaró, hastiada.

-¿No luce mejor con traje?

    Ella sonrió con picardía. Se burlaba de mí.

-Quiero ir de tu brazo.-respondió, anulando toda posibilidad de réplica.

   Se marchó, y justo antes de doblar la esquina hacia su apartamento, hizo lo que yo pedía en silencio que hiciera antes de que las puertas del ascensor se cerraran. Se volvió a mirarme, y me regaló ésa sonrisa que tanto adoraba. Ésa que hacía parecer que sabía algún secretillo tuyo o que había llevado a cabo alguna travesura.




Elliot.......





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     Me serví una copa de vino, escuché la puerta cerrarse; Ivel había regresado. Supongo que no quería despedirse del joven, probablemente le guste en serio, aunque tratándose de Ivel. Nunca se sabe.

-Parece un buen chico.-comenté, sentándome en el sofá. 

-Lo es.-Se sentó a mí lado.

    La curiosidad me estaba matando.

-Me gustaría saber algo, ¿por qué tanta secreteadera entre tú y él? Cambiaste la conversación siempre que veías la oportunidad.

-No sé de qué hablas.-dijo, había una tenue sonrisa en sus labios.

   Se levantó y se volvió para mirarme. 
   Haré la pregunta del millón porque sé que está esperándola hace mucho.

-¿Qué viniste hacer a Portland? ¿Esto es por tus padres?

-Leyla es complicado.

-Pero él está enterado ¿no? Un chico al que apenas conoces sabe lo que ocurre, y a tu mejor amiga la alejas.-No me di cuenta de que me había puesto de pie-. Y yo de idiota te seguí hasta aquí.

-No recuerdo haberte pedido que lo hicieras.

-¡Porque es lo que hacen los amigos, Ivel!-exclamé. Es bueno saber que tenemos un piso para nosotras solas. Así puedo gritarle con gusto-. Es lo que hacen los amigos cuando perciben que algo anda mal. Cuido tu espalda y tú la mía ¿recuerdas?-Ivel me sostuvo la mirada, estaba seria.- Yo entiendo que no estés acostumbrada a que otras personas se preocupen por ti, siempre han sido tus padres y tú contra el mundo. Ya sean los biológicos o los adoptivos; ellos han sido tu pilar, tus amigos....Pero yo también estoy aquí, y me preocupo y preocuparé por ti. Te guste o no. Así que ve acostumbrándote.

   Ivel arqueó una ceja. Su sonrisa ladina apareció, en cualquier momento hará algún comentario sarcástico para hacer notar lo cursi que soné.

-¿Eso se traduce en algo así como: "Eres mí persona"? ¿Aquí es donde lloro y te abrazo, no?

   Inevitablemente solté una carcajada, no la entiendo. Por más que lo intente y me esfuerce, no logro entenderla; ladeó la cabeza y sonrió un poco. Suele hacer ése gesto cuando no comprende algo; supongo que debo parecerle una loca por estar riéndome así.
    Me senté y cogí el mando del televisor, Ivel se perdió hacia su dormitorio; debe estar agotada.
   Comencé a cambiar canales, todos tenían la misma noticia así que lo dejé en cualquiera. Mientras ponía la copa en la mesita que está frente a mí, apareció una cara conocida; la pantalla estaba dividida entre un coche en llamas y la fotografía de Claudia. 
    ¡Mí Dios!



-¡Ivel!-grité-. ¡Ivel tienes que venir a ver esto!

   La escuché quejarse.

-Te juro que si me obligas a ver La Anatomía de Grey una vez más.....-Se detuvo al ver mí expresión.-¿Qué pasa?

   Le subí volumen al televisor, Ivel desvió la mirada de mí hacia el aparato. Caminó con lentitud hacia el sofá y se sentó a mí lado prestando especial atención a las palabras de la moderadora:

<<-.....Claudia y Warren Hastings no estaban en el coche al momento de la explosión. Se presume que éste atentado es uno más de los cinco que han tenido lugar en los últimos meses en algunos puntos de Londres. La pareja....>>

 Ivel miraba atenta las noticias.
  Warren y Claudia Hastings son las personas a las que Ivel dejó preocupadas en Inglaterra; sus padres adoptivos, y estoy segura que con esto que acaba de pasar, su mundo se ha puesto de cabeza.

-No otra vez....-susurró.






   Leyla....
















jueves, 19 de junio de 2014

12...

   Casi me caigo del sofá cama cuando desperté, había oído la voz de mí hermana pero creí que estaba soñando. Me equivoqué; Rose y la señora Kennedy-la mujer que la cuida mientras no estoy- nos observaban en silencio.
   Ivel estaba entre mis brazos, y justo en el momento en que me disponía a levantarme con lentitud, despertó.

-Buenos días, tortolitos.-dijo mí pequeña hermana con una sonrisa de oreja a oreja.

  Ivel se apartó de mí respondiendo con total normalidad. Ambos nos pusimos de pie, yo un poco adolorido; y el interrogatorio empezó. Hice las respectivas presentaciones, luego mentí diciendo que defendí a mí amiga de un intento de asalto. Ivel apoyó la mentira.
  La señora Kennedy nos preparó el desayuno, e Ivel me informó que debía marcharse.

-Permíteme llevarte.-le dije.

-Tomaré un taxi...

-Te llevo-. La interrumpí.

   Le avisé a la señora Kennedy que regresaba en un rato. Cogí a Ivel de la mano y bajamos a por mí auto.
     Sé que soy un poco molesto, y que Ivel sabe cuidarse sola. Pero no quería apartarme de ella.... Debo estar muy loco, aunque lo cierto es que ella tal vez lo esté también; en ése momento mí insistencia no le molestó.

-¿Dónde creen ellas que te la pasas todo el tiempo?-preguntó mientras le bajaba volumen a la radio.

-En la universidad, y no es mentira, estudio Arquitectura. Entré después de terminar el servicio. Además creen que trabajo en un restaurante, lo que me paga John me ayuda a costear la carrera y el tratamiento de mí hermana.-Me detuve ante la luz roja del semáforo, y me giré para verla. Tenía una expresión ilegible en el rostro.-¿Qué pasa?

-¿Estuviste en el ejercito?-sonrió burlona.

-Sí, cumplí mí deber y luego me di de baja para cuidar de Rose, soy el único familiar vivo que tiene. Y su enfermedad...

   Puse el auto en marcha.

-Así que es por eso, dinero fácil.-susurró.-¿Qué tiene Rose?

-Leucemia.-Ivel me miró con preocupación-. El tratamiento es muy costoso, y el dinero que Emma y su marido nos dejaron a Charlotte y a mí en el banco...no podemos tocarlo; creo que es por el asunto en el que se vio envuelta con tus padres. Supuse que por eso congelaron todo. Tal vez fastidiaron al gobierno, ya sabes, a personas poderosas; y por eso Emma está huyendo.

-Lamento lo de tu hermana, pero es una locura lo que dices. ¿Mis padres? ¿Fastidiar a gente poderosa? El único "ser Todopoderoso" es Carlysle Alexander.
 
   Ivel le subió volumen a la radio y se concentró en mirar al frente. Le he dado en qué pensar, porque lo cierto es que Emma no nos ha dicho mucho, he estado sacando conjeturas. Y por muy loco que suene, ¿por qué otra cosa huiría?

   Aparqué el coche frente al edificio donde vive. Bajé para abrirle la puerta.

-Disfrutas siendo todo un caballero ¿no?-comentó, saliendo del auto.

-Lo disfruto mucho, mí Lady.

    Ella rió, pero su semblante cambió muy pronto.

-¿De qué "trato" hablaba Jonathan? Lo escuché decir "Trato hecho" antes de salir; no me mientas, Elliot. Quiero que seas honesto conmigo.

   Creí que había olvidado el tema. Quise evadirlo pero me pidió honestidad, y a ella no podía negarle eso. No sé qué tiene que resulta imposible querer mentirle.

-Yo en tu lugar-. Ladeó la cabeza.-Me ofrecí a atender a los clientes que él quisiera con la condición de que no te tocara. Que no te vendiera.

-¡¿Enloqueciste?!-gritó.

   La gente que pasaba cerca se quedó mirándonos, incluso el portero de su edificio quien hizo amago de acercarse. Ella negó con la cabeza en su dirección para que no lo hiciera.

-¿Esto también es por el dinero, no? Yo te lo doy, lo que necesites... Tengo mucho por parte de mis padres adoptivos; y mis padres biológicos me dejaron un poco también en un banco.....

-Ésta no es conversación para tener en la calle, Ivel-.dije intentando calmarla.- Y no voy a aceptar tu dinero....

-Es un préstamo, so idiota-. Hizo enfásis en la palabra idiota. La Ivel borde al ataque-. Me lo pagas a plazos si gustas pero rompe el trato con él. Por favor.

  Tomé su rostro con ambas manos, había empezado a llover. No nos movimos.
  Su mirada era una súplica.
   La besé en la frente y subí a mí coche.

-Hablaré con él, mí bien. Te lo prometo.-Le guiñé un ojo y arranqué.

  Cuando amas a una persona haces lo que sea por no alterarla. Por no preocuparla. Por verla feliz.
   Y ésa es mí situación.....







-Elliot.....


   


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  Crucé el umbral de la puerta toda distraída; Elliot y yo parecíamos una pareja de enamorados teniendo una estúpida discusión en plena calle. Pero es que las cosas que hace ése chico....y las cosas que yo sería capaz de hacer por él....
  
-¡Ivel! ¿Dónde coño te habías metido?

-Un amigo tuvo una pelea y salió lastimado así que me quedé toda la noche con él.-Leyla le da un sorbo a su café, me mira con severidad.- ¿Qué?

-Llevas una semana y media aquí ya. ¿Cuantos amigos puedes tener? Además tú no haces ése tipo de cosas, eres increíblemente egoísta.

   Se levanta y se dirige al fregadero para lavar la taza.

-Deja de bromear, bien sabes que no soy tan mala.-río.-Hoy no tengo que ir a la revista así que haré unas compras. Voy a ducharme.-digo, mientras enciendo el móvil.

-Con el móvil apagado, pero claro, por eso no entraban las llamadas.

-¿Te sorprende?-le replico, burlona al tiempo que texteo.

"Me gustaría que tu hermana y tú vinieran a cenar."

   Respuesta inmediata:

"Será un placer. Allí estaremos."

  Me quito la ropa y la dejo en el piso de la habitación, la recogeré luego. Entro a la ducha y enciendo la regadera; el agua está helada y yo...ridículamente feliz...





Ivel...