Spin-off

Spin-off

jueves, 20 de julio de 2017

Capítulo 10: Lluvia Negra

República Imperial de Syracuse
Colegio Mixto Excélsior
Aria

  Me habían dado el alta en la enfermería a primera hora de la mañana, después de pasar dos noches de mierda por los fármacos que me administraron el día no auguraba volverse mejor, salí mareada y con pocas ganas de desayunar, maldiciendo mis malos presentimientos que al final se volvían realidad.
  Tomé una ducha en mi habitación intentando recuperar los recuerdos de hace dos noches, no asistí a ninguna otra clase después de conocer la noticia del atentado en contra de mi madre y me quedé toda la tarde en el dormitorio, al anochecer salí a hurtadillas, solía hacerlo desde que me metieron en este internado. Pensaba en la forma de huir y volver al lado de la mujer que me había adoptado, todas las noches era lo mismo y sabía que ya era grande para eso pero la echaba de menos a Ivel.
   Deambulé por los oscuros pasillos del internado hasta llegar al gimnasio, era imposible que no me pillaran intentando escapar así que a los doce desistí y sólo se quedaba en pensamiento y no en acción, en cambio siempre terminaba en el gimnasio como hace dos noches. Ese hombre, un Blood Drynka, salió de la nada y se abalanzó sobre mí, pero podía asegurar que hubo un instante en el que pareció desconcertado y fue entonces que Endre apareció y empezó a golpearlo hasta dejarlo inconsciente, la directora y uno de los profesores llegaron antes de que Endre matara a la criatura.
   Sacudí la cabeza al venirme a la mente la imagen del medio hermano de mi madre observando cómo el Blood Drynka me atacaba, pero sin descartar del todo que fuera real en lugar de una jugarreta de mi imaginación perturbada por el ataque.
    Endre era igual de serpiente que su madre Sýbill, y un hijo de ella y Azazel no es que fuese a salir santo. Ivel siempre me aconsejaba no confiar demasiado en él, no le gustaba que estuviésemos en el mismo colegio pero nada podía hacer salvo aconsejarme.

-¿Aria?

   Terminé de ponerme el pantalón de mezclilla, Volkova entró y cuando habló lo hizo con cautela.

-Fui a visitarte a la enfermería antes de ir al curso de sábado en el que nos inscribimos....

-Inscribiste, me inscribiste sin pedir mi permiso-la corregí.

-Sí, ese-dijo sin darle importancia-. Me dijeron que te dieron el alta, ¿cómo te sientes?

-Tengo un golpe en la cabeza, me medicaron hasta decir no más, y siento que estoy navegando en un bote de lo mareada que me dejaron esas drogas.

-Te estás quejando, entonces estás bien-sonrió abrazándome-. Me asustaste, ¡era un maldito Blood Drynka el que te atacó! Que suerte el que tu tío estuviese allí para protegerte.

-O para ver que el vampiro cumpliera su misión-dije entre dientes.

-¿Qué?

-Creo que Endre estuvo observando todo el tiempo, no intervino sino hasta que el Blood Drynka dejó de atacarme. Juraría que el hombre parecía desconcertado y entonces Endre me lo quitó de encima-le conté sentándome al borde de mi cama-. Es muy confuso todo, lo último que vi antes de desmayarme fue a la directora y a Romero entrar.

-Tal vez esa confusión y que vives sospechando de tu tío es lo que te hizo verlo así, sin intención de intervenir. Sé que Sýbill no es santo de tu devoción ni de tu madre, y que Azazel no tiene un lindo prontuario pero Endre puede ser diferente, si le dieras la oportunidad.

-Te gusta, por eso hablas así. Y no voy a discutir contigo por un chico-añadí poniéndole el dedo índice en los labios para callarla antes de que me replicara-. Tu amistad es muy importante-sonreí.

   Volkova se encogió de hombros con una amplia sonrisa en la boca.

-Como buena amiga que soy te traigo una noticia que seguro te pondrá de buen humor, acabo de escuchar que Su Excelencia Ivel Morningstar viene de camino al colegio, su dirigible aterrizó hace como quince minutos.

-¿Estás de joda?-solté porque no me creía nada de lo que decía.

-Palabra de Elohim.

-Tu palabra de Elohim carece de valor-reí.

-¡Ey! ¡Qué soy de las buenas!-exclamó sintiéndose ofendida por mi comentario, luego soltó una carcajada.

  Que mi madre estuviera en camino me emocionó hasta humedecer mis ojos con lágrimas de felicidad, la echaba tanto de menos.
   Lancé la mirada hacia la puerta y encontré a Süleyman sonriendo, le devolví la sonrisa cuando asintió para que confiara en las palabras de mi amiga; él llegó la tarde del día anterior, y no se había ido tras asegurarse que mi estado no era grave, además quería quedarse hasta que devolvieran al Blood Drynka a su clan o incluso ejecutarlo con sus propias manos por arremeter contra mí. 
   Süleyman era un hombre maravilloso y muy protector cuando se trataba de Ivel y sus hijas, le era muy leal a mi madre.
  Miré a Volkova y supe que el brillo de mis ojos podía llegar a enceguecer a quien viera en ellos, no podía ocultar mi felicidad.























Ivel

  Tardamos un día entero en llegar a Syracuse, Illya estaba emocionada e impaciente por ver a su hermana, para Aria sería una bonita sorpresa porque desde que era niña no nos veíamos, nuestro contacto no pasaba de las cartas que padre me permitía enviarle.
    Acaricié el cabello de mi hija que estaba acostada en el sofá con la cabeza recargada en mi regazo; daría todo lo que tengo por verla crecer en un lugar más adecuado para ella, Murdock y yo la hemos alejado lo más posible de los actos violentos que se han suscitado a lo largo de sus noventa y siete años de vida, con ayuda porque no podíamos estar cerca de ella todo el tiempo.
    Accedí a tomar el Señorío de Arkadia porque habían cosas sobre Illya que no conocíamos, todo con ella era nuevo, desde la maternidad hasta el hecho de que tuviera dones muy especiales e impredecibles. Impedí cuanto pude que padre no la presionara para que sacara a flote esos dones, y a ella le expliqué que no podía hacer uso de ellos, no hacía mucha falta que le dijera el por qué pues Illya, siendo una bebé, e incluso antes de darla a luz, sentía apatía, desconfianza, cierta aversión por Azazel. Era como si percibiera la maldad en él, en cambio su padre y yo le agradábamos desde entonces; pero no todo podía controlarse y un par de veces mi hija demostró de qué estaba hecha, sin comprender lo que estaba haciendo y es que para ella era como un juego, algo natural.
   Azazel presenció sus actos las dos veces que los llevó a cabo, en el primero hizo volar hasta expulsar por una de las ventanas de la sala de tronos al Mariscal Raphael sólo porque me faltó al respeto e Illya lo percibió, y la segunda vez mejor ni recordarla. Lo bueno es que no ha vuelto a hacerlo salvo en secreto, estando Circe con ella, no confiaría mi hija a cualquiera. Lo que le hizo a Sýbill fue una especie de recaída en su lado defensivo, Illya tal vez creía que en sus manos estaba el cuidar de mí y de su padre cuando era al revés.
    Corrí con la suerte de que padre no había ido más allá en su estudio sobre las habilidades de mi pequeña hija, ella se quedaría en Palacio y yo aceptaría las responsabilidades que me impuso con la única condición de dejarla en paz y no estresarla con sus deseos de saber más sobre ella y sus dones. Azazel aceptó con un Por ahora y el Por ahora se estaba acabando, padre empezaba a desesperar y era muy bueno disimulándolo.
    He pasado mi vida temiendo por ella.

-¡Llegamos, mami, llegamos!-exclamó levantándose de pronto.

-Cálmate, Canario-reí.

  Dussollier entró a la estancia dando aviso de nuestro ligero aterrizaje e informando que habían periodistas en el aeropuerto, al parecer se había filtrado la noticia sobre mi llegada a Syracuse, pero dicha filtración fue del colegio de Aria, Dussollier se encargó de comunicarles mi llegada para que enviaran un coche a recogernos.

-Que los mantengan alejados de nosotras-le dije a mi dahir-, con lo que le hicieron a Aria es suficiente para estar alertas ante un posible ataque hacia mi persona, no quiero actos violentos cerca de Illya, no quiero que salga lastimada. Puede haber más de un sicario Blood Drynka esperando su turno para atacar y una multitud de periodistas puede ser aprovechada para tales fines.

    Dussollier salió para poner en orden todo, cogí el abrigo que elegí para Illya y la ayudé a ponérselo.

-Es la primera vez que sales de Palacio-dije abrochando los botones del abrigo color turquesa-. ¿Estás emocionada?

-Sí, pero porque quiero ver a Aria, mami, eso me hace muy feliz.

-Y a mí, Canario-sonreí.

    La cogí de la mano, salimos hacia el pasillo y de camino a la rampa que se extendió desde el dirigible. Bajamos las escaleras, escuchamos las voces de mucha gente, y allí estaban, eran demasiados periodistas, ¿cómo pudieron permitirles el paso hasta llegar a plena pista de aterrizaje?
    Al menos el coche que Dussollier pidió aguardaba muy cerca, la Guardia que nos acompañaba en el dirigible impidió que los periodistas se acercaran más de la cuenta. Me incomodaba ser el centro de atención, Illya tampoco se sentía muy bien con tanta gente cerca, la sentí apretando mi mano a medida que nos aproximábamos al auto, Dussollier abrió la puerta del mismo antes de que estuviésemos cerca y al estarlo hice que Illya subiera la primera, luego lo hice yo y Dussollier entró por el otro lado después de cerrar la puerta, de forma que mi hija quedó en medio de las dos.

-¿Por qué esas personas hacían tantas preguntas, mami?-inquirió Illya sentándose en mi regazo para mirar por la ventana mientras el coche se ponía en marcha entre fotógrafos, camarógrafos y periodistas-. Pueden lastimarlos, deberían apartarse, ¿quieres que los aparte?

-No, cariño. Es su trabajo, les pagan para dar las noticias que sus jefes deciden son importantes para las personas.

-Aunque la mayoría de las veces carezcan de veracidad-comentó Dussollier por lo bajo-. Pude hablar un rato con Romero-dijo a continuación, Romero era un profesor y vicerector del internado en el que Aria vivía-, al parecer Endre salvó a Aria de las fauces del vampiro.


   Que Endre saliera a colación en esta historia me sabía fatal, era santo y seña de que mi padre tenía las manos y pies metidos hasta el fondo en esto.
    Endre era hijo de mi padre y Sýbill, y el muchacho podía ser tan degenerado como sus progenitores. Tenía una hermana melliza, Siobhan, pero ella no se quedaba en el internado, estaba en Palacio y pasaba la mayor parte del tiempo encerrada en la biblioteca, era más callada que Endre, éste era el vivo reflejo de papá, carismático, guapo, con unos delicados rasgos casi andróginos que eran lo más parecido a las pinturas de antiguos artistas como Botticelli; hermoso por fuera, horrible criatura por dentro.

-Ya arreglaremos cuentas-dije tan sólo mirando por la ventanilla y deleitándome con la fascinación en el rostro de Illya que veía también a través del cristal.

   Nunca me gustó la idea de que Endre estuviera en el mismo colegio que Aria, pero por algo papá lo dejó allí. Eran de la misma edad, bien podía ir ganándose a Aria y evitar que la niña fuese como sus padres biológicos, una fuerte opositora a su gobierno o en caso de no conseguirlo usarla para controlarme como sospechaba que querían hacerlo con este ataque. Una excusa, el ataque a Aria era una excusa más para desprestigiar a Vládimir Szentes y provocar una guerra contra su nación, papá no podía lanzar sus tropas hacia Ibidem y ya porque quería dar una imagen de Rey severo pero justo, ganarse a la gente, volver a alimentarse de sus oraciones para elevarse, tenía la fuerte convicción de que tocaríamos el Cielo de nuevo si los rezos y fe ciega en nosotros se multiplicaban. Eran nuestro alimento, si queríamos rozar la divinidad de nuevo debíamos conseguir que nos adoraran con fervor, creía que eso contrarrestaría lo que sea que Sahar hubiese hecho para dejarnos en igualdad de condiciones que los humanos; además, con lo vulnerable que nos estábamos volviendo no era prudente atacar sin razón a una nación, debían existir razones y él las estaba creando, ¿con qué fin? No estaba segura, pero sí sabía que no era por el simple hecho de expandir el Imperio Elohim en Assiah.
-¡Mami, mira!-exclamó Illya señalando al frente, la imponente escuela nos daba la bienvenida-. ¡¿Allí está Aria?! ¡¿Hemos llegado?!

-Sí, bonita, ya veremos a Aria-le dije.

     No dejaba de pensar en lo mucho que se parecía a su padre, no dejaba de pensar en su padre. Me preocupaban las caretas que usaba para esconder su rostro, esas máscaras podían estar malditas, la que llevaba el día anterior me produjo desconfianza y sabía que no cualquier magia podía influenciar a mi marido, a decir verdad no conocía ninguna magia que pudiera influenciarlo pero estamos hablando de un mestizo y aunque físicamente sus heridas sanaban, y si moría volvía a la vida atado a Assiah porque una mitad de él era parte de este mundo, psicológicamente era harina de otro costal. En la psique estaba el peor Infierno, el interno, la batalla contra uno mismo. Murdock era de Espíritu fuerte, esa mitad de él era inquebrantable, aún con esa certeza mi miedo no se desvanecía.
    
-¿Sabes quién más vive aquí, Illya?-preguntó Dussollier bajando del coche y ayudando a Illya para que saliera también.

-No-respondió la niña expectante.

-¿Recuerdas a tu tío Cage?-Dussollier me miró después de hacer la pregunta-. Él vive no muy lejos de acá. 

-¿Crees que podamos ir a visitarlo, mamá?-me preguntó Illya.

-Veremos-respondí.
  Romero y Diana, nos esperaban en la escalinata de entrada al edificio, bajaron e hicieron una caravana.
   Diana d'Este era la directora del Colegio Mixto Excélsior, una joven mujer Nephilim de largo cabello negro, tan alta como su esposo Romero d'Este, vicerector y hombre de intachable reputación que con Diana fundaron el colegio una década atrás para enseñar la historia del mundo autorizada por Azazel, pero que en secreto desmentían y ayudaban a los niños y jóvenes a entender nuestra verdadera historia para no cometer los mismos errores. 
   Seguían al frente de Excélsior porque convencí a mi padre de que era mejor tenerlos vigilados después de que éste se enterara de las enseñanzas dentro del colegio por una filtración de parte de algunos alumnos cuyos padres le eran leales a Azazel. Y así han permanecido, bajo supervisión pero apoyados por mí.
-Ivel, Dussollier, bienvenidas a Excélsior-dijo Diana un tanto nerviosa, pese a que su porte no lo diera a conocer su sonrisa sí daba muestras de nerviosismo-. Es un gran placer contar con vuestra presencia.

-Las circunstancias que me trajeron aquí no son exactamente satisfactorias, Di-hablé con discreta molestia, pero me hice entender porque Diana bajó la mirada-. Ella es Illya, mi hija.-Romero le extendió una mano muy grande que sorprendió a la niña y me miró-. Estréchala, mi amor-sonreí-. Él es Romero y ella es Diana, son amigos de mami.

-Es hermosísima-sonrió Diana-. Jamás conocí a una criatura que irradiara tanta paz.

-Mami te llamó Di, ¿puedo llamarte también así, señorita?-La melodiosa voz de Illya sorprendió a los esposos.

-Pero por supuesto que puede llamarme así, m'Lady-sonrió Di.

-Illya, ambos pueden llamarme Illya.

-Es un bonito nombre-dijo Romero.

-Mi abuela lo usaba, ¿verdad?-Me miró buscando mi apoyo, asentí-. ¿Dónde está Aria?-les preguntó a los d'Este.

  Romero y Diana se miraron, pidieron que los siguiéramos. Entramos al edificio, Romero explicó que Aria fue dada de alta esa mañana, sufrió un fuerte golpe en la cabeza pero no pasó a mayores.

-Antes de verla-dije deteniéndome en medio del vacío pasillo que daba a la dirección-, quiero hablar con el Blood Drynka.

-Ivel-saltó Dussollier-, vamos con Aria primero. Luego interrogamos al hombre.

-Es mejor ahora, dahir, lo veré a solas-le dije-. Romero, después de encerrarlo ¿fue alguien más a verlo? ¿Lo pusiste bajo llave en persona o lo hizo alguien más?

-Todo lo hice yo, y me he asegurado de que no tuviese ninguna visita, ni siquiera la del Mariscal Gabriel que vino en cuanto se enteró de lo que había pasado.

-Entonces llévame con él.-Me volví y me puse a la altura de Illya-. Ve con dahir y Diana, reúnete con Aria. Yo iré enseguida, ¿vale?

-Bien, pero mami-se acercó a mi oído y susurró-: no es su culpa, no lo hieras.

-¿Hablas del Blood Drynka?-inquirí, Illya hizo un gesto afirmativo con la cabeza-. ¿Por qué dices que no es su culpa?

-Puedo sentirlo, estoy aquí y puedo sentir que él está en el mismo edificio pero tiene miedo, mami. No entiende qué pasa o por qué lo encerraron-explicó encogiéndose de hombros.

    Miré a Dussollier.
   No te separes de su lado ni un segundo, le hablé por medio de nuestro vínculo, Dussollier asintió.

-Llévame con él, Romero.

   Me fui con el señor d'Este tomando un camino contrario al que nos dirigíamos en principio.
   Romero contó que se sorprendió de la intrusión del Blood Drynka, era la primera vez que pasaba algo así. Le dije que Aria se iría conmigo a Arkadia, no estaba dispuesta a dejar que se presentara un segundo Blood Drynka y terminara el trabajo que el primero no pudo; hablaba con el vicerector mientras la voz de Illya resonaba en mi cabeza, ¿no era culpa de esa criatura el haber casi matado a Aria?
    Habían encerrado al Blood Drynka en las mazmorras del edificio que antes era el castillo de Romero y Diana, Romero lo heredó de sus padres; aunque a simple vista no se notara, el vicerector era más joven que su esposa. Un mortal.
   Un guardia custodiaba la entrada de la celda correspondiente a la criatura, Romero le ordenó retirarse después de que abriera la reja. Entré, el Blood Drynka estaba atado a una silla.

-La soga está bañada en verbena-explicó Romero cuando lo miré enarcando una ceja.

    El hombre en la silla se quejó de dolor.

-Déjanos-le ordené a Romero.

-Ivel, no es seguro dejarte a solas con él.

-Está atado y débil, mucho no puede hacer. Déjanos-repetí.

    Romero salió, el Blood Drynka volvió a quejarse por el dolor que la soga de verbena le provocaba en la piel, tenía heridas en las muñecas y los tobillos debían estar igual, los largos pantalones los cubrían impidiendo la desagradable visión.

-¿Cómo te llamas?-le pregunté-. ¿Puedes entenderme?

-Joseph....-musitó-. Joseph Hildegard.

-¿Y sabes quién soy?

-Ivel Morningstar, hija de Azazel el Rey Grigori.

-Dominoj-susurré materializando mi espada desenfundada en mi mano derecha-. Y aún conociendo ese detalle te atreviste a arremeter contra mi hija-dije poniendo la punta de mi espada en su pecho.

-¡¡¡¡No....no!!!-exclamó temeroso-. ¡¡¡Usted no entiende!!! ¡¡¡Yo.... yo no sé cómo llegué aquí....!!!

     No es su culpa, no lo hieras, escuché la voz de mi hija. 
     Bajé la espada.

-¿Qué es lo último que recuerda, señor Hildegard?

-Estaba en un pub en Ciudad Palacio, pero no sé...no sé cómo llegué aquí. Cuando me di cuenta estaba sobre esa niña y fui atacado por un chico.

  Caminé alrededor de la silla pensando en actos similares en el pasado, meditando en la forma en que se dio el ataque, en la repentina amnesia del atacante.

-¿Sabía que en el hogar de los Elohim, en las alturas, poseíamos tecnología muy avanzada?-Hice una pausa y lo observé-. Fuimos descubriendo que esa tecnología poco a poco iba cayendo en manos de los humanos no sólo gracias a mi padre sino a sus camaradas Grigori que fueron encerrados en el Abismo durante los primeros años de Assiah, y claro, mi abuelo hizo lo propio.-El Blood Drynka sabía de lo que hablaba, lo vi en su expresión-. Proyectos de control mental fueron financiados por los Agentes de Eloah, aquellos que les resultaba difícil controlar por medio de sus métodos usuales fueron sometidos a una cirugía y bajo su piel era escondido un microchip, personas que escuchaban voces que les ordenaban matar eran tomados por locos pero en realidad era parte de todo el proceso de control. Varios atentados de falsa bandera fueron llevados a cabo así con palabras o frases gatillo que ayudaban a activar el chip o en caso de un control mental a partir del trauma, este último se usaba en los individuos débiles pertenecientes a un linaje distinto, un linaje más dócil. Los humanos eran fáciles de manejar y doblegar aunque siempre existía una forma de regresar, de romper el control, no para los del linaje especial, esos se entregaban al Sistema y lo defendían sin reparo. Ahora con el chip puesto en los revoltosos solía ser difícil que rechazaran el control, pero no imposible y me parece.....

  En la nuca tenía un número que, si no prestabas la suficiente atención, pasaba inadvertido. Tres.
   Con la espada corté la piel, el hombre gritó cuando empecé a remover de la carne un microchip de color negro. Illya tenía razón, no era su culpa, y no sólo lo usaron para provocar una excusa para inculpar a Vládimir Szentes, era un ensayo. 
   Los Blood Drynka no caían en la compulsión aplicada entre ellos mismos a menos que fueses un Antiguo hipnotizando a un neonato, o que fueses Caín, el primer Blood Drynka, y mucho menos caían en el control mental con aparatos tecnológicos, pero el chip que le habían adherido a este hombre era distinto.

-La ciencia es magia más sofisticada, señor Hildegard-dije estudiando el negro objeto, vi cómo la herida que le hice para quitárselo empezaba a sanar-. Lluvia Negra, Parasitasión Walk in-susurré, había leído algo en el diario de mi tío Mikhael-. Tu cuerpo fue habitado por un prisionero del Abismo durante unos minutos, te felicito por ser más fuerte y romper el vínculo con ese monstruo. Estarás bien-sonreí con amabilidad-. Romero-llamé, el vicerector no se hizo esperar-. Libérenlo y que alguien lo escolte a su lugar de origen, este hombre es inocente.

    Salí con el chip en la mano y desvaneciendo mi espada, Romero me alcanzó subiendo las escaleras. Sentí un cosquilleo en la mano que apretaba el chip.

-Aria habría sido asesinada por ese hombre, Ivel-dijo Romero.

-Lo importante es que él paró a tiempo.

-No fue así, de no ser por Endre.....

-Endre es un hijo de puta que ayudó a entrar al Blood Drynka que estaba siendo controlado con esto-repliqué plantándome frente a él y enseñándole el oscuro microchip, Romero era mucho más alto que yo así que se inclinó un poco y cogió el pequeño objeto-. La maldad humana existe, sí, hay gente buena y la hay mala, y ésta última busca que gente buena haga cosas malas y usan métodos muy peligrosos para corromperlos, a veces es difícil y para tales casos existen esas cositas implantadas bajo tu piel, o puestas en aparatos que usas cada día, y sólo basta una palabra, un beep, una frase para activar al asesino que hicieron de ti. 

-¿Eso hicieron con ese Blood Drynka?-preguntó mirando el chip-. Es ilógico, ellos no reaccionan a este tipo de control mental.

-Ya ves que ahora sí, al menos por unos minutos funcionó porque rompió el control antes de terminar la misión. Fue parte de un ensayo-dije caminando a su lado-. Los prisioneros del Abismo están desesperados por liberarse, las posesiones son su mejor forma de hacerlo, vuelven a parasitar cuerpos como en el pasado; los Agentes de Eloah tenían una llave para abrir el Abismo, un aparato que podía funcionar para abrirlo como también para destruirlo todo a su paso, lo llamaron un gran avance para la ciencia, El Gran Colisionador de Hadrones. Abrían portales por unos segundos, no funcionaba para más, y no se les dio tiempo a que hicieran la prueba final que liberaría a las criaturas que fueron encerradas en la bóveda que está sobre nuestras cabezas, no se les dio tiempo porque el mundo acabó para dar paso a uno nuevo.

-¿Dónde quedó ese aparato? ¿Fue destruido en la guerra nuclear?

-No estoy segura, no me preocupé por eso en mucho tiempo porque Illya era primero.

    Romero abrió la puerta y me permitió entrar a la oficina de la directora.
   Endre sonrió sutilmente al verme, a diferencia de la última vez que lo vi ahora tenía una fina barba, su rostro seguía siendo angelical. Tenía el cabello rubio como su madre y los ojos color plata de papá; Aria me abrazó sin previo aviso, correspondí sin quitarle la mirada de encima a mi hermano, su ropa negra consistía en pantalones de cuero, una camisa y un chaleco de cuello alto encima de ésta, muy a su estilo rebelde.

-¿Estás bien, Aria?-le pregunté, ver la herida en su frente me hizo apretar la mano en un puño-. Vine apenas me dieron aviso, no llores, tonta-sonreí secando sus lágrimas.

-Te extrañé y tuve miedo cuando supe que intentaron matarte en Odessa. No quería perderte a ti también.

-Nunca me vas a perder, cariño-le aseguré-. Estoy contigo. Aquí.-Le puse una mano en el pecho donde sentí su corazón palpitar feliz-. Siempre.

     Besé su mejilla y me volví para mirar a Endre.

-¿Qué le pasó a tu cabello y a tus ojos?-le pregunté a mi hija volviendo a mirarla. Su color de cabello era rojo natural con unos preciosos ojos grises, ahora tenía el cabello negro y su mirada era de color café.

-Volkova hizo algo así como un experimento, volverá a la normalidad en tres días-respondió sonriendo. 

-Buenos días, hermana mayor-saludó el rubio interrumpiendo mi conversación con Aria, vaya descaro.

-Me resulta inconcebible el modo tan morboso en que mi padre lleva a cabo sus planes-contesté yendo al grano.

-¿Disculpa?-respondió él-. Me hicieron venir aquí porque habías llegado, ¿podrías explicar a qué viene tu comentario? Pensé que el motivo de tu visita era vernos a Aria y a mí.

-Tú no puedes importarme menos-repliqué con serenidad-. Dussollier saca a Illya de aquí.
    No era apropiado que Illya se quedara en un ambiente por demás hostil, no era saludable para ella así que Dussollier se la llevó; seguí mirando a mi hermano y él no borró esa expresión de "no rompo un plato" que tenía su rostro.

-Todavía no entiendo a qué te refieres, espero una explicación-dijo Endre.

-Padre se muere porque estalle una guerra contra Ibidem y para lograrlo es capaz de lo que sea, ¿no?-Diana se aclaró la garganta y caminó hacia la ventana, se plantó allí observando hacia afuera-. ¿Creen que porque no había levantado mi voz por otras naciones, porque hasta ahora no había hecho nada para impedir la expansión de este Imperio voy a quedarme de brazos cruzados con todo lo que está pasando? Me dan asco.-La serenidad en mi voz permanecía, no quería alterarme, seguía sintiendo un cosquilleo en la mano que sostenía el chip-. Assiah ya no será nuestra granja ni los humanos nuestro ganado.

-Es nuestra supervivencia y supremacía, somos seres superiores a estos granujas-lanzó una despectiva mirada hacia Romero y luego hacia Aria-. Tenemos derecho sobre ellos y sobre Assiah.

-Tú sólo eres un niño, no tienes derecho sobre nada.

   Endre apoyó las manos en la mesa detrás de la cual estaba parado y que tenía repartidas por ella unas piezas de ajedrez. Qué alegoría, un niño Dios y sus criaturas hechas a imagen y semejanza de él, quien decide el paso que dará cada una.
   Endre heredó la ambición que nos saltamos Azana, Amshel y yo.

-Sé lo que estás insinuando-susurró-. Y no me agrada, hermana-levantó un poco más la voz sin alterarla-. Papá no tiene nada qué ver con el atentado en tu contra, el Señor de Ibidem no se iba a quedar tranquilo tras el asesinato de sus soldados en la frontera.....

-Mis soldados también murieron y no creo que haya sido un ataque mutuo, es más, lo descarté ante papá y mantengo lo que dije.-Endre apretó la mandíbula, su rostro de niño bueno cambió drásticamente-. Tú lo dejaste entrar al Hijo de Caín, el Blood Drynka, ¿no es así?-sonreí triunfante-. ¿Padre te lo pidió o actuaste solo para complacerlo? Porque si a Aria le pasaba algo juraban que yo me lanzaría en un ataque en contra de Vládimir sin investigar antes.-Era increíble la diferencia entre el Endre de cuando Romero y yo entramos, y el Endre de ahora. Estaba que temblaba de la rabia-. ¿Sabes qué me diferencia de nuestro padre, Endre? Yo sí pienso en lo que mis acciones desembocarían sobre la gente que amo, algo que él no conoce. Yo estoy velando por la seguridad de mis hijas, y demás personas inocentes, a él sólo le interesa hacer daño; mucha gente sufriría si yo decidiera atacar Ibidem ahora sin investigar, porque un extraño estuvo a punto de matar a Aria. Un extraño que tú ayudaste.....

-¡No puedes acusarme de algo así!-gritó mi hermano.

-Claro que puedo porque es la víspera del atentado, es propicio para que gente cercana a mí sea lastimada para provocarme. Excusas, todo son excusas para ir a por Vládimir y su nación.-Aria y Romero escuchaban en silencio, Diana se había dado la vuelta y miraba a mi hermano-. Pero no funcionaron porque conozco a papá y no caeré en su juego. Quisiste ayudarle quitándome a Aria, pero cometiste el tremendo error de echarle la culpa a Vládimir Szentes, sospechar de él fue una metida de pata; tú no te preocupas por mí, y mucho menos por Aria porque es humana, tú mismo lo dijiste, comparados con nosotros son granujas. Te apuesto lo que quieras a que tu heroico proceder fue puro teatro, el Blood Drynka rompió el control al que estaba sometido y antes de que pudiera decir algo inoportuno te lanzaste sobre él para matarlo y salvarte el pellejo, no para salvar a Aria, corrimos con la suerte de que Romero y Diana llegaran a tiempo, el Blood Drynka vive y pude hablar con él.

     Endre miró a Romero con furia contenida.

-Creo que esto pertenece a los laboratorios de padre.-Lancé el microchip sobre la mesa-. ¿Se lo llevas tú o lo hago yo?

    Diana cogió el pequeño objeto y lo estudió a contra luz.

-Ten cuidado, Di, esa cosa todavía tiene vida-la previne observando a Endre.

-¿Qué es esto?-preguntó ella.

-Lluvia Negra, Materia concentrada, sin ningún tipo de mezcla mundana, es la corrupción de los Elohim en su estado puro, de eso estamos hechos, somos veneno, copia barata del Todo. Como parte de Eloah que son los de la primera generación, personas como tú y como yo somos partículas de Él; lo que sostienes en tu mano es un vehículo usado para parasitar a los humanos que se resisten a este Sistema y a la posesión de los prisioneros del Abismo. Los Blood Drynka no son fáciles, ¿no, Endre?

-No puedes probar que eso pertenece a padre, o a mí-aseguró mi hermano.

-No busco probarle nada a nadie para defenderme de Azazel o de ti, yo ya sé que es de ustedes y me basta.

    Endre salió hecho una furia, tanto que casi rompe la puerta del golpazo que dio al cerrarla.

-Él no quería hacerme daño, ¿cierto?-dijo Aria-. El Blood Drynka.

-No, fue un medio para un fin, es inocente. Que haya logrado romper el control lo demuestra.

-Veneno-susurró Romero, Diana le había entregado el microchip-. La ciencia es magia más sofisticada, eso le dijiste al Blood Drynka.

-Creo que en parte es cuestión de linajes, el de Abel, linaje de la Creación venera el Sistema, lo defiende, mientras que el linaje de Caín hijo de Eva y Lucifer, un Espíritu y una humana, aborrece el Sistema y cuesta más controlar sus acciones, sus mentes, es difícil doblegarlos. Desobedecen una vida tras otra, y el veneno Lluvia Negra no hace bien su trabajo en ellos.

-Abel no tuvo hijos, él murió-dijo Romero.

-Tuvo uno, he leído las anotaciones de Mikhael, Abel tuvo un hijo. Fue alterado genéticamente por Eloah para hacerlo más "perfecto" a sus ojos, aún más igual a Él; ese hijo tuvo descendencia, fueron monarcas muy poderosos en su tiempo. El Linaje de la Serpiente, el reptil, el Dragón, Los Sangre Azul. Son humanos más cercanos a Su Creador que el resto, un linaje muy especial que siempre supo de dónde provenía y actuaron en consecuencia.-Diana me devolvió el microchip-. Por mucho tiempo se debatió sobre el factor RH negativo de la sangre, pocos contaban con él, una anomalía genética, alteración por parte de seres alienígenas-reí-, esto es lo más cercano porque Alienígena era un término más aceptable para los humanos de la época que no creían en demonios, los Agentes Terranos de Eloah se ocuparon de disfrazar nuestra identidad con ese término.

-Es impresionante-dijo Diana.

-En el pasado le dieron mucho juego a la Lluvia Negra o Materia Oscura, como prefieran llamarle. Eloah inspiró a los humanos para que la estudiaran con la intención de crear tecnología que pudiera usarse como puente entre Assiah y la prisión donde están encerrados otros Elohim, sólo para que éstos pudieran posesionar cuando quisieran a los terranos; buscaban en el espacio cuando el único espacio donde la tenían era en sí mismos y por toda Assiah, la otra mitad de esa Lluvia sí estaba en los Cielos, en el Abismo donde residen los prisioneros, es como la sangre de los Elohim de la primera generación y tiene la facultad de sacar lo peor de los humanos. Por eso era sencillo que se estableciera un vínculo parasitario entre el terrano aquí en Assiah y el Elohim encerrado en su celda allá arriba, porque una pequeña parte de los humanos es materia oscura, después de todo fue un Ser Demiurgico nacido de esto lo que los creó a ambos.

-Pero en el linaje de Caín no tiene el mismo efecto, ¿no?-dijo Romero.

-Es más bien corto, por eso necesitan de estos aparatitos e igual el control termina rompiéndose porque no dejan de luchar. Y luego pagan por su rebeldía en la siguiente vida; los Blood Drynka son los más difíciles de doblegar, el que atacó a Aria es un ejemplo de ello, si no pueden someterlos sin estas cosas menos lo consiguen con ellas.

-Están mejorando, ese no es ningún juguete-intervino Diana.

-Lo sé.-Guardé el microchip en el bolsillo de mi chaqueta-. Hablaré con un conocido sobre este asunto a ver qué puede decirme.

   Le hice una seña con la cabeza a Aria para que me siguiera afuera.
    Al rato ya estábamos conversando sentadas en los jardines del instituto. Illya y Dussollier caminaban cerca acompañadas por Süleyman, ver al Faraón allí le hizo mucho bien a Illya, era una de sus personas favoritas.

-Hay veces en las que lamento ser tan débil-comentó Aria-. Pude haberme defendido del Blood Drynka, y tú no tendrías más problemas de los que ya tienes con Azazel, sólo por venir estás rompiendo tu trato con él.  
-Eres más fuerte de lo que crees, Aria.-Me miró con timidez-. Y problemas con Azazel tengo desde hace un buen tiempo, ahora estoy tomando las riendas de mi vida, y tú eres parte de ella. Tu seguridad, la de Illya, ambas son importantes para mí.

-Ustedes son la única familia que tengo-susurró. Tomé su mano y la besé.

-Te quiero, Aria.

   Miró a su hermana y a Dussollier, luego noté una sonrisa cuando su mirada tropezó con la de Süleyman. Fingí no haber visto nada bajando la mirada.

-Estoy muy feliz de que estés aquí, y lo que le dijiste a Endre, ¡vaya!-comentó emocionada por la escena que presenció-. Yo sabía que él era culpable de todo, sospeché al momento. Y lo que quisieron hacerte en Odessa, me preocupé mucho, mamá, ni una carta para avisarme. Bloqueaste toda forma de que me enterara.

-Lo siento, se me hacía muy cruel avisarte sabiendo lo que pasaste en Odessa hace mucho, y además las clases....

-Cruel es que me mantuvieras en vilo todo este tiempo, cuando Eccarina me dio el diario y leí la noticia me sentí fatal. ¿Por qué Azazel se toma tantas molestias para tomar una nación? ¿No le basta con todo lo que ya posee?

-Pienso que es más complicado que eso, quiere algo más que expansión.

     Aria no dijo nada, estaba procesando en silencio mi respuesta.

-Conociendo lo que llevó a ese Blood Drynka a atacarme me hace pensar mucho en algo que pasó hace días-dijo mirando sus manos-. Un compañero de clases hizo un comentario no muy favorecedor sobre el gobierno y sobre ustedes como Dioses entre mortales. Al día siguiente sufrió un accidente mientras hacía equitación, debía estar en el hospital del colegio pero recuerdo vagamente que la noche en que me recluyeron vi que lo sacaban y escuché unos murmullos, escuché las palabras Control, Programación y Clínica Especial, luego volví a desmayarme.

-Eso es raro-susurré.

-Recuerdo que ese tipo de cosas se hacían antes a quien estuviera contra el Sistema, he investigado y ya sabes que Cage Murdock vive aquí por petición de papá, para que vea por mí. Él me ha contado cosas sobre el pasado.

-El pasado suele volver, la mayoría de las veces para quebrarnos.-Levanté la mirada, Aria enarcó las cejas-. Ven conmigo a Kiev-le dije, Aria agrandó los ojos sorprendida-. Decidí que era tiempo de que Illya viviera conmigo, y de que tú también lo hicieras. Pensaba enviar a Süleyman a buscarte pero resultó que él ya estaba aquí porque se encargaron de avisar en casa lo que te había pasado, desvié mi rumbo cuando me avisaron y vine a buscarte en persona. Ven conmigo a casa, Aria, aquí corres peligro de que vuelva a pasarte algo malo.

    Suspiró, y vio a Illya.

-No deseo otra cosa, mamá-dijo-. Azazel ya debe saber que estás aquí, ¿verdad?-Asentí-. Están pasando cosas muy raras, ¿y si ya no esperan a que alguien diga algo en contra de tu padre para hacerlo desaparecer como hicieron con mi compañero? ¿Y si empiezan a llevarse a mis amigos para ponerles esas cosas?-preguntó, la no mención del microchip me dejó claro que tenía miedo hasta de pronunciarlo conociendo lo que era y para qué fue usado.

-Quieres quedarte-asumí.

-Deja que me quede, quiero investigar un poco, ya te he hablado en mis cartas lo mal que están las Colonias de la República y esto de la Clínica a la que llevar.....-Frunció el ceño, ya no me miraba-. No puede ser-susurró levantándose, miré hacia donde ella lo hacía, un muchacho cruzaba el jardín seguido de un grupo de tres chicos-. Es él, se llama Jeremy Graham, es él-repitió-. Él fue quien cayó de su caballo la semana pasada, la noche en que me llevaron a la enfermería él seguía allí con la pierna lastimada, ¿vale? Y después se lo llevaron, ahora camina como si nada, no es posible.

-Claro que no-dije mirando al chico, sonreía y charlaba con los demás-, los Elohim no podemos sanar a otros con nuestras manos, imposible que en una noche hayan encontrado una cura milagrosa.

-La sangre de Blood Drynka, la sangre de Elohim....

-No, Aria, no entiendes. Los Elohim nos podemos alimentar de la sangre humana, no al revés, jamás les daríamos a beber nuestra sangre porque activaría la Magia en ella y se convertirían en Blood Drynka's. A mi padre no le conviene tener exceso de Blood Drynka's, por algo hubo un exterminio de los mismos hace décadas. La existencia de esas criaturas es inaceptable.

-Porque no pueden tener control sobre ellas, son Espíritu liberado cuya esencia es corrompida por la Magia de Sangre Elohim, lo sé. Pero entonces....

    Empecé a caminar en dirección al muchacho, se había sentado a la sombra de un árbol con su grupo de amigos. Paré al verle la pierna.

-Sigue rota-susurré.

-¿Qué?

-Tiene Lluvia Negra.-La tomé de la mano y nos desviamos, en lugar de ir con el chico fuimos con Dussollier y Süleyman.

-¡Mami!-gritó Illya, la cargué y empecé a caminar seguida por los otros tres. 

-Süleyman, separa discretamente de esos adolescentes al muchacho de corbata roja que está debajo de ese árbol-le ordené a mi Adalid antes de entrar al edificio-. Tráelo dentro, que Romero lo interrogue y quédate con él cuando lo haga, es muy posible que tenga el microchip en la nuca, deben retirárselo después de hablar con él.

-Enseguida, Damita.

    El Adalid volvió sobre sus pasos, paré y me volví para hablar con Aria.

-No puedes quedarte-le dije-. Si en Syracuse está funcionando un laboratorio que comenzará a usar alumnos de este colegio como conejillos de india no te dejaré para que hagan lo mismo contigo.

-No harán lo mismo conmigo, están Romero y Diana, puedo trabajar en conjunto con ellos para investigar y pararles antes de que se haga global. Antes de que Azazel ponga a caminar sobre la tierra a sus camaradas que yacen en el Abismo.

-Esto no es un juego, Aria.

-Y yo ya no soy una niña, mamá.

    No me molestó su réplica, era cierto, ya no era una niña y podía ver el aplomo de sus verdaderos padres en ella. La determinación, la fuerza.
    Süleyman cruzó el pasillo en compañía del muchacho, miré a Illya quien asintió como adivinando lo que saldría de mis labios y dando su aprobación.

-Dussollier, lleva a Illya al coche y dile al chofer que me espere, enseguida me reuniré con ustedes.

   Illya se despidió de Aria, no estaba muy contenta de que su hermana no nos acompañara pero respetó la decisión que había tomado y yo sabía que no podría hacerla cambiar de opinión a Aria así que juntas fuimos a la oficina de Diana donde tenían al chico sentado ante el escritorio.

-Por las palabras de tu Adalid pensé que no nos acompañarías-dijo Romero.

-Cambié de opinión.-El muchacho me miró de arriba a abajo, una asquerosa mirada de lujuria que un descarado demonio no se esforzaría en disimular-. ¿Quién eres?-le pregunté.

-Jeremy Graham, diecisiete años, cuarto curso-respondió.

   Sus recuerdos humanos seguían intactos pero el control sobre ellos no los tenía el verdadero muchacho sino del parásito que implantaron en él.

-Ivel, hija menor del Rey Grigori Azazel, tu Rey-dije, él sonrió ampliamente.

-Entonces puedo hablar con libertad ante Su Alteza.-Iba a levantarse pero Diana lo sentó de un empujón en su hombro-. Respétame, perra mestiza, asquerosa Nephilim.

   Romero fue a golpearlo pero lo detuve.

-Tu alumno sigue estando allí, ¿quieres buscarte problemas? Creo que es suficiente con que lo secuestraran bajo tus narices, mira la cicatriz en su nuca.-Obligué al muchacho a bajar la cara-. Un cero y un dos, es una prueba, un ensayo, el Blood Drynka también lo era. Sus cuerpos siguen en la prisión, es la esencia la que es transferida al cuerpo, es como un parásito, la Lluvia Negra terminará matándolo si su genealogía, su sangre no es compatible con el demonio que lo está habitando, ¿o me equivoco?

-Eres muy lista, Azazel debe estar orgulloso-sonrió el muchacho-. A este chico le quedan veinticuatro horas, puedo sentirlo. La persona que lo eligió se equivocó al hacerlo, se está resistiendo a mí, los Sangre Azul nunca lo hacen.

-Supongo que lo eligieron porque lo conozco-terció Aria-. Si el Blood Drynka fallaba tendrían a otro para hacer el trabajo de herirme o matarme, pero ya no como excusa para culpar al señor Szentes, sino por hacer sufrir a mi madre.

-¿Segura que no es tu hija biológica?-me preguntó Diana.

   Süleyman había salido de la oficina, Aria caminaba nerviosa de un lado a otro sin dejar de observar al chico.

-¿Dónde están haciendo este trabajo para mi padre?-inquirí.

   Los ojos café del muchacho brillaron momentáneamente, después sonrió.

-¡No!-exclamé. 

   Giró la cabeza hacia un lado con brusquedad provocando que se le rompiera el cuello.

-¡Oh Dios mío!-soltó Aria.

    Romero abrazó a su mujer, ninguno podía creer lo acababa de ocurrir.

-Endre no está por ninguna parte-informó Süleyman quien estaba de regreso, se había adelantado a mi orden-. Joder, ¿y esto?

-Dominoj-invoqué a mi espada, le practiqué el mismo procedimiento que al Blood Drynka y saqué el microchip de su cuello-. Se siente diferente al que le saqué al vampiro-comenté facilitándole el chip a Romero-. Ya no hay nada allí, como si al morir el hospedero la Lluvia Negra se secara. No hay vida, el Blood Drynka seguía vivo cuando le retiré el aparato.

-Él era humano, Ivel, no podías hacer lo mismo que hiciste antes con la otra criatura a menos que fuese quirúrgicamente-intentó consolarme Romero.

    Aria se dejó caer en el sillón que estaba al lado de la silla donde el muchacho estaba sentado. Lloraba en silencio, me acerqué y me puse de cuclillas, sequé sus lágrimas.

-Ven conmigo-le pedí.

-¿Cómo le explicaremos esto a sus padres?-preguntó-. ¿Quién les dirá que su único hijo está muerto?

-Eso no te corresponde, Aria, no es tu culpa.

-¡Soy tu hija! ¡Lo eligieron por mí!-exclamó-. ¿Cómo puedes ser tan fría? ¿Como si no te importara lo que acaba de ocurrir?

   Aria evadió mi mirada. La espada se desvaneció de mi mano cuando me levanté; fui y abrí la puerta, tenía que salir de allí cuanto antes, Romero y Süleyman me siguieron.

-¿Puedes investigar esto por mí?-le pregunté a Romero-. ¿Crees que Diana y tú puedan asegurar mejor el instituto? Yo buscaré por otros medios información sobre estos microchips. Süleyman se quedará con ustedes, Aria también porque quiere parar la evolución de este experimento, apóyenla, por favor.

-No tienes ni que pedirlo, ya lo había hablado con Diana después de que Aria y tú salieran de la oficina hace rato-dijo Romero-. Ivel, Mi Señora-continuó antes de bajar los escalones, el coche me esperaba al pie de éstos-, lo dicho por Aria.....

-Me importa, Romero, me importa lo que pasó, lo que pasa, y lo que pase a partir de ahora. Me importan los sentimientos de los padres del chico porque puedo ponerme en sus zapatos, la vida de mi propia hija peligró, y sigue peligrando pero no puedo pararme a dar explicaciones, debo dar pasos hacia adelante y detener esta atrocidad antes de que se extienda, además no es lo único con lo que tengo que lidiar.

    Subí al auto que fue puesto en marcha en cuanto cerré la puerta.

-Estás triste-dijo Illya, se sentó a horcajadas sobre mí y me abrazó.

-Vamos a ver al tío Cage-sonreí.

   Dussollier le dio la dirección al chofer, llegamos al edificio donde Cage vivía en poco tiempo porque estaba cerca del colegio. Illya bajó de un salto cuando abrí la puerta, habían pasado años desde la última vez que nos vimos, Cage no me tenía buena estima después de lo que le hice para traerlo de vuelta de la muerte. Su perdón no es que fuese importante para mí, nunca volvió a hablarme pero por su hermano él haría lo que fuera tanto como yo, por eso accedió a quedarse cerca de Aria en Syracuse.
  Dussollier preguntó por él en el vestíbulo; era un edificio residencial decente, había gente que entraba y salía de los tres elevadores con los que contaba, intenté que no me prestaran mucha atención para no ser reconocida. Mi dahir se acercó y dijo que Cage había regresado de viaje esa mañana, el recepcionista le avisó de nuestra visita y nos permitió subir.
    Illya no me soltaba la mano, y estaba pendiente de mi estado de ánimo, no lo decía en voz alta pero cada tanto me miraba buscando en mi rostro indicios de tristeza.

-No pasa nada, Canario-le aseguré.

   Salimos apenas se abrieron las puertas. Dussollier sonrió porque sabía que no podía mentirle a ella ni a mi hija.

-No pasa nada-repetí.

  Dussollier tocó tres veces la puerta del apartamento diecisiete. Él no tardó en abrir, sus ojos café pasaron de Illya a mí, si algo tenían los Murdock era una mirada dulce aunque la de Cage reflejara tristeza en ese momento.          
-¿Qué haces aquí?-preguntó.

-Illya quería verte, y yo también-respondí. Cage miró a la niña de nuevo, se inclinó y besó su frente para luego hacerse un lado y dejarnos entrar-. Después puedes odiarme todo lo que quieras, delante de ella no, por favor-le susurré.
-No lo notaría-dijo.

-Qué gracioso, sabes que Illya lo nota todo.-Entré con él-. Qué pintoresco lugar tienes aquí-comenté observando el piso.

-Creí que estabas con tu abuelo, Canario-dijo él.

-Me voy a vivir con mami-contestó Illya sentándose conmigo y Dussollier en el sofá.

-Hasta que por fin te portas como una madre-comentó pasando por mi lado.
   Me volví, él estaba en el área de la cocina y se giró un poco, se sintió culpable por el comentario hecho, lo noté en su rostro y leí en sus labios la disculpa.
  No erró del todo, pero él sabía las razones por las que era mejor que Illya viviera con Azazel.
  Sentí su mirada sobre mí cuando rompí el contacto visual, sí me encontré afectada por sus palabras, nunca dije que lo fuera ni me vi a mí misma como una buena madre para Illya. A veces sentía que no merecía a una hija como ella, y que no era justo para ella tener a una madre como yo.
   Cage nos sirvió bebidas, tras eso se sentó y escuchó a Illya hablar. Sonreía encantado con su sobrina, la adoraba, todo el que conocía a Illya terminaba adorándola, como si ella los embrujara con su carisma.
   Después de un rato Dussollier se la llevó para darnos privacidad a Cage y a mí, no estábamos allí sólo para que Illya volviera a tener contacto con su tío sino por Aria.

-Ahora que estamos solos, sé honesta, ¿qué quieres de mí?-dijo Cage levantándose, hice lo mismo y lo cogí de la muñeca para obligarlo a darse la vuelta.

-¿Podrías superarlo ya y amigarnos de nuevo?-le pregunté.

-Yo no pedí ser un maldito chupasangre, Ivel, no puedo agradecerte que me volvieras uno y seguir adelante, por años fue algo incontrolable. Murió gente por mi culpa, tu culpa.

-Perdona por ser egoísta y darle al hermano de mi marido una oportunidad de sobrevivir sólo por verlo feliz a él, y por volver a tenerte, Cage. No es que fuésemos los mejores amigos antes, pero no dejas de ser parte de la familia, y alguien que cuidó de la persona de la que me enamoré.

  Cage me dio la espalda, parecía disgustado por mis palabras.
  Cuando lo encontramos en uno de los búnkeres repartidos por el mundo después de cinco años de la guerra nuclear estaba muy enfermo, yo no podía dar a beber mi sangre a un humano por la prohibición de crear Blood Drynka's pero tratándose de Cage, y al ver sufrir a Josh no lo pensé y le di a beber mi sangre al muchacho poco antes de que muriera. 

-Habría preferido quedarme muerto-soltó. 

    Lo rodeé y me paré frente a él.  
-¿Ha pasado algo que no nos has contado a tu hermano o a mí?-inquirí-. Sé lo difícil que es lidiar con lo que implica la parte sangrienta de ser un vampiro, pero siento que te molesta otra cosa.
  Desvió la mirada, me hice una idea de lo que pasaba y estaba segura de que no querría hablar de eso, sin embargo....

-Cage....

-Terminemos con esto-habló después de aclararse la garganta-. ¿A qué has venido?

    No quise insistir más por egoísmo y el no querer escuchar salir de su boca lo que ya me temía. Yo lo convertí, eso traía consigo algunas consecuencias difíciles de sobrellevar, era mejor para ambos si no hablábamos del tema por ahora. 

-Es Aria, un Blood Drynka la atacó hace dos noches.

-Me enteré, de hecho iba de salida cuando me avisaron que estabas en el vestíbulo. Pensaba ir a verla.

-Ella está bien, recibió unos rasguños, un fuerte golpe en la cabeza pero no pasó a mayores-le informé-. Te necesito más cerca de ella, en el mismo colegio de ser posible.

    Me acordé de su dura mirada cuando dijo que no me importaba lo que le había pasado a su amigo, las malditas emociones humanas me traicionaron. Tomé asiento en el sofá.
-Tienes razón-susurré, supo que hablaba de lo que había dicho sobre portarme como una madre. Se sentó a mi lado-. Aria corre peligro, Cage, Circe me dijo que va a pasarle algo sólo porque saqué a Illya de Palacio. Y que posiblemente sea Azazel quien esté detrás de este próximo ataque, si ya el primero estoy segura de que lo fraguó él.    
    Cage escuchó lo que le conté sobre el Blood Drynka, Endre, el chico que había muerto hacía poco y le mostré los microchips explicándole lo que eran en realidad.
-¿Es posible que el Mariscal Gabriel esté involucrado?-preguntó.

-No lo descartaría, ese hombre le es leal a Azazel y le fue leal a Eloah, tiene sus propias ambiciones. Romero dijo que evitó su visita al Blood Drynka la noche en que pasó todo.

     Cage se quedó pensativo.

-Gobierna esta República con injusticia, es capaz de cualquier cosa para agradar a tu padre y si una de esas es perfeccionar la tecnología con el fin de traer de vuelta a los prisioneros del Abismo por medio de la usurpación de cuerpos, no dudaría en hacerlo. Por ahora los cuerpos de esos prisioneros no pueden pasar el velo que separan el Abismo de Assiah.

-Antes estuvieron muy cerca-susurré-. Tenían todo dispuesto con ese aparato en Suiza, tú lo viste con tus propios ojos. Y cada vez que lo probaban el velo se hacía más y más delgado; y Suiza ya no está en....-Por supuesto, pensé.

-¿Qué ocurre?

-Suiza está del otro lado, en el Imperio Austríaco de Rafaella Montmorency, por eso papá cambió de opinión sobre hacer tratos con Rafaella-dije para mí misma cayendo en la cuenta. Sacudí la cabeza para sacarme esa idea y concentrarme en una cosa a la vez, aunque siempre todo estuviera conectado-. Te necesito con Aria.

   Cage asintió, pero me pareció que había algo más que quería decirme.
-¿Tú lo sabes?-inquirí.
    Se echó para atrás, la expresión en su rostro fue suficiente para mí.

-Murdock se mostró ante ti, sabes que está vivo. Claro, eres su hermano, no se escondería de ti por tanto tiempo, no lo soportaría.

-¿Irás con él? Por esto de Aria.

-Es su padre, debo informarle de todo lo que tenga que ver con nuestras hijas. 

     Me miró, y sentí el magnetismo que él sentía en mi presencia por ser yo quien lo hizo la criatura que era. Por ser su maestra de conversión mi línea de sangre corría por sus venas, y los sentimientos por la persona que lo convirtió eran fuertes y confusos. Lo compadecía, él me odiaba por convertirlo en algo que lo hacía tener sentimientos por la esposa de su hermano.
-El convenio entre el Imperio Elohim-dijo de pronto pasando a otra cosa para distraer su mente-y el Imperio Austríaco, los constantes ataques a Vládimir Szentes, la Lluvia Negra, todo tiene qué ver, ¿no es así? Y mi hermano y tú, vuestras hijas.....

-También sabes de Misty-lo interrumpí afirmándolo no interrogando, él asintió-. Tengo miedo por ellas más que por mí, tengo miedo de que descubran más de lo que deberían sobre Illya y Misty. Estoy desesperada.

-Eres una líder, Ivel-aseguró él-. Y mentí, lo que dije fue por fastidiarte, eres una buena madre.-Cogió mi mano-. Iré al colegio y no me moveré de allí, haré lo posible por ayudar y proteger a Aria. Después de todo.... 
    Casi le rogué que no lo dijera, que evitara decirlo en voz alta porque sería más real para él y no podía aferrarse a algo que no era, y que no podía ser.
    Me puse de pie para marcharme.

-Después de todo si acepté quedarme en Syracuse para cuidar de Aria-dijo, di la vuelta y me encontré con él mirándome con dulzura-, fue por ti, no por mi hermano-confesó.

    Ladeé la cabeza y suspiré.