Spin-off

Spin-off

miércoles, 19 de febrero de 2014

.......





"¿Conoces ése lugar entre el sueño y el despertar, 
el lugar donde todavía puedes recordar los sueños?
Ahí es donde siempre te amaré,
donde te estaré esperando..."

-Peter Pan...

domingo, 16 de febrero de 2014

X

      Mientras Ivel se divertía haciendo lo suyo, Elliot ideaba la manera de sacarla de allí. 

-¡Tienes que ayudarme!-le gritó a Mika por encima del barullo.


   La chica lo miró con una sonrisa irónica, cómo si fuese posible que Ivel saliera airosa de lo que le esperaba esa noche. Elliot se enfadó y salió refunfuñando que no se podía confiar en nadie. 

   Mika fue tras él, pero en cuanto notó que se dirigía hacia Jonathan, se regresó situándose en el lugar donde estaba parada antes. De vez en cuando echaba un vistazo hacia donde se encontraba Elliot, éste salió caminando delante de Jonathan; el invitado se quedó disfrutando del show.

     Ivel no entendía nada, a pesar de que su concentración era única y exclusivamente para la música y el público. No pudo dejar de notar el nerviosismo de Elliot, lo vio dirigirse hacia John. Y luego salieron, John parecía enfadado. Aún no se creía que ése hombre fuese el padre de su amiga. Pero más allá de eso estaba el hecho de que Viorel había perdido a su madre el mismo día que ella perdió a sus padres.

   Pasaron la tarde juntos, a los pocos minutos de terminar de almorzar se enredaron en un apasionado beso y terminaron en la cama. 
     Cuando a Viorel le tocó marcharse ella se volvió fría, sin despedidas. No le gustaba decir: "Adiós".

    Volvió a la realidad, la gente seguía bailando. 

    Miró a Mika, ésta volvió la cara hacia un lado, como señalándole a alguien con la mirada; Ivel siguió el gesto. Un hombre de traje la observaba atentamente; Ivel le susurró al joven que tenía al lado que se encargara, ella tenía algo que hacer pero que enseguida volvía.
    Bajó de la tarima por la escalera que tenía en el lateral derecho, y se perdió entre la multitud. Mika la siguió, logró alcanzarla al pie de la escalera que llevaba a la oficina de John.

-¿Qué pasa? ¿Quién es ése tipo?-le preguntó a la chica.


   Mika sonrió.


-Es un cliente, y le hizo un pedido a John.


   Ivel no necesitó de más. Subió las escaleras a la carrera; el muy puerco de Jonathan la iba entregar a alguien aún más puerco, quien quiera que sea.


   Abrió la puerta apenas hubo llegado, y encontró a Elliot en el piso con varios golpes en la cara, tenía mucha sangre. John estaba recargado en su escritorio; Ivel se arrodilló al lado de Elliot.

-Déjalo.-le ordenó a la chica.-Trato hecho, Elliot.-sonrió, y salió como si nada.


  Ivel ayudó a Elliot a ponerse de pie; John debió haberlo pateado en las costillas pues el chico no dejaba de quejarse y agarrarse los costados.


-Dame las llaves de tu coche, iremos a tu casa.-Elliot hizo una mueca de dolor, luego la miró como si estuviera viendo a una loca-¿Qué?


-Sé cómo conduces, no te dejaré mí coche.


-Tú no puedes conducir así que te aguantas.-replicó Ivel, le presionó la herida que tenía en el labio.


    Elliot soltó un grito, la chica rió.


    






    ***

   Ivel estaba tan concentrada en la carretera que parecía hipnotizada, igual iba a una velocidad muy alta. Le gusta eso, acelerar.
     Al segundo día de haber llegado la dejé conducir de camino a su apartamento. Suerte que sigo vivo; era imprudente en la carretera y sólo usaba el cinturón cuando le daba la regalada gana. 
    Bajó un poco la velocidad.

-Nosédondevives.-murmuró. 

-¿Qué has dicho?-pregunté, pues no la entendí ni un poco.

-Tu dirección, Elliot. ¡Qué no me has dicho donde vives!

-Después de éste semáforo cruza a la derecha.-le indiqué, ella hizo lo que le pedí.-Al lado de ésa librería.-Estacionó el coche, bajó y me ayudó a bajar.-Puedes usar mí coche para volver al local o irte a casa....

-Ni hablar, ¡vamos!

  Entramos al edificio, ella me sostenía mientras caminábamos hacia el elevador; al llegar allí la vi dudar. Entró por pura inercia.
   
-No te gustan los elevadores.-comenté cuando salimos, ella se mantuvo en silencio-. A mí no me gustan las alturas, y es irónico porque vivo en un décimo piso.

-Sé lo que haces.-dijo.

   Le sonreí y ella me devolvió la sonrisa mientras me ocupaba de abrir la puerta.
    La vi curiosear con la mirada cuando entramos; hizo que me sentara en el sofá que estaba en medio de la sala y preguntó si tenía hielo. O un botiquín de primeros auxilios; le señalé la cocina, y al momento regresó con una compresa.

-Quítate la camisa.-me dijo. Arqueó una ceja cuando vio que titubeé.-Deberíamos ir a un hospital, Elliot.-sugirió al ver los moratones de mis costados-. ¿Y si te rompió una costilla? Yo no sé arreglar costillas, ¿y tú?-Decía mientras colocaba la compresa en los moratones.-No vayas a llorar ¡eh! No me gustan las niñas lloronas.-sonrió.

-Eres muy simpática.-reí.

-Vale, pero que ni se te ocurra enamorarte de mí. 

-¿Eso le dices a todos?-bromeé.

   Me senté. Ella no respondió, hasta que empezó a limpiarme el rostro con mí camisa.

-De hecho sí, a quien intenta flirtear conmigo. No soy buena para ésas cosas.

   La tristeza se había quedado en su mirada, tal vez ha vivido allí por mucho tiempo; quise besarle, pero supe que se lo iba a tomar a mal. Ella no quería eso, o no sé....tampoco soy bueno en esto. 
   Noté que miró mis labios por una fracción de segundo, luego nuestras miradas se encontraron, pero nada. Ella se volvió rápidamente para poner mí camisa en la mesita que estaba a su lado; debió acordarse del tipo con el que andaba la otra noche, es mayor que yo. Debe gustar de hombres mayores.

-Sigo pensando que...

-Dices "hospital" y te lanzo por la ventana.-solté. 

-Oye tranquilo.-dijo, levantando las manos.-¿Esos son tus padres?

  Señaló una fotografía que colgaba de la pared.

-Sí, Emma me confió a ellos cuando se fue; eran unas personas increíbles.

-¿Por qué Emma no te dejó con su marido?-preguntó.

-Emma sabía que no iba a poder regresar, y no quiso que Henry cargara con dos niños él sólo. Así que Charlotte, que era un poco más mayor, se quedó con él. Y yo vine a vivir aquí; aunque siempre estuve en contacto con Charlotte y Henry. 

-No recuerdo mucho a Charlotte, y Emma nunca llegó a llevarte a casa.

-Me adoptaron cuando tenía ocho, y lo cierto es que no me gustaba mucho estar en público. Emma nunca me obligó a nada; yo siempre he estado mejor sólo.

-Créeme que te entiendo.-suspiró.-Y ahora entiendo porque Henry solía faltar a algunas reuniones, y en otras supongo que te dejaban con alguna niñera.

   Le guiñé un ojo.
    
-¿Ésa es tu hermana en ésta familia?-Ésta vez se quedó viendo la fotografía de la mesita que tenía al lado.

-Sí, nació un mes después de yo llegar. Se llama Rose, creo que tú y ella se llevarían bien.

-¿En serio?

   Se volvió a mirarme, sus labios tenían ésa sonrisa picarona. Ésa que, si no la conocieras bien, pensarías que ha hecho alguna travesura. 

   










Elliot.....
   



sábado, 8 de febrero de 2014

¡AVISO!......

  Debido a una situación en la que me he visto envuelta en las últimas semanas, y la cual me reservo el derecho de explicar-pues me resulta difícil-, me veo en la obligación de parar por unos días la continuación de las historias que llevo en mis blogs... No tengo cabeza para escribir en estos momentos, he dejado una última publicación en mí otro blog Adagio y disculpen si es algo corta, como dije no tengo cabeza para escribir nada más; en cuanto pueda me pondré al día con los blogs que sigo....
  
  Muchas gracias por su atención....