Spin-off

Spin-off

jueves, 30 de marzo de 2017

Bastión


Seattle, Estados Unidos
Faye
   La idea de Lucrecia sacrificándose por Enrique no me cuadraba para nada, pero su triste mirada de hace rato y la que ahora veía en sus ojos la reconocí, a veces yo misma la encontraba en el espejo. Además el Ángel no tenía por qué mentir; de todas formas no sentía la mínima compasión por ella, ha sido despiadada como el resto de su estirpe y sus compañeros de alianza, satánicos todos. 
   En el fondo podía sentir remordimiento por haber herido a Enrique en el camino a su ascensión como matriarca, pero lo peor es que sus actos fueron de ella no de un alma transferida a su cuerpo por medio del macabro ritual de urushdaur, lo mismo que quieren llevar a cabo con Amanda transfiriendo el alma de Asherah a su cuerpo; Lucrecia no es ninguna santa.

-Sacrificarte por Enrique-dije, ella se puso de pie frente a mí-. Perdona si no me lo creo.

-Me da lo mismo lo que creas o no.

-Amshel-llamé. El hombre, que estaba entretenido hablando con Velkam, se giró-. ¿Por qué evitar el ritual de transferencia y no salvarla del todo? Pudo ser una buena persona libre de las ataduras de su familia.

-Tuve mis razones para evitar el ritual, era una niña tan sólo. Pero aunque quise, no podía quitársela a su familia, lamentablemente-respondió Amshel. Dio un sorbo a su bebida mirando a Lucrecia.
   Era enigmático, proteger a Lucrecia de un ritual de transferencia ¿pero no arrebatarla de las garras de su monstruosa familia?

-Bueno, igual terminaste siendo la mierda que eres como el resto de tus amiguitos-le dije a la chica.
-¿Quieres pelear, Faye?-replicó Lucrecia-. Porque me siento más fuerte ahora como para vengarme de lo que me hiciste.
    Mostró sus colmillos y sus ojos inyectados en sangre buscaron atemorizarme, por un momento hice todo el teatrito y grité. Sin que se diera cuenta cogí una jeringuilla que llevaba en el bolsillo de mi jersey, terminé clavándosela en el cuello, devolviéndola a la normalidad. Cayó de rodillas por la debilidad que provocaba en ella el líquido preparado con la verbena que le inyecté.

-No me amenaces, Lucrecia-sonreí. Ella balbuceaba. 

  Los dos hombres no hicieron nada cuando la llevé hasta el sofá y la tiré allí sin ningún cuidado.

-¿Dónde conseguiste esos aretes?-le pregunté, sentándome en la mesilla de centro. 

-Fueron un regalo, putita....-susurró con voz pastosa por el envenenamiento. Le había inyectado una pequeña dosis-. ¿Te piensas que saldría a la luz del sol así nada más?

-¿Quién les dijo que esa piedra protegía a los Blood Drynka de los efectos de la luz del día?-seguí interrogando.

-Uno de los que tomamos para experimentar cantó todo.

-¿Y quién, además de ti y Matthew Carlysle, fue convertido?

-Matt no lo compartió con muchos, sólo conmigo y luego se deshizo de algunos miembros importantes. Prácticamente quedamos él y yo....

-No te duermas-la abofeteé-. ¿Qué hay de su esposa?

-Esa mujer murió hace dos años para ceder su cuerpo a un demonio.

   Volví a abofetearla porque se estaba quedando dormida.

-¿Dorian sabe que su verdadera madre está muerta y que alguien más ocupa su cuerpo?
 
-Sí, él estuvo presente el día en que pasó.

-Eres muy habladora, Lucrecia-comenté, inclinándome y sonriendo.

-Porque esto acabará contigo muert...¡¡¡¡aaaaahhhh!!!!!-exclamó cuando le clavé en el estomágo un cuchillo que también llevaba guardado.

   Amshel y Velkam se acercaron, el primero cruzó los brazos mirándome con una ceja arqueada.

-Recuérdame no hacerte enfadar, rubita-dijo-. Pareces un engendro del demonio.

   Hice una mueca de burla, levantándome de la mesita al tiempo que le sacaba el cuchillo a Lucrecia, ésta se había desmayado.
   Y entonces noté que Velkam ni siquiera parpadeaba, moví la mano delante de él.

-¿Qué le pasa?-le pregunté a Amshel.

   Él lo examinó, definitivamente no se movía, estaba como estático.

-El tiempo se ha ralentizado-respondió el Elohim, caminando hacia el balcón. Lo seguí.

   Afuera las gotas de lluvia no caían, estaban suspendidas en el aire. Toqué una con el dedo índice donde se deshizo.

-¿Por qué ha pasado esto? ¿A qué se debe?-inquirí, volviendo al interior del apartamento.

-Sólo los Elohim podemos hacerlo, pero la pregunta aquí es cómo es que tú sigues moviéndote, ¿en serio eres humana?-Bajó la mirada a mi pecho-. Interesante anillo, ¿de dónde lo sacaste?

    No me había dado cuenta que estaba jugando con mi colgante, el dorado anillo de Salomón.

-Fue un obsequio de mi amada, ¿por qué?

-Khatim Sulaymani-susurró, mirando el anillo con el que seguí jugando-. Creí que había sido destruido hace años, es un objeto maldito, quien lo posee termina siendo corrompido, ¿a ti nunca.....?

-No, me fue entregado para mi protección y Sahar me dijo que su oscuridad nunca me tocaría. Confié en su palabra, nunca me he visto corrompida, yo controlo el anillo no él a mí; pero ¿qué tiene qué ver?

-Por eso no te afectó la manipulación del tiempo como a Lucrecia o a Velkam, por eso sigues moviéndote, es la magia del anillo.-Observé el anillo-. Si dices que no te ha corrompido es porque tu corazón ha de ser muy puro, tienes una mirada muy limpia, señorita Vesper-dijo las mismas palabras que Sahar pronunció cuando dudé de usarlo, y sonreí por el sólo hecho de pensarla, y de recordar ese momento. Amshel miró hacia afuera-. Me pregunto quién está provocando esto-comentó en un murmullo.

    Pensé en lo dicho por él: su padre es el nuevo Eloah y ha sido el artífice de la mayoría de los sucesos en Assiah.

-¿Y si es tu padre?-pregunté.

    Él frunció el ceño.



















Londres, Reino Unido
Sahar    
      
  Sorcxoj Breaker: Rompedor de Encantamientos, así se había presentado el Príncipe Grigori hacía un par de horas.

<<-¿Hacerme qué cosa?-pregunté, después de la intervención de Erza.

-No lo recuerda-susurró, dando un paso hacia mí-. Quería probar algo que la involucraba, escuchó una conversación entre vuestro Padre y vuestro hermano Mikhael, quienes la protegían con tanto celo y ninguno entendíamos por qué pero a Azazel le daba mucha más curiosidad que a cualquier otro; incluso Luzbel, la Estrella del Atardecer, la guardaba como un tesoro.

-¿Qué quería probar Azazel que me involucrara?-interrogué.

-Es de lo que no estoy seguro-respondió, bajando la cabeza desilusionado por no poder ser de utilidad para mí en ese sentido.

-Más importante que eso, Euzma, acaba de decir "Vuestro hermano Mikhael" y "Vuestro Padre", ¿quién sino Eloah: Dios?-intervino Erza en un susurro para que la gente que nos rodeaba no escucharan.

-¿Fui hija de Dios?-le pregunté al Príncipe, él asintió. 

-Santo Cielo-musitó Nina.

    El Grigori volvió a hincarse en una rodilla.

-Perdóneme, m'Lady, por haberle fallado a usted y al Padre. Perdóneme por fallarle ahora al no saber qué quería Azazel con usted-dijo.

    Yo me hacía una idea.
    Le tendí mi mano al hombre, él la cogió y se levantó. Era mucho más alto que yo.
    Posé mi mano en su mejilla por instinto, él se inclinó un poco y besé ambas mejillas, un suave roce de mis labios sobre su cálida piel.

-Te perdono-dije-, aunque en ésta vida no sea quién para hacerlo, si así tu alma está tranquila, tienes mi perdón.

    Tras mis palabras comenzó a caer una fuerte lluvia que nos obligó a resguardarnos en alguno de los edificios que aún estaban en pie, y ayudar a la gente a que hiciera lo mismo.>>

    Ahora no se apartaba de mi lado.
    Hija de Eloah. Dios. 
   ¿Qué hago en Assiah? ¿Cómo llegué aquí? Aunque la verdad no era de importancia ahora, no más importante que lo que se había desatado. 
   Azazel, ha sido él todo este tiempo. Freyja y Seth en su momento actuaron bajo sus órdenes sin saber de quién se trataba, las hizo atacar a Velkam para llegar a mí; me separó de mi hija, puso en peligro a Faye..... ¡Faye!

-¿Tienes idea de cómo te liberaste de tu prisión?-le pregunté al Príncipe.

-Sé que sólo Mikhael tenía la llave del abismo, sólo él podía liberarnos a los Grigori. Su muerte era nuestra libertad, si yo estoy aquí.....

-Es porque él murió-dije, asintiendo tras entender el significado de su violento silencio.

    Nos encontrábamos en un estacionamiento techado, Nina y Erza se dedicaron a ayudar a los heridos por el terremoto que indicó la caída del Rompedor de Encantamientos. A mí no me apetecía acercarme a nadie, acababa de recibir dos noticias que ponían a prueba mi nivel de estabilidad; ya no guiaría a esta gente, mi mente estaba perdida preocupada por Faye. Mientras por otro lado deseaba tener a Azazel al frente.
   Que no se atreva a tocarla, pensé. Que no vaya a por ella, siempre me atacaban por allí, mi única debilidad.
   Escuché un grito que me sacó de mis cavilaciones, miré a Armârôs. Corrí hacia el lugar de donde provino el grito, detrás de una camioneta negra encontré a un hombre rubio de traje intentando cubrirle la boca a una nena, se hallaba encima de ella; lo cogí del saco y lo lancé contra la pared, me acerqué poniéndome a horcajadas sobre él y empecé a golpearle la cara. 
   La inmundicia en el hombre era tal que no dudé en dejar mi instinto salir sin importarme quién o cuánta gente estuviera mirando.  
-¡¡¡Madre!!!-exclamó Nina, haciéndome volver en sí y mirarla.

    Mi hija movió la cabeza de lado a lado, detrás de ella habían algunas personas, y se acercaban más; volví la mirada hacia lo que ahora era un cadáver, me levanté, vi mi reflejo en el cristal oscuro de la ventana de la camioneta. Tenía los ojos brillando en rojo y sangre en la boca que me limpié con la manga de mi abrigo.
   Nina y Erza empezaron a dispersar a la gente, pude oír cuando preguntaban qué clase de monstruo era yo, algún otro comentó que era un experimento fallido del gobierno y que me había vuelto contra mis creadores, por eso los insté a ir por sus gobiernos. Una mujer se persignó mirándome con temor.

-Este es el apocalipsis-susurró alguien-. Las bestias están saliendo....

-¿Viste que el tipo que se le arrodilló llevaba alas que desaparecieron?-preguntó su acompañante-. La chica debe ser el diablo.... 

-Más diablo y monstruo es ese maldito y nadie dice nada al respecto-dije, viendo a la niña que había sido atacada marcharse con la que parecía ser su madre, ésta agradeció en un susurro antes de reunirse con el resto lejos de mí.

-Estás de a toque, Euzma-comentó Erza-. Ahora nos tienen miedo, pero creo que hiciste lo que tenías que hacer-sonrió-. No me creo que en estos tiempos finales alguien haya sido capaz de actuar de ese modo.

-Le tenía el ojo puesto encima a la tot desde horas antes de que empezara todo, pude verlo en sus recuerdos, las estaba siguiendo a ella y a su madre-le dije-. Era un ex presidiario, cayó preso por lo mismo que quiso hacer hoy. Pensó que ya no tenía nada qué perder, si es el fin del mundo se daría un último "gusto".

-Que desagradable-susurró Nina, mirando con asco el cuerpo del rubio trajeado.

 Armârôs permanecía callado, observándome. Percibí una sensación de sorpresa y temor a partes iguales manando de él.  
-No es lo que esperabas ver de la hija de Eloah-dije, bajando la mirada.
 
-La recuerdo diferente a decir verdad, m'Lady-respondió él.

-Tal vez mostraba lo que yo quería que vieras-dije.

    No recordaba mi vida como hija de Eloah Yahveh, pero mis palabras eran mi sentir, lo que fui en ese pasado es lo que soy en el presente. Nada había cambiado, así lo sentía.
    Fruncí el ceño extrañada por el repentino silencio, no sólo dentro del estacionamiento sino fuera del mismo. Los truenos, la lluvia, no había ruido alguno; miré a Erza y luego a Nina, ambas estaban paralizadas.

-¿Nina?-llamé. Acaricié su mejilla.

-El tiempo ha sido manipulado-dijo el Príncipe.

-Yo no fui-repliqué.

-No he dicho eso, Eminencia-sonrió él-. Yo tampoco he sido, de lo que estoy seguro es de que se inició en otro lugar.

   Faye, por favor, mantente a salvo. Espérame. Tuve miedo de que estuviera en peligro.


























Portland, Oregón. Estados Unidos
Amanda

     Azazel apretó la empuñadura de su daga, me cogió del cuello y me vi forzada a soltar la muñeca de Luna. Forcejeé con él quitándole la daga en el acto y reí al tenerlo de rodillas, le solté una bofetada y me alejé caminando de espaldas hacia la cama, protegiendo a mi hermana en todo momento.

-Hay un detalle en el que no reparaste-dije, él se incorporó sonriendo-, he escapado de situaciones peores. Ninguna bala ha llegado a tocarme o rozarme siquiera; tengo tan mala suerte para morir que ahora mismo podría intentar cortarme las venas y fallaría, pero tampoco voy a tentar esa suerte, no te haré ningún favor. De llegar a convertirme estoy segura que no caería en el vínculo vasalla/amo-reí-. No, no te haré ningún favor.

-Tarde lo que tarde voy a tener a Sahar, sino puedo hacerme con su inmortalidad la pondré de mi lado....

-Sí, sí, es mucho mejor eso a tenerla en tu contra, como a mí-dije, lanzándole la daga al pecho. Di en el blanco y él hizo una mueca de dolor que, despacio, fue transformándose en una odiosa sonrisa.

-Un arma como esta no le hace daño a quienes son como yo-dijo, sacándose la daga. Ni siquiera sangró-. Siempre encuentro formas de salirme con la mía, Amelia, por algo estoy donde estoy ahora mismo. Gané una partida que ni siquiera jugué, miraron a Luzbel y a sus vasallos, siguieron sus movimientos todo el tiempo a través de sus manipulaciones sobre la biblia, esa agendita que llevaba mi hermano por medio de esos aliados humanos que lo adoran. Es de vuestro conocimiento que se colaron algunos códigos para avisar a la humanidad de lo que se vendría sobre ellos, estaban ocupados queriendo retrasar esa agenda, queriendo detenerlos, por lo que nunca me vieron venir.

   Sonreía triunfante.

-Tengo la victoria en el bolsillo-añadió. Y a su lado apareció Azana sosteniendo el cuerpo inerte de Luna, miré hacia la cama sorprendida.
-Creí que estabas de mi lado-le dije. Ivel apareció a la diestra de su padre-. Me pediste ayuda ¿y ahora tú también me traicionas?
-Está hecho padre-le dijo la más pequeña a Azazel, ignorándome.

    Azazel pasó su brazo por encima de los hombros de su hija menor y depositó un beso en su sien. En su mano sostenía la daga.

-Tienen tres días para rendirse ante mí, Amelia, para que veas que soy benevolente-habló entonces. 
-No hay una versión de la historia donde ustedes obtienen el triunfo-repliqué.

-Esta es esa versión, yo ya gané. Sé que tú y tu padre lo entienden, que sólo quiero lo mejor para todos, siempre ha sido así, ustedes saben que mi padre y mi hermano hicieron las cosas mal desde que le dieron poder sobre Assiah a estas criaturas, no se merecen este mundo, lo sabes, Amelia, sé que sí; Caín se lo dijo a Mikhael: reinicia la historia, purga el mundo de la inmundicia de la que está lleno, los humanos no pueden gobernarse solos, deben ser sometidos y enseñarles con mano dura. Seré mejor de lo que ellos fueron.

    Lo único que quería era quedarse con Assiah, sé de lo especial que es este mundo y de su conexión con Sahar.

-Devuélveme a mi hermana, será la única prueba que acepte de ese "Seré mejor", y deja a Sahar en paz y te creeré-le dije. Azazel dejó caer la daga en las manos de Ivel.

-Verás, no puedo hacer eso hasta conseguir la única cosa que me haría Todopoderoso de verdad, somos inmortales, Amelia. Pero no de una forma tan perfecta como lo es Sahar, tenemos una debilidad, una sola y para vencerla y poder mantener la paz por más de mil años necesito corroborar que Sahar puede traspasar su inmortalidad por la sangre. Y a falta de Sahar.....

    Ivel le clavó la daga a Luna en el pecho.

-No.....-musité.

-Sé que entiendes lo que significa hacer lo necesario por la supervivencia-argumentó Azazel-. Tres días y con vuestra rendición tendrás de regreso el cuerpo de tu hermana o puedo devolvértela viva dependiendo de cómo se porten.

    Se desvanecieron llevándose a Luna con ellos.
    Caí de rodillas abandonándome al llanto, los truenos retumbaron, el tiempo había vuelto a correr.


















Seattle, Estados Unidos
Faye

     Amshel entró con la ropa algo empapada, había estado asomado al balcón todo el rato. 
    Velkam se aclaró la garganta y miró anonadado a su amigo.

-¿Qué demonios te ha dado para que salieras a mojarte?-preguntó.

-El tiempo se restableció-dijo Amshel.

-¿Qué has dicho?-preguntó Velkam, sin entender.

  Amshel le explicó lo que había pasado. Yo tenía un mal presentimiento, en mi pecho sentía un fuerte dolor, y empecé a ver una sucesión de imágenes.

-Algo cambió-susurré.

-¿Faye, qué pasa?-Se acercó Velkam, preocupado.

-Es Luna, se supone que moriría tras la explosión de una bomba en Nueva York, antes...antes podía ver su cuerpo y los de los demás bajo escombros y cenizas.....-dije con rapidez-. Y ahora.... Cambió.... Luna está muerta.... La apuñalaron...-Comencé a temer lo peor sobre Amanda, y sobre Sahar.

    Y entonces le oí, pude oír su grito, y no fui la única porque Velkam y Amshel miraron alrededor, nerviosos por lo desgarrador que sonó.
    Las lámparas estallaron y todo se revolvió en el apartamento como si ella estuviera presente. El piso entero empezó a moverse, un terremoto, la lluvia sonaba más fuerte lo mismo pasaba con los truenos así que era imposible diferenciar entre el terremoto y los movimientos provocados por los aterradores truenos.
-¿Qué ha sido eso?-preguntó Amshel, cruzando los brazos-. No me digan que es.....

-Sahar-dijimos Velkam y yo al unísono.

-A este paso destruirá todo-dijo Amshel, evitando que me cayera.

   Lo empujé e intenté con todas mis fuerzas concentrarme en ella, tenía que calmarse, tenía que llegar a donde estaba.
   Y en mi mente la vi arrodillada llorando lágrimas de sangre, la sentí cerca, estiré mi mano pudiendo tocarla. Acaricié su cabello, me arrodillé, ella levantó su rostro.

-Está muerta....-sollozó-. Luna está muerta..... Volví a fallarle, yo....

-No ha sido tu culpa, Sahar-intenté que lo entendiera-. ¿Cómo podías saberlo? Te dije que no pasaste el suficiente tiempo con ella para crear un vínculo fuerte que te permitiera percibirla, así sean gemelas....

-Es que tú no entiendes lo que yo ahora sé.... Era yo, ella era yo, yo la hice para protegerme del dolor que me provocaba perderte, yo la hice para no tener que sentir....

-¿Y funcionó?-pregunté, no entendí muy bien de qué hablaba pero después me explicaría.

-No, a veces tu alma y tu corazón los tiene alguien más en sus manos, y los míos estuvieron contigo todo el tiempo, haciéndola a ella más real. Volviéndola humana..... Mi hermana....-susurró.

  La abracé fuerte, agradecí haber mejorado en esto de la proyección astral, podía sentirme con ella.

-Necesitas calmarte y volver a mí, vuelve a mí, Vida, cálmate o nos matarás a todos..... Vuelve a mí..... 

miércoles, 29 de marzo de 2017

Destino Manifiesto

Portland, Oregón. Estados Unidos
Amanda

   El comportamiento de Faye no estuvo fuera de lugar, pero es que nadie parecía entender cómo me sentía yo salvo el mismo Dorian quien, sin así quererlo, le hizo un mal a mi hermana y por ende a mí. Porque mi camino empezó con espinas y por las pintas terminaría del mismo modo. 
   Luna era mi todo ¡coño! Que esté postrada en una cama, que no hable, que esté muerta en vida me afecta a mí más que a nadie. Vale, Sahar es su gemela y la empatía a la que no está acostumbrada es más fuerte con los que son de su sangre. Siente más, mucho más por tratarse de su gemela. Siente más, mucho más que cualquiera que se llame a sí mismo humano, pero he sido yo quien le ha visto crecer y quien tiene una conexión muy fuerte con ella; Sahar muy bien podía estar sufriendo por no haber podido percibir lo mal que lo estaba pasando Luna y así rescatarla, entendía que se culpara porque Luna sí que llegó a percibir a Sahar, sí pudieron contactarse cuando Sahar se hizo pasar por ella a los ojos de Viktor y éste se la llevó manteniéndola encerrada, lo entendía pero ¿qué había de mí? ¿Por qué Faye no me preguntó y sólo me acusó de estar defendiendo al victimario de mi hermana?
   Suspiré, porque volvía a entender. Ella amaba a Sahar tanto como para reaccionar así, lo dijo, el sufrimiento de Sahar era el de ella.
-Tu cuñada tiene un derechazo de miedo-comentó Dorian, recargándose en la baranda. Estábamos en el porche, el día oscurecía despacio, sin duda cosa mística-. Luna y tú deberían marcharse con tus amigos, volver con tu familia. Ponerse a salvo-dijo, mirando el cielo.

-Deja de repetir eso, debemos acabar con tu padre, detener el misil que tienen pensado lanzar sobre Nueva York. Ese ritual de sangre no puede llevarse a cabo.

-Mira eso, Amelia-dijo, señalando el cielo gris. Sonreí porque los únicos que me llamaban así eran Sahar, mi padre, a veces Luna y la mujer de mi padre. Y ahora él-. Estoy seguro de que no es obra de mi padre y la sociedad que preside, es otra cosa. Mi reloj se detuvo.-Se arremangó un poco la manga de su suéter para mirar la pantalla, la golpeó muy quedo con su dedo índice-. Y el ligero temblor de hace rato no fue normal.

-Siempre ha sido una guerra espiritual, Dorian-dije-. Sutil, pero ha estado presente desde antes de ti y de mí; ahora tiene la sutileza del misil que caerá en Nueva York.

   Dorian rió.

-Tu humor es muy negro-comentó.

-Como los moratones que te dejó mi perversa cuñada.

-Perversa pero justa. Merezco esto y más.

-No eras tú, Faye sabe lo que se siente.
  Dorian no preguntó nada en relación a esa frase, y de haberlo hecho yo tampoco le habría dicho nada. Era algo muy personal de Faye Vesper; irónico cómo las cicatrices que cada uno llevábamos nos conectaban.

-Lo que pase a partir de ahora es mi culpa-dije, dando la vuelta para regresar adentro. Dorian me detuvo.

-¿Por qué dices eso?-preguntó.

-Hace días hice un trato con alguien que no es el jefe de tu padre, aún no me arrepiento de haberlo hecho.

    Aún no me arrepentía, pero Azazel me daba mala espina y debía estar preparada para una posible traición, después de todo: era el Rey Grigori, un Caído.
     Subí las escaleras para ir con Luna. Dorian y Drako hablaban en la cocina; en la habitación Maura estaba acostada al lado de mi hermana, y Enrique se hallaba sentado en un sillón al pie de la cama.

-Vayan a dormir o a comer, lo que mejor les venga-les dije.

   Maura enarcó las cejas.

-Tú no me das órdenes, Amy, no voy a separarme de su lado-replicó.

    Su marido se levantó, corrió a medias las cortinas de la ventana a la que se acercó.

-Enrique por favor, llévatela-le pedí a mi hermano.
    Giró la cara, su mandíbula se tensó, sus ojos azules estaban húmedos y sonrió de lado pero con una clara demostración de rabia en dicha sonrisa.

-Te he apoyado desde que supimos que eramos hermanos, Amy, sé que siempre velaste por el bienestar de Luna pero mira adónde hemos llegado.-Miró a Luna-. Sé que no importa cuál camino hubiésemos tomado, cualquiera nos habría traído aquí pero ella, tal vez, si le hubieses dicho la verdad como te aconsejé, estaría aquí y no de esta forma.

-Habría estado muerta-solté.

-¿Y qué crees que es eso?-preguntó, señalando a Luna-. ¿Es vida para ti? Tanto cuidado que tuviste sólo la puso en más peligro, ahora tienes a un sujeto de dudosa confiabilidad en el piso de abajo. ¡Han muerto personas, Amy! ¡Personas importantes en su vida, y en la nuestra!-exclamó en un susurro con los dientes apretados.

-Y yo no perdí a nadie-dije, sarcástica-. Yo no vi a mi madre ser abusada y asesinada, a mi padre, porque ese hombre fue más mi padre que Caín. No los vi morir, no nos obligaron a ambas a ver cómo los asesinaban, eso nunca pasó, ¿no? Y todo bajo las órdenes de tu puta familia materna, porque si Dorian está manchado por los pecados de su familia, tú también.....

-Ame no....-dijo la débil voz de Luna.

   Maura ahogó un grito, se cubrió la boca con ambas manos, las lágrimas no se hicieron esperar. Acudí a sentarme del otro lado de la cama, besé la frente de Luna y sonreí sin poderlo creer.

-No peleen, por favor-susurró, mirándonos a Enrique y a mí.

-Shhhhhh..-Acaricié su mejilla-. No estamos peleando, mi niña, tenemos....-miré a mi hermano.
-Mucho estrés, debe salir de alguna forma-finalizó él, sonriéndole a nuestra niña-. ¿Cómo te sientes?

-Podré estar hecha pupa, tío Enrique, pero no estoy sorda y no soy idiota. Estaban peleando-dijo Luna, en todo momento entre susurros. Me resultó adorable que siguiera llamándolo tío cuando ya estaba enterada que era hijo bastardo de nuestro padre; sería una costumbre que no se le iba a quitar, era su tío, así lo conoció. El esposo de su adorada tita Maura-. No echen todo encima de Ame, ella ha hecho mucho, ha cargado con demasiadas cosas.-Los miraba a ambos, luego dirigiéndose a mí-. Yo te lo agradezco, por ti conocí a la tía más linda y buena que alguien pueda tener-Maura la besó en la mejilla-. A un grandioso padre, y mi hermana pequeña, lo que les pasó nada tuvo qué ver contigo, Ame. No es tu culpa, yo no te culpo, tú no eres la mala, renunciaste a una vida para mantener a salvo la mía alejada de esto.

-Y aún así.....

-Hay cosas que no pueden cambiarse, Ame, de no ser por ti esto habría pasado antes. Casi puedo asegurar que....-Empezó a toser, Maura se apresuró a servirle agua de la jarra que estaba en la mesita de noche. Le dio a beber-. Perdón-dijo.

-Es normal-le dijo Maura-. Hace rato que no usas tu voz.

   Sin contar lo que debió gritar antes de su sádica presentación en aquella fiesta de máscaras que ofrecieron los Carlysle. El recuerdo me provocó náuseas e ira.

-Casi puedo asegurar-repitió Luna, captando mi atención de nuevo-, que esto habría pasado antes, y peor. Tus acciones cambiaron mi destino, Ame, tus acciones fueron las correctas, yo lo sé, de todos mis posibles futuros viste y elegiste el que alargó mi vida; me salvaste.

   Me incliné sobre ella, Luna me rodeó el cuello con sus brazos y rompí a llorar. La tensión que sentía desde el momento en que nuestra pesadilla inició se esfumó con sus palabras, sabía que superar lo que le hicieron esos monstruos no sería nada fácil, pero me abocaría a hacérselo llevadero; yo sufrí mucho cuando Viktor abusaba de mí, nunca tuve tiempo de parar y llorar, de romperme como ahora lo estaba haciendo. Nunca pude desahogar lo que mi rota alma sentía, nadie veía las silenciosas lágrimas de sangre que corrían por mis mejillas, nadie salvo Luna que aunque pequeñina en aquél tiempo, sabía que algo me pasaba. Nunca dije, nunca hablé, nunca lloré de forma que otros lo vieran, nunca, nunca.... Porque morí, el único hilo que me unía a esta vida era Luna, y por ella me envolví en la oscuridad e impedí que la tocara a ella, su luz era demasiado hermosa como para ser vestida de ese lado oscuro que cada ser humano posee. 
    Cuando elegí su falsa identidad frente a Diego Giraldo pensé en esa dualidad humana a la que ella no estaría atada: Luz y sombra. Lado luminoso. Lado oscuro. Las dos caras; pensé en el significado del mote que yo tenía para ella: Qamar, Luna.
    La única vez que disparó un arma falló, gracias al cielo. Es que Luna no estaba hecha para esta vida, ¿hice mal en apartarla? ¿En querer protegerla de todo y de todos? ¿En no querer que se vistiera de luna como casi toda la gente que pasa por este mundo? ¿Acaso fue un error querer evitarle más sufrimientos después de que perdió la memoria siendo una niña? Me aproveché de ello, sí, y la alejé de mí. 
  Miré de reojo a Enrique cuando me separé de Luna, él tenía algo de razón, decirle la verdad desde el principio habría hecho alguna diferencia. Pero también es cierto que nada respecto a nosotras quedaría oculto, y Matthew Carlysle o alguno de sus aliados habría descubierto nuestro paradero. Elegí lo que más le convenía a mi pequeña hermana, tentada de quedarme a su lado y escondernos, elegí su felicidad y bienestar por encima de todo. Y esa decisión marcó la diferencia, dándole diecisiete años de alegrías a la vista de todos en otro país, a los sabrá Dios cuántos si se hubiese quedado a mi lado.
   Maura sollozó y anunció que iría a prepararle algo de comer a Luna. Ésta cerró los ojos, era necesario que dormitara, ya había reaccionado al menos.
    Enrique me puso la mano en el hombro, lo miré, hizo un gesto con la cabeza para que lo siguiera hacia la puerta. En el umbral se aclaró la garganta.

-Perdóname, cometí un error al tratarte de ese modo hace un momento-dijo.
-No pasa nada, tú lo dijiste, el estrés y no es mentira-sonreí y él correspondió, queriendo secar mis lágrimas. Hice amago de apartarme, el contacto físico no era lo mío, así de jodida estoy, pero él no dejó que me apartara-. Reaccionó, Enrique, reaccionó-susurré, viéndola.

-Parece un buen sueño en medio de la oscura pesadilla que se nos ha venido encima-comentó.

-Hemos estado viviendo una pesadilla todo este tiempo, la pesadilla que actualmente se supera a sí misma.-Abracé a Enrique sin aviso, jamás lo había hecho, él correspondió con efecto retardado por el asombro-. Gracias por permanecer a mi lado-susurré.

-Siempre estaré a tu lado, Amy, siempre, sin importar cómo termine esto.

    Yo sabía que, y era evidente que él lo presentía, esto no terminaría muy bien. Faye nos vio muertos bajo escombros y cenizas cayendo del cielo, si impidiéramos lo del misil podíamos cambiar ese futuro, no iba a dejar que Luna muriera. No podía dejar que eso pasara, y si no podíamos detener el misil que caería sobre Nueva York huiría con ella y con quien quisiera venir con nosotras...... No, huiría a cualquier lugar con tal de mantener a Luna a salvo.

-¿No te inquieta lo que pueda estar haciéndole Faye a Lucrecia?-le pregunté a Enrique-. Es peligrosa, que lo sepas.

-Amo a Lucrecia, pero por escaso tiempo puso a Maura en peligro y no puedo.....-volvió la cara a un lado, tragó con dificultad debido al nudo que seguro se le hizo en la garganta-. Iré a ayudar a Maura, debe querer preparar algo delicioso para consentir a Luna.

   Asentí, él salió y yo volví al lado de Luna que seguía profundamente dormida. No me creía que hubiese reaccionado, pero lo hizo, encontró la fuerza para volver de ese ensimismamiento, lo que no significaba que estuviera del todo bien, pero era un inicio. Espero que Azazel me ayude a llevarla a otro sitio, con él ya cumplí mi parte del trato, hay revueltas alrededor del mundo al mismo tiempo. El caos reina, puede venir a restablecer el orden pero a mis hermanos no los tocaría.

-¿No ha sido hermoso tenerla de vuelta?


   Azazel, pensé. Di media vuelta, el Rey Grigori, ataviado con un elegante traje gris y guantes negros, se sentó en el sillón que estaba al pie de la cama.

-¿Vienes a asegurarte de que cumplía con nuestro convenio?-le pregunté, caminando hacia la puerta para cerrarla.

-Tranquila, no vendrá nadie, el tiempo es una ilusión y como tal puede ser controlado por personas como yo-dijo cuando volví.

-Un Elohim vanagloriándose.

-No, querida, no hago esas cosas-sonrió-. He venido a agradecer tu preciosa colaboración, me ha venido bien la explosión social que provocaste, con razón eres elegible como la vasija de Asherah, tienes tu propio destino, Caín tiene sus razones para temerte.-Su sonrisa se ensanchó, cruzando las piernas continuó-: Assiah es más humo, más fuego, más cenizas, más oscuridad gracias a ti y a tus palabras, me hiciste un enorme favor exponiendo a los gobernantes terrenales como lo que son. Ha sido mejor que cualquier otro sistema que hubieses utilizado, los humanos no pueden ser gobernados por humanos y los que sobrevivan mantendrán eso en la cabeza cuando sea yo quien venga a salvarlos ofreciéndoles paz verdadera-dijo muy serio.

-Igual no habría tardado en pasar algo así, los vasallos de Luzbel trabajaban en ello, ¿no?

-Pero para beneficio de mi hermano, metí la mano en sus asuntos un par de veces y conseguí buenos resultados, sin embargo creí que si seguía haciéndolo se daría cuenta y dañaría mi plan, así que me enfoqué en una cosa a la vez, moviendo desde las sombras piezas que me pondrían en el lugar donde me encuentro ahora, y algo más.

-"El titiritero no habla de los hilos que ha movido", eso me dijiste en nuestro primer encuentro.-Desvié la mirada hacia mi hermana y me senté al borde de la cama frente a él-. ¿Cuántos eventos son de tu autoría, Titiritero?     
-Si te lo dijera tendría que matarte, y me caes bien-alegó-. Gané el perdón de mi padre después de fallarle y con lo benévolo que era no fue necesario suplicar mucho.

-¿"Que era"?

-Está muerto, como lo está Mikhael-respondió, sorprendiéndome con aquella revelación-. Si te lo estoy contando es por lo dicho, me agradas.-Me guiñó un ojo-. Soy el nuevo Eloah, soy Dios, y no tuve que mancharme las manos de sangre para conseguirlo, falta resolver algunos detalles. Hacerme con Assiah, por ejemplo, pero es cuestión de nada.-Miró a Luna, fue especial la atención que le puso-. Mi destino manifiesto estará completo cuando me haga con lo único que me falta, ya me había dado por vencido pero ahora-dijo despacio-; te dije que no podía intervenir directamente en los eventos aquí en Assiah, ni pasar tanto tiempo aquí porque este lugar tan especial me afecta así como en su día afectó a mi padre y a mi hermano Mikhael cuando subió al trono. Para alcanzar la divinidad no puedo actuar en Assiah ni pasar tiempo entre humanos, por eso insté a terceros, usé a muchos para que actuaran por mí mientras yo observaba desde las sombras.-Sus ojos estaban clavados en Luna, no me gustó la forma en que la miraba. Frialdad-. Es increíble lo que Sahar ha conseguido en cada vida, porque no sé si lo sabes pero tu hermana ha vivido en distintas épocas.

-Lo sé, sí, lo sé hace años.

-Sí, Sahar siempre ha sido espléndida, desde que llegó al mundo antes de éste mundo al que está ligada-hablaba como sumiéndose en un recuerdo sin apartar la mirada de Luna-. Listilla, que sin proponérselo ni saberlo trajo la oscuridad a nuestras vidas. Extraña criatura que cuidaban como un tesoro, la luz renaciendo de las tinieblas: Nuestra Estrella del Amanecer; creí que nos estaba salvando, creí que moriría al pisar Assiah con toda esta gente cuando me lo pidió.

-¿Qué te pidió?-No tenía ni puta idea de qué hablaba pero preferí seguir la corriente más que todo porque Sahar me intrigaba y lo que Azazel estaba diciendo era por demás interesante.

-Por el contrario volvía a nacer una vez tras otra-continuó, me había escuchado pero optó por no responderme-. Sin recuerdos de su vida anterior, y cuando recordaba, nunca era su vida antes de Assiah. Como si prefiriera suprimir esa época. Siempre volvía a nacer una vez tras otra, siempre del mismo padre. Caín; siempre era convertida en Blood Drynka y muerta, y volvía a iniciarse el ciclo. Reencarnación, y en cada una había una diferencia en ella, la oscuridad engullendo a la luz y ésta volviendo a nacer. Quería eso, no la debilidad que teníamos los Elohim y el mismo Eloah, una única debilidad hecha arma por mi padre cuando la rebelión llegó; quería lo que Sahar tenía, y lo que tiene en la actualidad.

-Su inmortalidad perfecta-susurré.

-La reencarnación ahora es rápida, sólo pasan algunas horas y ya tenemos de regreso a Sahar, es como si cada una de las vidas anteriores fueran prueba y error, al final me uní a esa prueba y error y ayudé a que pasara. A que el ciclo no se rompiera.

-Pero mi padre evita que Sahar se haga daño porque hay un precio a pagar, un poquito de alma se pierde con cada muerte y renacimiento. Vuelve con menos conciencia, menos humanidad, no diferencia el bien del mal.

-Porque para ella no hay tal cosa.-Se puso de pie y yo también-. Han pasado años desde que me enteré de esa inmortalidad que ella posee, y en el transcurso he querido hacerme con ella usando a mis esbirros como conejillos de indias, sin lograr nada. Fallé en cada ocasión, y es que tu hermanita posee habilidades que ni ella misma ha explorado y otras que no ha explotado al máximo, es como si se negara o no le diera importancia. La influencia de Caín y Circe, y la humana que tanto ama tienen qué ver. Desaprovecha lo que sea que es; me resultó curioso que Mikhael no hiciera nada al respecto y la dejara tranquila, supongo que como era su favorita, y Luzbel no tuvo interés de usarla como arma en su empresa, la dejó fuera sin importar que Caín la usara para desbaratarle los planes en estos últimos años; no, no me importaban ellos, la quería a ella.-No hice ningún movimiento extraño cuando se acercó a la cama, acarició con sus enguantados dedos la frente de Luna, quitando un mechón en el acto-. Ya no sería vulnerable, renacería una y otra vez-susurró-. Sahar fue lista desde bebé en esta época, tuvo un hermano mellizo, y una hermana que no es más que una extensión de sí misma, una hermana que sólo existe porque Sahar así lo quiso y quiere, de manera inconsciente, claro.

    Miré a Luna, papá había dicho en algún momento que Luna nunca debió existir. Siempre debieron ser dos, en los ecos que le practicaron a mi madre aparecían dos y fueron quienes mi padre se llevó: Sahar y Vadhir.

-El alma de Sahar, esa que separó de su cuerpo y la volvió  palpable, quedando sólo el espíritu en su cuerpo, fiero, salvaje, en ella puro instinto demoníaco. ¿Cómo es posible que alguien haga eso? Sólo comparable a mi padre, pero más retorcida, tengo la teoría de que lo hizo porque se cansó de sufrir el perder a su amada siempre, sin falta, años más, años menos.-Lo agarré de la muñeca para apartar su mano del rostro de Luna.

-Luna existe-le dije.

-Dejará de existir cuando Sahar así lo quiera-replicó, liberándose de mi mano-. Mientras está aquí, que sirva para algo.-Sacó una daga y se cortó la muñeca, con rapidez se situó detrás de mí y la puso en mi boca, sentí el metálico sabor, intenté quitar el brazo, liberarme pero él era más fuerte, por mucho. 
-Materializar el alma, ¡oh Sahar! ¿por qué no se me ocurrió ir a por Luna antes?-siguió su monólogo-. ¡Ah! Porque la tenía oculta, inconscientemente, de mi vista, como ella, un punto ciego. Por eso tu padre no supo, hasta mucho después, de su existencia.-Me arrastró hacia la cama y sin soltarme cortó la muñeca de Luna y la puso en mi boca-. Bebe, Amelia. Con Sahar no he podido enterarme si puede convertir a otros en lo que ella es, si puede pasar su inmortalidad por conversión como lo hacen los Blood Drynka y otras criaturas; quizá Luna, cuya sangre limpia de veneno que convirtió a Matthew Carlysle en uno, devolviéndole incluso algo de juventud, y luego pasada a Lucrecia Zarasúa, quizá sólo quizá pueda darme lo mismo. O incluso a ti, no he podido ir a por los otros para ver si mueren y no quiero esperar. Bebe.

   Parte de la sangre de Luna terminó escurriéndose por la comisura de mis labios cuando Azazel me soltó, quitándose los guantes y lanzándolos a un lado.

-¡¡¡ERES UN MALDITO LOCO!!!-grité-. Esto no era parte del trato que teníamos.

    Me acerqué a Luna para cubrir su muñeca y evitar que se desangrara.

-Te devolví a tu hermana, Luna te habló ¿o no?-sonrió. Lo miré anonadada-. Le devolví la voz para que la escucharas por última vez. Se acerca el final de una era, y el principio de una nueva, muchísimas gracias, Amelia.

    Apreté los dientes, llena de ira.

-¿Vas a matarme ahora para probar si lo que hiciste funcionará? ¿Por qué mierda me diste a beber tu sangre también?

-Yo también puedo convertir en Blood Drynka a otros-respondió-, te mataré dos veces: una siendo humana, regresarás como Blood Drynka tal y como lo hicieron Matthew y Lucrecia gracias a la sangre de Luna en tu sistema, y luego te mataré siendo Blood Drynka con una fuerte dosis de verbena o una estaca, aún no me decido, pero será algo menos "descuartizante" como sé que lo intentó la misma Sahar en un tiempo. Si regresas será por mi sangre en tu sistema no porque seas igual de inmortal que Sahar.

-¿Cómo sabrás que si muero la segunda vez y regreso será por tu sangre?

-Yo seré tu padre de conversión, créeme que sabré reconocer a mi hija. Nos unirá un fuerte lazo de vasalla y amo, y tú me vas a servir, si no funciona, tú traerás a Sahar a mí, Amelia.

    Se arregló la corbata frente al espejo y luego vino hacia mí.