Spin-off

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sábado, 4 de marzo de 2017

Lazos VIII

     Fui suya en más de una forma, entre sus brazos era amada y venerada como una Diosa. Se nos fueron los días en ser del otro a plenitud.....
  <<Me asomé al balcón atando mi bata, lo vi cabalgar de regreso, le apasionaban los corceles. Regresé dentro y lo encontré abriendo la puerta, aquello me resultó extraño, él se detuvo en seco y por su expresión supuse que no esperaba encontrarme despierta.
    Se quitó el chaleco negro que vestía sobre su blanca camisa dando pasos hacia mí, sonriendo. Su cuadrada mandíbula se tensó por un momento.

-Bishamon Sahar-susurró, colocó sus manos en mi cuello acariciando mis mejillas con sus pulgares-. Mi Diosa Guerrera, Bishamonten.

-¿De dónde sacas que soy una Diosa Guerrera, Señor?-pregunté. Recibí un suave beso de sus labios.

-A mis ojos lo eres-sonrió-, y sólo las manos de una Diosa pueden sanar como lo hacen las tuyas, Bishamon.

   Bishamon era un nombre de cariño, y aunque Bishamon formaba parte de otra cultura y era conocido como un Dios y no una Diosa, Velkam aseguraba que era una mujer que antaño, antes de cualquier manifiesto de vida en este plano, guió a los Elohim(Ángeles)en batalla. 
  A él le gustaban las historias, los mitos y siempre se estaba nutriendo de ellos, solía contarme muchos. Comenzó a llamarme Bishamonten o Bishamon cuando nos conocimos porque me encontró defendiendo a unos niños huérfanos de gente mala que no merecían la pena ser nombradas ni recordadas.

-Dos días de casados, Señora Alyosha.-Me cargó y no dejé de pensar, mientras me besaba, que intentaba distraerme. Seguía pareciéndome extraño que llegara así de rápido a la habitación cuando recién lo había visto arribando en su caballo-. Te amo, Bishamon.

-Yo también te amo-susurré, desabrochando su camisa. 

   Se sentó en la cama conmigo sentada a horcajadas sobre él, sintiendo la erección de su sexo rozar el mío. Ansiaba tenerlo dentro; quité su camisa y se giró acostándome en el colchón, mi bata estaba abierta como mis piernas dando mayor acceso al roce de su erecto miembro sobre mi sexo.
    Sus ojos azules guardaban cada detalle de mi faz antes de que su boca reclamara la mía en un beso hambriento. 
   Su lengua transgresora exploró cada rincón de mi boca, danzando junto a la mía.
    Bajó una de sus grandes manos por mi torso hasta llegar a mi sexo que acarició, tocando con suavidad, mirándome a los ojos. Susurré su nombre cuando me dejó a punto de correrme. Lo vi desabrochar su pantalón y sacar aquello que tanto quería dentro de mí, repetidas veces, como cada noche. Sonreí cuando con mi mano en la suya me hizo tocarlo, duro, listo para invadirme; abrió mis pliegues y lentamente entró en mí.

-Estás muy caliente-musitó en mi boca-. Adoro cómo me aprietas.

-Más profundo, Velkam....-gemí, mordí mi labio inferior. Él salió de mí-. Maldición-reí. Su mano se paseó de nuevo por mi sexo, y sus labios se cerraron alrededor de mi pezón derecho, chupando, lamiendo-. Vuelve a entrar-pedí, levantó la cara y besó mis labios. Sonreímos en los labios del otro, mientras me penetraba con brusquedad, no me preocupé por ocultar lo que sentía, y me dediqué a expresarlo entre gemidos y gritos.

   Velkam entraba y salía de mí alternando violencia y dulzura, apretando mi cuerpo al suyo, moviéndose en ese dentro y fuera que me llevaba a la locura. 
    Arañé su espalda cuando el ritmo se volvió lento y constante....

-Te llevas mi alma, Bishamon Sahar-susurró en mi oído, aumentando el ritmo-. Vamos.... vente conmigo.... Así....

    Me abracé al sentirlo hundirse por completo en mí, y besarme al mismo tiempo.

-Velkam....-suspiré en su boca, me había llenado, su esencia me bañaba por dentro. Besé su mandíbula y sus labios, miró en mis ojos y yo en los suyos; teníamos el alma del otro en las manos, atesorándolas.

-Eres mía, Bisha-dijo, sonriendo.
-Por siempre jamás-respondí, viendo mi felicidad reflejada en su sonrisa y en su mirada de cielo.>> 

   El rostro de Velkam volvió a la normalidad, Nina entró y él intentó saludar a su hija con un beso en la mejilla pero Nina se apartó diciéndole si no le era más fácil saludarla clavándole una estaca, sería menos hipócrita y menos doloroso así.
     Entonces avancé hacia él y lo abracé, no fui dueña de mis actos en ese momento hasta que me vi rodeada, casi por obligación, por sus brazos.
 -Me las vas a pagar todas juntas, Velkam-susurré, cerca de su cuello. Me separé de él y vi que detrás estaba Ezio Fortuna un amigo de la infancia en mi vida previa-. Buenas noches, Ezio-saludé.

     Su serio rostro ocultaba a un hombre de buen corazón, una mirada café que alguna vez fue compasiva ahora mostraba rastros de frialdad y dolor, siempre le gustó dejarse algo de barba, su pelo castaño oscuro estaba peinado a la moda de los días que corrían, un poco alborotado.
   El alto señor Ezio Fortuna nunca fue fanático de los protocolos, alejado de todo rencor o egoísmo, un hombre de razón de los pocos que nacen en este mundo. Caminó, pasó por el lado de Velkam y me estrechó en sus brazos.
-No sabes el gusto que me da volver a verte-dijo, oí su voz quebrarse producto de la emoción-. Te juro que no sabía nada de esto, Sahar. 


-Lo sé, te creo-le dije, apartándome de él-. No sé por qué la gente se cree con el derecho de abrazarme-añadí, mirando a Nina de reojo.

-Lo siento-sonrió Ezio.

-Ya está hecho.-Me encogí de hombros.

    Me recorrió con la mirada moviendo la cabeza en gesto negativo.

-Te veo y no me lo creo-dijo-, eres tú. Una tú más ruda, pero tú. Cuando esas puertas se abrieron casi me caigo de la impresión, es increíble.-Su acento italiano seguía intacto.

-¿No piensas decir nada, Velkam?-le pregunté al callado hombre detrás de él-. ¿Cuando te enteraste de mí, Ezio?-Volví la mirada al hombre delante de mí.

-Hoy, lo escuché hablar con esa maga que lo acompaña-respondió, mirando a Velkam-. Como a ti, tampoco esperaba mi visita.

-Sabía que no estarías de acuerdo en sus trabajos clandestinos-comentó Nina.

    Presenté a Drako, Ezio ya conocía a Arath.
     Y antes de poder discutir alguna cosa más en el vestíbulo, una mujer del servicio anunció que la cena estaba servida.
-Esto debe traerles gratos recuerdos-dijo Arath cuando estuvimos sentados a la mesa, miraba a Velkam mientras se llevaba un trozo de carne a la boca-. Excepto por que el señor Višnjić y yo no pensábamos en nacer siquiera. O andábamos de mendigos en ese tiempo. Irrelevantes.

   Velkam le lanzó una mirada fulminante, Arath levantó las manos en son de paz.

-¿Por qué de repente invitas a cenar al hombre que cargará con los crímenes que has cometido?-Ezio dejó los cubiertos en el plato y nos miró a Velkam y a mí. Inicié el interrogatorio de una vez porque quería volver con Faye.

-Tú no deberías estar aquí, eso en primer lugar-dijo Velkam. Dio un sorbo a su vino, en ningún momento se atrevió a mirarme a la cara.

-Dijiste que te buscara, y que si no venía a buscarte seguirías asesinando personas inocentes-respondí. No probé bocado del plato de comida que estaba ante mí, ni bebí del vino de la copa de cristal a su lado.

-Nunca pedí tal cosa-replicó Velkam.

   Miré a Drako quien se hallaba al lado de Nina, sorprendido por lo que Velkam aseguraba.

-Sí lo hiciste....

-Calla, Drako-ordené.

    Éste no era Velkam, lucía, se movía y hablaba como él pero no era Velkam.
   ¿Por qué antes no percibí a ese otro ser?

 <<Aquel día no salimos del dormitorio. Desayunamos, almorzamos y cenamos en la intimidad de nuestros aposentos, encerrados en la mirada del otro. Riendo, jugando como niños, hablando de cosas vanas, escuchando las historias que le gustaba contarme y a las que yo con placer prestaba atención.
    Velkam se ganaba el cariño de quien le conocía, y el profundo amor de quien se enamoraba de él. Sabía de las mujeres que pasaron por su vida, sabía de aquellas a las que rechazó por mí, terminé siendo víctima de habladurías, pasando de boca en boca en rumores mal intencionados, porque el corazón del misterioso aristócrata ruso del que todos hablaban, y por el que todas morían en Roma terminó latiendo por mí, hija de una gitana y un herrero. 
   Las voces decían que lo había hechizado, yo podría decir que fue mutuo.

-Has recorrido mucho mundo, Mi Lord-comenté, acostada entre sus brazos, él estaba sentado en la cama apoyado en el elegante cabezal.

-Te llevaré donde tú me pidas, Bishamon, quiero que recorras mundo conmigo. Que veas lo que mis viejos ojos han visto.  

-¿Viejos ojos, Velkam? Si tienes mejor vista que yo-sonreí. No entendía a qué se refería en ese entonces, si bromeaba-. Hablas como si fueses un anciano que ha caminado durante siglos por estos parajes.

-Puede ser, tuve que transitarlos para encontrarte, Sahar-susurró, acercando su rostro para depositar un suave beso en mis labios.    
    Nos habíamos quedado unos días en tierras italianas antes de partir en un viaje por el mundo, un regalo más de su parte por nuestra boda. 

-¿Qué le pasó a los Grigori?-le pregunté para que retomara su interesante historia.

-Vivieron entre los hombres, deidades en la tierra, como ellos querían, fueron adorados como tales; les dieron nombres que con el pasar de los siglos fueron modificados dependiendo del país donde eran venerados. Zeus en Grecia, Júpiter en estas tierras, Odín en tierras nórdicas, cuando antes de rebelarse y venir a este plano era conocido como Azazel, un Elohim, un ángel, hoy el Rey Grigori. Los Caídos hicieron disfrazar sus nombres para que el hombre confiara en ellos, son astutos-añadió.

-Creí que Luzbel había comandado a Los Caídos-dije, fascinada por su historia.

-Y lo hizo, Azazel era su hermano mayor y su mano derecha, pero Luzbel fue encadenado al Abismo mucho antes que los demás Caídos, terminando Azazel como Rey de ellos, el Comandante, Rey Grigori; tuvieron hijos con las mujeres humanas corrompiendo aún más la Creación, de allí las criaturas llamadas Nephilim.

-Gigantes en la tierra, nacidos de humanas-le dije, ya había leído algo así en los pergaminos y libros que guardaba en su biblioteca.

-Exacto-sonrió, orgulloso-. Tantos héroes de aquellos tiempos, todos Nephilim o semidioses como a día de hoy los conocemos.

-Bishamon-susurré.

-Bishamon, mi Reina del Cielo-sonrió.

-Era un Dios de la Fortuna, Velkam-le contradije-. Vaiśravana.

-El hombre modifica todo, Bishamon, disfrutan confundiendo, cambiando la historia. Y a los Grigori también porque les conviene-explicó. Rozó la punta de su nariz con la mía-. Eres mucho para este mundo que va en decadencia.

   Reí, mirando nuestras manos unidas.

-Mi don asustaría a muchos, irían a por mi familia-dije-. Pero no me avergüenzo de él, ¿sabes? 

-No debes, viniste a esta vida conservando un hermoso regalo.

-Gracias por no juzgarme.-Hizo un guiño y besó mi frente-. A veces, leyendo en tu biblioteca me imagino siendo alguna diosa, de verdad. Mis manos sanan como dicen en la iglesia que Jesús sanaba a la gente, y resucitaba a los muertos, pero si yo lo hiciera ahora me lanzarían a la hoguera por bruja.

-No lo permitiría-aseguró-. Los Papas, Sacerdotes, Obispos, no creen en lo que predican. No sirven a quien deberían, no desde el corazón; y recuerda siempre, Sahar, no todo es lo que parece: El hombre modifica todo.....

-Y a los Grigori les conviene-recité.
      Eran días oscuros, y lo seguirían siendo....>>

    La personalidad de Velkam cambió ante mis ojos, alguien se adueñó de su cuerpo y de su mente, y no lo percibí, sí me di cuenta de su cambio pero no caí en que no era su culpa.

-No logras dar con la ubicación del objeto que me diste a guardar, es el poderoso motivo por el que me invitaste a venir, ¿me equivoco, señor Alyosha?-dijo Arath.

-¿Quieren más vino?-preguntó Velkam-. ¿Cómo has estado, Nina?

-Viva-respondió ella, irónica-. Las estacas de tus sicarios me rozaron. ¡No! Espera, sí estuve a punto de morir por tu culpa, padre.

-¿Alguien puede explicarme qué está pasando?-inquirió Ezio, sentado del otro lado de la mesa al lado de Arath-. Vengo por un juicio que se le hará a Arath y a su mujer a quienes culpan del secuestro y muerte de muchos de nuestros hermanos, y me encuentro con que tú estás viva por reencarnación, ¿y ahora Velkam envía sicarios a por Nina?

-Velkam amenazó a Arath con matar a Regina si no lo ayudaba a romper la maldición de la luz del día por otros medios, Ezio-le expliqué, sin quitarle la mirada de encima a Velkam-. Creó quimeras de Blood Drynka's mezclando ADN de nuestros hermanos desaparecidos con ADN Elohim. Ángeles vampíricos, una aberración. Y lo sé porque vi uno con mis propios ojos, al resto no han logrado sacarlos de sus frascos de laboratorio, destruimos algunos, por cierto.

-Está dejando que los Griffin carguen con toda la culpa-añadió Drako.

   Ezio se pasó la mano por la cara nervioso, e incrédulo miró a su amigo.

-Envió sicarios al laboratorio de Arath aquí en Seattle, un laboratorio que destruimos donde guardaban a varias de sus quimeras en proceso de crecimiento, no le importó que nuestra hija estuviera en medio-dije, serena.

-Claro que me importó, Bishamon-afirmó con el mismo tono de voz. Apreté la mandíbula al escuchar el cariñoso apodo-. Nina me importa más de lo que crees, es lo único que me......

-¿Tanto así te importa que la obligaste a ver cómo Tristán me arrancaba el corazón y fabricaste una historia eliminándome de su vida?-Oí que alguien se aclaró la garganta, era Ezio, me hizo una seña con la cabeza para que viera a Nina. Giré la cara hacia mi izquierda, estaba afectada, derramando lágrimas que limpié. Cogí su mano.

-Con razón no me permitías ver a Nina-dijo Ezio-. Por más que lo intentaba siempre encontrabas la manera de impedirlo.

-¿Llevan siglos sin verse?-les pregunté a Nina y a Ezio. Ambos asintieron-. ¿Qué demonios te pasó?-le hablé a Velkam.

-¡Todo fue culpa de Faye Vesper! ¡Me engañaste, la elegiste por encima de mí!-exclamó.

-Cambiaste antes de que ella apareciera, Vesper no tiene nada qué ver-repliqué, evitando levantar la voz.

    Callamos, los ánimos se habían caldeado y no era sano para mí. Debía mantener la calma, tomar el control; pensé en Faye y la mantuve en mente, ese día había iniciado bien, sonreí a medias.

-¿Cómo se conocieron?-inquirió Arath.

-No es de tu incumbencia-respondí.

-La encontré defendiendo a unos huérfanos en Roma, a los que pensaban dejar en la calle-contó Velkam-. Compré la casa hogar por los niños, y por ella.

     Nos miramos a los ojos, contrario a lo que se pueda pensar viéndonos desde fuera, no sentí nada. Es más, hubo algo raro en su rostro que me distrajo de cualquier posible sentimiento. Velkam estaba sudando e intentó limpiarse de manera que no se notara mucho.
   Los Blood Drynka's no sudaban.
  "Dijiste que te buscara, y que si no venía a buscarte seguirías asesinando personas inocentes...", "Nunca pedí tal cosa...", Drako afirmó que sí, que él había pedido que lo buscara. ¿Por qué negarlo ahora? 

-¿Sufres de amnesia, Velkam?-le pregunté.

    Sus ojos volvieron a inyectarse en sangre, respiraba con dificultad.
-No es él-susurré, ahora estaba segura.

-¿Qué?-dijo Nina. Se sorprendió por el cambio en el rostro de su padre, Ezio y Arath se levantaron.

-¡No es él!-repetí en voz alta, mirando a Drako, él entendió y cogiendo a Nina de la mano, orbitó.

-¡Mamá!-fue lo último que le escuché decir a Nina antes de irse.

   Velkam hizo amago de levantarse, pero rápido cogí el cuchillo y le clavé la mano a la mesa, acercándome a él y halándole el pelo para obligarlo a mirarme a la cara.
   Ezio le clavó la otra mano.

-¿Quién eres?-pregunté, él sonrió-. ¡¿Quién eres?!-exclamé-. ¿Dónde está Velkam?

-Aquí estoy-respondió con una expresión afligida en su rostro, aún con la mirada ensombrecida e inyectada en sangre-. Aquí estoy, Bishamon, va a por ella.... La usará para que le des lo que quiere....

-Faye-musité-. ¿Quién?

    La aflicción desapareció y rió de nuevo. 

-Adivina, puta-dijo, su voz sonó distinta.

    Le rompí el cuello y me dirigí a Ezio.

-Es mejor que regreses a tu casa antes de que despierte-le sugerí.

-Déjame ayud....

-¡No Ezio!-Cogí a Arath de la mano-. No asistas al juicio, él intentará borrar de tu memoria lo que viste; ponte a salvo. Vete, por favor.

-Volveremos a vernos-afirmó.

-Volveremos a vernos-dije, orbitando.

   Aparecimos en la estancia de la casa la cual estaba patas arriba.

-Joder-susurró Arath-. ¡Rage!-dijo al ver a su mujer sentada en uno de los escalones del vestíbulo.

   Todo a mi alrededor daba vueltas, la voz de Regina contando lo que había pasado se escuchaba lejana, hacía eco; no podía pensar en nada más que no fuera Faye y antes de lanzarme a buscarla por la casa Circe vino a mi encuentro, puso sus manos en mis brazos.

-¿Quién hizo esto?-le pregunté, deshaciéndome de su agarre.

-Necesito que te calmes-dijo mi madre.

    La cogí del cuello y la levanté del suelo.

-Jamás vuelvas a pedirme que me calme.-Apreté un poco más su cuello, y al vuelo la pegué contra la pared-. Lo único que pedía era que la cuidaras, y quién diría que estaría más segura a mi lado en el lugar donde estaba la amenaza, que en mi casa con mi madre la hechicera, el lugar donde se supone estaría a salvo.

 
   



<<Lazos VII

4 comentarios:

  1. Fascinange la información que dejas. Me gusta cuando hay una documentación y una propiedad de escena.

    Mil besitos, Ivel y feliz día.

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  2. Fue interesante conocer el pasado deSahary Velkam.
    Uy, tensión, suspenso. Y luego, estalla la violencia.
    Hasta la atacó a Circe. Entiendo la emoción de Sahar. Pero que no se repita o me va a conocer. O mejor no, si se repite un ataque a Circe, le mando a uno de mis personajes, para que aprenda.

    Que historia.
    Un abrazo.

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  3. Algún demonio habita el cuerpo de Velkam y juega con lo que sabe sobre Sahar? Sin duda es otro diferente al de aquellos momentos del pasado junto a su Diosa. Y ahora tiene a Faye!!!

    Besos dulces y dulce semana Señorita Escritora ;)

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  4. Entree ddemonios y ángeles, sombras y luz.
    Embustes y verdades, sangre y latidos, ahí es donde crece la vida, tendré que darme un paseo y hondear, así podré disfrutar mejor de tus letras.
    Paso del espacio de nuestro amigo Dulce.
    Un abrazo.
    Ambar

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