Spin-off

Spin-off

martes, 31 de enero de 2017

Huellas XXIX

   Esperaba que Drako fuese severo con ella el primer día, sí me preocupaba que la hiriera demás, pero Faye podía llegar a sorprender y entre los recuerdos de otras vidas llegué a ver sus talentos como guerrera. No eran del todo claros ni ordenados, lo suficiente para confiar en su capacidad de defenderse llegado el momento; en esta vida esa rubia escondía a una luchadora.
   Detuve mi lectura y dejé el libro cerrado en el escritorio, miré la computadora, no era buena manejando los aparatos tecnológicos, se me había ocurrido una idea después de escuchar a Faye hablar de su familia y la forma en que se conocieron sus padres. No me arrepentía de haber conseguido que hablara sobre ellos, le haría bien mantener bonitos recuerdos, oí a Circe decir que los bonitos recuerdos de su pasado eran los que le daban fuerza y le hacían abrazar la vida con ganas, antes no lo entendía porque mis recuerdos sólo iban de entrenamiento en entrenamiento para llegar a ser quien soy, ¿se podía considerar recuerdos bonitos el patear a Declan o a Drako, incluso a Erza y Riza? Reí por lo bajo.
  Al ser tocada por una persona, por la persona a la que debía conocer, a la que estaba destinada, entendí a qué se refería Circe. Y mis memorias de otros tiempos iban regresando, sin embargo sólo quería crear nuevas memorias, las vidas que pasaron no me importaban cuando había recuperado y rescatado lo único que sí: Faye.
   Y si para Circe funcionó recordar las mejores cosas de su pasado, también funcionaría para Faye, yo quería que funcionara para Faye. 
   ¿Quién habría imaginado que aquella chica moribunda se convertiría en la persona más importante de mi vida? En la única persona que me importaba. A Amanda la veía como una deuda de sangre, nos unía la genética, eramos hermanas y debía cuidarla por tal razón; me llamarán ser horrendo por preferir a Faye sobre mi hermana, pero siempre será así, siempre elegiré a Faye por encima de cualquiera y no temía equivocarme al pensar y decir que Faye haría lo mismo, me escogería a mí. Llámese egoísmo, entiendan los demás o no, bastaba con que ella comprendiera por qué lo haría, por qué ella era lo primero y único en mi lista de prioridades.
-Buenos días, Euzma Sahar-saludó Jay, cerrando la puerta al entrar-. ¿Quería verme?
   
  El moreno de ojos claros sonrió y resopló en cuanto respondí a su saludo.

-¿Por qué ha hecho eso?-pregunté porque no entendí el que actuara así. No era la primera vez que pasaba, sólo que en otras ocasiones no le había prestado la suficiente atención-. ¿No saludé con propiedad?

-No, no, de ninguna forma, fue muy apropiado. Es que, pues me puso algo nervioso.

-¿Por qué? ¿Antes también te has puesto nervioso? Ayer quiero decir.

-Sí, sólo que ayer no estaba a solas con usted, y no me lo tome a mal pero es usted muy seria, muy fría. Da un poco de miedo-añadió en un susurro.

-Me alegra-le dije. Jay se debatió entre sonreír o no, al final apretó los labios y se sentó siguiendo la invitación que le hice con la mano-. Deberías estar acostumbrado, mi padre es muy estricto.

-Yo sólo llevo un año en vuestras filas aquí en el exterior, entiéndame.-Asentí-. Había oído hablar de usted pero verla es otra cosa. Ahora bien, ¿en qué puedo ayudarla? ¿Necesita que la lleve a algún sitio?

-No, lo que necesito es que busque algo por mí.-Me levanté de la silla de detrás del escritorio-. Va a necesitar el ordenador, por favor acérquese.

    Jay no esperó a que lo pidiera dos veces, si había escuchado hablar de mí entonces sabía que no me gustaba repetir las cosas. Me paré a su lado cuando se hubo sentado.

-Aprender a usar estos aparatos es algo que todavía no me ha interesado, así que si pudieras....

-Usted dirá.

-Illian Vesper.-Jay tecleó el nombre-. Necesito su dirección exacta, sé que es de Moscú pero....

-Vaya-musitó al ver las noticias que aparecieron en la pantalla, varias en las cuales salía la fotografía de Faye-. Es su padre-dijo refiriéndose a ella.

-Asesinaron a su familia hace cinco meses, no conforme con eso la inculparon.-Es una suerte que no enloqueciera en el desierto para al final terminar creyéndose la asesina de su familia de tanto que lo oyó antes de huir. Todos la señalaban, hasta sus supuestos amigos-. ¿Dónde está su antigua casa?

     Jay leyó un artículo donde aparecía el que fue su hogar, Faye había crecido en una preciosa urbanización, en una casa grande y hermosa que ahora era rodeada por una cinta amarilla prohibiendo el paso.
    
-Quiero que vayas allí, busca fotografías, vídeos, revisa hasta debajo de las piedras si gustas, pero no te atrevas a aparecer aquí con las manos vacías.-Fue una clara amenaza que Jay captó dándome su palabra de que traería lo que pedí.

    Me encaminé hacia el gimnasio, escuché vítores dentro cuando llegué a las puertas. Sólo pasaron dos horas desde que Drako y Faye habían entrado, ¿por qué tanto alboroto? 
    Abrí las puertas, quedándome de pie en el umbral al dar con el motivo de la celebración; Faye peleaba contra siete Assassins al mismo tiempo, mientras algunos más observaban la lucha desde las gradas. Busqué a Drako con la mirada, estaba de pie y con los brazos cruzados fuera del "ring".
    Volví a mirar a Faye mientras me acercaba a él, no lo hacía nada mal, se defendía con un báculo plateado, vestía de negro y sus manos iban cubiertas por guantes del mismo color. 
    Estaba muy guapa, aunque ella siempre lo estaba; giró, golpeando en el acto a tres de los siete atacantes y no perdió de vista a los otros cuatro quiénes se le fueron encima de uno en uno con sus espadas, la rubia esquivó y bloqueó con gracia cada ataque.

-Tu chica aprende rápido-comentó Drako. Enarqué una ceja, ¿mi chica?-. No te hagas-sonrió, guiñándome un ojo-. Traje a algunos hermanos del Clan para ayudarla, es aguerrida, nada fácil de doblegar.

-No esperaba menos.

   Faye todavía no se percataba de mi presencia, su concentración era exclusiva para sus contrincantes, o eso creía yo hasta que giró un poco la cara y me lanzó un beso, reí porque ni esa distracción logró sacarla del todo de lo que hacía. Uno de los Assassins con los que entrenaba quiso aprovecharse del momento, pero Faye lo golpeó en el estomágo y luego en la cara, y fue a por el siguiente.

-Es natural en ella-susurré.

-¿Sahar Cassul orgullosa de alguien?-dijo Drako, burlándose-. Si pudieras ver cómo se ilumina tu cara con su sola presencia, verla en esta faceta sólo te hace más feliz de lo que ya eres con ella. Sin duda alguna se complementan.-Agradecía que Drako respetara la íntima e innegable relación que ya se había establecido entre Faye y yo. Se aclaró la garganta, su rostro adquirió seriedad-. Es muy pronto para Faye.

-Claro que es muy pronto, su familia murió hace cinco meses y los asesinos siguen sueltos. Súmale el hecho de que tuvo a la supuesta autora material enfrente; sé que sanar, para ella, será difícil. Un largo camino, y lo hemos hablado, le he dicho que debe canalizar su odio, confío en que lo logrará, Drako.

-A largo plazo-susurró. No quitaba la mirada de la pista donde se desarrollaba la pelea-. Tuvo una pequeña práctica en el gimnasio de Palacio en Providencia, Erza y Riza le estaban enseñando unos movimientos con la espada, se salió de control, casi hiere a Erza de gravedad.-No me sorprendió la acción en sí, sino que Faye no llegó a comentarme el incidente-. Por la expresión de tu rostro debo suponer que no te ha dicho nada, seguro no quiere ser motivo de preocupación para ti.

-Vio los fantasmas de quienes despiertan su odio y arremetió contra quien estaba más cerca, es normal-argumenté. Todos los que han entrado en el Clan tenían un duro pasado y han tenido que recorrer el mismo camino que le tocaría recorrer a ella-. Asegúrate de que combata esos fantasmas, llévala al límite.

-Cómo ordenes, Euzma Sahar-susurró.

     Faye se aproximó a nosotros con una sonrisa que no entraba en su cara de lo enorme que era, me gustó verla así, pero ¿en serio le había gustado la experiencia?

-¡¿Me has visto?!-preguntó, emocionada. Tenía el labio inferior partido y sangraba, el ojo derecho empezaba a hincharse.

-Sí, y me sorprende, es la primera vez que un aspirante está feliz de que lo golpeen-respondí. Faye soltó una carcajada-. Me encanta ser tu bufón personal, Vesper.-No me enfadé, pero no entendía qué era lo que le había causado gracia, si el comentario que hice fue en serio.

-Es que no es el que me golpeen lo que me hace feliz, sino descargar un poco la tensión, pateé algunos culos y entre ellos el de Drako, ¿no te lo dijo?-dijo, mirando altanera a Drako.

   El hombre se aclaró la garganta cuando seguí la mirada de Faye.

-¿Ah, sí? No hizo ninguna mención al respecto.

     Drako resopló.

-Tengo que ir a prepararme para marchar a la empresa, pasen un buen día-se despidió, caminando de espaldas y luego giró sobre sus talones y salió.

   Fue divertido ver a Drako huyendo con todo su disciplinado, desagradable y severo orgullo herido, porque es que el hombre era muy estricto de los cojones; una vez tuve un profesor así de serio e inaguantable. Al menos a Drako pude golpearlo, su primer ataque lo bloqueé al instante y ambos nos sorprendimos, si bien me dio una paliza me contentaba con que al final logré cogerle el ritmo y pude defenderme; se puso difícil cuando fue a Providencia y volvió con esos ninjas experimentados, difícil pero lo disfruté. Liberé tensión entrenando, aprendiendo a defenderme, y en el proceso descubrí que me gustaba, después del sexo con Sahar, el desestresarme de esta manera tan poco usual y violenta. 
    Sahar y yo nos separamos en la sala de estancia, le dije que iría a tomar una ducha, vi su intención de acompañarme, lo insinuó pero en lugar de llevar a cabo la acción se dirigió al comedor informando que me esperaría allí. 
     Sentía la necesidad de meterme a la ducha con ella y acabar lo que empezamos en el estudio antes de la interrupción de Drako, me pudo el miedo a tentar a la suerte que habíamos tenido al no sufrir la misma situación que en Providencia. No se me borraba de la cabeza la imagen de Faye cayendo en la inconsciencia por mi culpa, había sido un alivio que en lo que iba del día se le viera muy activa. Aunque la pasada vez no se notó hasta que ocurrió, sólo esperaba que no se repitiera, que siguiera así de bien.
     Le pedí al ama de casa a la que mi padre le pagaba para hacer las labores de limpieza y la comida, que nos sirviera el desayuno. Drako me la había presentado esa mañana, una amable mujer de nombre Gwyneth; dejó algunos diarios a mi alcance junto a mi desayuno, Drako sólo se bebió el zumo.

-¿Hiciste lo que te pedí?-le pregunté. Faye entraba al comedor y se sentó a mi diestra-. Déjame curarte.

    Le fui a poner la mano en el moratón pero ella evitó que lo hiciera, esquivándome.

-Sí, los Griffin estarán encantados de recibirte el Sábado en la noche-respondió Drako, yendo hacia la salida-. Hablamos a mi regreso.

    No le había quitado los ojos de encima a Faye mientras lo escuchaba hablar, ¿por qué había rechazado mi ayuda?
     La chica dio un sorbo a su zumo antes de hablar.

-Quiero llevar las marcas conmigo-dijo.

-¿Es como la cicatriz? Qué obsesión la tuya con las marcas.

     El comentario no era para tomárselo a mal, sonreí y me incliné para darle un beso rápido en los labios.

-¿Qué de gracia tendría que entrenara y no tuviera prueba de ello en mi cuerpo?

    Sahar cogió una taza de té entre sus manos, observándome mientras se la llevaba a los labios para dar un sorbo. Ella conocía mis razones, no importaba cuánto quisiera engañarme a mí misma diciendo en voz alta ese montón de palabrería barata, ella veía dentro de mí. 
-Quieres llenarte de cicatrices no cómo prueba de tus entrenamientos-aseguró-, lo haces porque es un constante recordatorio de lo que pasó con tu familia, tu camino hacia tu vendetta y tu forma de pagar tu supuesta deuda por no haber estado allí e irte con ellos. O en todo caso, el que no avisaras de tu llegada a Moscú por querer sorprenderlos.-Paseó su dedo pulgar por mi labio inferior hasta llegar a la herida que allí tenía-. Crees que lo mereces porque debiste estar en casa ese día, crees que lo mereces porque vives en la culpa, una culpa que no tienes. Entiéndelo, Vesper, nada ganarás viviendo bajo la culpa, es un sinsentido.

    Comí en silencio, ella apartó los periódicos que tenía sobre la mesa poniéndolos en la silla que estaba a su izquierda.

-Malas noticias en demasía-susurró. Y el susurro fue seguido del regalo más bonito y malicioso del mundo: su media sonrisa.

   No sé si lo hizo a propósito o no, pero me hizo sonreír también. Creo que fue el modo en que hizo el comentario sobre las noticias, enarcando las cejas y acompañarlo con la sonrisa, como si le divirtiera y no le asombrara. 
  En resumen: no eran una novedad las malas noticias en el mundo fuera de Providencia.
   Se dedicó a observarme sin probar bocado de su desayuno, me veía comer a mí y con eso sólo consiguió ponerme nerviosa. Casi se me cae el vaso de zumo, reí, ella me siguió y era una risa preciosa que pocas veces oía porque la Princesa Assassin era imperturbable, dueña de sus actos y medía cada uno de ellos, como calculaba todo lo que decía.

-¿No piensas comer?-inquirí.

-Mi hambre no es del tipo que se calme con este tipo de alimentos, como esto por costumbre-respondió, probando, al fin, un bocado-. Circe creía que era necesario mantener algunas costumbres humanas que me hicieran "normal", estos alimentos no me hacen ni mal ni bien a decir verdad-prosiguió después de beber de su vaso de zumo-. No me llenan, no el tiempo suficiente.

-¿De qué es tu hambre, entonces?-Fui cautelosa al hacer la pregunta.

    Sahar ladeó la cabeza, presencié un escalofriante amago de sonrisa que llegó acompañado de un rápido brillo carmesí en sus ojos. Apareció y desapareció cual relámpago.

-Sangre, muerte y sexo-respondió. Desvió la mirada hacia su comida-. Las dos primeras se pusieron peor cuando llegó mi madurez sexual, a saber qué clase de monstruo soy, pero no me importa.-Su rostro no mostraba ninguna emoción, a Sahar le gustaba ser así, no le molestaba o preocupaba, en lo absoluto le jodía ser así, lo aceptaba-. Sabes que ser Assassin me ayuda a saciar las dos primeras-dijo, levantando la mirada-. Drako me ayudaba con el sexo y por lo mismo aplacaba el resto, quiero repetírtelo para que entiendas y confíes en mí. Te soy leal, Faye.

    Que sintiera la necesidad de recordármelo me hacía sentirme una mierda porque he sido injusta experimentando celos que no deberían ni existir.
     Entrelacé mi mano con la de ella.

-Perdóname-Sahar quiso interrumpirme, me apresuré a continuar-, nunca había tenido algo así de perfecto y siento que va muy rápido, creo que es lo que me hace buscar cosas donde no las hay, y el que tú y Drako hallan intimado, el que fueran tan cercanos, el que él fuese el primero, el que haya estado antes que yo, todo eso me hace querer dudar de que esto es real. Prefiero sabotearlo, de manera inconsciente busco que acabe ahora que llevamos escaso tiempo, a que....-Besó mi mejilla de imprevisto, y se quedó así cerca mío-...termine enamorada en demasía-dije, usando su elegante palabra.

    Besó muy quedo mis labios, un ligero roce apenas perceptible, no lo hacía para calentarme y sin quererlo lo lograba.

-Creí que ya lo estabas-sonrió.

-Entonces yo soy tu alimento-dije, pensativa. Sahar rió muy fuerte-. ¿No lo soy?

-No es cómo te veo, y sobre todo no es nada romántico-argumentó, llevándose una tostada con mermelada a la boca, le dio un mordisco y guiñó un ojo.

-Loca perdida, Sahar-susurré, levantándome para recoger los platos.

-¿Qué?-Me imitó.

-Estoy enamorada en demasía-sonreí.


    

          


    
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viernes, 27 de enero de 2017

Huellas XXVIII


    Entreabrí los ojos despertando así de una horrible pesadilla. Nunca acabará, sea reciente o pasaran los años que pasaran estaría presente la forma en que los encontré, perdí todo y conocí el rencor, el deseo de matar con mis propias manos a quien me los arrebató. 
    Di un golpe contra el colchón, cerré los ojos y recordé sus sonrisas. No querrían que me sintiera así.
    Extrañaba a mis padres, extrañaba a mi hermano.
   Sequé la lágrima que avanzaba despacio por mi mejilla; miré la hora en el reloj de la mesita de noche, eran las cinco con treinta y cinco minutos. Me pregunté a dónde habría ido Sahar, no estaba a mi lado y no se sentía en el baño; di la vuelta quedando boca abajo en su lado de la cama, su aroma seguía impregnado en la almohada, sonreí pensando en la posibilidad de haber pasado muchas vidas, anteriores a esta, a su lado. Ese único pensamiento y el recordatorio de que la tenía para mí me devolvían un vestigio de felicidad al que quería aferrarme, mi salvavidas en medio de este océano de dolor y sangre, porque tenía que ser honesta. Sentía que cosas malas pasarían, su mundo no era fácil y el mío no era distinto, quería usar todo lo que aprendiera con ella en contra de Viktor. Sin embargo, mis asuntos personales debían quedar de lado al menos por un tiempo, por mí y por ella, porque no quería ponerla de nuevo en una posición difícil con la psicópata de Amanda.
    Me metí a la ducha, el sueño me había abandonado aunque el cansancio por la nochecita -y parte de la madrugada-que tuvimos, persistía. El dolor, el delicioso dolor en mi cuerpo me hizo reír por lo bajo.

-Te amo, jodida-susurré, pensándola.

     Después de vestirme salí en su busca, en la sala de estancia no se encontraba, ni en la cocina, llegué a perderme en ese amplio apartamento y terminé de nuevo en la cocina. Ni idea de cómo pasó. Volví a la estancia, miré hacia el balcón e imaginé que podía estar o en la azotea o en el estudio de su padre. Me decidí por este último; noté que la puerta estaba abierta y me asomé, sólo que no esperaba encontrarme con una escena que me rompió, la vi cerca de Drako, sus rostros juntos uno frente al otro casi al borde de un beso. Sahar acarició su mejilla mirándolo a los ojos. 
    Se veían muy bien juntos, hacían bonita pareja, Drako era más alto que ella-a pesar de los zapatos de tacón que calzaba la morena-razón por la que debía inclinarse un poco. Yo sabía que él había desarrollado otro tipo de sentimientos por Sahar, lo suyo por ella iba más allá de lo carnal, y Sahar pues....era una misteriosa criatura cuya naturaleza iba de lo agresiva, peligrosa, y en el plano sexual insaciable. Drako podría darle lo que yo no, pensaba mientras caminaba de regreso a la estancia.
   Me detuve un segundo y volví sobre mis pasos, esta vez entrando al tiempo que Drako salía, inclinó un poco la cabeza en clara señal de saludo. Forcé una sonrisa en respuesta.
    Sahar estaba de espalda viendo alguna cosa en el escritorio, me pegué a ella rodeando su cintura con mis brazos, la oí reír. Besé su cuello, ella ladeó la cara buscando contacto con mi boca, sentí su mano izquierda en mi nuca atrayéndome para fundirse en un beso muy pasional, su lengua asaltó mi boca dejándome en jaque, gemí en la suya cuando apenas se apartó.

-Buenos días, Vesper-sonrió.

-Buenos días de madrugada-reí. Me paré a su lado y la miré a ella, su sereno rostro. Sus ojos, que se encontraron con los míos, me miraban con devoción y supe que no podía haberlo besado a Drako, que eso que vi era por otra razón-. ¿Y todo esto?

-Drako estaba haciendo una retrospectiva-respondió-. Fotografías de vigilancia a algunos Lugartenientes de los Gobernantes mundiales, y de los círculos más importantes de los Blood Drynka, alguien está entorpeciendo la paz entre estos últimos así que es  prioridad buscar vínculos que unan a la Élite humana con la Élite Blood Drynka.

    Explicaba y señalaba las imágenes que tenía dispuestas en fila una al lado de la otra. Había un espacio que separaba a un grupo de fotografías de otro; en las del grupo de la izquierda aparecían personas que podían pasar muy bien por modelos, entre ellos Tristán, el Blood Drynka del que ella desconfiaba. 

-Ellos son los Griffin-dijo al verme coger la fotografía de una pareja-, se encargan de velar por la seguridad de los Blood Drynka de América del Norte, comparten la tarea con una mujer en América del Sur.

-No han hecho un buen trabajo-ironicé, considerando las desapariciones y muertes.

-Nina llamó a Drako y le notificó que algo estaba pasando en la Casa Griffin, que han habido movimientos sospechosos. Resulta que Tristán se está quedando con ellos cuando los Alyosha son dueños de un prestigioso hotel que es lugar de asentamiento de Blood Drynka.

-¿Crees que éstas personas tienen la mano metida en la conspiración contra su propia gente?-pregunté, Sahar asintió-. Viktor-susurré al ver la foto donde aparecía él.

-Si él está involucrado lo sabremos y nos ocuparemos, de que hay humanos de la Élite ensuciando el tratado de paz los hay. Sólo debemos ir confirmando cuántos y quiénes son, actuaremos según como creamos conveniente porque la idea no es iniciar una guerra sino impedirla.

    A Sahar no la noté muy de acuerdo con el tema de evitar un enfrentamiento. Pero no era el único motivo que le molestaba.
     Me senté en uno de los sillones que se hallaban delante del escritorio, ella se giró, le extendí la mano y la cogió. La atraje, haciendo que se sentara en mi regazo, besó mi cuello mientras la rodeaba con mis brazos; así, cercanas, en silencio, esperé a que hablara. Si algo tenía Sahar era un nivel de hermetismo extremo.
    Ser paciente era la clave.

-Amanda incendió la casa de su familia en Los Hamptons, con los invitados dentro-susurró. Me puse tensa de inmediato, sabía que esa mujer era mala, estaba loca y era aliada de otro loco. Llegué a ver entre esas fotos una donde Viktor estaba con la madre adoptiva de la rubia...-. Tengo la impresión de que vuestras historias son similares-continuó, interrumpiendo mis cavilaciones.

-No puedes comparar lo que me hizo, Sahar....

-Escúchame-pidió, incorporándose en mi regazo para mirarme-. Fui anoche con la intención de verla, y lo hice, la vi salir de la casa cuando todo estalló. Dijo que todos los que estaban dentro eran culpables de muchas atrocidades, lo cual es cierto, una de esas atrocidades es la muerte de nuestra madre biológica y el hombre con el que se casó tras el abandono de Caín. Faye, vuestras historias no son tan diferentes, ella también busca venganza.

    Negué con la cabeza, Sahar puso sus manos en mis mejillas y me miró a los ojos, limpió las lágrimas que corrieron por mis mejillas porque sólo la mención de Amanda me representaba dolor.

-No quiero que sea motivo de discusión entre nosotras-le dije, la voz se me quebró-. No quiero darle un voto de confianza, por favor no me lo pidas, no me pidas que le dé el beneficio de la duda sólo porque busca venganza como yo, porque no puedo darle tal cosa. Su vendetta debió llevarla hasta mi padre y mira lo que hizo. Encontró los vínculos entre mi padre y Viktor, si acaso su vendetta es contra él también, ¿por qué a mi familia y Viktor sigue con vida cuando lo ha tenido cerca todo este tiempo?-Lloré de la rabia que sentía, y esperaba que ella entendiera que me refería a la fotografía de Viktor y la madre adoptiva de su hermana.

   Sentada en mi regazo me abrazó, hundí mi rostro en su cuello y la apreté a mí. 
   Dolor, dolor, eso sentía.
   Me costó dejar de llorar, ella se mantuvo cerca sin decir nada. Aguardando a que me calmara y aún después de haberlo hecho no habló, se hallaba en mi regazo, nuestras manos enlazadas después de que las mismas secaran mis lágrimas. No sería yo quien interrumpiera el silencio, no me apetecía, el cabreo no había disminuido del todo. Sahar no podía comparar la vida de su hermana con la mía porque ella lleva viviendo durante años cerca de Viktor y sus jefes psicópatas, a la sombra del hombre que encabezaba dicha sociedad. Y había sido ella quien asesinó a mi familia, había sido ella.
   La rabia creció tanto que no noté que mis manos apretaban un poco más fuerte las de Sahar hasta que ella las llevó a sus labios y las besó, sus labios me trajeron de vuelta al estudio. Habíamos acordado no discutir por culpa de Amanda, y allí estábamos, acabando de hacerlo. 

-¿Cómo era tu padre?-preguntó de pronto.

-¿A qué viene tu interrogante?

-Es que sabes más de mí que yo de ti-alegó. Era cierto a medias, había mucho de ella que no conocía todavía-. Háblame de ti, de tu familia.

-¿No traería eso a colación a....?

-Shhhhh.-Besó mi mano izquierda-. No te pido malos recuerdos, Vesper, te pido buenos, los que deberían importar, a los que deberías aferrarte.

    ¿Esto sería así siempre? ¿Velaría por que estuviera estable en todo momento, en todos los aspectos? 
   ¿Pero qué hago? pensé. Una semana no era suficiente para empezar a preguntarse si tendríamos toda una vida juntas, la idea de que ya vivimos varias me dio algo de esperanza porque si había algo verdadero en todo esto era mi amor por Sahar, sea heredado de otras vidas o no yo la amaba, nunca había estado tan segura de algo. Intentaría no pensar en nada más que el presente, no en un "siempre" porque la eternidad la teníamos aquí y ahora, mientras nuestras manos estaban entrelazadas, mientras la tuviera sentada en mi regazo....

-Illian era el tipo de persona que adoraba ayudar a todo el mundo...-empecé, la sonrisa de Sahar, esa que pude oír, me dio pie y ánimo para continuar-...., mi madre y él se conocieron mientras estudiaban medicina, fue amor a primera vista.-Sahar no comentó nada al respecto, creí que preguntaría sobre ese amor o diría algo en contra, pero en lugar de eso ella calló y esperó a que prosiguiera con mis anécdotas-. Mi madre era hija única, inteligente, una buena mujer, mi padre me confesó que cayó preso de su mirada y de la candidez que proyectaba; día a día los veía tan felices, Sahar, se graduaron juntos y se casaron el mismo día de la graduación, había un vídeo, fotografías.-Recordar la historia de amor de mis padres me hizo sonreír, Sahar tenía razón, son los momentos felices los que deberían importar-. Siempre los convencía de ver el vídeo y que me contaran la historia antes de dormir, me consentían todo-reí.

-¿Quién no te consentiría todo, Faye?-susurró.

   La ternura poco conocida de Sahar. No, me corrijo: la desconocida ternura de Sahar, porque sólo yo había sido testigo y "víctima" de ella.

-Mi padre era huérfano, pasó de hogar en hogar hasta que tuvo la mayoría de edad. Siempre fue bien en el colegio, alumno prodigio-proseguí-. Al principio tuvo roces con los padres de mi madre pero siempre lucharon por su amor, y es que se amaban tanto, confieso que al verlos deseé en secreto tener algo como lo que ellos tenían.-Sahar se incorporó y me observó con cierto interés, sin decir nada se acercó y besó mis labios, apenas un roce que consiguió alterarme y desear más. En cuanto se hubo apartado sus labios se curvaron en una media sonrisa, la adoración brilló en su mirada-. ¿Es tu forma de decirme que ya no tengo que desearlo porque se han hecho realidad los sueños de una niña?

-Lo que sentían tus padres no es ni remotamente parecido a lo que siento por ti, ni a lo que sientes por mí. Les sobrepasa-dijo, volviendo a su postura inicial, su espalda pegada a mi pecho, ladeé la cabeza un poco quedando mi mejilla muy cerca de su frente-. Nos sobrepasa-añadió en un susurro.

    No podía contradecirla, hasta yo comenzaba a ver que aquello que estábamos iniciando era muy grande. 

-Mi padre me compró mi primera bici cuando cumplí los seis años.

-¿Qué es bici?-preguntó, dejándome boquiabierta ante tal interrogante. Si no sabía qué era una bici significaba que Sahar no....

-Es un medio de transport....-callé, y me tocó preguntar-. ¿Sahar, nunca has conducido una bici? ¿Nunca has montado una?

-No-respondió, su tono de voz sonó inseguro-. ¿Es algo malo no saber montar una bici? 

   Reí. Sahar volvió a incorporarse y me miró frunciendo el ceño.

-¿Qué es lo gracioso? 

-Nada, pequeña mía, es sólo que me sorprende que sabiendo tantas cosas montar bici sea lo único que no-respondí. Besé su mejilla.

-No tuve tiempo para niñerías cuando era pequeña-dijo con esa altivez que era natural en ella pero no desagradable. 

   Nunca había encontrado la arrogancia atractiva y, sin embargo, en Sahar, esa prepotencia lucía porque no era que ella quisiera o intentara ser superior a los demás, no era una prepotencia grosera. Era su acento, su voz, era un efecto de ese binomio.

-Lo sé, lo sé, fuiste educada para cosas más importantes.-Jugué a imitar un tono pedante. Sahar achicó los ojos-. Te voy a enseñar, tienes mi palabra-dije, levantando la mano derecha en señal de juramento.

-Si es así de importante saber montar una bici, y más aún si es importante para ti, entonces sí, enséñame.-La atraje de nuevo a mi cuerpo, que fácil era hablar con ella y sería divertido enseñarle algo-. Sigue hablándome de tu familia, por favor.

     Me había relajado hablar de ellos y Sahar lo notó, razón por la que pedía que continuara. Pero quizá no era la única razón, estaba mostrando verdadero interés.

-Cuando mis padres me dieron la noticia de que tendría un hermanito me hizo mucha ilusión, a pesar de que en el colegio mis compañeras me decían que tener hermanos era lo peor, un fastidio. Y que mis padres no volverían a prestarme la misma atención-conté. Qué equivocadas estaban-. Mi hermano fue lo mejor que me había pasado, Elliot era un bebé hermoso y yo lo cuidaba, le di ayuda a mi madre cuando padre estaba trabajando. ¡Cambié pañales!-reí.

    Sahar se apartó de mí, caminó hacia el escritorio y se recargó en él de frente a mí; cruzó sus brazos, ladeando un poco la cabeza, era un gesto característico de ella heredado de su padre a quien he visto hacerlo también. Sonrió.

-¿Qué?-dije. No entendía a qué venía aquello.

-Me gusta lo que he escuchado hasta ahora, sólo eso-admitió.

-Lo demás son tiempos tristes-susurré, bajando la mirada-. El diagnóstico de leucemia en mi hermano nos dejó un vacío que el mismo Elliot se encargó de mantener lleno con su infinita energía, superó incluso el tiempo estimado.

    Sahar se agachó frente a mí, besó mis manos. Encontré mi triste reflejo en sus ojos cuando levanté la mirada.

-No fueron tiempos tristes después de todo, tuviste momentos felices en medio de la tormenta que significó su enfermedad-señaló. Y sus palabras fueron a parar a mi corazón que sentía en un puño al recordar el día exacto en que escuché a mis padres hablar sobre la enfermedad de mi hermano, su inminente muerte me dejó una impresión que aún después de grande seguía llevando conmigo, siempre afligida, preocupada, intentando que nada de lo que experimentaba se notara. Dejándome llevar por el buen ánimo de Elliot. 

   Las palabras de Sahar devolvieron la calidez a mi alma atormentada, la abrazaban. Sólo que por mucho que pensara en esa parte, seguía estando la otra donde no fue una enfermedad de la que ya sabía, la que me arrebató a mi hermano, sino que todo ocurrió por sorpresa y de mano de una persona que para colmo estaba emparentada con ella.

-Llevaba varios regalos conmigo ese día-susurré-. Muchos de los cuales eran para él.

   No hizo falta decir mucho más, Sahar entendió a qué día me refería; me negué a mencionar a Amanda porque no volvería a lo mismo, discutir con Sahar siendo esa bruja maldita la razón.
  Sahar regresó al escritorio, repasaba con la mirada las fotografías una por una y en silencio. Si bien no quería discutir con ella por Amanda, sí me apetecía entender de qué iba su reciente cercanía con Drako, ¿es que acaso no le bastó estar conmigo? ¿Acaso lo necesitaba a él? 

-¿Ha pasado algo entre Drako y tú?-¡Por Dios, Faye! ¿No podías ser más discreta? pensé.

-Ha pasado mucho entre Drako y yo, Faye, lo sabes-respondió, despreocupada.

-Los vi hace rato muy....-Sahar dio media vuelta-....cercanos-finalicé.

     La culpabilidad se dejó ver en su preciosa faz, no me gustaba porque sólo le daba motivos a mi imaginación para sacar conclusiones. 
-Olvídalo-me apresuré a decir.

-Nos besamos ayer poco antes de marcharnos a la empresa-dijo. Me puse de pie, encaminándome hacia la puerta-. Pero nada más, porque no significó más que una despedida-levantó la voz, y me detuve con la mano ya en el pomo-. Ya no es necesario acudir a él ni a nadie para saciar mi jodida pulsión, porque sólo me apetece estar contigo, sólo me apetece saciarla contigo.-Me giré para verla, ella se mordió el labio inferior y se dispuso a continuar-. Sólo viste que estábamos cerca, y volviste a suponer, Faye; no pasó nada, no hubo beso, pero mi libido sigue allí y me toca luchar contra mi naturaleza. Una cosa es desear follarme a alguien, pero es mi elección no hacerlo por respeto a ti, porque se siente diferente y mejor cuando lo hago contigo.-Me vi prisionera entre su cuerpo y la puerta, no la vi venir-. Eres todos mis motivos para rechazar mi instinto, aprisionarlo aunque duela, y dejarlo escapar contigo-susurró, rozando mis labios durante dicho susurro-. Soy leal a ti, Forastera, ¿cómo te lo hago entender?

-Quisiera ser la única que despierte eso en ti, que nadie más lo hiciera.

-La pulsión sólo está allí, no es que alguien la despierte, sólo es y está. Excepto contigo-aseguró, mirando mis labios, y sus ojos comenzaron a cambiar. Lamió sus propios labios-. Contigo la pulsión resulta más intensa.-Sus labios besaron mi mentón, sentí sus dientes mordiendo muy quedo mi mandíbula-. Mis miradas son sólo tuyas, mi irrefrenable deseo es provocado por ti, mis besos....-y diciendo esto me besó despacio, rodeé su cuello con mis brazos sonriendo en medio de ese lento y sensual beso. Gruñí cuando sus manos levantaron la larga falda que elegí esa mañana, acariciando mis piernas, mis muslos en el proceso al tiempo que nos comíamos la boca.

     Apenas llegó a rozar mi coño por encima de mis braguitas cuando nos vimos interrumpidas por la llamada a la puerta, hecha por el inoportuno de Drako de quien oímos su voz diciendo que debíamos parar, "por mi bien". Yo estaba bien, hasta el momento no me había sentido debilitada más que por la noche que tuvimos, eran efectos secundarios distintos a los de hace un par de días. Nada qué ver con mi desmayo-hemorragia incluida-de ese entonces.

-¿Qué demonios quieres, Drako?-preguntó Sahar de mala gana, sin abrir la puerta. Dos detalles muy interesantes: pierde todo pudor en la cama, y cuando la interrumpen estando al borde de la excitación. Su agresividad es más evidente en esos instantes.

-La atención de Faye Vesper por unas horas-pidió el Blood Drynka. Fruncí el ceño, ¿me quería a mí?

-Está ocupada-dijo Sahar.

-¿Debo recordarte que fuiste tú quien me dijo que debía empezar su entrenamiento hoy?

    Sahar se relajó, sus ojos seguían estando encendidos. Suspiró.

-Adelante-dijo, rindiéndose.

-¿Qué entrenamiento?-inquirí, alternando la mirada de uno a la otra.

-Querías ser parte del clan, ¿no?-sonrió Sahar. Los ojos felinos iban desvaneciéndose-. Empiezas hoy, a falta de Declan tu segundo profesor tomará su turno antes de partir a la empresa donde quedó a cargo. 

    Drako hizo una mueca de hastío, al parecer el trabajo de oficina no era de su agrado.

-Ve a cambiarte la ropa por algo más cómodo-dijo, dándome una revisión completa con la mirada.

    Sahar asintió añadiendo un "Por favor".
    Drako me siguió hasta el dormitorio, esperó afuera a que yo me cambiara. Cogí un conjunto deportivo negro de entre los que había llevado en el equipaje; mentiría si dijera que no me sentía nerviosa. Para Sahar, ser la guerrera que es, debió llevar muchos golpes, y Drako debió ser uno de sus maestros.
   Íbamos de camino a un gimnasio que poseía el departamento, él caminaba delante, también se había vestido para la ocasión. Sí, la ocasión era darme una paliza. Ya tuve algo de experiencia peleando con Erza y Riza, me repetía. Usamos espadas, esto no ha de ser diferente. Aunque Drako podía llegar a ser más rudo.
     Paró, abrió las puertas que tenía enfrente, se hizo a un lado y con un ademán me invitó a pasar la primera.
     Aquél espacio asemejaba al lugar de entrenamiento en Palacio, no habían ventanas, y cuatro antorchas se repartían en cada esquina de la habitación. El piso era de concreto, de las paredes colgaban todo tipo de armas, sobre todo espadas de diferentes diseños. No hacía calor pese a ser cerrado, y el frío no era porque hubiese algún aire acondicionado porque tampoco, sólo hacía frío; las flamas de las antorchas eran de un color azul zafiro que le daban un toque místico al lugar. 
   Me paré en medio mirando el alto y oscuro techo.

-¿Nerviosa?-habló el Blood Drynka, cerrando las puertas tras de sí.

-¿De estar encerrada con un vampiro que fue amante de la chica que me gusta?-solté, sin mirarlo directamente a él sino a las gradas que estaban de un lado y otro del gimnasio-. No, en absoluto. Estoy muy feliz de que su amante y su prometido me entrenen-ironicé-. Puedo estar cagada, insegura, dudosa, inquieta, un poquito meada encima, ¿pero nerviosa? Qué va, nunca-dije, y a fuerza sonreí.

    A Drako le cambiaron los ojos de color, se veían muy azules, no llegué a detallarlos bien porque se abalanzó sobre mí sin darme tiempo a reaccionar.
 
     

         
 

        

        
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jueves, 26 de enero de 2017

Anarquía: Lo Invisible se Hará Visible


  Nueva York, Estados Unidos
   Amanda

   Antes de la entrevista

      Miré con firmeza a Matthew, y luego a mi hermana en la silla de ruedas. ¿Cómo logró quitársela a Drako? ¿Les haría daño a Maura y a Enrique?

-Déjame unos minutos a solas con ella-dije, Matty comenzó a reír-. Hablaremos después de que termine, tienes este lugar asegurado, ¿adónde podría irme con mi hermana?

-De acuerdo, pero Dorian se quedará con ustedes.-Procuré disimular el alivio que esa orden me provocaba-. Helena, cariño, arregla todo para que la entrevista que teníamos planeada se lleve a cabo ahora.

   Helena salió marcando un número en su teléfono móvil, y Matty se dirigió a su estudio tras decirme que me esperaba allí.
   Me acerqué a Luna y me agaché ante ella. Dorian le ordenó, al hombre que estaba de pie detrás de la silla de ruedas, que se marchara pues su presencia no era necesaria.
    La mirada de Luna, perdida, sin brillo. Acaricié su rostro con mano temblorosa.

-Luna, soy yo, Ame. Tu hermana, cariño.-Sus ojos miraron en los míos, una lágrima corrió por su mejilla, la limpié el dedo pulgar, dibujando una sonrisa en el acto, me había entendido. 

-Amanda, lo siento-le escuché decir a Dorian. Él contribuyó al estado actual de Luna-. Sé que no arregla las cosas, sé que no arregla esto-señaló a mi hermana, vi que la frustración y la culpa lo carcomían.

-Debes calmarte, Dorian-susurré-. No eras tú, intenta entender eso. Ahora que si quieres redimir lo que te obligaron a hacer tienes que....-me interrumpí al escuchar el sonido de mi teléfono móvil, fui a mi habitación y lo cogí de la cama-. ¿Drako?

>>-Estuvieron aquí, se la han llevado-informó.

-Lo sé-dije, bajando las escaleras-. Estoy con ella, la han traído a Nueva York. ¿Cómo es posible que te la arrebataran? Creí que eras un guerrero entrenado por mi padre.

>>-Di pelea, pero no dejo de ser un Blood Drynka y los que vinieron a buscarla eran demonios que me superaban, con suerte logré proteger a tu hermano y tu cuñada a quienes ya he puesto a salvo. Me reuniré contigo ahora mismo y llevaré a Luna a otro lugar lejos de todo, la protegeré con mi vida, Amanda.

    Drako sonaba bastante decidido, daba la impresión de tener sentimientos por Luna. Miré a mi hermana y luego a Dorian.

-Ningún lugar es seguro ahora, Drako, el mundo está convulsionado.-Yo le había dado la vuelta a todo con mis palabras, no me arrepentía de haber hecho esa vídeo confesión-. Pero de venir, ven. Si vemos una oportunidad de salvar a Luna de todo lo que está pasando lo haremos, es la única persona que me importa proteger.-Colgué la llamada, Dorian asintió mostrando su aprobación a mis palabras-. Quédate con ella, ya regreso-le pedí. 

    Me acerqué a Luna y le di un beso en la frente. ¿Qué más podía hacer por ella? pensé mientras me dirigía al estudio para ver a Matty. He pasado toda mi vida cuidando sus pasos, cuidando que nadie la dañara y sin embargo terminó.... 
    ¡Mierda! ¡Es qué he hecho todo mal! 
     
-Tienes que arreglar lo que has provocado, Amanda-dijo Matthew en cuanto entré. Cerré de un portazo-. Calma tu mal genio, querida.

-¿Lo que yo he provocado? Sólo disipé una duda que millones de personas tenían, claro que la gran mayoría sigue creyendo que las verdades que dije son delirios de una loca conspiranoica, todo por vuestro adoctrinamiento; debo darles crédito.

    Lo tuve frente a mí en un parpadeo, me cogió del cuello.

-Esta guerra no tenía que dispararse ahora, no necesitamos un caos ahora, has echado nuestra agenda a la mierda y hemos tenido que recurrir a medidas desesperadas para meterle miedo a la gente y se distraiga un poco, así dejan de pensar en tus palabras. Hemos logrado que se mantenga la calma en varios estados de Norte América, pero Centro y Sur son un maldito campo de batalla; eso sin mencionar Europa.-Me soltó, cogió el escritorio y lo lanzó a un lado. Llevé mi mano derecha a mi cuello, respiré agitada porque estaba recuperando el aliento que había empezado a perder tras su agarre-. Pídele a tu padre que convenza a Mikhael de abandonar ésta guerra absurda, y entregue Assiah-repitió lo que dijo en la estancia cuando llegó.

-No sé dónde está mi padre, y es imposible que paren la guerra ahora, Mikhael está luchando en los Cielos y en cuanto termine de patearle el culo a tus compis vendrá a castigar a los humanos que traicionaron a sus hermanos por un poco de poder. ¿Dónde se esconde Luzbel ahora? No se esperaba este drástico cambio, ¿a que no?

   Matty no estaba para nada en estado zen, lo divertido que resultaba ver al hombre así de nervioso y desesperado era algo para recordar. 

-El cuerpo de tu abuelo está escondido en algún lugar-dijo, intentando recuperar la compostura-, mientras no sea encontrado debe mantenerse en otros cuerpos así mismo como debe protegerse después de todo lo que se ha armado.

-Cierto, necesita poseer a otros porque su cuerpo sigue encadenado en algún lugar. La prisión que conocemos como nuestro Cielo sería demasiado obvia para el Dragón, con tantas Guerras Ritual liberaron sólo una parte intangible de él que ni alma llega a ser.-Matty me miró con un evidente interés-. Removieron el cuerpo pero no tengo ni idea de dónde pueda estar encadenado ahora. 

-Al menos te tenemos para que actúes de vasija de nuestra Diosa-dijo con voz serena.

-No he aceptad....

    Me cogió del cuello de nuevo.

-Cuida lo que vas a decir, una orden mía y tu amada Luna se muere finalizando el importante sacrificio que interrumpieron.-Cuando me vi libre lo escupí en la cara, se limpió con una sonrisa en los labios-. Hablarás frente a las cámaras desmintiendo todo lo que has dicho antes.

-No funcionará, nadie hará caso ya a mis palabras. Pudieron calmar a sus borregos aquí en sus preciosos Estados Unidos, pero en el resto del mundo hay levantamientos, ¿no? Lo acabas de decir....

-¡Vas a parar esto ahora!-exclamó.

-Te dije que no voy a poder, no me harán caso. Es muy tarde, y en cualquier momento tendrán que lidiar con lo mismo aquí de nuevo, y esta vez no podrán pararlo-sonreí-. La historia que les contaron para meter miedo ha cambiado, no habrá rapto, no tendrán tiempo de fabricar otra mentira, podré actuar de vasija para quien desees pero será tarde, el apocalipsis es ahora, Matty, para cuando inicies un ritual de transferencia a mi cuerpo, todo habrá acabado.

    Me abofeteó con tal fuerza que fui a parar contra una esquina, pero no me desmayé, no me dejé perder la conciencia porque mi hermana estaba allí afuera esperando por mí.







Ahora 


    Apenas finalizó la entrevista me acerqué a Luna, Matty había ordenado que la pusieran justo delante de mí mientras hablaba. Lloré porque verla de ese modo no podría provocar otra reacción en mí; al menos logré enviar un mensaje en medio de la maldita entrevista, sólo esperaba que Sahar, donde quiera que estuviera en ese momento, hubiese entendido.
    Matty se paró detrás de la silla de ruedas, me obligué a levantar la vista sólo para encontrarlo con el ceño fruncido. Seguí al pendiente de mi hermana pese a que sabía que él no era estúpido y había captado mi código para alguien que no era mi padre; lo vi inclinarse y rodear el cuello de Luna con sus manos, me quedé quieta, un movimiento sospechoso y podía rompérselo.

-¿Qué fue todo eso, Princesa?-preguntó, pero más dirigiéndose a mi hermana que a mí-. Creo que la Big Sista no te quiere lo suficiente, ponerte en riesgo de ese modo no es de hermanas mayores, ¿o sí?-Me miró y sonrió, quitando, para mi alivio, las manos de donde se habían situado de forma peligrosa.

-Hiciste que cortaran la transmisión-dije. Deposité un beso en la frente de Luna al levantarme.

-No le hablabas a tu padre-replicó él sin levantar la voz.

-No, le hablaba a alguien que está en una posición más privilegiada, mi padre está ocupado con otros asuntos, a saber cuáles.

-Otro movimiento en falso y te....

-Deberías saber ya que yo no hago movimientos en falso-susurré, apretando los dientes.

    Mi valentía variaba por instantes, podía enfrentarlo sí, pero también debía saber cuando bajar la cabeza para que Luna siguiera a salvo.
   Su mano derecha se posó en el hombro derecho de mi hermana.

-Tu Luna es muy especial-sonrió-, su sangre me ha dado la inmortalidad. La herencia de la magia de la sangre sólo corre por las venas de algunos de los allegados a Caín, y sólo algunos humanos sobreviven a la transición a vampiro. Soy afortunado, en el pasado muchos murieron cuando experimentamos con vuestra sangre siendo ustedes unas niñas, imagino que hay un truco en todo esto y por tal motivo no funcionó antes, ¿madurez quizás? Al menos en ella, tú no lo heredaste, debes tener otra cosa.

-Soy común y corriente-le aseguré.

-No, te he estudiado y a veces haces cosas, o haces que otros hagan cosas por ti. Puedes convencer a la gente muy rápido.

-¿Y cómo es que no te he convencido de entregarme a mi hermana?-Yo sabía que había algo más en mí. Fui yo quien conseguí que Piotr Strauss se matara.

-Todo tiene su truco. Como los vampiros y su hipnotismo, el que aún no sé usar.

-Eres un neófito, es sorprendente que estés bajo control.

   Matty rió entre dientes.

-Creo que tu hermana me servirá de bolsa de sangre para otros, ya sabes, convertir a....

    Me acerqué a él cogiéndolo de las solapas de su saco.

-He hecho lo que me has pedido e incluso he aceptado ser la maldita vasija de tu Reina del Cielo, pero a cambio a mi hermana no la tocas de nuevo, ¿en eso estamos?

   Matty rió.

-No entiendo tu obsesión por Luna, ese instinto de protección es tan enfermizo-dijo con tono de burla-. Estás enferma, Amanda, enferma.   

   Dorian me obligó a soltarlo y me cogió de la cintura en cuanto hice amago de saltarle encima a Matty quien sonreía orgulloso de sus palabras. Le grité que dejara a mi hermana en paz, podía meterse conmigo todo lo que quisiera pero con Luna nunca más.

-Cálmate-me susurró Dorian en cuanto Matty se fue a reunir con Helena y la conductora del teatrito que armaron para toda la nación-. Espera aquí, ya regreso.

    Volví a ponerme de cuclillas delante de la silla de ruedas donde Luna se encontraba, pero sin dejar de mirar a la maldita familia Carlysle. Dorian le dijo algo a su padre, éste asintió y se marchó de la estancia donde se había llevado a cabo la entrevista, la presentadora se despidió de Dorian y su madre dejándolos a ambos en una pequeña conversación. Hubo un momento en el que Dorian me miró mientras Helena le decía algo.
    Tal vez ella no lo veía, no se daba cuenta de que su hijo ya no estaba bajo ningún control mental en el que ella estuvo de acuerdo que lo sumieran. Una buena noticia para mí que Dorian hubiese roto dicho control, necesitaba un aliado dentro y él estaba dispuesto a hacer lo que sea por mí.
    Regresó a mi lado, me puse a su altura sin soltar la mano de Luna, sentí cómo apretó un poco y sonreí mirándola.

-Al menos me reconoce-susurré.

-Tendrás tiempo suficiente con ella-dijo el muchacho.

-¿Qué quieres decir?-inquirí al no entender el contexto de sus palabras.

-Le sugerí a mi padre que era mejor llevar las cosas en paz contigo si te quería de su lado, que eras de importancia y muy peligrosa. Es mejor tenerte como aliada que como enemiga, así que jugué la carta de hacerle creer que fue su idea el dejarte todo el tiempo que quieras con Luna hasta el momento de tu Ascensión, nos marchamos a Portland ahora mismo.

-¿Nos?-repetí, dubitativa.

-Sí, Amanda-dijo, levantando un poco la voz. Helena, que hablaba por teléfono, desvió la mirada en nuestra dirección -. Joder, acepta de una vez por todas, es lo mejor para ti y tu única opción.

   Teníamos que fingir que seguíamos llevándonos del asco para que no despertar sospechas. 
   Dorian haría de vigilante y le "informaría" a su padre todo lo que pasara durante los días que estuviésemos en Portland; marcharnos al otro lado del país no era tan mala idea, además estaríamos cerca de Maura, Enrique y Drako a quien llamé después de subir a la limusina que nos llevaría al aeropuerto. Él ya estaba de este lado así que nos esperaría en el aeropuerto.
    Me había tomado por sorpresa que la ciudad estuviera desolada en plena tarde, llovía, y no se veía ni un alma por las calles. Los negocios estaban cerrados, miré por la ventanilla la anomalía que era Nueva York en ese momento. Sí habían soldados recorriendo las avenidas, y helicópteros sobrevolando en medio de un día gris.

-La lluvia de sangre de hace rato ha asustado a la gente-comentó Dorian-. Desde la Casa Blanca se ha dado la orden de permanecer en sus hogares hasta que se tenga una respuesta concreta de lo que ocurrió no termine en un peligro para la salud de los habitantes del país. No saben que fue algo que pasó en todo el mundo, los estadounidenses, quiero decir; lo mantendrán así, como también callarán las protestas que se están llevando a cabo en Europa.

-¿Silenciaron esas noticias en las cadenas de televisión?

-E internet, se cayeron las redes, así que retrocedimos unos cuantos años-bromeó Dorian.

    Calmaron los levantamientos aquí, si se llegara a saber que Europa es un caos, que la gente se está yendo contra sus gobernantes por mentirosos y asesinos, Estados Unidos no vería la paz que está viendo ahorita. Pero bien sé que esta calma no iba a durar y que todo terminaba por saberse.
   
-¿Estás seguro de que tus padres ignoran tu despertar?-le pregunté a Dorian, estaba sentado frente a mí y mantuvo abajo la mámpara que podía separarnos del chófer y el escolta que nos acompañaba.

-Creo que puedo mantener mi actuación muy convincente, pude haber sido actor, ¿sabes?-sonrió. Miré preocupada a los dos hombres del asiento delantero-. Son discretos, Amy, tranquila.

-Perdóname si no puedo estarlo, pero trabajan para tu padre-repliqué.

-No dirán nada, no a todos les hacen lavado de cerebro. Yo mismo me encargué de elegirlos, tengo mis razones, confía en mí.

    Desvié la mirada hacia Luna quien iba a mi lado, ¿cuánto tiempo pasaría para que se recuperara del todo? 

-¿Por qué lo haces?-preguntó Dorian, imaginé que era el mismo cuestionamiento que me hizo antes su padre-. ¿Por qué arriesgarlo todo por ella? Pareces olvidarte de ti misma cuando se trata de Luna Giraldo, no temes morir si es por defenderla.

-No tengo miedo a morir, punto-le dije. Pasé mi brazo por los hombros de Luna, abrazándola a mí-. Vio los peores horrores siendo una niña-comencé-, nuestra madre y el hombre con el que ella se casó fueron asesinados frente a ambas, no pude impedir que Luna viera toda esa monstruosidad. Ultrajaron a nuestra madre antes de matarla, eran soldados alemanes a las órdenes de la élite que tu familia preside.-Vi cómo Dorian apretaba los puños, sonreí un poco-. Ese día odié todo y a todos, vi de lo que era capaz el ser humano, y odié llevar el mismo título: ser humano, humanidad. Me prometí que no dejaría que ella se convirtiera en un monstruo, velé por que eso que vio no la transformara, jamás la dejaría portar un arma, jamás la dejaría matar, jamás. Preferí ser yo quien cargara con todo antes que dejar a las sombras tocarla.

-Te convertiste en algo mucho peor que los soldados que fueron por ustedes aquél día-susurró Dorian, asintiendo, entendiendo.

-Soy humana-afirmé-. ¿Hay algo peor, en los días que corren, que ser humano? ¿Hay algo más aberrante? Porque entre aberración y "humanidad" no encuentro la diferencia.

    Llegamos al vacío aeropuerto, Dorian me ayudó a poner a Luna en la silla de ruedas, Drako se reunió con nosotros en la pista de aterrizaje donde nos esperaba un jet privado.

-¿Estás segura de que podemos fiarnos de él?

-No fue a mí a quien le arrebataron a Luna-dejó caer Dorian, subiendo las escaleras hacia el interior del avión.

-No es mi familia quien asesina gente por placer-replicó Drako, quien llevaba a Luna en los brazos.

-Conseguirán que, por primera vez, un viaje en jet de Nueva York a Portland sea largo-comenté.

    Drako se sentó conmigo y Luna, Dorian se quedó a una distancia prudente después de hablar con el chófer de la limusina quien haría las veces de piloto y el otro escolta de copiloto.

-Dorian Carlysle bajo los efectos del MK Ultra, no sé por qué no me convence su despertar-dijo Drako cuando terminé de contarle cómo y cuando rompió el control.

-Seamos cautelosos entonces-susurré-. ¿Enrique y Maura están bien?

-Sí, por suerte Declan estaba con nosotros, pero eran muchos y  cuando vinimos a darnos cuenta se habían llevado a Luna justo en el mismo instante en que cerraron los caminos para orbitar. No pudimos hacer nada, Dec estaba desesperado porque te había fallado y yo....-Sus ojos se situaron en Luna, la dulzura y el cariño mezclados con un poco de culpa poseyeron aquellos ojos.

-Drako, ¿te gusta mi hermana?-pregunté con descaro, el Blood Drynka evadió mi mirada-. En el pasado tuviste un rollo con Sahar, e incluso llegaste a besarme, si esto es una especie de juego para ti....

-En primera, lo de Sahar era necesario, segundo, tú me besaste y desde entonces decidimos actuar como que no nos conocíamos, y tercero, Luna me importa más de lo que crees. No entenderías.

-Si es algo místico prefiero que no me lo digas, por algo preferí desligarme de vuestro mundo hace años.

-¿Cómo te ha ido con eso?-preguntó el muy sarcástico-. Antes no quisiste involucrarte porque tenías tu vendetta y rehusaste a aceptar la ayuda de tu padre, pero no tienes alternativa, Amanda. Ya no, estamos en el mismo terreno, y con las mismas posibilidades de vencer o morir en el intento.

    







    
*

Londres, Reino Unido
 Sahar 

    Habían pasado dos horas desde que hablé con mi hermano, lo último que supe, por parte de Erza quien había salido tras eso, era que nuestros Assassins ya estaban desplegados por toda Europa. La Dekstra había regresado hacía unos minutos; yo me encontraba observando por la ventana las protestas, habían volcado a todos sus efectivos policiales a las calles. Aún no se había tornado del todo violenta, pero se palpaba la tensión y sólo haría falta una acción por parte de un grupo y otro para estallar.

-No hay acceso a internet, cortaron las líneas y ya no se pueden hacer llamadas, ¡joder!-se quejó Erza. La miré de soslayo y decidí acercarme al escritorio-. Seremos ignorantes de lo que ocurra en otras ciudades, Euzma.
-En el pasado no habían teléfonos ni internet, Erza. Se sabía que retrocederíamos un poco, tomaremos Europa a la vieja usanza.

   Logré que se le dibujara una sonrisa en los labios al tiempo que llamaban a la puerta.

-Ya está aquí-dijo, levantándose.

-¿Quién?-La vi dirigirse hacia la puerta.

-Alguien que me encontré en mi reciente salida-respondió y, sonriendo, abrió para darle paso a una joven mujer de ojos verdes que al verme soltó aire que tal vez había retenido del nerviosismo.

   Llevaba las manos en los bolsillos, bajo la luz la piel pálida de sus mejillas se sonrojó un poco.


-Nina-susurré.

-Vaya modo de reencontrarnos, madre.

   Me sobrecogía que me llamara así, y Nina era consciente de ello. Erza se encogió de hombros cuando la miré, debió avisarme con antelación que Nina Alyosha andaba cerca.

-No vuelvas a llamarm....

-Lo sé, pero no me obligues a disculparme y déjame abrazarte.-Dio un paso al frente y yo dos atrás-. ¡Por Dios, Sahar! Somos familia.

-En otra vida, no en esta-repliqué.

-Sigo llevando tu sangre, tus gestos, tu mirada, tu....

-¡A callar!-Me senté y crucé las piernas-. ¿Qué haces en Inglaterra?

-Hay Blood Drynka revoltosos que se están aprovechando de la situación, estoy recorriendo algunas ciudades con la intención de restablecer el orden entre nuestra gente.-Nina se agachó frente a mí, tomó mis manos entre las suyas pese a que intenté que no me tocara-. Erza me explicó lo que intentas hacer, si podemos servirte de ayuda tú sólo ordena y haré los preparativos para acompañarte en esta batalla. 

    Reconocía la determinación en sus verdes ojos, la seguridad en su voz, y sentí el mismo orgullo que me invadió cuando la oí hablar hace años cuando la conocí, antes de saber que nuestras vidas estaban unidas de una manera muy especial y a la que aún no me acostumbraba.
    
-Recuperemos Europa-dije.

     Nina asintió y sonrió.
     Nos dirigimos a la puerta, fue Erza quien abrió y casi nos damos de frente con Ivel y la pelirroja que siempre le acompañaba.

-¿A qué has venido?-solté, girándome al verla pasar por mi lado.
-No me hables así, Sahar, agradece que soy yo y no tu hermano quien casi se pone en riesgo de no ser porque Dante lo pilló queriendo escapar del escondite-dijo la morena, con aparente serenidad-. Todos están a salvo-añadió-, para que Vadhir estuviera tranquilo le prometí que Dante y yo prestaríamos nuestra ayuda. Estamos para eso después de todo, mi familia ya se está jugando el pellejo en los Cielos por qué no hacerlo yo en la tierra.-Su aversión a la idea fue muy marcada-. Los Hassassins están desplegados por toda la ciudad, y antes de que se cortaran las líneas telefónicas Khal logró dar las respectivas órdenes a los que se encuentran en países cercanos, la voz debió pasarse: defender a los humanos a toda costa, dar vuestro apoyo en contra de la monarquía y demás Gobiernos terrenales-informó-. Hay helicópteros allí afuera, y no tardarán en abrir fuego contra la multitud, ya lo han hecho en otras ciudades.

-Ella tiene razón, en Moscú, y en Viena lo hicieron-intervino Nina.
    Ivel miró a Nina con interés y luego a mí, parecía estudiarnos pero no hizo ningún comentario.

-Euzma, hay un enfrentamiento allí afuera-comunicó Erza, se había acercado a la ventana.

   Apenas notó que me dirigía a la puerta se unió a mí y a Nina quien me siguió sin dudarlo. Ivel y la pelirroja tardaron un poco más pero nos alcanzaron en la planta baja. Afuera todo se había vuelto violento, policías y civiles se habían ido a los golpes, incluso se oyeron disparos.
    Extendí mi mano hacia Erza, llevaba mi espada en sus manos y me la entregó, Nina buscó mi mirada, en silencio pidió permiso para intervenir. 
    Era hora de hacer lo necesario.


     

    


   Continuará...