Spin-off

Spin-off

jueves, 28 de abril de 2016

La Cruda Verdad






Madrid, España

Amanda


     Como pude llegué hasta el sofá.
     La cabeza me daba vueltas, y esos recuerdos que acudieron a mí nada tienen que ver con mi infancia, eran muy recientes y se mezclaban con mi lejano pasado. 
    Él me pidió ser la mujer que concibiera a su engendro, me lo pidió ayer y después de hacerlo me desmayé tras la bofetada que me propinó. En estos recuerdos me veo semidormida, ruego entre susurros que me deje, que no me toque, y sólo ríe sin hacer caso. No tengo fuerzas para alejarlo....

-Títa.-Me sobresalté al oír la voz de Vit-. ¿No vienes? ¿Te duele la panza?

-No, estoy bien, a la tía le duele un poco la cabeza. Vamos a empacar.

   La cogí de la mano y subimos juntas las escaleras. Vit era una niña que estaba próxima a cumplir sus ocho años; su padre, Niklaus Strauss me dejó como su tutora legal porque no confiaba en dejarla con su familia, no quería que Viktor estuviera cerca de ella. Algo sospechaba Nick, y no me atreví a preguntarle, ni a contradecirlo a pesar que no me gustaba la niña. Decidí hacerme cargo de ella sólo por irritar a Viktor, y porque Luna le tomó cariño. 
   Era rubia como yo, y tenía mis ojos azules, aunque la mezcla con el adn de los Strauss le daba también una cierta similitud con Niklaus. Para su edad era bastante alta, no aparentaba sus siete años y medio, sentí interés por eso. Un clon que no salió mal como sus antecesores que terminaron muriendo siendo sólo un feto, y otros que yo misma destruí en los laboratorios donde eran resguardados. Su rápido crecimiento debía ser un efecto secundario de lo que es, hace tan sólo un mes que sí se veía como una niña de su edad.
   La ayudé a guardar sus cosas en una maleta, no llevaríamos tanta ropa, en Nueva York le compraría alguna más.

-Tía, ¿qué está pasando?-preguntó, sentándose a mi vera en la cama.

-¿A qué viene esa pregunta?

   Ella se miró los pies que le colgaban de la cama, y empezó a moverlos. Sé que Vit intuye las cosas, nada le pasa inadvertido. Cuando crees que está distraída jugando con algo no es así, está prestando atención a todo lo que pasa a su alrededor, es muy observadora; me miré la mano con que le disparé hace un mes, y luego la observé a ella. No ha hablado sobre eso, no ha hecho ninguna pregunta, pero en el hospital donde estuvo ingresada sí recordó algo que yo le dije, a modo de juego, cuando tenía dos años: Tú eres yo, y yo soy tú. Nunca le he hablado de lo que ella es, y aún cuando intuye que somos como una misma nunca se lo ha mencionado a su abuelo, como si tuviera presente lo que él me hizo y quisiera proteger mi verdadera identidad.
   ¿Me odias porque te recuerdo lo débil que fuiste, tía Amanda? me preguntó esa vez en el hospital cuando Luna nos dejó a solas. No me sorprendió su pregunta, me tenía sin cuidado cómo estaba tan segura de quién era yo; no tenía idea de que era un clon, de eso estoy segura yo. Pero sí sabe que hay algo que nos une.

-Es que papá murió, los tíos Sebastian y Paloma, y la abuela. Y el abuelo ha dicho que fue culpa de un hombre muy malo, que él me los quitó.

-¿Cuando has hablado con Viktor?-inquirí, tenía estrictamente prohibido que quedara a solas con él, bien que se lo dije a Maura.

-Ayer cuando ha salido del hospital fue a casa de la tita Maura, y me llevo chuches.

-¿Dónde estaba la tita Maura?

-En la cocina....

-Maldita sea.

-¿No es malo maldecir?

-Tú no lo hagas, niña. Yo soy mayor y puedo hacerlo-dije, salió algo brusco pero poco puedo controlar mi genio con la niña tan cerca-. Te voy a decir algo y necesito que lo guardes en secreto.

  Vit se llevó el dedo índice a los labios. Shhhhh
   Sonreí al oírla hacer ese sonido, fue adorable. No puedo creer que me halla sacado una sonrisa sincera.

-¿Recuerdas cuando tu abuelo hizo aquella rueda de prensa y habló de lo ocurrido con tu padre, tus tíos, y tu abuela?-Vit asintió-. Tu abuelo mintió, el hombre al que culpa de la muerte de tus familiares es inocente, en parte. Tu padre sí fue asesinado por órdenes de ese hombre, pero tus tíos y tu abuela fueron atacados por tu abuelo.

   Vit se asombró, y su piel adquirió un tono pálido. Luna se enfadará cuando se entere de que le he contado esto a la niña, pero es necesario, ella debe saber. Por años mantuve a Luna en la ignorancia y llegamos a una situación que casi se nos sale de control. Es mejor ir de a poco con Vit.

-¿Por qué?-dijo la niña en un hilo de voz-. ¿Por qué el abuelo haría eso?

-Los adultos a veces hacen cosas malas que ayudan a su propios intereses, lamentablemente es así-expliqué, sosteniéndole la mirada. Y pensando en mis propias acciones-. ¿Por qué no le has dicho a tu abuelo que me sientes muy unida a ti de una forma extraña? Porque es así, ¿no?-me aventuré a preguntar.

    De sus ojos habían empezado a salir lágrimas, gimoteó y se abrazó a mí. No supe cómo reaccionar al momento, pero luego correspondí y la senté en mi regazo.

-El abuelo es muy malo, el abuelo te hizo algo malo yo lo he visto-susurró-. Aquí.-Se señaló la cabeza-. Eras igual a mí, eras tú, Amelia.

   Los recuerdos....

-¿Cómo supiste identificarme en la niña de esas imágenes que veías?

-Tu cicatriz de la muñeca la he visto aunque trates de ocultarla, y cuando jugábamos siempre decías tú eres yo y yo soy tú, creí que era sólo un juego pero después no, después lo veía más claro. Y tuve miedo, miedo de que él me hiciera lo mismo, después el miedo se fue y olvidaba por momentos, tita. Vienen y se van, las imágenes.

    Deposité un beso en su cabeza.

-¿Él lo hizo?-preguntó en un murmullo-. ¿Él hizo que el avión donde iban los tíos y la abuela, se cayera? 

    Suspiré.

-Sí, por eso no fuiste con ellos, tu abuelo te quiere mucho y no quería que te pasara algo. Por eso envió a tu tío Piotr a bajarte del avión.

    Se cruzó de brazos muy enfadada, frunció el ceño, como una mujercita a la fuerza.

-¡No me quiere!-exclamó-. ¡No! ¡Él es muy malo y, yo no lo quiero!

-Hay momentos en que tendrás que fingir que sí para no enfadarlo, por eso te dije que era un secreto.-Bajó la cara, luego me miró y asintió-. Eres una niña, Vit, las cosas de adultos las manejaremos los adultos porque es peligroso, el mundo es peligroso. No trato de alejarte de la verdad, ya te la he dicho y seguiré haciéndolo, pero al mismo tiempo trato de protegerte porque....

   Llamaron a la puerta, le pedí que esperara en la habitación y salí.
   Abrí la puerta y me encontré con la persona que menos esperaba. El detective Portillo se hallaba de pie en el umbral, creí que no volvería a ver a este hombre. 

-Señorita Carlysle, buenas tardes-saludó.

-Señor Portillo, qué agradable sorpresa-dije, haciéndome a un lado e invitándolo a pasar-. ¿Cómo le ha ido?

-Personalmente bien, no es lo mismo en el ámbito profesional-respondió, con sutileza estudiaba mi apartamento.

   Hice un ademán para que tomara asiento, le pregunté si quería algo de tomar, él respondió con una negativa. 
    Vit apareció en las escaleras, llamando su atención, le dije a la nena que subiera al dormitorio y terminara de arreglar sus cosas.

-¿Es su sobrina?-inquirió el agente de Interpol.

-Sí.

-¿Se está quedando con usted? ¿Por qué no con su abuelo?

    Aquí vamos.

-¿Esta es una visita por trabajo?-sonreí.

-No, disculpe. Es la costumbre-aseguró con una sonrisa.

-Sí se está quedando conmigo, soy su tutora legal. Así lo quiso su padre con quien llevé una estupenda relación de amistad; creo que le parecí la perfecta figura materna para la niña.-Portillo se veía algo tenso, asintió-. Pero dígame el motivo de su visita, tengo entendido que el caso del asesino está cerrado, con él susodicho muerto no hay nada qué temer, ¿o sí?

-El caso está cerrado, sí, pero nada me quita de la cabeza que esto es mucho más grande. He intentado hablar con Maura Giraldo y su marido, no han dicho nada de interés pero sospecho que saben más de lo que dicen, mire a Luna Giraldo-dijo, inclinándose hacia adelante en el sofá, mirándome a los ojos con su perspicaz mirada café-. ¿Cómo es que desaparece después de lo ocurrido con Sebastian Strauss, y la hermana y madre de éste? Sebastian era su pareja y ella se esfuma cuando muere en ese atentado al avión donde lo trasladaban, no aparece en el funeral, y encima anda de amores con un hombre que trabaja en el conglomerado acusado de financiar dicho atentado, y otros. Un hombre que trabaja para el principal sospechoso detrás de ese crimen, y otros

-¿Por qué vino a mí con esto, señor Portillo?-pregunté, poniéndome de pie.

-Viktor Strauss no ha querido recibirme, y Luna Giraldo y usted eran rivales....-Sonreí con ironía, escuchando lo que decía-. Creí que querría averiguar qué pasó realmente con su ex, señorita Carlysle. Luna Giraldo sigue siendo, para muchos, un misterio, sospechosa de muchas de las cosas que ocurrieron aquí en Madrid el mes pasado; y yo hablé con ambos, con ella y Sebastian, me contaron algunas cosas que....

-De las que aún duda-dije, él se extrañó-. Luna le contó todo lo que sabía, ¿no es así? El asesinato de su padre y hermana adoptivos, y que las personas que murieron en aquél tiroteo en la iglesia eran parte del grupo detrás de dicho asesinato, a que no me equivoco. También le habló de su niñez, pero supongo que omitió la parte de que tenía una hermana mayor porque sino usted lo habría deducido.

  Iñaki Portillo se echó hacia atrás, despacio. Me observó anonadado.

-Déjeme seguir adivinando: recibió unos documentos el mismo día que Luna Giraldo recibió los suyos, con una información detallada sobre los asesinados ese día en la iglesia, quería discutirlo con ella y saber qué estaba pasando y ella se lo contó todo. Después de eso siguió buscando, indagando, y sus superiores recibieron órdenes de arriba para pararle los pies, a que no me equivoco.

-Un Nuevo Orden, fueron las palabras de Luna-susurró, entrelazando sus manos y frotándolas, nervioso-. Cuando dijo aquello me pareció una locura, pero ¿cómo es que usted...?

-Luna Giraldo es mi hermana menor, he pasado toda mi vida protegiéndola. Protegiéndonos a ambas.-El agente palideció-.Y sí, esto es muy grande. No tiene ni idea de qué tan grande es y cuántos están involucrados.

    Se levantó y se frotó la frente, caminando de un lado a otro.

-¿Qué tan malo es?-Terminó preguntando.

-Malo no lo define, es peor. La verdad terminaría aterrorizándolo, el cómo lo han usado a usted, y cómo vienen usándonos a todos; el mundo está convulsionado, señor Portillo. Gracias a ellos, y a los que se dejaron convertir en ganado. Gente que no ve lo que tiene frente a sus narices, gente adiestrada, idiotizada, que se burla de quiénes han despertado e intentan mostrarles la realidad del sistema en el que estamos viviendo, sistema que ellos defenderán hasta la muerte. Gente como usted.

-Las teorías de conspiración me dan migraña-comentó, sentándose de nuevo.

-De eso se trata, que lo crean una ridiculez mientras se burlan en sus caras. Las señales están en todas partes pero ya están tan ciegos y bien educados que no se preocupan por ver lo que tienen en frente, han sido infantilizados, manipulados, y yo lo sé porque mi hermana y yo lo vivimos en carne propia-dije, llena de rabia.

   Me senté y crucé las piernas.

-Desde el momento en que finalice mi historia, salga de aquí y saque sus propias conclusiones sobre la realidad que le mostraré-continué-. Desde el momento en que atraviese esa puerta, no podrá fiarse de nadie.

    Mi mirada pareció preguntarle si estaba preparado para oír lo que yo tenía que decir, porque asintió con la cabeza.
   
 

  

lunes, 25 de abril de 2016

Caída en Desgracia...








Madrid, España

   Amanda


   Corté la comunicación con el corazón en un puño, encendí la televisión y lo primero que apareció fue la terrible noticia de lo recién ocurrido en Nueva York. Se registraron dos explosiones en el Waldorf Astoria, lujoso hotel conocido a nivel mundial y en el que no preví que Matty se atreviera a ponerlo en la mira de su maléfico juego.
   Él estuvo allí, según lo que reportaban, había pasado la noche tras un largo día de ruedas de prensa y almuerzos de beneficencia. Lo trasladaron a un hospital, salió herido, a propósito. Si me preguntaran, respondería sin dudar que él no estaba dentro del hotel cuando éste estalló. Lo hacía todo por ganar la simpatía del público, o la del diablo al hacer esto en su honor: sacrificios humanos, más sacrificios humanos, le oí decir a Sahar.
   Me senté e intenté mantener la calma, habían cosas que llegué a omitirle a Luna. Nuestro árbol genealógico estaba maldito.

   Cuando Luna me preguntó por la herida que tengo en la frente decidí mentir porque terminaría preocupándola si le decía la verdad.

   Él estuvo aquí. El caballero de la noche. Príncipe de las Tinieblas. El Caído. El reptil del árbol. La serpiente embustera. El rey del engaño.
    Para mí, abuelo.
    Apareció por casa el día antes, yo andaba botando chispas por la noticia que rondaba las páginas de cotilleo de todo el mundo: mi hermana se había liado con Drako en una fiesta, no fue más que un beso, pero aún así me enfadaba la situación. Supuse que era una forma de lidiar con su dolor, como lo ha venido haciendo todo este tiempo, sólo que con algo que no le hiciera tanto daño como alcoholizarse o intentar quitarse la vida. Sumada a esa noticia estaba el otro asunto ocurrido en Francia, todo me tenía cabreada, y eso lo atrajo a mí. Eso además de la sangre.
   Me había metido al cuarto de baño para ducharme y salir a buscar a Vit en casa de Maura, la dejaba allí de vez en cuando. Además de que me encontraba ocupada con mis asuntos, no me acostumbraba a ver a la niña a los ojos. La experiencia traumática de mi niñez volvía en ella. Mi clon.
    Me vestí tras salir y lo encontré con una copa en la mano, el saco en el perchero, vestía un traje de chaleco gris con una rosa negra en la solapa.
   Me sentí extraña en su presencia, no era miedo, me sorprendió ver a aquél hombre en mi salón pero no tuve miedo. Será porque prácticamente ya lo vi a los ojos, en los ojos de los que nos dañaron la infancia a Luna y a mí. Será porque lo encuentro en los míos cada vez que veo mi reflejo en el espejo.
   Tenía una profunda mirada que calaba hondo, su pelo oscuro peinado de forma elegante. Mostraba seguridad, egocentrismo, dueño de todo lo que le rodeaba. Lo que no era un error si consideramos que este mundo es su reino.



-¿A qué debo tu visita?-le pregunté.

    A él le extrañó mi pregunta, probablemente porque esperaba más asombro de mi parte. Lo cierto es que no llegué a permitir que la sorpresa se reflejara en mi rostro.

-Hola, pequeña Amelia-empezó por saludar. Claro, después que se ha puesto cómodo-. Curioso que supieras quien soy sin necesidad de preguntar.

-No es tan curioso cuando la sangre y las malas energías son reconocibles-sonreí, intentando ser amable-. Cassul me habló de ti tiempo atrás, creo que intuía que tarde o temprano te acercarías a mí o a Luna. 

-Sí, tu hermana pequeña.-Dio un sorbo a su bebida-. La he visto anoche en un evento de beneficencia, no me acerqué a ella, tranquila-agregó con rapidez al ver que me puse tensa-. Vine porque mi tiempo en este cuerpo se está acabando y lo último que quería, antes de esfumarme y dejar las cosas en manos de mis lacayos, era verte frente a frente. 

    Caminó hacia mí a una velocidad que si bien apenas supe de él, pude distinguir la elegancia en su rápido andar. Lo tuve a escasos centímetros de mí.

-La mirada de una asesina que haría lo que fuera por proteger a su pequeña hermana.-Su voz era un embrujo para quien la escuchara, tenía un tono etéreo similar al de Sahar. Caía como seda acariciando tus oídos-. No existe en este mundo quien pueda negar que eres mi sangre, pequeña, eres el monstruo sutil, capaz de ganar la simpatía de su enemigo en un segundo para luego clavarle la espada y desangrarle lentamente. Todo con la excusa de proteger, pero sabemos que no, ¿verdad? Que no te importa la vida humana desde el segundo uno en que viste que a ellos no les importa la vida de nadie, que se destruyen entre sí, que son estúpidos y egoístas.


-¿A qué quieres llegar? No soy de oído fácil como Eva. 

    Soltó una carcajada, me estudió con la mirada y dio otro sorbo a su bebida.

-Quiero tu cuerpo, quiero que concibas a mi hijo, ese para el que mis lacayos están preparando todo. 

    Enarqué una ceja, recordé que Viktor intentó persuadirme de tomar el liderazgo de la Triada porque Matty y Lucrecia no eran aptos para llevar ese cargo.

-Creí que eso ya estaba hecho, hay tantos rumores que apuntan a la familia real británica que no sabía qué creer. Además, el pequeño Georgie me resulta raro, muy tú-me burlé. 

-Ellos son el vehículo para otra cosa, a ti te quiero para algo definitivo.-Yo no soy muy religiosa, nunca lo he sido pero sí sabía ciertas cosas sobre las historias narradas en ese libro y en todas sus versiones él terminaba encerrado. Aunque si hablamos de "encierro" él ya lo estaba, o al menos su verdadero cuerpo-. Adelanté cada escenario, la iglesia manipuló cada palabra del libro que "Dios" inspiró, para su conveniencia, para mí conveniencia porque su iglesia es mía, todo está servido. Mira el mundo, conoces a sus habitantes, corrompí su creación y no tuve que moverme tanto ni engañar demasiado. Y ahora requiero un nuevo cuerpo, una nueva vasija que vendrá de ti.-Intentó tocar mi vientre, le di un manotazo y no recuerdo nada más después de la bofetada que me dio como respuesta y de la cual me quedó una herida en la frente al caer al suelo y golpearme.

    Debió hacerme algo, sé que me hizo algo, lo siento. Lo sentí cuando desperté en mi cama, tarde en la noche. Tenía varias llamadas perdidas de Maura, pero yo no me hallaba, no tenía ni idea de qué pasó después; me sentí sucia aún viéndome limpia. Me sentí como cuando Viktor Strauss abusaba de mí siendo muy niña.
    No quería pensar en la posibilidad de que él me....

   Y ya hoy no podía permitir que Luna lo supiera, por eso mentí. Por eso dije que fue un accidente de auto perpetrado por Piotr.

-¿Tía Amy?

   Quité la mirada de la pantalla de la televisión. Vit pasó su manita por su rubio cabello, en la otra sostenía su osito pegado al cuerpo.

-Dime.

    No solía quedarme viéndola tanto rato, no podía, me venían feos recuerdos.

-¿Puedo quedarme contigo tooooooda la semana que viene?-preguntó con ese acento alemán que no la abandonaba por nada del mundo.

-La pasarás mejor con Maura y Enrique, yo soy muy aburrida. ¿No te parece?

    Ella negó con la cabeza.

-Somos iguales-dijo de pronto. Yo aún no había tenido esa conversación con ella, no le había explicado lo que ella era y Maura insistía en que no lo hiciera porque Vit era una niña normal, con pensamientos y opiniones propias. Y era posible que si le salía con que era un clon mío se confundiera; pero ella era inteligente e intuía las cosas-. Extraño a mi papá-suspiró, cambiando el tema-. Y al tío Príncipe, y a la abuela, y a la tía Paloma. Y a Luna

     Volví a mirar las noticias. Y tomé la decisión sin pensármelo mucho.

-¿Quieres ver a Luna, Vit?-pregunté, y sin esperar respuesta añadí-: Iremos a verla, preparemos tu equipaje.

   Vit corrió escaleras arriba, yo di un paso y todo a mi alrededor giró. Caí arrodillada al suelo con el corazón acelerado, la ganas de vomitar se hicieron presente.

-No....-musité ante las imágenes que se presentaron como flashes, recuerdos, horribles recuerdos....







miércoles, 20 de abril de 2016

Eslabón(es)






Nueva York, Estados Unidos
Luna

   
    Pasar la noche en vela, inquieta, pensando en lo ocurrido durante el día me dejó más agotada que cuando se corre una maratón. No podía quitar de mi cabeza la imagen de Bastian frente a mí en esa calle llena de niebla; todo fue raro, todo está siendo raro en mi vida, en un mes dio un vuelco. Y para bien o para mal me tocaba lidiar con lo que se viniera.
  
 Ayer, después de que Faye se marchó me encerré en mi habitación, no quería hablar con Drako, y ésta mañana tampoco sentí ganas de hacerlo. No dejaba de preguntarme por qué razón veía a Sebastian en él, en sus ojos, como si estuviese encerrado allí. ¿Por qué sentía al hombre que amaba en éste hombre? 

   Habló con Amanda esta mañana antes de marcharse a SaharGlobal, mi hermana mayor me solicitaba pero me negué a hablar con ella. Ya le hice mucho mal con mis acciones y mis palabras, no quería estropearlo de nuevo porque sé que si entablábamos una conversación terminaría diciéndole alguna pendejada. Me conozco, hoy ando muy abajo, tocando fondo y sé que terminaré pagándolo con alguien. Y para eso, mejor hacerme sufrir a mí misma.
    Cogí una botella de brandy y me serví en un vaso de cristal, justo cuando iba a dar el primer sorbo vi cómo me era arrebatado y lanzado contra la pared, haciéndolo añicos. La sombra culpable de aquello tomó forma: mi rostro, mi cuerpo, aunque con una presencia implacable, cosa que estoy segura, yo no proyecto.

-¿Sahar?

-¿Qué haré contigo, Luna Giraldo?-preguntó, moviendo la cabeza de lado a lado. Fue como verme en un espejo mientras me hacía la misma pregunta.

   Salí de detrás de la barra del bar en el mismo instante en que una mujer salía del elevador, era la primera vez que la veía por allí. Vestía ropa blanca, parecía un uniforme. Se detuvo en seco, Sahar siguió mi mirada dando media vuelta; los ojos azules de la mujer pasaron de mi hermana a mí en cuestión de segundos. Si ya de por sí su piel era blanca, ahora había pasado de ese color al pálido. Podía apostar a que se desmayaría.

-Buenos días, Gwyneth-saludó Sahar-. Es la mujer de la limpieza, viene los Miércoles-me explicó.

-Bu...buenos días, señorita Bélikov-tartamudeó la inocente, mirándonos a las dos.

   La razón era bastante obvia: Yo era nadie, junto con Amanda, una de las hijas inexistentes del hombre que le pagaba. Sólo Sahar era conocida entre los más cercanos socios y trabajadores de Cassul quien ante el mundo tomó el nombre Vládimir Bélikov.
   Así que no es nada raro que la mujer quede en shock después de ver, no a una Sahar sino a dos. Sabe de ella por las pocas veces que Sahar ha pasado fuera de Providencia.

-Ella es mi hermana, Gwynie-le dijo Sahar a la mujer-. Me encargaré de que te paguen más, porque esto, como muchas otras cosas que has visto, no puede salir de acá, ¿entendiste?

    La mucama asintió y se perdió a ocuparse de sus asuntos.

-Vamos a volver loca a esa pobre mujer-susurró Sahar más para sí misma.

-A mí me sorprende que le sorprendiera mi presencia, ¿acaso no ve las noticias?

-Es probable que pensara que eras yo con otro nombre, recuerda que los medios no me conocen.

   Se sentó en el sofá y me llamó a su lado, preguntó por Drako a medida que me acercaba. Tomé asiento diciéndole que él ya se había ido al corporativo.
    Cruzó las piernas y me miró detenidamente. Debe tener la misma impresión que yo, no todos los días te sientas a hablar con una hermana de la que hasta hace poco no sabías que existía, y que encima es idéntica a ti. 

-Es la primera vez que estamos a solas, la última vez Declan y Faye nos acompañaban, todo fue muy rápido. Y tuvimos que intercambiarnos-dijo, pensativa-. Es un placer conocerte, Luna, oficialmente.-Me extendió la mano, la estreché con una leve sonrisa en los labios-. Una pregunta, en la gala benéfica a la que asististe con Drako, ¿hubo alguien que buscó abordarte? Alguien que no fuese el guapo escolta.

-¿Tú también?-resoplé, hastiada. Faye había bromeado sobre eso el día antes-. No, nadie me abordó, ¿por qué preguntas?

    Negó con la cabeza mirándose las manos.

-Lamento lo que pasó con tu novio, lo siento muchísimo.-Levantó la mirada. Intuí que, por mucho que lo sintiera, era un intento por cambiar el tema-. Sabes, no me gusta mentir, soy la clase de persona que piensa que la verdad es la mejor forma de proteger a alguien que quieres, y no es que te quiera, no todavía-se apresuró a explicar. No pude evitar reír, era cómico verla siendo tan sincera. Obvio que todavía no me quiere, somos hermanas, pero apenas hemos hablado-. Si pregunté lo que pregunté fue porque hay alguien rondando las altas esferas, alguien con una poderosa influencia. Un hombre que es posible, esté interesado en acercarse a nosotras. Quiero que te andes con precaución, alerta.

-¿Cómo es él? Si lo veo....

-No es tan sencillo, puede tomar cualquier cuerpo, es posible que ya haya cambiado. Pero...-pensó un momento, como tomando una decisión-. Espera aquí.

    Fue a la cocina, me giré en el sofá, me puse de rodillas y la vi revolver algunas cosas. Estuvo de pie en el fregadero, cuando se volvió para regresar a su lugar a mi lado venía con un bol de cristal lleno de agua. Lo puso sobre la mesita de centro.

-Mira-dijo, pasó la mano izquierda por encima del recipiente y apareció el rostro de un hombre joven, pelo negro, mirada penetrante de ojos oscuros-. Tomó como nombre mortal Isaak.

    Quise preguntarle quién era en realidad, si Isaak era un nombre falso, cuál era el verdadero. Pero me sentía agotada por tanto que me tocaba procesar, ya tenía demasiado encima, y este hombre, tenía la sensación de que este hombre era más que una "poderosa influencia". Si entre ángeles, y el mismísimo Caín me veo, no vaya a ser el Diablo el que acaba de mostrarme Sahar.

-Gracias por lo que haces, a pesar de no quererme-sonreí. Ella se encogió de hombros, no se veía dispuesta a hablar sobre el tal Isaak de forma voluntaria. La dejé tranquila-. Mientras estuviste en ese lugar al que Viktor Strauss te llevó, ¿te hicieron pruebas? ¿Te sacaron sangre?

-Sí, pero me temo que no encontraron lo que buscaban-respondió-. Hay algo místico en quiénes poseemos este "don" de inmortalidad.-Hizo comillas en el aire con sus dedos cuando dijo don, lo detesta porque el gesto fue acompañado de una mueca de amargura-. Las personas que lo deseen deben beber nuestra sangre, y no todas sobreviven a ello. Y quiénes sobreviven se convierten en seres demoníacos con sed de sangre, por así decirlo. Creo que en vuestra literatura los llaman ¿vampiros?

    Enseguida me vino a la mente Drako, y su actitud tras morderme el labio inferior hace dos noches. Huyó. Y el libro que Sahar le obsequió a modo de broma, Dracula de Bram Stoker.

-Nosotros los llamamos Caín, porque vienen de papá-añadió, mirándose las uñas pintadas de negro-. Si te soy honesta, yo no he probado dar de beber mi sangre a alguien. Ni siquiera por diversión, y eso que soy un poquillo malévola ¡eh!-Me guiñó un ojo y descruzó las piernas, apoyó el mentón en su mano-. A la primera y única persona que quisiera tener a mi lado por toda la eternidad es Faye, no compartiría esto con nadie más. Llámame egoísta.


-¿Por qué? Si te entiendo, que más quisiera yo que tener a Bastian a mi lado justo ahora-susurré, asimilando poco a poco lo que recién me ha contado. Ya nada podía sorprenderme, o tal vez no estaba de humor para ello-. A mí y a nuestra hermana Amanda también nos hicieron estudios cuando éramos unas niñas. En nuestro caso, la sangre que nos sacaban para practicar pruebas en otros humanos, terminaba matando a estos.

-Ustedes son mortales, pero vuestra sangre sí les hace daño a los humanos, eso es raro-reflexionó Sahar.

-¿Qué significa que murieran al inyectarse nuestra sangre si no somos inmortales como ustedes?-le pregunté-. ¿O que mueran al no beberla directamente de Cassul, por ejemplo?

-Tal vez Amanda y tú sí puedan vivir para siempre, hará falta algún ritual como ocurrió con Vadhir. Sobre lo otro, no estoy muy segura, tendrías que preguntarle a papá, pero ya te digo que hay mucho misticismo y no es lo mismo que el inmortal te dé a beber su sangre, a que te la inyecte otro ser humano; aunque estoy segura que tarde o temprano encontrarán la forma de manejar eso, y no tendrán que necesitar a nuestro padre. 

-A menos que ya hayan encontrado la forma de aislar lo que hay en nuestra sangre, que los mata. Están ansiosos por tenerme, es como si estuvieran seguros de que yo pudiera darles lo que buscan.

    Sahar se encerró en sí misma, mis palabras la pusieron a pensar. Y es que la posibilidad estaba echada sobre la mesa.

-Faye lo averiguará, está aquí para eso-dijo al final-. Se infiltrará en las filas de Matthew Carlysle.

-¿No es peligroso eso?

-Confío ciegamente en ella, como estoy segura de que tú confiarías en Sebastian.

    Imité la pose que ella había tomado minutos atrás, con el mentón apoyado en la mano, y asentí. Sé que mi cara se llenó de tristeza.


-Lo siento si he dicho algo malo, en serio-se apresuró a decir. Me reí, y la calmé diciéndole que todo estaba bien-. ¿Amanda te ha hablado de Vadhir?

-Lo mencionó vagamente-contesté, mirando el bol de agua. La imagen del hombre terminó por desaparecer.

-Él se parece a ella y a mamá, es rubio ojiazul. A los ojos de papá es como Amanda, ya sabes, la oveja negra de la familia; nunca estuvo de acuerdo con la forma de proceder de papá, y éste me dejaba muy poco estar a solas con él, controlaba nuestras conversaciones. Pero nos llevábamos bien-contó, y se volvió hacia el bol-. ¿Quieres verle?-Asentí e hizo lo mismo que había hecho antes. Pasó la mano por encima del bol y enseguida se reflejó el rostro de un muchacho acostado en una cama, dormitaba-. ¿Ves?-sonrió Sahar-. Nuestro hermano.

  A Sahar le brillaban los ojos, creo que estaba contenta por enseñarme a ese otro hermano que yo no conocía. Un hermano que nació junto con ella horas antes de mi nacimiento. Trillizos, y dos tan idénticas como dos gotas de agua.
   Y pensar que Cassul no supo de mí existencia hasta mucho tiempo después. Por lo que sé, él se marchó con los que creía solo gemelos y dejó a mi madre y a Amanda a su suerte en compañía de otro hombre. Gaspard Argent, mi otro padre por adopción.
   Vadhir dormitaba.

-Está en un sueño profundo, Faye dijo que aquí lo llamaban: coma. 

-¿Por qué? ¿Cómo llegó a estar en ese estado?

-Enfrentó a nuestro padre, y lo retó a duelo, papá ganó y para castigar su traición le cegó la vida en ese sueño. No está muerto, creo que es peor.

    La culpabilidad se reflejó en su rostro.

-Yo no lo apoyé, en ese tiempo mi lealtad era para con mi padre. Le respetaba y obedecía, ahora no sé qué pensar o creer; sé que estoy enfadada con él por haberme arrebatado ésta familia, por haberme ocultado que Amanda y tú existíais. Pero no me veo capaz de levantar mi puño contra él como lo hizo nuestro hermano, o como lo haría Amanda.

-No digas que no te ves haciéndolo, porque me da la impresión de que lo has pensado.

    Sahar se puso de pie, se frotó la frente con los dedos y volvió a encerrarse en sí misma. Caminó por el salón, silenciosa. Imaginé que pensaba en la rubia; Cassul no la quería con su hija, y no creo que haya superado eso, aunque les permita andar juntas alguien como él seguirá pensando que es algo de momento. Algo no muy serio para su hija predilecta.

-Una vez, ahora lo recuerdo-comenzó, levanté la mirada hacia ella-. Cuando Faye llegó a Providencia y tuvo que pelear contra él para quedarse, fue la primera vez que sentí rabia por lo que estaba haciendo. Por el daño que le estaba causando, fue tanto así que me dio por salir del recinto y no observar la prueba-decía, cruzando los brazos-. A Faye la sentí mía desde el primer momento en que cruzamos miradas, y desde antes.

-Entiendo, si él le hiciera algo tú....

   No terminé la frase, Sahar movió la cabeza afirmativamente. Sabía lo quería decir.

   Cambié de tema para quitar la tensión que se había instalado en el ambiente.
    Vimos una película juntas. Y pasar el rato así como si no pasara nada más, como si el peligro ya hubiese pasado, era relajante; ¿quién puede culparme de intentar pasar un ratito tranquila? ¿No es por eso por lo que Drako me trajo aquí? ¿Para evitar pensar en todo lo que estamos enfrentado y nos tocará enfrentar? Evitar sentir dolor, cerrarme en banda.

-Ya regreso-anunció Sahar.

    Subí las piernas en el sofá viendo cómo los zombies salían de un lado y de otro. Siempre me han resultado graciosos estos personajes, verlos caminar es divertido, comer carne humana, no tanto. 
    Sahar venía con una portátil en la mano, la puso en el lugar donde antes estuvo el bol y la abrió.

-A finales del año pasado Faye me enseñó a hacer llamadas por skype-dijo. Y antes de presionar cualquier botón, me observó-. Has estado evitando hablar con Amanda, ¿por qué?

    Faye tuvo que haberle comentado algo. Había pasado la noche con ella, alguna cosa le habrá comentado la rubia.

-Tengo miedo de herirla más de lo que lo he hecho, no soy buena compañía para nadie, Sahar. 

-Pero te hace falta, lo veo, lo percibo. No sé si es por ser gemelas, o hermanas, o las dos cosas-rio-. Tenerlas en mi vida tal vez me habría hecho diferente a quien soy ahora, yo era vuestro eslabón perdido en esta cadena hecha con sangre, que sin así quererlo nosotras, se rompió. O la rompieron.-Se refería a Cassul, y su error de separar a nuestra familia-. ¿Amanda?

    Me sorprendí al ver aparecer la imagen de mi hermana mayor en la pantalla de la portátil cuando Sahar apretó un botón.

-He escuchado, y cariño, nunca. Escúchame bien, nunca harías nada que me hiriera; quien debería temer soy yo, he cometido tantos errores. Comenzando por alejarte de mi lado, pensando que así estarías más segura.

   Amanda lucía desolada, entonces noté algo en su cara, una herida en su frente apenas visible.

-¿Ame, qué te pasó?-la interrogué.

-No es nada, un accidente en el coche. Piotr es mi único sospechoso.

-¿Pero estás bien?-intervino Sahar.

-Sí, sí, ya se lo haré pagar. Me preocupaban ustedes, tú encerrada en no sé dónde, y Luna besándose con Drako.

-¡Qué no ha sido nada!-exclamé.

   Amanda y Sahar soltaron una carcajada, al mismo tiempo se escuchó un estallido. Todo se sacudió.

-¿Qué ha pasado?-preguntó Amanda, alarmada-. ¿Luna? ¿Qué ha pasado?

    Sahar y yo habíamos corrido hacia la ventana, la gente corría por las calles adyacentes. Algunos bajaban de sus coches, el terror se apoderó de la ciudad; volví a situarme frente al ordenador.

-Algo acaba de pasar, Ame-le informé-. Yo...

-No te atrevas a moverte de donde estás, Luna.-El tono que usó fue como el de una madre advirtiendo a su hija que si desobedecía sería castigada.

-Sacrificios humanos, más sacrificios humanos-le escuché decir a Sahar-. Somos eslabones de una cadena-dijo, volviéndose-. Debemos permanecer juntas, pase lo que pase nada debe rompernos, nada. 

-Sahar......-Me di la vuelta al reconocer la voz de la rubia-. Waldorf Astoria.... Auto atentado....

    Mi hermana no tardó en llegar a su lado, Faye estaba malherida. Tenía sangre en su rostro, y una mano en el costado izquierdo cubriendo una herida. Cayó arrodillada, aún cuando Sahar la sujetaba por la cintura.
     Se oyó una segunda explosión, y todo se estremeció.
     ¿Cuántas muertes más?
    Miré a Sahar, y fui a ayudarle. Faye se veía bastante mal, sólo rogaba por que no pasara a más. Por que la sangre, en este caso, fuese más el escándalo que una señal de su pronto deceso.
     El rostro de Sahar era un mar de consternación.

-¿Qué nos están haciendo?-susurré.

-Control por medio del terror....-dijo Amanda desde la portátil-. No les importa cuántos inocentes mueran, sino controlar a los que dejen vivir. 

   Apreté la mano de Sahar, y entre las dos levantamos a Faye para llevarla a una habitación. 
    Que no muera, sé lo que es perder a quien amas. Y sé lo que Sahar sufrirá, no podía dejarla sola, y podía asegurar que, después de esto, Amanda no dudaría en tomar un avión para reunirse con nosotras.



   
     



 
    

   


lunes, 18 de abril de 2016

(Diabólicas)Conexiones





   Nueva York, Estados Unidos

Sahar


    Me quedé a dormir con ella, a veces me daba miedo dejarla sola. 

    No estoy acostumbrada a eso. Sentir miedo.
   Faye Vesper había cambiado muchas cosas en mi vida, me hacía vulnerable cuando fui entrenada para ser fuerte, para no dejarme vencer por nada ni por nadie, para no tener debilidades. Y no las tenía, salvo una. Ella.
     La observé, dormitaba con la sábana cubriéndole el culo. Tenía la espalda y las piernas descubiertas, la cara hacia mí, los ojos cerrados con el rubio cabello ligeramente alborotado; sonreí, quise tocarla, pero me abstuve y me levanté con cuidado.
     Faye estaba rendida, agotada por el viaje y por lo ocurrido antes de subirse al avión. Cuando la vi desfallecer, cuando la vi sangrar entré en pánico porque intuía la razón del desmayo, al Declan confirmar mis temores sentí que era yo quien moría poco a poco por dentro; los humanos son tan frágiles.
   Cogí del armario una de sus batas negras de seda y salí al salón, me sentía ¿agobiada? Agobiada sí, esa es la palabra, algo que antes de ella no había experimentado. Ni siquiera cuando mi padre hizo caer a mi hermano en ese sueño en el que está sumido; supongo que Luna debe estar en serio fatal como para que Faye considerara, al fin, la idea de ser inmortal. 
    Me senté en el sofá y observé el aparato donde la gente de este lado ve las noticias, no sé cómo puedo olvidar el nombre: Televisor o algo así. El control estaba en la mesa de centro al lado de una carpeta negra, me decidí por coger la carpeta. Iba a abrirla pero oí un ruido que venía del dormitorio, me levanté de un salto dejándola donde la encontré; abrí la puerta y encontré a Faye gimiendo en medio de una de sus pesadillas, despertó antes de acercarme a la cama. Una leve capa de sudor cubría su rostro, me miró y apretó la mandíbula, se cubrió el rostro y rompió a llorar.

-Maldita sea...-sollozó-. Maldita sea, maldita sea...

   Me senté en la cama, la atraje hacia mí y deposité un beso en su sien.

-Ya pasó, Vesper, ya pasó.

   Se le había hecho difícil lidiar con sus recuerdos. 
   Hace ocho años más o menos, tras volver de un viaje vacacional que había hecho a Italia, Faye iba camino a casa de sus padres y lo que encontró al llegar la ha acompañado desde entonces. 
    Su familia fue asesinada de una forma atroz.
    Hay asesinos, y lo siguiente. Monstruos.
   Los cuerpos descuartizados de sus padres, y hermano. Eso ve cuando duerme.
   He indagado en sus pesadillas, la primera vez que lo hice terminé vomitando y sintiéndome impotente por no haberla conocido antes, por no haber podido evitarle aquello. Es difícil verla decaída, pero hay un trasfondo fuerte, una mujer decidida que defiende con uñas y dientes a quien ama, y estos instantes no son una muestra de debilidad, son todo lo contrario, son prueba de lo grandiosa que es, de lo fuerte que es mi hermosa Vesper.  

   El silencio nos abordó y nos miramos la una a la otra acostadas frente a frente. Su alma estaba en calma, la tormenta había amainado, y la mirada en sus ojos grises era un beso dado como la primera vez; una sonrisa se deslizó por mis labios y como acto reflejo, la misma, apareció en los de ella. 
    Follábamos sin tocarnos. Nos cuidábamos el alma del mismo modo en que lo hacíamos cuando nos perdíamos en el cuerpo de la otra.

     Se quedó dormida poco antes que yo, y despertó poco después. Eran las ocho de la mañana de un día que brillaba por la ausencia de la luz del sol. Llovía a raudales.
   Volví de la ventana, me había asomado para observar aquella maravilla, aquel milagro. La lluvia
     Besé su hombro.

-¿No piensas levantarte, Faye?-le pregunté. Volvió la cara-. Esto es por tus sueños-añadí, entendiendo que se sintiera indispuesta.

-Algo así, me enferma tener que recordarlo, no quiero más sangre-susurró-. No quiero más sangre, Sahar.

   La abracé cuando se sentó para buscarme y rodearme con sus brazos.

-Cuando todo acabe nos alejaremos de ésta vida, te lo prometo, ya no te perseguirán tan amargos y perturbadores recuerdos. Me encargaré de eso.

   Besé su frente y salí de la cama.
   Escuché un sonido proveniente de su estomágo, solté una risita.

-Joder, no te burles, morena ¡qué tengo hambre! No he comido nada desde el desayuno de ayer-se defendió entre risas. Hice una seña con el dedo índice, lo llevé a mi boca, a mis labios y luego señalé hacia abajo, entendió al instante-. Pervertida-rió.

   Salí de la habitación en compañía de la dulce melodía de su risa, ella me alcanzó al terminar de vestirse con un pantalón de chándal y una sudadera negra ceñida. 
    Cogí su móvil que acababa de dejar en la barra de la cocina, siguiendo cada uno de sus movimientos con la mirada. 

-Bien puedes pedir que nos traigan el desayuno-le sugerí, viendo cómo sacaba algunas cosas del refrigerador.

-Me gusta cocinar.

-Lo sé, sólo decía-sonreí, poniendo uno de esos juegos que tenía en su teléfono. Me había enseñado tiempo atrás.

   Encontré uno sobre unas aves a las que se les veía muy enfadadas; al principio me resultó un poco aburrido por la temática. Minutos después no podía salir. 
    Faye cantaba mientras cocinaba, había encendido el reproductor cuya música dejó a un volumen moderado. Ni idea de quién era la intérprete.

-Faye, ¿puedo hacerte una pregunta?-Soltó un "ajá", dejando caer miel sobre los panqueques-. ¿Qué es lo que cabrea tanto a éstas aves?

   La música paró, quité la mirada de la pantalla del móvil mirando alrededor, extrañada por el abrupto silencio. Terminé por posar los ojos en ella que se había quedado observándome.

 
   Así como minutos atrás la música inundaba el espacio, lo hizo su carcajada. Faye volvía a reír, me gustaba que lo hiciera la cuestión es que no entendí el motivo de su risa, hasta que miré la pantalla del móvil de nuevo.

-No te burles, lo he preguntado en serio-me quejé, saliendo del juego y dejando el móvil en la barra.

-Lo sé, lo sé, eso es lo adorable-dijo, secando las lagrimillas que le salían a causa de la risa.

-Me alegra ser motivo de tu diversión.

   Faye me pasó el desayuno, depositando un dulce beso en mis labios antes de dirigirse a la sala para coger la carpeta negra que tenía en la mesita de centro. Volvió y se sentó a mi lado, se me escapó un gemido por lo rico que encontré el desayuno.

-Adoro cuando haces esos ruiditos-sonrió, su marcado acento la hacía adorable a ella. Pero prefería no decirlo en voz alta, y disfrutar de su voz, disfrutar a la sonriente mujer que se hallaba ante mí, después de la nochecita que pasó. 

    Le guiñé un ojo, ella se mordió el labio inferior y se concentró en la carpeta.

-¿Qué es eso?-pregunté.

-Drako me la entregó ayer, es información sobre Matthew Carlysle.

-¿Acostarte con él está en tus planes?-La pregunta me salió como si fuese un tema más.

-Si llego a ese punto lo dormiré con algu.... Mira.-Comenzó a poner varias fotografías sobre la barra-. Este es el instituto RK, donde tus hermanas estuvieron cuando eran niñas-dijo, señalando una de las fotos que había puesto en la esquina superior de un grupo de veinticinco, en total. Era una mansión gigantesca-. Desde la entonces conocida CassulTech. se financió al instituto, sin tu padre saberlo-agregó, leyendo unas notas de una pequeña libreta que se hallaba dentro de la carpeta-. Los Carlysle también pusieron su parte, ¿qué clase de atrocidades practicaban allí?-preguntó, observando una fotografía de cuerpos mutilados.

    Miré las fotografías en blanco y negro, pasando por las que estaban a color, con detenimiento.

-¿Te fijaste? Éste hombre aparece en varios eventos de importancia, en distintos años, hasta la actualidad-señaló, haciendo lo mismo con el dedo-. ¿Es uno de los convertidos por tu padre? ¿Otro inmortal bebedor de sangre?

    El hombre al que se refería lucía exactamente igual en todas las fotografías, joven, distinguido, siempre en un segundo plano entre hombres de poder; tenía el pelo negro y bien peinado, un porte elegante y una mirada fría, profunda que traspasaba la imagen y cobraba vida.

-Este hombre vivió antes que mi padre, Faye-dije, tomando la fotografía más reciente. Lo supe porque aparecía al lado de Matthew Carlysle y otros políticos en el evento de beneficencia de hace dos noches, al que Luna y Drako asistieron-. Siempre tan fotogénico-comenté.

-¿Sí le conoces?-preguntó, dejando de lado la libreta.

-Conoces la verdadera identidad de mi padre, pero ¿conoces la historia de cómo fue concebido?

-No soy fiel admiradora de la biblia, por ustedes he aprendido que no todo lo allí escrito es verdad.

   Enarqué una ceja, asentí.

-A veces encuentras información oculta y revelada al mismo tiempo, y luego sí, hay algunas mentiras, información manipulada a conveniencia de los humanos con complejo de dioses.-Faye frunció el ceño, concentrada en lo que yo decía-. Mi padre no es hijo de Adán y Eva. Mi padre es hijo de Eva y Luzbel-solté, Faye agrandó sus bonitos ojos grises. Miré la fotografía que tenía en la mano y la puse junto a las demás-. Y allí está.

   Faye estudió las fotografías, callada, examinando al hombre que aparecía en la mayoría de ellas.

-Estás de broma...-musitó.

-No, ese no es su cuerpo original, pero estoy segura de que es él. Lo vi cuando era niña, y esa mirada, por más que cambie de cuerpo, sigue siendo la misma.

-¿Cómo que "por más que cambie de cuerpo"?

-Su verdadero cuerpo está en algún lugar, oculto para él por Eloha. Pero eso no es lo que nos interesa ahora, concéntrate, ¿qué te dijo Drako con exactitud?

    Ella seguía anonadada por la noticia de mi parentesco con ese al que los humanos llaman Diablo y Satanás. Cómo si conocieran la historia de mi abuelo.

-Dijo que dentro de esta carpeta se encontraba la razón por la que tu padre va despacio en su empresa de reconstruir todo este mundo. ¿Por qué no me dijiste que eras....? Digo... ¿Cómo es posi...?

-¿Vas a terminar alguna de esas inquietudes? Nunca salió a colación, y no podía llegar y decir que Lucifer era mi abuelo.-Cogí su mano y la llevé a mis labios, deposité un beso y continué-: Nunca he hablado con él directamente, tiene su agenda, como ves. Y no es que sea una gran figura patriarcal.

    Salté del banquillo giratorio y me dirigí al dormitorio.

-Ya no estoy segura de querer intervenir más en esto-dije, parándome sin darme la vuelta-. No por miedo hacia él, sino por ti. No estamos tratando sólo con humanos, alguna idea tenía de que él andaba cerca haciendo y deshaciendo, todo lo que está ocurriendo en el mundo es anormal. Inmiscuirse de forma tan directa significa la muerte, ¿quieres continuar?

    No necesité volverme para saber su silenciosa respuesta.

-Vale, sólo ten cuidado con Matthew Carlysle, sabes con quien tiene pacto.

    Fui a la habitación para ducharme, al terminar salí directa a vestirme y la vi sentada al borde de la cama.
    Me puse la ropa delante de ella, no me quitaba la mirada de encima; que me viera me gustaba, la forma en que lo hacía pese a la noticia que acababa de recibir, era lujuriosa. Comiéndome con la mirada.

-Quiero saberlo todo. La historia de tu familia-pidió cuando me acerqué a ella después de ponerme los pantalones.

-Te contaré lo que sé, pero luego, ¿sí?-Sus manos me cogieron de las caderas, se abrazó a mí. Acaricié su pelo-. No pasa nada, sé lo que has oído de él, se de la historia que todos conocen. Estamos en su reino, soy parte de su descendencia de una forma muy directa y eso me hace una maldita desterrada de los Cielos, pero no juego de su lado. Si jugara del lado de alguien sería el tuyo, y el de mis hermanas.

-¿Y si él viniera a reclutarte? No podrías negarte.

-Claro que lo haría, no tengo por qué aceptar. ¿Qué podría ofrecerme si todo lo que tengo está aquí ante mis ojos?

   Besé su boca y ella me siguió con esa magia de su lengua rozando la mía, elevándome la temperatura con cada caricia. Me aparté.

-Quiero ver a Luna, tú has lo que te toca hacer. Y cuídate.

-Lo haré, y comuníquense con Amanda, hace rato que Luna está evitando hablar con ella.

-Prometo que haré que hablen.

     Sonriendo me desvanecí.