Portland, Oregón. Estados Unidos
Amanda
El comportamiento de Faye no estuvo fuera de lugar, pero es que nadie parecía entender cómo me sentía yo salvo el mismo Dorian quien, sin así quererlo, le hizo un mal a mi hermana y por ende a mí. Porque mi camino empezó con espinas y por las pintas terminaría del mismo modo.
Luna era mi todo ¡coño! Que esté postrada en una cama, que no hable, que esté muerta en vida me afecta a mí más que a nadie. Vale, Sahar es su gemela y la empatía a la que no está acostumbrada es más fuerte con los que son de su sangre. Siente más, mucho más por tratarse de su gemela. Siente más, mucho más que cualquiera que se llame a sí mismo humano, pero he sido yo quien le ha visto crecer y quien tiene una conexión muy fuerte con ella; Sahar muy bien podía estar sufriendo por no haber podido percibir lo mal que lo estaba pasando Luna y así rescatarla, entendía que se culpara porque Luna sí que llegó a percibir a Sahar, sí pudieron contactarse cuando Sahar se hizo pasar por ella a los ojos de Viktor y éste se la llevó manteniéndola encerrada, lo entendía pero ¿qué había de mí? ¿Por qué Faye no me preguntó y sólo me acusó de estar defendiendo al victimario de mi hermana?
Suspiré, porque volvía a entender. Ella amaba a Sahar tanto como para reaccionar así, lo dijo, el sufrimiento de Sahar era el de ella.
-Tu cuñada tiene un derechazo de miedo-comentó Dorian, recargándose en la baranda. Estábamos en el porche, el día oscurecía despacio, sin duda cosa mística-. Luna y tú deberían marcharse con tus amigos, volver con tu familia. Ponerse a salvo-dijo, mirando el cielo.
-Deja de repetir eso, debemos acabar con tu padre, detener el misil que tienen pensado lanzar sobre Nueva York. Ese ritual de sangre no puede llevarse a cabo.
-Mira eso, Amelia-dijo, señalando el cielo gris. Sonreí porque los únicos que me llamaban así eran Sahar, mi padre, a veces Luna y la mujer de mi padre. Y ahora él-. Estoy seguro de que no es obra de mi padre y la sociedad que preside, es otra cosa. Mi reloj se detuvo.-Se arremangó un poco la manga de su suéter para mirar la pantalla, la golpeó muy quedo con su dedo índice-. Y el ligero temblor de hace rato no fue normal.
-Siempre ha sido una guerra espiritual, Dorian-dije-. Sutil, pero ha estado presente desde antes de ti y de mí; ahora tiene la sutileza del misil que caerá en Nueva York.
Dorian rió.
-Tu humor es muy negro-comentó.
-Como los moratones que te dejó mi perversa cuñada.
-Perversa pero justa. Merezco esto y más.
-No eras tú, Faye sabe lo que se siente.
Dorian no preguntó nada en relación a esa frase, y de haberlo hecho yo tampoco le habría dicho nada. Era algo muy personal de Faye Vesper; irónico cómo las cicatrices que cada uno llevábamos nos conectaban.
-Lo que pase a partir de ahora es mi culpa-dije, dando la vuelta para regresar adentro. Dorian me detuvo.
-¿Por qué dices eso?-preguntó.
-Hace días hice un trato con alguien que no es el jefe de tu padre, aún no me arrepiento de haberlo hecho.
Aún no me arrepentía, pero Azazel me daba mala espina y debía estar preparada para una posible traición, después de todo: era el Rey Grigori, un Caído.
Subí las escaleras para ir con Luna. Dorian y Drako hablaban en la cocina; en la habitación Maura estaba acostada al lado de mi hermana, y Enrique se hallaba sentado en un sillón al pie de la cama.
-Vayan a dormir o a comer, lo que mejor les venga-les dije.
Maura enarcó las cejas.
-Tú no me das órdenes, Amy, no voy a separarme de su lado-replicó.
Su marido se levantó, corrió a medias las cortinas de la ventana a la que se acercó.
-Enrique por favor, llévatela-le pedí a mi hermano.
Giró la cara, su mandíbula se tensó, sus ojos azules estaban húmedos y sonrió de lado pero con una clara demostración de rabia en dicha sonrisa.
-Te he apoyado desde que supimos que eramos hermanos, Amy, sé que siempre velaste por el bienestar de Luna pero mira adónde hemos llegado.-Miró a Luna-. Sé que no importa cuál camino hubiésemos tomado, cualquiera nos habría traído aquí pero ella, tal vez, si le hubieses dicho la verdad como te aconsejé, estaría aquí y no de esta forma.
-Habría estado muerta-solté.
-¿Y qué crees que es eso?-preguntó, señalando a Luna-. ¿Es vida para ti? Tanto cuidado que tuviste sólo la puso en más peligro, ahora tienes a un sujeto de dudosa confiabilidad en el piso de abajo. ¡Han muerto personas, Amy! ¡Personas importantes en su vida, y en la nuestra!-exclamó en un susurro con los dientes apretados.
-Y yo no perdí a nadie-dije, sarcástica-. Yo no vi a mi madre ser abusada y asesinada, a mi padre, porque ese hombre fue más mi padre que Caín. No los vi morir, no nos obligaron a ambas a ver cómo los asesinaban, eso nunca pasó, ¿no? Y todo bajo las órdenes de tu puta familia materna, porque si Dorian está manchado por los pecados de su familia, tú también.....
-Ame no....-dijo la débil voz de Luna.
Maura ahogó un grito, se cubrió la boca con ambas manos, las lágrimas no se hicieron esperar. Acudí a sentarme del otro lado de la cama, besé la frente de Luna y sonreí sin poderlo creer.
-No peleen, por favor-susurró, mirándonos a Enrique y a mí.
-Shhhhhh..-Acaricié su mejilla-. No estamos peleando, mi niña, tenemos....-miré a mi hermano.
-Mucho estrés, debe salir de alguna forma-finalizó él, sonriéndole a nuestra niña-. ¿Cómo te sientes?
-Podré estar hecha pupa, tío Enrique, pero no estoy sorda y no soy idiota. Estaban peleando-dijo Luna, en todo momento entre susurros. Me resultó adorable que siguiera llamándolo tío cuando ya estaba enterada que era hijo bastardo de nuestro padre; sería una costumbre que no se le iba a quitar, era su tío, así lo conoció. El esposo de su adorada tita Maura-. No echen todo encima de Ame, ella ha hecho mucho, ha cargado con demasiadas cosas.-Los miraba a ambos, luego dirigiéndose a mí-. Yo te lo agradezco, por ti conocí a la tía más linda y buena que alguien pueda tener-Maura la besó en la mejilla-. A un grandioso padre, y mi hermana pequeña, lo que les pasó nada tuvo qué ver contigo, Ame. No es tu culpa, yo no te culpo, tú no eres la mala, renunciaste a una vida para mantener a salvo la mía alejada de esto.
-Y aún así.....
-Hay cosas que no pueden cambiarse, Ame, de no ser por ti esto habría pasado antes. Casi puedo asegurar que....-Empezó a toser, Maura se apresuró a servirle agua de la jarra que estaba en la mesita de noche. Le dio a beber-. Perdón-dijo.
-Es normal-le dijo Maura-. Hace rato que no usas tu voz.
Sin contar lo que debió gritar antes de su sádica presentación en aquella fiesta de máscaras que ofrecieron los Carlysle. El recuerdo me provocó náuseas e ira.
-Casi puedo asegurar-repitió Luna, captando mi atención de nuevo-, que esto habría pasado antes, y peor. Tus acciones cambiaron mi destino, Ame, tus acciones fueron las correctas, yo lo sé, de todos mis posibles futuros viste y elegiste el que alargó mi vida; me salvaste.
Me incliné sobre ella, Luna me rodeó el cuello con sus brazos y rompí a llorar. La tensión que sentía desde el momento en que nuestra pesadilla inició se esfumó con sus palabras, sabía que superar lo que le hicieron esos monstruos no sería nada fácil, pero me abocaría a hacérselo llevadero; yo sufrí mucho cuando Viktor abusaba de mí, nunca tuve tiempo de parar y llorar, de romperme como ahora lo estaba haciendo. Nunca pude desahogar lo que mi rota alma sentía, nadie veía las silenciosas lágrimas de sangre que corrían por mis mejillas, nadie salvo Luna que aunque pequeñina en aquél tiempo, sabía que algo me pasaba. Nunca dije, nunca hablé, nunca lloré de forma que otros lo vieran, nunca, nunca.... Porque morí, el único hilo que me unía a esta vida era Luna, y por ella me envolví en la oscuridad e impedí que la tocara a ella, su luz era demasiado hermosa como para ser vestida de ese lado oscuro que cada ser humano posee.
Cuando elegí su falsa identidad frente a Diego Giraldo pensé en esa dualidad humana a la que ella no estaría atada: Luz y sombra. Lado luminoso. Lado oscuro. Las dos caras; pensé en el significado del mote que yo tenía para ella: Qamar, Luna.
La única vez que disparó un arma falló, gracias al cielo. Es que Luna no estaba hecha para esta vida, ¿hice mal en apartarla? ¿En querer protegerla de todo y de todos? ¿En no querer que se vistiera de luna como casi toda la gente que pasa por este mundo? ¿Acaso fue un error querer evitarle más sufrimientos después de que perdió la memoria siendo una niña? Me aproveché de ello, sí, y la alejé de mí.
Miré de reojo a Enrique cuando me separé de Luna, él tenía algo de razón, decirle la verdad desde el principio habría hecho alguna diferencia. Pero también es cierto que nada respecto a nosotras quedaría oculto, y Matthew Carlysle o alguno de sus aliados habría descubierto nuestro paradero. Elegí lo que más le convenía a mi pequeña hermana, tentada de quedarme a su lado y escondernos, elegí su felicidad y bienestar por encima de todo. Y esa decisión marcó la diferencia, dándole diecisiete años de alegrías a la vista de todos en otro país, a los sabrá Dios cuántos si se hubiese quedado a mi lado.
Maura sollozó y anunció que iría a prepararle algo de comer a Luna. Ésta cerró los ojos, era necesario que dormitara, ya había reaccionado al menos.
Enrique me puso la mano en el hombro, lo miré, hizo un gesto con la cabeza para que lo siguiera hacia la puerta. En el umbral se aclaró la garganta.
-Perdóname, cometí un error al tratarte de ese modo hace un momento-dijo.
-No pasa nada, tú lo dijiste, el estrés y no es mentira-sonreí y él correspondió, queriendo secar mis lágrimas. Hice amago de apartarme, el contacto físico no era lo mío, así de jodida estoy, pero él no dejó que me apartara-. Reaccionó, Enrique, reaccionó-susurré, viéndola.
-Parece un buen sueño en medio de la oscura pesadilla que se nos ha venido encima-comentó.
-Hemos estado viviendo una pesadilla todo este tiempo, la pesadilla que actualmente se supera a sí misma.-Abracé a Enrique sin aviso, jamás lo había hecho, él correspondió con efecto retardado por el asombro-. Gracias por permanecer a mi lado-susurré.
-Siempre estaré a tu lado, Amy, siempre, sin importar cómo termine esto.
Yo sabía que, y era evidente que él lo presentía, esto no terminaría muy bien. Faye nos vio muertos bajo escombros y cenizas cayendo del cielo, si impidiéramos lo del misil podíamos cambiar ese futuro, no iba a dejar que Luna muriera. No podía dejar que eso pasara, y si no podíamos detener el misil que caería sobre Nueva York huiría con ella y con quien quisiera venir con nosotras...... No, huiría a cualquier lugar con tal de mantener a Luna a salvo.
-¿No te inquieta lo que pueda estar haciéndole Faye a Lucrecia?-le pregunté a Enrique-. Es peligrosa, que lo sepas.
-Amo a Lucrecia, pero por escaso tiempo puso a Maura en peligro y no puedo.....-volvió la cara a un lado, tragó con dificultad debido al nudo que seguro se le hizo en la garganta-. Iré a ayudar a Maura, debe querer preparar algo delicioso para consentir a Luna.
Asentí, él salió y yo volví al lado de Luna que seguía profundamente dormida. No me creía que hubiese reaccionado, pero lo hizo, encontró la fuerza para volver de ese ensimismamiento, lo que no significaba que estuviera del todo bien, pero era un inicio. Espero que Azazel me ayude a llevarla a otro sitio, con él ya cumplí mi parte del trato, hay revueltas alrededor del mundo al mismo tiempo. El caos reina, puede venir a restablecer el orden pero a mis hermanos no los tocaría.
-¿No ha sido hermoso tenerla de vuelta?
Azazel, pensé. Di media vuelta, el Rey Grigori, ataviado con un elegante traje gris y guantes negros, se sentó en el sillón que estaba al pie de la cama.
-¿Vienes a asegurarte de que cumplía con nuestro convenio?-le pregunté, caminando hacia la puerta para cerrarla.
-Tranquila, no vendrá nadie, el tiempo es una ilusión y como tal puede ser controlado por personas como yo-dijo cuando volví.
-Un Elohim vanagloriándose.
-No, querida, no hago esas cosas-sonrió-. He venido a agradecer tu preciosa colaboración, me ha venido bien la explosión social que provocaste, con razón eres elegible como la vasija de Asherah, tienes tu propio destino, Caín tiene sus razones para temerte.-Su sonrisa se ensanchó, cruzando las piernas continuó-: Assiah es más humo, más fuego, más cenizas, más oscuridad gracias a ti y a tus palabras, me hiciste un enorme favor exponiendo a los gobernantes terrenales como lo que son. Ha sido mejor que cualquier otro sistema que hubieses utilizado, los humanos no pueden ser gobernados por humanos y los que sobrevivan mantendrán eso en la cabeza cuando sea yo quien venga a salvarlos ofreciéndoles paz verdadera-dijo muy serio.
-Igual no habría tardado en pasar algo así, los vasallos de Luzbel trabajaban en ello, ¿no?
-Pero para beneficio de mi hermano, metí la mano en sus asuntos un par de veces y conseguí buenos resultados, sin embargo creí que si seguía haciéndolo se daría cuenta y dañaría mi plan, así que me enfoqué en una cosa a la vez, moviendo desde las sombras piezas que me pondrían en el lugar donde me encuentro ahora, y algo más.
-"El titiritero no habla de los hilos que ha movido", eso me dijiste en nuestro primer encuentro.-Desvié la mirada hacia mi hermana y me senté al borde de la cama frente a él-. ¿Cuántos eventos son de tu autoría, Titiritero?
-Si te lo dijera tendría que matarte, y me caes bien-alegó-. Gané el perdón de mi padre después de fallarle y con lo benévolo que era no fue necesario suplicar mucho.
-¿"Que era"?
-Está muerto, como lo está Mikhael-respondió, sorprendiéndome con aquella revelación-. Si te lo estoy contando es por lo dicho, me agradas.-Me guiñó un ojo-. Soy el nuevo Eloah, soy Dios, y no tuve que mancharme las manos de sangre para conseguirlo, falta resolver algunos detalles. Hacerme con Assiah, por ejemplo, pero es cuestión de nada.-Miró a Luna, fue especial la atención que le puso-. Mi destino manifiesto estará completo cuando me haga con lo único que me falta, ya me había dado por vencido pero ahora-dijo despacio-; te dije que no podía intervenir directamente en los eventos aquí en Assiah, ni pasar tanto tiempo aquí porque este lugar tan especial me afecta así como en su día afectó a mi padre y a mi hermano Mikhael cuando subió al trono. Para alcanzar la divinidad no puedo actuar en Assiah ni pasar tiempo entre humanos, por eso insté a terceros, usé a muchos para que actuaran por mí mientras yo observaba desde las sombras.-Sus ojos estaban clavados en Luna, no me gustó la forma en que la miraba. Frialdad-. Es increíble lo que Sahar ha conseguido en cada vida, porque no sé si lo sabes pero tu hermana ha vivido en distintas épocas.
-Lo sé, sí, lo sé hace años.
-Sí, Sahar siempre ha sido espléndida, desde que llegó al mundo antes de éste mundo al que está ligada-hablaba como sumiéndose en un recuerdo sin apartar la mirada de Luna-. Listilla, que sin proponérselo ni saberlo trajo la oscuridad a nuestras vidas. Extraña criatura que cuidaban como un tesoro, la luz renaciendo de las tinieblas: Nuestra Estrella del Amanecer; creí que nos estaba salvando, creí que moriría al pisar Assiah con toda esta gente cuando me lo pidió.
-¿Qué te pidió?-No tenía ni puta idea de qué hablaba pero preferí seguir la corriente más que todo porque Sahar me intrigaba y lo que Azazel estaba diciendo era por demás interesante.
-Por el contrario volvía a nacer una vez tras otra-continuó, me había escuchado pero optó por no responderme-. Sin recuerdos de su vida anterior, y cuando recordaba, nunca era su vida antes de Assiah. Como si prefiriera suprimir esa época. Siempre volvía a nacer una vez tras otra, siempre del mismo padre. Caín; siempre era convertida en Blood Drynka y muerta, y volvía a iniciarse el ciclo. Reencarnación, y en cada una había una diferencia en ella, la oscuridad engullendo a la luz y ésta volviendo a nacer. Quería eso, no la debilidad que teníamos los Elohim y el mismo Eloah, una única debilidad hecha arma por mi padre cuando la rebelión llegó; quería lo que Sahar tenía, y lo que tiene en la actualidad.
-Su inmortalidad perfecta-susurré.
-La reencarnación ahora es rápida, sólo pasan algunas horas y ya tenemos de regreso a Sahar, es como si cada una de las vidas anteriores fueran prueba y error, al final me uní a esa prueba y error y ayudé a que pasara. A que el ciclo no se rompiera.
-Pero mi padre evita que Sahar se haga daño porque hay un precio a pagar, un poquito de alma se pierde con cada muerte y renacimiento. Vuelve con menos conciencia, menos humanidad, no diferencia el bien del mal.
-Porque para ella no hay tal cosa.-Se puso de pie y yo también-. Han pasado años desde que me enteré de esa inmortalidad que ella posee, y en el transcurso he querido hacerme con ella usando a mis esbirros como conejillos de indias, sin lograr nada. Fallé en cada ocasión, y es que tu hermanita posee habilidades que ni ella misma ha explorado y otras que no ha explotado al máximo, es como si se negara o no le diera importancia. La influencia de Caín y Circe, y la humana que tanto ama tienen qué ver. Desaprovecha lo que sea que es; me resultó curioso que Mikhael no hiciera nada al respecto y la dejara tranquila, supongo que como era su favorita, y Luzbel no tuvo interés de usarla como arma en su empresa, la dejó fuera sin importar que Caín la usara para desbaratarle los planes en estos últimos años; no, no me importaban ellos, la quería a ella.-No hice ningún movimiento extraño cuando se acercó a la cama, acarició con sus enguantados dedos la frente de Luna, quitando un mechón en el acto-. Ya no sería vulnerable, renacería una y otra vez-susurró-. Sahar fue lista desde bebé en esta época, tuvo un hermano mellizo, y una hermana que no es más que una extensión de sí misma, una hermana que sólo existe porque Sahar así lo quiso y quiere, de manera inconsciente, claro.
Miré a Luna, papá había dicho en algún momento que Luna nunca debió existir. Siempre debieron ser dos, en los ecos que le practicaron a mi madre aparecían dos y fueron quienes mi padre se llevó: Sahar y Vadhir.
-El alma de Sahar, esa que separó de su cuerpo y la volvió palpable, quedando sólo el espíritu en su cuerpo, fiero, salvaje, en ella puro instinto demoníaco. ¿Cómo es posible que alguien haga eso? Sólo comparable a mi padre, pero más retorcida, tengo la teoría de que lo hizo porque se cansó de sufrir el perder a su amada siempre, sin falta, años más, años menos.-Lo agarré de la muñeca para apartar su mano del rostro de Luna.
-Luna existe-le dije.
-Dejará de existir cuando Sahar así lo quiera-replicó, liberándose de mi mano-. Mientras está aquí, que sirva para algo.-Sacó una daga y se cortó la muñeca, con rapidez se situó detrás de mí y la puso en mi boca, sentí el metálico sabor, intenté quitar el brazo, liberarme pero él era más fuerte, por mucho.
-Materializar el alma, ¡oh Sahar! ¿por qué no se me ocurrió ir a por Luna antes?-siguió su monólogo-. ¡Ah! Porque la tenía oculta, inconscientemente, de mi vista, como ella, un punto ciego. Por eso tu padre no supo, hasta mucho después, de su existencia.-Me arrastró hacia la cama y sin soltarme cortó la muñeca de Luna y la puso en mi boca-. Bebe, Amelia. Con Sahar no he podido enterarme si puede convertir a otros en lo que ella es, si puede pasar su inmortalidad por conversión como lo hacen los Blood Drynka y otras criaturas; quizá Luna, cuya sangre limpia de veneno que convirtió a Matthew Carlysle en uno, devolviéndole incluso algo de juventud, y luego pasada a Lucrecia Zarasúa, quizá sólo quizá pueda darme lo mismo. O incluso a ti, no he podido ir a por los otros para ver si mueren y no quiero esperar. Bebe.
Parte de la sangre de Luna terminó escurriéndose por la comisura de mis labios cuando Azazel me soltó, quitándose los guantes y lanzándolos a un lado.
-¡¡¡ERES UN MALDITO LOCO!!!-grité-. Esto no era parte del trato que teníamos.
Me acerqué a Luna para cubrir su muñeca y evitar que se desangrara.
-Te devolví a tu hermana, Luna te habló ¿o no?-sonrió. Lo miré anonadada-. Le devolví la voz para que la escucharas por última vez. Se acerca el final de una era, y el principio de una nueva, muchísimas gracias, Amelia.
Apreté los dientes, llena de ira.
-¿Vas a matarme ahora para probar si lo que hiciste funcionará? ¿Por qué mierda me diste a beber tu sangre también?
-Yo también puedo convertir en Blood Drynka a otros-respondió-, te mataré dos veces: una siendo humana, regresarás como Blood Drynka tal y como lo hicieron Matthew y Lucrecia gracias a la sangre de Luna en tu sistema, y luego te mataré siendo Blood Drynka con una fuerte dosis de verbena o una estaca, aún no me decido, pero será algo menos "descuartizante" como sé que lo intentó la misma Sahar en un tiempo. Si regresas será por mi sangre en tu sistema no porque seas igual de inmortal que Sahar.
-¿Cómo sabrás que si muero la segunda vez y regreso será por tu sangre?
-Yo seré tu padre de conversión, créeme que sabré reconocer a mi hija. Nos unirá un fuerte lazo de vasalla y amo, y tú me vas a servir, si no funciona, tú traerás a Sahar a mí, Amelia.
Se arregló la corbata frente al espejo y luego vino hacia mí.
Amanda
El comportamiento de Faye no estuvo fuera de lugar, pero es que nadie parecía entender cómo me sentía yo salvo el mismo Dorian quien, sin así quererlo, le hizo un mal a mi hermana y por ende a mí. Porque mi camino empezó con espinas y por las pintas terminaría del mismo modo.
Luna era mi todo ¡coño! Que esté postrada en una cama, que no hable, que esté muerta en vida me afecta a mí más que a nadie. Vale, Sahar es su gemela y la empatía a la que no está acostumbrada es más fuerte con los que son de su sangre. Siente más, mucho más por tratarse de su gemela. Siente más, mucho más que cualquiera que se llame a sí mismo humano, pero he sido yo quien le ha visto crecer y quien tiene una conexión muy fuerte con ella; Sahar muy bien podía estar sufriendo por no haber podido percibir lo mal que lo estaba pasando Luna y así rescatarla, entendía que se culpara porque Luna sí que llegó a percibir a Sahar, sí pudieron contactarse cuando Sahar se hizo pasar por ella a los ojos de Viktor y éste se la llevó manteniéndola encerrada, lo entendía pero ¿qué había de mí? ¿Por qué Faye no me preguntó y sólo me acusó de estar defendiendo al victimario de mi hermana?
Suspiré, porque volvía a entender. Ella amaba a Sahar tanto como para reaccionar así, lo dijo, el sufrimiento de Sahar era el de ella.
-Tu cuñada tiene un derechazo de miedo-comentó Dorian, recargándose en la baranda. Estábamos en el porche, el día oscurecía despacio, sin duda cosa mística-. Luna y tú deberían marcharse con tus amigos, volver con tu familia. Ponerse a salvo-dijo, mirando el cielo.
-Deja de repetir eso, debemos acabar con tu padre, detener el misil que tienen pensado lanzar sobre Nueva York. Ese ritual de sangre no puede llevarse a cabo.
-Mira eso, Amelia-dijo, señalando el cielo gris. Sonreí porque los únicos que me llamaban así eran Sahar, mi padre, a veces Luna y la mujer de mi padre. Y ahora él-. Estoy seguro de que no es obra de mi padre y la sociedad que preside, es otra cosa. Mi reloj se detuvo.-Se arremangó un poco la manga de su suéter para mirar la pantalla, la golpeó muy quedo con su dedo índice-. Y el ligero temblor de hace rato no fue normal.
-Siempre ha sido una guerra espiritual, Dorian-dije-. Sutil, pero ha estado presente desde antes de ti y de mí; ahora tiene la sutileza del misil que caerá en Nueva York.
Dorian rió.
-Tu humor es muy negro-comentó.
-Como los moratones que te dejó mi perversa cuñada.
-Perversa pero justa. Merezco esto y más.
-No eras tú, Faye sabe lo que se siente.
-Lo que pase a partir de ahora es mi culpa-dije, dando la vuelta para regresar adentro. Dorian me detuvo.
-¿Por qué dices eso?-preguntó.
-Hace días hice un trato con alguien que no es el jefe de tu padre, aún no me arrepiento de haberlo hecho.
Aún no me arrepentía, pero Azazel me daba mala espina y debía estar preparada para una posible traición, después de todo: era el Rey Grigori, un Caído.
Subí las escaleras para ir con Luna. Dorian y Drako hablaban en la cocina; en la habitación Maura estaba acostada al lado de mi hermana, y Enrique se hallaba sentado en un sillón al pie de la cama.
-Vayan a dormir o a comer, lo que mejor les venga-les dije.
Maura enarcó las cejas.
-Tú no me das órdenes, Amy, no voy a separarme de su lado-replicó.
Su marido se levantó, corrió a medias las cortinas de la ventana a la que se acercó.
-Enrique por favor, llévatela-le pedí a mi hermano.
Giró la cara, su mandíbula se tensó, sus ojos azules estaban húmedos y sonrió de lado pero con una clara demostración de rabia en dicha sonrisa.
-Te he apoyado desde que supimos que eramos hermanos, Amy, sé que siempre velaste por el bienestar de Luna pero mira adónde hemos llegado.-Miró a Luna-. Sé que no importa cuál camino hubiésemos tomado, cualquiera nos habría traído aquí pero ella, tal vez, si le hubieses dicho la verdad como te aconsejé, estaría aquí y no de esta forma.
-Habría estado muerta-solté.
-¿Y qué crees que es eso?-preguntó, señalando a Luna-. ¿Es vida para ti? Tanto cuidado que tuviste sólo la puso en más peligro, ahora tienes a un sujeto de dudosa confiabilidad en el piso de abajo. ¡Han muerto personas, Amy! ¡Personas importantes en su vida, y en la nuestra!-exclamó en un susurro con los dientes apretados.
-Y yo no perdí a nadie-dije, sarcástica-. Yo no vi a mi madre ser abusada y asesinada, a mi padre, porque ese hombre fue más mi padre que Caín. No los vi morir, no nos obligaron a ambas a ver cómo los asesinaban, eso nunca pasó, ¿no? Y todo bajo las órdenes de tu puta familia materna, porque si Dorian está manchado por los pecados de su familia, tú también.....
-Ame no....-dijo la débil voz de Luna.
Maura ahogó un grito, se cubrió la boca con ambas manos, las lágrimas no se hicieron esperar. Acudí a sentarme del otro lado de la cama, besé la frente de Luna y sonreí sin poderlo creer.
-No peleen, por favor-susurró, mirándonos a Enrique y a mí.
-Shhhhhh..-Acaricié su mejilla-. No estamos peleando, mi niña, tenemos....-miré a mi hermano.
-Mucho estrés, debe salir de alguna forma-finalizó él, sonriéndole a nuestra niña-. ¿Cómo te sientes?
-Podré estar hecha pupa, tío Enrique, pero no estoy sorda y no soy idiota. Estaban peleando-dijo Luna, en todo momento entre susurros. Me resultó adorable que siguiera llamándolo tío cuando ya estaba enterada que era hijo bastardo de nuestro padre; sería una costumbre que no se le iba a quitar, era su tío, así lo conoció. El esposo de su adorada tita Maura-. No echen todo encima de Ame, ella ha hecho mucho, ha cargado con demasiadas cosas.-Los miraba a ambos, luego dirigiéndose a mí-. Yo te lo agradezco, por ti conocí a la tía más linda y buena que alguien pueda tener-Maura la besó en la mejilla-. A un grandioso padre, y mi hermana pequeña, lo que les pasó nada tuvo qué ver contigo, Ame. No es tu culpa, yo no te culpo, tú no eres la mala, renunciaste a una vida para mantener a salvo la mía alejada de esto.
-Y aún así.....
-Hay cosas que no pueden cambiarse, Ame, de no ser por ti esto habría pasado antes. Casi puedo asegurar que....-Empezó a toser, Maura se apresuró a servirle agua de la jarra que estaba en la mesita de noche. Le dio a beber-. Perdón-dijo.
-Es normal-le dijo Maura-. Hace rato que no usas tu voz.
Sin contar lo que debió gritar antes de su sádica presentación en aquella fiesta de máscaras que ofrecieron los Carlysle. El recuerdo me provocó náuseas e ira.
-Casi puedo asegurar-repitió Luna, captando mi atención de nuevo-, que esto habría pasado antes, y peor. Tus acciones cambiaron mi destino, Ame, tus acciones fueron las correctas, yo lo sé, de todos mis posibles futuros viste y elegiste el que alargó mi vida; me salvaste.
Me incliné sobre ella, Luna me rodeó el cuello con sus brazos y rompí a llorar. La tensión que sentía desde el momento en que nuestra pesadilla inició se esfumó con sus palabras, sabía que superar lo que le hicieron esos monstruos no sería nada fácil, pero me abocaría a hacérselo llevadero; yo sufrí mucho cuando Viktor abusaba de mí, nunca tuve tiempo de parar y llorar, de romperme como ahora lo estaba haciendo. Nunca pude desahogar lo que mi rota alma sentía, nadie veía las silenciosas lágrimas de sangre que corrían por mis mejillas, nadie salvo Luna que aunque pequeñina en aquél tiempo, sabía que algo me pasaba. Nunca dije, nunca hablé, nunca lloré de forma que otros lo vieran, nunca, nunca.... Porque morí, el único hilo que me unía a esta vida era Luna, y por ella me envolví en la oscuridad e impedí que la tocara a ella, su luz era demasiado hermosa como para ser vestida de ese lado oscuro que cada ser humano posee.
Cuando elegí su falsa identidad frente a Diego Giraldo pensé en esa dualidad humana a la que ella no estaría atada: Luz y sombra. Lado luminoso. Lado oscuro. Las dos caras; pensé en el significado del mote que yo tenía para ella: Qamar, Luna.
La única vez que disparó un arma falló, gracias al cielo. Es que Luna no estaba hecha para esta vida, ¿hice mal en apartarla? ¿En querer protegerla de todo y de todos? ¿En no querer que se vistiera de luna como casi toda la gente que pasa por este mundo? ¿Acaso fue un error querer evitarle más sufrimientos después de que perdió la memoria siendo una niña? Me aproveché de ello, sí, y la alejé de mí.
Miré de reojo a Enrique cuando me separé de Luna, él tenía algo de razón, decirle la verdad desde el principio habría hecho alguna diferencia. Pero también es cierto que nada respecto a nosotras quedaría oculto, y Matthew Carlysle o alguno de sus aliados habría descubierto nuestro paradero. Elegí lo que más le convenía a mi pequeña hermana, tentada de quedarme a su lado y escondernos, elegí su felicidad y bienestar por encima de todo. Y esa decisión marcó la diferencia, dándole diecisiete años de alegrías a la vista de todos en otro país, a los sabrá Dios cuántos si se hubiese quedado a mi lado.
Maura sollozó y anunció que iría a prepararle algo de comer a Luna. Ésta cerró los ojos, era necesario que dormitara, ya había reaccionado al menos.
Enrique me puso la mano en el hombro, lo miré, hizo un gesto con la cabeza para que lo siguiera hacia la puerta. En el umbral se aclaró la garganta.
-Perdóname, cometí un error al tratarte de ese modo hace un momento-dijo.
-No pasa nada, tú lo dijiste, el estrés y no es mentira-sonreí y él correspondió, queriendo secar mis lágrimas. Hice amago de apartarme, el contacto físico no era lo mío, así de jodida estoy, pero él no dejó que me apartara-. Reaccionó, Enrique, reaccionó-susurré, viéndola.
-Parece un buen sueño en medio de la oscura pesadilla que se nos ha venido encima-comentó.
-Hemos estado viviendo una pesadilla todo este tiempo, la pesadilla que actualmente se supera a sí misma.-Abracé a Enrique sin aviso, jamás lo había hecho, él correspondió con efecto retardado por el asombro-. Gracias por permanecer a mi lado-susurré.
-Siempre estaré a tu lado, Amy, siempre, sin importar cómo termine esto.
Yo sabía que, y era evidente que él lo presentía, esto no terminaría muy bien. Faye nos vio muertos bajo escombros y cenizas cayendo del cielo, si impidiéramos lo del misil podíamos cambiar ese futuro, no iba a dejar que Luna muriera. No podía dejar que eso pasara, y si no podíamos detener el misil que caería sobre Nueva York huiría con ella y con quien quisiera venir con nosotras...... No, huiría a cualquier lugar con tal de mantener a Luna a salvo.
-¿No te inquieta lo que pueda estar haciéndole Faye a Lucrecia?-le pregunté a Enrique-. Es peligrosa, que lo sepas.
-Amo a Lucrecia, pero por escaso tiempo puso a Maura en peligro y no puedo.....-volvió la cara a un lado, tragó con dificultad debido al nudo que seguro se le hizo en la garganta-. Iré a ayudar a Maura, debe querer preparar algo delicioso para consentir a Luna.
Asentí, él salió y yo volví al lado de Luna que seguía profundamente dormida. No me creía que hubiese reaccionado, pero lo hizo, encontró la fuerza para volver de ese ensimismamiento, lo que no significaba que estuviera del todo bien, pero era un inicio. Espero que Azazel me ayude a llevarla a otro sitio, con él ya cumplí mi parte del trato, hay revueltas alrededor del mundo al mismo tiempo. El caos reina, puede venir a restablecer el orden pero a mis hermanos no los tocaría.
-¿No ha sido hermoso tenerla de vuelta?
Azazel, pensé. Di media vuelta, el Rey Grigori, ataviado con un elegante traje gris y guantes negros, se sentó en el sillón que estaba al pie de la cama.
-¿Vienes a asegurarte de que cumplía con nuestro convenio?-le pregunté, caminando hacia la puerta para cerrarla.
-Tranquila, no vendrá nadie, el tiempo es una ilusión y como tal puede ser controlado por personas como yo-dijo cuando volví.
-Un Elohim vanagloriándose.
-No, querida, no hago esas cosas-sonrió-. He venido a agradecer tu preciosa colaboración, me ha venido bien la explosión social que provocaste, con razón eres elegible como la vasija de Asherah, tienes tu propio destino, Caín tiene sus razones para temerte.-Su sonrisa se ensanchó, cruzando las piernas continuó-: Assiah es más humo, más fuego, más cenizas, más oscuridad gracias a ti y a tus palabras, me hiciste un enorme favor exponiendo a los gobernantes terrenales como lo que son. Ha sido mejor que cualquier otro sistema que hubieses utilizado, los humanos no pueden ser gobernados por humanos y los que sobrevivan mantendrán eso en la cabeza cuando sea yo quien venga a salvarlos ofreciéndoles paz verdadera-dijo muy serio.
-Igual no habría tardado en pasar algo así, los vasallos de Luzbel trabajaban en ello, ¿no?
-Pero para beneficio de mi hermano, metí la mano en sus asuntos un par de veces y conseguí buenos resultados, sin embargo creí que si seguía haciéndolo se daría cuenta y dañaría mi plan, así que me enfoqué en una cosa a la vez, moviendo desde las sombras piezas que me pondrían en el lugar donde me encuentro ahora, y algo más.
-"El titiritero no habla de los hilos que ha movido", eso me dijiste en nuestro primer encuentro.-Desvié la mirada hacia mi hermana y me senté al borde de la cama frente a él-. ¿Cuántos eventos son de tu autoría, Titiritero?
-Si te lo dijera tendría que matarte, y me caes bien-alegó-. Gané el perdón de mi padre después de fallarle y con lo benévolo que era no fue necesario suplicar mucho.
-¿"Que era"?
-Está muerto, como lo está Mikhael-respondió, sorprendiéndome con aquella revelación-. Si te lo estoy contando es por lo dicho, me agradas.-Me guiñó un ojo-. Soy el nuevo Eloah, soy Dios, y no tuve que mancharme las manos de sangre para conseguirlo, falta resolver algunos detalles. Hacerme con Assiah, por ejemplo, pero es cuestión de nada.-Miró a Luna, fue especial la atención que le puso-. Mi destino manifiesto estará completo cuando me haga con lo único que me falta, ya me había dado por vencido pero ahora-dijo despacio-; te dije que no podía intervenir directamente en los eventos aquí en Assiah, ni pasar tanto tiempo aquí porque este lugar tan especial me afecta así como en su día afectó a mi padre y a mi hermano Mikhael cuando subió al trono. Para alcanzar la divinidad no puedo actuar en Assiah ni pasar tiempo entre humanos, por eso insté a terceros, usé a muchos para que actuaran por mí mientras yo observaba desde las sombras.-Sus ojos estaban clavados en Luna, no me gustó la forma en que la miraba. Frialdad-. Es increíble lo que Sahar ha conseguido en cada vida, porque no sé si lo sabes pero tu hermana ha vivido en distintas épocas.
-Lo sé, sí, lo sé hace años.
-Sí, Sahar siempre ha sido espléndida, desde que llegó al mundo antes de éste mundo al que está ligada-hablaba como sumiéndose en un recuerdo sin apartar la mirada de Luna-. Listilla, que sin proponérselo ni saberlo trajo la oscuridad a nuestras vidas. Extraña criatura que cuidaban como un tesoro, la luz renaciendo de las tinieblas: Nuestra Estrella del Amanecer; creí que nos estaba salvando, creí que moriría al pisar Assiah con toda esta gente cuando me lo pidió.
-¿Qué te pidió?-No tenía ni puta idea de qué hablaba pero preferí seguir la corriente más que todo porque Sahar me intrigaba y lo que Azazel estaba diciendo era por demás interesante.
-Por el contrario volvía a nacer una vez tras otra-continuó, me había escuchado pero optó por no responderme-. Sin recuerdos de su vida anterior, y cuando recordaba, nunca era su vida antes de Assiah. Como si prefiriera suprimir esa época. Siempre volvía a nacer una vez tras otra, siempre del mismo padre. Caín; siempre era convertida en Blood Drynka y muerta, y volvía a iniciarse el ciclo. Reencarnación, y en cada una había una diferencia en ella, la oscuridad engullendo a la luz y ésta volviendo a nacer. Quería eso, no la debilidad que teníamos los Elohim y el mismo Eloah, una única debilidad hecha arma por mi padre cuando la rebelión llegó; quería lo que Sahar tenía, y lo que tiene en la actualidad.
-Su inmortalidad perfecta-susurré.
-La reencarnación ahora es rápida, sólo pasan algunas horas y ya tenemos de regreso a Sahar, es como si cada una de las vidas anteriores fueran prueba y error, al final me uní a esa prueba y error y ayudé a que pasara. A que el ciclo no se rompiera.
-Pero mi padre evita que Sahar se haga daño porque hay un precio a pagar, un poquito de alma se pierde con cada muerte y renacimiento. Vuelve con menos conciencia, menos humanidad, no diferencia el bien del mal.
-Porque para ella no hay tal cosa.-Se puso de pie y yo también-. Han pasado años desde que me enteré de esa inmortalidad que ella posee, y en el transcurso he querido hacerme con ella usando a mis esbirros como conejillos de indias, sin lograr nada. Fallé en cada ocasión, y es que tu hermanita posee habilidades que ni ella misma ha explorado y otras que no ha explotado al máximo, es como si se negara o no le diera importancia. La influencia de Caín y Circe, y la humana que tanto ama tienen qué ver. Desaprovecha lo que sea que es; me resultó curioso que Mikhael no hiciera nada al respecto y la dejara tranquila, supongo que como era su favorita, y Luzbel no tuvo interés de usarla como arma en su empresa, la dejó fuera sin importar que Caín la usara para desbaratarle los planes en estos últimos años; no, no me importaban ellos, la quería a ella.-No hice ningún movimiento extraño cuando se acercó a la cama, acarició con sus enguantados dedos la frente de Luna, quitando un mechón en el acto-. Ya no sería vulnerable, renacería una y otra vez-susurró-. Sahar fue lista desde bebé en esta época, tuvo un hermano mellizo, y una hermana que no es más que una extensión de sí misma, una hermana que sólo existe porque Sahar así lo quiso y quiere, de manera inconsciente, claro.
Miré a Luna, papá había dicho en algún momento que Luna nunca debió existir. Siempre debieron ser dos, en los ecos que le practicaron a mi madre aparecían dos y fueron quienes mi padre se llevó: Sahar y Vadhir.
-El alma de Sahar, esa que separó de su cuerpo y la volvió palpable, quedando sólo el espíritu en su cuerpo, fiero, salvaje, en ella puro instinto demoníaco. ¿Cómo es posible que alguien haga eso? Sólo comparable a mi padre, pero más retorcida, tengo la teoría de que lo hizo porque se cansó de sufrir el perder a su amada siempre, sin falta, años más, años menos.-Lo agarré de la muñeca para apartar su mano del rostro de Luna.
-Luna existe-le dije.
-Dejará de existir cuando Sahar así lo quiera-replicó, liberándose de mi mano-. Mientras está aquí, que sirva para algo.-Sacó una daga y se cortó la muñeca, con rapidez se situó detrás de mí y la puso en mi boca, sentí el metálico sabor, intenté quitar el brazo, liberarme pero él era más fuerte, por mucho.
-Materializar el alma, ¡oh Sahar! ¿por qué no se me ocurrió ir a por Luna antes?-siguió su monólogo-. ¡Ah! Porque la tenía oculta, inconscientemente, de mi vista, como ella, un punto ciego. Por eso tu padre no supo, hasta mucho después, de su existencia.-Me arrastró hacia la cama y sin soltarme cortó la muñeca de Luna y la puso en mi boca-. Bebe, Amelia. Con Sahar no he podido enterarme si puede convertir a otros en lo que ella es, si puede pasar su inmortalidad por conversión como lo hacen los Blood Drynka y otras criaturas; quizá Luna, cuya sangre limpia de veneno que convirtió a Matthew Carlysle en uno, devolviéndole incluso algo de juventud, y luego pasada a Lucrecia Zarasúa, quizá sólo quizá pueda darme lo mismo. O incluso a ti, no he podido ir a por los otros para ver si mueren y no quiero esperar. Bebe.
Parte de la sangre de Luna terminó escurriéndose por la comisura de mis labios cuando Azazel me soltó, quitándose los guantes y lanzándolos a un lado.
-¡¡¡ERES UN MALDITO LOCO!!!-grité-. Esto no era parte del trato que teníamos.
Me acerqué a Luna para cubrir su muñeca y evitar que se desangrara.
-Te devolví a tu hermana, Luna te habló ¿o no?-sonrió. Lo miré anonadada-. Le devolví la voz para que la escucharas por última vez. Se acerca el final de una era, y el principio de una nueva, muchísimas gracias, Amelia.
Apreté los dientes, llena de ira.
-¿Vas a matarme ahora para probar si lo que hiciste funcionará? ¿Por qué mierda me diste a beber tu sangre también?
-Yo también puedo convertir en Blood Drynka a otros-respondió-, te mataré dos veces: una siendo humana, regresarás como Blood Drynka tal y como lo hicieron Matthew y Lucrecia gracias a la sangre de Luna en tu sistema, y luego te mataré siendo Blood Drynka con una fuerte dosis de verbena o una estaca, aún no me decido, pero será algo menos "descuartizante" como sé que lo intentó la misma Sahar en un tiempo. Si regresas será por mi sangre en tu sistema no porque seas igual de inmortal que Sahar.
-¿Cómo sabrás que si muero la segunda vez y regreso será por tu sangre?
-Yo seré tu padre de conversión, créeme que sabré reconocer a mi hija. Nos unirá un fuerte lazo de vasalla y amo, y tú me vas a servir, si no funciona, tú traerás a Sahar a mí, Amelia.
Se arregló la corbata frente al espejo y luego vino hacia mí.
Sublime...
ResponderEliminarAmelia... No dejo de abogar por Ella... Me encanta este personaje, Ivel.
Mil besitos preciosa
No sé si aconsejable hacer enojar a Amelia-Amanda, aun siendo un demiurgo usurpador. Teniendo en cuenta que eso no implica ser inmortal. Se está confiando mucho y eso puede ser un error fatal.
ResponderEliminarCuanta creatividad en estas historias.
Sos admirable.
Besos.
Un Dios nuevo, lo que eso sería para las religiones, y al parecer los Blood Drynka se apoderan del mundo, también de Amelia ahora, dónde iremos a parar? :)
ResponderEliminarBesos dulces Ivel.