Mi padre se encerró con Circe y Drako en el estudio para hablar de mí, escuché cuando se quejaba de lo que les hice a esas personas en el bar. ¿Qué se esperaba? Tenía hambre.
Decidí no irrumpir en su conversación, si no me incluyó es porque me sabía distraída, como si no pudiera desapegarme de mi preocupación y concentrarme en una cosa a la vez. Ellos saben que sí.
Me senté en el sofá de la estancia, Regina y Arath estaban hablando de pie en el vestíbulo, Nina se sentó a mi lado; hubo un instante en el que Arath la abrazó, y luego miró a los ojos de su esposa asegurándole que daba gracias de que estuviera viva.
-No sé qué sería de mí sin ti, Rage.
-Nada va a pasarme, saldremos de ésta, y tendremos la eternidad en paz-le respondió ella.
Lo besó, volví mi rostro hacia el frente. Comenzaba a amanecer.
-Ella estará bien-susurró Nina.
-Es lo que espero, como el recuperar a tu padre para ti-dije-. ¿Podrían dejar de profanar mi casa?-les pregunté a Arath y a Regina que no dejaban de besarse.
-La rubia y tú pueden hacer de todo-replicó Arath, Regina le dio un golpe en el brazo, él se lo frotó con la mano.
-Es mi casa, tú eres un indeseable invitado.-Me levanté cogiendo de la mesita de centro la espada de Faye que había tomado del dormitorio y que no solté en toda la noche después de que Regina y yo intentamos, en vano, contactarla-. Una vez más, Rage-dije, haciendo énfasis en el diminutivo.
Volvimos a entrar a una de las habitaciones que acondicionamos para hacer el ritual que atrajera una proyección astral de Faye, el hechizo para localizarla no funcionó, ni porque Circe lo intentó.
La llama de las velas se hizo más fuerte cuando puse un pie en ese cuarto como cuando las encendieron en la noche. A Regina le seguía resultando asombroso.
-Mi madre es una poderosa hechicera, ¿quién puede ser mejor que ella para bloquear el lugar donde tienen a Jason y Faye?-pregunté, arrodillándome en el suelo y sentándome en mis piernas, Regina hizo lo mismo frente a mí.
-No creo que sea ese el problema, no del todo, Euzma-opinó ella, la insté a que continuara-. La magia no funciona si tú eres el objetivo, quiere decir también que se entorpece un poco si estás cerca, Circe debe saberlo pero por ti quiso intentarlo, lo primero es la señorita Vesper. Se nota que muchos harían lo que fuera para complacerte.
-¿Es algo malo?
-El querer complacerte es decisión de esas personas, si ellos no lo ven como algo malo, ¿por qué he de verlo yo así?-sonrió-. Toma la espada de la señorita Vesper, concéntrate en ella.-Cerré los ojos-. Algún día serás capaz de manejar esto tú sola-comentó-. Tienes mucho poder.
Decidí no irrumpir en su conversación, si no me incluyó es porque me sabía distraída, como si no pudiera desapegarme de mi preocupación y concentrarme en una cosa a la vez. Ellos saben que sí.
Me senté en el sofá de la estancia, Regina y Arath estaban hablando de pie en el vestíbulo, Nina se sentó a mi lado; hubo un instante en el que Arath la abrazó, y luego miró a los ojos de su esposa asegurándole que daba gracias de que estuviera viva.
-No sé qué sería de mí sin ti, Rage.
-Nada va a pasarme, saldremos de ésta, y tendremos la eternidad en paz-le respondió ella.
Lo besó, volví mi rostro hacia el frente. Comenzaba a amanecer.
-Ella estará bien-susurró Nina.
-Es lo que espero, como el recuperar a tu padre para ti-dije-. ¿Podrían dejar de profanar mi casa?-les pregunté a Arath y a Regina que no dejaban de besarse.
-La rubia y tú pueden hacer de todo-replicó Arath, Regina le dio un golpe en el brazo, él se lo frotó con la mano.
-Es mi casa, tú eres un indeseable invitado.-Me levanté cogiendo de la mesita de centro la espada de Faye que había tomado del dormitorio y que no solté en toda la noche después de que Regina y yo intentamos, en vano, contactarla-. Una vez más, Rage-dije, haciendo énfasis en el diminutivo.
Volvimos a entrar a una de las habitaciones que acondicionamos para hacer el ritual que atrajera una proyección astral de Faye, el hechizo para localizarla no funcionó, ni porque Circe lo intentó.
La llama de las velas se hizo más fuerte cuando puse un pie en ese cuarto como cuando las encendieron en la noche. A Regina le seguía resultando asombroso.
-Mi madre es una poderosa hechicera, ¿quién puede ser mejor que ella para bloquear el lugar donde tienen a Jason y Faye?-pregunté, arrodillándome en el suelo y sentándome en mis piernas, Regina hizo lo mismo frente a mí.
-No creo que sea ese el problema, no del todo, Euzma-opinó ella, la insté a que continuara-. La magia no funciona si tú eres el objetivo, quiere decir también que se entorpece un poco si estás cerca, Circe debe saberlo pero por ti quiso intentarlo, lo primero es la señorita Vesper. Se nota que muchos harían lo que fuera para complacerte.
-¿Es algo malo?
-El querer complacerte es decisión de esas personas, si ellos no lo ven como algo malo, ¿por qué he de verlo yo así?-sonrió-. Toma la espada de la señorita Vesper, concéntrate en ella.-Cerré los ojos-. Algún día serás capaz de manejar esto tú sola-comentó-. Tienes mucho poder.
Se suponía que el lazo que me une a Faye haría que ella acudiera a mi llamado, para que la proyección permaneciera el tiempo suficiente con nosotras era necesaria la magia de una bruja más mi-hasta ese momento-limitado poder. Regina reía cuando decía eso porque a sus ojos era todo menos "limitado".
La espada era un objeto que le pertenecía a Faye, habría usado el oso polar de felpa pero podía romperse si había un exceso de magia, la espada estaba fabricada a partir de un poco de mi sangre y un metal especial, la primera vez que lo intentamos con Circe los bombillos de las lámparas en esa habitación se rompieron, creo que era lo único, dentro de la casa, que el terremoto que provoqué no había roto.
-Regina, no funciona, no la siento-susurré, abriendo los ojos. Puse la espada en el suelo.
-Yo creo que sí funcionó, Euzma-dijo Regina.
Seguí su mirada, Faye apareció caminando, se veía bastante sólida para ser una proyección. Fui hacia ella, sonrió abrazándome muy fuerte; me sentí aliviada de verla, de tocarla, de sentirla y de escucharla decir que me había escuchado llamarla.
-Es sorprendente-musitó Regina. Apartándome de Faye me crucé de brazos, miré a Regina y de nuevo a la rubia-. Eres excepcional, Euzma, o excepcional lo que las une porque nunca había visto una proyección astral tan sólida.
Ladeé la cabeza sin dejar de observar a Faye.
-¿Te han hecho algo? ¿Dónde los tienen?-le pregunté.
-No lo sabemos, a mí me separaron de Jay, me llevaron a otro lugar pero creo que es en esta misma ciudad.
-¿Estabas dormida o despierta cuando escuchaste a Euzma?
-Yo.... no lo sé-susurró, llevándose la mano a la frente, nerviosa-. Creo que sí me hicieron algo.-Volví a abrazarla-. Hay algo importante que debes saber, Sahar-dijo, separándome un poco-. Tenían razón, Nina y tú, Velkam no es él en realidad hay alguien posesionando su cuerpo.
-Lo corroboré anoche.
-Sahar, su nombre es Seth-dijo, apurada.
-¿Cómo es que lo sabes?-pregunté, dubitativa.
-Me lo dijo la persona que ayudó a Velkam a liberarse de ell....
-¿Vesper?-musité, al ver que empezaba a desvanecerse-. ¡Vesper! ¡Voy a ir a por ti!
Salí de la habitación, bajé las escaleras a las carreras con Regina pisándome los talones. Mi padre estaba en la sala de estancia con los demás.
-Tu hermana-le dije a Caín-. Seth tiene a Velkam Alyosha, lo posesionó.
-Eso es imposible-habló mi padre, mirando a Circe-. Es imposible porque Seth está muerta, tiene una estaca clavada en el pecho, yo mismo tengo su sarcófago oculto, tu madre lo selló con su magia nada puede escapar de allí.
-Un sarcófago que te robaron porque imagino que es el que ellos tienen-dije, señalando a Arath y a Regina-. Drako acompaña al señor Griffin a por el maldito sarcófago, lo quiero aquí para ayer-di la orden sin inmutarme, y salí al jardín.
Necesitaba estar en paz, si me alteraba lo de anoche se podía repetir, y no era lo ideal; me senté a la orilla del lago y con el dedo índice empecé a golpear el agua, observé las ondas que se expandían. Un sólo toque marcaba el principio del cambio en el agua e iba creciendo, propagándose.
Ojalá me dejaran ponerle fin a esta catástrofe, una era de oscurantismo que se propagó como ondas en el agua. Ojalá pudiera hacerlo sin destruir Assiah en el proceso, sólo para complacer los deseos de mi padre de proteger a la gente inocente, él, que a su vez lo hace por su hermano Abel.
Servir y proteger, es poner en práctica lo que mis padres me enseñaron, cuidar del más débil, víctimas de este Infierno, quienes no eligieron estar aquí sino que pagan por las malas decisiones de otros, protegerlos a ellos.
Proteger a Faye.
Cerré los ojos, fue pensar en ella y verme en medio de una habitación blanca, sin ventanas pero con Faye sentada en una cama.
-¿Sahar?-susurró al borde de las lágrimas.
Me senté al borde y la abracé. Si hasta hace unos minutos la había visto.
-Estaba segura de que no te vería tan pronto, lo temía, Mi Vida-dijo, aún abrazadas. No podía alejarme-. Me sentí extraña al desfallecer cuando te escuché llamarme, ¿qué era eso? ¿Cómo lo hicimos?
-Te proyectaste astralmente con la ayuda de Regina y con la mía-le expliqué mientras acariciaba su pálido rostro, se la veía muy enferma-, nuestro vínculo es muy fuerte, debe serlo para llamar tu Lingam Sarira y que éste apareciera sólido.
-Lingam Sarira, déjame adivinar, es algo así como mi cuerpo astral-rió-. He leído-susurró-. ¿Éste es tu cuerpo astral o estás aquí en serio?-preguntó, tocó mi rostro.
-Pensé en ti y aquí me tienes, no sé cómo lo hice, no sabía que podía hacerlo sola. ¿Será que acabo de aprender?
-Me alegro-sonrió.
Miró por encima de mi hombro, había un espejo cubriendo la mitad de la pared cerca de la puerta.
-Deben estar observándome hablar contigo, deberías irte.
-Ya hubiesen venido a intentar capturarme, dime qué te hicieron.
-Se supone que nos sacarían hoy por pedido de Velkam, una de las magas que lo acompañan. Medea, fue ella quien lo liberó de la posesión.
-Medea es sobrina de Circe-susurré.
-Imaginé que sería esa Medea con todo y lo que he ido conociendo de tu mano.-Besé su frente-. Velkam es bueno después de todo, ¿no te complace? Es inocente.
-Por Nina, pero ya tendremos tiempo para hablar sobre eso. ¿Qué pasó? ¿Por qué Medea no los sacó?
-Anoche mismo me separaron de Jay, una hora después de que ella nos dijera lo que haría, pienso que el Velkam en modo intermitente alertó a su otra maga..... Ah-se quejó. Tenía las muñecas ocultas bajo las mantas y las sacó, no había notado las marcas cuando me abrazó, me distraje con sus ojos.
-¿Qué te han hecho?
-Cada dos horas me inyectan una pequeña dosis de un líquido cristalino, me hace sentir mucha sed, Sahar. Siento como si tuviera filosas agujas en mi garganta.
Revisé las marcas.
-¿No te han dicho qué es?-Tenía un olor particular, parecido a la sangre Blood Drynka pero con algo diferente. Faye bajó la mirada-. ¿Qué es, Faye?
-Sangre sintética de Blood Drynka-respondió en voz baja-. Ella dijo que no llegaría a convertirme cuando muera, pero sí que sería veneno para mí, que mi cuerpo reaccionaría como lo haría si fuese neófita, necesitaría alimentarme de sangre. Luego moriré, la única cura.....
-Podría tenerla yo.-Me levanté dispuesta a salir de allí y buscar a quien le hizo esto. Tomó mi brazo-. Faye.
-Regresa a casa, por favor-dijo, su mirada se alió a su suplicante voz.
-No sin ti, así como estoy a alguien podré patearle el culo.
-Por favor, Sahar, regresa a casa.
Su mano apretó un poco mi muñeca mientras que yo me acercaba cogiendo la suya.
-No sin ti, Faye, si tengo la oportunidad de sacarte ahora no la desaprovecharé.-Odiaba ver esa compungida expresión en su rostro, ella ya había sufrido demasiado. Acaricié su mejilla, no aparté mi mano de ella, romper el contacto me dolería; deseaba que al mirar en mis ojos encontrara la seguridad de que la salvaría-. Si la única forma de salvarte es convertirte, lo intentaremos, no voy a perderte de nuevo, el ciclo se rompe hoy, Mi Vida.
Su voz resonaba en la habitación, tanto por la conversación que tuvimos al verme trasladada de regreso en la casa del lago como cuando ella se trasladó hasta aquí. Agradecí que se desvaneciera antes de llegar a la puerta porque tuve miedo de que hiciera algo que su padre no aprobaría, si la muerte no volvía a separarnos él lo haría, Sahar debía actuar pensando no sólo en mí sino en mucha más gente. Cargaba con el peso del mundo en sus hombros; ¿acaso llegaría el día en que no tuviera que depender de ella y valerme por mí misma ante algún enemigo? Más importante, ¿llegaríamos a alejarnos de todo esto? ¿Alguna vez veríamos la paz? Porque no dejaba de pensar en que ella lo merecía, yo lo merecía y no me siento egoísta ni culpable por pensarlo; debíamos construir esa paz día a día a partir de ahora, el momento en el que me viera libre de esta gente.
Y Velkam, no tenía culpa de nada ni en el pasado ni en el presente. Él la hizo feliz, fue otra cosa lo que convirtió al buen hombre que Sahar conoció en el monstruo que fue después.
-¿Y qué soy yo?-pregunté a media voz-. Más que una forastera, una extraña que llegó a su vida cuando pudo haberlo salvado a él.
-Deja de darle vueltas a eso, Vesper.-Me sorprendí al verla de regreso con un abrigo y su espada en las manos-. Vamos, te sacaré de aquí.
-¿Cómo es que....?
-Circe dice que soy de rápido aprendizaje-dijo. Me ayudó a levantarme y me puso el abrigo-. Ahora sí soy la yo real-me susurró al oído con voz erótica.
-¿Cómo puedes hacer eso ahora?-reí.
-¿Qué cosa?-rió también, sabedora de lo que hizo-. Nadie sabe que vine, están ocupados con otros menesteres, además de que esta noche se celebrará la reunión con el Consejo.
-Esto es peligroso, debiste quedarte y resolver el asunto que puede llevarlos a un feo enfrentamiento.
-Asesiné a veinte personas violando el Código Assassin-empezó a decir de camino a la puerta-, provoqué un terremoto anoche que se llevó algunas vidas, pocas pero fueron muertes igual, me enteré a mi regreso. Y casi mato a mi madre, no creo que esto cambie el hecho de que rompí un pacto con mi padre, ¿qué más va a quitarme si llegué al límite de cuotas de "si nos pones en peligro por culpa de Faye..."?-Hizo una imitación muy buena de su padre, me reí a duras penas, me sentía débil. Abrió la puerta, y se volvió para verme-. Tendremos que salir por la puerta de enfrente, si orbitamos podrías morir antes y debemos agotar todas las posibilidades antes de recurrir a probar convertirte.
-Quisiera que no tuvieras que hacerlo-dije.
-Yo también quisiera no tener que hacerlo, pero si es lo único que puede salvarte....
-¿Qué hay de la reencarnación? Podemos....
-Esperaría por ti los siglos que hicieran falta, si ya antes te conocí siendo tú una niña y esperé por ti, pero es muy pronto para perderte cuando te acabo de encontrar, Faye.-Entendí perfectamente su posición, el modo en que lo planteaba era lógico-. Quédate cerca, ¿vale?
Nada más salir al pasillo nos vimos de frente con un guardia que venía en camino. Vestía una especie de traje militar en rojo y dorado con pantalones negros, y espada al cinto; Sahar no le dio chance a que sacara su arma cuando ya lo había atravesado con la suya.
Me cogió de la mano y doblamos un pasillo sólo para dar con la maga que tenía intención de ayudarnos a Jay y a mí.
-Eminencia-susurró, viendo a Sahar de arriba a abajo, sorprendida.
-Medea-dijo ésta.
-No debería estar aquí-contestó la maga.
-¿Quién lo dice?-preguntó Sahar, rodeándola para continuar nuestro camino-. ¿Seguimos en Seattle, verdad?
-Sí-respondió Medea, siguiéndonos-. Pero muy a las afueras en zona protegida de miradas indiscretas.
Sahar se detuvo.
-¿Dónde está, Jay? No logro percibirlo-dijo.
-Logré sacarlo, venía por ella-respondió Medea, mirándome.
-¿Y cómo planeabas sacarla si no puedes usar tu magia en ella para transpórtala porque podría morir en el proceso?-le preguntó Sahar con frialdad.
-¿Cómo pude olvidar ese detalle?-susurró Medea para sí misma, y en su rostro se comenzó a apreciar cierta culpa por el terrible error que habría cometido.
-Por el frente, tú sola, no habrías podido-dijo Sahar, reemprendiendo el camino-. ¿Cuánta gente custodia este lugar?
-Unas cuarenta y tres personas, Guardia de la Casa Alyosha.
-¿Qué otra maga acompaña a Seth?-preguntó Sahar.
-Freyja.-Sahar se detuvo de nuevo y la miró-. Ahora no está en el edificio, por eso intenté sacar al otro hombre con éxito, y fui a buscar a la señorita Vesper.
Me sentí muy mal, casi me caigo si no es porque Sahar me sostuvo.
-Vesper, aguanta un poco, ya te saco de aquí-dijo con cariño.
-No creímos que vendría personalmente-comentó Medea, llamando al elevador-. Nadie logra prever sus movimientos, por eso tal vez es que nuestro Superior la ve como una amenaza y al mismo tiempo es de su interés la criatura que es.
-No la llames así-le dije, entrando con Sahar al aparato. Odiaba que le dijeran "Criatura", el tono con el que lo hacían era algo despectivo.
Sahar besó la comisura de mis labios, susurró que me calmara muy cerca de ellos, sonriendo. No se ofendía con nada a menos claro que fuese a mí a quien ofendieran o atacaran, esa sí era una ofensa para ella.
Medea se disculpó.
-¿Quién es vuestro Superior?-inquirió Sahar.
-No hemos visto su rostro, envía emisarios con mensajes de cómo debemos proceder.-Vio en la pantalla que había a un costado de las puertas-. Ya saben que está aquí, Bishamon, habrá guardias esperando al otro lado de las puertas, y Freyja acaba de llegar.
-¿Has jugado alguna vez ajedrez, Medea?-La rubia maga asintió-. Prepárate, vas a moverte para todos lados y dejarás que de la otra reina me encargue yo.-Me miró, acarició mi rostro y, mientras las puertas del ascensor se abrían, me susurró-: En ningún momento te apartes de mí, quédate a mi lado, lo más cerca posible.
-Sahar, no podrás....
-Lo más cerca posible-repitió, levantando la mirada hacia el frente-. Ahora, Medea.
La rubia caminó delante de nosotras, Sahar avanzó con la espada abajo que se desvaneció de su mano dejándola libre.
-Tu espada-susurré.
-Volvió a casa, como nosotras dentro de poco, Mi Vida-respondió sin mirarme.
Medea estaba haciendo algo que obligaba a la Guardia de la Casa Alyosha a caer con lo que parecía ser un fuerte dolor de cabeza. La única persona que seguía en pie era una joven mujer de cabellos dorados y piel blanquecina, sus oscuros ojos no se apartaban de Sahar y de mí, que iba cogida de su brazo.
A diferencia de los guardias, la hermosa mujer vestía de negro, ropa normal no un uniforme.
-Estás muy lejos de Fólkvangr-dijo Sahar, en cuanto Medea se detuvo frente a Freyja-. Hija de un Grigori del plano de Vanaheim, nunca creí que te vería rebajarte a ser mandadera de una persona cuyo rostro no conoces, Freyja.
-¿Mandadera?-repitió Freyja, enarcando una ceja-. Aliada es la palabra correcta, Sahar.
Daba la impresión de que Sahar no se daba cuenta de que le habló como si la conociera a Freyja desde hace mucho tiempo, y ésta le devolvió el mismo tono.
-¿Qué ganas aliándote a alguien a quien no conoces y que sólo te usa?-preguntó Sahar.
-Mi padre murió y comprendí que no tenemos una inmortalidad asegurada, que envejecemos y morimos como los humanos-me miró con desprecio-, sólo que más despacio, el tiempo sigue pasando por nosotros. Entonces escuché de una inmortalidad distinta, verdadera, perfecta, perdóname por querer vivir eternamente-dijo, haciendo un puchero.
-Mientras unos envidiamos la mortalidad de los humanos, su escaso y frágil tiempo, otros se empecinan en ambicionar una eternidad vacía-comentó Medea.
-Teniendo Assiah entre mis dominios no sería una inmortalidad vacía-replicó Freyja-. Aquí converge todo-cerró los ojos, sonriendo-. ¿Pueden sentirlo?
-Medea-susurró Sahar, y la maga se quitó de en medio-. Assiah fue dada a los humanos, sólo a ellos pertenece y has de respetar eso-decía, provocando dolor en Freyja a distancia, y yo que pensaba que para lograr eso debía tocar a la persona-. Levantar vuestras armas contra Assiah para poseerla en pleno, es levantar sus armas contra mí y mi juicio será mil veces peor que el de Eloah contra el Grigori Niord Akibe'El, tu padre, cuando lo expulsó de los Cielos.-Sahar parecía estar en trance, no parpadeaba y a nuestro alrededor un repentino viento llenó el pasillo y abrió las puertas que daban a la salida de aquél edificio-. La próxima vez que tu Superior decida atacarme a mí o a mi familia iré a por cada uno de sus aliados hasta dar con él, y tú serás la primera de la lista.-A Freyja empezaron a sangrarle los ojos, cayó arrodillada-. No tengo nada qué compartir con ninguno de ustedes más que muerte y destrucción.-Sahar cogió a la mujer del cuello-. ¿Quieres que la muerte y destrucción llegue a Fólkvangr, Freyja?-le preguntó, acercando su rostro al de la deidad que como pudo hizo un gesto negativo-. Tu Demiurgo es un titiritero, está manipulando todo y a todos, ¿sabes por qué no se muestra? Porque me tiene miedo, y sabe que terminará muerto por mi mano, prefiere enviar lacayos para experimentar con ellos las consecuencias de beber mi sangre, sabe que así como puedo transferir mi inmortalidad por medio de ella, también pueden morir por medio de ella, ¿para qué arriesgarse él si puede usar a unos cuántos de ustedes para probar?
-La quimera no tardará en venir, Bishamon-advirtió Medea.
Sahar liberó a Freyja que quedó acostada en el piso respirando con dificultad.
-Yo no me he metido con Fólkvangr, no te metas con Assiah-le dijo Sahar a Freyja mirándola desde arriba a la mujer en el suelo-. Si estás de mi lado tienes mi protección, si estás en mi contra encontrarás la muerte mucho más rápido que tu viejo padre.
En ese momento Sahar fue benevolente con la deidad, la vi ponerse de cuclillas y susurrarle algo al oído, Freyja cerró los ojos.
-¿Qué le has hecho?-le pregunté, emprendiendo el camino hacia la puerta.
-Está dormida, modifiqué algunas cosas en su memoria sobre lo que dije, mi padre seguirá queriendo que el asunto de mi inmortalidad lo sepa el menor número de personas posibles.-Se detuvo y se volvió-. Medea-llamó, ya que la mujer se había quedado con Freyja.
-Sigan, yo las alcanzo-dijo ella.
Proseguimos pero al hacerlo me tambaleé un poco por el cansancio y Sahar me ayudó a sentarme en el suelo, apoyé la espalda en la pared.
-Estoy muy cansada-susurré-. Tengo sed, las cuchillas en mi garganta me hacen daño-dije por bromear. Sahar sonrió, acariciando mi rostro-. Soy un estropajo, debo verme fatal.
-Eres lo más bonito que han visto mis ojos, Mi Amor, y he vivido muchas vidas-dijo.
Mi risa salió muy débil.
-Me voy a morir por culpa de esa zorra.
El comentario le sentó mal, lo vi en la expresión triste y desesperada de su rostro.
-Vas a estar bien, y cuando salgamos de ésta me enseñarás a montar en bici, ¿recuerdas?
Sonreí.
-Estás loca, no sólo por venir aquí yendo en contra de tu padre, sino por arriesgar toda la paz en Assiah por una persona.
-La paz no existe en Assiah, Faye, hace mucho que no, una cosa que haga demás no empeorará la situación. Y necesito de tu ayuda para refundar este plano, cuando llegue el momento.
Con su ayuda me puse de pie y salimos a la grisácea mañana, debían ser como las seis.
-Desde la ventana esto se veía oscuro-comenté.
-Debió ser algún hechizo de Freyja.-Me ayudó a subir en el primer auto que vio, y que por suerte tenía las llaves pegadas. Cerró la puerta y lo rodeó para montar en el lado del conductor-. Me obligué a ver en su mente, ni ella ni Medea saben cómo curarte de ese maldito veneno pero estoy segura de que Circe hallará la forma sin tener que recurrir a mi sangre.
-¿Sabes conducir?-pregunté, preocupada por ese particular más que mi pronta muerte.
-No-respondió, mirando la llave en el contacto.
-¿Y tú decías que orbitar me mataría? Me jodí antes del tiempo señalado
-Oh vamos, que no debe ser tan difícil, ya he visto a Drako hacerlo, además soy de rápido aprendizaje.-Giró la llave y encendió el auto a la primera. Sahar dio palmaditas, fue divertido y adorable, parecía una niña pequeña con juguete nuevo-. ¿Ves? No es difícil. Mientras no se me atraviese un animal, una persona, o un poste en el camino estaremos bien.
-Tengo las horas contadas-reí.
-Faye, basta, vas a vivir....conmigo un día a la vez, ¿recuerdas?-dijo muy seria.
Su rostro se fue relajando hasta dibujar una sonrisa en sus labios, miraba mis ojos con esa dulzura que guardaba para mí. Y en el instante en que su mirada bajó a mis labios supe que quería lo mismo que yo anhelaba desde hacía rato; di el paso y busqué sus labios en un suave beso que me dio motivos y fuerza para luchar contra el veneno en mi sistema.
Tengo que sobrevivir, pensé.
<<Lazos IX
La espada era un objeto que le pertenecía a Faye, habría usado el oso polar de felpa pero podía romperse si había un exceso de magia, la espada estaba fabricada a partir de un poco de mi sangre y un metal especial, la primera vez que lo intentamos con Circe los bombillos de las lámparas en esa habitación se rompieron, creo que era lo único, dentro de la casa, que el terremoto que provoqué no había roto.
-Regina, no funciona, no la siento-susurré, abriendo los ojos. Puse la espada en el suelo.
-Yo creo que sí funcionó, Euzma-dijo Regina.
Seguí su mirada, Faye apareció caminando, se veía bastante sólida para ser una proyección. Fui hacia ella, sonrió abrazándome muy fuerte; me sentí aliviada de verla, de tocarla, de sentirla y de escucharla decir que me había escuchado llamarla.
-Es sorprendente-musitó Regina. Apartándome de Faye me crucé de brazos, miré a Regina y de nuevo a la rubia-. Eres excepcional, Euzma, o excepcional lo que las une porque nunca había visto una proyección astral tan sólida.
Ladeé la cabeza sin dejar de observar a Faye.
-¿Te han hecho algo? ¿Dónde los tienen?-le pregunté.
-No lo sabemos, a mí me separaron de Jay, me llevaron a otro lugar pero creo que es en esta misma ciudad.
-¿Estabas dormida o despierta cuando escuchaste a Euzma?
-Yo.... no lo sé-susurró, llevándose la mano a la frente, nerviosa-. Creo que sí me hicieron algo.-Volví a abrazarla-. Hay algo importante que debes saber, Sahar-dijo, separándome un poco-. Tenían razón, Nina y tú, Velkam no es él en realidad hay alguien posesionando su cuerpo.
-Lo corroboré anoche.
-Sahar, su nombre es Seth-dijo, apurada.
-¿Cómo es que lo sabes?-pregunté, dubitativa.
-Me lo dijo la persona que ayudó a Velkam a liberarse de ell....
-¿Vesper?-musité, al ver que empezaba a desvanecerse-. ¡Vesper! ¡Voy a ir a por ti!
Salí de la habitación, bajé las escaleras a las carreras con Regina pisándome los talones. Mi padre estaba en la sala de estancia con los demás.
-Tu hermana-le dije a Caín-. Seth tiene a Velkam Alyosha, lo posesionó.
-Eso es imposible-habló mi padre, mirando a Circe-. Es imposible porque Seth está muerta, tiene una estaca clavada en el pecho, yo mismo tengo su sarcófago oculto, tu madre lo selló con su magia nada puede escapar de allí.
-Un sarcófago que te robaron porque imagino que es el que ellos tienen-dije, señalando a Arath y a Regina-. Drako acompaña al señor Griffin a por el maldito sarcófago, lo quiero aquí para ayer-di la orden sin inmutarme, y salí al jardín.
Necesitaba estar en paz, si me alteraba lo de anoche se podía repetir, y no era lo ideal; me senté a la orilla del lago y con el dedo índice empecé a golpear el agua, observé las ondas que se expandían. Un sólo toque marcaba el principio del cambio en el agua e iba creciendo, propagándose.
Ojalá me dejaran ponerle fin a esta catástrofe, una era de oscurantismo que se propagó como ondas en el agua. Ojalá pudiera hacerlo sin destruir Assiah en el proceso, sólo para complacer los deseos de mi padre de proteger a la gente inocente, él, que a su vez lo hace por su hermano Abel.
Servir y proteger, es poner en práctica lo que mis padres me enseñaron, cuidar del más débil, víctimas de este Infierno, quienes no eligieron estar aquí sino que pagan por las malas decisiones de otros, protegerlos a ellos.
Proteger a Faye.
Cerré los ojos, fue pensar en ella y verme en medio de una habitación blanca, sin ventanas pero con Faye sentada en una cama.
-¿Sahar?-susurró al borde de las lágrimas.
Me senté al borde y la abracé. Si hasta hace unos minutos la había visto.
-Te proyectaste astralmente con la ayuda de Regina y con la mía-le expliqué mientras acariciaba su pálido rostro, se la veía muy enferma-, nuestro vínculo es muy fuerte, debe serlo para llamar tu Lingam Sarira y que éste apareciera sólido.
-Lingam Sarira, déjame adivinar, es algo así como mi cuerpo astral-rió-. He leído-susurró-. ¿Éste es tu cuerpo astral o estás aquí en serio?-preguntó, tocó mi rostro.
-Pensé en ti y aquí me tienes, no sé cómo lo hice, no sabía que podía hacerlo sola. ¿Será que acabo de aprender?
-Me alegro-sonrió.
Miró por encima de mi hombro, había un espejo cubriendo la mitad de la pared cerca de la puerta.
-Deben estar observándome hablar contigo, deberías irte.
-Ya hubiesen venido a intentar capturarme, dime qué te hicieron.
-Se supone que nos sacarían hoy por pedido de Velkam, una de las magas que lo acompañan. Medea, fue ella quien lo liberó de la posesión.
-Medea es sobrina de Circe-susurré.
-Imaginé que sería esa Medea con todo y lo que he ido conociendo de tu mano.-Besé su frente-. Velkam es bueno después de todo, ¿no te complace? Es inocente.
-Por Nina, pero ya tendremos tiempo para hablar sobre eso. ¿Qué pasó? ¿Por qué Medea no los sacó?
-Anoche mismo me separaron de Jay, una hora después de que ella nos dijera lo que haría, pienso que el Velkam en modo intermitente alertó a su otra maga..... Ah-se quejó. Tenía las muñecas ocultas bajo las mantas y las sacó, no había notado las marcas cuando me abrazó, me distraje con sus ojos.
-¿Qué te han hecho?
-Cada dos horas me inyectan una pequeña dosis de un líquido cristalino, me hace sentir mucha sed, Sahar. Siento como si tuviera filosas agujas en mi garganta.
Revisé las marcas.
-¿No te han dicho qué es?-Tenía un olor particular, parecido a la sangre Blood Drynka pero con algo diferente. Faye bajó la mirada-. ¿Qué es, Faye?
-Sangre sintética de Blood Drynka-respondió en voz baja-. Ella dijo que no llegaría a convertirme cuando muera, pero sí que sería veneno para mí, que mi cuerpo reaccionaría como lo haría si fuese neófita, necesitaría alimentarme de sangre. Luego moriré, la única cura.....
-Podría tenerla yo.-Me levanté dispuesta a salir de allí y buscar a quien le hizo esto. Tomó mi brazo-. Faye.
-No sin ti, así como estoy a alguien podré patearle el culo.
-Por favor, Sahar, regresa a casa.
Su mano apretó un poco mi muñeca mientras que yo me acercaba cogiendo la suya.
-No sin ti, Faye, si tengo la oportunidad de sacarte ahora no la desaprovecharé.-Odiaba ver esa compungida expresión en su rostro, ella ya había sufrido demasiado. Acaricié su mejilla, no aparté mi mano de ella, romper el contacto me dolería; deseaba que al mirar en mis ojos encontrara la seguridad de que la salvaría-. Si la única forma de salvarte es convertirte, lo intentaremos, no voy a perderte de nuevo, el ciclo se rompe hoy, Mi Vida.
Su voz resonaba en la habitación, tanto por la conversación que tuvimos al verme trasladada de regreso en la casa del lago como cuando ella se trasladó hasta aquí. Agradecí que se desvaneciera antes de llegar a la puerta porque tuve miedo de que hiciera algo que su padre no aprobaría, si la muerte no volvía a separarnos él lo haría, Sahar debía actuar pensando no sólo en mí sino en mucha más gente. Cargaba con el peso del mundo en sus hombros; ¿acaso llegaría el día en que no tuviera que depender de ella y valerme por mí misma ante algún enemigo? Más importante, ¿llegaríamos a alejarnos de todo esto? ¿Alguna vez veríamos la paz? Porque no dejaba de pensar en que ella lo merecía, yo lo merecía y no me siento egoísta ni culpable por pensarlo; debíamos construir esa paz día a día a partir de ahora, el momento en el que me viera libre de esta gente.
Y Velkam, no tenía culpa de nada ni en el pasado ni en el presente. Él la hizo feliz, fue otra cosa lo que convirtió al buen hombre que Sahar conoció en el monstruo que fue después.
-¿Y qué soy yo?-pregunté a media voz-. Más que una forastera, una extraña que llegó a su vida cuando pudo haberlo salvado a él.
-Deja de darle vueltas a eso, Vesper.-Me sorprendí al verla de regreso con un abrigo y su espada en las manos-. Vamos, te sacaré de aquí.
-¿Cómo es que....?
-Circe dice que soy de rápido aprendizaje-dijo. Me ayudó a levantarme y me puso el abrigo-. Ahora sí soy la yo real-me susurró al oído con voz erótica.
-¿Cómo puedes hacer eso ahora?-reí.
-¿Qué cosa?-rió también, sabedora de lo que hizo-. Nadie sabe que vine, están ocupados con otros menesteres, además de que esta noche se celebrará la reunión con el Consejo.
-Esto es peligroso, debiste quedarte y resolver el asunto que puede llevarlos a un feo enfrentamiento.
-Asesiné a veinte personas violando el Código Assassin-empezó a decir de camino a la puerta-, provoqué un terremoto anoche que se llevó algunas vidas, pocas pero fueron muertes igual, me enteré a mi regreso. Y casi mato a mi madre, no creo que esto cambie el hecho de que rompí un pacto con mi padre, ¿qué más va a quitarme si llegué al límite de cuotas de "si nos pones en peligro por culpa de Faye..."?-Hizo una imitación muy buena de su padre, me reí a duras penas, me sentía débil. Abrió la puerta, y se volvió para verme-. Tendremos que salir por la puerta de enfrente, si orbitamos podrías morir antes y debemos agotar todas las posibilidades antes de recurrir a probar convertirte.
-Quisiera que no tuvieras que hacerlo-dije.
-Yo también quisiera no tener que hacerlo, pero si es lo único que puede salvarte....
-¿Qué hay de la reencarnación? Podemos....
-Esperaría por ti los siglos que hicieran falta, si ya antes te conocí siendo tú una niña y esperé por ti, pero es muy pronto para perderte cuando te acabo de encontrar, Faye.-Entendí perfectamente su posición, el modo en que lo planteaba era lógico-. Quédate cerca, ¿vale?
Nada más salir al pasillo nos vimos de frente con un guardia que venía en camino. Vestía una especie de traje militar en rojo y dorado con pantalones negros, y espada al cinto; Sahar no le dio chance a que sacara su arma cuando ya lo había atravesado con la suya.
Me cogió de la mano y doblamos un pasillo sólo para dar con la maga que tenía intención de ayudarnos a Jay y a mí.
-Eminencia-susurró, viendo a Sahar de arriba a abajo, sorprendida.
-Medea-dijo ésta.
-No debería estar aquí-contestó la maga.
-¿Quién lo dice?-preguntó Sahar, rodeándola para continuar nuestro camino-. ¿Seguimos en Seattle, verdad?
-Sí-respondió Medea, siguiéndonos-. Pero muy a las afueras en zona protegida de miradas indiscretas.
Sahar se detuvo.
-¿Dónde está, Jay? No logro percibirlo-dijo.
-Logré sacarlo, venía por ella-respondió Medea, mirándome.
-¿Y cómo planeabas sacarla si no puedes usar tu magia en ella para transpórtala porque podría morir en el proceso?-le preguntó Sahar con frialdad.
-¿Cómo pude olvidar ese detalle?-susurró Medea para sí misma, y en su rostro se comenzó a apreciar cierta culpa por el terrible error que habría cometido.
-Por el frente, tú sola, no habrías podido-dijo Sahar, reemprendiendo el camino-. ¿Cuánta gente custodia este lugar?
-Unas cuarenta y tres personas, Guardia de la Casa Alyosha.
-¿Qué otra maga acompaña a Seth?-preguntó Sahar.
-Freyja.-Sahar se detuvo de nuevo y la miró-. Ahora no está en el edificio, por eso intenté sacar al otro hombre con éxito, y fui a buscar a la señorita Vesper.
Me sentí muy mal, casi me caigo si no es porque Sahar me sostuvo.
-Vesper, aguanta un poco, ya te saco de aquí-dijo con cariño.
-No creímos que vendría personalmente-comentó Medea, llamando al elevador-. Nadie logra prever sus movimientos, por eso tal vez es que nuestro Superior la ve como una amenaza y al mismo tiempo es de su interés la criatura que es.
-No la llames así-le dije, entrando con Sahar al aparato. Odiaba que le dijeran "Criatura", el tono con el que lo hacían era algo despectivo.
Sahar besó la comisura de mis labios, susurró que me calmara muy cerca de ellos, sonriendo. No se ofendía con nada a menos claro que fuese a mí a quien ofendieran o atacaran, esa sí era una ofensa para ella.
Medea se disculpó.
-¿Quién es vuestro Superior?-inquirió Sahar.
-No hemos visto su rostro, envía emisarios con mensajes de cómo debemos proceder.-Vio en la pantalla que había a un costado de las puertas-. Ya saben que está aquí, Bishamon, habrá guardias esperando al otro lado de las puertas, y Freyja acaba de llegar.
-¿Has jugado alguna vez ajedrez, Medea?-La rubia maga asintió-. Prepárate, vas a moverte para todos lados y dejarás que de la otra reina me encargue yo.-Me miró, acarició mi rostro y, mientras las puertas del ascensor se abrían, me susurró-: En ningún momento te apartes de mí, quédate a mi lado, lo más cerca posible.
-Sahar, no podrás....
-Lo más cerca posible-repitió, levantando la mirada hacia el frente-. Ahora, Medea.
La rubia caminó delante de nosotras, Sahar avanzó con la espada abajo que se desvaneció de su mano dejándola libre.
-Tu espada-susurré.
-Volvió a casa, como nosotras dentro de poco, Mi Vida-respondió sin mirarme.
Medea estaba haciendo algo que obligaba a la Guardia de la Casa Alyosha a caer con lo que parecía ser un fuerte dolor de cabeza. La única persona que seguía en pie era una joven mujer de cabellos dorados y piel blanquecina, sus oscuros ojos no se apartaban de Sahar y de mí, que iba cogida de su brazo.
A diferencia de los guardias, la hermosa mujer vestía de negro, ropa normal no un uniforme.
-Estás muy lejos de Fólkvangr-dijo Sahar, en cuanto Medea se detuvo frente a Freyja-. Hija de un Grigori del plano de Vanaheim, nunca creí que te vería rebajarte a ser mandadera de una persona cuyo rostro no conoces, Freyja.
-¿Mandadera?-repitió Freyja, enarcando una ceja-. Aliada es la palabra correcta, Sahar.
Daba la impresión de que Sahar no se daba cuenta de que le habló como si la conociera a Freyja desde hace mucho tiempo, y ésta le devolvió el mismo tono.
-¿Qué ganas aliándote a alguien a quien no conoces y que sólo te usa?-preguntó Sahar.
-Mi padre murió y comprendí que no tenemos una inmortalidad asegurada, que envejecemos y morimos como los humanos-me miró con desprecio-, sólo que más despacio, el tiempo sigue pasando por nosotros. Entonces escuché de una inmortalidad distinta, verdadera, perfecta, perdóname por querer vivir eternamente-dijo, haciendo un puchero.
-Mientras unos envidiamos la mortalidad de los humanos, su escaso y frágil tiempo, otros se empecinan en ambicionar una eternidad vacía-comentó Medea.
-Teniendo Assiah entre mis dominios no sería una inmortalidad vacía-replicó Freyja-. Aquí converge todo-cerró los ojos, sonriendo-. ¿Pueden sentirlo?
-Medea-susurró Sahar, y la maga se quitó de en medio-. Assiah fue dada a los humanos, sólo a ellos pertenece y has de respetar eso-decía, provocando dolor en Freyja a distancia, y yo que pensaba que para lograr eso debía tocar a la persona-. Levantar vuestras armas contra Assiah para poseerla en pleno, es levantar sus armas contra mí y mi juicio será mil veces peor que el de Eloah contra el Grigori Niord Akibe'El, tu padre, cuando lo expulsó de los Cielos.-Sahar parecía estar en trance, no parpadeaba y a nuestro alrededor un repentino viento llenó el pasillo y abrió las puertas que daban a la salida de aquél edificio-. La próxima vez que tu Superior decida atacarme a mí o a mi familia iré a por cada uno de sus aliados hasta dar con él, y tú serás la primera de la lista.-A Freyja empezaron a sangrarle los ojos, cayó arrodillada-. No tengo nada qué compartir con ninguno de ustedes más que muerte y destrucción.-Sahar cogió a la mujer del cuello-. ¿Quieres que la muerte y destrucción llegue a Fólkvangr, Freyja?-le preguntó, acercando su rostro al de la deidad que como pudo hizo un gesto negativo-. Tu Demiurgo es un titiritero, está manipulando todo y a todos, ¿sabes por qué no se muestra? Porque me tiene miedo, y sabe que terminará muerto por mi mano, prefiere enviar lacayos para experimentar con ellos las consecuencias de beber mi sangre, sabe que así como puedo transferir mi inmortalidad por medio de ella, también pueden morir por medio de ella, ¿para qué arriesgarse él si puede usar a unos cuántos de ustedes para probar?
-La quimera no tardará en venir, Bishamon-advirtió Medea.
Sahar liberó a Freyja que quedó acostada en el piso respirando con dificultad.
-Yo no me he metido con Fólkvangr, no te metas con Assiah-le dijo Sahar a Freyja mirándola desde arriba a la mujer en el suelo-. Si estás de mi lado tienes mi protección, si estás en mi contra encontrarás la muerte mucho más rápido que tu viejo padre.
En ese momento Sahar fue benevolente con la deidad, la vi ponerse de cuclillas y susurrarle algo al oído, Freyja cerró los ojos.
-¿Qué le has hecho?-le pregunté, emprendiendo el camino hacia la puerta.
-Está dormida, modifiqué algunas cosas en su memoria sobre lo que dije, mi padre seguirá queriendo que el asunto de mi inmortalidad lo sepa el menor número de personas posibles.-Se detuvo y se volvió-. Medea-llamó, ya que la mujer se había quedado con Freyja.
-Sigan, yo las alcanzo-dijo ella.
Proseguimos pero al hacerlo me tambaleé un poco por el cansancio y Sahar me ayudó a sentarme en el suelo, apoyé la espalda en la pared.
-Estoy muy cansada-susurré-. Tengo sed, las cuchillas en mi garganta me hacen daño-dije por bromear. Sahar sonrió, acariciando mi rostro-. Soy un estropajo, debo verme fatal.
-Eres lo más bonito que han visto mis ojos, Mi Amor, y he vivido muchas vidas-dijo.
Mi risa salió muy débil.
-Me voy a morir por culpa de esa zorra.
El comentario le sentó mal, lo vi en la expresión triste y desesperada de su rostro.
-Vas a estar bien, y cuando salgamos de ésta me enseñarás a montar en bici, ¿recuerdas?
Sonreí.
-Estás loca, no sólo por venir aquí yendo en contra de tu padre, sino por arriesgar toda la paz en Assiah por una persona.
-La paz no existe en Assiah, Faye, hace mucho que no, una cosa que haga demás no empeorará la situación. Y necesito de tu ayuda para refundar este plano, cuando llegue el momento.
Con su ayuda me puse de pie y salimos a la grisácea mañana, debían ser como las seis.
-Desde la ventana esto se veía oscuro-comenté.
-Debió ser algún hechizo de Freyja.-Me ayudó a subir en el primer auto que vio, y que por suerte tenía las llaves pegadas. Cerró la puerta y lo rodeó para montar en el lado del conductor-. Me obligué a ver en su mente, ni ella ni Medea saben cómo curarte de ese maldito veneno pero estoy segura de que Circe hallará la forma sin tener que recurrir a mi sangre.
-¿Sabes conducir?-pregunté, preocupada por ese particular más que mi pronta muerte.
-No-respondió, mirando la llave en el contacto.
-¿Y tú decías que orbitar me mataría? Me jodí antes del tiempo señalado
-Oh vamos, que no debe ser tan difícil, ya he visto a Drako hacerlo, además soy de rápido aprendizaje.-Giró la llave y encendió el auto a la primera. Sahar dio palmaditas, fue divertido y adorable, parecía una niña pequeña con juguete nuevo-. ¿Ves? No es difícil. Mientras no se me atraviese un animal, una persona, o un poste en el camino estaremos bien.
-Tengo las horas contadas-reí.
-Faye, basta, vas a vivir....conmigo un día a la vez, ¿recuerdas?-dijo muy seria.
Su rostro se fue relajando hasta dibujar una sonrisa en sus labios, miraba mis ojos con esa dulzura que guardaba para mí. Y en el instante en que su mirada bajó a mis labios supe que quería lo mismo que yo anhelaba desde hacía rato; di el paso y busqué sus labios en un suave beso que me dio motivos y fuerza para luchar contra el veneno en mi sistema.
Tengo que sobrevivir, pensé.
<<Lazos IX
Tengo que pasar más por aquí.
ResponderEliminarCuando quieras, serás bienvenido ;)
EliminarMe enojé con Sahar, por ese feo incidente con Circe.
ResponderEliminarPero este rescato, rompiendo alguna regla, me predispone a su favor. Fue oportuna la intervención de Medea.
Lástima que Frejya esté en el bando equivocado. Entiendo su deseo de inmortalidad y eterna juventud.
Y que quede claro que no soy ese demiurgo.
Un abrazo.
Jajjajajaja No, tú eres bueno, del que hablan aquí es muy malo ;)
EliminarFreyja habría sido una excelente aliada pero sus elecciones no han sido las mejores, todo por alguien a quien quiere.
Un fuerte abrazo ;)
El amor veneno y antídoto a la vez. Todo lo puede si crees en él y en su hechizo.
ResponderEliminarIvel, te felicito por robarme toda la atención y por esa pincelada de humor que le resta sólo un poco de seriedad para rápidamente continuar con la misma intensidad del momento.
Mil besitos preciosa
Ojalá tuviera ese poder de desdoblarme y estar en otro lugar al instante. Y que bonita esta frase "Eres lo más bonito que han visto mis ojos, Mi Amor, y he vivido muchas vidas" Seguro que el amor triunfa en esta historia.
ResponderEliminarBesos dulces Ivel.