Presente....
-Flashback...-
*Le avisé a las chicas que me iría, como ya lo que teníamos que hacer estaba terminado, les dije que se tomaran el resto del día. Era viernes y debían estar agotadas por la noche anterior, ambas estuvieron en la boda y en la fiesta posterior a esta.
Me dejé guiar por él, fuimos en mi coche. Gastón conducía, y hacía bromas sobre Fi y su conducta sobre protectora; Sofía siempre fue así conmigo, me cuidaba como si de una hermana mayor se tratara. Yo lo agradecía, ella era una parte importante de mi vida; cuando conoció a Salvatore hice hasta lo imposible para que estuvieran juntos, y todo terminó en boda. Eso me hacía feliz.
Gastón se detuvo frente a un teatro, lo miré sorprendida y confesó que nuestro amigo en común le había dicho que me gustaba el teatro, no sólo ver una buena obra, sino disfrutar sobre las tablas.
-Investigaste todo.-dije, subiendo las escaleras. Me detuve en un escalón, y él se acercó más.-No vamos a llegar adentro si sigues así.-susurré.
Gastón me tomó del mentón, y atrapó mi labio superior entre los suyos. El calor que recorrió mi cuerpo era una mezcla del mío y el suyo; era una mezcla de nuestras ganas.
Yo ya perdí esta apuesta, necesito de él. Estoy perdida, y ¿cómo puede quererse a alguien en un tiempo tan corto?¿Quién conoce la respuesta? ¿Es acaso posible querer de este modo a una persona? Porque sé que hay deseo.... pero siento más.
Me cogió de la mano, y entramos al recinto; no había gente, cuidador, nadie.
-Salvatore me ayudó.-susurró.
Salvatore conocía a todos así que el que haya conseguido que le cedieran ese teatro por una tarde no era sorpresa.
Estuve en ese lugar una vez el año anterior, Fi me invitó a ver una preciosa obra escrita por una amiga suya. El escenario era enorme, y en el teatro entraban unas setecientas personas; fue diseñado por Sal, y pensó en todo, en cada detalle. Resultaba similar al mismo coliseo.
Gastón y yo subimos a las tablas, me quité los zapatos porque me encantaba sentir bajo mis pies y subiendo por mi cuerpo, esa magia que guardaba ese sagrado lugar.
-Veo que Salvatore no mintió, morena. Lo disfrutas.-comentó Gastón, depositando la cesta en el suelo. Vino a mí e hizo una caravana.-¿Gusta bailar, señorita?
-Será un placer, señor.-Extendí mi mano, el la cogió, me rodeó la cintura con la otra y me pegó a él.-¿Puedes oír la música?
-Fuerte y clara.-Guiñó un ojo.
Podían tomarnos por locos, éramos dos locos....
Reímos, y yo.... Yo intentaba reconstruir mis murallas, esas que él ya había conseguido derribar.
Noté que no era la única con armadura, había tristeza en su mirada, y a veces lo pillé evadiendo hablar de sí mismo. No decía más que lo que se permitía divulgar, igual que yo.
-Un picnic dentro de un teatro, me gusta.-sonreí, cogiendo uno de los pastelitos de chocolate que había llevado para el postre.-Pero está prohibido traer comida a lugares como estos, Ladrón.
-¿No te gusta lo prohibido? Porque yo lo disfruto.
-Me gusta, claro que me gusta.
Una sonrisa se deslizó por sus labios, y su mirada se tornó lujuriosa.
-Hablando de ser un ladrón, y de lencería....
-¡Yo no he mencionado la lencería!-solté, recordando lo que me hizo la noche anterior.
-Es de Victoria´s Secret.-dijo, fingiendo seriedad al sacar del bolsillo de su pantalón mis bragas negras.-¿Un demonio de Vicky Victoria?
Se la arrebaté y la metí en mi bolso.
-Estás loco, Gastón.
-Todos lo estamos, sólo que unos pocos privilegiados dejamos salir esa locura.... Con la persona deseada, querida, amada.-Calló por un momento, sólo nuestras miradas hablaban por nosotros.
Deseo esto.... Esta oportunidad, deseo vivirlo a él. Y que me viva... Lo que dure... Así sean dos horas, cinco minutos.
La eternidad, pensé jugueteando con el colgante.
Recogimos todo y fuimos a un hotel, cuando miré el reloj del móvil eran las 17hrs. Él había hecho una reservación antes de ir a por mí a la boutique.
-¿Y si me hubiese negado?
-Sabía que no lo harías.-aseguró, cerrando la puerta tras él.-Lo sabía, y cada minuto en el teatro pensaba si debía hacerlo, si debía sugerir este lugar. Empezaba a dudar, Forastera....
Besé sus labios, robándome su aliento en el acto.... Robándome su alma...
Deshice los botones de su camisa, rompiéndola y dejándome comer por él. Por su boca, por su lengua invadiendo en búsqueda de la mía....
Gastón me apretó a él, sentí su erección y bajé la mano para acariciarla por encima del pantalón. Sin mirar desabroché aquél, e introduje mi mano para sentirla, caliente, dura....
Sus labios besaron mi cuello, subí mis manos hasta su pecho, suspirando, sintiendo sus manos quitarme la chaqueta. Besó mi frente al tiempo que bajaba el cierre de mi vestido, y lo dejaba caer al piso... Me observó, estudiando mi rostro, acariciando mi labio inferior con su dedo pulgar... Adorándome con la mirada....
Volvió al encuentro de mi boca, sus manos en mis pechos, acariciando con una delicadeza que me gustó sentir. Mordió mi mentón y bajó hasta ellos.... Besó y chupó uno, dedicándole pellizcos y caricias al otro....
Gastón me estaba enloqueciendo....
Se quitó el pantalón ante mí, pasé mis uñas por su torso, hasta llegar al borde de su bóxer. Que bajé, sólo un poco, encontrándome con su lengua entreabriendo mis labios.....
Sentía la humedad en mi sexo, y sus dedos recorrer ese vértice, acariciando, hasta entrar.... Metía y sacaba, despacio... Su boca rindiéndole honores a mis pezones, dedicando mordidas que me hacían gemir, que me llevaban al punto del orgasmo, pero me contenía.... Lo quería a él dentro de mí....
Sacó sus dedos, y me levantó en sus brazos, llevándome hasta la cama. Me acostó con suavidad sin dejar de besarme.... Abrí mis piernas para saber su sexo en el mío.... Para sentir esa rica caricia que Gastón me dedicó con la punta de su polla, suave, delicada.... Antes de entrar y mojarse con mi esencia, antes de volverme de su propiedad. Empujando, un poco más... Un poco más.... Salió y volvió a meterse como el ladrón que era...
Ladrón de mis besos....
De mis jadeos....
De mis suspiros....
De este corazón y de esta alma que le pertenecían....
Mío.... Tuya.... le susurré al oído.... Sintiéndolo dentro, moviéndose, ansioso... Amándome, dichoso....*
Actualidad.......
Fui yo la que abandoné ese hotel aquella tarde mientras él dormitaba. Debía marcharse, yo no lo pedí que se quedara, no lo detuve, y no respondí cuando me llamó; ni respondí correo alguno que me envió nada más llegar a su ciudad.
No quería dejar que se fuera, no quería dejarlo ir, y me lamento recordando esa primera vez juntos, una primera vez que sentí como si no lo fuera.... Cada espacio de su cuerpo me era conocido....
Cerré el manuscrito que estaba leyendo para Paolo, el padre de Fi. Trabajo como su asistente en la editorial que maneja.
No quería saber de romances, de nada.
Escuché el sonido del móvil al dirigirme a la oficina de Paolo, casi se me cae el bendito manuscrito cuando vi que era un correo de Gastón. Otro, el cuarto desde que se fue.
"¿Cómo te explico que me haces falta?
G"
Me cogió de la mano, y entramos al recinto; no había gente, cuidador, nadie.
-Salvatore me ayudó.-susurró.
Salvatore conocía a todos así que el que haya conseguido que le cedieran ese teatro por una tarde no era sorpresa.
Estuve en ese lugar una vez el año anterior, Fi me invitó a ver una preciosa obra escrita por una amiga suya. El escenario era enorme, y en el teatro entraban unas setecientas personas; fue diseñado por Sal, y pensó en todo, en cada detalle. Resultaba similar al mismo coliseo.
Gastón y yo subimos a las tablas, me quité los zapatos porque me encantaba sentir bajo mis pies y subiendo por mi cuerpo, esa magia que guardaba ese sagrado lugar.
-Veo que Salvatore no mintió, morena. Lo disfrutas.-comentó Gastón, depositando la cesta en el suelo. Vino a mí e hizo una caravana.-¿Gusta bailar, señorita?
-Será un placer, señor.-Extendí mi mano, el la cogió, me rodeó la cintura con la otra y me pegó a él.-¿Puedes oír la música?
-Fuerte y clara.-Guiñó un ojo.
Podían tomarnos por locos, éramos dos locos....
Reímos, y yo.... Yo intentaba reconstruir mis murallas, esas que él ya había conseguido derribar.
Noté que no era la única con armadura, había tristeza en su mirada, y a veces lo pillé evadiendo hablar de sí mismo. No decía más que lo que se permitía divulgar, igual que yo.
-Un picnic dentro de un teatro, me gusta.-sonreí, cogiendo uno de los pastelitos de chocolate que había llevado para el postre.-Pero está prohibido traer comida a lugares como estos, Ladrón.
-¿No te gusta lo prohibido? Porque yo lo disfruto.
-Me gusta, claro que me gusta.
Una sonrisa se deslizó por sus labios, y su mirada se tornó lujuriosa.
-Hablando de ser un ladrón, y de lencería....
-¡Yo no he mencionado la lencería!-solté, recordando lo que me hizo la noche anterior.
-Es de Victoria´s Secret.-dijo, fingiendo seriedad al sacar del bolsillo de su pantalón mis bragas negras.-¿Un demonio de Vicky Victoria?
Se la arrebaté y la metí en mi bolso.
-Estás loco, Gastón.
-Todos lo estamos, sólo que unos pocos privilegiados dejamos salir esa locura.... Con la persona deseada, querida, amada.-Calló por un momento, sólo nuestras miradas hablaban por nosotros.
Deseo esto.... Esta oportunidad, deseo vivirlo a él. Y que me viva... Lo que dure... Así sean dos horas, cinco minutos.
La eternidad, pensé jugueteando con el colgante.
Recogimos todo y fuimos a un hotel, cuando miré el reloj del móvil eran las 17hrs. Él había hecho una reservación antes de ir a por mí a la boutique.
-¿Y si me hubiese negado?
-Sabía que no lo harías.-aseguró, cerrando la puerta tras él.-Lo sabía, y cada minuto en el teatro pensaba si debía hacerlo, si debía sugerir este lugar. Empezaba a dudar, Forastera....
Besé sus labios, robándome su aliento en el acto.... Robándome su alma...
Deshice los botones de su camisa, rompiéndola y dejándome comer por él. Por su boca, por su lengua invadiendo en búsqueda de la mía....
Gastón me apretó a él, sentí su erección y bajé la mano para acariciarla por encima del pantalón. Sin mirar desabroché aquél, e introduje mi mano para sentirla, caliente, dura....
Sus labios besaron mi cuello, subí mis manos hasta su pecho, suspirando, sintiendo sus manos quitarme la chaqueta. Besó mi frente al tiempo que bajaba el cierre de mi vestido, y lo dejaba caer al piso... Me observó, estudiando mi rostro, acariciando mi labio inferior con su dedo pulgar... Adorándome con la mirada....
Volvió al encuentro de mi boca, sus manos en mis pechos, acariciando con una delicadeza que me gustó sentir. Mordió mi mentón y bajó hasta ellos.... Besó y chupó uno, dedicándole pellizcos y caricias al otro....
Gastón me estaba enloqueciendo....
Se quitó el pantalón ante mí, pasé mis uñas por su torso, hasta llegar al borde de su bóxer. Que bajé, sólo un poco, encontrándome con su lengua entreabriendo mis labios.....
Sentía la humedad en mi sexo, y sus dedos recorrer ese vértice, acariciando, hasta entrar.... Metía y sacaba, despacio... Su boca rindiéndole honores a mis pezones, dedicando mordidas que me hacían gemir, que me llevaban al punto del orgasmo, pero me contenía.... Lo quería a él dentro de mí....
Sacó sus dedos, y me levantó en sus brazos, llevándome hasta la cama. Me acostó con suavidad sin dejar de besarme.... Abrí mis piernas para saber su sexo en el mío.... Para sentir esa rica caricia que Gastón me dedicó con la punta de su polla, suave, delicada.... Antes de entrar y mojarse con mi esencia, antes de volverme de su propiedad. Empujando, un poco más... Un poco más.... Salió y volvió a meterse como el ladrón que era...
Ladrón de mis besos....
De mis jadeos....
De mis suspiros....
De este corazón y de esta alma que le pertenecían....
Mío.... Tuya.... le susurré al oído.... Sintiéndolo dentro, moviéndose, ansioso... Amándome, dichoso....*
Actualidad.......
Fui yo la que abandoné ese hotel aquella tarde mientras él dormitaba. Debía marcharse, yo no lo pedí que se quedara, no lo detuve, y no respondí cuando me llamó; ni respondí correo alguno que me envió nada más llegar a su ciudad.
No quería dejar que se fuera, no quería dejarlo ir, y me lamento recordando esa primera vez juntos, una primera vez que sentí como si no lo fuera.... Cada espacio de su cuerpo me era conocido....
Cerré el manuscrito que estaba leyendo para Paolo, el padre de Fi. Trabajo como su asistente en la editorial que maneja.
No quería saber de romances, de nada.
Escuché el sonido del móvil al dirigirme a la oficina de Paolo, casi se me cae el bendito manuscrito cuando vi que era un correo de Gastón. Otro, el cuarto desde que se fue.
"¿Cómo te explico que me haces falta?
Que siento este vacío maldito en mi pecho...
Que no he vuelto a ser el mismo....
Lo apuesto todo a nosotros, morena...
G"
Me sentí con las ganas de responder, tenía que dejar de escudarme y empezar a ver la realidad.... Y esa realidad era tan clara....
Yo lo quería, tampoco sabía cómo explicar la falta que me hacía, su cuerpo, su presencia... Él....
Los dos habíamos perdido.... Y ganado....
Los dos habíamos perdido.... Y ganado....
"Siento no haber respondido antes....
Cuenta te habrás dado de lo cobarde que soy cuando
de sentimientos se trata...
I..."
Cuenta te habrás dado de lo cobarde que soy cuando
de sentimientos se trata...
I..."
Entré a la oficina de Paolo, le comuniqué que el manuscrito tenía buena pinta y que si se decidía a darle la oportunidad al autor no perdería nada. Lo ganaría todo, de eso se trataba de apostar....
No sé por qué Paolo confía en mi opinión, si he hecho buenas elecciones, y han tenido éxito pero ha de ser cuestión de suerte.
Mi móvil sonó....
Me disculpé con mi jefe...
"De cobarde a cobarde te confieso
que te he buscado en otros labios....
¡Joder! Te busco en mi cama cada mañana....
Y entonces veo que no estás,
y me pregunto si todo fue un maldito sueño....
Me pregunto si fue así, y te volviste humo entre mis dedos...
G...."
Sonreí captando la atención de Paolo.
-Ivel, Ivel. Reconozco esa mirada, hay amor en el aire, bellissima.-comentó, mirándome detrás de sus gafas.
-Algo así, Don Paolo. Algo así....
-Hazlo.
-¿Qué?
-Apuéstalo todo que la casa siempre gana.-dijo, guiñándome el ojo y sonriendo.-Los viejos sabemos de qué hablamos, cariño.
Salí, respondiéndole a Gastón....
"Mira en tu cuerpo, y encontrarás mis huellas...
Una a una....
No fui un sueño....
I..."
"Llevo tu aroma impregnado a mi piel...
Eso me da la certeza de que fuiste real....
Y tus uñas marcaron piel...
Como mis marcas quedaron en la tuya...
Debo regresar al trabajo, ¿podemos hablar luego?
G..."
"Sí, tengo que ir a ver a la abuela de Fi,
pero puedes llamarme a la hora de la cena...
Mi hora de la cena...
I...."
"Me has dado ideas con respecto a la comida....
Hasta entonces...
TQ....
G....."
Miré el colgante de media luna....
-¿Qué te propones universo?-susurré, recordando ese instante antes de entrar al teatro....
Sentir lo prohibido para gozar desde los adentros, siendo suya, tuyo, vuestros cuerpos bailando en la danza del placer...
ResponderEliminarMe encantan tus relatos mi bella Ivel, eres toda sensualidad, tus letras gimen y sienten muy alto.
Un beso enorme, preciosa.
Han ganado los dos, han apostado y ganado, porque lo vivido y lo que vendrá siempre habrá valido la pena.
ResponderEliminarMe has hecho adicta a tus historias, quiero lo sepas con certeza!
Unos besotes enormes, niña especial!!!
Qué historia más bonita, conjugas romanticismo y pasión a partes iguales dando como resultado una auténtica obra. Me ha encantado todo tal y como lo has narrado, sobre todo cuando te refieres al momento de vivirse, así sean dos horas o cinco minutos, sublime, Ivel!!!
ResponderEliminarMil besitos, preciosa y mi más sincera felicitación.
El universo conspira para los amantes.
ResponderEliminarBesos dulces siempre.