Nueva York, Estados Unidos
Faye-Sahar
Las pesadillas convirtieron mi noche en una mierda, salí de la cama con cuidado para no despertar a Sahar. Nos vivimos en silencio, me prohibió hacer nada aunque ella se muriera por las mismas ganas. Bien era cierto que estaba convaleciente, acababa de volver de la muerte y de nuevo gracias a ella.
Abrí un poco la cortina, era la madrugada del Domingo, tercer día de Abril. La forma en que inició el mes fue muy violenta, tanto como el año que transcurría. Vienen cosas peores, lo percibo.
La noticia sobre Amanda ya estaba a disposición de todos, me pregunto si servirá de algo.
Miré a Sahar, seguía descansando.
Sonreí orgullosa de ella, estaba aprendiendo a querer un poco más. A pensar en el bienestar de otros, especialmente si esos otros eran sus hermanos; estuve equivocada al seguir las órdenes de su padre de querer separarla de Amanda. En algún momento estuve de acuerdo con él en eso de que la hermana mayor no era una buena influencia para Sahar, pero ¿y él si lo era? Un padre que la ha usado como una maldita arma; al verlo desde otra perspectiva encontraba más cariño en el trato de la psicótica de Amanda que en su trato para con Sahar.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo, casi desfallezco de no ser porque llegué a la cama antes de caer al suelo; me senté al borde de ésta, el mareo me había dejado fuera de juego. Empecé a ver con más nitidez los cuerpos de mis padres y hermano, estaban allí en el suelo, a mis pies. Ahogué un grito, la cama se movió, sentí la mano de Sahar en el hombro; a veces me hago la fuerte frente a todos, frente a ella me desmorono, y empecé a llorar. Me rodeó con sus brazos, no quería que me soltara, aquellas visiones se desvanecieron dejándome un dolor intenso en el pecho.
Nunca me había pasado, hasta ahora sólo las pesadillas habían sido mi cruz.
-Lo siento-susurré.
-No quiero escucharte decir eso, no tengo nada que perdonar.-Se sentó a mi vera, me obligó a levantar el rostro y limpió mis lágrimas-. Cuéntame qué pasó.
Sonreí, ya lo hacía de forma instintiva, antes no se habría molestado en preguntar o en pedirme que le explicara qué tenía.
-Las pesadillas, ahorra parrecen perseguirme estando despierta-respondí. Su mirada no juzgó, creo que eso fue casi peor a que dijera que comenzaba a enloquecer.
Me preocupaba que siguiera despertando en mitad de la noche a causa de esos malos recuerdos que la acechaban. Lloraba, lloraba mucho y yo dejaba que lo hiciera, una vez mi madrastra me dijo que las lágrimas limpiaban el alma y ayudaban a sanar, yo es que no lloraba mucho, no sé de lágrimas hasta que me desespero cuando Faye la pasa mal, como ahora.
Algo me apretaba muy dentro, oírla decir de una manera casi agónica, que las pesadillas la perseguían despierta me asustó pero procuré que no se me notara.
Lo único que consigue darme miedo en esta vida es que a ella le pase algo, o sufra.
-Vístete-le dije, levantándome y dirigiéndome al armario. La confusión en su rostro me encantó-. Vamos al gimnasio, sé lo que necesitas.
Le lancé una camisa y un pantalón.
No protestó, se vistió en silencio y de la misma forma salimos de la habitación.
A Faye le gustaba sacar su frustración de dos formas: dándole golpes a algo o a alguien. O descargarse teniendo sexo. Las dos opciones nos gustaban, pero era la segunda la que disfrutábamos con mayor intensidad.
Papá tenía un gimnasio en el edificio y uno en el ático, usamos éste último porque a esa hora de la madrugada el del edificio ya tendría a algunos inquilinos rondando.
Entró detrás de mí.
-Nada de máquinas-dijo, echando un vistazo alrededor-. ¿Espadas o cuerpo a cuerpo?
-No me estás preguntando eso, Vesper.
Una sonrisa iluminó su rostro al captar el mensaje.
-Por supuesto.-La sonrisa seguía en sus labios, eso buscaba.
Si algo tenía Sahar era una mente muy calenturienta, siempre encontraba la manera de introducir alguna frase con carga sexual en nuestras conversaciones. Era fácil seguirle el juego, era muy intensa en la cama y su intensidad más la mía daba para muchos días encerradas; nunca la he visto celosa, yo me trago los míos cuando alguien se le acerca demasiado, es una suerte que se transforme inmediatamente en la Sahar con corazón de hielo y guarde sus instantes coquetos para mí.
Atacó primero, siempre logro parar el primer golpe. Los siguientes se vuelven coreografiados, guiados por ella, y al final era yo quien terminaba en el suelo. Confieso que algunas veces me dejo tumbar, y ella ha empezado a darse cuenta.
Me tendió la mano y tan pronto estuve de pie me lanzó una patada.
-¿Parra esto no estoy convaleciente, carriño?-le pregunté, esquivando un derechazo.
-Pues..¿qué te digo?
Me cogió del brazo y me lanzó a la colchoneta, lo que no se esperaba era que yo no caería sola, la traje conmigo logrando que cayera sobre mí.
Paseé mis manos por su espalda, su cuerpo se removió ante mi tacto.
-Serás tramposa-susurró.
-Te hice una pregunta antes de empezar-dije, moviendo mis dedos arriba y abajo por su espalda, esa simple caricia la ponía inquieta.
-Como si no nos conociéramos, ojizarca, el resultado sería el mismo yo me habría quedado con tu espada.-Besó la comisura de mis labios-. Me habría quedado con tu cuerpo.-Besó mi mentón, y con la punta de su lengua rozó mi labio inferior hasta encontrarnos en un beso.
Fue tan delicado como ella cuando se trata de distraerme, me vuelvo cautiva voluntaria del deseo de su boca por un beso, juramento silente de lo eterno en el aquí y en el ahora.
-Me gustas-murmuré.
-Ya lo sé, ese punto quedó claro hace nueve años-sonrió. Nos obligué a girar quedando yo encima, y aprisioné sus muñecas con mis manos-. ¡Qué descaro, Faye! ¡Serás tramposa!-dijo entre risas.
Una palmada tras otra interrumpió nuestro juego. Levanté la cara y al ver a su padre de pie en el umbral de la puerta doble me moví a un lado; Sahar se sentó en la colchoneta, su padre siguió aplaudiendo.
-¡Qué arte!-exclamó-. La señorita Vesper te tiene del todo hechizada, hija mía.
Sahar y yo nos levantamos.
No me apenó que él nos viera y por lo que noté ella tampoco se puso nerviosa, me tomó de la mano entrelazando sus dedos con los míos; ya nos había visto besarnos cuando entré a la estancia acompañada de Amanda y Drako, y Sahar vino a abrazarme feliz de verme despierta. En aquél momento no dijo nada, no creo que vaya a tomar represalias por lo que acaba de encontrar, sólo éramos su hija y yo, una pareja normal a la que ya no debería intentar separar por no ver en mí a alguien digna de Sahar.
-Buenos días, papá. ¿Cómo amanece?-Sahar habló con total normalidad.
-Veo que no tan bien como ustedes-respondió su padre, seguidamente me miró-. La noto diferente, señorita Vesper.
-Eso es porque está viva, papá-dijo Sahar, la forma en que me miró, el brillo en sus ojos provocó un escalofrío en mí. Sus palabras me hicieron reír, su padre notó el chiste e hizo una mueca-. Ordenaste una misión para ella, ¿recuerdas? A ver si moría, pero no se pudo. Enseguida regreso, Vesper.
Salió del gimnasio dejándome a merced de su señor padre.
-Ha pisado el sendero de la muerte dos veces, y las dos veces ha escapado, señorita Vesper, eso merece ser escrito y contado durante siglos. Una humana como usted.
-Una humana como yo ¿qué?
-Las consecuencias de lo que ha experimentado son en extremo peligrosas. Lo que ha visto o escuchado del otro lado, sólo puede terminar enloqueciéndola.
¿Estaba enterado de lo que me pasó hace rato en el dormitorio?
-Si quierre asustarme deberrá intentarlo mejor, señor.
-Señorita Vesper, tenga cuidado. Circe me habló de los lazos que existen entre algunas almas, esas que están unidas vida tras vida, y ha intentado convencerme que usted y Sahar gozan de ese destino.
-Yo la amo por elección propia no por destino, de todas formas ¿a qué quierre llegar?
Sahar regresó con un vaso de agua y me lo dio.
-A que acepto lo vuestro.-Escupí el agua que había bebido, en su traje, Sahar apretó los labios y esperó la reacción de su padre, cautelosa-. Vaya, no esperaba ganar esto. Un apretón de manos bastaba, señorita Vesper.-No vi ningún vestigio de alegría en el rostro de Sahar, guardando sus emociones, eso siempre. Pero en sus ojos se reflejó algo que su padre vio porque dirigiéndose a ella, dijo-: Tu devoción por esta mujer te está nublando el entendimiento, hija mía, ver cómo tu mirada se ilumina y cómo de pronto te vuelves vulnerable ante ella, me preocupa. Pero me alegra a la vez.
-Su repentino cambio, ¿debo asustarme, padre?-dijo Sahar.
-No, tuve una conversación muy interesante con Amanda el día que volví. Tu hermana dijo cosas que me hicieron recapacitar respecto a esto que tienen ustedes. Me hizo recordar las palabras de Circe sobre vuestro lazo, y empecé a prestar un poco más de atención, ayer cuando la viste a la señorita Vesper de pie, estable, cuando corriste hacia ella me vinieron tantos recuerdos de tu madre, Sahar.-Una media sonrisa se dibujó en la boca de mi chica favorita-. No cabe duda de que este viejo ha pasado años equivocado. Ahora estoy seguro de que en este mundo, ni en ningún otro habrá mejor candidata para ti que esta valiente, hermosa y aguerrida señorita. Badass.
Reí por el término que usó, y en sí no encontraba palabras para decirle. No es que Sahar y yo necesitáramos su bendición para seguir con lo nuestro, hemos pasado nueve años sin ella y ha estado todo bien. Sin embargo, era bueno saber que su padre ya no pondría trabas para intentar separarnos.
-Eso me lleva a lo que venía diciéndole-me dijo-. Volver de la muerte dos veces tiene sus consecuencias, si volver una vez ya es suficiente trauma para algunos humanos, dígame dos; no se fíe de lo que vea o escuche, la muerte termina reclamando lo que le pertenece y no acepta ser burlada, al menos quien está a cargo de ese menester en la actualidad. Es sádica, muy capaz de hacer que atente contra su propia vida, señorita Vesper.
Cuando creía que todo sería parcialmente normal.
-Hacerle creer que está enloqueciendo, por ejemplo-susurró Sahar-. Revivir recuerdos fatídicos fuera de los sueños.
-Por eso dije que la notaba distinta....
Dejé de escucharlos.
Lo ocurrido antes, los cuerpos de mi familia a mis pies, ¿por qué me atormenta con eso? No fue mi culpa, no iban a por mí, no fue mi culpa.
Levanté la mirada y vi figuras incorpóreas detrás de Caín, solté un grito y retrocedí.
-¿Faye?
Mi padre se dio la vuelta buscando con la mirada lo que sea que asustó a la rubia.
La buena noticia que acabamos de recibir de su parte se vio empañada por lo que contó después; quiso cambiar de tema hablando de lo que hicimos respecto a Amanda, la noticia que ayudamos a divulgar estaba en todas partes. A papá no le gustó que le hiciéramos eso a mi hermana ¿cómo reaccionaría? Ayer no hubo llamada de su parte, pero sí de la prensa buscando algo más de información, no creo que hayan dejado descansar a Drako quien se limitó, según mi padre, a decir el típico: Sin comentarios.
Saqué a Faye del gimnasio y nos metimos juntas a la ducha.
Nos acostamos desnudas, recién salidas de la regadera, el silencio nos acompañó todo el tiempo; no me arrepentía de haberla salvado, no, ni un poco. Nos limitamos a acariciarnos, y sabía que ambas pensábamos en lo mismo: la primera vez que luchó por vivir pese a que ya no tenía nada que la atara a este mundo, ¿acaso era ese su momento de morir? Faye decidió vivir, yo sólo ayudé a que sanara. En esta segunda ocasión fue igual o más grave, me permito pensar en que cuando apareció en la estancia malherida para avisar lo que había ocurrido, ya venía muerta pero se negaba a abandonar el cuerpo.
El sonido de algunos helicópteros se escuchó a lo lejos, Faye se levantó de la cama.
-¿Salimos a desayunar a alguna parte?-preguntó-. Solas tú y yo.
-Adonde quieras, ojizarca.
Sus grandes ojos azules, esos ojos cambiantes como el mismo mar habían suplicado salir de allí. Me vestí, ella terminó antes y bajó; la encontré en la sala perdida en sus pensamientos, no podía permitir que bajara el ánimo ahora, le haría las cosas más sencillas a quien esté fastidiándole llámese la muerte o quien sea.
Le lancé la chaqueta y la cogió al vuelo. Nadie se nos cruzó en el camino, hasta que salimos a la calle, con dificultad cabe destacar. Hay personas que no respetan la intimidad.
Joder, una bandada de paparazzi se nos vino encima cuando salimos del edificio, Sahar y yo pasamos entre ellos como pudimos y con la ayuda de algunos polis que llevaban días en el lugar. Desde que Luna apareció en las portadas de las revistas besándose con el mano derecha de Vládimir Bélikov.
Ahora la prensa y estos otros buitres tenían razón de sobra para quedarse cerca de esta familia, de repente toda la atención estaba sobre ellos.
Algunos fotógrafos nos siguieron a Sahar y a mí, preguntaban cada estupidez. Íbamos tomadas de la mano, lo que alborotó muchos comentarios; no hacíamos caso a sus palabras, estuve tentada a romper alguna cámara en la cara de uno de ellos, o de dos. Y no me serían suficientes para calmar el cabreo que llevaba encima.
Entramos a una cafetería cuya decoración me encantó, parecía la estancia de una casa. Sahar y yo subimos unas escaleras que daban a un segundo piso con menos gente, el mismo tipo de sillones de cuero que se encontraban en el piso de abajo se hallaban aquí.
Un camarero nos llevó hasta una mesa cerca del ventanal, se fue y volvió cinco minutos después con dos copas de zumo de naranja.
-Bien-dijo Sahar, dando un sorbo y poniendo su copa en la mesita que teníamos enfrente-. ¿Cómo te sientes respecto a lo que dijo mi padre? Sé honesta conmigo.
-¿Te he mentido alguna vez?
-Si quieres que responda a esa pregunta empezaré por....
-Ya entendí, y me he disculpado cientos de veces por eso.-Sahar se refería a cuando mentí diciéndole que estaba en un lugar y en realidad estaba en otro, entiéndase haciéndole un favor a su padre en España: amenazando a Viktor Strauss, y dándole un mensaje a Amanda de su parte. Justo que dejara de contactar a Sahar-. Habían unas cosas detrás de tu padre, las vi, eran fantasmagóricas, tétricas. ¿Y si tu padre tiene razón? ¿Y si esto me persigue por lo que me quede de vida?
-Odio sobremanera ese: por lo que me quede de vida.
-Es así como hablamos los mortales.
-No hablarías así si....
-Veo el camino que estás tomando, Sahar.-Su perspicaz mirada era
una burla reflejo de la que yo le estaba lanzando. Se rió, acercándose y besándome la boca-. Nuestras peleas de pareja siempre no son peleas de pareja-dije al separarnos-. ¿Cómo conviertes una discusión en algo romántico?
-Es un don del que no me gusta presumir-dijo, fingiendo altivez. Me levanté para ir al tocador-. ¿Quieres que espere 3 minutos y nos encontramos en los servicios?-inquirió, guiñándome un ojo.
-Seguro-reí-. Lugares públicos, estupenda idea, y para hacerlo aún más interesante dejáremos la puerta sin pasador.
Iba a girar pero vi algo fuera que llamó mi atención. Me acerqué al ventanal, todo se había vuelto gris, abajo los coches se habían parado, las luces de los semáforos enloquecieron hasta quedar en rojo y las personas que caminaban por la vereda detuvieron sus pasos. Al lado de cada una había una figura espectral, me eché hacia atrás y caí al piso.
-¿Qué pasó? ¿Qué viste?
-No creo que tenga qué ver conmigo... No creo...
-¿Faye? Faye, cálmate.
Sahar me ayudó a levantarme, el orden se restableció afuera, en el establecimiento no noté si algo había cambiado.
-Siéntate.-Sahar llamó al camarero y le pidió un vaso de agua-. ¿Qué viste?
-Las personas tenían.... Unos...unos dobles fantasmales... Eran como... como las figuras que estaban a la espalda de tu padre, en el gimnasio.
Sahar frunció el ceño, cogiendo el vaso de agua que le tendía el camarero y me lo entregó.
-Dobles fantasmales, ¿estás segura?
-Sí, el mundo se puso de color gris y....-Iba a tomar pero el agua se tiñó de rojo sangre y solté el vaso, el ruido que hizo el cristal al romperse provocó algo en mí. Imágenes me fueron mostradas, mucho fuego, gritos, sangre, Caín, cuerpos, Luna, Amanda, explosión, muerte.
-¡Faye! ¡Faye regresa!
La voz de Sahar sonó desesperada, abrí los ojos. Estaba sentada al borde de la cama, la contrariedad en su faz me obligó a pararme y abrazarla para calmarla, y calmarme.
-¿Cómo llegamos aquí?-le pregunté.
-Aproveché la distracción provocada por una cantante famosa, o algo así, para orbitar aquí. Tus ojos, se tornaron blancos y empezaste a susurrar algo, una especie de rezo.
Caín entró seguido de Luna y Drako.
-Va a pasar algo grrande en esta ciudad-les dije-, vi ceniza cayendo del cielo. Vuestrras muertes.-Luna cruzó los brazos y miró de reojo a su padre-. Nueva Yorrk va a explotarr.
Sé que soné como una loca.
Sahar me abrazó a ella, me cubrí los oídos porque seguía escuchándolos. Los gritos, los susurros... La muerte.
Abrí un poco la cortina, era la madrugada del Domingo, tercer día de Abril. La forma en que inició el mes fue muy violenta, tanto como el año que transcurría. Vienen cosas peores, lo percibo.
La noticia sobre Amanda ya estaba a disposición de todos, me pregunto si servirá de algo.
Miré a Sahar, seguía descansando.
Sonreí orgullosa de ella, estaba aprendiendo a querer un poco más. A pensar en el bienestar de otros, especialmente si esos otros eran sus hermanos; estuve equivocada al seguir las órdenes de su padre de querer separarla de Amanda. En algún momento estuve de acuerdo con él en eso de que la hermana mayor no era una buena influencia para Sahar, pero ¿y él si lo era? Un padre que la ha usado como una maldita arma; al verlo desde otra perspectiva encontraba más cariño en el trato de la psicótica de Amanda que en su trato para con Sahar.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo, casi desfallezco de no ser porque llegué a la cama antes de caer al suelo; me senté al borde de ésta, el mareo me había dejado fuera de juego. Empecé a ver con más nitidez los cuerpos de mis padres y hermano, estaban allí en el suelo, a mis pies. Ahogué un grito, la cama se movió, sentí la mano de Sahar en el hombro; a veces me hago la fuerte frente a todos, frente a ella me desmorono, y empecé a llorar. Me rodeó con sus brazos, no quería que me soltara, aquellas visiones se desvanecieron dejándome un dolor intenso en el pecho.
Nunca me había pasado, hasta ahora sólo las pesadillas habían sido mi cruz.
-Lo siento-susurré.
-No quiero escucharte decir eso, no tengo nada que perdonar.-Se sentó a mi vera, me obligó a levantar el rostro y limpió mis lágrimas-. Cuéntame qué pasó.
Sonreí, ya lo hacía de forma instintiva, antes no se habría molestado en preguntar o en pedirme que le explicara qué tenía.
-Las pesadillas, ahorra parrecen perseguirme estando despierta-respondí. Su mirada no juzgó, creo que eso fue casi peor a que dijera que comenzaba a enloquecer.
Me preocupaba que siguiera despertando en mitad de la noche a causa de esos malos recuerdos que la acechaban. Lloraba, lloraba mucho y yo dejaba que lo hiciera, una vez mi madrastra me dijo que las lágrimas limpiaban el alma y ayudaban a sanar, yo es que no lloraba mucho, no sé de lágrimas hasta que me desespero cuando Faye la pasa mal, como ahora.
Algo me apretaba muy dentro, oírla decir de una manera casi agónica, que las pesadillas la perseguían despierta me asustó pero procuré que no se me notara.
Lo único que consigue darme miedo en esta vida es que a ella le pase algo, o sufra.
-Vístete-le dije, levantándome y dirigiéndome al armario. La confusión en su rostro me encantó-. Vamos al gimnasio, sé lo que necesitas.
Le lancé una camisa y un pantalón.
No protestó, se vistió en silencio y de la misma forma salimos de la habitación.
A Faye le gustaba sacar su frustración de dos formas: dándole golpes a algo o a alguien. O descargarse teniendo sexo. Las dos opciones nos gustaban, pero era la segunda la que disfrutábamos con mayor intensidad.
Papá tenía un gimnasio en el edificio y uno en el ático, usamos éste último porque a esa hora de la madrugada el del edificio ya tendría a algunos inquilinos rondando.
Entró detrás de mí.
-Nada de máquinas-dijo, echando un vistazo alrededor-. ¿Espadas o cuerpo a cuerpo?
-No me estás preguntando eso, Vesper.
Una sonrisa iluminó su rostro al captar el mensaje.
-Por supuesto.-La sonrisa seguía en sus labios, eso buscaba.
Si algo tenía Sahar era una mente muy calenturienta, siempre encontraba la manera de introducir alguna frase con carga sexual en nuestras conversaciones. Era fácil seguirle el juego, era muy intensa en la cama y su intensidad más la mía daba para muchos días encerradas; nunca la he visto celosa, yo me trago los míos cuando alguien se le acerca demasiado, es una suerte que se transforme inmediatamente en la Sahar con corazón de hielo y guarde sus instantes coquetos para mí.
Atacó primero, siempre logro parar el primer golpe. Los siguientes se vuelven coreografiados, guiados por ella, y al final era yo quien terminaba en el suelo. Confieso que algunas veces me dejo tumbar, y ella ha empezado a darse cuenta.
Me tendió la mano y tan pronto estuve de pie me lanzó una patada.
-¿Parra esto no estoy convaleciente, carriño?-le pregunté, esquivando un derechazo.
-Pues..¿qué te digo?
Me cogió del brazo y me lanzó a la colchoneta, lo que no se esperaba era que yo no caería sola, la traje conmigo logrando que cayera sobre mí.
Paseé mis manos por su espalda, su cuerpo se removió ante mi tacto.
-Serás tramposa-susurró.
-Te hice una pregunta antes de empezar-dije, moviendo mis dedos arriba y abajo por su espalda, esa simple caricia la ponía inquieta.
-Como si no nos conociéramos, ojizarca, el resultado sería el mismo yo me habría quedado con tu espada.-Besó la comisura de mis labios-. Me habría quedado con tu cuerpo.-Besó mi mentón, y con la punta de su lengua rozó mi labio inferior hasta encontrarnos en un beso.
Fue tan delicado como ella cuando se trata de distraerme, me vuelvo cautiva voluntaria del deseo de su boca por un beso, juramento silente de lo eterno en el aquí y en el ahora.
-Me gustas-murmuré.
-Ya lo sé, ese punto quedó claro hace nueve años-sonrió. Nos obligué a girar quedando yo encima, y aprisioné sus muñecas con mis manos-. ¡Qué descaro, Faye! ¡Serás tramposa!-dijo entre risas.
Una palmada tras otra interrumpió nuestro juego. Levanté la cara y al ver a su padre de pie en el umbral de la puerta doble me moví a un lado; Sahar se sentó en la colchoneta, su padre siguió aplaudiendo.
-¡Qué arte!-exclamó-. La señorita Vesper te tiene del todo hechizada, hija mía.
Sahar y yo nos levantamos.
No me apenó que él nos viera y por lo que noté ella tampoco se puso nerviosa, me tomó de la mano entrelazando sus dedos con los míos; ya nos había visto besarnos cuando entré a la estancia acompañada de Amanda y Drako, y Sahar vino a abrazarme feliz de verme despierta. En aquél momento no dijo nada, no creo que vaya a tomar represalias por lo que acaba de encontrar, sólo éramos su hija y yo, una pareja normal a la que ya no debería intentar separar por no ver en mí a alguien digna de Sahar.
-Buenos días, papá. ¿Cómo amanece?-Sahar habló con total normalidad.
-Veo que no tan bien como ustedes-respondió su padre, seguidamente me miró-. La noto diferente, señorita Vesper.
-Eso es porque está viva, papá-dijo Sahar, la forma en que me miró, el brillo en sus ojos provocó un escalofrío en mí. Sus palabras me hicieron reír, su padre notó el chiste e hizo una mueca-. Ordenaste una misión para ella, ¿recuerdas? A ver si moría, pero no se pudo. Enseguida regreso, Vesper.
Salió del gimnasio dejándome a merced de su señor padre.
-Ha pisado el sendero de la muerte dos veces, y las dos veces ha escapado, señorita Vesper, eso merece ser escrito y contado durante siglos. Una humana como usted.
-Una humana como yo ¿qué?
-Las consecuencias de lo que ha experimentado son en extremo peligrosas. Lo que ha visto o escuchado del otro lado, sólo puede terminar enloqueciéndola.
¿Estaba enterado de lo que me pasó hace rato en el dormitorio?
-Si quierre asustarme deberrá intentarlo mejor, señor.
-Señorita Vesper, tenga cuidado. Circe me habló de los lazos que existen entre algunas almas, esas que están unidas vida tras vida, y ha intentado convencerme que usted y Sahar gozan de ese destino.
-Yo la amo por elección propia no por destino, de todas formas ¿a qué quierre llegar?
Sahar regresó con un vaso de agua y me lo dio.
-A que acepto lo vuestro.-Escupí el agua que había bebido, en su traje, Sahar apretó los labios y esperó la reacción de su padre, cautelosa-. Vaya, no esperaba ganar esto. Un apretón de manos bastaba, señorita Vesper.-No vi ningún vestigio de alegría en el rostro de Sahar, guardando sus emociones, eso siempre. Pero en sus ojos se reflejó algo que su padre vio porque dirigiéndose a ella, dijo-: Tu devoción por esta mujer te está nublando el entendimiento, hija mía, ver cómo tu mirada se ilumina y cómo de pronto te vuelves vulnerable ante ella, me preocupa. Pero me alegra a la vez.
-Su repentino cambio, ¿debo asustarme, padre?-dijo Sahar.
-No, tuve una conversación muy interesante con Amanda el día que volví. Tu hermana dijo cosas que me hicieron recapacitar respecto a esto que tienen ustedes. Me hizo recordar las palabras de Circe sobre vuestro lazo, y empecé a prestar un poco más de atención, ayer cuando la viste a la señorita Vesper de pie, estable, cuando corriste hacia ella me vinieron tantos recuerdos de tu madre, Sahar.-Una media sonrisa se dibujó en la boca de mi chica favorita-. No cabe duda de que este viejo ha pasado años equivocado. Ahora estoy seguro de que en este mundo, ni en ningún otro habrá mejor candidata para ti que esta valiente, hermosa y aguerrida señorita. Badass.
Reí por el término que usó, y en sí no encontraba palabras para decirle. No es que Sahar y yo necesitáramos su bendición para seguir con lo nuestro, hemos pasado nueve años sin ella y ha estado todo bien. Sin embargo, era bueno saber que su padre ya no pondría trabas para intentar separarnos.
-Eso me lleva a lo que venía diciéndole-me dijo-. Volver de la muerte dos veces tiene sus consecuencias, si volver una vez ya es suficiente trauma para algunos humanos, dígame dos; no se fíe de lo que vea o escuche, la muerte termina reclamando lo que le pertenece y no acepta ser burlada, al menos quien está a cargo de ese menester en la actualidad. Es sádica, muy capaz de hacer que atente contra su propia vida, señorita Vesper.
Cuando creía que todo sería parcialmente normal.
-Hacerle creer que está enloqueciendo, por ejemplo-susurró Sahar-. Revivir recuerdos fatídicos fuera de los sueños.
-Por eso dije que la notaba distinta....
Dejé de escucharlos.
Lo ocurrido antes, los cuerpos de mi familia a mis pies, ¿por qué me atormenta con eso? No fue mi culpa, no iban a por mí, no fue mi culpa.
Levanté la mirada y vi figuras incorpóreas detrás de Caín, solté un grito y retrocedí.
-¿Faye?
Mi padre se dio la vuelta buscando con la mirada lo que sea que asustó a la rubia.
La buena noticia que acabamos de recibir de su parte se vio empañada por lo que contó después; quiso cambiar de tema hablando de lo que hicimos respecto a Amanda, la noticia que ayudamos a divulgar estaba en todas partes. A papá no le gustó que le hiciéramos eso a mi hermana ¿cómo reaccionaría? Ayer no hubo llamada de su parte, pero sí de la prensa buscando algo más de información, no creo que hayan dejado descansar a Drako quien se limitó, según mi padre, a decir el típico: Sin comentarios.
Saqué a Faye del gimnasio y nos metimos juntas a la ducha.
Nos acostamos desnudas, recién salidas de la regadera, el silencio nos acompañó todo el tiempo; no me arrepentía de haberla salvado, no, ni un poco. Nos limitamos a acariciarnos, y sabía que ambas pensábamos en lo mismo: la primera vez que luchó por vivir pese a que ya no tenía nada que la atara a este mundo, ¿acaso era ese su momento de morir? Faye decidió vivir, yo sólo ayudé a que sanara. En esta segunda ocasión fue igual o más grave, me permito pensar en que cuando apareció en la estancia malherida para avisar lo que había ocurrido, ya venía muerta pero se negaba a abandonar el cuerpo.
El sonido de algunos helicópteros se escuchó a lo lejos, Faye se levantó de la cama.
-¿Salimos a desayunar a alguna parte?-preguntó-. Solas tú y yo.
-Adonde quieras, ojizarca.
Sus grandes ojos azules, esos ojos cambiantes como el mismo mar habían suplicado salir de allí. Me vestí, ella terminó antes y bajó; la encontré en la sala perdida en sus pensamientos, no podía permitir que bajara el ánimo ahora, le haría las cosas más sencillas a quien esté fastidiándole llámese la muerte o quien sea.
Le lancé la chaqueta y la cogió al vuelo. Nadie se nos cruzó en el camino, hasta que salimos a la calle, con dificultad cabe destacar. Hay personas que no respetan la intimidad.
Joder, una bandada de paparazzi se nos vino encima cuando salimos del edificio, Sahar y yo pasamos entre ellos como pudimos y con la ayuda de algunos polis que llevaban días en el lugar. Desde que Luna apareció en las portadas de las revistas besándose con el mano derecha de Vládimir Bélikov.
Ahora la prensa y estos otros buitres tenían razón de sobra para quedarse cerca de esta familia, de repente toda la atención estaba sobre ellos.
Algunos fotógrafos nos siguieron a Sahar y a mí, preguntaban cada estupidez. Íbamos tomadas de la mano, lo que alborotó muchos comentarios; no hacíamos caso a sus palabras, estuve tentada a romper alguna cámara en la cara de uno de ellos, o de dos. Y no me serían suficientes para calmar el cabreo que llevaba encima.
Entramos a una cafetería cuya decoración me encantó, parecía la estancia de una casa. Sahar y yo subimos unas escaleras que daban a un segundo piso con menos gente, el mismo tipo de sillones de cuero que se encontraban en el piso de abajo se hallaban aquí.
Un camarero nos llevó hasta una mesa cerca del ventanal, se fue y volvió cinco minutos después con dos copas de zumo de naranja.
-Bien-dijo Sahar, dando un sorbo y poniendo su copa en la mesita que teníamos enfrente-. ¿Cómo te sientes respecto a lo que dijo mi padre? Sé honesta conmigo.
-¿Te he mentido alguna vez?
-Si quieres que responda a esa pregunta empezaré por....
-Ya entendí, y me he disculpado cientos de veces por eso.-Sahar se refería a cuando mentí diciéndole que estaba en un lugar y en realidad estaba en otro, entiéndase haciéndole un favor a su padre en España: amenazando a Viktor Strauss, y dándole un mensaje a Amanda de su parte. Justo que dejara de contactar a Sahar-. Habían unas cosas detrás de tu padre, las vi, eran fantasmagóricas, tétricas. ¿Y si tu padre tiene razón? ¿Y si esto me persigue por lo que me quede de vida?
-Odio sobremanera ese: por lo que me quede de vida.
-Es así como hablamos los mortales.
-No hablarías así si....
-Veo el camino que estás tomando, Sahar.-Su perspicaz mirada era
una burla reflejo de la que yo le estaba lanzando. Se rió, acercándose y besándome la boca-. Nuestras peleas de pareja siempre no son peleas de pareja-dije al separarnos-. ¿Cómo conviertes una discusión en algo romántico?
-Es un don del que no me gusta presumir-dijo, fingiendo altivez. Me levanté para ir al tocador-. ¿Quieres que espere 3 minutos y nos encontramos en los servicios?-inquirió, guiñándome un ojo.
-Seguro-reí-. Lugares públicos, estupenda idea, y para hacerlo aún más interesante dejáremos la puerta sin pasador.
Iba a girar pero vi algo fuera que llamó mi atención. Me acerqué al ventanal, todo se había vuelto gris, abajo los coches se habían parado, las luces de los semáforos enloquecieron hasta quedar en rojo y las personas que caminaban por la vereda detuvieron sus pasos. Al lado de cada una había una figura espectral, me eché hacia atrás y caí al piso.
-¿Qué pasó? ¿Qué viste?
-No creo que tenga qué ver conmigo... No creo...
-¿Faye? Faye, cálmate.
Sahar me ayudó a levantarme, el orden se restableció afuera, en el establecimiento no noté si algo había cambiado.
-Siéntate.-Sahar llamó al camarero y le pidió un vaso de agua-. ¿Qué viste?
-Las personas tenían.... Unos...unos dobles fantasmales... Eran como... como las figuras que estaban a la espalda de tu padre, en el gimnasio.
Sahar frunció el ceño, cogiendo el vaso de agua que le tendía el camarero y me lo entregó.
-Dobles fantasmales, ¿estás segura?
-Sí, el mundo se puso de color gris y....-Iba a tomar pero el agua se tiñó de rojo sangre y solté el vaso, el ruido que hizo el cristal al romperse provocó algo en mí. Imágenes me fueron mostradas, mucho fuego, gritos, sangre, Caín, cuerpos, Luna, Amanda, explosión, muerte.
-¡Faye! ¡Faye regresa!
La voz de Sahar sonó desesperada, abrí los ojos. Estaba sentada al borde de la cama, la contrariedad en su faz me obligó a pararme y abrazarla para calmarla, y calmarme.
-¿Cómo llegamos aquí?-le pregunté.
-Aproveché la distracción provocada por una cantante famosa, o algo así, para orbitar aquí. Tus ojos, se tornaron blancos y empezaste a susurrar algo, una especie de rezo.
Caín entró seguido de Luna y Drako.
-Va a pasar algo grrande en esta ciudad-les dije-, vi ceniza cayendo del cielo. Vuestrras muertes.-Luna cruzó los brazos y miró de reojo a su padre-. Nueva Yorrk va a explotarr.
Sé que soné como una loca.
Sahar me abrazó a ella, me cubrí los oídos porque seguía escuchándolos. Los gritos, los susurros... La muerte.
Parece que Faye volvió con una maldición que es también un don, un don que predice algo inquietante. En esta historia, no son probables visiones agradables.
ResponderEliminarEs interesante eso de que la muerte no quiere perder su presa. Y que sea personificada por una mujer sádica. Y que sean un rol cambiante.
Al fin Caín entra en razones. Amanda estuvo elocuente.
Me gusta esta pareja.
Un abrazo.
No, las visiones agradables no son muy comunes en esta historia, y es que con un mundo tan caótico como en el que viven es difícil ver algo más... Pero tranquilo, siempre hay algún vestigio de luz, de esperanza.... ;)
EliminarFaye ha estado con un pie del otro lado dos veces, por eso en ésta segunda vuelta se trajo algo que le resulta perturbador, como dices un don/maldición. Ella, allí donde la "ves" aún está entre allá y acá, entre el mundo de los muertos y el de los vivos por eso las apariciones, por eso logra ver las almas errantes que ya presienten lo se les viene encima...
A la muerte no tengo pensado ponerla como tal dentro de la historia, como un personaje fijo, tengo mis razones, tal vez un pequeño guiño con un personaje misterioso que sólo aparezca una vez.... No hablo más al respecto xD Y sí, la he puesto como algo cambiante, que por algún tiempo, siglo, milenio, puede ser hombre o mujer....
Amanda le dijo que debía pensar en la felicidad de sus hijos, y la felicidad de Sahar está al lado de Faye. Caín puede ser estricto, muy duro, cabezota, mandón, o como dice Circe, lleno de contradicciones. Pero también reflexivo, y en ésta ocasión su hija Amanda lo hizo reflexionar.
Jajajja Amanda puede convencer a cualquiera, es muy persuasiva xD
Y a mí. Sahar y Faye son muy tiernas, fuertes, ambas aguerridas. Les he tomado mucho cariño ;)
Gracias de nuevo por el comic que me pasaste de Green Arrow, Demiurgo. Me gustó ver a mi adorada ❤❤Black Canary❤❤
Un fuerte abrazo para ti, mi buen amigo :***
Ya te he dicho antes, en otros comentarios, que la pareja que conforman Faye y Sahar me simpatiza, por esa complicidad que tienen, ese juego tan propio de dos personas que se aman, y yo soy un poco como Sahar, tomo las palabras y las llevo siempre al terreno sexual provocando una sonrisa con ese algo más.
ResponderEliminarFaye estuvo en el otro lado, y volver de allí imagino que siempre arrastrará algo y no bueno precisamente.
Besos dulces para usted Señorita escritora y dulce noche.
Me alegra un montón que te simpaticen, se hacen querer...
Eliminar¡Oye! ¡Qué maravilla! Sahar= Medio Dulce, o completamente Dulce jjajaja ;)
Yo soy así, de darle doble sentido a las frases, de hecho en ambas siempre se encuentra algún detalle de mí...
Faye me dio penita con todo y lo que sufre recordando lo ocurrido a su familia, ahora esto...
Besazos, mi estimado Poeta ;)
La muerte siempre persigue a su víctima cuando esta se les resiste ... Amor pasional le llaman.
ResponderEliminarUn lujo de entrada, Ivel.
Mil besitos, preciosa.
Me ha gustado mucho este capítulo… Tiene esa parte de la relación/trato de Faye y Sahar, que me encanta… Y esta última parte muy emocionante, con sus visiones y lo que escucha… Se pone muy interesante… (algo oscuro parece perseguirla)...
ResponderEliminarGenia, Ivel!! ;-)
Bsoss!! ♥