1996....
Sólo habían tres balas más en el arma, no iba a poder con todos y lo peor es que nos separarían. Ya lo había perdido todo, me habían quitado todo, y lo único en mi vida que me mantenía fuerte y en pie era Amara. El temor de que algo malo le pasara, por muy pequeño que fuera, me atormentaba.
Con unas pocas monedas que llevaba en el bolsillo le compré unos dulces. Al buen señor Hans no le importó que le diera la mitad de lo que costaban; había trabajado unos días para él en mis escapadas del orfanato, y me tomó cariño.
Quería ver la cara que pondría Amara.... Pero lo que hice, lo arruinaría todo... Yo lo sabía...
Me escondí de los militares que me buscaban por órdenes de la doctora. Y ya cuando iba de regreso con los dulces pensé en que tal vez ella no estuviera tan molesta-me engañaba porque seguro lo estaba-; lo más que harìa era quitarme los dulces como lo había hecho otras veces, eso si la dejaba verlos, o me dejaba ver. Debía esconderme y sacar a Amara del orfanato....
Prometí quedarme a su lado, debíamos estar juntas...
Pero Viktor apareció, pillándome por sorpresa mientras observaba un vestido rojo que me gustó mucho.
Perdí toda esperanza al verlo a él, otra vez...
Mentí cuando preguntó por Amara. Y luego dije adiós a mi hermana cuando me encontré en un avión con destino a Norteamérica. Viktor usó sus influencias para sacarme del país y llevarme a otro; Seattle era el destino fijado, y un laboratorio de alguien llamado Sartorius Langley pasó a ser mi nuevo hogar allí.
Viktor no perdió oportunidad para repetir dos veces más su bestialidad, me sentí una basura por no poder hacer nada, pero sentía que mi momento llegaría. Y que le devolvería a él, y al resto de ellos todo el daño que nos causaron.
Pensé en mi hermana, en lo que pudo pasar cuando no regresé en la tarde. Imaginé tantas cosas, y lo menos que quería era que pensara que la abandoné; se suponía que nos mantendríamos juntas...
Mi habitación en Laboratorios Sartorius era más una prisión de color blanco y paredes de cristal. Además de mí habían otras personas entre adultos y niños. En quiénes practicaban todo tipo de experimentos; a mí me sacaban sangre a la que le hacían estudios y que, hasta donde sè, inyectaban en esas otras personas que terminaban muertas.
En contraposición a ellos, me inyectaban algún virus, enfermedades mortales que en mi organismo eran destruidas sin siquiera enfermarme. Eso sorprendía a los expertos, una niña inmune a cualquier enfermedad; aunque juraran y perjuraran que querían hacer una cura universal con mi sangre, yo tenìa la sensación de que mentían. A las farmacéuticas no les interesaba vender una cura universal, ¿que la gente "común" no se enferme? ¡Ja! Querrán crear una cura universal para sus propias familias mientras enferman al resto de los ciudadanos "comunes".
Pasè un año entero en ese lugar, logré oír algunas conversaciones. El idiota de Viktor y sus superiores buscaban a mi padre biológico sin saber que estaba trabajando para él.
CassulTech.
Cassul era el nombre con el que yo conocía a mi padre biológico. Mi padre inmortal. Mi padre fantasma, al que muy pocos habían visto la cara...
Nunca se lo mencioné a Viktor.
Pronto se descubrió lo que estaban haciendo y el laboratorio fue mandado a clausurar por mi padre. Viktor estaba usando el nombre y el dinero de la empresa para financiar sus proyectos; cuando se empezó a desmantelar todo y lo despidieron, yo huí dejàndole una nota, volvería a verme y ese día lo harìa sentir lo que yo sentí.
Con diez años llegué a Vancouver, y viví en la calle, en refugios, en fin. En mis andanzas conocí a una chica cuatro años mayor que yo, nos parecíamos un poco, sólo físicamente porque en su forma de pensar eramos increíblemente distintas.
Dejó su casa porque su familia "no la entendía", y los odiaba. Lo que yo hubiese dado por tener a mi familia conmigo....
Pensé en ello y me molestó que hablara tan feo de su familia, cuando habíamos personas que no teníamos una porque a unos idiotas poderosos se les ocurrió la magnífica idea de separarnos.
La chica murió... Sí, murió.... Y sus padres encontraron su cuerpo... E hicieron un funeral al que fui, y su madre me vio a la salida... Y pronto pasé a ser la sustituta de su hija, porque me adoptaron al ver a su pequeña y berrinchuda Amanda en mí.
Como la desaparición y posterior muerte de Amanda Carlysle se mantuvieron en absoluto secreto. Pude sustituirla con facilidad; mi estatura no me hacía parecer de diez, y Amanda pasaba la mayor parte del tiempo fuera del ojo público. Su padre era muy hermético a pesar de su posición.
La Casa Carlysle era influyente en gran parte del mundo, y se decía que movían los hilos en la Casa Blanca.
Dentro de la familia Carlysle descubrí que Amanda no mentía y era justificada su manera de actuar. Su padre era frío y le importaba mucho la apariencia, su otro hijo: Dorian, intentó deshacerse de mí en varias ocasiones, era mayor que él por un año. Pero el niño era de armas tomar, me lo gané al año de estar en su mansión, y supe que bajo ésta había un laboratorio.
Matthew estaba muy involucrado con el programa de Viktor, al punto de iniciar todo, su familia fue la que empezó con esta obsesión por mi padre biológico, y por todo lo referente al control del mundo. Y aunque no tuviera ni idea de quién era yo, pasé de un infierno a otro.
Corría peligro allí también.
Pero el universo actuaba de formas que no comprendemos, y la razón por la que el universo me puso en esa familia llegó en mi cumpleaños número doce. Leì en el diario que Sartorius y Sonja Langley habían sumado una niña a su pequeña familia.
Vi la fotografía de los esposos acompañados por un niño-su hijo biológico-y la niña a la que adoptaron en Berlìn: Amara.
Era Amara....
Viktor no perdió oportunidad para repetir dos veces más su bestialidad, me sentí una basura por no poder hacer nada, pero sentía que mi momento llegaría. Y que le devolvería a él, y al resto de ellos todo el daño que nos causaron.
Pensé en mi hermana, en lo que pudo pasar cuando no regresé en la tarde. Imaginé tantas cosas, y lo menos que quería era que pensara que la abandoné; se suponía que nos mantendríamos juntas...
Mi habitación en Laboratorios Sartorius era más una prisión de color blanco y paredes de cristal. Además de mí habían otras personas entre adultos y niños. En quiénes practicaban todo tipo de experimentos; a mí me sacaban sangre a la que le hacían estudios y que, hasta donde sè, inyectaban en esas otras personas que terminaban muertas.
En contraposición a ellos, me inyectaban algún virus, enfermedades mortales que en mi organismo eran destruidas sin siquiera enfermarme. Eso sorprendía a los expertos, una niña inmune a cualquier enfermedad; aunque juraran y perjuraran que querían hacer una cura universal con mi sangre, yo tenìa la sensación de que mentían. A las farmacéuticas no les interesaba vender una cura universal, ¿que la gente "común" no se enferme? ¡Ja! Querrán crear una cura universal para sus propias familias mientras enferman al resto de los ciudadanos "comunes".
Pasè un año entero en ese lugar, logré oír algunas conversaciones. El idiota de Viktor y sus superiores buscaban a mi padre biológico sin saber que estaba trabajando para él.
CassulTech.
Cassul era el nombre con el que yo conocía a mi padre biológico. Mi padre inmortal. Mi padre fantasma, al que muy pocos habían visto la cara...
Nunca se lo mencioné a Viktor.
Pronto se descubrió lo que estaban haciendo y el laboratorio fue mandado a clausurar por mi padre. Viktor estaba usando el nombre y el dinero de la empresa para financiar sus proyectos; cuando se empezó a desmantelar todo y lo despidieron, yo huí dejàndole una nota, volvería a verme y ese día lo harìa sentir lo que yo sentí.
Con diez años llegué a Vancouver, y viví en la calle, en refugios, en fin. En mis andanzas conocí a una chica cuatro años mayor que yo, nos parecíamos un poco, sólo físicamente porque en su forma de pensar eramos increíblemente distintas.
Dejó su casa porque su familia "no la entendía", y los odiaba. Lo que yo hubiese dado por tener a mi familia conmigo....
Pensé en ello y me molestó que hablara tan feo de su familia, cuando habíamos personas que no teníamos una porque a unos idiotas poderosos se les ocurrió la magnífica idea de separarnos.
La chica murió... Sí, murió.... Y sus padres encontraron su cuerpo... E hicieron un funeral al que fui, y su madre me vio a la salida... Y pronto pasé a ser la sustituta de su hija, porque me adoptaron al ver a su pequeña y berrinchuda Amanda en mí.
Como la desaparición y posterior muerte de Amanda Carlysle se mantuvieron en absoluto secreto. Pude sustituirla con facilidad; mi estatura no me hacía parecer de diez, y Amanda pasaba la mayor parte del tiempo fuera del ojo público. Su padre era muy hermético a pesar de su posición.
La Casa Carlysle era influyente en gran parte del mundo, y se decía que movían los hilos en la Casa Blanca.
Dentro de la familia Carlysle descubrí que Amanda no mentía y era justificada su manera de actuar. Su padre era frío y le importaba mucho la apariencia, su otro hijo: Dorian, intentó deshacerse de mí en varias ocasiones, era mayor que él por un año. Pero el niño era de armas tomar, me lo gané al año de estar en su mansión, y supe que bajo ésta había un laboratorio.
Matthew estaba muy involucrado con el programa de Viktor, al punto de iniciar todo, su familia fue la que empezó con esta obsesión por mi padre biológico, y por todo lo referente al control del mundo. Y aunque no tuviera ni idea de quién era yo, pasé de un infierno a otro.
Corría peligro allí también.
Pero el universo actuaba de formas que no comprendemos, y la razón por la que el universo me puso en esa familia llegó en mi cumpleaños número doce. Leì en el diario que Sartorius y Sonja Langley habían sumado una niña a su pequeña familia.
Vi la fotografía de los esposos acompañados por un niño-su hijo biológico-y la niña a la que adoptaron en Berlìn: Amara.
Era Amara....
Los vínculos no se deshacen fácilmente.
ResponderEliminarYa estoy al día :) Un beso dulce más.
Me alegra que ya hayas podido ponerte al día, siento mucho si he ido muy rápido pero es que la inspiración no me da respiro últimamente... jajaja
EliminarUn beso fuerte y dulce, amigo mío... Feliz inicio de semana... ;)
Te felicito por esta inspiración que no te deja parar de crear, Ivel. Es fantástico los giros que das con la historia, me encanta, preciosa.
ResponderEliminarMil besitos, bonita y feliz comienzo de semana.
Ay, mi querida Auro, gracias.... Me ha gustado mucho escribir sobre estos personajes, sobre esta historia que si bien es algo complicada y da unas vueltas que, bue... Hasta yo solita quedo encantada, y es muy difícil con algo que escriba yo...
EliminarAdoro a estos personajes, y que la historia les(te) guste me hace seguir adelante con ella....
Mil besitos pa`ti, hermosa.... Feliz comienzo de semana.... ;)
Bendita inspiración Sis... Que no pare nunca y nos dejes capítulo tras capítulo... que yo los leeré aunque sea de dos en dos o de tres en tres...
ResponderEliminarEntrar en los recuerdos de Amanda es algo intenso... su alma tan atormentada por lo vivido, su corazón puesto en proteger a Amara... conocerla ayuda a saber de esta historia... eres genial hermana... mi aplauso....
Mil besinos... y tropecientos achuchones... tqqqq...
Gracias, gracias sis Grande...
EliminarPor tu ánimo, tu apoyo, por estar....
Sabes que de no ser por ti, por ustedes.... Ya habría tirado la toalla, había comenzado a dudar de mí misma... De esos momentos grises...
Amanda, ay Amanda.... Tiene tanto por contar aún....
Mil besitos y más... billones de achuchones, Princesa Haydeè... Tqqqqq!!!