Hamburgo, 1995...
Dos meses después de ser ultrajada por él, mi mundo se tornó más sombrío. En mis sueños me encontraba sola entre edificios y todos empezaban a derrumbarse, me despertaba empapada en sudor; lo único que me mantenía en pie era Amara. Viktor permitió que la viera una vez cada mes, yo sentía que no era suficiente, no por mí porque ya era mayor y entendía, ya había visto suficiente suciedad a mi alrededor. Mi preocupación era mi hermanita, temía que Viktor volviera a pegarle, o que le hiciera lo mismo que a mí; Amara nunca fue tocada por él, y eso era un alivio para mí aunque notaba cómo se volvía retraída.
Entonces pensé en cómo inició todo: el asesinato de nuestros padres, lo que Wolfgang la quería obligar a ver, el que yo le disparara a él y a su mujer delante de ella-puta yo-.... y como si todo eso fuera poco, el que viera cómo Viktor me destrozaba la vida y no poder evitarlo. Todo eso la cambió tanto que a veces no veìa a mi hermanita menor en ella, y es que a mí también me cambió la vida; pero seguíamos firmes en negarnos a ser cómo los demás alumnos del instituto, eso si que no. Por eso cuando nos dejaban vernos intentaba hacerla reír, y recordábamos a mamá y papá....
Las clases se volvían más escalofriantes, observaba a mis compañeros y no podía evitar pensar en dónde estaban sus padres. ¿Les harían lo mismo que a los nuestros?
Supe que algunos niños fueron vendidos por sus padres, otros fueron sacados de orfanatos, y el resto fueron llevados allí tras ser secuestrados. Me impresionó saber que habían padres que hacían esa barbaridad, que vendían a sus hijos, ¿por qué? ¿Dinero? ¿Drogas? ¿Hijos no deseados?
Del abandono de padres yo sabía. Que no se despidan, ni den explicaciones....
Mi papá biológico nos abandonó, el hombre por el que Amara y yo èramos de interés para esa gente, nos abandonó en silencio. Como lo hacía cada vez que le daba la gana... Mi papá inmortal...
Yo empezaba a cansarme; en octubre para mi noveno cumpleaños, Viktor dejó que Amara y yo lo pasáramos juntas.... Sí, sólo cinco jodidos minutos. E igual para el cuarto cumpleaños de ella al mes siguiente.
El 25 de diciembre hice que todo cambiara.
Nos hicieron practicar con armas en lugar de combates cuerpo a cuerpo. Recuerdo que en esas batallas vi morir a muchos compañeros en meses anteriores, algunos por mi mano. A pesar de que yo no quería ser partícipe de actos tan violentos tuve que verme obligada a hacerlo porque Viktor amenazaba con hacerle daño a mi hermana y eso yo no podìa permitirlo, asì como le pedì que no la obligara a hacer ese tipo de cosas, era muy pequeña. Viktor accedió.... hasta ese 25 de diciembre cuando la vi entrar a Amara, Viktor venìa al frente.
Habíamos cuatro chicos en la sala de entrenamientos, tres chicas-contándome- y un chico, todos de la misma edad.
Viktor hizo que nos entregaran armas de fuego, y él personalmente le dio una a mi hermana. No me gustó que hiciera eso, mi hermana no debía tocar una pistola... NUNCA. Bajo ninguna circunstancia Amara debía matar, por experiencia sabía que una vez asesinabas a alguien, no había vuelta atrás. Todo en el interior de la persona, cambiaba.
Amara nunca serìa feliz si seguíamos allí en esa fortaleza infernal. Todo lo malo terminaría arropándola muy rápido, y sabía que afuera no era tan diferente, que la maldad estaba en cada esquina que voltearas, pero al menos me tendría más cerca y no separadas por culpa de las estúpidas reglas de Viktor; me tendría para enseñarle que todo iría bien.
Viktor sonrió al ver mi cara de sorpresa, me dio un beso en la frente y susurró: "Feliz navidad", con cierta malicia. Abracé a mi hermana y luego le pedí a Viktor que me explicara por qué la había llevado.
-Creo que le he dado muchas libertades, es hora de que aprenda algo nuevo.
Lena, una de las chicas de la práctica, cogió a mi hermana de la mano y se la llevó al centro de la sala con los demás, orden de Viktor.
-No quiero que mi hermana use uno de esos aparatos.-dije con frialdad.
-No puedes protegerla para siempre, Amelia; en algún momento lo hará y tù no podrás evitarlo, ¿sabes lo duro que es el mundo exterior?
Claro que lo sabía, no había diferencia entre el instituto y el mundo de fuera...
-Amara no matará a nadie, no si yo puedo im.....
-Acabas de confirmarme que fuiste tù quien asesinó a Wolfgang y a su mujer.-No lo mirè.-¿No crees que tu hermana sienta curiosidad? Ella te vio disparar, seguro que quiere saber lo que se siente halar un gatillo.
-Es una niña.
-No hay una edad específica para aprender lo que está bien y lo que está mal.-susurró.-La muerte, por ejemplo, es buena. No discrimina, todos mueren por igual, ricos y pobres, judíos y católicos... La muerte nos hace iguales, aprende eso, Amelia; tu hermana también debe aprenderlo: en este mundo de desigualdad la muerte es lo único que nos hace iguales. La muerte es la cosa más natural...
Sentí que lo decía para que odiara a mi padre por no saber lo que es morir, porque perdí a mi madre y él no hizo nada... Porque nos abandonó y no vio por nosotras... Abandonó a mi madre a su suerte siendo él un hombre que pudo evitar su muerte, que pudo evitarla, que pudo brindarle un poco de esa eternidad de la que él gozaba... Eternidad que Viktor quería para sus superiores, o quizá para sí mismo.
Viktor intentaba jugar con mi mente, tal vez para que yo le dijera o lo guiara, en algún momento, hasta el paradero de mi padre. Pero yo no sabía nada de él, no sabía dónde estaba...
-Amelia.-dijo en voz alta.-Le dispararás a Lena, que sea tan sólo una herida. Hoy no queremos muertes, es navidad.-Amara me observó, y vi el miedo otra vez en su mirada.-Rachel, le dispararás a Declan. Y mi pequeña Amara, esto será estupendo, porque es mi parte favorita.
-Viktor, no.-dije, entendiendo lo que harìa, y supe que Amara también entendió porque negó con la cabeza, despacio.
-Amara, le dispararás a Amelia... Esto me recuerda a Caìn y Abel.-rió Viktor.
-No, no, no voy a hacer eso. Ame es mi hermana....
Amara se negó varias veces, y recibió una cachetada de Viktor. Yo quise saltarle encima pero los guardias que lo acompañaban me detuvieron; nos llevaron de regreso a nuestros dormitorios, pero Amara fue castigada por negarse a llevar a cabo la orden que Viktor le imponía.
La encerraron en el féretro....
Yo no dejaba de dar vueltas en mi dormitorio, pensaba en que tenìa que sacarle, no dejaría que mi hermanita pasara la noche en ese ataúd oscuro.... No dejaría que mi hermanita pasara una noche más en esa fortaleza... Entre esas cuatro paredes...
Esa noche pensé en ponerle fin a todo...se quemarían...
Arderían en el infierno...
Entonces pensé en cómo inició todo: el asesinato de nuestros padres, lo que Wolfgang la quería obligar a ver, el que yo le disparara a él y a su mujer delante de ella-puta yo-.... y como si todo eso fuera poco, el que viera cómo Viktor me destrozaba la vida y no poder evitarlo. Todo eso la cambió tanto que a veces no veìa a mi hermanita menor en ella, y es que a mí también me cambió la vida; pero seguíamos firmes en negarnos a ser cómo los demás alumnos del instituto, eso si que no. Por eso cuando nos dejaban vernos intentaba hacerla reír, y recordábamos a mamá y papá....
Las clases se volvían más escalofriantes, observaba a mis compañeros y no podía evitar pensar en dónde estaban sus padres. ¿Les harían lo mismo que a los nuestros?
Supe que algunos niños fueron vendidos por sus padres, otros fueron sacados de orfanatos, y el resto fueron llevados allí tras ser secuestrados. Me impresionó saber que habían padres que hacían esa barbaridad, que vendían a sus hijos, ¿por qué? ¿Dinero? ¿Drogas? ¿Hijos no deseados?
Del abandono de padres yo sabía. Que no se despidan, ni den explicaciones....
Mi papá biológico nos abandonó, el hombre por el que Amara y yo èramos de interés para esa gente, nos abandonó en silencio. Como lo hacía cada vez que le daba la gana... Mi papá inmortal...
Yo empezaba a cansarme; en octubre para mi noveno cumpleaños, Viktor dejó que Amara y yo lo pasáramos juntas.... Sí, sólo cinco jodidos minutos. E igual para el cuarto cumpleaños de ella al mes siguiente.
El 25 de diciembre hice que todo cambiara.
Nos hicieron practicar con armas en lugar de combates cuerpo a cuerpo. Recuerdo que en esas batallas vi morir a muchos compañeros en meses anteriores, algunos por mi mano. A pesar de que yo no quería ser partícipe de actos tan violentos tuve que verme obligada a hacerlo porque Viktor amenazaba con hacerle daño a mi hermana y eso yo no podìa permitirlo, asì como le pedì que no la obligara a hacer ese tipo de cosas, era muy pequeña. Viktor accedió.... hasta ese 25 de diciembre cuando la vi entrar a Amara, Viktor venìa al frente.
Habíamos cuatro chicos en la sala de entrenamientos, tres chicas-contándome- y un chico, todos de la misma edad.
Viktor hizo que nos entregaran armas de fuego, y él personalmente le dio una a mi hermana. No me gustó que hiciera eso, mi hermana no debía tocar una pistola... NUNCA. Bajo ninguna circunstancia Amara debía matar, por experiencia sabía que una vez asesinabas a alguien, no había vuelta atrás. Todo en el interior de la persona, cambiaba.
Amara nunca serìa feliz si seguíamos allí en esa fortaleza infernal. Todo lo malo terminaría arropándola muy rápido, y sabía que afuera no era tan diferente, que la maldad estaba en cada esquina que voltearas, pero al menos me tendría más cerca y no separadas por culpa de las estúpidas reglas de Viktor; me tendría para enseñarle que todo iría bien.
Viktor sonrió al ver mi cara de sorpresa, me dio un beso en la frente y susurró: "Feliz navidad", con cierta malicia. Abracé a mi hermana y luego le pedí a Viktor que me explicara por qué la había llevado.
-Creo que le he dado muchas libertades, es hora de que aprenda algo nuevo.
Lena, una de las chicas de la práctica, cogió a mi hermana de la mano y se la llevó al centro de la sala con los demás, orden de Viktor.
-No quiero que mi hermana use uno de esos aparatos.-dije con frialdad.
-No puedes protegerla para siempre, Amelia; en algún momento lo hará y tù no podrás evitarlo, ¿sabes lo duro que es el mundo exterior?
Claro que lo sabía, no había diferencia entre el instituto y el mundo de fuera...
-Amara no matará a nadie, no si yo puedo im.....
-Acabas de confirmarme que fuiste tù quien asesinó a Wolfgang y a su mujer.-No lo mirè.-¿No crees que tu hermana sienta curiosidad? Ella te vio disparar, seguro que quiere saber lo que se siente halar un gatillo.
-Es una niña.
-No hay una edad específica para aprender lo que está bien y lo que está mal.-susurró.-La muerte, por ejemplo, es buena. No discrimina, todos mueren por igual, ricos y pobres, judíos y católicos... La muerte nos hace iguales, aprende eso, Amelia; tu hermana también debe aprenderlo: en este mundo de desigualdad la muerte es lo único que nos hace iguales. La muerte es la cosa más natural...
Sentí que lo decía para que odiara a mi padre por no saber lo que es morir, porque perdí a mi madre y él no hizo nada... Porque nos abandonó y no vio por nosotras... Abandonó a mi madre a su suerte siendo él un hombre que pudo evitar su muerte, que pudo evitarla, que pudo brindarle un poco de esa eternidad de la que él gozaba... Eternidad que Viktor quería para sus superiores, o quizá para sí mismo.
Viktor intentaba jugar con mi mente, tal vez para que yo le dijera o lo guiara, en algún momento, hasta el paradero de mi padre. Pero yo no sabía nada de él, no sabía dónde estaba...
-Amelia.-dijo en voz alta.-Le dispararás a Lena, que sea tan sólo una herida. Hoy no queremos muertes, es navidad.-Amara me observó, y vi el miedo otra vez en su mirada.-Rachel, le dispararás a Declan. Y mi pequeña Amara, esto será estupendo, porque es mi parte favorita.
-Viktor, no.-dije, entendiendo lo que harìa, y supe que Amara también entendió porque negó con la cabeza, despacio.
-Amara, le dispararás a Amelia... Esto me recuerda a Caìn y Abel.-rió Viktor.
-No, no, no voy a hacer eso. Ame es mi hermana....
Amara se negó varias veces, y recibió una cachetada de Viktor. Yo quise saltarle encima pero los guardias que lo acompañaban me detuvieron; nos llevaron de regreso a nuestros dormitorios, pero Amara fue castigada por negarse a llevar a cabo la orden que Viktor le imponía.
La encerraron en el féretro....
Yo no dejaba de dar vueltas en mi dormitorio, pensaba en que tenìa que sacarle, no dejaría que mi hermanita pasara la noche en ese ataúd oscuro.... No dejaría que mi hermanita pasara una noche más en esa fortaleza... Entre esas cuatro paredes...
Esa noche pensé en ponerle fin a todo...se quemarían...
Arderían en el infierno...
Uno delos méritos de tu historia es que tiene un fondo psicológico y eso siempre atrapa al lector.
ResponderEliminarHe visto una frase mía por allí en tu lateral. Gracias :)
Besos dulces Ivel.
Leo... leo... y leo,.. me quedo sin palabras.
ResponderEliminarPor momentos comprendo ese odio de Amanda, no la justifico, pero logro entenderla... y el resto como piezas humanas en un juego de ajedrez del cual no tienen dominio.
Es muy fuerte esta historia.
Un super beso niña, desde el Alma como siempre.
Joder....si es que si la historia ya me resulta complicada....contarla metiendote en la piel de ellos. ..mas...engancha y mucho...
ResponderEliminarun beso
Amanda se volvió un ser sin escrúpulos por evitarle todo mal a su pequeña hermana... se fue alimentando del odio, de todo lo malo para que nada de eso rozara a Amara...
ResponderEliminarLas hermanas se protegen entre sí, de defienden de todo mal... no la justifico como dice Alma, pero la sangre es la sangre y llama... y la entiendo... por defender a los tuyos a veces una olvida quien es... olvida todo.
Esta historia es digna de llevar portada y estar en una estantería... Yo ya reservo mi ejemplar...
Mil besinos grandes... Tq Sis...