Spin-off

Spin-off

sábado, 24 de septiembre de 2016

Huellas XII




    Les vi partir, y automáticamente me llevé los dedos a los labios pensando en el beso que no conseguí contener desde el instante en que entró a la tienda decidida a hacerme frente. 
   Faye tenía un hermoso carácter bravío que le impedía callarse las cosas cuando tocaba enfrentar a alguien que le doblaba en experiencia de combate, ella sabía de lo que yo era capaz y aún así no temía plantarme cara. No conseguía intimidarla porque ella no se dejaba de nadie; y yo, yo cada vez que la tenía delante dejaba de ser quien he sido, todo muro era derribado, cada uno caía con facilidad. 
   Me contuve anoche, me contuve esta mañana cuando despertó de aquellas terribles pesadillas que la atormentaban, pero bastó verla entrar a la tienda, bastó tenerla cerca otra vez para que las fuerzas me abandonaran y cediera al deseo de besarla. Fui despacio, cedí al impulso pero al mismo tiempo lo contuve; besé con calma, sintiendo el calor encender mi piel, abrasar mis labios, temiendo que el otro lado tomara lugar, pero con la seguridad de que no le haría daño. No podía hacerle daño.
   Cuando me aparté, no lo hice del todo, no quería romper el contacto con su piel, y con mi nariz rocé muy quedo la suya para que la íntima conexión siguiera intacta.
     Al momento en que se apartó supe la razón, no era necesario preguntar. No era nuestro tiempo, yo tenía algo qué hacer y no debía distraerme.
    Nuestro tiempo, pensé sonriendo. Nuestro tiempo era cada segundo que estábamos juntas, cada mirada y sonrisa compartida. Nuestro tiempo era ahora porque dada su mortalidad, el mañana no era seguro. Nuestro tiempo era un beso, una caricia. Nuestro tiempo eran silencios que todo lo decían. Nuestro tiempo era efímero. En mí se detuvo, por ella pasaba; ojalá pudiera hacerla como yo.
    Nuestro tiempo, ese que dejaba de correr cuando estábamos juntas. Ojalá pudiera hacerla como yo.
   Esto comenzaba a afectarme de un modo que no esperaba, ella era mi debilidad.
     Era momento de aceptarlo.
  No pude dormir en toda la noche velando su sueño; sus pesadillas, yo pude entrar y ver lo que soñaba, y sosegarla. Me abstuve por respeto, pero era doloroso verla sufrir mientras dormía. 
   La de cosas que haría para traerle la paz que su frágil alma necesitaba.
    
   Cuando estuve segura de que el carruaje se hallaba lejos, pasada una hora, escuché a alguien gritar mi nombre. Mi primera reacción fue sacar mi espada, sin embargo sólo alcancé a desenvainar menos de la mitad cuando ya lo tenía ante mí atacándome con su espada, chocando contra la mía; sus ojos rojos, cuyas pupilas verticales me recordaron a los ojos de un felino, me miraban divertidos. Tenía el pelo negro, y la tez pálida con ojeras muy marcadas, síntoma de alguien enfermizo, él no se veía nada enfermizo. Su mirada guardaba un brillo sádico; sabía que era una Quimera, vi la marca del uróboros en su cuello de lado izquierdo. La serpiente enroscada mordiendo su cola. Lo era, era una quimera la cuestión es que no se parecía a la que intentó atacarme, ésta que estaba ante mí tenía inteligencia, no se veía errática como aquél hombre; una cruz tatuada atravesaba su ojo derecho, mostró sus colmillos, amenazador. 
     Era como un Blood Drynka, un bebedor de sangre.
    Pero sin llegar a serlo, tan sólo una mala imitación; aún con su espada pegada a la mía, me incliné hacia un lado para ver a las otras cinco quimeras que lo acompañaban, entre ellas el atacante de la noche de la fiesta. Me asombró que aquellas lucieran erráticas en comparación a la que estaba frente a mí.

-Te ves sorprendida, hija de Caín-dijo la quimera.

-Y cómo no estarlo si te ves distinto a tus hermanos-comenté, empujando mi arma contra la suya como si midiéramos fuerzas; de un movimiento logré quitarle la de él.

-¿Conoces la prueba y error? Ellos son el error, experimentos fallidos.-Se echó hacia atrás.

-¿Cómo entraron aquí? Los humanos del exterior no saben de la existencia de éste lugar más que por leyendas: Shangri la, Shambhala, Rirab Lhunpo, Avalón, Arcadia... Edén; pero nada más leyendas. Entiendo que quienes te crearon sepan que éste utópico reino está, más no conocen su localización exacta-me burlé.

-Me apadrina el Demiurgo Titiritero-respondió-. Él me ayudó a entrar.

-Luzbel-susurré, Circe tenía razón.

   Él movió el dedo índice de un lado a otro, hacía un ruidito con la lengua acompañando el movimiento.

-Debes ver más allá, hija de Caín-dijo. De pronto extendió unas alas blancas y las batió ante mí, elevándose. Con una sonrisa dio una orden a las quimeras que vinieron a mi encuentro, saqué la espada y les hice frente-. ¡Vendré a por ti, hija de Caín!-gritó-. ¡Providencia caerá! ¡Terminaron vuestros tiempos pacíficos! ¡La guerra ha llegado al último pedazo del Edén!
     Tras atravesar con mi espada a la quimera que asesinó al chiquillo que me defendió la noche en que me atacó, me volví y sonreí, retándolo.
 -Providencia no se toca-le dije, él se elevó más y se perdió mientras me dejaba ocupándome de sus hermanos.

    Él sólo quería mostrarse, no creo otra cosa. Llegó de alborotador junto a éstas bestias, yo era el objetivo pero aquí no tenía testigos en caso de herirme gravemente, nadie vería cómo yo rechazaba la muerte y eso a él no le servía.
   Corté la cabeza de la última quimera al mismo tiempo que escuchaba la voz de mi padre.

-¿Sahar?-Me volví, él miraba los cuerpos esparcidos por el jardín.

-Padre.-Envainé mi espada y tiré al suelo la que le arrebaté a la quimera-. ¿Qué haces aquí?

-Drako me informó que teníamos problemas internos, vine de inmediato-explicó, agachándose para revisar uno de los cuerpos.

-Son quimeras imperfectas, padre. Las trajeron para provocar disturbios dentro de Providencia, pero creo que son quimeras robadas de su sitio de creación.

     Mi padre examinó la marca del uróboros en cada cuerpo, luego me miró.

-Humanos corrompiendo la creación-dijo, apretando los dientes-. Nunca entenderé la manía y el sadismo de hacerles daño a sus propios hermanos, pero supongo que creaciones corruptas no pueden controlar sus instintos enfermizos y violentos contra su propia gente.

-¿Piensas seguir esperando hasta que lleguen órdenes de Mikhael? ¿O ahora si tomarás cartas en el asunto de forma más directa y menos sutil?-inquirí.

-Quiero hacer lo correcto, Sahar-suspiró, se le veía decaído y supe que era por las acciones humanas tomadas contra las víctimas inocentes que yacían a nuestros pies.

-Creo que lo correcto es acabar con todo, castigarlos de una vez. 

    Padre me miró, y movió la cabeza de forma negativa.

-¿Dónde está Circe? ¿Dónde están todos?-preguntó, cambiando el tema.

-A nuestros Hassassins los envié a resguardar nuestras ciudades, y Circe está segura lejos de aquí. Creí que sería mejor enfrentarlos sola, menos sangre correría y no le daríamos el gusto a quien envió estas cosas-expliqué. Padre asintió, estaba de acuerdo con mi decisión-. ¿Te dijo Drako que yo era el objetivo?

-Sí, por eso no lo pensé mucho y me apresuré a venir.

-Alguien quiere que nuestra gente se entere del único secreto que les guardas: Yo. Y es alguien que lo conoce muy bien, quiere utilizarlo para crear discordia; Circe y yo pensamos que podía ser Luzbel pero la quimera que huyó....

-¿Cómo que huyó una?

-Sí, era diferente a éstas porque lo que ves son experimentos fallidos, aquella parecía un Blood Drynka. Pero con alas, alas blancas, padre.

    Caín quedó impresionado.

-Dijo que vino a traer la guerra al único pedazo de Edén que quedaba, que vendría a por mí-proseguí-. Como te dije, Circe y yo pensamos que había sido obra de Luzbel en venganza por no aliarte a él, pero al parecer hay alguien más además de mi querido abuelo que goza o que le conviene que exista odio entre los hijos del hombre. Y entre tú y Luzbel.-Mi mente trabajaba rápido uniendo puntos-. Alguien intenta manipularnos. O está manipulando todo a su antojo, y no creo que sea la Estrella de la mañana-dije, haciendo referencia a Luzbel.

    Sólo de pensar que aparte de Luzbel había un segundo ser rondando por ahí, maquinando en contra nuestra, me inquietaba por la única persona que ahora era mi punto de quiebre. Si conseguían hacerle algo a Faye.....

-Iré a por Circe, limpia todo esto-ordenó mi padre, interrumpiendo mis cavilaciones-. Tendremos una reunión de emergencia, la quimera que escapó no puede andar suelta por ahí.

      Tras sepultar los cuerpos en el bosque, esperé el retorno de mi padre en el estudio, no fue tan larga la espera. La puerta se abrió, Circe fue la primera en entrar.

-¿Estás bien?-me preguntó. Asentí-. Faye está en tus aposentos-me informó en un susurro cuando mi padre entró seguido de Drako y Erza-. Caín ya nos informó de lo que viste-habló en voz alta-. ¿Una quimera con aspecto de Blood Drynka y alas?

-Nunca he visto un ángel, pero definitivamente parecían alas de ángel-dije-. Tenemos un serio problema y la única forma de hacerle frente es hablando con la verdad, sin secretos.-Miré a mi padre.
    Caín me sostuvo la mirada.
-Dile a nuestros hermanos que soy Inmortal, que renazco tras la muerte, que soy lo que ellos dirían: Alguien que no puede morir. Diles y no tendrás discordia en Providencia, los prevendrás de esa criatura.

-No podemos, Sahar. Por algo se ha guardado tu situación como secre....

-¿Mi situación? Pues como es mi situación tengo derecho a decidir qué hacer con ella, ¿no? Tengo derecho a elegir si divulgar el secreto o no.

    Caín buscó apoyo en Circe, lo noté cuando la miró.

-Cariño, todo tiene su razón-dijo mi madre-. Tu padre ha vivido milenios con una inmortalidad que él aceptó como castigo por sus acciones, una inmortalidad que tiene un precio a pagar. Lastimar a otros para beber su sangre, incluso si esos otros son sus seres queridos, deambular por la oscuridad pues la luz le hace daño...-Esa historia me la sabía de memoria, con el tiempo Circe y él encontraron la forma de suprimir la maldición de la luz del día. Eloah Mikhael le dio el perdón pero pidió su ayuda para cuidar Assiah y sus habitantes, Caín se convirtió en protector de los humanos, siempre pudo negarse pero no lo hizo porque quería redimirse. Pensaba en Abel, y en lo que él querría-. Tu inmortalidad es diferente, aún tenemos mucho qué aprender sobre ella y sobre ti. He hecho mis observaciones de las tres primeras veces en que sufriste heridas de gravedad, y sí, llegaste a morir pero hubo una especie de renacimiento entre cada "muerte", y me da la impresión que el precio que pagas tú por tu inmortalidad es más alto que el que paga tu padre y los Blood Drynka. Es como si perdieras fragmentos de ti en tu camino de regreso, te vuelves más oscura, Sahar, más violenta si cabe; ¿imaginas que si llegas a compartir tu secreto con nuestros hermanos no querrían que compartieras también tu don/maldición? ¿Imaginas Providencia con gente como tú?

    Entendí por dónde iba.

-Y es lo que la quimera y quien lo envió, buscan-dije-. Debe ser un intento no sólo de provocar discordia, sino un "prueba y error". Saber si puedo convertir, y las consecuencias de esas conversiones.

-He meditado sobre ello, sí-dijo Circe. 

   Mi padre se acercó a mí, tomó mi cara entre sus manos y me miró a los ojos. Una mezcla de severidad y ternura en ellos, la mirada de un padre hacia su hija.

-¿Ahora entiendes por qué hago lo que hago por ti?-preguntó-. ¿Ahora entiendes el por qué de mi sobre protección? Los cuido de ti, y te cuido de ti misma, de lo que puedes llegar a ser.

-Creí que te gustaba que fuera como soy: Acorazada Princesa Hassassin, la Espada de Caín-susurré con frialdad. 

    Por primera vez vi lágrimas inundar los ojos de mi padre, no entendía la razón de ellas. Empezaron a correr por sus mejillas.

-Me conviene que seas así, pero no lo disfruto, Sahar-confesó. Depositó un beso en mi frente y se apartó de mí-. Tenemos qué iniciar la búsqueda de la quimera que escapó-dijo, recomponiéndose.

-Haré que nuestros guerreros vengan a palacio-dijo Drako.

-No-cortó mi padre, mirándome-. Las órdenes de Sahar seguirán igual, que sigan resguardando las ciudades. Palacio es de piedra, puede reconstruirse, las vidas humanas, no.

    Esas palabras que me repetía desde que era una niña, y que se quedaron grabadas en mi cabeza. 
   Padre intentaba enseñarme a respetar toda vida inocente, porque yo estaba perdida como él lo estuvo hace mucho; salió con Drako, miré a Erza y a Circe. Ahora entendía por qué siempre tenía escoltas, por qué enseñó a otros a morir por mí, si algo me pasaba era posible que yo me convirtiera en algo mucho peor. Con cada renacimiento, más oscura, más violenta. 
   Los protegía de mí, me protegía de mí. 

-Llegará el día en que me vuelva contra ustedes-comenté, Circe miró mi mano. Inconscientemente tamborileaba con los dedos en el escritorio, al darme cuenta dejé de hacerlo.

-No digas eso, Euzma-habló Erza.

-¿Papá incomodó a Faye cuando venían de regreso?-les pregunté, no quería volver a tocar el tema.

-No hubo tiempo para tal cosa, cariño.-Pillé la mirada que compartió con Erza.

-¿Qué pasa?

    Erza se puso nerviosa. Circe suspiró.

-Hubo un instante en que Faye se nos perdió de vista en la ciud...

-¡¿Qué?!-exclamé.

    Me dirigí a la puerta.

-Luego apareció, no le pasó nada, ella está bien-se apresuró a decir Erza.

    Moví la cabeza de lado y fui a verla.
  No se le puede confiar algo tan importante a nadie; me preocupaba ese instante que desapareció por muy corto que fuera. 
    Entré sin llamar, Faye caminaba despacio de un lado a otro en la antesala. Se detuvo de espaldas a mí.

-¿Estás bien? ¿No te lastimaron?-preguntó en voz baja.

-Te lo dije, nada malo pasaría-respondí. Había algo que no me gustaba, el instante que desapareció de la vista de todos-. Vesp....

    Se volvió, saltándome y poniendo la hoja de una daga en mi cuello.
-¿Qué demonios eres?-preguntó.
-Lo siento, Vesper-susurré, calmada. Una daga en mi cuello era lo de menos, que fuese ella quien la sostuviera era lo que hacía daño-. Es complicado.
   Mantuvo la filosa hoja de la daga pegada a mi cuello, su mirada iba de mis labios a mis ojos. Estaba llena de rabia, le dijeron algo que no era, o escuchó algo sin querer y tenía qué ver conmigo.
   Sus ojos no podían soportar su propio dolor.
-Eres como ellos, eres como quienes me quitaron a mi familia-dijo llena de amargura-. Has cegado vidas.... Él me lo dijo, me habló del monstruo que habita en ti...

-Mátame-le pedí-. Por favor, mátame. Hazlo, y entenderás todo. 

    Titubeó aún con el arma en mi cuello.
-No negaré que los asesinos de tu familia y yo somos iguales, así que ódiame, me harás las cosas más fáciles.

    Me empujó y se dio la vuelta, apretó la empuñadura de la daga.

-Te vi pelear contra las quimeras, cómo te movías...-La quimera que escapó fue quien la trajo para que me viera, pero debió moverse muy rápido para ir y regresar con Faye. Dentro de Providencia nadie puede desvanecerse, su vuelo debía ser veloz-. Dijo que eras mala, que ni siquiera eras humana pero eso ya me lo temía, y ahora estoy confundida. ¿Quiénes son los buenos? ¿En quién debo confiar? ¿Qué demonios eres?

-Eso mismo-respondí. Ella se giró, su expresión confundida se mezcló con su desasosiego-. Volveré cuando estés más calmada, no te encuentras en buen estado, y a mí no me apetece hablar.
    Caminé decidida hacia la puerta, Faye me detuvo. Su voz me hizo girar.

-No te vayas.

    Aguardé a que dijera alguna otra cosa, siempre cedería a sus deseos en eso estaba clara. 
-¡Joder, no me mires así!-exclamó-¡Tu jodida calma me cabrea! ¡Te puse un puto cuchillo en el cuello y mírate! ¡Enfádate conmigo! ¡No me pidas que te odie!

-No quieres verme enfadada, Faye-dije, con voz suave-. Si te preguntas en quién confiar, te ayudaré. No confíes en nadie, ni siquiera en mí.-Ahora estaba segura de lo que quería. Ahora que sabía lo que traía consigo cada renacimiento tras una muerte. Mi sed de sangre crecía, una sed distinta a la de mi padre y sus Blood Drynka, yo era peor; Faye dio pasos hacia mí-. Haré que Drako te lleve al exter....

   No terminé la frase porque me cogió de la nuca acallándome con sus labios, tomando los míos con hambre. 

-Deja de decidir por mí...-gimió en mi boca.

    Me quitó el abrigo negro de mi traje, dejándome desnuda de cintura para arriba. Sus ojos deambularon por mi cuerpo antes de volver a besarme; busqué dejarla en igualdad de condiciones deshaciéndome de su blusa, su torso desnudo mostraba aquella herida que casi la mata. Paseé mis dedos por ella, Faye jadeó mientras sentía mis dedos en la herida, y subiendo despacio, desviándome hacia uno de sus pechos.

-Sahar....-dejó escapar.

    Sonreí, la cogí de la mano y la llevé al dormitorio. La empujé hasta la cama, rió al caer; me acosté encima de ella, el contacto de su piel con la mía me enloqueció.

    Besé sus labios, delicado, íntimo. Sus manos en mis hombros, pasando a mi nuca atrayéndome más, como si no estuviéramos lo suficientemente cercanas; sentía una electricidad extendiéndose por todo mi cuerpo, abrasándome.  
     Faye rodó por la cama quedando encima, mordisqueó mi labio inferior, apreté su culo y subí por su espalda sintiendo en mi tacto la herida de salida de la espada. La rubia gimió, y rió contra mi boca; y lo sentí venir, el otro lado me consumía, busqué su cuello, lamí, besé y la obligué a girar de nuevo para quedar encima de ella. 

-Tus ojos...-suspiró, con sus manos en mis mejillas-. Cuando estás excitada se vuelven dorados las pupilas se rasgan, felina-sonrió.

    No era sólo el estar excitada, era el hambre, la sed, mi lado demoníaco asaltando. Mi otro lado acudiendo, y no era buena señal si en cualquier momento se tornaban rojos. Una de sus manos bajó por mi torso, cuando entendí lo que buscaba hacer la detuve cogiéndola de la muñeca, y subiéndola por encima de su cabeza. La aprisioné allí, ella acariciaba mis labios con los dedos de su otra mano, pasó a mi mejilla y buscó mi boca. Su lengua invadió, soltó un suave jadeo cuando la mía la rozó muy quedo, me aparté con la respiración acelerada al notar que estaba apretando demás su muñeca. Me hice a un lado en la cama.

-¿Pasa algo?-preguntó, sentándose.

    Me levanté, cogí otra blusa de mi armario y la miré.

-Pasa todo, Vesper.

    Salí casi corriendo de esa habitación, y con el pulso acelerado. En el pasillo encontré a Erza.

-¿Drako sigue con mi padre?-le pregunté sin detenerme.

-No, creo que está en su dormitorio.

-Perfecto.






11 comentarios:

  1. Protección de sí misma. Es interesante todo lo que siente y vive, Sahar. Aun así predomina demasiado su lado humano, llena de emociones que por ahora consigue dominar.
    Escenas y enfrentamientos distintos y lo has logrado una vez más... Eres maravillosa, querida Ivel.

    Te felicito, preciosa.

    Mil besitos.

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    1. Creo que el que predomine el lado humano se debe a la influencia de Circe, y las mismas enseñanzas de Caín sobre el respeto a toda vida inocente. Ya lo ha dicho, le conviene que su hija sea así, pero no lo disfruta... ;)

      Gracias, Auro!!!! Siempre me divierto escribiendo cada escena, y sólo esperando que ustedes disfruten y se sientan allí a medida que leen. Que se entretengan :)
      Besos!!!

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  2. Leerte es un ejercício de entendimiento...de lectura de palabras rebuscadas, de intenciones rebuscadas...... leerte es, además de todo, un ejercício de mucha ternura...
    Eres una escritora espectacular....

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  3. Este spin off permite conocer más a Sahar, que es una gran líder, lo que reconoce su célebre padre, quien demuestra la preocupación por la posible pérdida de humanidad, como costo de revivir. Humanidad que parece desarrollarse especialmente con Faye. Interesante como están presentados los posibles enemigos. Y una vez más, que especial es Circe.
    Un prolongado abrazo.

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    1. Que lector distraído. Me olvidé de comentar que planteaste el tema del demiurgo, como parte de tu historia. No es algo común. Y lo hiciste muy bien.
      Un beso especialmente enviado.

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    2. Caín siempre se preocupará por sus hijos. Aunque tenga formas extrañas de demostrar esa preocupación, esa sobre protección; sí, Faye en quien despierta la humanidad de Sahar, es definitivo, están muy unidas ;)
      El Demiurgo Titiritero, también apareció en el presente eh!! Por ahí anda.... ;)

      Besos, y un fuerte abrazo!!!!

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  4. Un torbellinos de sentimientos que también son dudas, la guerra no solo es externa, también interna. Un capítulo muy intenso este Señorita Escritora.

    Besos dulces.

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    1. Si conseguí que fuese un capítulo intenso, me doy por satisfecha. Todo para ustedes ;)

      Preciosa semana.
      Besos, Poeta!!!

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  5. Mi querida, Ivel, tengo que reconocer que me he perdido algunos capítulos, volaré a ellos porque sin duda tengo sed de lo que ellos me ofrecen y me hacen sentir… Pero al ver este post, y leer los primero párrafos, he tenido la necesidad de seguir, no he podido detenerme, y he caído en la tentación… Y qué decirte… He viajado al compás de tan maravillosa música, los gifs, las imágenes, y la maestría tuya para llevarnos a todas y cada una de las personalidades de esta fascinante historia… Esos momentos en los que puedes sentir el filo de esa daga en tu propio cuello, esa emoción que te invade, y esa fascinante conexión de piel y alma entre ambas… (Tengo debilidad por estas historias en las que blandir una espada en aras de la verdad y justicia)
    Me encanta este mundo, éste que no dista tanto de lo que pudiera ser en realidad… Y me encantas tú…mi querida, amiga…

    Te dejo Bsoss y abrazos con todo mi cariño… (Te leo… Te sigo y te siento…)

    Muacksss!! ♥


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    1. Qué sepas que también son mi debilidad este tipo de historias, querida Gine. Y leer tu comentario me ha dejado un buen sabor de boca; tú puedes ponerte al día cuando gustes, bonica, que esta historia es por y para ustedes.
      Me alegra haberte(les) transmitido tanto en este capítulo, siento bonito cuando sé que pude llevarlos hasta allí, que sienten lo que los personajes, que se adentran en este mundo que les regalo, un mundo que roza la realidad mezclándola con fantasía.
      Y a mí me encantas tú, mi Gine. Y esos maravillosos textos que escribes, no envuelves con tu hermosa Luz, mi amiga ;)

      Besazos, y abrazo a tu Alma... :****

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