Cara a Cara...

Bastian y yo teníamos nuestro infierno personal...
Un infierno con rostro de mujer...

    La presencia de Amanda me ponía nerviosa por la reacción que Bastian podía tener, enseguida cogí su mano para reconfortarlo.

-Iré por algo de beber, ¿qué les traigo?-dijo, entendiendo que no valía la pena armar un escándalo.

-Yo no quiero nada, gracias.-le respondí.

-Yo tampoco, hermanito.-dijo Paloma, rabiando por la aparición de la blonda.

   Sebastian fue al bar que Maura había ordenado instalar, y yo me quedé observándolo mientras un caballero lo abordaba; pese a que su ex mujer estaba dando vueltas por el salón de fiestas él se mantuvo sereno, sonreía, me miraba...

-Se lo ve entusiasmado.-comentó Paloma.

   Yo volví la mirada hacia ella, se me había olvidado que estaba ante la hermana menor de mi... ¿Cómo llamarlo? ¿Pareja de evento aniversario..... Nah....

-Tú lo conoces mucho mejor, ¿en serio lo crees?

-Sí, y cuando me habló de ti los ojos le brillaron del mismo modo en que los tuyos lo hacen al verle.-Me sentí un poco apenada, ¿el efecto que Bastian tiene en mí es tan obvio?-¿Es algo serio lo de ustedes?

   La pregunta del millón.

-Estamos conociéndonos, es muy pronto para hablar de cosas serias.-respondí, y volví a mirarlo. Ahora hablaba con una pareja.-Pero es un hombre que vale la pena, eso no puedo negartelo.

-Qué bueno que lo veas así.-sonrió ella, ésa sonrisa le duró poco.-Y allí viene Satanás, ¿tienes agua bendita, Luna?

  Me di la vuelta, Amanda se nos había acercado; tenía una expresión de indiferencia hacia Paloma, y esta una de asco hacia ella. 
  
-Buena noche, Luna. Paloma, es una grata sorpresa verte por aquí, pero no sabía que ustedes se conocían.

    ¿Un poquito más de falsedad, o así está bien?

-¿Sabes, Luna? Iré a buscar un lugar dónde vomitar, estar cerca de ciertas personas termina por revolverte el estomago. Te sugiero que no pases mucho tiempo junto a ésta, no vaya a ser que la Putitis Diabolikus se contagie.

   Paloma dio media vuelta y se fue, ¡pero mira que dejarme con Amanda!
   La rubia chascó la lengua, y cruzó los brazos.

-Nunca le he caído bien a ésa niña.-comentó; yo estaba a punto de dejarla sola, comenzó a hablar.-Maura hizo un excelente trabajo, esto quedó fantástico; está en Milán ¿no?

-Sí.-responder con monosílabos era una buena idea.

   Ella vio hacia dónde estaba Sebastian, y no pude contenerme.

-¿Qué clase de mujer es usted, señora?-dije con serenidad. Amanda me miró, dubitativa.-Lo engaña con su hermano, y no conforme con eso le da la estocada final diciéndole que la pérdida de su hijo fue adrede.-Tenía tanta rabia contenida, verlo sufrir la noche anterior me dejó muy mal.- ¿Y en algún momento dijo que lo amaba? ¿Ama verlo sufrir?

-¿De dónde sacas eso, niña insolente? No tienes ni remota idea de lo que dices.

-Usted, señora. Qué usted abortó al hijo que iba a tener con Sebastian, estando ya casados.-Amanda estuvo a punto de abofetearme, pero contuvo las ganas porque había mucha gente alrededor.-¿Qué tiene usted en la cabeza?

-Lo que yo haga o deje de hacer no es asunto tuyo....

-No, no lo es. No estoy diciendo que lo sea, por mí puede acostarse con quién le pegue la regalada gana o hacer con su cuerpo lo que quiera, pero cuando se trata de la salud mental, emocional y espiritual de Sebastian, sí es asunto mío. Porque usted le ha hecho mucho daño, y a mí me afecta verlo sufrir; a usted tal vez no le duela, y nunca le dolió, pero a mí sí.

   La rubia miró de nuevo hacia donde se encontraba él, Paloma le estaba diciendo algo y luego nos señaló. Sebastian, disimulando su enojo, se acercó a nosotras.

-¿Está todo bien, Luna?-inquirió, no dudó en cogerme de la cintura y apretarme a él. Me gustó la expresión de Amanda, evité sonreír.

-Sí, ya me iba a reunir contigo, cielo.-le respondí a Bastian.-Ve a nuestra mesa, yo te alcanzo.-Él asintió, ignorando a su ex mujer.

   Amanda me miró como un cazador a su próxima presa, algo en esta mujer no me daba buena espina.

-¿Sebastian y tú son pareja?-preguntó.-Maura no me dijo nada al respecto, además tú no eres su tipo; no eres más que una niña.

-Lo que Sebastian y yo seamos no es de su incumbencia, señora....

-Escúchame bien, niñita.-dijo, sonriendo para que nadie se diera cuenta que estaba amenazándome.-Es mejor tenerme como amiga que como enemiga, así que ve pensando en cómo librarte de Sebastian porque no te quiero cerca de él.

   Me había tomado del brazo y me lo estaba apretando, no hice mueca de dolor, no le iba a dar ese gusto.

-Está loca, señora.-le dije, liberándome de su agarre.-Debe tener espinas rodeándole lo que sea que tenga allí en el pecho. Usted no me va a decir qué hacer con respecto a Sebastian, eso es cosa mía; ¿por qué no va a pintarse un auto retrato? Al que pintó hace un año le hicieron falta los cuernos y la cola.

-Tu insolencia te costará, Luna.

-No le tengo miedo, señora, y creo que un periodista viene hacia acá, le recomiendo que se ponga la careta no vaya a ser que descubran a la bruja que es en realidad.

   Me fui a reunir con Sebastian, quien me recibió con la preocupación dibujada en el rostro. Le puse la mano en el pecho, allí donde podía sentir su corazón latir....

-¿Todo bien? ¿Te ofendió?-inquirió, frunciendo el ceño.

-No tienes de qué preocuparte, sólo fue una aburrida charla de mujeres.

-¿Aburrida? ¡Ja! La tensión llegó hasta aquí, Luna.-comentó Paloma, cruzándose de brazos y lanzándole una mirada asesina a Amanda quien hablaba con el periodista.-No me gusta ésa mujer, nunca me gustó. Ni ella ni su familia, ten cuidado, Luna.

      Sebastian depositó un casto beso en mis labios...    

  Cuando me aparté mi mirada se encontró con la de la rubia, ella sonreía y hablaba con el periodista, pero viéndome.... 
   
  Para completar el caos en mi vida me gano de enemiga a una loca...