-No sabía que el portero y tú eran grandes amigos, al punto de prestarte su coche.-dijo Ivel, aún no sabía a donde la llevaba su amiga.
-Cree que soy bonita.-sonrió Leyla, con la mirada puesta en la carretera.
-No es el único.
Leyla sonrió por dentro ante el inconsciente comentario que había hecho Ivel. Ésta se hallaba sumida en sus pensamientos, hablar con sus padres la dejó tranquila pero al mismo tiempo temerosa ante la posibilidad de que tomaran nuevas represalias en contra de ellos.
Leyla detuvo el coche, Ivel la miró sin entender qué hacían a la entrada de un cementerio. Leyla bajó, la morena la imitó y la siguió en silencio. Su amiga saludó con la mano al guardia que se encontraba afuera de una pequeña casa justo al lado de la entrada al camposanto. El hombre le devolvió el saludo, llevaba una linterna al cinto que encendió y apagó varias veces. Lo que se hace cuando se está aburrido, pensó Ivel.
-¿Ése también cree que eres bonita?-preguntó, burlona.
Leyla rió.
-¿Qué estamos buscando?
-Por aquí.-susurró Leyla, doblando hacia la izquierda.
Ivel se detuvo, cayendo en la cuenta de las intenciones de su amiga.
-¿Cuando los encontraste?-preguntó.
Leyla se volvió. Caminó hacia ella al ver que le había afectado el descubrir de qué iba todo aquello.
-El jueves pasé todo el día fuera buscándolos.-suspiró-. Antes de venir aquí hablé con tus padres, ellos me dijeron dónde estabas pero no me dieron las razones por las que habías venido. Recordé que no hubo tiempo para despedirte porque todo pasó muy rápido, eso me dijiste. Así que creí que era éste el motivo de tu regreso. No sabía que habías venido buscando respuestas.
Ivel agradeció las buenas intenciones de su amiga, ésta le tendió una mano que la morena cogió sin pensarlo mucho. Leyla la guió hasta un lugar solitario donde ella sabía que sólo habían tres tumbas, una al lado de la otra. Tan alejadas del resto, y debajo de un árbol de encino cubierto de nieve.
-Me dijiste que de no ser por Lu no me habrías encontrado, ¿y ahora resulta que mis padres hablaron contigo?-Leyla se puso nerviosa, pero Ivel la ignoró.-Había un árbol así en mí casa.-Recordó-. A papá y a mí nos gustaba subir allí.
-No logro imaginarte de ése modo.-comentó Leyla; Ivel la miró y arqueó una ceja-. Es que eres muy delicada.-rió la chica.
Ivel no había reparado en la tercera lápida porque ésta era una placa en el suelo, una placa cubierta de nieve. Leyla sabía que estaba allí, ella la vio el día anterior.
-Te daré un momento a solas.-le dijo, pero Ivel la detuvo cogiéndola por la muñeca. Leyla entendió.
Ivel se arrodilló ante las lápidas. Los nombres de sus padres iban acompañados por fotografías; ambos de pelo negro, su madre de piel morena, su padre un poco más blanco. Las sonrisas en sus labios....Ivel sintió un nudo en la garganta.
-<<Adorado hermano.>>-leyó.-¿Así o más hipócrita?
-Aún no estás segura de que él lo halla hecho.
-¿Y cómo es que no lo dudo?
Leyla guardó silencio, pero se arrodilló a su lado.
-He sido afortunada, ¿sabes?-susurró Ivel, Leyla la observó. Tenía una sonrisa en los labios mientras sacaba una cadena del bolsillo de su pantalón. Un relicario-. Fui bendecida con los mejores padres del mundo, tanto en mí antigua vida como en ésta.
Abrió el relicario y lo miró, Leyla pudo distinguir que a ambos lados habían fotografías. En una salía Ivel de niña abrazada a su padre y a su madre; del otro lado salía así como ahora, en medio de Claudia y Warren.
Sí que fue bendecida, pensó Leyla. Se le veía feliz en ambas fotografías.
-¿Crees que si Carlysle llegara a verte te reconocería?-inquirió, el asunto de la otra tumba la tenía preocupada.
Ivel sonrió con ironía.
-Nunca lo vi en persona, y no es que a él le preocupara querer conocerme.-respondió.- Para Carlysle, la familia que mí padre había creado, eran simples mortales comparados con él y su familia; mí papá se apartó de todo aquello siendo muy joven, pero debía seguir en contacto ¿no? Sin embargo nunca nos lo presentó, lo conozco por fotos. Así que si él llegara a verme no me reconocería, jamás me buscó. ¿Por qué preguntas?
Leyla se levantó y se agachó al otro lado de Ivel.
-¿Leyla?
-Mira.-Leyla pasó una mano por la placa en el suelo para quitar la nieve.
Ivel se puso de pie ipso facto al ver su propio nombre en la placa. Su antiguo nombre.
-¿Tienes alguna idea de por qué esto está aquí?-preguntó Leyla, pero por la expresión de Ivel era más que obvio que no sabía.
-------------------------------------------------------
En el camino de regreso Ivel empezó a contarme cosas sobre el día en que sus padres murieron, algo más detallado. La llegada de Emma a su colegio, el como la sacó de allí después de sacar una gran cantidad de dinero y dárselo a la profesora y a la directora del instituto. La llamada que hizo estando en el avión.
-Dijo: "Ella está conmigo.... Sí, sí... Se supone que Andrew y Elena me alcanzarían en el aeropuerto pero.... Sí... Arregla todo, que crean que estuvo allí... sí..."-recitó Ivel, recordando las palabras de la tal Emma-. Cuando llegamos a Londres fuimos a ver a los Hastings, ellos me recibieron como si fuese parte de la familia; Emma tuvo una conversación rápida con ellos, y luego habló conmigo. Me dijo que mis padres habían muerto en un accidente de tránsito y que debía quedarme en casa de ésas personas. Que debía cambiar mí identidad; en ése momento no pregunté por qué, pero tenía doce y era la edad suficiente para saber que algo no andaba bien.
-Y luego....
-Sus e-mails, a los quince empecé a interrogarla. Ella me escribía dos veces al año, y en una de ésas me dijo que tuvo que mentirme, que lo de mis padres no fue un accidente si no un asesinato. A finales del año pasado le escribí diciéndole que vendría aquí, trató de persuadirme para que dejara todo así, pero le insistí y fue cuando me dio el nombre de su hijo. Elliot. Que él me ayudaría.-explicó Ivel, le daba vueltas al anillo en su dedo. Estaba muy nerviosa-. Estoy muerta, para la familia de mí padre estoy muerta. Seguro tenían todo planeado por si algo salía mal.
-Sea lo que sea en lo que estuvieran metidos, querían protegerte. Darte una vida normal.
Me miró con frialdad.
-¿A esto llamas una vida normal? ¡Es una locura!
-Ivel....-comencé.
-Ya lo sé, pero no aceleres.-dijo con calma, mirando disimuladamente el espejo retrovisor.
Nos estaban siguiendo desde hace dos cuadras.
Al llegar a casa Ivel se sentó en el sofá y subió los pies en la mesita.
-Y si era él.-musité, sentándome a su lado.
-No, pero creo saber quien era.-La interrogué con la mirada-. Bien, ya que estás de curiosa. Trabajo en un club para un proxeneta que resultó ser el padre de Lucy, y al hombre le gusta mandarme a seguir con sus matones.
Me quedé helada debido a ésa confesión; intenté procesar sus palabras. ¿Oí bien?
-¿Por qué?
-Debe parecerle raro que una chica que puede pagar un apartamento en éste edificio quiera trabajar en un club lleno de prostitutas.
-No, ¿por qué trabajas en un club lleno de prostitutas?
-Porque el dueño conoció a mí padre, está relacionado con aquella familia.-contestó, poniéndose seria de repente.- Al principio lo hice por diversión, pero luego recordé su rostro y me quedé para investigar. Él fue el que golpeó a Elliot.
Vaya, cada vez me sorprende más. Con razón tanta secreteadera entre esos dos.
-¿Qué vas hacer con lo de la tumba, Ivel?-pregunté volviendo a lo que en realidad importaba.
-Nada, estoy muerta. Y así debo quedar, la muerte me sienta bien.-dijo, guiñándome un ojo.
Sé que se muere de ganas de aparecersele a Carlysle y decirle que está viva, tan sólo para ver la reacción del hombre.
Pero también sé que, aunque se muestre calmada, por dentro está llena de tristeza, confusión, y preocupación con respecto a Claudia y Warren; ya va una advertencia. Si Warren no deja el caso, lo próximo puede ser peor.
-¿Cómo pagas éste lugar?-Quise saber, por cambiar un poco el tema.
-Con todo y mí muerte planificada mis padres pasaron una cantidad de dinero a un banco en Londres, a nombre de Ivel Hastings. Ivel era el nombre de mí abuela materna.-agregó, jugando con el anillo en su dedo. Cambiar el tema lo único que hizo fue volver a él.-Elliot piensa que mis padres fastidiaron al gobierno, a la gente poderosa detrás de él. Yo...ya no sé qué creer.
Los inocentes son los que más pierden por culpa de los de arriba, tienen la estúpida idea de hacer tales atrocidades "por el bien de todos".
-Mañana habrá una fiesta, la familia de Lucy la ofrecerá en honor al hermano de ésta. Iré con Elliot, ¿quieres venir?-dijo de repente.
-Habrá periodistas, y sé que Claudia es conocida aquí, y tu padre no es ningún extraño.
-Pasaré desapercibida.-dijo muy confiada.
-El proxeneta estará allí, Ivel.
-Lo sé.
-Es una fiesta de la alta suciedad eso quiere decir que Carlysle Alexander también estará.
-Lo sé.-Fijó sus ojos en los míos, vi un leve brillo malicioso en ellos.
Entonces comprendí lo que planeaba.
La muy sádica piensa plantarle cara al titiritero principal. Sonreí, era obvio que no le diría quien era ella, pero debe conocer al enemigo antes de empezar el juego.
-Leyla...
-No es el único.
Leyla sonrió por dentro ante el inconsciente comentario que había hecho Ivel. Ésta se hallaba sumida en sus pensamientos, hablar con sus padres la dejó tranquila pero al mismo tiempo temerosa ante la posibilidad de que tomaran nuevas represalias en contra de ellos.
Leyla detuvo el coche, Ivel la miró sin entender qué hacían a la entrada de un cementerio. Leyla bajó, la morena la imitó y la siguió en silencio. Su amiga saludó con la mano al guardia que se encontraba afuera de una pequeña casa justo al lado de la entrada al camposanto. El hombre le devolvió el saludo, llevaba una linterna al cinto que encendió y apagó varias veces. Lo que se hace cuando se está aburrido, pensó Ivel.
-¿Ése también cree que eres bonita?-preguntó, burlona.
Leyla rió.
-¿Qué estamos buscando?
-Por aquí.-susurró Leyla, doblando hacia la izquierda.
Ivel se detuvo, cayendo en la cuenta de las intenciones de su amiga.
-¿Cuando los encontraste?-preguntó.
Leyla se volvió. Caminó hacia ella al ver que le había afectado el descubrir de qué iba todo aquello.
-El jueves pasé todo el día fuera buscándolos.-suspiró-. Antes de venir aquí hablé con tus padres, ellos me dijeron dónde estabas pero no me dieron las razones por las que habías venido. Recordé que no hubo tiempo para despedirte porque todo pasó muy rápido, eso me dijiste. Así que creí que era éste el motivo de tu regreso. No sabía que habías venido buscando respuestas.
Ivel agradeció las buenas intenciones de su amiga, ésta le tendió una mano que la morena cogió sin pensarlo mucho. Leyla la guió hasta un lugar solitario donde ella sabía que sólo habían tres tumbas, una al lado de la otra. Tan alejadas del resto, y debajo de un árbol de encino cubierto de nieve.
-Me dijiste que de no ser por Lu no me habrías encontrado, ¿y ahora resulta que mis padres hablaron contigo?-Leyla se puso nerviosa, pero Ivel la ignoró.-Había un árbol así en mí casa.-Recordó-. A papá y a mí nos gustaba subir allí.
-No logro imaginarte de ése modo.-comentó Leyla; Ivel la miró y arqueó una ceja-. Es que eres muy delicada.-rió la chica.
Ivel no había reparado en la tercera lápida porque ésta era una placa en el suelo, una placa cubierta de nieve. Leyla sabía que estaba allí, ella la vio el día anterior.
-Te daré un momento a solas.-le dijo, pero Ivel la detuvo cogiéndola por la muñeca. Leyla entendió.
Ivel se arrodilló ante las lápidas. Los nombres de sus padres iban acompañados por fotografías; ambos de pelo negro, su madre de piel morena, su padre un poco más blanco. Las sonrisas en sus labios....Ivel sintió un nudo en la garganta.
-<<Adorado hermano.>>-leyó.-¿Así o más hipócrita?
-Aún no estás segura de que él lo halla hecho.
-¿Y cómo es que no lo dudo?
Leyla guardó silencio, pero se arrodilló a su lado.
-He sido afortunada, ¿sabes?-susurró Ivel, Leyla la observó. Tenía una sonrisa en los labios mientras sacaba una cadena del bolsillo de su pantalón. Un relicario-. Fui bendecida con los mejores padres del mundo, tanto en mí antigua vida como en ésta.
Abrió el relicario y lo miró, Leyla pudo distinguir que a ambos lados habían fotografías. En una salía Ivel de niña abrazada a su padre y a su madre; del otro lado salía así como ahora, en medio de Claudia y Warren.
Sí que fue bendecida, pensó Leyla. Se le veía feliz en ambas fotografías.
-¿Crees que si Carlysle llegara a verte te reconocería?-inquirió, el asunto de la otra tumba la tenía preocupada.
Ivel sonrió con ironía.
-Nunca lo vi en persona, y no es que a él le preocupara querer conocerme.-respondió.- Para Carlysle, la familia que mí padre había creado, eran simples mortales comparados con él y su familia; mí papá se apartó de todo aquello siendo muy joven, pero debía seguir en contacto ¿no? Sin embargo nunca nos lo presentó, lo conozco por fotos. Así que si él llegara a verme no me reconocería, jamás me buscó. ¿Por qué preguntas?
Leyla se levantó y se agachó al otro lado de Ivel.
-¿Leyla?
-Mira.-Leyla pasó una mano por la placa en el suelo para quitar la nieve.
Ivel se puso de pie ipso facto al ver su propio nombre en la placa. Su antiguo nombre.
-¿Tienes alguna idea de por qué esto está aquí?-preguntó Leyla, pero por la expresión de Ivel era más que obvio que no sabía.
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En el camino de regreso Ivel empezó a contarme cosas sobre el día en que sus padres murieron, algo más detallado. La llegada de Emma a su colegio, el como la sacó de allí después de sacar una gran cantidad de dinero y dárselo a la profesora y a la directora del instituto. La llamada que hizo estando en el avión.
-Dijo: "Ella está conmigo.... Sí, sí... Se supone que Andrew y Elena me alcanzarían en el aeropuerto pero.... Sí... Arregla todo, que crean que estuvo allí... sí..."-recitó Ivel, recordando las palabras de la tal Emma-. Cuando llegamos a Londres fuimos a ver a los Hastings, ellos me recibieron como si fuese parte de la familia; Emma tuvo una conversación rápida con ellos, y luego habló conmigo. Me dijo que mis padres habían muerto en un accidente de tránsito y que debía quedarme en casa de ésas personas. Que debía cambiar mí identidad; en ése momento no pregunté por qué, pero tenía doce y era la edad suficiente para saber que algo no andaba bien.
-Y luego....
-Sus e-mails, a los quince empecé a interrogarla. Ella me escribía dos veces al año, y en una de ésas me dijo que tuvo que mentirme, que lo de mis padres no fue un accidente si no un asesinato. A finales del año pasado le escribí diciéndole que vendría aquí, trató de persuadirme para que dejara todo así, pero le insistí y fue cuando me dio el nombre de su hijo. Elliot. Que él me ayudaría.-explicó Ivel, le daba vueltas al anillo en su dedo. Estaba muy nerviosa-. Estoy muerta, para la familia de mí padre estoy muerta. Seguro tenían todo planeado por si algo salía mal.
-Sea lo que sea en lo que estuvieran metidos, querían protegerte. Darte una vida normal.
Me miró con frialdad.
-¿A esto llamas una vida normal? ¡Es una locura!
-Ivel....-comencé.
-Ya lo sé, pero no aceleres.-dijo con calma, mirando disimuladamente el espejo retrovisor.
Nos estaban siguiendo desde hace dos cuadras.
Al llegar a casa Ivel se sentó en el sofá y subió los pies en la mesita.
-Y si era él.-musité, sentándome a su lado.
-No, pero creo saber quien era.-La interrogué con la mirada-. Bien, ya que estás de curiosa. Trabajo en un club para un proxeneta que resultó ser el padre de Lucy, y al hombre le gusta mandarme a seguir con sus matones.
Me quedé helada debido a ésa confesión; intenté procesar sus palabras. ¿Oí bien?
-¿Por qué?
-Debe parecerle raro que una chica que puede pagar un apartamento en éste edificio quiera trabajar en un club lleno de prostitutas.
-No, ¿por qué trabajas en un club lleno de prostitutas?
-Porque el dueño conoció a mí padre, está relacionado con aquella familia.-contestó, poniéndose seria de repente.- Al principio lo hice por diversión, pero luego recordé su rostro y me quedé para investigar. Él fue el que golpeó a Elliot.
Vaya, cada vez me sorprende más. Con razón tanta secreteadera entre esos dos.
-¿Qué vas hacer con lo de la tumba, Ivel?-pregunté volviendo a lo que en realidad importaba.
-Nada, estoy muerta. Y así debo quedar, la muerte me sienta bien.-dijo, guiñándome un ojo.
Sé que se muere de ganas de aparecersele a Carlysle y decirle que está viva, tan sólo para ver la reacción del hombre.
Pero también sé que, aunque se muestre calmada, por dentro está llena de tristeza, confusión, y preocupación con respecto a Claudia y Warren; ya va una advertencia. Si Warren no deja el caso, lo próximo puede ser peor.
-¿Cómo pagas éste lugar?-Quise saber, por cambiar un poco el tema.
-Con todo y mí muerte planificada mis padres pasaron una cantidad de dinero a un banco en Londres, a nombre de Ivel Hastings. Ivel era el nombre de mí abuela materna.-agregó, jugando con el anillo en su dedo. Cambiar el tema lo único que hizo fue volver a él.-Elliot piensa que mis padres fastidiaron al gobierno, a la gente poderosa detrás de él. Yo...ya no sé qué creer.
Los inocentes son los que más pierden por culpa de los de arriba, tienen la estúpida idea de hacer tales atrocidades "por el bien de todos".
-Mañana habrá una fiesta, la familia de Lucy la ofrecerá en honor al hermano de ésta. Iré con Elliot, ¿quieres venir?-dijo de repente.
-Habrá periodistas, y sé que Claudia es conocida aquí, y tu padre no es ningún extraño.
-Pasaré desapercibida.-dijo muy confiada.
-El proxeneta estará allí, Ivel.
-Lo sé.
-Es una fiesta de la alta suciedad eso quiere decir que Carlysle Alexander también estará.
-Lo sé.-Fijó sus ojos en los míos, vi un leve brillo malicioso en ellos.
Entonces comprendí lo que planeaba.
La muy sádica piensa plantarle cara al titiritero principal. Sonreí, era obvio que no le diría quien era ella, pero debe conocer al enemigo antes de empezar el juego.
-Leyla...
QUE SORPRESA SE HA LLEVADO AL VER SU PROPIA TUMBA,,,, FASCINANTE, LA QUERIAN PROTEGER BIEN.
ResponderEliminarME PREGUNTO QUE ESTARÁ PLANEANDO PARA LA FIESTA, JEJEJEJE..... ESO ME TIENE INTRIGADO.
PERO NI MODO, NOS TOCA ESPERAS.
UN BESAZO IVEL!!!
Me gusta esto que yo sepa más que la propia protagonista... No se suele dar el caso jajajajaj. Nieve*^*
ResponderEliminarQue vaya a la fiesta, aunque sea disfrazada. Hay que resolver muchas cosas XD.
UN BESAZO!