"Dejé caer mí corazón....
Y mientras caía, te levantaste para reclamarlo.."
-¿Adónde crees que van?-preguntó Elliot, desviando la atención de su acompañante hacia él.
Ivel observaba como Viorel hablaba con la chica a la que ella intentaba evitar. Cuando se encontró con la mirada del hombre, se volvió y siguió la mirada de Elliot olvidando por completo a los otros dos.
-No sé, pero no me quedaré aquí.-respondió, haciendo amago de seguir a Carlysle y Jonathan quiénes salían del salón.
-Espera, tu playboy viene a saludarte; deja que yo vaya.
-Elliot si te ven....-dudó.- Ten cuidado, ¿vale?
Elliot sonrió. Luego su expresión se ensombreció tras la llegada de Viorel; éste tomó la mano de la morena y la besó, ignorando a Elliot.
-Viorel, te presento a Elliot Simmons. Elliot, él es Viorel...
-Sí, sé quién es. Un placer.-El tono de Elliot intentó ser educado, pero algo en el recién llegado no le gustaba.
-Eres un chico rebelde, mira que traer un traje sin corbata a un evento como éste.-observó Viorel, de forma despectiva.-¿Eres de algún pueblo cercano? ¿Un granjero?-dijo, burlón.
-No me gustan las corbatas, amigo mío; no soy un perro faldero de capitalistas como tú. Con tu permiso, Ivel.-Elliot depositó un beso en la frente de la morena con toda la intención de provocar al hombre frente a ellos.
Se perdió tras las puertas por donde Carlysle y Jonathan se habían marchado, refunfuñando algo sobre los niños privilegiados. Viorel no le agradaba en lo absoluto, y no era necesariamente por la cercanía entre él e Ivel; ése hombre no era de fiar.
Ivel centró su atención en su nuevo acompañante, pero su pensamiento estaba con Elliot. Deseaba que lograra pasar desapercibido, que no lo vieran y que al menos él sí lograra ver o escuchar algo de lo que esos dos se traían.
-¿Por qué no me dijiste que vendrías? Pude ser tu pareja.-le reprochó Viorel, disimulando su enojo.
-No estoy segura que eso sea algo sano, venir juntos a un evento social considerando que somos amigos con derecho a roce pondría en tela de juicio ése particular. No quiero que te confundas, reglas son reglas.
-¿Y venir con él qué significa?
-Significa que tú y yo no tenemos nada serio, y que podemos estar con quién queremos.
Ivel ya no se sentía tan a gusto con él, y después del trato que le dio a Elliot hacía tan sólo unos minutos atrás, no lo quería cerca.
Se apartó de Viorel y fue a encontrarse con Lucy, hablaron largo rato; de vez en cuando miraba hacia las puertas por donde Elliot salió, ya había pasado media hora. Sentía la mirada de Viorel sobre ella, así que decidió salir y esperar a Elliot afuera en el coche; Viorel la siguió hasta el vestíbulo y la detuvo.
-Suéltame.-le pidió Ivel, con calma al sentir su agarre en la muñeca.-¡Qué me haces daño, Viorel!
No parecía el mismo con quien había hablado días atrás.
Viorel la soltó y se acercó a ella al ver que había gente pasando por el lugar. La acorraló contra la pared y delineó sus labios con el dedo pulgar. Ella lo supo, había algo amenazante en él, en su mirada. Lo empujó pero la forma en la que él respondió no se la esperaba ni en mil años. La abofeteó.
Ivel no tardó en reaccionar, y cuando quiso defenderse sintió que la cogían de la cintura. Era Elliot, la hizo a un lado mientras oía a Viorel disculparse; al ver la sangre que brotaba del labio inferior de Ivel se volvió y le propinó un golpe en la cara al hombre, éste cayó al suelo.
Varias personas se acercaron, curiosas.
Elliot cogió a Ivel de la mano y salieron de allí a la carrera.
--------------------------------------------
Seguía callada, supongo que se había preparado para cada escenario posible menos para ver a su hermana, y el comportamiento extrañamente agresivo de Viorel.
La llevé a la playa, creo que no ha caído en cuenta de dónde está. Apagué el motor y la observé.
-Ha sido culpa mía.-murmuró.
-No digas eso, ha sido culpa de él. Parecía drogado.-Ivel me miró, no supe leer su expresión.-He presenciado ése tipo de comportamiento en el club, Fitz ordena que echen un nuevo tipo de droga en las bebidas que se sirven. Tal vez tampoco fue su culpa, alguien pudo haber adulterado su bebida.
-¿Con qué intención? ¿Ya no han hecho pruebas en el club? ¿Por qué drogarle? Estaba celoso, Elliot; estaba enojado conmigo.
-Pero eso no es motivo para pegarle a una mujer, de hecho no hay motivo que valga.-Sé que me arrepentiré por decir esto.-Supongo que en su sano juicio, tu playboy no hubiese optado por golpearte.
-No hagas suposiciones que lo odio. Hay hombres que pueden mostrarse encantadores al inicio sólo para atraer, y luego se transforman mostrando lo que son realmente...
-Vale, no hablemos más del tema.-Bajé del coche, ella abrió la puerta y salió.-Anoche nevó pero ésta mañana no, y si te fijas la playa está libre de la blanca nieve. ¿Quieres caminar?
-¡Pero si hace frío!-rió.
Me quité el saco y se lo puse.
-Ya está, quítate las zapatillas.-le dije, quitándome los zapatos y los calcetines.
-De eso nada, ¿sabes la cantidad de parásitos que se encuentran en la playa? Hay gente que dejan a sus mascotas defecar.... ¡Dios! Y ni hablarte de...
-Cierra la boca, listilla.-A Ivel le cambió el semblante cuando me oyó decir eso. No sé si fue por mandarle a callarse, o por el apodo.-¡Vamos!
La cargué, como pude le quité las zapatillas de tacón y corrí lo más lejos del coche. Al principio protestó, pero muy pronto dejó de quejarse y anduvimos por la orilla dejando que el agua helada llegara a nuestros pies.
Su compañía me agradaba, hacía la noche más preciosa de lo que era.
No me creía aún que haya roto su vestido para estar más cómoda. Confesó que en otras circunstancias no lo habría hecho porque el vestido era muy bonito y le dolía incluso ponérselo.
-¿Tus padres saben lo del...
-No estoy segura, Emma no les dijo mucho más que a mí.
El asunto de su tumba en aquél cementerio la tenía tranquila, o eso aparentaba. Sabe que su hermana pudo ver algo en ella ésta noche.
-Mallory.-dijo, deteniéndose.-Se llama Mallory, es hija de mí padre en su primer matrimonio. ¿Podemos sentarnos?
No esperó mí respuesta, se deshizo de mí saco y lo puso en la arena; me senté a su lado.
-Mí padre se casó siendo muy joven....
Hablaba de aquello con mucha nostalgia, su padre le había contado todo. La hija de un senador fue su primera esposa, era su novia de la secundaria; cuando la chica quedó embarazada de él fueron obligados a casarse. El padre de Ivel se divorció de ella al año y medio, y se comprometió con la madre de Ivel; la madre de Mallory fue diagnosticada con cáncer. Y posteriormente murió, Mallory quedó a cargo de su padre, tenía escasos cuatro años cuando se fue a vivir con él.
-Mí padre no tenía secretos conmigo.-recordó.-O, dadas las circunstancias, eso creía yo.
Vi que, inconscientemente, se frotó los brazos. Me situé tras ella y la abracé, la oí sonreír.
-¿Y la relación con tu hermana?
-No era la mejor, pero nos soportábamos; ella tuvo una pelea con mí padre meses antes del "accidente". Y se marchó a vivir con mis abuelos paternos.-Noté la tristeza en su voz, miró su anillo.-Me temo que no podré seguir usando esto.
Se refería al anillo.
-¿Por qué?
Suspiró.
-Porque Mallory me lo dio antes de irse. "Tú y yo siempre seremos hermanas, pase lo que pase. Aunque a veces me hartes, listilla."-Y allí estaba el por qué de su cambio de hace un rato.-Eso me dijo al dármelo. Yo siempre se lo robaba de entre sus cosas para hacerla rabiar.
-Ésta noche ella....
-Sí, pero estoy muerta, Elliot. Lo más que puede creer es que está enloqueciendo.
-¿Y la dejarás creer eso?
No respondió.
Acaricié sus brazos, su suave piel se erizó. La oí sonreír nuevamente.
-Llévame a casa.-pidió.
Después de un rato en carretera, en silencio, llegamos al edificio donde vivía. Pasamos directo al ascensor, presioné el botón de su piso, y la noté nerviosa; recordé que no le gustan los elevadores. La abracé a mí.
-No pasa nada.-le susurré al oído.
El elevador llegó a su destino y salimos, íbamos cogidos de la mano. A la puerta de su apartamento la tomé de la barbilla.
-Pese a lo ocurrido, ha sido una muy buena noche.-le dije.
-No me has dicho si escuchaste la conversación de esos dos.
-Hablamos mañana, ésta noche aún no termina.... Aún no..-susurré.
-Aún no....-repitió ella en un susurro.
Un beso que aún no había sido dado...Delicadas caricias, juegos de miradas... Un roce... tan sólo un roce...
Apenas nuestros labios se tocaron, la puerta se abrió.
-¿No piensan pasar, tortolitos?-Leyla nos miró a uno y otro, sé que notó el empujoncito que Ivel me dio.-¡Oh Dios! ¿He interrumpido algo? ¡¿Ivel, qué coño te ha pasado?!-añadió rápidamente al ver el pequeño moratón que se le había formado a Ivel en la comisura de los labios.
Ivel entró, y yo tras ella. Leyla se le acercó y examinó el moratón.
-¿Cómo te has hecho eso?-inquirió. Me fulminó con la mirada.
-No ha sido nada.-le aseguró Ivel. No sé que mirada le lanzó Leyla, sólo sé que al instante Ivel agregó:-Viorel me abofeteó. ¿Elliot, quieres algo de tomar?
Leyla quedó paralizada.
Ivel se perdió hacia la cocina después de que le dije que quería un poco de agua.
-¿Me prestas las llaves de tu auto?-preguntó su amiga.
-¿Para qué?-dije, sacándolas de mí bolsillo, y pasándoselas.
-Tengo un asuntito que resolver, quédate con ella. Ya regreso.
Salió con una actitud muy calmada, a los pocos minutos regresó Ivel con tres copas de vino en una bandeja.
-¿Y Leyla?-La buscó con la mirada.
-Me ha dicho que fue a resolver un "asuntito"....
-¿Qué? ¿Y le has prestado tu auto?-Yo asentí sin entender el por qué de su reacción.-Ése "asuntito" que fue a resolver es Viorel, fue a devolverle el favor.-dijo, señalando el moratón que tenía.
Se sentó en el sofá, luego puso los cojines en el piso y bajó; me senté a su lado.
Cogió una copa y bebió.
-La meto en cada problema.-comentó.-Debí alejarme de Viorel cuando pude, soy una idiota.
-Sí, lo eres.-bromeé.
Ella captó la burla, y rió.
-Ahora eres mí pañuelo de lágrimas.-susurró, algo avergonzada.
Le aparté un mechó de cabello de la cara, y la miré fijamente a sus oscuros ojos.
-Soy y seré lo que tú quieras que sea.-afirmé.-Seré tu pañuelo de lágrimas. Tu hombro donde llorar. Tu confidente y tu cómplice en el momento, hora y lugar que me necesites. Tu caja de secretos. Tu amigo, y tu esclavo...hasta tu amante.-Conseguí hacerla reír.-E incluso tu payaso personal. Lo que tú quieras que sea, seré, amor.-susurré muy cerca de ella.
Dejó la copa en la mesita, y puso su mano en mí mejilla. Miró mis labios, y los rozó apenas con los suyos; sentí el mundo desaparecer a mí alrededor. Éramos ella y yo fundidos en un beso; su lengua buscaba la mía en una preciosa danza. Sentía el calor apoderándose del salón.
-Cama...-susurró sobre mis labios.
-Elliot....
No parecía el mismo con quien había hablado días atrás.
Viorel la soltó y se acercó a ella al ver que había gente pasando por el lugar. La acorraló contra la pared y delineó sus labios con el dedo pulgar. Ella lo supo, había algo amenazante en él, en su mirada. Lo empujó pero la forma en la que él respondió no se la esperaba ni en mil años. La abofeteó.
Ivel no tardó en reaccionar, y cuando quiso defenderse sintió que la cogían de la cintura. Era Elliot, la hizo a un lado mientras oía a Viorel disculparse; al ver la sangre que brotaba del labio inferior de Ivel se volvió y le propinó un golpe en la cara al hombre, éste cayó al suelo.
Varias personas se acercaron, curiosas.
Elliot cogió a Ivel de la mano y salieron de allí a la carrera.
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Seguía callada, supongo que se había preparado para cada escenario posible menos para ver a su hermana, y el comportamiento extrañamente agresivo de Viorel.
La llevé a la playa, creo que no ha caído en cuenta de dónde está. Apagué el motor y la observé.
-Ha sido culpa mía.-murmuró.
-No digas eso, ha sido culpa de él. Parecía drogado.-Ivel me miró, no supe leer su expresión.-He presenciado ése tipo de comportamiento en el club, Fitz ordena que echen un nuevo tipo de droga en las bebidas que se sirven. Tal vez tampoco fue su culpa, alguien pudo haber adulterado su bebida.
-¿Con qué intención? ¿Ya no han hecho pruebas en el club? ¿Por qué drogarle? Estaba celoso, Elliot; estaba enojado conmigo.
-Pero eso no es motivo para pegarle a una mujer, de hecho no hay motivo que valga.-Sé que me arrepentiré por decir esto.-Supongo que en su sano juicio, tu playboy no hubiese optado por golpearte.
-No hagas suposiciones que lo odio. Hay hombres que pueden mostrarse encantadores al inicio sólo para atraer, y luego se transforman mostrando lo que son realmente...
-Vale, no hablemos más del tema.-Bajé del coche, ella abrió la puerta y salió.-Anoche nevó pero ésta mañana no, y si te fijas la playa está libre de la blanca nieve. ¿Quieres caminar?
-¡Pero si hace frío!-rió.
Me quité el saco y se lo puse.
-Ya está, quítate las zapatillas.-le dije, quitándome los zapatos y los calcetines.
-De eso nada, ¿sabes la cantidad de parásitos que se encuentran en la playa? Hay gente que dejan a sus mascotas defecar.... ¡Dios! Y ni hablarte de...
-Cierra la boca, listilla.-A Ivel le cambió el semblante cuando me oyó decir eso. No sé si fue por mandarle a callarse, o por el apodo.-¡Vamos!
La cargué, como pude le quité las zapatillas de tacón y corrí lo más lejos del coche. Al principio protestó, pero muy pronto dejó de quejarse y anduvimos por la orilla dejando que el agua helada llegara a nuestros pies.
Su compañía me agradaba, hacía la noche más preciosa de lo que era.
No me creía aún que haya roto su vestido para estar más cómoda. Confesó que en otras circunstancias no lo habría hecho porque el vestido era muy bonito y le dolía incluso ponérselo.
-¿Tus padres saben lo del...
-No estoy segura, Emma no les dijo mucho más que a mí.
El asunto de su tumba en aquél cementerio la tenía tranquila, o eso aparentaba. Sabe que su hermana pudo ver algo en ella ésta noche.
-Mallory.-dijo, deteniéndose.-Se llama Mallory, es hija de mí padre en su primer matrimonio. ¿Podemos sentarnos?
No esperó mí respuesta, se deshizo de mí saco y lo puso en la arena; me senté a su lado.
-Mí padre se casó siendo muy joven....
Hablaba de aquello con mucha nostalgia, su padre le había contado todo. La hija de un senador fue su primera esposa, era su novia de la secundaria; cuando la chica quedó embarazada de él fueron obligados a casarse. El padre de Ivel se divorció de ella al año y medio, y se comprometió con la madre de Ivel; la madre de Mallory fue diagnosticada con cáncer. Y posteriormente murió, Mallory quedó a cargo de su padre, tenía escasos cuatro años cuando se fue a vivir con él.
-Mí padre no tenía secretos conmigo.-recordó.-O, dadas las circunstancias, eso creía yo.
Vi que, inconscientemente, se frotó los brazos. Me situé tras ella y la abracé, la oí sonreír.
-¿Y la relación con tu hermana?
-No era la mejor, pero nos soportábamos; ella tuvo una pelea con mí padre meses antes del "accidente". Y se marchó a vivir con mis abuelos paternos.-Noté la tristeza en su voz, miró su anillo.-Me temo que no podré seguir usando esto.
Se refería al anillo.
-¿Por qué?
Suspiró.
-Porque Mallory me lo dio antes de irse. "Tú y yo siempre seremos hermanas, pase lo que pase. Aunque a veces me hartes, listilla."-Y allí estaba el por qué de su cambio de hace un rato.-Eso me dijo al dármelo. Yo siempre se lo robaba de entre sus cosas para hacerla rabiar.
-Ésta noche ella....
-Sí, pero estoy muerta, Elliot. Lo más que puede creer es que está enloqueciendo.
-¿Y la dejarás creer eso?
No respondió.
Acaricié sus brazos, su suave piel se erizó. La oí sonreír nuevamente.
-Llévame a casa.-pidió.
*
Después de un rato en carretera, en silencio, llegamos al edificio donde vivía. Pasamos directo al ascensor, presioné el botón de su piso, y la noté nerviosa; recordé que no le gustan los elevadores. La abracé a mí.
-No pasa nada.-le susurré al oído.
El elevador llegó a su destino y salimos, íbamos cogidos de la mano. A la puerta de su apartamento la tomé de la barbilla.
-Pese a lo ocurrido, ha sido una muy buena noche.-le dije.
-No me has dicho si escuchaste la conversación de esos dos.
-Hablamos mañana, ésta noche aún no termina.... Aún no..-susurré.
-Aún no....-repitió ella en un susurro.
Un beso que aún no había sido dado...Delicadas caricias, juegos de miradas... Un roce... tan sólo un roce...
Apenas nuestros labios se tocaron, la puerta se abrió.
-¿No piensan pasar, tortolitos?-Leyla nos miró a uno y otro, sé que notó el empujoncito que Ivel me dio.-¡Oh Dios! ¿He interrumpido algo? ¡¿Ivel, qué coño te ha pasado?!-añadió rápidamente al ver el pequeño moratón que se le había formado a Ivel en la comisura de los labios.
Ivel entró, y yo tras ella. Leyla se le acercó y examinó el moratón.
-¿Cómo te has hecho eso?-inquirió. Me fulminó con la mirada.
-No ha sido nada.-le aseguró Ivel. No sé que mirada le lanzó Leyla, sólo sé que al instante Ivel agregó:-Viorel me abofeteó. ¿Elliot, quieres algo de tomar?
Leyla quedó paralizada.
Ivel se perdió hacia la cocina después de que le dije que quería un poco de agua.
-¿Me prestas las llaves de tu auto?-preguntó su amiga.
-¿Para qué?-dije, sacándolas de mí bolsillo, y pasándoselas.
-Tengo un asuntito que resolver, quédate con ella. Ya regreso.
Salió con una actitud muy calmada, a los pocos minutos regresó Ivel con tres copas de vino en una bandeja.
-¿Y Leyla?-La buscó con la mirada.
-Me ha dicho que fue a resolver un "asuntito"....
-¿Qué? ¿Y le has prestado tu auto?-Yo asentí sin entender el por qué de su reacción.-Ése "asuntito" que fue a resolver es Viorel, fue a devolverle el favor.-dijo, señalando el moratón que tenía.
Se sentó en el sofá, luego puso los cojines en el piso y bajó; me senté a su lado.
Cogió una copa y bebió.
-La meto en cada problema.-comentó.-Debí alejarme de Viorel cuando pude, soy una idiota.
-Sí, lo eres.-bromeé.
Ella captó la burla, y rió.
-Ahora eres mí pañuelo de lágrimas.-susurró, algo avergonzada.
Le aparté un mechó de cabello de la cara, y la miré fijamente a sus oscuros ojos.
-Soy y seré lo que tú quieras que sea.-afirmé.-Seré tu pañuelo de lágrimas. Tu hombro donde llorar. Tu confidente y tu cómplice en el momento, hora y lugar que me necesites. Tu caja de secretos. Tu amigo, y tu esclavo...hasta tu amante.-Conseguí hacerla reír.-E incluso tu payaso personal. Lo que tú quieras que sea, seré, amor.-susurré muy cerca de ella.
Dejó la copa en la mesita, y puso su mano en mí mejilla. Miró mis labios, y los rozó apenas con los suyos; sentí el mundo desaparecer a mí alrededor. Éramos ella y yo fundidos en un beso; su lengua buscaba la mía en una preciosa danza. Sentía el calor apoderándose del salón.
-Cama...-susurró sobre mis labios.
"...Estaba oscuro y yo estaba acabada...
Hasta que besaste mis labios, y me salvaste.."
Set Fire to the Rain...
Adele....
-Elliot....
MENOS MAL QUE ESTABA SU CABALLERO ANDANTE PARA PROTEGERLA Y CUIDAR DE ELLA.
ResponderEliminarCADA VEZ MAS INTERESANTE ESTA HISTORIA.
UN BESAZO IVEL!!!
Ahora que por fin tuve tiempo de ponerme al día todos los capítulos que tenía pendientes se me han hecho pocos! Madre mía, madre mía... todavía no sé qué cara poner. Sí, Ivel se mete cada vez más en la boca del lobo, pero tiene demasiadas razones como para querer saber más.
ResponderEliminarMe quedo una vez más con la intriga! Espero que no sea por mucho tiempo...!
Un besazo bonita!!! ^^