Spin-off

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domingo, 9 de octubre de 2016

Huellas XIV

    Iba a decirle a Faye que saldría con mi padre, Khal me había avisado que Caín solicitaba mi presencia pues la dichosa quimera fue vista cerca de palacio. Imaginé que tras el día que tuvimos debía estar cansada y ya durmiendo, así que salí de mis aposentos encargándole a Khal que custodiara la puerta, y que si despertaba no la dejara salir, pero sin usar la fuerza. Bien que le costaría si lo hacía. 
   Encontré a padre esperándome en el vestíbulo, Drako lo acompañaba. 
    No hubo ninguna palabra de por medio, salimos.


    Erza observó las fotografías que estaban en el suelo, casi sufro un infarto al oírla y ahora me encontraba nerviosa por el hecho de que me había pillado registrando las cosas del padre de Sahar. ¿Conocería Erza la razón por la que el señor Cassul estaba interesado-por no decir obsesionado-en aquella rubia psicópata? Porque tenía que ser una psicópata para llegar y asesinar a una familia, entre ellos un niño enfermo.
   
-Erza creo que deb....

    Me fui a la mierda, lo que faltaba. Circe entró detrás de la Dekstra de Sahar. 

-Faye.-La mirada de Circe pasó de mí a las fotos que enseguida me apuré en recoger-. Faye....

-¿Por qué vigilan a esta mujer?-pregunté. Erza estaba confundida, miró a la madre de Sahar sin entender nada-. ¿Es porque ella y su padre están con Viktor Strauss? ¡¿Es eso?!-terminé exclamando.

-Faye, creo que deberías calmarte-dijo Circe.

-Explícame y entonces hablamos de calma.


      Me mantuve a la diestra de mi padre, íbamos a caballo bosque adentro. A la quimera la vieron sobrevolar palacio para luego dirigirse al bosque, era una trampa segura.

-Me preocupa la cercanía que existe entre ella y tú-dijo mi padre, rompiendo el silencio. Se estaba dirigiendo a mí.

-Lo sé, por eso le ordenó a Drako regresar, por esa cercanía que percibió el día que ella llegó-respondí, haciendo que mi caballo se detuviera-. No se preocupe, padre, usted dijo que antes nos llevábamos mal. Dicha relación no ha cambiado mucho, la señorita Vesper me ha dicho que la hago enfadar.

    Caín y Drako se habían detenido, el segundo sonrió con ironía.

-He sido informado de la forma en que la tratas, y esta noche he sido testigo de que no puedes disimular lo que despierta en ti.-Miré a Drako, éste me evadió-. No lo acepto, Sahar, ordeno cierta distancia entre ambas, tienes responsabilidades para con Providencia y no estamos en tiempos de doblegarnos al sentimentalismo. 

   Apreté las riendas sin apartar los ojos de los de mi padre.

-Padre...

-Cuando todo termine-interrumpió-, cuando consigamos verdadera paz, tal vez. Antes no.-Caín se aclaró la garganta-. Vuelve a palacio, Drako y yo continuamos desde aquí...

-Sólo quería darme un sermón sin la posible interrupción de Circe-aventuré-. Discúlpeme, pero es usted un hipócrita. Está rendido ante ella....

-Y me han salido muchas cosas mal por complacerla, te hablo desde la experiencia, Sahar. Te cuido...

-Eso no es cuidarme-dije, elevando un poco la voz.

    Di la vuelta para volver a palacio, emprendí el regreso.

-¡Si en verdad te importa sabes que lo correcto es alejarla de ti!-le escuché gritar.

     Sin sentimientos de por medio yo era una bomba de tiempo, imaginar con ellos interviniendo me ponía nerviosa porque era cuestión de segundos para que la bomba de tiempo que ya era, estallara; a padre le preocupaba eso y más. Drako me lo advirtió, si algo salía mal y Vesper volvía a ser lastimada me cegaría, me destrozaría; hasta ahora he estado bajo control, llega ella y lo transforma todo. ¿Y si soy yo quien termina lastimándola, o incluso matándola?
   Bajé del caballo, lo dejé en el establo y entré a palacio. Subí las escaleras con rumbo a mi habitación, me aseguraría de que se encontrara bien y luego marcharía a otro dormitorio o me quedaría en la antesala.
   Al ver que Khal no estaba en su puesto corrí y abrí la puerta entrando cuan ráfaga de viento. Estaba sentada en un sillón, levantó la vista sobresaltada por mi intrusión; me quité mi abrigo y lo colgué en el perchero.

-¿Por qué Khal no está en la puerta?-le pregunté, lo poco que conocía de ella me hacía pensar que había hecho algo.

-Escuché cuando cerraste la puerta al marcharte, salí, lo interrogué y luego huí de él-confesó-. Lo que me recuerda que todavía debe estar buscándome-agregó, pensativa.

-¿Corriste, y Khal fue detrás de ti?-Imaginé la situación y solté una carcajada.

    Faye hizo un mohín.

-No te burles, quería encontrarte.

-Si no me estoy burlando, no fue mi intención-dije, sintiéndome repentinamente agobiada. No quería hacerla sentir mal-. Lo siento-susurré, sentándome en el sillón de enfrente.

    Faye sonrió.

-Eres tan dulce, Sahar.

-Y tú adoras el peligro, comparado con tu pequeño cuerpo Khal es un gigante, incluso un tanto violento. Te estaba cuidando por órdenes mías, has el favor de no volver a hacer una cosa como esa, y la próxima vez has lo que yo te pida, es por tu seguridad.

-Te preocupas mucho por mí.

-Odiaría que te pasara algo, necesito estar en paz-dije, bajando la voz.

   Faye me observó con interés, estudiándome con la mirada.
   De un momento a otro se levantó y se arrodilló ante mí, aún se podían distinguir algunas heridas en su bello rostro, sólo habían pasado días desde que se enfrentó a mi padre. 
   Me extrañó que me observara de la forma en que lo hacía, sus dedos acariciaron muy leve mi mejilla. El tacto quemaba, pero no hacía daño.

-¿Qué pasa?-pregunté, apretando su mano contra mi mejilla. Giré la cara para besar la palma, se me escapó un gemido, me ardía todo con ella cerca.

-Nada-sonrió complacida-. Sahar-dijo, sin apartarse. Abrí las piernas, ella se acercó más, quedando entre ellas-. Un hermano, sólo tienes un hermano, ¿no?

-Sí, fue lo que te dije y es la verdad. Un hermano mellizo.

   Faye asintió.

-¿Encontraron a la quimera?-preguntó, levantándose. 

-Padre me ordenó regresarme, él y Drako se encargarán por ahora. Están investigando, ¿segura que todo está bien, que tú te encuentras bien?-añadí.

   No era buena leyendo los estados de ánimos o expresiones en el rostro de la gente. Me costaba identificarlos pero con ella comenzaba a ser fácil y sabía que algo estaba perturbándola.


    Circe me hizo prometer que no le diría nada, ella no podía saber la verdad antes del "tiempo señalado", fueron sus palabras. Me costaba creer que Sahar y la rubia que asesinó a mi familia eran hermanas, pero observándola a detalle sí tenían semejanzas en sus rasgos sólo que Sahar era morena.
     
-Vamos a dormir, estoy agotada-dije, cogiendo su mano y obligándola a levantarse.

     Su madre fue muy clara:

>>-Lo que te diré no debe salir de acá, y eso va para ti también, Erza-le dijo a la Dekstra-. Su nombre real es Amelia Argent, o para ser más exacta, Amelia Cassul.-Vi una de las fotos, sorprendida porque o era prima o hermana de Sahar. Circe extendió una mano para que le entregara la foto que estaba viendo yo en ese momento, en ella la rubia aparecía con su familia-. Es la hija mayor de Ahiram con su primera esposa-explicó, señalando el cuadro de la mujer rubia que se hallaba colgado en la pared por encima de la chimenea-. Pasaron muchas cosas en el pasado de ésta niña que terminaron por despedazarla hasta transformarla en un ser despiadado, y la familia en la que fue a parar no ha sido buena influencia tampoco, de hecho Matthew Carlysle contribuyó a que la pequeña sufriera tanto.

-Pero tu marido... No entiendo....

-Ahiram tuvo sus razones para separarse de su familia-dijo, mirando la foto con tristeza. Le dolía la rubia-. Yo no lo justifico, nunca estuve de acuerdo en que les dejara, pero también es cierto que tener a Amelia cerca era peligroso para él.

-¿Qué hay de Sahar?-pregunté, era quien más me preocupaba. Ahora sabía que la rubia era capaz de todo, no me cabía duda de que fue ella quien hizo el trabajo por Viktor Strauss, la familia a la que pertenecía ahora, debía estar vinculada a quienes gobiernan el exterior.

-Sahar no sabe que Amelia existe, y así debe seguir hasta que el tiempo señalado llegue. No puede saberlo antes, es complicado de explicarte ahora, Faye, sólo no le digas lo que acabas de ver.-Le dirigió una mirada a Erza pidiendo su completa discreción, Erza asintió-. Mi marido no sabe tampoco que el encuentro entre ambas está por hacerse posible, no he querido decirle porque intentará evitarlo.

-¿Por qué no querría que se vieran? ¿Por qué no le habló a Sahar de ella?-preguntó Erza, quitándome las palabras de la boca-. No me parece justo para Euzma, Circe-dijo, respetuosa.

    Dejé la carpeta con todo dentro, sobre la mesa.

-Piensa que Amelia no sería una buena influencia en la vida de Sahar-respondió Circe.<<

   Cuando creí que Ahiram Cassul y yo no íbamos a estar de acuerdo en nada aparece ésta información. 
    Sahar salió del cuarto de baño con un albornoz negro de seda cubriendo su cuerpo. Quitó una pinza de su oscuro cabello dejándolo suelto, ondulado pero a cortes en capas; se le veía muy guapa. 
   Me senté en la cama, no podía dejar de observar cómo se movía por la habitación, dueña de sí misma, elegante.

-Vas a conseguir que me ponga nerviosa con tanta miradita-dijo, cerrando las puertas que daban al balcón, seguidas de las cortinas rojas.

-¿La consentida de papá sabe ponerse nerviosa?-pregunté, irónica.

   Puso una rodilla al borde de la cama, la bata la tenía bien cerrada, Sahar estaba de infarto. El pelo suelto y alborotado le daba un look de recién follada que me encantó; se sentó, acarició mi mejilla con el dorso de sus dedos sin apartar su mirada de la mía. Y allí, se percibía, la conexión que sentí la primera vez que la vi de pie al lado del trono de su padre, aunque posiblemente era un vínculo que se había establecido antes; ésta noche descubrí muchas cosas, y cada una más sorprendente que la anterior.
    Sahar me cogió del mentón, acercó su rostro al mío bajando la mirada a mi boca y subiéndola de nuevo hasta encontrarse en mis ojos, los suyos se tornaron dorados, ese cambio de color que indicaba lo excitada que estaba, sus pupilas se habían rasgado, ya no eran un círculo sino una línea vertical. Rozó con la punta de su lengua mi labio superior, mi piel ardía en deseos de que hiciera más, y lo hizo, besó la comisura de mis labios para luego apartarse apenas unos centímetros con su mano aún en mi barbilla. Paseó su dedo pulgar por mi labio inferior, abrí un poco la boca y lo lamí con la punta de mi lengua, la oí gemir, sonreí al tiempo que me besaba, atrapando mi labio superior entre los suyos y pasando su mano a mi nuca para atraerme más, profundizando el beso.
    
-No empieces algo...que no terminarás..-dije con voz entrecortada cuando se apartó. Sahar miró mi muñeca aún lastimada, la cogió y depositó un beso, sus labios presionando justo donde mi pulso había enloquecido-. Sahar, no pasa nada. No duele.

-Sin mentiras-pidió. Sus ojos seguían siendo de un hermoso color dorado con tintes rojizos, me extrañó aquello-. Si paré esta mañana es porque tengo mis razones, como ahora. Créeme que estoy sacando fuerzas para no tomarte ahora mismo.

-¿Qué te detiene?-pregunté, ella sonrió nerviosa-. Vamos, no puede ser tan malo.

-¿Puedo contarte lo que sea?-Fue cautelosa, noté cómo cerraba la mano en un puño sobre su regazo. Y sus ojos habían abandonado el dorado para volverse muy rojos pero manteniendo el rasgado vertical en sus pupilas.

      Asentí, y no me esperé lo que hizo a continuación. Volvió a besarme con más intensidad si cabe. El ímpetu de su boca devorando la mía me instó a llevar mis manos hasta su bata para desatarla; Sahar me cogió de las muñecas y las sujetó por encima de mi cabeza sin dejar de besarme. Su cuerpo estaba caliente, muy caliente, si mi piel ardía la de ella era el puto sol, quemaba sin llegar a hacer daño, era placentero.
   Se sentó a horcajadas sobre mí quitándose la bata, la lanzó a un lado y sonrió con malicia. Paseé mi mano por su torso desnudo, su rostro se había transformado, Sahar parecía otra; me senté con las manos en su cintura, cogió mi derecha y la llevó a su pezón derecho aún escondido en el bra negro de encaje, mientras que con la otra mano me haló un poco el cabello obligándome a sostenerle la mirada. 

-¿No ibas a contarme algo?-pregunté, ella se mordió el labio inferior, noté que se había hecho daño sólo que lamió la sangre y la herida se cerró ante mis ojos. 

-¿Segura que quieres hablar?-Le desabroché el bra. Buscó mi boca, besó despacio aflojando un poco el agarre en mi cabello. No sabía qué esperar de ella cuando besaba, no sabía qué esperar de ella, punto. Así de difícil era adivinar el próximo movimiento de Sahar.

    Me acosté apretándola a mí, mi propia bata estaba abierta, me removía debajo de Sahar acostumbrándome a su abrasador calor, sus suaves labios bajaron a mi mentón, besó y volvió a mi boca. Su mano derecha entrelazada a mi mano izquierda por encima de mi cabeza, su otra mano acariciando mi muslo, abriéndome para ella. Quedando en medio, yo sabía que podía notar mi humedad, se deshizo de mis bragas de un tirón.
    Grité al sentir cómo apretaba mi mano, y justo en ese momento se alejó. Volvió a salir de la cama, vi el agobio en su rostro. Recogió su bata del suelo, ésta volvió a vestir su cuerpo. 
   Me senté en la cama abriendo y cerrando mi mano.

-Esto no puede volver a repetirse-susurró. Caminé hasta ella, atando la cinta de mi albornoz-. Lo siento-dijo, cogiendo mi mano, sus ojos volvían a ser oscuros.

    Me giré para no tener que mirarla, ella me soltó.
-Necesito que me expliques, Sahar-dije, su mirada me desequilibraba, la sentí en mí-. Íbamos bien, ¿qué lo complica? Ya van dos veces, y no entiendo cómo tu temperatura corporal puede aumentar de ese modo, sin contar el color de tus ojos...-suspiré, y añadí-: Necesito entender para saber cómo actuar.

    Me obligué a mirarla a sabiendas que quedaría embrujada por ella. Me gustaba la sensación que me inundaba cada vez que la tenía enfrente, y allí estaba con la máscara de la fría Princesa Hassassin puesta, la princesita que calculaba cada cosa que decía. Y me gustaba, claro que me gustaba, cada faceta, cada rostro. Toda ella.

-Yo aún estoy aprendiendo sobre mí misma-confesó-. Mi familia está aprendiendo de mí, y sobre mí. No soy como ellos, no soy como algo o alguien conocido, lo más cercano a lo que pueden compararme es un demonio.- Esta mañana cuando le pregunté qué demonios era, ella respondió: Eso mismo.

-Demonios, a éstas alturas no hay nada que pueda sorprenderme. Estoy metida en un palacio en lo que queda del Edén, rodeada de misticismo, y la chica que me gusta es un demonio sexual...

-No te aloques, Vesper-rió. La hice reír al menos, los ánimos estaban más tranquilos-. No tengo el mismo aguante que los humanos, y en el proceso puedo llegar a lastimar incluso a alguien tan fuerte como un Blood Drynka. No es algo de lo que alardear-susurró, desganada.

     ¿"El mismo aguante..."? ¿"En el proceso..."? Significa que lo ha hecho.... No quería imaginarla con alguien más.

-¿Crees que podamos hablar de esto mañana?-preguntó-. Por favor, necesitas descansar. Y yo....

-¿Vas a desahogarte con alguien?-Vi cómo su mandíbula se tensaba-. ¿Fue lo que hiciste ésta mañana cuando te marchaste dejándome igual? ¿Con quién lo haces? ¿Acaso es Erza?-Sahar sonrió, irónica-. ¿Qué?

-No es Erza, hablamos mañana. Descansa.

    Crucé los brazos viéndola salir, me lancé en la cama y grité contra la almohada.
     La mano no me dolía, volví a abrir y cerrar un par de veces más para asegurarme; quería arrancarme la calentura que me dejó, pero no, al final quería, anhelaba que fuese ella quien me la arrancara.
    Lo peor es que ella sí que tenía con quien quitarse las ganas, y yo no tenía derecho a reclamarle nada.

        




  <<Huellas XIII

3 comentarios:

  1. Caín está empeñado en que Sahar se abstenga de esa relación, que abandone sus emociones hasta que haya armonía. Lo que sería una condena a la soledad por mucho tiempo, porque eso no está sucediendo en la historia del presente.
    Siendo que está completamente entregado a Circe. Tal vez quiera evitar que Sahar se entregue a una mujer mortal, como él hizo, lo cual seguro le afectó más de lo que quiere reconocer.
    Por otra parte, no tendría sentido el haberse abstenido de tener emociones con Circe, no sólo por su leyenda, su belleza de diosa. Sino que Circe se convirtió en una defensora mística del Edén, además haciendose cargo de una familia extremadamente conflictiva, con alguien que ya conocemos en la historia presente, convertida en implacable. Y con la habilidad de ayudar a su hija adoptiva a entablar una relación, que Caín quiere desalentar.
    Creo que es el gran personaje de esta historia.

    Parece que la revelación se ha postergado más de una vez. Faye no sabe que le espera conocer más secretos sobre ese lugar y quienes lo habitan.

    Me gusta lo detallado de tu historia.
    Besos.

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  2. Puro fuego contenido... Y cuando ese volcán estalle... Demasiadas emociones por controlar en un ser tan místico como Sahar.
    Me encantó este ambiente que has recreado, Ivel.

    Te felicito, preciosa.

    Mil besitos.

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  3. Fallé por poco, había pensando antes que Circe era quien sorprendía a Faye viendo las fotografías, el mundo finalmente es pequeño y Sahar también tiene su batalla interna.

    Me falta el siguiente, volveré.

    Besos dulces y dulce semana Señorita Escritora.

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