Y llegò el cara a cara...
Trajo sus palabras y con ellas mis recuerdos...
Hacía una fría mañana, me levanté y caminé directo a la ventana, llovía.
Bastian se había levantado unos minutos antes, yo me quedé en cama fingiendo dormitar; lo que hizo anoche creo que fue lo más adorable que alguien jamás ha hecho por mí, tiene bonita voz. Pero fueron las frases dentro de la canción, y las dichas por él poco antes, las que me hicieron ver con más claridad que su amor por mí era incondicional. Aunque tenga la sensación de no merecerlo.
Cogí la maleta que Maura muy amablemente me trajo desde mi apartamento la tarde de ayer mientras yo aún estaba sedada. Saqué un conjunto de braga y bra de encaje negros, un pantalón de mezclilla, y un suéter de cuello largo, del mismo color que la ropa interior. Los dejé sobre la cama y me metí a la ducha.
Intenté no pensar en el vídeo, ni en los sucesos del día antes. Quería relajarme.
Maura y Enrique se fueron a las tres de la mañana, mi tìa dijo que organizaría una sesión con Rocío para esta semana. Otra vez a lo mismo; Paloma se quedó en uno de los cuartos de huéspedes con Vit. Y Soren se marchó a mi apartamento por si a alguien se le ocurría ir a meter sus narices allá sin mi consentimiento. La policía no tardaría en buscarme para interrogarme, el asesino/suicida dijo mi nombre en plena iglesia, asì que los testigos declararían eso cuando les pidieran su versión de los hechos.
Quiero entender, hay muchas cosas que quiero entender....
Bajè cuando terminè de alistarme, escuchè a Bastian hablando por telèfono y casi chocamos cuando èl salìa de la cocina. Se despidiò de la persona con quien hablaba, y me observò. Su azul mirada recorrièndome me erizaba la piel, era una forma màs de tocarme...
-Clara està preparàndote el desayuno, la ayudè un poco.-me guiñò un ojo.-¿Còmo te sientes?
-Si ganara una moneda por cada vez que escucho esa pregunta, podrìa comprarle la compañìa a tu padre.-Bastian soltò una carcajada.-Estoy bien, ve a ducharte que quiero que me lleves al teatro. Antes de irse, mi tìo me dijo que hoy tendrìamos ensayo en la mañana, el catorce de febrero es el estreno.-Le susurrè.
-Falta mucho.
-Te dirè un secreto a voces, mi acosador favorito, los dìas pasan ràpido.
Depositò un beso en mis labios, y me mirò con adoraciòn.
-Tenìa otros planes para la ducha, pero despertaste antes.-susurrò.
-Podemos arreglarlo....
Llamaron a la puerta haciendo que se esfumara la idea que cruzaba por mi cabeza; le dije a Bastian que subiera, yo abrirìa. Comentò que le gustaba verme asì de animada, y antes de que se perdiera escaleras arriba le preguntè por su hermana y su sobrina.
Paloma ya se habìa marchado, debìa llevar a Vit con su padre. Al pobre de Niklaus la preocupaciòn lo ha de estar matando.
Abrì la puerta, el grandullòn de Soren asintiò al verme, fue algo asì como una reverencia; lo hice pasar, llevaba un paquete en la mano. Me dio curiosidad, Soren se parò en medio de la sala y yo le hice conversaciòn.
-Creo que no nos han presentado como se debe, soy Luna.-le tendì la mano derecha.
Èl se mantuvo serio.
-Soren, señorita Giraldo.-La estrechò, siempre serio.
-Sòlo Luna.-Mirè lo que traìa.-¿Eso es para Bastian, o es para mì?-inquirì. Soren se sorprendiò, yo sabìa que venìa de mi apartamento, asì que era una de dos: o encontrò el paquete en mi apartamento, o lo dejaron para Bastian afuera.-Si es para mì, èl no se enfadarà si me lo entregas, Soren. Y si temes por tu trabajo, yo asumirè la responsabilidad.
-Señorita...No estoy seguro de que...-titubeò, pero al sostenerle la mirada me lo extendiò.-Cuando lleguè anoche a su casa, eso estaba a la puerta.
Lo cogì y caminè hacia la mesa del comedor, allì lo abrì.
Eran tres carpetas negras y cada una tenìa un nùmero considerable de hojas.
Soren tomò asiento en la silla màs cercana a mì; cogì la primera carpeta y al abrirla cayò una fotografìa. Soren me la alcanzò. En la parte de atràs habìa una inscripciòn en alemàn... Bien, ahora entiendo el còmo puedo entender varios idiomas sin necesidad de haberlos estudiado. Recordè el vìdeo...
La inscripciòn decìa: "Con Sartorius Langley, su esposa Sonja y su hija Amara de cinco años recièn cumplidos...". Le di la vuelta a la foto tras leer "Amara", y sì, era la pequeña del vìdeo.... Yo...
La foto fue tomada en un laboratorio, la mujer rubia que me tenìa cogida de la mano debìa ser Sonja. Habìa otra mujer en el extremo derecho al lado de un hombre de bata blanca, a este hombre le seguìa otro, alto y moreno vistiendo un traje militar muy ostentoso, junto a èl estaba yo con vestido blanco, y a mi lado estaba Sonja.
Tuve la breve imagen de ese dìa, fue como un flashazo, soltè la foto.
-¿Se encuentra bien?-preguntò Soren.
-Sì.-mentì, con lo mal que se me da.-Esta pareja de aquì se parecen mucho a los padres de Andrea.-Volvì a coger la foto y se la mostrè.-Ellos fueron vìctimas del suicida, pero no concibo la idea de que tuvieran què ver con la muerte de mi padre. Que hayan sido parte del plan para matarle....
-Los padres de la señorita Andrea fueron parte de un proyecto llevado a cabo hace años, o al menos eso tengo entendido.-Soren estudiò la fotografìa.-Sartorius Langley, un ex militar y canciller alemàn patrocinò en secreto dicho proyecto.
-¿Còmo estàs tan seguro?
-Me tocò infiltrarme en sus laboratorios para investigar el asunto, pero no encontrè nada de interès, todo era legal, trabajaban en curas para enfermedades. No habìa nada que hiciera parecer culpables a estas personas.
Soren me observò con cierto cariño.
-¿Conociste a Sartorius?-inquirì. Soren asintiò.-¿Y a mì? ¿Me conociste a mì?
-Sì, señorita.
Yo no sabìa què hacer o què decir ante esa revelaciòn.
-Anoche cuando vi el vìdeo con ustedes reconocì a la nena, y saber que era usted me sorprendiò. No sabìa còmo decìrselo a Sebastian, cuando lleguè con Sartorius èl y su mujer acababan de adoptar a una niña muy precoz.-sonriò.-Me hice amigo de esa niña, y ella me tomò cariño, supo de inmediato que yo no estaba allì para trabajar con su padre sino por otras razones, pero nunca se lo dijo a Sartorius.
Escuchè sus palabras, atònita por lo que me decìa. ¿Era posible? ¿Acaso era posible?
Bastian entrò al comedor, sòlo oì su voz saludando a Soren. Preguntò què pasaba y automàticamente le pedì a Soren que le mostrara la foto y le contara lo que sabìa.
Apenas desayunè mientras ambos revisaban los archivos, no prestè atenciòn a lo que comentaban porque comencè a mirar a Soren, intentando recordarlo. Escasas imágenes acudían a mi cabeza, Bastian interrumpiò mis pensamientos diciendo que era mejor llevarme al teatro, era mucha informaciòn en dos dìas y debìa distraerme con algo. En el coche le dije que era necesario resolver todo el asunto, aunque no quisiera voltear a ver mi pasado, este no dejaba de estrellarse contra mì al doblar cada esquina.
Antes de despedirnos me dijo que su madre pisarìa suelo español en pocas horas, noticia que le habìa dado Niklaus, y que se estaba preparando un banquete para la noche. Bastian dijo que serìa una buena ocasiòn para presentarme a sus padres, y aunque no me pareciò-cosa que èl notò al instante-le dije que sì.
-No te sientas presionada.-dijo, cogièndome la mano.
-No es eso, es todo lo demàs. Pero creo que estarà bien, parte de la distracciòn que necesito para poner toda la informaciòn recibida en su lugar, y armar el rompecabezas.-Besè su mejilla.-Odio los rompecabezas.-suspirè.
-Entendido, no te regalarè un rompecabezas para tu cumpleaños.-bromeò.
Reì, y entrè al teatro tras darle otro beso en la mejilla.
Soren habìa revisado el paquete antes de llevarlo al apartamento de Bastian, lo supe porque apenas y sì escuchè cuando Bastian lo reprendiò por llevar algo asì. El escolta lo habìa revisado para asegurarse de que no hubiese nada que pudiera hacerme daño, y luego volviò a pegar cinta adhesiva transparente para evitar que me diera cuenta. Que no haya hecho ningùn comentario no significa que no lo hubiera notado.
Escuchaba las intrucciones de tìo Enrique, mi cuerpo estaba allì en el escenario con los demàs actores, pero mi mente no dejaba de divagar. Todos los caminos me llevaban a Bastian, y a Amanda, por donde lo viera.
Demasiada casualidad, y no creo en ellas....
Bajè del escenario a por mis cosas, Enrique se acercò y empezò a decirme que para estar distraìda lo habìa hecho muy bien, sabìa que a èl no podìa engañarlo. Cuando estuvo a punto de preguntarme què pasaba, una voz familiar lo interrumpiò.
Amanda, ¡madre mìa! Esta mujer parece mi sombra.
-Debo atender esta llamada.-dijo tìo Enrique tras saludarla, seguro era Maura al telèfono.-Es tu tìa.-Ajà, lo supe por còmo me mirò...
Cogì mi bolso y me dispuse a salir de allì, Amanda venìa detràs.
-Luna, me gustarìa que tomaràmos algo juntas.-dijo, cuando estuvo a mi altura.
-No quiero tomar nada con usted, quiero que me deje tranquila.-Seguì caminando mientras hablaba, no conseguìa arrancar su faz impasible durante el tiroteo en la iglesia.-De acuerdo.-dije, paràndome en seco.
-Hay un restaurante aquì a la vuelta, vamos.
Me extrañò que no preguntara sobre mi repentino cambio de opiniòn. Le habìa gustado que aceptara.
Nos llevaron a una mesa nada màs llegar, creo que ya la habìa reservado. Y como querìa que fuese ràpido no vi el menù.
-Lo de ayer fue muy fuerte, ¿no te parece?-comentò, pidiò una ensalada y luego me observò.
Amanda era la clase de persona a la que le tomarìas confianza nada màs verla, no podìa negar que era carismàtica, y que transmitìa cierta ternura. Pero al mismo tiempo tenìa algo màs, un "algo màs" diabòlico; no sabìa con exactitud què era.
-No creo que sea eso de lo que quiere hablar.-le dije.-¿Viene a persuadirme de que me aleje de Sebastian, acaso?
-No, creo que nunca lo he visto, ni lo verè tan feliz como cuando estàs a su lado.
Si no es porque soy una persona de carne y hueso, y no un dibujo animado, mi boca se habrìa desencajado al punto de caer al piso. ¿En serio escuchè lo que escuchè?
-¿Entonces por què me amenazò esa noche en la fiesta?
-Supongo que no habìa aceptado aùn que fueron mis
acciones las que me trajeron a este punto.-Apoyò su mentòn en el dorso de su mano.-Las acciones humanas, son interesantes... Pero no van conmigo, lo que le hice a Sebastian no va conmigo, engañarlo con su hermano es algo que harìa un ser primitivo. Y yo...-De repente la Amanda ante mì se habìa vuelto una niña.-yo soy demasiado perfecta para ese tipo de acciones tan primitivas...
Me levantè de un salto, la silla se cayò en el acto.
-¿Luna? ¿Pasa algo?-Una sonrisa se dibujò en sus labios.
-¿Quièn demonios eres?
Amanda se levantò y vio por encima de mi hombro.
-Mira, ese de allì es un miembro del gabinete de Rajoy.-Me volvì al oìr a una mujer gritar. Un hombre de traje se habìa introducido un bolìgrafo en el oìdo izquierdo, mirè a Amanda.-Correr a una familia de su casa para derrumbarla, madre mìa. Dicen que la vida es injusta, Luna, pero sabes que digo yo: La humanidad es injusta. Los humanos son injustos con otros humanos... Puedo hacer algo diferente.
-¿Què has hecho?-preguntè sin dejar de mirar a aquèl hombre que estaba segura, iba a morir.
-Yo estoy hasta aquì, ¿què pude haber hecho? ¿No crees que la conciencia le jugò sucio?
La mirè, sus palabras me eran familiares, cada una de las que usò.
-Tù sabes quièn soy, tù ya lo sabes....
-Falta mucho.
-Te dirè un secreto a voces, mi acosador favorito, los dìas pasan ràpido.
Depositò un beso en mis labios, y me mirò con adoraciòn.
-Tenìa otros planes para la ducha, pero despertaste antes.-susurrò.
-Podemos arreglarlo....
Llamaron a la puerta haciendo que se esfumara la idea que cruzaba por mi cabeza; le dije a Bastian que subiera, yo abrirìa. Comentò que le gustaba verme asì de animada, y antes de que se perdiera escaleras arriba le preguntè por su hermana y su sobrina.
Paloma ya se habìa marchado, debìa llevar a Vit con su padre. Al pobre de Niklaus la preocupaciòn lo ha de estar matando.
Abrì la puerta, el grandullòn de Soren asintiò al verme, fue algo asì como una reverencia; lo hice pasar, llevaba un paquete en la mano. Me dio curiosidad, Soren se parò en medio de la sala y yo le hice conversaciòn.
-Creo que no nos han presentado como se debe, soy Luna.-le tendì la mano derecha.
Èl se mantuvo serio.
-Soren, señorita Giraldo.-La estrechò, siempre serio.
-Sòlo Luna.-Mirè lo que traìa.-¿Eso es para Bastian, o es para mì?-inquirì. Soren se sorprendiò, yo sabìa que venìa de mi apartamento, asì que era una de dos: o encontrò el paquete en mi apartamento, o lo dejaron para Bastian afuera.-Si es para mì, èl no se enfadarà si me lo entregas, Soren. Y si temes por tu trabajo, yo asumirè la responsabilidad.
-Señorita...No estoy seguro de que...-titubeò, pero al sostenerle la mirada me lo extendiò.-Cuando lleguè anoche a su casa, eso estaba a la puerta.
Lo cogì y caminè hacia la mesa del comedor, allì lo abrì.
Eran tres carpetas negras y cada una tenìa un nùmero considerable de hojas.
Soren tomò asiento en la silla màs cercana a mì; cogì la primera carpeta y al abrirla cayò una fotografìa. Soren me la alcanzò. En la parte de atràs habìa una inscripciòn en alemàn... Bien, ahora entiendo el còmo puedo entender varios idiomas sin necesidad de haberlos estudiado. Recordè el vìdeo...
La inscripciòn decìa: "Con Sartorius Langley, su esposa Sonja y su hija Amara de cinco años recièn cumplidos...". Le di la vuelta a la foto tras leer "Amara", y sì, era la pequeña del vìdeo.... Yo...
La foto fue tomada en un laboratorio, la mujer rubia que me tenìa cogida de la mano debìa ser Sonja. Habìa otra mujer en el extremo derecho al lado de un hombre de bata blanca, a este hombre le seguìa otro, alto y moreno vistiendo un traje militar muy ostentoso, junto a èl estaba yo con vestido blanco, y a mi lado estaba Sonja.
Tuve la breve imagen de ese dìa, fue como un flashazo, soltè la foto.
-¿Se encuentra bien?-preguntò Soren.
-Sì.-mentì, con lo mal que se me da.-Esta pareja de aquì se parecen mucho a los padres de Andrea.-Volvì a coger la foto y se la mostrè.-Ellos fueron vìctimas del suicida, pero no concibo la idea de que tuvieran què ver con la muerte de mi padre. Que hayan sido parte del plan para matarle....
-Los padres de la señorita Andrea fueron parte de un proyecto llevado a cabo hace años, o al menos eso tengo entendido.-Soren estudiò la fotografìa.-Sartorius Langley, un ex militar y canciller alemàn patrocinò en secreto dicho proyecto.
-¿Còmo estàs tan seguro?
-Me tocò infiltrarme en sus laboratorios para investigar el asunto, pero no encontrè nada de interès, todo era legal, trabajaban en curas para enfermedades. No habìa nada que hiciera parecer culpables a estas personas.
Soren me observò con cierto cariño.
-¿Conociste a Sartorius?-inquirì. Soren asintiò.-¿Y a mì? ¿Me conociste a mì?
-Sì, señorita.
Yo no sabìa què hacer o què decir ante esa revelaciòn.
-Anoche cuando vi el vìdeo con ustedes reconocì a la nena, y saber que era usted me sorprendiò. No sabìa còmo decìrselo a Sebastian, cuando lleguè con Sartorius èl y su mujer acababan de adoptar a una niña muy precoz.-sonriò.-Me hice amigo de esa niña, y ella me tomò cariño, supo de inmediato que yo no estaba allì para trabajar con su padre sino por otras razones, pero nunca se lo dijo a Sartorius.
Escuchè sus palabras, atònita por lo que me decìa. ¿Era posible? ¿Acaso era posible?
Bastian entrò al comedor, sòlo oì su voz saludando a Soren. Preguntò què pasaba y automàticamente le pedì a Soren que le mostrara la foto y le contara lo que sabìa.
Apenas desayunè mientras ambos revisaban los archivos, no prestè atenciòn a lo que comentaban porque comencè a mirar a Soren, intentando recordarlo. Escasas imágenes acudían a mi cabeza, Bastian interrumpiò mis pensamientos diciendo que era mejor llevarme al teatro, era mucha informaciòn en dos dìas y debìa distraerme con algo. En el coche le dije que era necesario resolver todo el asunto, aunque no quisiera voltear a ver mi pasado, este no dejaba de estrellarse contra mì al doblar cada esquina.
Antes de despedirnos me dijo que su madre pisarìa suelo español en pocas horas, noticia que le habìa dado Niklaus, y que se estaba preparando un banquete para la noche. Bastian dijo que serìa una buena ocasiòn para presentarme a sus padres, y aunque no me pareciò-cosa que èl notò al instante-le dije que sì.
-No te sientas presionada.-dijo, cogièndome la mano.
-No es eso, es todo lo demàs. Pero creo que estarà bien, parte de la distracciòn que necesito para poner toda la informaciòn recibida en su lugar, y armar el rompecabezas.-Besè su mejilla.-Odio los rompecabezas.-suspirè.
-Entendido, no te regalarè un rompecabezas para tu cumpleaños.-bromeò.
Reì, y entrè al teatro tras darle otro beso en la mejilla.
Soren habìa revisado el paquete antes de llevarlo al apartamento de Bastian, lo supe porque apenas y sì escuchè cuando Bastian lo reprendiò por llevar algo asì. El escolta lo habìa revisado para asegurarse de que no hubiese nada que pudiera hacerme daño, y luego volviò a pegar cinta adhesiva transparente para evitar que me diera cuenta. Que no haya hecho ningùn comentario no significa que no lo hubiera notado.
Escuchaba las intrucciones de tìo Enrique, mi cuerpo estaba allì en el escenario con los demàs actores, pero mi mente no dejaba de divagar. Todos los caminos me llevaban a Bastian, y a Amanda, por donde lo viera.
Demasiada casualidad, y no creo en ellas....
Bajè del escenario a por mis cosas, Enrique se acercò y empezò a decirme que para estar distraìda lo habìa hecho muy bien, sabìa que a èl no podìa engañarlo. Cuando estuvo a punto de preguntarme què pasaba, una voz familiar lo interrumpiò.
Amanda, ¡madre mìa! Esta mujer parece mi sombra.
-Debo atender esta llamada.-dijo tìo Enrique tras saludarla, seguro era Maura al telèfono.-Es tu tìa.-Ajà, lo supe por còmo me mirò...
Cogì mi bolso y me dispuse a salir de allì, Amanda venìa detràs.
-Luna, me gustarìa que tomaràmos algo juntas.-dijo, cuando estuvo a mi altura.
-No quiero tomar nada con usted, quiero que me deje tranquila.-Seguì caminando mientras hablaba, no conseguìa arrancar su faz impasible durante el tiroteo en la iglesia.-De acuerdo.-dije, paràndome en seco.
-Hay un restaurante aquì a la vuelta, vamos.
Me extrañò que no preguntara sobre mi repentino cambio de opiniòn. Le habìa gustado que aceptara.
Nos llevaron a una mesa nada màs llegar, creo que ya la habìa reservado. Y como querìa que fuese ràpido no vi el menù.
-Lo de ayer fue muy fuerte, ¿no te parece?-comentò, pidiò una ensalada y luego me observò.
Amanda era la clase de persona a la que le tomarìas confianza nada màs verla, no podìa negar que era carismàtica, y que transmitìa cierta ternura. Pero al mismo tiempo tenìa algo màs, un "algo màs" diabòlico; no sabìa con exactitud què era.
-No creo que sea eso de lo que quiere hablar.-le dije.-¿Viene a persuadirme de que me aleje de Sebastian, acaso?
-No, creo que nunca lo he visto, ni lo verè tan feliz como cuando estàs a su lado.
Si no es porque soy una persona de carne y hueso, y no un dibujo animado, mi boca se habrìa desencajado al punto de caer al piso. ¿En serio escuchè lo que escuchè?
-¿Entonces por què me amenazò esa noche en la fiesta?
-Supongo que no habìa aceptado aùn que fueron mis
acciones las que me trajeron a este punto.-Apoyò su mentòn en el dorso de su mano.-Las acciones humanas, son interesantes... Pero no van conmigo, lo que le hice a Sebastian no va conmigo, engañarlo con su hermano es algo que harìa un ser primitivo. Y yo...-De repente la Amanda ante mì se habìa vuelto una niña.-yo soy demasiado perfecta para ese tipo de acciones tan primitivas...
Me levantè de un salto, la silla se cayò en el acto.
-¿Luna? ¿Pasa algo?-Una sonrisa se dibujò en sus labios.
-¿Quièn demonios eres?
Amanda se levantò y vio por encima de mi hombro.
-Mira, ese de allì es un miembro del gabinete de Rajoy.-Me volvì al oìr a una mujer gritar. Un hombre de traje se habìa introducido un bolìgrafo en el oìdo izquierdo, mirè a Amanda.-Correr a una familia de su casa para derrumbarla, madre mìa. Dicen que la vida es injusta, Luna, pero sabes que digo yo: La humanidad es injusta. Los humanos son injustos con otros humanos... Puedo hacer algo diferente.
-¿Què has hecho?-preguntè sin dejar de mirar a aquèl hombre que estaba segura, iba a morir.
-Yo estoy hasta aquì, ¿què pude haber hecho? ¿No crees que la conciencia le jugò sucio?
La mirè, sus palabras me eran familiares, cada una de las que usò.
-Tù sabes quièn soy, tù ya lo sabes....
Cada relato deja pendiendo en el aire ese misterio tras la historia.
ResponderEliminarBesos dulces y buen fin de semana señorita escritora.
Dulce, tenerte por aquì es un gusto, honor, e inmensa alegrìa para mì pues sè que los relatos largos no te van... Y que estès siguiendo esta historia me hace mucha ilusiòn, amigo mìo....
EliminarSeguirè dando lo mejor de mì a cada capìtulo...
Besos, dulces y un precioso fin de semana, Señor Poeta... ;)
Interesante final, deseando conocer más, Ivel. Madre mía, cómo se está poniendo la historia!!!
ResponderEliminarMil besitos, bonita.
Estoy preparando el próximo capitulo justo ahora, y estoy impaciente... ¡Quiero que lo lean ya! Pronto lo compartiré ;)
EliminarMil besitos pa`ti, guapa...
Un placer descubrir tu blog
ResponderEliminarla historia atrapa y la prosa ayuda
pues se lee a gran velocidad.
Un besote.
Bienvenido, mi casa es tu casa....
EliminarMe alegra saber que la historia ha conseguido atraparte, me anima a seguir adelante....
Un besote para ti...