Spin-off

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jueves, 13 de octubre de 2016

Huellas XVII


   Escuchar la voz de Ahiram Cassul me hizo temer que lo que se avecinaba no sería nada bueno. Y lo dicho, Sahar y su padre se enfrascaron en tremebunda discusión donde salieron a relucir muchas verdades sobre el pasado de Ahiram y su difunta esposa; mentiría si dijera que no me dio pena el señor, no tenía nada qué opinar respecto a sus decisiones, él actuó según lo que creyó correcto. 
    Y entonces pensé en Amanda Carlysle. Si Ahiram abandonó a su mujer y trajo a sus dos hijos a Providencia, entonces fue capaz no sólo de dejar a su mujer a su suerte sino a su hija mayor, a Amanda. Circe dijo que la chica prácticamente vivió un infierno que la transformó, su madre fue asesinada y era seguro que Amanda, siendo una niña, vivió aquella persecución contra su madre. Las dos huyendo de quienes iban a por su padre, y éste sin mover ni un dedo, aunque puede que me equivoque, por cómo es de protector con Sahar no creo que dejara sin vigilancia a su mujer y a su primogénita. Pero ¿por qué no traer a ésta consigo y los dos bebés?
   Me vestí en modo flash, al estar lista y escuchar las palabras: Hazlo, pégame, abrí las puertas de inmediato y la encontré en una posición en la que retaba a su padre a darle un bofetón. Circe se interpuso e hizo entrar en razón a su marido que bajó la mano que había levantado.
    Todo fue muy fuerte que cuando hubo terminado Sahar se vio abatida porque nunca había discutido con su padre, nunca le había gritado.
    El motivo de la discusión en principio fui yo, luego se tornó más de asuntos familiares sin resolver, secretos que Ahiram guardaba y que aún guarda porque durante el encontronazo no mencionó en ningún momento a su primogénita. Definitivamente se negaba a que Sahar supiera de la existencia de su hermana mayor.
    Mientras tanto logré convencerla de ver a su otro hermano, no todavía, y no la presioné respecto a ese particular, pero al menos había aceptado verlo siempre y cuando yo la acompañara.
   Iba conociendo más de ella, su niñez no fue normal cosa que ya sabía pero no dejó de impresionarme que no fuese apegada a su hermano. Sin embargo era algo de esperar de alguien que no conocía de vínculos, de relaciones, de sentimientos. Es como si Sahar hubiese renacido y con ello tiene que aprender todo, ir a gatas. Como yo tenía que aprender a desviar mi odio hacia los asesinos de mi familia, entre ellos su hermana mayor, en otra dirección. Convertirlo en otra cosa.
     No quería ocultarle lo que sabía, la veía prepararse para salir a la reunión de la que su padre le habló, juro que iba a decirle pero acababa de tener ese enfrentamiento con él y al menos el hombre había cedido a dejarnos estar cerca la una de la otra todo con la mediación de Circe y la seguridad de Sahar al decirle que, después de los entrenamientos de Drako y Declan, al verme lista, quería que yo le perteneciera...a sus facciones. Sonreí, porque cuando lo dijo lo hizo en un tono tan posesivo que me dejó atónita. Ese Quiero que me pertenezca me supo a gloria, ya yo le pertenecía, me rendí cuando la conocí.

-¿Sueñas despierta?-preguntó, ladeando la cabeza-. Tienes una sonrisa muy bonita en los labios.

-Tú la provocas-dije, mordiéndome el labio inferior.

    Ella se inclinó y depositó un beso en la comisura de mis labios.

-Tú me provocas-susurró, y esas palabras en su voz fueron caricias en mi piel consiguiendo erizarla. Un detalle en su sonrisa ladina, su labio inferior de lado izquierdo tenía un pequeño lunar apenas visible-. Ven conmigo a la reunión, Vesper.

-No es mi lugar-dije, viéndome forzada a apartar la mirada de su labio inferior.

-Ya eres parte del clan, te da derecho a estar presente-aseguró, colocándose su abrigo negro-. ¿Te sigues sintiendo mal?-Hice un gesto negativo con la cabeza en respuesta a su pregunta, el susto por oírla discutir con su papá y el que éste estuviera a punto de abofetearla, me bajó la borrachera-. ¿Bajarás a almorzar o prefieres que te traigan la comida?

    Si ella deseaba que la acompañara a la reunión prefería eso a comer sola. 

-Voy contigo-dije, levantándome.

   Sahar sonrió, misteriosa y sexy sonrisa ladina.
     Nos dirigimos juntas al atrio, de pronto me sentí nerviosa porque su padre pondría mil "peros" antes de permitirme estar presente en la reunión y yo no quería ocasionarle más problemas a Sahar. 
   La miré de reojo cuando cruzamos el umbral de las puertas abiertas del salón de tronos, había mucha gente charlando como el día en que iban a enjuiciar a la quimera que intentó atacar a Sahar durante la fiesta. Todos quedaron en silencio cuando entramos, y tomaron asiento, la esperaban a ella porque su padre ya estaba en el recinto y avanzó hacia nosotras.

-¿Me puedes explicar esto?-le preguntó a su hija por lo bajo-. ¿Qué te propones?

-La aceptaste en nuestro clan, lo correcto es que asista a estos eventos-respondió Sahar-. Ve a sentarte-dijo, dirigiéndose a mí y pasando a tomar su lugar en el trono de la izquierda. Circe se había levantado del suyo situado a la derecha del de su marido, preparada para intervenir si padre e hija volvían a enfrentarse, por suerte no pasó a mayores-. ¿Podemos empezar, padre?
    La implacable Princesa apareció, muy alejada de la dulce y abatida Sahar con la que hablé en el dormitorio. 
    Me senté en el mismo lugar que tomé el día del juicio, estaba muy cerca de ella, y me preocupó la expresión en su rostro, por un momento desapareció la frialdad siendo sustituida por el agobio. Aún estaba afectada por la discusión con su padre.
   Le importaba demasiado, y no podía leer la mente pero en sus pensamientos debía estar su hermano por quien no movió un dedo el día que su padre lo lanzó a un sueño profundo del que no podía despertar a menos que Ahiram Cassul así lo quisiera. 
   Comenzaba a creer que Sahar estaba mejor no sintiendo, las emociones le hacían daño, me arriesgaría a asegurar que la herían más que a un humano. Ella podía sentir infinitamente más.
    Tamborileó con los dedos en el reposabrazos del trono mientras escuchaba atenta a su padre, retomó su arrogante postura y giró su rostro hacia mí, severa.
    Admiraba la fuerza que mostraba tener en la situación que estaba viviendo, sólo yo sabía lo abatida que se encontraba, lo mucho que sufría. Además de mí, nadie en ese salón-salvo Circe tal vez-notaba que la fría Euzma Sahar se encontraba librando su propia guerra.
   Su padre habló de las quimeras, y que gracias a las medidas tomadas por su hija, ellos estaban a salvo. La gente miraba con respeto, orgullo y cariño a Sahar; Ahiram les aseguró que no bajarían la guardia, que reforzarían la seguridad pues la intrusión no podía tomarse a la ligera.

-Están a salvo, hermanos-decía Euzma Ahiram-. La paz de Providencia no volverá a ser amenazada, si llegara a repetirse lo vivido estos días, no descansaría hasta garantizar nuestra supervivencia....

   Me gustaba el hecho de que ellos como gobierno no ocultaran nada a sus habitantes, los trataban como iguales y les dijeron qué pasaba, los mantuvieron informados de todo el proceso de captura de las quimeras. Les dijeron qué eran, y quién se ocupó de cometer tal aberración con su propia raza. 
    El exterior era otro mundo en comparación a éste.
    Aunque fuesen humanos de aquél lado, y humanos de éste lado, la humanidad afuera se había perdido. En Providencia la humanidad seguía cristalina, y pese a ser la forastera quería ser parte de esto, ser parte de ésta enorme familia porque así trataban Ahiram y Circe a sus leales habitantes, como familia.
    Al ver finalizada la reunión me acerqué a Sahar, ella se levantó de su asiento y bajó los escalones, tenía un andar descarado que me sacó una sonrisa.

-¿Podrías al menos disimular que te la comes con la mirada, Faye?-preguntó Erza desde el último escalón-. Y deberías embriagarte más a menudo, eres graciosa.

     Sahar se volvió.
-Cierra la boca-le dijo con dureza a su Dekstra, ésta no se lo tomó como una grosería, rió y saltó situándose al lado de su Señora-. Compórtate, Erza.

-Euzma, ustedes dos me encantan, son adorables-sonrió la morena, guiñándome un ojo. Hizo una reverencia a Sahar.
    
    Ésta última ignoró a Erza y puso toda su atención en mí, esperando lo que yo tenía para decirle, sabía que había notado su estado de ánimo.
-No estás bien-susurré. Su padre no me quitaba los ojos de encima, hablaba con Circe y Drako-. No tienes que hacerte la fuerte, es seguro que ves a tu padre de un modo distinto ahora que sabes que no siempre ha sido honesto contigo ni con tu hermano.

     Y lo que aún le faltaba por saber a Sahar.
     Miró a Erza y le regaló una sonrisa de suficiencia.
-Sahar, estoy hablando en serio. Y por lo que entendí, es a lo que tu padre le teme, todo este despliegue de emociones....

-No tienes de qué preocuparte, Vesper, puedo controlarlo. Al igual que los problemas que pueda tener con mi padre, aunque sea la primera vez que me enfado con él-dijo muy tranquila. 
     Sin pensarlo toqué su mejilla, se puso tensa, no sé si fue porque su padre podía vernos-lo cual hizo-así que me apresuré a quitar la mano pero ella lo impidió. Y besó mi palma.

-Espérame en el comedor, tienes que almorzar, te alcanzo en unos minutos-dijo, y luego, mirando a Erza, asintió-.  Erza te acompañará.

    Fue a reunirse con sus padres y Drako.
   Erza me rodeó los hombros, mientras caminábamos hacia la salida miré por encima de mi hombro y la noté muy agitada hablando con su padre.
   Al almuerzo nunca llegó.
   Erza y yo nos sentamos en la estancia, bueno, en realidad ella lo hizo, hojeaba un libro. Yo caminaba de un lado a otro, ¿será que se encontraba en su tienda? Si era así me abstendría de ir a verla, pero ¿y si no estaba allí? Seguro volvió a discutir con su padre. Debería dejar de suponer cosas, "los humanos tienen la mala costumbre de suponer" había dicho Sahar que Circe le dijo a su vez. Circe tiene razón, ¿acaso siempre tiene razón?

-Siéntate, rubita. Me estás mareando y eso que no te estoy viendo-se quejó Erza.

-¿Dónde se metió?-pregunté por centésima vez, sentándome frente a ella.
-Follándose a Drako-respondió con mucha naturalidad. La fulminé con la mirada-. Es broma, debe estar con su padre. En el almuerzo me contaste que habían discutido muy fuerte, Sahar nunca había discutido con Cassul, nunca-aseguró, cerrando el libro-. ¿Y sobre su madre y hermano? No reconozco a ésta Sahar, me sorprendió que le afectara tanto conocer la verdad sobre lo que hizo su padre con respecto a su madre, si se hubiese enterado que Cassul prácticamente los secuestró a ella y a Vadhir, ni siquiera la habría oído opinar, le hubiese dado igual.

     Sahar iba muy a lo suyo, cosas importantes las minimizaba o desechaba la idea de preocuparse por ellas. Vivía con altos niveles de egoísmo.

-¿Tú sabías?-le pregunté a Erza-. Sobre el modo en que actuó Cassul.

-No, la historia que él contaba era que su esposa murió dando a luz, no que él les arrebató a los mellizos la noche en que éstos nacieron. Sahar ni siquiera conocía muy bien la falsa historia, Vadhir sí.

-No la conocía muy bien porque no le interesaba-dije.

-Ajá. Vadhir le contaba fragmentos las raras veces en que se les veía juntos. Pocas veces a decir verdad, a Sahar se le veía muy cerca de su padre siempre, o en las filas de los Hassassins, aprendiendo; era muy callada, nunca hablaba fuera de lugar, no es algo que Cassul le haya inculcado, ella ha sido así toda su vida. No conoce otra forma de ser, hasta ahora.

   Erza dijo lo último con una sonrisa que me transmitió un sincero agradecimiento.

-¿Vadhir se parece mucho a ella? Físicamente hablando.

-Vadhir se parece a su madre, es rubio.-Y bajando la voz, agregó-: Igual que Amanda.-Abrió el libro de nuevo-. Yo digo que el compromiso con Dec se va a romper-comentó, cantando.

-Deja de decir estupideces, Erza, capaz y la casa mañana mismo.

-Él sabe que eres el único camino a la felicidad de su hija, al final tendrá que reconocerlo porque siempre piensa en el bienestar de Sahar.-Cerró el libro de nuevo y lo dejó a un lado, su expresión cambió a una más sombría-. Él también te está cuidando, Faye.

-Por favor, me hirió de muerte a mi llegada, de no ser por Sahar....

-Creo que no era sólo por probar tu valía, él debió haber visto algo en ti que lo hizo querer probarte en ese aspecto, pero también creo que notó algo más, ¿Sahar estaba allí cuando llegaste?-Asentí-. Seguro que no le quitaste los ojos de encima, y él lo pilló.

-Claro que le quité los ojos de... ¿por qué me esfuerzo en explicarme? Además Circe hizo un comentario respecto a nosotras, no tan explícito pero dio a entender algo.

-Entonces Cassul captó el mensaje, y te retó para probar a Sahar también, para ver cómo reaccionaba al saberte herida de muerte.

-Pues si fue así, tu Señor es un sádico, menos mal que Sahar fue a por mí a la prisión.

-No sabes de sadismo hasta que conoces a Sahar, cariño-rió Erza. Me removí en el sillón, incómoda-. Cassul sabía que ibas a estar a salvo, apuesto que a Drako no se le olvidó ningún documento y vino por órdenes de Cassul para ver si seguías viva, Circe algo más le habrá dicho, y Circe se equivoca muy pocas veces.-Erza se levantó y se detuvo ante las puertas de cristal que daban al jardín-. Tú y Sahar, de ahora en adelante, sólo hagan lo que sientan-dijo, mirando hacia afuera.

-Suena fácil-dije-. Es como si nadie pudiera llegar a ella, ¿cómo le hago para llegar a Sahar? Suele ser tan hermética.

-Cariño-se volvió para mirarme-, no tienes que hacer nada, no tienes que esforzarte. Hace rato que llegaste a Euzma Sahar, como ella se porta contigo no lo hace con nadie.

     Me ruboricé, estoy segura que me ruboricé por culpa de ese comentario.
    Para pasar el rato Erza me llevó al gimnasio interior, dijo que a lo mejor encontrábamos a Sahar allí, pero no podía estar más equivocada. Al final terminó por darme unas lecciones del manejo de espadas, se supone que Declan y Drako se encargarían, Erza mencionó que no había nada de malo en que ella me enseñara lo básico. Incluso Riza se unió a ella, ambas se sorprendieron de lo rápido que captaba sus instrucciones.
    Teniendo un arma en mi mano sentí de pronto que me invadía la ira, tenía el recuerdo de la muerte de mi familia muy fresco en mi cabeza, y Amanda Carlysle así como el rostro de Viktor se volvieron imágenes nítidas, se burlaban de mí. Me atacaban. Fue peligroso sumirme en la oscuridad de mis recuerdos porque sin darme cuenta me cegué y ataqué a Erza con rabia, Riza intervino arrebatándome la espada en el acto.
   Ambas me miraron anonadadas, yo di dos pasos atrás, y luego salí de allí corriendo. Me detuve al oír a Erza gritar mi nombre, la vi venir a mi encuentro, pero no le di oportunidad de alcanzarme.
  Sahar había dicho que debía abandonar mi sed de venganza...transformar el odio en otra cosa. Era muy débil para hacerlo.
    Fui al dormitorio, me encerré en el cuarto de baño bajo la regadera encendida, dejé que el agua me mojara aún con la ropa puesta. Me repetía que Amanda era su hermana, yo quería muerta a su hermana, y Sahar me prometió venganza ¿qué pasará cuando se entere que esa venganza debía caer no sólo en Viktor, sino en la hermana que su padre le ha ocultado?

-¡Faye, abre la puerta!-decía Erza desde la antesala, llamando a las puertas del dormitorio-. ¡Vamos, rubita, no ha pasado nada! ¡Abre la puerta, anda!

    Salí empapada, le abrí y me dirigí al armario para buscar ropa seca. En silencio entré de nuevo al baño, me sequé y cambié, Erza no dijo nada en todo el rato lo cual era de agradecer, la chica solía hablar mucho.
    Cuando me reuní con ella se acercó y me dio una bofetada.

-¡¿Qué mierda pasa contigo?!-grité, llevándome la mano a la mejilla.
-Sahar debió decirte que el odio no es admitido en nuestro clan, que debes abandonarlo nada más ser aceptada, si sigues con la idea de vengar a tu familia te correrán de aquí. Estamos para servir y proteger, no para tomar venganza.

-Mis razones para pedir unirme a ustedes seguirán siendo las mismas de aquí a cinco o nueve años más. Me quedé sin nada, Erza....


-¿Crees que eres la única que perdió a alguien?-preguntó, haciendo sonar los dedos de su mano-. Me caes bien, así que no me hagas golpearte de nuevo, y ésta vez será con la mano cerrada-amenazó-. Te diré exactamente lo que Sahar te diría: no seas una maldita adulta miedosa, los niños tienen más agallas que tú. Detente y mira alrededor, Faye, todos los que vivimos en Providencia hemos perdido seres queridos, todos los que pertenecemos al clan hemos perdido a nuestros familiares y amigos, pero en el camino encontramos un propósito, y una nueva familia; no te creas el maldito centro del universo.

    Erza cerró los ojos y tomó aire, lo soltó despacio.

-No te digo esto por ti, sino porque estoy cuidando de mi Señora-argumentó. Ahí empecé a creer que Erza tenía otro tipo de sentimientos por Sahar-. Ella necesita paz no otra tormenta, en este momento suficiente tiene consigo misma.

-Es imposible transformar el odio. No le haré ningún bien a Sahar.

-¿Te rindes antes de empezar? Me decepcionas.-Drako estaba de pie recargado en el marco de la puerta derecha, tenía los brazos cruzados-. Te diré un secreto, señorita Vesper, las palabras que acaban de salir de tu boca son producto del miedo a ti misma, vi lo que ocurrió en el gimnasio y créeme que sólo es el principio. Habrán recaídas hasta que aceptes lo ocurrido y avances hacia un objetivo mayor que la venganza, es difícil que las heridas del alma sanen, entiendo lo que estás sintiendo, Erza lo entiende, pero debes canalizar la ira, apóyate en Sahar sin abandonarte. Para que ella pueda cuidarte debes empezar por cuidarte tú misma....

-Y se supone que debo aceptar el consejo de quien me quiere fuera de aquí, lejos de Sahar-ironicé.

    Drako rió, caminando por el dormitorio.

-Una persona puede rectificar, bonita-dijo, parándose delante de mí-. Ahora dejemos de hacernos las víctimas y vayamos a cenar. Han sido días difíciles, merecemos un pacífico banquete.

-No tengo hambre.

-Claro que tienes-soltó Erza, arrastrándome hacia la salida. 

   Declan había regresado y estaba sentado al lado de Circe. Ésta, como siempre, se hallaba al lado de su marido pero Sahar seguía desaparecida.
    Me senté dejando una silla de por medio entre Cassul y yo. Erza tomó la silla a mi izquierda mientras que Drako se sentaba a su lado, y entonces lo vi levantarse apenas se hubo sentado. Seguí su mirada, Sahar entraba en ese instante dejando boquiabierto no sólo al rubio, sino a su prometido, a Erza y a sus padres. Es que ni siquiera lo intentaba, se veía muy guapa, más de lo normal; era adorable que ignorara el efecto que provocó en los presentes, sólo pasó y se sentó a mi lado, quedando entre su padre y yo.
   Llevaba una blusa blanca y una falda larga negra, ese contraste de luz y oscuridad que parecía alegoría de lo que yo estaba experimentando.
     Drako volvió a sentarse, la comida empezó a ser servida y la veía a ella, y a todos agradecer a las personas que efectuaban tal trabajo. A diferencia de los demás que sonreían, y eran amables, Sahar se portaba más educada, seria, distante.
   Me miró, y me regaló su sonrisa ladina.
   Se acercó.

-Lamento haberte dejado sola durante el almuerzo-susurró.

-Me preocupé por ti, ¿dónde te metiste?-pregunté en voz baja.

-Luego te enseño....
-Entonces Faye se queda-comentó Declan-. Bienvenida, señorita Vesper.-Levantó una copa de vino tinto, los demás acompañaron el gesto levantando sus respectivas copas.

-Gracias-sonreí, me había puesto nerviosa y sólo porque Sahar estaba a mi lado. Sumarle a eso la bienvenida poco hipócrita de su prometido sólo lograba que los nervios se me dispararan, intenté mantener mi torpeza natural bajo control.

-¡Tengo una noticia!-dijo Circe, emocionada.

-Circe, por favor...-comenzó el padre de Sahar. 

-Hablé con tu padre-continuó Circe, ignorándolo-. Creo que deben pasar más tiempo juntos, así que a su regreso al exterior tú lo acompañarás-le notificó a Sahar, sonriendo.

    Sahar quedó con un bocado de comida a mitad de camino.

-¿Está de acuerdo con esa locura, padre?-El Señor movió la cabeza asintiendo, derrotado-. Afuera ignoran que Vládimir Bélikov tiene una hija, así has querido mantenerlo.

   Vládimir Bélikov, una identidad falsa. Igual que su primogénita.

-Y así seguirá-dijo Circe-. Ustedes son expertos en el sigilo, nadie se dará cuenta si saben manejarlo, ni siquiera los paparazzi que persiguen al "soltero" más codiciado.

-¿Qué son paparazzi?-preguntó Sahar. 

    ¿Se podía ser más adorable?

-Son una plaga que no respetan tu intimidad-respondí-. Si eres famosa te siguen a todas partes tomando fotos de ti, si son comprometedoras mucho mejor, y tú serías la comidilla del exterior por ser la hija de tu padre.

-¿Les pagan por hacer eso?-preguntó, interesada en el tema.

-Sí, mientras más comprometedoras, más alto es el precio. Creí que ya habías estado en el exterior.

-Por poco tiempo, sólo en misiones, nunca por placer-respondió, dio un sorbo a su vino y agregó-: No me permito pasar más de tres días fuera de Providencia, necesito paz y allí afuera no la encuentro. Me pongo rara.

-¿Más?-sonreí. Ella me correspondió, se mordió el labio inferior mirando los míos, el destello dorado apareció en sus ojos. Mi piel se erizó, y no era la única parte de mi anatomía que reaccionó a aquella mirada.

-¡Qué seguimos en la mesa!-dijeron Circe y Erza al unísono.

    Presté atención a mi comida después del momento burbuja que tuvimos Sahar y yo. Todos los demás desaparecieron por un instante.

-Puedes conocer la central de SaharGlobal en Nueva York, las oficinas, aprender a dirigir la empresa-prosiguió Circe.

-¿Y tus socios, padre? Aunque a decir verdad es un menester mundano que no me interesa-dijo, su voz y su acento hacían que lo dicho sonara arrogante, y estoy segura que no era intencional, sólo un efecto de la combinación voz/acento.

-Haré que firmen un documento de confidencialidad, de puertas para afuera tendrán prohibido hablar de ti, seguirás en las sombras. No tendrás que lidiar con nada que no sea de la empresa. Ni los paparazzi-dijo Cassul, guiñándome un ojo. No me esperaba aquello-. La señorita Vesper nos acompañará, si está de acuerdo.

     Sahar esperó mi respuesta muy seria.

-Me encantaría.

    Sonrió satisfecha.

-Padre, no tendrá pensado abandonarla allá, ¿o sí?-Sahar se veía animada, como si la discusión con su padre nunca hubiera pasado. Y él, su padre, miraba con tanto cariño a su hija-. Mientras que el quedarnos no sea por mucho tiempo, acepto-dijo.

-¿Has estado en Nueva York, Faye?-preguntó Drako.

-Dos veces, era una niña entonces....

    La conversación transcurrió de una forma natural, sin silencios incómodos. Era la típica cena familiar. Vale, no tan típica.
   En más de una ocasión noté que Declan nos miraba a Sahar y a mí, casi escuché la voz de Erza cantando: Yo digo que el compromiso con Dec se va a romper. Él no se veía molesto por mi cercanía con Sahar, es más, lo disfrutaba, como Drako y el resto en esa mesa. Hasta Cassul actuaba con amabilidad, ¿sería sólo eso, actuación? Él, que era sumamente protector con su hija y su gente, debía seguir viendo en mí a una amenaza. 
   Y ahora Nueva York. Amanda Carlysle estaba allí, la mayoría de los recortes de periódicos en los que aparecía nombraban Nueva York, la intención de Circe al sugerirle a su marido llevar a Sahar consigo en su retorno al exterior, era hacer posible un encuentro entre ambas hermanas. 
   Veré al rostro de la asesina de mi familia. 

 

     

   
<<Huellas XVI


3 comentarios:

  1. La piezas comienzan a encajar en el puzle y el panorama se aclara, me parece, o no? :)

    Besos dulces Ivel y dulce fin de semana.

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  2. Está claro que Caín aceptó a a Faye, que Circe tuvo mucho que ver con eso. Y que Erza parece ser muy lúcida
    Un abrazo.

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  3. Está claro que los sentimientos afectan a la hora de tomar decisiones, que nos altera la percepción de las cosas, nos vuelven algo irracionales o faltos de equilibrio emocional. El odio y la sed de venganza... ciega sin dar paso a la escucha, el amor... lo envuelve todo en un aura que da y quita protección.
    Una gran entrada, preciosa.

    Mil besitos, Ivel.

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