Spin-off

Spin-off

martes, 16 de agosto de 2016

Huellas IV





   Verla en su elemento, interactuando con las personas que habían
asistido a la celebración, fue entretenido. Ella apenas y si mostraba una media sonrisa, yo lograba vislumbrar esa muralla que levantaba cuando se sentía incómoda o desprotegida, esa muralla de la mañana anterior cuando desayunamos con su madre. Entendí entonces que Sahar no estaba acostumbrada a estas cosas, me resultó sencillo notar ese detalle por la forma tan fría con la que se manejaba en ese ambiente.
   Se veía muy guapa, y quien se acercaba a ella  lo hacía con respeto y reverencia, incluso cariño.
   No me moví de sitio, sabía que ella intentaba venir a mi encuentro pero siempre tenía que saludar a alguien que la abordaba. La gente era como una especie de barrera entre nosotras, y cuando quise ser yo la que intentaba acercarse a ella sentí una mano cogiéndome de la muñeca. Me giré para encontrarme con un joven moreno, atractivo y de ojos oscuros.

-Está ocupada-me dijo, soltándome. Volví a mirar a Sahar, su madre la acompañaba-. Debe tener cuidado con su forma de mirarla, disimule o todos se darán cuenta de lo que pasa aquí.

-No está pasando nada, creo que ha malinterpretado todo-repliqué, mirándolo de frente-. Y a todas estas ¿tú quién coño eres?

-Declan-sonrió amablemente.

    Volví la mirada hacia Sahar quien se había dado cuenta de que su prometido estaba conmigo, no nos quitaba la vista de encima mientras charlaba con su madre y otra mujer. 

-Es una chica excelente-dijo el muchacho, debía tener más o menos mi edad-. No me gustaría que se ganara una reprimenda de su padre o que por primera vez se encariñara con alguien en serio y terminara hecha trizas.

-¿Por qué me dices todo esto? 

-Por tu bien, y por el de ella.-Sentí sinceridad en sus palabras, aunque su preocupación fuese más por Sahar que por mí-. A Cassul no le agradará verte con vida, enterarse de que su hija te sacó de prisión y que encima te ha estado cuidando como si fueses su nueva mascota sólo empeorará la situación. Si le sumas a eso la forma tan devota con la que la observas y con la que te observa ella, sólo es añadir más leña al fuego; sé cómo piensa mi Señor, mi compromiso con Sahar nada tiene que ver con amor porque eso volvería vulnerable a Sahar, y llegas tú y revolucionas todo. La revolucionas a ella.

     Sentí cómo se formaba un nudo en mi estomágo, entendí muy bien lo que él quería decir. Pero hablar de amor entre Sahar y yo, es una locura, joder tal vez no me esté dando cuenta de algo.

-Buenas noches.

    Su voz.
   Cuando vine a darme cuenta ella ya no estaba con su madre, sino de pie a mi lado.

-¿Te ha molestado mucho este personaje, Vesper?-me preguntó, mirando a su prometido. Oírla decir sólo mi apellido me puso un poco nerviosa, no sé si fue su voz o su modo tan posesivo de pronunciarlo, lo cual comienzo a creer que es efecto de sí, su voz.

-Todo está bien, yo no he hecho nada, sólo hablaba con nuestra nueva amiga-sonrió Declan. Depositó un beso en la frente de Sahar y se perdió.

    Sahar lo siguió con la mirada y de un momento a otro la posó en mí.

-¿No te hizo sentir incómoda? Porque si así ha sido....

-No, tranquila. Todo está bien, es una bonita fiesta, por cierto.

-Circe podría ganarse la vida haciendo esto.

-Organizadora de Eventos-dije, una media sonrisa se dibujó en sus labios.

-Como Organizadora de Eventos, sí.

    Caminamos por los alrededores, me dijo que pronto vería lo que había querido mostrarme. De repente la música se detuvo...

-Presta atención-me susurró al oído, la miré y me guiñó un ojo.

    El fuego de las antorchas se volvió azul y se elevaron de su lugar a una velocidad impresionante, de repente empezaron a estallar en el cielo como si de fuegos artificiales se trataran y formaron figuras de animales que volvían a bajar y se paseaban por entre la gente. Un halcón me sobrevoló, no pude evitar reír cuando intentó jugar conmigo y luego siguió su vuelo.

-¿Cómo es posible?-pregunté, fascinada.

-¿Qué no es posible? Todo lo es, Vesper.

   La miré, estaba atenta observando el espectáculo. Su expresión inmutable, serena, y ante mis ojos todo pasó muy rápido. Un hombre se abalanzó sobre ella con un cuchillo en la mano al tiempo que alguien se interponía llevándose una herida en la yugular.
    Sahar me tomó de la muñeca y me situó a su espalda cuando los soldados se le echaron encima al agresor para sujetarlo, el silencio se hizo en el segundo que ella cogió una espada del cinto de uno de los soldados. Circe saltó al frente acercándose, supuse que para evitar que su hija hiciera lo que yo me temía.
   El agresor gritaba como poseído pidiendo muerte para la ¿Espada de Caín? 
   Vi el cuerpo de la persona que se había interpuesto entre ese hombre y nosotras, muriendo en el proceso. Pero si era un joven de piel morena, me dio pesar cuando oí un grito desgarrador y una mujer se acercó en medio del llanto.

-Sahar espera-pidió Circe, poniendo una mano en el brazo derecho de su hija. La chica tenía la espada levantada en una posición en la que se denotaba no sólo poderío sino clara intención de ejecutar al atacante, a quien a esas alturas habían amordazado mientras aquella mujer lloraba sobre el cuerpo del muchacho muerto-. Aquí no, envíalo a prisión, tenemos que hablar. Es necesario que hablemos, por favor, Sahar, en calma, por favor-suplicaba Circe.

   Sahar se volvió un poco y me miró, el color de sus ojos iba volviendo a su color natural rápido pero no tanto como para evitar que me diera cuenta que habían estado rojos minutos antes. Mirándome bajó la espada, luego se la entregó a uno de sus hombres.

-Encárguense de que nuestros invitados regresen a sus hogares en calma y a salvo-ordenó a los soldados-. Y lleven a éste a una celda, discutiremos qué haremos con él.

    La vi encaminarse hacia palacio, Circe me hizo señas de que las siguiera a ella y a su hija, vi que detrás venía Declan. Sahar abrió las puertas de palacio, furiosa.

-¡¿Cómo es posible que nos hagan esto?!-exclamó mientras entraba-. ¡Les hemos dado todo! ¡No les hemos negado nada! ¡¿Y así nos pagan?!

-Sahar, intenta serenarte, cariño.

-¿Cómo quieres que me serene? ¡¿Cómo puedes pedirme semejante cosa si iba para mí, Circe?! Era a mí a quien iban a lastimar, de todas las verdades que mi padre les ha dicho a esa gente se guardó una de las más importantes a sabiendas que ellos son capaces de dar su vida por mí. ¡Esa familia acaba de perder a un hijo, merecen justicia! ¡Me detuviste cuando iba a dárselas!

-No digas que son las ganas de tomar la justicia por tu cuenta las que hablan, Sahar, es tu sed de sangre. Y tienes que serenarte antes de que cometas una locura.

   Sahar estaba fuera de sí, su cabreo me dejó anonadada, no era ni la sombra de la chica calmada que habló conmigo poco antes de que todo se alborotara.

-Ese hombre no estaba siendo él mismo, sus acciones nada tenían qué ver con....-decía Circe, noté que Declan me miraba, intuí que no le parecía bien que yo estuviese allí-....así que sí te diste cuenta que algo estaba mal con el pobre hombre y aún así pensabas quitarle la vida.

    Me distraje con la mala leche de Declan y no escuché qué había dicho Sahar para que la actitud de Circe cambiara a una más severa.

-Él quitó una vida-dijo Sahar, serena.

-Merece un juicio justo, Sahar, déjame averiguar qué le hicieron e intentar sacarle toda la información posible para dar con quién lo ayudó a entrar a Providencia, porque es evidente que no es de aquí.

-Has lo que te plazca, Circe.

-Ella no debería estar aquí-intervino Declan, no tuve que verlo para saber que se refería a mí.

-Es la estancia y como ese loco pueden haber más, no quiero que esté sola-replicó Sahar.

-Yo creo que él tiene razón, Sahar, te esperaré en tu habitación.

   Sahar asintió sin protestar, después dirigió una mirada a Declan. Ella sabía a qué se refería él con ese: "Ella no debería estar aquí", no hablaba de la estancia, sino de Providencia en general. 
    Subí a su dormitorio, fui directo al balcón. 
  Los invitados abandonaban las inmediaciones de palacio en orden, me parecía una buena acción por parte de Sahar el haber enviado soldados a escoltar a la gente. Pero ese arranque suyo, Circe mencionó algo llamado "sed de sangre", que no eran sus ansias de justicia sino su sed de sangre la que hablaba. Sahar quería matar, y lo habría hecho de no ser porque Circe la hizo entrar en razón, y por un momento creí que me pedía permiso, ese instante antes de bajar la espada, ese instante en que me miró.
   La vi avanzar por la explanada seguida de cerca por su madre y su prometido, iba en dirección a la mujer que había perdido a su hijo por culpa del psicópata que arruinó la celebración. La mujer no estaba sola, imaginé que las personas que la acompañaban eran familiares; ella lloraba desconsolada con el cuerpo de su hijo abrazado a sí misma, en el suelo.
    Tras unos minutos allí, minutos en los que Circe le susurraba alguna cosa al oído, y luego ella asentía y hablaba con la mujer y los familiares. Regresó sobre sus pasos sola.
    No transcurrió mucho tiempo entre su camino de regreso a palacio y el sonido de la puerta cerrándose, volví adentro.
   Sahar se detuvo ante mí, su oscura mirada permaneció gélida, ella se veía muy serena para la chica que perdió los estribos media hora atrás.
-Perdón-dijo al fin.

-No hay nada que yo deba perdonarte, así que no entiendo a qué se debe....

-Pudiste ser tú-me interrumpió-. Él pudo haberte atacado a ti, encima está la grosería que te hizo Declan, su comportamiento fue inapropiado.

    Caminó hacia el sofá que se encontraba en la antesala de su habitación, tomó asiento.

-Yo creo que tiene razón-dije, agachándome ante ella.

    Enarcó una ceja, sus labios dibujaron una sonrisa.

-Dos veces en una noche-dijo, su mano en mi mejilla-, si Declan se entera de que le diste la razón de nuevo no habrá quien aguante su arrogancia.-Toqué su mano en mi mejilla apretándola suavemente-. Ya habías decidido quedarte, y quiero que mantengas esa decisión.

-"Quiero", siempre tan propia, siempre tan dueña de todo y de todos, ¿no?-Ladeó la cabeza, un gesto que encontré adorable. Me arrodillé, apoyó su frente en la mía y cerró los ojos. 

-Te protegeré de mi padre, te daré la venganza que quieres, te entregaré a quien te quitó a tu familia.

     Me alejé un poco de ella para mirar directamente a sus ojos.

-Me quiero quedar por ti, Sahar-dije con firmeza-. Y a decir verdad no le tengo miedo a tu jodido padre.





















     Me puse de pie, le tendí la mano para que se levantara.
    Faye tenía un temple que creí no podía ser sobajado con nada, con lo ocurrido esa noche ya la había dado por perdida, creí que le afectaría de algún modo. Y con Declan aguijoneando para sacarla de Providencia sin motivos, porque si bien a padre no le agradaría encontrarla aquí a su regreso, yo sabía que tendría el apoyo de Circe para convencerlo de permitirle a Faye quedarse.

-No termino de asimilar lo que hemos vivido esta noche-confesó. Bajé la mirada, Faye buscó la manera de que la viera, reí al verla agacharse un poco buscando mi mirada-. ¿Estás avergonzada por algo, morena?

-Perdí los estribos esta noche, rubia, al menos pensé que no me verías así tan rápido.

-¿Rubi...? ¿Cómo sabes que soy....

-El tinte rojo se le está cayendo a tu cabello, de hecho terminó de caerse y no lo has notado-sonreí. Ella chascó la lengua cogiendo un mechón-. Y vamos a enjuiciar al agresor mañana a la tarde, le di ese tiempo a Circe para que averiguara qué es lo que lo llevó a atacarme y romper la paz que reina en Providencia. 

-¿Lo habrías matado si tu madre no hubiese intervenido?

    Sus ojos, dependiendo de la luz, tenían un color distinto y allí estaba ese azul brillando, la noté esperanzada. Sabía que quería estar en un error, sabía lo que pasaba por su cabeza, lo que pensaba de mí. 
    Decidí ser honesta, reí por dentro, cómo si alguna vez hubiese logrado mentir con éxito. Y de poder hacerlo, no podría engañarla, a ella no.

-No fue la intervención de mi madre lo que me frenó de matar a ese hombre, Vesper.











<<Huellas III


3 comentarios:

  1. Me fascina el personaje de Circe. Según algunos episodios míticos, era de temer. Pero pudo haber cambiado después de Odiseo. Y más pasando miles de años.
    Además tiene la la altura para no dejarse llevar por la venganza, moderando a Sahar. Pensando en la justicia. Un gran personaje. Y es para enamorarse de ella,

    ResponderEliminar
  2. El temor de perder lo que más se ama hace que saquemos todo el poder para derrotar, no se cuestiona si está bien o está mal.
    Constante sufrimiento por el bienestar del otro.
    He estado ante ellas.
    Te felicito, Ivel.

    Mil besitos, preciosa.

    ResponderEliminar
  3. Nos llevas adelante y atrás en esta historia donde esta pareja especial ya tiene un lugar importante ganado.

    Besos dulces y dulce noche Señorita Escritora.

    ResponderEliminar