-¿Cuál es tu color favorito?
Ivel se hallaba recostada en su pecho.
Dos de la mañana, estuvieron en silencio durante una hora entera; ella se sentía satisfecha y al mismo tiempo lo necesitaba, pese a que estaba allí, a su lado. Había descubierto cosas sobre sí misma en una noche de lo que podía conocer en toda una vida.
¿Una semana con él sería suficiente?
Deja de pensar en tonterías, pensó. No es sano, no ahora.
Comenzaba a dudar, lo que no sabía era que él había empezado tener sus dudas mucho antes.
-¿Me has escuchado?-Ivel levantó la cara-¿Cuál es tu color favorito?
-Nada personal, ése es el trato.
-Ésa línea la cruzamos cuando viste el libro en el coche. En comparación, ésta pregunta es una jodida frivolidad.
-Los colores favoritos no son frivolidades, son una forma de descubrir qué tipo de personas somos. Dicen mucho de nosotros, de nuestra personalidad.-Ivel lo decía en broma, repetía de memoria un artículo que había leído hacía semanas.-Tengo dos. Rojo y negro.-dijo, resignada.
-Eso es contradictorio.
-Lo sé.
Ambos rieron.
Rojo: Explosivo, apasionado, intenso. Negro: Frío, misterioso, con tendencia a ocultar sus emociones.
-Pero creo que me dicen algo sobre ti.-sonríe mientras le acaricia la espalda.-Puede ser un poco contradictorio, sin embargo tienes el equilibrio perfecto; me gusta.
Ivel no dijo nada, volvió a recostarse.
-Ésa chica que te acompañaba, la dejaste sola aún cuando no conoce a nadie.
-Leyla sabe cuidarse sola,-murmuró-. Soy una egoísta.
-No te acostumbras a tener a alguien que te quiere por quién eres. Que te quiere con todo y lo egoísta que puedas ser. No te has acostumbrado aún.
Ivel volvió a levantar la cara.
Lo miró atentamente, dijo aquello como si supiera exactamente lo que ella sentía; él le devolvió la mirada. Sí, siente lo mismo, es igual de egoísta. De eso no había dudas.
-El chófer, ¿lo conoces de hace mucho?-preguntó, cambiando el tema.
-Trabaja para mí padre, y es gran amigo mío, cosa que a mí padre le jode la paciencia.-rió.
Ivel besó sus labios, acallando su risa. Él le siguió el beso, buscando su lengua; Ivel se apartó.
-Mala.-dijo casi sin aliento.
-Gracias.-Se recostó en su pecho, nuevamente.
-En el ascensor tú....
-No hablaré de eso.-dijo, rápidamente.
-Ivel....
-Te vas a burlar.
-No lo haré.-aseguró él, apretando la mano que acababa de coger.
Ivel soltó un largo suspiro.
-No me gustan ¿de acuerdo?
-¿En serio?-No había rastros de burla en su tono de voz; Ivel levantó la cara.-Me imaginaba follándote dentro de uno.
Ivel rodó los ojos.
-Eso cambia todo.-ironizó.
-¿Miedo superado?
-No, pero puede funcionar. En cualquier caso sería una buena terapia, terminaría superándolo.
Se levantó, cogió la camisa blanca que estaba en el suelo y se la puso. Caminó hacia la ventana, sentía curiosidad; el nombre que aparecía en el libro lo vio en un correo anónimo que le habían enviado.
Viorel se puso el pantalón y se acercó a ella.
-¿Qué pasa?-preguntó.
-¿Por qué "Lo que el Viento se llevó"?
Viorel no se apartó, besó su cuello.
-Por mí madre, era su libro favorito.
Ivel retiró las manos de él de su cintura. Y sin mirarlo salió del dormitorio; el hombre la siguió sin entender por qué actuaba así.
Ella había empezado a vestirse, no la detuvo sólo la observó; se cruzó de brazos cuando la vio levantarse y ponerse la chaqueta. No la detendría, no la detendría. No era algo serio, si ella quería irse estaba en todo su derecho.
-Ivel..-comenzó.
-Debo marcharme.-dijo con firmeza, se dirigió a la puerta pero él no aguantó y la cerró tan pronto ella la abrió.-No lo hagas....
-Explícame.-susurró. No apartó la mano de la puerta, estaba muy cerca de ella.-Al menos déjame llevarte, Ross espera abajo.-agregó, entendió que ella no diría nada más.
-Sin despedidas, puedo irme sola.
Viorel volvió a besar su cuello, ella giró un poco su cabeza. Buscó su boca, él apenas rozó sus labios al mismo tiempo que le abría la puerta.
La vio marcharse en silencio.
Viorel se puso el pantalón y se acercó a ella.
-¿Qué pasa?-preguntó.
-¿Por qué "Lo que el Viento se llevó"?
Viorel no se apartó, besó su cuello.
-Por mí madre, era su libro favorito.
Ivel retiró las manos de él de su cintura. Y sin mirarlo salió del dormitorio; el hombre la siguió sin entender por qué actuaba así.
Ella había empezado a vestirse, no la detuvo sólo la observó; se cruzó de brazos cuando la vio levantarse y ponerse la chaqueta. No la detendría, no la detendría. No era algo serio, si ella quería irse estaba en todo su derecho.
-Ivel..-comenzó.
-Debo marcharme.-dijo con firmeza, se dirigió a la puerta pero él no aguantó y la cerró tan pronto ella la abrió.-No lo hagas....
-Explícame.-susurró. No apartó la mano de la puerta, estaba muy cerca de ella.-Al menos déjame llevarte, Ross espera abajo.-agregó, entendió que ella no diría nada más.
-Sin despedidas, puedo irme sola.
Viorel volvió a besar su cuello, ella giró un poco su cabeza. Buscó su boca, él apenas rozó sus labios al mismo tiempo que le abría la puerta.
La vio marcharse en silencio.
UMMMM,,, PARECE ALGO FRÍA... Y NO ME DÁ QUE UNA SEMANA SEA SUFICIENTE.
ResponderEliminarMIS COLORES FAVORITOS TAMBIEN SON EL NEGRO Y EL ROJO, EL COLOR DE LA NOCHE Y EL DE LA SANGRE,,,, :P
UN BESAZO IVEL!!!
Para mí ambos colores son una perfecta combinación, me encantan :P
ResponderEliminarUn besazo, Lord!!!
Opino lo mismo sobre los colores y sobre Ivel, pero sin duda es precisamente eso, lo fría y egoísta que puede llegar a parecer, lo que hace que a él le resulta imposible ignorarla.
ResponderEliminarAl menos ésa es la sensación que a mi me da.
Un besazo bonita, y feliz año!! ^^
Tal vez ésa sensación no esté errada...
EliminarBesos, carii e igual, feliz año!!!!