Tengo miedo de tu nombre que cosquillea en mi lengua, y sonríe en mis labios aún siendo presa de una tristeza que me come por dentro; creí que era el tiempo definitivo, adonde veía sólo habían batallas en medio de una tormenta que pronto se volvió sequía. Las fronteras fueron cerradas mientras más muros se levantaban en un territorio tras otro.
Fui muñeca de tercera guerra sujeta al más diabólico control, hilos que me sujetaban a órdenes urgentes, precisas, sangre en mis manos manchando dichos hilos, o quizá aquellos hilos ya venían sucios con la impureza de mis controladores; mi canción agónica se escuchaba antes de perpetrar el asesinato, masas me enfrentaban, masas caían. El mundo se quedó ciego queriendo cegarse, para cuando removieron vendas ya era muy tarde, para cuando quise arrepentirme, ya era muy tarde, no tenía voz, salvo para una canción de muerte y destrucción que se oía allí donde crecía el descontento....
Y le temo a tu nombre, es a tu nombre al que le temo, no a mis pecados ejecutados a conciencia, sé que el Infierno me espera, o no, ya caí en él, rendida, perdida, en tu mirada sé que aún hay Vida....
Continuará....
Con ese comienzo debe haberla. Habrá que esperar para confirmarlo.
ResponderEliminarBesos dulces Señorita Escritora.
Muy bello Ivel .
ResponderEliminarBesos preciosa