Las agujas del negro reloj que colgaba en la pared se detuvieron, el silencio fue cortado por risas y mientras tú intentabas poner la llave en el lugar correcto para abrir la puerta, yo me apoyé en la pared justo al lado de la misma; era mi habitación de hotel. Y en ese segundo podía afirmar con precisión que el tiempo se había parado, el mundo dejó de girar, conversaciones quedaron en pausa en varias casas y restaurantes, como el vuelo de las palomas de la plaza por la que pasamos, la vida dejó de correr, y nuestras risas eran la única música y ruido en el globo...
Giraste la llave, mostrándote victoriosa te acercaste a mí y sin decir nada fuiste a la conquista de mi boca....
Había (re)descubierto, en el primer roce que tus labios dieron a los míos el día que llegué, que era la única droga a la que sería adicta, y hablo de reafirmar porque ya había sucumbido a todo tu Ser, a ese roce suave y posesivo de tus labios, a tu mirada, a tu voz que susurró contra mi boca lo mucho que le gustaba oírme reír....
-Esta noche te encuentro tan libre, tan Tú-susurraste.
-Aquí me siento libre-respondí besando la comisura derecha de tu boca-, aquí en un beso contigo, justo aquí....
Con mi mano derecha te tomé de la nuca pero no intenté hacer más profundo el beso, en esa intimidad de la media luz del pasillo ya era increíblemente profundo y en él me hablabas de la canción que compondríamos entre las sábanas.
Abriste la puerta y me llevaste dentro, me quité la chaqueta cerrando con el pie la puerta, apenas cayó la prenda de cuero al piso me levantaste, rodeé tus caderas con mis piernas apoyando mi frente en la tuya, y nos respiramos, escuchamos los latidos desbocados, corazones que retumbaban volviendo a la Vida por cada segundo del tiempo detenido, por cada segundo del viaje que emprendimos lado a lado, palabra por palabra, discurso compartido, ebrias de Vida(s) que nos esperaban y no sabíamos, y no entendíamos la sensación, el latido, el sentimiento, no lo entendíamos.....
Embriagarnos de la otra, sólo eso queríamos, y transmutó...
Separaste apenas tu rostro, miraste en mis ojos como si fuese la primera vez que veías en ellos, y me encontré segura que así te veía yo todo el tiempo, como si fuese la primera vez todos los días....
Mis labios dibujaron una sonrisa, nos pasa siempre, volvemos a un punto de partida, volvemos a la Primera Vez, se siente como si nos volviésemos a conocer pero con cada vez menos muros quedan por derribar, menos candados por abrir, menos heridas que sanar y vuelves a conquistar mi boca como quien busca la droga que necesita, como quien lleva años de abstinencia me acostaste en la cama, redirigí tu destino, uno en el que no creemos, el tuyo y el mío, lo reescribimos....
Terminé vestida de piel rasgada por tus dedos, el mundo gritaba lo incompatibles de personalidades al mismo tiempo que las similitudes, el mundo nos separaba, y varios sueños siendo uno mismo rompía toda regla que distancias y raciocinios te hacían negarte a mí, mirando en lo cercano, temiendo a lo que sientes, acudiendo a lo conocido, rechazando la novedad, lo única de esta historia sobre dos corazones que palpitan como uno bajo las caricias de tus manos y las mías vírgenes a tu cuerpo...
Y sucumbiste cuando redirigí mi rumbo hacia el Sur dejando huellas muy marcadas a mi paso, un vaivén entre tus caderas y mi boca, sensaciones que sacuden los sentidos elevándolos más allá de lo posible, volviéndonos más humanas rozando lo divino.... Y viniste a la conquista de mi boca....
-Drogame....-musitamos al unísono buscando lo mismo, la Vida en la pequeña muerte, ninguna otra droga eleva más que tu piel fundida en mi piel, dos corazones que palpitan como uno bajo las caricias de tus manos y las mías vírgenes a tu cuerpo regresando el tiempo a su estado natural, y nosotras pintando pausas entre cada caricia, cada mirada, tu sonrisa... Esa droga...
-Drogame....-musitamos al unísono buscando lo mismo, la Vida en la pequeña muerte, ninguna otra droga eleva más que tu piel fundida en mi piel, dos corazones que palpitan como uno bajo las caricias de tus manos y las mías vírgenes a tu cuerpo regresando el tiempo a su estado natural, y nosotras pintando pausas entre cada caricia, cada mirada, tu sonrisa... Esa droga...
Una droga directa a la vena del amor, aquella que hace sentir como la primera vez cada momento de pasión y deseo.
ResponderEliminarBesos dulces Señorita escritora y muy feliz año.
Cuando la esencia de cada uno se vuelve viral y vital... no hay muerte en esa droga si no vida.
ResponderEliminarMil besitos que te lleguen, Ivel ♥
Pero que belleza, mi querida Ivel… Has expresado con elegancia y exquisitez ese instante en el que florecer(se) desde tan maravillosa adicción de saberse y sentirse bajo el latido del amor y el deseo…
ResponderEliminarUn placer volver a leerte tras mi pausa navideña, preciosa.
Un abrazo enorme, y muy feliz año 💙