Ivel
Cage se acercó. No evité su abrazo, al contrario, lo correspondí porque era suficiente mal para él lo que estaba experimentando para que encima se sintiera rechazado por quien le dio una segunda oportunidad de vivir, si es que a eso se le podía llamar Vivir, entendía que en parte le molestara la maldición que venía con esa nueva vida. Pero eran los sentimientos que bullían en el hermano de mi marido lo que nos aquejaba, lo que a él le estaba causando problemas porque lo otro lo tenía bajo control. Debía convencerlo de que esos sentimientos estaban lejos de ser románticos, respondían al hecho de haber sido convertido en Blood Drynka por la Magia de Sangre, una característica monstruosa que descubrí junto con todo lo demás, nunca en la vida había dado a beber mi sangre para traer de vuelta a alguien ni se me ocurrió siquiera hacerlo ni vi a ningún Elohim hacerlo hasta que todo se supo.
Así habían convertido a Caín en el primer vampiro de la historia, por medio de la Magia de Sangre.
Los Elohim sólo creábamos seres malévolos, sombríos, tal y como lo éramos nosotros.
Tenía que ayudar a Cage a entender a qué se debía ese apego por mí que ha intentado rechazar. Los Blood Drynka están ligados de un modo muy especial a sus padres de conversión, era como un pacto en el que la criatura se doblegaba a la persona que lo convirtió. Cage era una especie de esclavo y yo su ama, siente la necesidad de estar conmigo y de hacer lo que yo le pida, habían instantes en que el convertido podía confundirse y pensar que gusta de su amo pero nada más alejado.
-No tienes que decir nada-habló con firmeza separándose de mí-, soy consciente de lo que me pasa. Mi hermano va a odiarme por sentir cosas que no debería sentir por su mujer-se dijo a sí mismo.
-Josh también lo entenderá-sonreí-, no es nuevo en asuntos místicos.-Correspondió a mi sonrisa pero fue forzada, no era lo único a lo que intentaba resistirse-. Cage....
-Deberías marcharte, Iv-dijo y me dio la espalda.
Cerré la puerta tras de mí al salir, no quería dejarlo así, me preocupaba, pero tanto él como yo sabíamos la de cosas que se estaban gestando en ese momento y era preferible concentrarnos en eso. Lo que sea que estuviese perturbándolo me lo diría tarde o temprano.
Volvimos al aeropuerto y de allí rumbo a Kiev, Arkadia. Quería ver con mis propios ojos que Misty estuviera bien, Julietta había llamado el día anterior a nuestra llegada a Syracuse e informó sobre el estado de salud de la pequeña. Merlyn le había facilitado el medicamento sin interrogar demasiado y Julietta se las arregló para convencerlo, o casi porque estaba segura de que no se había quedado conforme con la excusa que usó mi Adalid.
-¿Volveremos a ver al tío Cage?-preguntó Illya sentándose a mi lado en el sofá.
-Por supuesto que sí-le respondí cogiendo su manita entre las mías.
-¿Ya no está enfadado contigo?
Illya era muy perceptiva, lo había demostrado en varias ocasiones y ese día, con la inocencia del Blood Drynka, volvió a quedar en evidencia su empatía.
-No mucho, hice algo que él no hubiese querido.
-Él te quiere, mami-dijo en un susurro.
-Sí, estoy casada con tu padre, su hermano-contesté aunque ya había captado el contexto de "querer" al que Illya se refería y caí en que era por eso por lo que Cage se sentía mal, ser Blood Drynka aumentó ese sentimiento por mí.
-Te quiere como papá te quiere-hizo un puchero, le entristecía que fuese así-. No me gusta que el tío Cage te quiera como Murdock, mami-dijo retirando la mano que yo había tomado y cruzando los brazos.
-No vas a enfadarte tú con el tío Cage ahora que él y yo estamos más o menos bien, ¿o sí?-Miré a Dussollier, se sentó en el sillón de enfrente con una taza en la mano.
-Pero no me gusta, sólo papá debe quererte así, nadie más, no quiero a nadie más para ti.
Los ojos de Illya se tornaron rojizos con un singular brillo plateado bordeando la pupila, a Dussollier se le rompió la taza derramando el contenido en su ropa, cargué a mi hija de inmediato y me puse de pie abrazándola.
-Illya, para. Tranquila, cariño.-Ocultó su rostro en mi cuello, le tarareé la nana que Murdock y yo solíamos cantarle-. A Cage tampoco le gusta sentir así, mi niña, lo entenderás cuando llegue el momento.-Esperaba que no tuviera que pasar por una situación similar y que su amor fuese correspondido por alguien-. Yo quiero a tu tío porque es tu tío, porque es el hermano mayor de tu padre.
-Que se consiga otra novia-dijo en un murmullo.
Dussollier se rió, yo le guiñé un ojo sonriendo.
Caminé con Illya en brazos cantándole para que olvidara el asunto y sintiera la paz que mi presencia le transmitía, todos teníamos a alguien que nos daba calma en momentos tormentosos y aunque fuese considerado una tontería para algunos, ésta era una situación nueva y tormentosa para una niña como Illya y yo era su paz a falta de su padre quien la calmaba también.
Se quedó dormida, la acosté en el sofá y la cubrí con un cobertor que Dussollier trajo de mi habitación.
-Así que Cage....
-No digas nada-le advertí lanzándole una fulminante mirada.
-Vale, pero ¿cómo es que Illya no lo notó años atrás? Su empatía, lo perceptiva que es debió darle una idea de que su tío sentía cosas por su madre.
-Su empatía está mejor desarrollada-contesté cruzando los brazos, observando a mi hija-. Podrá tener noventa y siete años pero sigue siendo una niña, piensa como niña, hay situaciones que no entiende. Para un niño, que sus padres estén juntos lo es todo, que otra persona venga a desbaratar el amor que se tienen puede provocar que conozcan el odio y debo evitar eso para Illya.
-Ella adora a Cage, dahir.
-Viste cómo se puso al percibir lo que su tío siente por mí, no es sano para nadie, no es sano para ella, y entiendo lo difícil que ha de ser para Cage pero debemos ayudarlo a lidiar con eso.-Dussollier besó la frente de mi niña-. Illya puede adorar a su tío, pero si alguien amenaza aunque sea un poquito el amor entre sus padres no le importará que ese alguien comparta un lazo de sangre con ella.
Diferenciar el bien del mal era difícil para alguien como ella, Sahar era así, decía Circe, para Illya y para Sahar la línea que separaba el bien del mal era difusa.
-Sentimientos que ya estaban allí aumentados por mil con la necesidad de esclavo Blood Drynka-comentó Dussollier contestando a una vídeo conferencia-. Uff, no quiero ser él en este momento-susurró pasando la mano por la mesa de control para llevar la llamada a la pantalla central-. Dahir, alguien quiere hablar contigo.
En la pantalla apareció un hombre calvo y caucásico, vestía de blanco. Lo escoltaba una mujer rubia, la apacible mirada del hombre se concentró en mí mientras que a su escolta no se la veía muy contenta.
-Merlyn-dije.
-Buenas tardes, Ivel-saludó él-. Quería informarte personalmente que la medicina llegó a buen puerto, tu Adalid la llevó consigo. Espero que todo esté bien.
-Te agradecería discreción, Merlyn, así como te agradezco la ayuda que me has brindado. Te lo debo.
-Estamos a mano, me ayudaste a expandir mis negocios dentro del Imperio Elohim siendo yo un terrano leal al Reino Britanno, y a los Noel. Me ayudaste a que tu padre aceptara convenios entre mi empresa y las vuestras, ayuda mutua, en eso se basa nuestra relación que casi llegó a matrimonio.
Merlyn conocía las intenciones de juntarnos de mi padre.
-Disculpa mi intromisión e ignorancia, Ivel, pero ¿por qué la hija del Rey Grigori necesita un medicamento que alivia los síntomas de males cardíacos?-preguntó.
Dussollier me miró de soslayo.
¡Los humanos son tan curiosos! le dije por medio de nuestra telepatía a mi dahir, ella sonrió.
-Cuido de mis aliados sean Elohim o Terranos, esa respuesta debe bastarte-le dije, Merlyn asintió con una sonrisa de suficiencia en los labios-. ¿Qué quieres en realidad, Merlyn? Además de saber para quién necesitaba esa medicina.
-¿Sabes lo curioso de todo?-Su voz se deslizó, grave pero suave-. Una de mis farmacéuticas en Bassan le proporcionaba la misma medicina a tu difunto marido, la hija que tuvo con Laurel Grier sufría del corazón, y es muy curioso que ahora tú necesites el mismo medicamento.
-Assiah es el mundo donde las enfermedades son el pan de cada día, y después de un invierno nuclear ya me dirá usted si no han aumentado las enfermedades y la desestabilización en la genética terrana sea persona, animal o vegetal-intervino Dussollier-. Ya lo dijo Mi Señora, sea Elohim o Terrano, ella se preocupa por sus aliados. La casualidad existe, Merlyn-añadió con mucho respeto hacia su interlocutor.
Él bajó la mirada, sin necesidad de leer su mente sabía que le intrigaban mis razones para pedirle ese medicamento. Merlyn fue lo bastante listo como para pensar enseguida en Murdock y "la hija que tuvo con Laurel".
-En fin-suspiró-, siguiendo con nuestra línea de favores pedidos, favores hechos quería preguntarte algo fuera de todo este misterioso asunto.-Su escolta le pasó un diario, Merlyn lo desdobló y me enseñó la primera página cuyo titular hablaba del convenio entre el Imperio Elohim y el Imperio Austríaco representado por el enviado de Rafaella Montmorency-. Esto le está dando la vuelta al mundo, ¿conoces el nombre del hombre que representa al otro Imperio? Aquí sólo lo llaman el Enviado de la misteriosa Emperatriz, o Representante Austríaco.
-Isaak Pendragón, ese es su nombre-respondí.
Merlyn bajó el diario con una expresión que daba la impresión de que el hombre había visto un fantasma.
-¿Estás segura?-preguntó, su escolta también se mostró inquieta al escuchar el nombre.
-Sí, ¿por qué?
-Es algo que concierne a nuestro reino pero como ahora mismo está en el tuyo necesito de tu ayuda, Ivel-dijo-. Conocí a un Isaak Pendragón por medio de libros, aquí no aparece ni una sola fotografía de éste Representante-enseñó el periódico-, pero si es quien creo se supone que desapareció hace noventa y siete años en Suiza.
Dussollier y yo nos miramos.
-Conozco a una de sus descendientes que lastimosamente escogió una vida difícil y solitaria. Si éste Isaak que representa a Rafaella Montmorency es el mismo del que habla nuestra historia he de advertirte que sean prudentes, y al mismo tiempo te pido que me ayudes a reunirme con él.
-No sé si pueda, Merlyn. Apenas y sé su nombre, nunca hablé con él.
-¿Podrías intentarlo?-insistió-. Es importante saber qué pasó, por qué se fue sin dejar rastro.
-¿Es a ti a quien le interesa saberlo o a esa descendiente?-inquirí, Merlyn evadió mi mirada-. Seguiré tu consejo y seré prudente, pero sobre reunirte con él, no sé si pueda. Tengo mucho en juego en este momento como para añadir algo más a mi lista, no puedo prometerte nada.
-Entiendo-dijo Merlyn decepcionado-. Que tengan una buena tarde.
Cortó la comunicación.
-No te sientas mal por no poder devolverle el favor, dahir-dijo Dussollier leyéndome-. Si Pendragón es peligroso es mejor que nos mantengamos alejadas; Illya, Misty, Aria, hazlo por tus hijas. Vayamos con cuidado.
-El asunto nos compete, dahir.
-Lo dices por el colisionador que quedó de ese lado-susurró bajando la mirada. Fui a servirme un vaso de agua al bar-. Limpiemos el nombre de Vládimir Szentes primero-dijo en voz alta, se acercó a la barra y le pasé una copa de vino tinto-, es esencial que se sepa que él no tiene culpa de nada de lo que te ha pasado, desmintamos todo lo que se dice del Señor de Ibidem. La gente ya no te verá como la hija del tirano Rey Grigori, sino como alguien accesible, alguien que se preocupa por ellos.
-Sabes que no lo hago por esas razones, Dussollier, no busco aprobación, quiero justicia, necesito un mundo mejor para ella y sus hermanas-dije siempre mirando a Illya.
Dussollier tenía razón respecto a limpiar el nombre del Señor de Ibidem, se decían tantas cosas de muy mal gusto sobre él y era injusto que lo culparan de actos que no había apoyado o llevado a cabo.
Illya despertó una hora más tarde, para entonces ya le había preparado algo para que merendara. Le gustaba el dulce, los cupcakes de chocolate eran sus favoritos, gracias a Julietta aprendí de repostería, pero ella era la experta.
Vi a mi pequeña disfrutar de sus dulces y compartirlos con Dussollier, incluso recorrió el dirigible conmigo con la única intención de repartir cupcakes entre la tripulación que agradecía con una sonrisa embobados por la solidaridad de Illya; me había visto varias veces ayudar a otros y ella lo imitaba, y sentía que debía hacerlo. Era una niña muy amable, curiosa, y de cuidado cuando algo no le parecía apropiado desde su punto de vista.
-Llegaremos pronto a Kiev, ¿verdad mami?-preguntó sentándose en mi regazo.
-Mañana en la tarde estaremos llegando a casa, Canario. Pero antes de que podamos disfrutar de más tiempo juntas en la ciudad mami debe visitar al tío Amshel, y cumplir una promesa.-Illya ladeó la cabeza-. Es por Misty, ¿recuerdas que Azazel no puede conocer su existencia?-Asintió-. Pues para cuidar de que eso no ocurra debo llevarla a ella y a unos amigos de tu padre al lugar donde vive Amshel.
-¿Yo te acompañaré, mami?-preguntó. Sus ojos me devolvían una mirada de súplica.
-No voy a separarme de ti, Illya.
-Tampoco quiero separarme de ti, te quiero tanto, mamita.
Me abrazó, después besó mi mejilla y saltó de mi regazo.
-Illya, ¿puedes proyectarme astralmente hasta donde se encuentra tu padre?-le pregunté mientras se arrodillaba ante la mesita central de la estancia para dibujar.
-Creo que sí, ¿quieres verlo?
-Sí, debe estar preocupado por el estado de Aria y Misty, y no puedo llamarlo porque revisarán las llamadas recibidas y hechas desde su navío.
Illya se levantó y se paró entre mis piernas.
-Cierra los ojos, piensa en él-indicó-. Tiene que ser un pensamiento muuuuuuy fuerte, ¿oíste?
Reí porque me parecía encantadora la seriedad con la que me estaba instruyendo.
Seguí sus instrucciones al pie de la letra, me tomó de la mano derecha mientras que con la otra posó su dedo pulgar en mi frente. Pensé en Murdock, su rostro se dibujó con facilidad en mi mente, su sonrisa, también pude oír su voz, la de Illya se escuchó lejana cuando me dijo que podía abrir los ojos.
Lo encontré de pie de espaldas a mí con el pantalón del pijama puesto y sin camisa, supe que acababa de levantarse después de una siesta, en Roma eran las tres de la tarde. Tenía algo en la mano que puso en la mesa, era una fotografía enmarcada de nosotros con Illya.
-¿Nadie ha descubierto que tienes eso aquí?-pregunté, Murdock se giró despacio y con una expresión de asombro en el rostro-. Buenas tardes, querido.
-¿Cómo es que estás aqu....? ¿Cómo....?-balbuceó.
-Soy una proyección astral, sigo en el dirigible de regreso a Kiev. Illya me ayudó a llegar contigo de esta forma.
-Te ves muy....-acarició mi mejilla, una sonrisa se deslizó por sus labios-....En serio Illya ha mejorado muchísimo para que pueda trasladarte y tu cuerpo se vea tan sólido como si en verdad estuvieras aquí.
La escuché reír a Illya, esa risa cantarina.
-A Canario le ha hecho gracia lo que has dicho-le informé a mi marido.
-¿Puede escucharme?-Asentí-. Te quiero, bonita-dijo mirando hacia arriba.
No pude resistirme más y lo abracé, me rodeó con sus brazos dejando caer un suave beso en mi cabello.
-Nadie entra aquí-dijo-. Lo tienen prohibido. A ustedes las llevo adonde voy, mi vida-besó mi frente y uno más en mis labios, efímero, lleno de amor-. ¿Ves algo familiar?-preguntó cogiéndome de la mano y haciendo un ademán con el que me presentó la habitación que ocupaba cuando viajaba.
-Se parece a....-lo miré incrédula ante lo que mis ojos veían, me cubrí la boca con las manos-...nuestro apartamento. Nuestro escondite.
-Soy un poco sentimental-metió sus manos en los bolsillos-. Después de mi regreso a las filas de tu padre necesitaba algo que me mantuviera cuerdo, un bote salvavidas de toda esta oscuridad que rodea a Azazel y sus facciones. Ya que aún no podía hablar contigo y decirte que estaba vivo esto fue lo único que se me ocurrió-sonrió-. Nuestros días felices, tú y yo sin nada místico de por medio salvo el amor que nos teníamos, y que no se rompe pese a lo que hemos vivido.
Paseé por la habitación, era una réplica exacta de nuestro apartamento. Los sillones, el sofá, los carteles de películas viejas colgados en las paredes, las estanterías que sostenían nuestros libros favoritos, el área de la cocina, la sala de estancia, el color blanco de las paredes, todo era exactamente igual.
-¿Qué hiciste para encontrar estas cosas?-le pregunté volviéndome.
-Tuve tiempo de vaciar el apartamento después de que te marchaste esa noche, y guardé lo que habíamos comprado juntos. Libros y películas más que todo, lo demás podía ser repuesto si sobrevivía-explicó sonrojándose, se había sentido tonto.
-No me habías dicho nada-enarqué una ceja.
-Tuve una amnesia de varios meses, ¿recuerdas? Sólo tu rostro, el de nuestra hija y el nombre de mi hermano me eran conocidos, tuviste que ayudarme a recordar el resto, y cuando Azazel tomó Assiah apenas y sí teníamos tiempo para pasar juntos, ¿cómo te decía que guardaba muchos recuerdos nuestros en un búnker?
Tras el bombardeo nuclear y después de que Gaspard y yo lo encontráramos desnudo envuelto en las negras alas que de pronto le habían salido en la espalda, Murdock despertó desconcertado, abrumado y asustado. No pasó mucho tiempo cuando al fin me reconoció, a Cage lo encontramos años después, Murdock se encontraba visitándolo en el lugar donde lo había escondido de la Élite. Como importante miembro que fue en aquél entonces, conocía cada escondite construido para que la Élite Terrana sobreviviera a una guerra nuclear o a cualquier otro tipo de catástrofe, y ahora sé que en lugar de uno usó dos de esos escondites. Uno para proteger a Cage, y otro para proteger nuestros bienes sentimentales.
-Sigo sin creerlo, me siento en otra época distante-sonreí.
-Yo sigo sin creer que estés aquí.-Me guió a la estancia, tomé asiento en un sillón frente a él que se sentó en el sofá-. ¿Tienes noticias de Aria y Misty?-preguntó.
-Misty fue estabilizada, Merlyn le entregó la medicina a Julietta.
-¿Qué pidió a cambio?-Frunció el ceño, conocía muy bien a Merlyn.
-¿Será que podemos dejar a Merlyn fuera de nuestra conversación, por ahora?
Murdock cogió mis manos.
-La expresión de tu faz me atormenta, ¿cómo está Aria?
Conocer el estado de Misty lo hizo sentir tranquilo, y descartó a Merlyn y el favor que pidió a cambio porque sabía que no me pondría así por eso sino por nuestra hija. Aria.
-Estuve tentado a llamarte-agregó-. La preocupación me estaba matando.
-Tiene algunos golpes, nada serio-me apresuré a decir al verlo fruncir el ceño enfadado-. Dejé libre al Blood Drynka.
-¿Por qué?
-Porque es inocente, no era consciente de lo que hacía, cariño.
Le relaté todo lo que había pasado ese día, lo que descubrí sobre el control por medio de microchips con los que estaban experimentando. Illya me ayudó a enseñárselos usando una proyección de los pequeños objetos, Murdock los examinó, le expliqué qué era eso que habían usado para fabricarlos y él aseguró que ha estado en varios viajes que mi padre ha realizado pero ningún destino fue un laboratorio o algo que se le pareciera.
-De todas formas investigaré, estoy en una posición privilegiada-dijo.
-Pero papá ya sabe que me recuerdas y que estamos juntos de nuevo, no confiará mucho más en ti-miré de reojo la máscara plateada que estaba en la mesa y me levanté, la cogí y volví a sentarme. Sentí algo muy malo al tenerla entre mis manos-. ¿Quién fabrica los antifaces y las máscaras que usas?-le pregunté colocando la máscara en la mesa de centro.
-No sé, tu padre es quien me las entrega en persona-respondió.
-Me alegra que al menos te tomes un tiempo sin ellas porque ésta en particular emana una energía muy rara, me sienta mal, ¿no has sentido nada extraño?-Murdock negó con la cabeza-. Cuídate, mi amor, no quiero que intenten hacer estragos en tu mente también.
-Nuestras hijas y tú son el escudo perfecto para contrarrestar cualquier intento de control mental en mi persona, no han podido hasta ahora y créeme que Rosen lo intentó, pero falló, Iv. No le dijo a Azazel, no sé por qué, no sé si quiere actuar como el padre que nunca fue, pero escondió eso y escondió que había vuelto a tu lado.
-No confíes en Rosen, no te dejes engañar, quién sabe con qué motivos actuó como actuó.
-Lo sé, estoy atento a cualquier cosa, y ahora estos microchips-observó el objeto oscuro y transparente-. Destrúyelos, que no anden por ahí y menos cerca de Illya.
-Lo haré-sonreí-. Sólo quería enseñártelos para saber si habías visto algo así entre las cosas de mi padre.
Me levanté con la intención de pedirle a Illya que me devolviera al dirigible.
-¿Te vas tan pronto?-preguntó mi marido, sonreí-. ¿No puedes quedarte un poco más.
-No puedo forzar a nuestra hija a que haga uso de sus habilidades por tanto tiempo-contesté. Murdock rió y asintió-. Acaba de decir que por ella no hay problema-solté una carcajada-. Canario, no-le dije-. Tenemos mucho qué hacer. Te amo, Murdock-abracé a mi marido.
-Te amo, Pequeño Ángel-susurró él.
Le di un beso en la mejilla y al alejarme terminé de vuelta en mi cuerpo, abrí los ojos y una sonriente Illya me abrazó muy fuerte.
-¿Por qué no le dijiste que el tío Cage te quiere, mami?-inquirió.
-No es algo importante, Illya, hay asuntos de mayor prioridad.
-Entiendo.
-Yo amo a tu padre, ¿entiendes?-le aseguré. Illya asintió-. No te enfades con tu tío, él no haría nada para separarnos a tu padre y a mí, él adora a su hermano. Es más importante que cualquier sentimiento que pueda tener por mí.
Illya se quedó más tranquila, pero seguía inquietándome su reacción, comenzaba a considerar la idea de que usara su poder para viajar entre el Origen y Assiah para que se quedara en el lugar Original, la negatividad de Assiah causaba este tipo de efectos y más siendo ella una mestiza de Espíritu y Elohim, era una herencia compleja la que corría por las venas de mi niña.
Besé su frente, no permitiría que la mitad que heredó de mí la moldeara. Illya era muy buena, no descartaba la idea, pero tampoco podía alejarla de mí y de su padre, ¿me hacía eso una mala madre? ¿Preferir que se quedara a mi lado que enviarla a un lugar mejor? Si le preguntara sabía exactamente cuál sería su respuesta, sabía que ella preferiría quedarse conmigo y con su padre en este Infierno, pero no dejaba de sentir este sufrimiento en mi interior, por ella y por sus hermanas.
Cage se acercó. No evité su abrazo, al contrario, lo correspondí porque era suficiente mal para él lo que estaba experimentando para que encima se sintiera rechazado por quien le dio una segunda oportunidad de vivir, si es que a eso se le podía llamar Vivir, entendía que en parte le molestara la maldición que venía con esa nueva vida. Pero eran los sentimientos que bullían en el hermano de mi marido lo que nos aquejaba, lo que a él le estaba causando problemas porque lo otro lo tenía bajo control. Debía convencerlo de que esos sentimientos estaban lejos de ser románticos, respondían al hecho de haber sido convertido en Blood Drynka por la Magia de Sangre, una característica monstruosa que descubrí junto con todo lo demás, nunca en la vida había dado a beber mi sangre para traer de vuelta a alguien ni se me ocurrió siquiera hacerlo ni vi a ningún Elohim hacerlo hasta que todo se supo.
Así habían convertido a Caín en el primer vampiro de la historia, por medio de la Magia de Sangre.
Los Elohim sólo creábamos seres malévolos, sombríos, tal y como lo éramos nosotros.
Tenía que ayudar a Cage a entender a qué se debía ese apego por mí que ha intentado rechazar. Los Blood Drynka están ligados de un modo muy especial a sus padres de conversión, era como un pacto en el que la criatura se doblegaba a la persona que lo convirtió. Cage era una especie de esclavo y yo su ama, siente la necesidad de estar conmigo y de hacer lo que yo le pida, habían instantes en que el convertido podía confundirse y pensar que gusta de su amo pero nada más alejado.
-No tienes que decir nada-habló con firmeza separándose de mí-, soy consciente de lo que me pasa. Mi hermano va a odiarme por sentir cosas que no debería sentir por su mujer-se dijo a sí mismo.
-Josh también lo entenderá-sonreí-, no es nuevo en asuntos místicos.-Correspondió a mi sonrisa pero fue forzada, no era lo único a lo que intentaba resistirse-. Cage....
-Deberías marcharte, Iv-dijo y me dio la espalda.
Cerré la puerta tras de mí al salir, no quería dejarlo así, me preocupaba, pero tanto él como yo sabíamos la de cosas que se estaban gestando en ese momento y era preferible concentrarnos en eso. Lo que sea que estuviese perturbándolo me lo diría tarde o temprano.
Volvimos al aeropuerto y de allí rumbo a Kiev, Arkadia. Quería ver con mis propios ojos que Misty estuviera bien, Julietta había llamado el día anterior a nuestra llegada a Syracuse e informó sobre el estado de salud de la pequeña. Merlyn le había facilitado el medicamento sin interrogar demasiado y Julietta se las arregló para convencerlo, o casi porque estaba segura de que no se había quedado conforme con la excusa que usó mi Adalid.
-¿Volveremos a ver al tío Cage?-preguntó Illya sentándose a mi lado en el sofá.
-Por supuesto que sí-le respondí cogiendo su manita entre las mías.
-¿Ya no está enfadado contigo?
Illya era muy perceptiva, lo había demostrado en varias ocasiones y ese día, con la inocencia del Blood Drynka, volvió a quedar en evidencia su empatía.
-No mucho, hice algo que él no hubiese querido.
-Él te quiere, mami-dijo en un susurro.
-Sí, estoy casada con tu padre, su hermano-contesté aunque ya había captado el contexto de "querer" al que Illya se refería y caí en que era por eso por lo que Cage se sentía mal, ser Blood Drynka aumentó ese sentimiento por mí.
-Te quiere como papá te quiere-hizo un puchero, le entristecía que fuese así-. No me gusta que el tío Cage te quiera como Murdock, mami-dijo retirando la mano que yo había tomado y cruzando los brazos.
-No vas a enfadarte tú con el tío Cage ahora que él y yo estamos más o menos bien, ¿o sí?-Miré a Dussollier, se sentó en el sillón de enfrente con una taza en la mano.
-Pero no me gusta, sólo papá debe quererte así, nadie más, no quiero a nadie más para ti.
Los ojos de Illya se tornaron rojizos con un singular brillo plateado bordeando la pupila, a Dussollier se le rompió la taza derramando el contenido en su ropa, cargué a mi hija de inmediato y me puse de pie abrazándola.
-Illya, para. Tranquila, cariño.-Ocultó su rostro en mi cuello, le tarareé la nana que Murdock y yo solíamos cantarle-. A Cage tampoco le gusta sentir así, mi niña, lo entenderás cuando llegue el momento.-Esperaba que no tuviera que pasar por una situación similar y que su amor fuese correspondido por alguien-. Yo quiero a tu tío porque es tu tío, porque es el hermano mayor de tu padre.
-Que se consiga otra novia-dijo en un murmullo.
Dussollier se rió, yo le guiñé un ojo sonriendo.
Caminé con Illya en brazos cantándole para que olvidara el asunto y sintiera la paz que mi presencia le transmitía, todos teníamos a alguien que nos daba calma en momentos tormentosos y aunque fuese considerado una tontería para algunos, ésta era una situación nueva y tormentosa para una niña como Illya y yo era su paz a falta de su padre quien la calmaba también.
Se quedó dormida, la acosté en el sofá y la cubrí con un cobertor que Dussollier trajo de mi habitación.
-Así que Cage....
-No digas nada-le advertí lanzándole una fulminante mirada.
-Vale, pero ¿cómo es que Illya no lo notó años atrás? Su empatía, lo perceptiva que es debió darle una idea de que su tío sentía cosas por su madre.
-Su empatía está mejor desarrollada-contesté cruzando los brazos, observando a mi hija-. Podrá tener noventa y siete años pero sigue siendo una niña, piensa como niña, hay situaciones que no entiende. Para un niño, que sus padres estén juntos lo es todo, que otra persona venga a desbaratar el amor que se tienen puede provocar que conozcan el odio y debo evitar eso para Illya.
-Ella adora a Cage, dahir.
-Viste cómo se puso al percibir lo que su tío siente por mí, no es sano para nadie, no es sano para ella, y entiendo lo difícil que ha de ser para Cage pero debemos ayudarlo a lidiar con eso.-Dussollier besó la frente de mi niña-. Illya puede adorar a su tío, pero si alguien amenaza aunque sea un poquito el amor entre sus padres no le importará que ese alguien comparta un lazo de sangre con ella.
Diferenciar el bien del mal era difícil para alguien como ella, Sahar era así, decía Circe, para Illya y para Sahar la línea que separaba el bien del mal era difusa.
-Sentimientos que ya estaban allí aumentados por mil con la necesidad de esclavo Blood Drynka-comentó Dussollier contestando a una vídeo conferencia-. Uff, no quiero ser él en este momento-susurró pasando la mano por la mesa de control para llevar la llamada a la pantalla central-. Dahir, alguien quiere hablar contigo.
En la pantalla apareció un hombre calvo y caucásico, vestía de blanco. Lo escoltaba una mujer rubia, la apacible mirada del hombre se concentró en mí mientras que a su escolta no se la veía muy contenta.
-Merlyn-dije.
-Buenas tardes, Ivel-saludó él-. Quería informarte personalmente que la medicina llegó a buen puerto, tu Adalid la llevó consigo. Espero que todo esté bien.
-Te agradecería discreción, Merlyn, así como te agradezco la ayuda que me has brindado. Te lo debo.
-Estamos a mano, me ayudaste a expandir mis negocios dentro del Imperio Elohim siendo yo un terrano leal al Reino Britanno, y a los Noel. Me ayudaste a que tu padre aceptara convenios entre mi empresa y las vuestras, ayuda mutua, en eso se basa nuestra relación que casi llegó a matrimonio.
Merlyn conocía las intenciones de juntarnos de mi padre.
-Disculpa mi intromisión e ignorancia, Ivel, pero ¿por qué la hija del Rey Grigori necesita un medicamento que alivia los síntomas de males cardíacos?-preguntó.
Dussollier me miró de soslayo.
¡Los humanos son tan curiosos! le dije por medio de nuestra telepatía a mi dahir, ella sonrió.
-Cuido de mis aliados sean Elohim o Terranos, esa respuesta debe bastarte-le dije, Merlyn asintió con una sonrisa de suficiencia en los labios-. ¿Qué quieres en realidad, Merlyn? Además de saber para quién necesitaba esa medicina.
-¿Sabes lo curioso de todo?-Su voz se deslizó, grave pero suave-. Una de mis farmacéuticas en Bassan le proporcionaba la misma medicina a tu difunto marido, la hija que tuvo con Laurel Grier sufría del corazón, y es muy curioso que ahora tú necesites el mismo medicamento.
-Assiah es el mundo donde las enfermedades son el pan de cada día, y después de un invierno nuclear ya me dirá usted si no han aumentado las enfermedades y la desestabilización en la genética terrana sea persona, animal o vegetal-intervino Dussollier-. Ya lo dijo Mi Señora, sea Elohim o Terrano, ella se preocupa por sus aliados. La casualidad existe, Merlyn-añadió con mucho respeto hacia su interlocutor.
Él bajó la mirada, sin necesidad de leer su mente sabía que le intrigaban mis razones para pedirle ese medicamento. Merlyn fue lo bastante listo como para pensar enseguida en Murdock y "la hija que tuvo con Laurel".
-En fin-suspiró-, siguiendo con nuestra línea de favores pedidos, favores hechos quería preguntarte algo fuera de todo este misterioso asunto.-Su escolta le pasó un diario, Merlyn lo desdobló y me enseñó la primera página cuyo titular hablaba del convenio entre el Imperio Elohim y el Imperio Austríaco representado por el enviado de Rafaella Montmorency-. Esto le está dando la vuelta al mundo, ¿conoces el nombre del hombre que representa al otro Imperio? Aquí sólo lo llaman el Enviado de la misteriosa Emperatriz, o Representante Austríaco.
-Isaak Pendragón, ese es su nombre-respondí.
Merlyn bajó el diario con una expresión que daba la impresión de que el hombre había visto un fantasma.
-¿Estás segura?-preguntó, su escolta también se mostró inquieta al escuchar el nombre.
-Sí, ¿por qué?
-Es algo que concierne a nuestro reino pero como ahora mismo está en el tuyo necesito de tu ayuda, Ivel-dijo-. Conocí a un Isaak Pendragón por medio de libros, aquí no aparece ni una sola fotografía de éste Representante-enseñó el periódico-, pero si es quien creo se supone que desapareció hace noventa y siete años en Suiza.
Dussollier y yo nos miramos.
-Conozco a una de sus descendientes que lastimosamente escogió una vida difícil y solitaria. Si éste Isaak que representa a Rafaella Montmorency es el mismo del que habla nuestra historia he de advertirte que sean prudentes, y al mismo tiempo te pido que me ayudes a reunirme con él.
-No sé si pueda, Merlyn. Apenas y sé su nombre, nunca hablé con él.
-¿Podrías intentarlo?-insistió-. Es importante saber qué pasó, por qué se fue sin dejar rastro.
-¿Es a ti a quien le interesa saberlo o a esa descendiente?-inquirí, Merlyn evadió mi mirada-. Seguiré tu consejo y seré prudente, pero sobre reunirte con él, no sé si pueda. Tengo mucho en juego en este momento como para añadir algo más a mi lista, no puedo prometerte nada.
-Entiendo-dijo Merlyn decepcionado-. Que tengan una buena tarde.
Cortó la comunicación.
-No te sientas mal por no poder devolverle el favor, dahir-dijo Dussollier leyéndome-. Si Pendragón es peligroso es mejor que nos mantengamos alejadas; Illya, Misty, Aria, hazlo por tus hijas. Vayamos con cuidado.
-El asunto nos compete, dahir.
-Lo dices por el colisionador que quedó de ese lado-susurró bajando la mirada. Fui a servirme un vaso de agua al bar-. Limpiemos el nombre de Vládimir Szentes primero-dijo en voz alta, se acercó a la barra y le pasé una copa de vino tinto-, es esencial que se sepa que él no tiene culpa de nada de lo que te ha pasado, desmintamos todo lo que se dice del Señor de Ibidem. La gente ya no te verá como la hija del tirano Rey Grigori, sino como alguien accesible, alguien que se preocupa por ellos.
-Sabes que no lo hago por esas razones, Dussollier, no busco aprobación, quiero justicia, necesito un mundo mejor para ella y sus hermanas-dije siempre mirando a Illya.
Dussollier tenía razón respecto a limpiar el nombre del Señor de Ibidem, se decían tantas cosas de muy mal gusto sobre él y era injusto que lo culparan de actos que no había apoyado o llevado a cabo.
Illya despertó una hora más tarde, para entonces ya le había preparado algo para que merendara. Le gustaba el dulce, los cupcakes de chocolate eran sus favoritos, gracias a Julietta aprendí de repostería, pero ella era la experta.
Vi a mi pequeña disfrutar de sus dulces y compartirlos con Dussollier, incluso recorrió el dirigible conmigo con la única intención de repartir cupcakes entre la tripulación que agradecía con una sonrisa embobados por la solidaridad de Illya; me había visto varias veces ayudar a otros y ella lo imitaba, y sentía que debía hacerlo. Era una niña muy amable, curiosa, y de cuidado cuando algo no le parecía apropiado desde su punto de vista.
-Llegaremos pronto a Kiev, ¿verdad mami?-preguntó sentándose en mi regazo.
-Mañana en la tarde estaremos llegando a casa, Canario. Pero antes de que podamos disfrutar de más tiempo juntas en la ciudad mami debe visitar al tío Amshel, y cumplir una promesa.-Illya ladeó la cabeza-. Es por Misty, ¿recuerdas que Azazel no puede conocer su existencia?-Asintió-. Pues para cuidar de que eso no ocurra debo llevarla a ella y a unos amigos de tu padre al lugar donde vive Amshel.
-¿Yo te acompañaré, mami?-preguntó. Sus ojos me devolvían una mirada de súplica.
-No voy a separarme de ti, Illya.
-Tampoco quiero separarme de ti, te quiero tanto, mamita.
Me abrazó, después besó mi mejilla y saltó de mi regazo.
-Illya, ¿puedes proyectarme astralmente hasta donde se encuentra tu padre?-le pregunté mientras se arrodillaba ante la mesita central de la estancia para dibujar.
-Creo que sí, ¿quieres verlo?
-Sí, debe estar preocupado por el estado de Aria y Misty, y no puedo llamarlo porque revisarán las llamadas recibidas y hechas desde su navío.
Illya se levantó y se paró entre mis piernas.
-Cierra los ojos, piensa en él-indicó-. Tiene que ser un pensamiento muuuuuuy fuerte, ¿oíste?
Reí porque me parecía encantadora la seriedad con la que me estaba instruyendo.
Seguí sus instrucciones al pie de la letra, me tomó de la mano derecha mientras que con la otra posó su dedo pulgar en mi frente. Pensé en Murdock, su rostro se dibujó con facilidad en mi mente, su sonrisa, también pude oír su voz, la de Illya se escuchó lejana cuando me dijo que podía abrir los ojos.
Lo encontré de pie de espaldas a mí con el pantalón del pijama puesto y sin camisa, supe que acababa de levantarse después de una siesta, en Roma eran las tres de la tarde. Tenía algo en la mano que puso en la mesa, era una fotografía enmarcada de nosotros con Illya.
-¿Nadie ha descubierto que tienes eso aquí?-pregunté, Murdock se giró despacio y con una expresión de asombro en el rostro-. Buenas tardes, querido.
-¿Cómo es que estás aqu....? ¿Cómo....?-balbuceó.
-Soy una proyección astral, sigo en el dirigible de regreso a Kiev. Illya me ayudó a llegar contigo de esta forma.
-Te ves muy....-acarició mi mejilla, una sonrisa se deslizó por sus labios-....En serio Illya ha mejorado muchísimo para que pueda trasladarte y tu cuerpo se vea tan sólido como si en verdad estuvieras aquí.
La escuché reír a Illya, esa risa cantarina.
-A Canario le ha hecho gracia lo que has dicho-le informé a mi marido.
-¿Puede escucharme?-Asentí-. Te quiero, bonita-dijo mirando hacia arriba.
No pude resistirme más y lo abracé, me rodeó con sus brazos dejando caer un suave beso en mi cabello.
-Nadie entra aquí-dijo-. Lo tienen prohibido. A ustedes las llevo adonde voy, mi vida-besó mi frente y uno más en mis labios, efímero, lleno de amor-. ¿Ves algo familiar?-preguntó cogiéndome de la mano y haciendo un ademán con el que me presentó la habitación que ocupaba cuando viajaba.
-Se parece a....-lo miré incrédula ante lo que mis ojos veían, me cubrí la boca con las manos-...nuestro apartamento. Nuestro escondite.
-Soy un poco sentimental-metió sus manos en los bolsillos-. Después de mi regreso a las filas de tu padre necesitaba algo que me mantuviera cuerdo, un bote salvavidas de toda esta oscuridad que rodea a Azazel y sus facciones. Ya que aún no podía hablar contigo y decirte que estaba vivo esto fue lo único que se me ocurrió-sonrió-. Nuestros días felices, tú y yo sin nada místico de por medio salvo el amor que nos teníamos, y que no se rompe pese a lo que hemos vivido.
Paseé por la habitación, era una réplica exacta de nuestro apartamento. Los sillones, el sofá, los carteles de películas viejas colgados en las paredes, las estanterías que sostenían nuestros libros favoritos, el área de la cocina, la sala de estancia, el color blanco de las paredes, todo era exactamente igual.
-¿Qué hiciste para encontrar estas cosas?-le pregunté volviéndome.
-Tuve tiempo de vaciar el apartamento después de que te marchaste esa noche, y guardé lo que habíamos comprado juntos. Libros y películas más que todo, lo demás podía ser repuesto si sobrevivía-explicó sonrojándose, se había sentido tonto.
-No me habías dicho nada-enarqué una ceja.
Tras el bombardeo nuclear y después de que Gaspard y yo lo encontráramos desnudo envuelto en las negras alas que de pronto le habían salido en la espalda, Murdock despertó desconcertado, abrumado y asustado. No pasó mucho tiempo cuando al fin me reconoció, a Cage lo encontramos años después, Murdock se encontraba visitándolo en el lugar donde lo había escondido de la Élite. Como importante miembro que fue en aquél entonces, conocía cada escondite construido para que la Élite Terrana sobreviviera a una guerra nuclear o a cualquier otro tipo de catástrofe, y ahora sé que en lugar de uno usó dos de esos escondites. Uno para proteger a Cage, y otro para proteger nuestros bienes sentimentales.
-Sigo sin creerlo, me siento en otra época distante-sonreí.
-Yo sigo sin creer que estés aquí.-Me guió a la estancia, tomé asiento en un sillón frente a él que se sentó en el sofá-. ¿Tienes noticias de Aria y Misty?-preguntó.
-Misty fue estabilizada, Merlyn le entregó la medicina a Julietta.
-¿Qué pidió a cambio?-Frunció el ceño, conocía muy bien a Merlyn.
-¿Será que podemos dejar a Merlyn fuera de nuestra conversación, por ahora?
Murdock cogió mis manos.
-La expresión de tu faz me atormenta, ¿cómo está Aria?
Conocer el estado de Misty lo hizo sentir tranquilo, y descartó a Merlyn y el favor que pidió a cambio porque sabía que no me pondría así por eso sino por nuestra hija. Aria.
-Estuve tentado a llamarte-agregó-. La preocupación me estaba matando.
-Tiene algunos golpes, nada serio-me apresuré a decir al verlo fruncir el ceño enfadado-. Dejé libre al Blood Drynka.
-¿Por qué?
-Porque es inocente, no era consciente de lo que hacía, cariño.
Le relaté todo lo que había pasado ese día, lo que descubrí sobre el control por medio de microchips con los que estaban experimentando. Illya me ayudó a enseñárselos usando una proyección de los pequeños objetos, Murdock los examinó, le expliqué qué era eso que habían usado para fabricarlos y él aseguró que ha estado en varios viajes que mi padre ha realizado pero ningún destino fue un laboratorio o algo que se le pareciera.
-De todas formas investigaré, estoy en una posición privilegiada-dijo.
-Pero papá ya sabe que me recuerdas y que estamos juntos de nuevo, no confiará mucho más en ti-miré de reojo la máscara plateada que estaba en la mesa y me levanté, la cogí y volví a sentarme. Sentí algo muy malo al tenerla entre mis manos-. ¿Quién fabrica los antifaces y las máscaras que usas?-le pregunté colocando la máscara en la mesa de centro.
-No sé, tu padre es quien me las entrega en persona-respondió.
-Me alegra que al menos te tomes un tiempo sin ellas porque ésta en particular emana una energía muy rara, me sienta mal, ¿no has sentido nada extraño?-Murdock negó con la cabeza-. Cuídate, mi amor, no quiero que intenten hacer estragos en tu mente también.
-No confíes en Rosen, no te dejes engañar, quién sabe con qué motivos actuó como actuó.
-Lo sé, estoy atento a cualquier cosa, y ahora estos microchips-observó el objeto oscuro y transparente-. Destrúyelos, que no anden por ahí y menos cerca de Illya.
-Lo haré-sonreí-. Sólo quería enseñártelos para saber si habías visto algo así entre las cosas de mi padre.
Me levanté con la intención de pedirle a Illya que me devolviera al dirigible.
-No puedo forzar a nuestra hija a que haga uso de sus habilidades por tanto tiempo-contesté. Murdock rió y asintió-. Acaba de decir que por ella no hay problema-solté una carcajada-. Canario, no-le dije-. Tenemos mucho qué hacer. Te amo, Murdock-abracé a mi marido.
-Te amo, Pequeño Ángel-susurró él.
Le di un beso en la mejilla y al alejarme terminé de vuelta en mi cuerpo, abrí los ojos y una sonriente Illya me abrazó muy fuerte.
-¿Por qué no le dijiste que el tío Cage te quiere, mami?-inquirió.
-No es algo importante, Illya, hay asuntos de mayor prioridad.
-Entiendo.
-Yo amo a tu padre, ¿entiendes?-le aseguré. Illya asintió-. No te enfades con tu tío, él no haría nada para separarnos a tu padre y a mí, él adora a su hermano. Es más importante que cualquier sentimiento que pueda tener por mí.
Illya se quedó más tranquila, pero seguía inquietándome su reacción, comenzaba a considerar la idea de que usara su poder para viajar entre el Origen y Assiah para que se quedara en el lugar Original, la negatividad de Assiah causaba este tipo de efectos y más siendo ella una mestiza de Espíritu y Elohim, era una herencia compleja la que corría por las venas de mi niña.
Besé su frente, no permitiría que la mitad que heredó de mí la moldeara. Illya era muy buena, no descartaba la idea, pero tampoco podía alejarla de mí y de su padre, ¿me hacía eso una mala madre? ¿Preferir que se quedara a mi lado que enviarla a un lugar mejor? Si le preguntara sabía exactamente cuál sería su respuesta, sabía que ella preferiría quedarse conmigo y con su padre en este Infierno, pero no dejaba de sentir este sufrimiento en mi interior, por ella y por sus hermanas.
Ivel está reconociendo que tiene oscuridad, eso me gusta. Debería dejar que su hija viaje al Origen. El preferir que se quede a su lado sería un error.
ResponderEliminarMe gusta que haya un nuevo episodio.
Y repito que me gusta lo de Vestida de Luna, es toda una imagen.
Besos.
Ivel... mi niña...
ResponderEliminarEn estos últimos meses he tenido todo, menos tiempo y con vos estoy no en falta, más que eso... pero no he dejado de pensarte, y haber leído que estuviste malita y yo ausente... ainssssssssss...
Te dejo besotes enormes... quieroTe niña, mi niña especial... smu@cksssssssssssssssss!
Hoy vengo a dejarte un beso enorme, mi preciosa Ivel, ya veo que has vuelto a escribir.
ResponderEliminarBesos enormes, corazón, que pases un feliz fin de semana.
TQ.
Ya se te extrañaba Ivel, espero que esos problemas de salud ya estén superados. Hay que activar la historia en la memoria.
ResponderEliminarBesos dulces y deseo estés mejor.
Muy buena entrada! Realmente engancha!
ResponderEliminarUn besazo!