Raven
Me sentía un poco tonta al experimentar estos nervios, era como esa primera vez cuando empecé a darme cuenta que no sólo me gustaba, sino que cada uno de mis latidos eran por ella antes de conocerla y confirmados al estar en su presencia. Palpitar lento o acelerado, nivel cardíaco a más de cien, era calma y tempestad con ella.
Y estoy aquí, ansiosa, sintiéndome diminuta, nerviosa. Supongo que se debe a que el momento no es el indicado, desde que estamos aquí sólo nos hemos preocupado por encontrar a nuestra familia y volver con el resto de la misma; un aniversario es una trivialidad en comparación. ¿Lo es, cierto?
Ella no ha dado muestras de interés por este tipo de cosas en el tiempo que llevamos en este lugar, creo que siente la responsabilidad de reunirme con mi hija, aunque no lo haya mencionado.
También influye el hecho de que el "tiempo" acá no corre igual que al otro lado. A Dévora le importan poco nimiedades como el "tiempo", es una ilusión después de todo, creo que antes nunca llegué a verla consultando un reloj. Ella simplemente, sabe.
Abrí la cajita negra donde había guardado el detalle que le fabriqué, sonreí al ver la cadena y el colgante, entré a la habitación guardándola de nuevo. La vi a Dévora en el balcón, de pie, mirando la nieve caer.
—¿Es que acá algún día dejará de nevar?—preguntó a la nada, ese acento francés seguía tan marcado como siempre.
—Es conveniente que no—respondí cogiendo, de encima de la cama y de camino al balcón, un abrigo rojo. Ella vestía uno verde esmeralda—. Tu alergia—le recordé cuando se volvió a mirarme con el ceño fruncido.
—Da igual donde me encuentre—contestó atándose el largo cabello castaño en una coleta alta, sus manos llevaban guantes de cuero a juego con su abrigo—, esto sigue siendo Assiah después de todo, su Corrupción me persigue.
—Eso me recuerda, ¿te has puesto tu bloqueador hoy?
—Sí—acompañó la respuesta con un asentimiento de cabeza.
Toqué su mejilla, y su verde mirada de depredadora al acecho bajó a mi boca, pero no intentó nada, sonrió apenas.
—¿Ocurre algo?—inquirió.
Vaya lectura me había dado.
—Tengo algo para ti—le extendí la cajita que llevaba en la otra mano, ella la tomó, bajé la mano y aguardé su reacción. Impaciente.
Abrió el regalo, vi una sonrisa cruzar sus labios en cuanto sus ojos se encontraron con el colgante y lo levantó delicadamente con sus dedos para verlo de cerca; eran unas alas abiertas de plata unidas por unas palabras en el espacio entre ambas.
—<<Tu Nombre y el Mío....>>—leyó Dévora—. ¿A qué se debe este detalle?
Lo sabía.
Sonreí.
—Sé que no llevas tomado el tiempo que tenemos acá, y que el tiempo acá corre diferente, pero mi cabeza a veces es nada más que números y cálculos, y si estoy en lo correcto hoy es un siglo desde que nos conocimos.
La expresión de su rostro se volvió culpable.
—Soy muy distraída, chérie. Estuve tan pendiente de.....
—No hace falta que digas nada, ambas hemos estado ocupadas buscando una brecha para salir de aquí. Pero recordé que habías perdido el otro colgante durante aquella batalla en Providencia, el que te dio tu padre, y, sé que no es igual pero quise darte algo igual de especial; lo hice yo misma.
—Nada es complicado para Raven Reyes—comentó con una sonrisa en la boca estudiando en detalle el colgante que se veía realmente difícil de fabricar, y lo fue—. Unas alas.
—Tiempo después dijiste que el día que nos conocimos te acercaste demasiado al sol y te quemaste.
—¿Y aún lo recuerdas? ¿Pasado un siglo entero?
—¿Tú no?—me hice la molesta, eso le pareció divertido.
—Tengo registrado cada instante a tu lado, Emperatriz—aseguró. Yo lo sabía, no hacía falta que lo dijera—. Quizá no fechas u horas, pero sí cada palabra y gesto.—Besé la comisura de sus labios. Yo lo sabía—. Y ahora me siento mal porque no tengo un detalle para ti.
—Tengo el privilegio de morir en y por tus labios—enarqué una ceja, Dévora apoyó su frente en la mía—, ¿cuántas pueden decir eso?
—Ninguna—rió.
—Ninguna—susurré—. Tú eres el mejor detalle, y fui afortunada de que llegáramos juntas aquí, no quiero imaginar lo que habría sido de mí si nos hubiese pasado lo que a Ava y a Lexa.
—Me aseguré de que eso no pasara, no iba a permitirme perder la memoria, perderte, no, eso nunca, Raven. Llegamos juntas y volveremos juntas, te lo prometo.
Me abrazó fundiendo esa promesa con tal abrazo, y yo lo sabía, que cumpliría, lo sabía; debíamos averiguar qué había pasado con exactitud y cómo vinimos a perdernos en Sedona, en Coliseo. Otro mundo, un distrito de Assiah. Extra Terra.
Dévora me parece conocida, tal vez recuerdos de otra vida ;)Siempre hay romanticismo en tus historias.
ResponderEliminarBesos dulces Ivel, y dulce fin de semana.
Ya sé por qué!!! Es que usé algunas imágenes de la actriz para Sahar!!! xD
EliminarPero ya, oficialmente es Dévora y......., aunque aquí entre nos, Raven y Dévora sí están relacionadas a Sahar... xD ;)
Siempre, siempre... ;)
Besos, Poeta, lindo domingo para ti!!
Me ha resultado bonito y triste a la vez. Una condena, pero juntas, pase lo que pase.
ResponderEliminarBueno, estoy segura de que ese lugar alberga algo más que un tiempo en pausa.
Muchos besos. Y sigue ;)
Alberga mucho más, sí, y los personajes están conectados en muchas formas...
EliminarRaven y Dév son de mis favorit@s... :)
Besos, guapa, mucho cariño... ;)
una bella historia. besos.
ResponderEliminarGracias, besos para ti... ;)
EliminarQue historia tan intrigante, voy a tener que recordarla o conocerla de nuevo.
ResponderEliminarGrandes besos.
Es una precuela de Vestida de Luna, iré subiéndola en estos días.... ;)
EliminarBesazos, amigo mío... ;)
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