Spin-off

Spin-off

jueves, 31 de julio de 2014

.........








"..y algunas veces suelo recostar mí cabeza
en el hombro de la luna...
y le hablo de ésa amante inoportuna...
Que se llama...
SOLEDAD..."

Joaquín Sabina...

lunes, 14 de julio de 2014

21...


"Dejé caer mí corazón....
Y mientras caía, te levantaste para reclamarlo.."





   -¿Adónde crees que van?-preguntó Elliot, desviando la atención de su acompañante hacia él.

   Ivel observaba como Viorel hablaba con la chica a la que ella intentaba evitar. Cuando se encontró con la mirada del hombre, se volvió y siguió la mirada de Elliot olvidando por completo a los otros dos.

-No sé, pero no me quedaré aquí.-respondió, haciendo amago de seguir a Carlysle y Jonathan quiénes salían del salón.

-Espera, tu playboy viene a saludarte; deja que yo vaya.

-Elliot si te ven....-dudó.- Ten cuidado, ¿vale?

   Elliot sonrió. Luego su expresión se ensombreció tras la llegada de Viorel; éste tomó la mano de la morena y la besó, ignorando a Elliot.

-Viorel, te presento a Elliot Simmons. Elliot, él es Viorel...

-Sí, sé quién es. Un placer.-El tono de Elliot intentó ser educado, pero algo en el recién llegado no le gustaba.

-Eres un chico rebelde, mira que traer un traje sin corbata a un evento como éste.-observó Viorel, de forma despectiva.-¿Eres de algún pueblo cercano? ¿Un granjero?-dijo, burlón.

-No me gustan las corbatas, amigo mío; no soy un perro faldero de capitalistas como tú. Con tu permiso, Ivel.-Elliot depositó un beso en la frente de la morena con toda la intención de provocar al hombre frente a ellos.

   Se perdió tras las puertas por donde Carlysle y Jonathan se habían marchado, refunfuñando algo sobre los niños privilegiados. Viorel no le agradaba en lo absoluto, y no era necesariamente por la cercanía entre él e Ivel; ése hombre no era de fiar.

    Ivel centró su atención en su nuevo acompañante, pero su pensamiento estaba con Elliot. Deseaba que lograra pasar desapercibido, que no lo vieran y que al  menos él sí lograra ver o escuchar algo de lo que esos dos se traían.

-¿Por qué no me dijiste que vendrías? Pude ser tu pareja.-le reprochó Viorel, disimulando su enojo.

-No estoy segura que eso sea algo sano, venir juntos a un evento social considerando que somos amigos con derecho a roce pondría en tela de juicio ése particular. No quiero que te confundas, reglas son reglas.

-¿Y venir con él qué significa?

-Significa que tú y yo no tenemos nada serio, y que podemos estar con quién queremos.

    Ivel ya no se sentía tan a gusto con él, y después del trato que le dio a Elliot hacía tan sólo unos minutos atrás, no lo quería cerca.
    Se apartó de Viorel y fue a encontrarse con Lucy, hablaron largo rato; de vez en cuando miraba hacia las puertas por donde Elliot salió, ya había pasado media hora. Sentía la mirada de Viorel sobre ella, así que decidió salir y esperar a Elliot afuera en el coche; Viorel la siguió hasta el vestíbulo y la detuvo.

-Suéltame.-le pidió Ivel, con calma al sentir su agarre en la muñeca.-¡Qué me haces daño, Viorel!

  No parecía el mismo con quien había hablado días atrás.
  Viorel la soltó y se acercó a ella al ver que había gente pasando por el lugar. La acorraló contra la pared y delineó sus labios con el dedo pulgar. Ella lo supo, había algo amenazante en él, en su mirada. Lo empujó pero la forma en la que él respondió no se la esperaba ni en mil años. La abofeteó.
   Ivel no tardó en reaccionar, y cuando quiso defenderse sintió que la cogían de la cintura. Era Elliot, la hizo a un lado mientras oía a Viorel disculparse; al ver la sangre que brotaba del labio inferior de Ivel se volvió y le propinó un golpe en la cara al hombre, éste cayó al suelo.
  Varias personas se acercaron, curiosas.
   Elliot cogió a Ivel de la mano y salieron de allí a la carrera.





--------------------------------------------

  Seguía callada, supongo que se había preparado para cada escenario posible menos para ver a su hermana, y el comportamiento extrañamente agresivo de Viorel.
   La llevé a la playa, creo que no ha caído en cuenta de dónde está. Apagué el motor y la observé.

-Ha sido culpa mía.-murmuró.

-No digas eso, ha sido culpa de él. Parecía drogado.-Ivel me miró, no supe leer su expresión.-He presenciado ése tipo de comportamiento en el club, Fitz ordena que echen un nuevo tipo de droga en las bebidas que se sirven. Tal vez tampoco fue su culpa, alguien pudo haber adulterado su bebida.

-¿Con qué intención? ¿Ya no han hecho pruebas en el club? ¿Por qué drogarle? Estaba celoso, Elliot; estaba enojado conmigo.

-Pero eso no es motivo para pegarle a una mujer, de hecho no hay motivo que valga.-Sé que me arrepentiré por decir esto.-Supongo que en su sano juicio, tu playboy no hubiese optado por golpearte.

-No hagas suposiciones que lo odio. Hay hombres que pueden mostrarse encantadores al inicio sólo para atraer, y luego se transforman mostrando lo que son realmente... 

-Vale, no hablemos más del tema.-Bajé del coche, ella abrió la puerta y salió.-Anoche nevó pero ésta mañana no, y si te fijas la playa está libre de la blanca nieve. ¿Quieres caminar?

-¡Pero si hace frío!-rió.

   Me quité el saco y se lo puse.

-Ya está, quítate las zapatillas.-le dije, quitándome los zapatos y los calcetines.

-De eso nada, ¿sabes la cantidad de parásitos que se encuentran en la playa? Hay gente que dejan a sus mascotas defecar.... ¡Dios! Y ni hablarte de...

-Cierra la boca, listilla.-A Ivel le cambió el semblante cuando me oyó decir eso. No sé si fue por mandarle a callarse, o por el apodo.-¡Vamos!

   La cargué, como pude le quité las zapatillas de tacón y corrí lo más lejos del coche. Al principio protestó, pero muy pronto dejó de quejarse y anduvimos por la orilla dejando que el agua helada llegara a nuestros pies.
   Su compañía me agradaba, hacía la noche más preciosa de lo que era.
  No me creía aún que haya roto su vestido para estar más cómoda. Confesó que en otras circunstancias no lo habría hecho porque el vestido era muy bonito y le dolía incluso ponérselo.

-¿Tus padres saben lo del...

-No estoy segura, Emma no les dijo mucho más que a mí.

   El asunto de su tumba en aquél cementerio la tenía tranquila, o eso aparentaba. Sabe que su hermana pudo ver algo en ella ésta noche.

-Mallory.-dijo, deteniéndose.-Se llama Mallory, es hija de mí padre en su primer matrimonio. ¿Podemos sentarnos?

  No esperó mí respuesta, se deshizo de mí saco y lo puso en la arena; me senté a su lado.

-Mí padre se casó siendo muy joven....

   Hablaba de aquello con mucha nostalgia, su padre le había contado todo. La hija de un senador fue su primera esposa, era su novia de la secundaria; cuando la chica quedó embarazada de él fueron obligados a casarse. El padre de Ivel se divorció de ella al año y medio, y se comprometió con la madre de Ivel; la madre de Mallory fue diagnosticada con cáncer. Y posteriormente murió, Mallory quedó a cargo de su padre, tenía escasos cuatro años cuando se fue a vivir con él.

-Mí padre no tenía secretos conmigo.-recordó.-O, dadas las circunstancias, eso creía yo.

   Vi que, inconscientemente, se frotó los brazos. Me situé tras ella y la abracé, la oí sonreír.

-¿Y la relación con tu hermana?

-No era la mejor, pero nos soportábamos; ella tuvo una pelea con mí padre meses antes del "accidente". Y se marchó a vivir con mis abuelos paternos.-Noté la tristeza en su voz, miró su anillo.-Me temo que no podré seguir usando esto.

   Se refería al anillo.

-¿Por qué?

   Suspiró.

-Porque Mallory me lo dio antes de irse. "Tú y yo siempre seremos hermanas, pase lo que pase. Aunque a veces me hartes, listilla."-Y allí estaba el por qué de su cambio de hace un rato.-Eso me dijo al dármelo. Yo siempre se lo robaba de entre sus cosas para hacerla rabiar.

-Ésta noche ella....

-Sí, pero estoy muerta, Elliot. Lo más que puede creer es que está enloqueciendo.

-¿Y la dejarás creer eso?

   No respondió.
    
   Acaricié sus brazos, su suave piel se erizó. La oí sonreír nuevamente.

-Llévame a casa.-pidió.








*

   Después de un rato en carretera, en silencio, llegamos al edificio donde vivía. Pasamos directo al ascensor, presioné el botón de su piso, y la noté nerviosa; recordé que no le gustan los elevadores. La abracé a mí.

-No pasa nada.-le susurré al oído.

    El elevador llegó a su destino y salimos, íbamos cogidos de la mano. A la puerta de su apartamento la tomé de la barbilla.

-Pese a lo ocurrido, ha sido una muy buena noche.-le dije.

-No me has dicho si escuchaste la conversación de esos dos.

-Hablamos mañana, ésta noche aún no termina.... Aún no..-susurré.

-Aún no....-repitió ella en un susurro.

   Un beso que aún no había sido dado...Delicadas caricias, juegos de miradas... Un roce... tan sólo un roce...
   
   Apenas nuestros labios se tocaron, la puerta se abrió.

-¿No piensan pasar, tortolitos?-Leyla nos miró a uno y otro, sé que notó el empujoncito que Ivel me dio.-¡Oh Dios! ¿He interrumpido algo? ¡¿Ivel, qué coño te ha pasado?!-añadió rápidamente al ver el pequeño moratón que se le había formado a Ivel en la comisura de los labios.

    Ivel entró, y yo tras ella. Leyla se le acercó y examinó el moratón.

-¿Cómo te has hecho eso?-inquirió. Me fulminó con la mirada.

-No ha sido nada.-le aseguró Ivel. No sé que mirada le lanzó Leyla, sólo sé que al instante Ivel agregó:-Viorel me abofeteó. ¿Elliot, quieres algo de tomar?

   Leyla quedó paralizada.
   Ivel se perdió hacia la cocina después de que le dije que quería un poco de agua.

-¿Me prestas las llaves de tu auto?-preguntó su amiga.

-¿Para qué?-dije, sacándolas de mí bolsillo, y pasándoselas.

-Tengo un asuntito que resolver, quédate con ella. Ya regreso.

   Salió con una actitud muy calmada, a los pocos minutos regresó Ivel con tres copas de vino en una bandeja.

-¿Y Leyla?-La buscó con la mirada.

-Me ha dicho que fue a resolver un "asuntito"....

-¿Qué? ¿Y le has prestado tu auto?-Yo asentí sin entender el por qué de su reacción.-Ése "asuntito" que fue a resolver es Viorel, fue a devolverle el favor.-dijo, señalando el moratón que tenía.

   Se sentó en el sofá, luego puso los cojines en el piso y bajó; me senté a su lado.
   Cogió una copa y bebió.

-La meto en cada problema.-comentó.-Debí alejarme de Viorel cuando pude, soy una idiota.

-Sí, lo eres.-bromeé.

   Ella captó la burla, y rió.

-Ahora eres mí pañuelo de lágrimas.-susurró, algo avergonzada.

   Le aparté un mechó de cabello de la cara, y la miré fijamente a sus oscuros ojos.

-Soy y seré lo que tú quieras que sea.-afirmé.-Seré tu pañuelo de lágrimas. Tu hombro donde llorar. Tu confidente y tu cómplice en el momento, hora y lugar que me necesites. Tu caja de secretos. Tu amigo, y tu esclavo...hasta tu amante.-Conseguí hacerla reír.-E incluso tu payaso personal. Lo que tú quieras que sea, seré, amor.-susurré muy cerca de ella.

    Dejó la copa en la mesita, y puso su mano en mí mejilla. Miró mis labios, y los rozó apenas con los suyos; sentí el mundo desaparecer a mí alrededor. Éramos ella y yo fundidos en un beso; su lengua buscaba la mía en una preciosa danza. Sentía el calor apoderándose del salón.

-Cama...-susurró sobre mis labios. 




  




"...Estaba oscuro y yo estaba acabada...
Hasta que besaste mis labios, y me salvaste.."

Set Fire to the Rain...
Adele....








-Elliot....




























   
   
   














  

domingo, 13 de julio de 2014

20...

  


      Y allí estaba yo, camino a la sede de la Fundación As, cuyo dueño era Carlysle Alexander. 
      Esperé a que Ivel y Elliot se marcharan a la fiesta, le pedí el coche prestado a Carl-el portero del edificio-, quien sin pensarlo mucho me dio las llaves. Creo que he abusado mucho de éste pobre hombre. Y él que se deja.
   Encontré la sede el día que estaba buscando el cementerio donde yacían los padres biológicos de Ivel; un edificio grande, uno de los más llamativos en Portland. Y el más nuevo también; le hablé a Claudia de él, me pidió que no me acercara pero luego de lo ocurrido en Londres, y el que Carlysle, posiblemente estuviera involucrado, pues la hizo cambiar de opinión. 
   Le marqué tan pronto llegué a la Fundación.

-Ahora soy yo la que no está muy segura, Claudia.-le dije al escuchar su voz.-¿Crees que guarde algo importante aquí? No parece el lugar más importante para él.

-Por eso puede guardar algo importante allí, es el menos indicado. ¿Quién buscaría allí?

  Buen punto.

-¿Dónde está Ivel?-me preguntó.

-En una fiesta...-dudé si decirle de quién era dicho evento.-Organizada por Jonathan Fitz. ¿Te suena?-murmuré.

-¡Mierda! ¿Me estás tomando el pelo? ¿Qué hace Ivel....

-Va a por él, Claudia. Hizo memoria y sabe lo que te hizo.

   La escuché maldecir.

-Se lo dije a Warren.-susurró.-Ocupémonos de esto primero, luego pensamos qué hacer con mí hija.

-Me preocupa, no puedes dejarla en segundo plano.

-No lo hago, reservé un vuelo. Estaré allá en un par de días, no se lo digas.

-Eres mí jefa, no te preocupes, por mí no lo sabrá.-La puse en el altavoz mientras sacaba mí portátil.-Sólo hay un guardia, me ocuparé de él; acabo de apagar todo el sistema de seguridad del edificio.

-Bien jugado, asegúrate de estar en un punto ciego; deben haber cámaras por las calles adyacentes al edificio.-me indicó Claudia.

-Lo hice el día que pasé por aquí, y hay varias. Acabo de apagarlas, saldré.

   Me puse el manos libres y caminé hacia el guardia, estaba agachado de espaldas atándose los zapatos. Saqué una jeringa y antes de que pudiera darse cuenta se la clavé en el cuello.

-Guardia caído, voy a entrar.

-¿Cómo lograste apagar las cámaras y el sistema de seguridad de ése edificio?-preguntó, interesada.

-Tengo mis gadgets, Claudia. Puedo robar un banco si quiero.

   La escuché reír.

-Qué Ivel no se entere.

   Reí también. Robar un banco está en su lista imaginaria de cosas por hacer, justo debajo de secuestrar a Channing Tatum.  
    El guardia tenía la puerta abierta, posiblemente había entrado a por algo; me dirigí a uno de los tres elevadores y presioné el botón del piso 35, el último. 
   Las puertas se abrieron en la oficina, salí y encendí la luz; todo estaba en completo orden, tenía que ser familia de Ivel.

-No hay muchas cosas aquí.... Vale, tiene discos de música clásica.-dije extrañada, Ivel tenía una colección igual.-¿Estás segura que éste hombre no es su papá?

-Es su tío, ¡Dios la salve si resulta ser su padre!-exclamó Claudia.

-¿Warren está contigo, jefa?

-No, está abajo hablando con nuestros niñeros.

-¿Eh?

-Los amigos de mí marido insistieron en montar guardia, con el asunto del atentado tenemos más escoltas de los que la reina pudiera desear.

  Reí por el comentario, Warren tenía muchos conocidos que eran policías. Buenos polis, así que no era de sorprender que se prestaran para cuidar del hombre y su mujer.

-Acabo de encontrar algo, un sobre amarillo encima del escritorio. Por la fecha es de hace más de una semana.-Cogí el sobre y lo abrí.-¡Dios mío!-musité al ver las fotografías que habían dentro; Claudia protagonizaba casi todas, en otras aparecía con Warren.-Claudia te estoy enviando lo que encontré.

   Tomé fotos con el móvil y se las pasé al correo.

-¡Joder!-la oí decir.-¡Warren, mira esto!

-Los tiene vigilados.-comenté.

-Leyla sal de ahí, regresa a casa; desde éste momento nos toca a nosotros.-ordenó Warren.

-Vale, si necesitan algo más me avisan.

-Cuida cada paso de Ivel por favor, pronto estaré por allí.-agregó Claudia.

   Seguirle el paso a Ivel era difícil, pero primero: son órdenes. 
    Y segundo: es mí mejor amiga la que está en peligro.






-Leyla....







jueves, 10 de julio de 2014

19...



 -¡Es el cuarto que te pruebas, Ivel!

   Yo aún dudaba de que fuese buena idea asistir a ésa maldita fiesta; por mí cabeza pasaban varias formas de detenerla. Atarla a una silla y amordazarla por ejemplo.
   Durante el almuerzo me contó que Fitz ya sabía de su relación con los Hastings, eso la dejaba en una posición más peligrosa. ¿Cómo es que no nota lo complicado de la situación en la que se metió?
   Después de que se marchó en la mañana, Warren me llamó. Al principio no dijo nada, pero luego me pidió que revisara el apartamento-yo estaba en ello en ése momento-en busca de cámaras y micrófonos; y que ayudara a Ivel en todo lo que fuese necesario, por ahora. Y para eso estoy; ésta noche mientras ella se entretiene con Elliot en la fiesta, investigaré por mí cuenta.

-¿Qué opinas?-me preguntó, se había puesto un vestido negro precioso y se miraba al espejo.-¿Leyla? ¿Qué opinas?

-Estás preciosa, Elliot quedará encantado.

   Ivel se dio media vuelta y ladeó la cabeza, es un adorable gesto que hace cuando no entiende algo.

-No es para él, me visto para no para los hombres. Si a ellos les termina gustando como me veo, es un extra.-explicó, como si fuese una profesora impartiendo una clase. Luego volvió a mirarse al espejo-. Estoy lista.

-Eres un encanto.-susurré, sonriendo a causa de ése discursillo que me soltó.

    Escuché cuando llamaron a la puerta, me levanté de la cama y salí para abrirla; seguro era Elliot.
   Y sí, definitivamente. 
   Parecía todo un caballero con su esmoquin, sólo que no llevaba corbata. Unos tres botones de la camisa estaban abiertos, el toque de chico malo de película se lo daba su ojo amoratado.



-Ivel viene enseguida.-le dije, luego de saludarlo, e invitándolo a pasar.-¡Ah, mira!

   Elliot quedó embobado al ver a Ivel entrar al salón con ése vestido negro y largo que le quedaba al dedillo. Y a ella que le gustaba lo elegante.

-Te ves grandiosa.-dijo Elliot, prendado de Ivel.

-Gracias, tú....

-¡Vale, vale! Se ven grandiosos los dos. Parecen figurillas de pastel de bodas, terminen de irse. Y cuídense porque van derechito a encontrarse con el lobo.

  Ivel y Elliot asintieron, la primera me guiñó un ojo, y salió antes que el chico.

-Hazme un favor, principito. Cuídala.-le pedí.

   Él asintió muy seguro.







-Leyla......






-------------------------------------------------


   Elliot pensó en desviarse de camino a la fiesta. Si en la mañana Ivel tuvo un encontronazo con Jonathan, no quería ni imaginarse lo que pasaría esta noche en el hotel donde se celebraría el evento.
   Ivel iba con los brazos cruzados, pensativa.
    En tan sólo unos minutos estaría cara a cara con Carlysle; vería a los ojos del hombre tras la muerte de sus padres. Elliot puso su mano en la pierna de Ivel, ésta lo miró y descruzó los brazos para tomársela.

-Periodistas.-susurró Elliot, mirando al frente.-Esto no será fácil.-le advirtió el chico; delante de ellos habían algunas limusinas y una multitud de fotógrafos.-Me contaste lo que ocurrió con tus padres adoptivos en Londres, y que los medios han estado cubriendo ésa noticia. Con lo de ésta mañana me arriesgaré a decir que esto fue idea de Jonathan; hay demasiados periodistas como para sólo cubrir una fiestecita de despedida. John no es tan pomposo.

   En cuanto llegaron a la entrada del hotel, el valet abrió la puerta del lado de Ivel; Elliot se acercó a ella y la cogió de la mano al tiempo que eran rodeados por reporteros; Ivel se cubría la cara a medida que avanzaba por entre la multitud.

-¡Sin comentarios!.-decía Elliot, ante tantas preguntas.

-¡¿Ha hablado con sus padres, señorita Hastings?!-preguntó alguien.

   Ivel se detuvo.

-Mis padres están a salvo, no sufrieron ninguna herida y es lo único que me importa. Y de lo único que puedo hablar con base.

-¿Qué hace la hija de Warren y Claudia Hastings en un evento organizado por Jonathan Fitz? Se sabe que hace algunos años sus padres acusaron al señor Fitz de secuestro y tortura....

-¡Sin comentarios! ¡Por favor déjennos pasar!-intervino Elliot, logrando sacar a Ivel de ése alboroto.

   Entraron al elegante hotel, y fueron guiados por una mujer vestida de blanco, al salón de fiestas.

-Eso de allí afuera fue obra de John, te quiere poner en evidencia.-comentó Elliot por lo bajo-. Pero Ivel ¿a qué se refería ésa periodista con eso de que tus padres....

-Luego te explico.-le susurró la chica.

    Las puertas del salón de fiestas eran custodiadas por dos hombres de traje, estos las abrieron al ver a la mujer que guiaba a los jóvenes.
   La morena entró del brazo de Elliot, el chico la miró y sonrió. Ella arqueó una ceja.

-Justo así, ¿ves?-le dijo.

   Elliot recordó sus palabras: "Quiero ir de tu brazo". Su sonrisa se ensanchó.
  
  Ninguno de los dos prestó atención a la decoración del salón, el candelabro del techo les pasó desapercibido, las fotografías del joven hermano de Lucy que adornaban el recinto no les llamó la atención. Elliot estaba muy ocupado disfrutando de la compañía, e Ivel buscaba con la mirada a Carlysle. Y al mismo Jonathan.

-Aún no está aquí.-dijo Elliot, adivinando lo que buscaba.-Toma.-Cogió las dos copas de vino de la mesa donde debían sentarse y le entregó una. La mujer que los acompañó hasta allí volvió a salir.-Lucy viene hacia acá.

  Ivel se volvió con disimulo, Lucy se acercaba acompañada de su hermano.
   Se lo presentó a Ivel, a simple vista parecía un buen chico. Amable, simpático, todo lo contrario a quien fuera su padre; aunque sin duda muy guapo. 
    Elliot llamó la atención de Ivel en cuanto Lucy y su hermano fueron a hablar con otras personas. Ivel miró hacia el lugar donde indicaba el joven; Carlysle acababa de llegar, y él y sus acompañantes fueron recibidos por Jonathan.

-La familia en pleno.-susurró la morena.


Ivel se encontró con la mirada de su tío por escasos segundos. La chica sonrió desviando la mirada hacia Elliot.

-John se acerca.-El chico dio un sorbo a su bebida.

-Vaya, vaya, vaya.-dijo el hombre cuando llegó ante ellos, ninguno se había sentado.-Qué agradable sorpresa, mis dos personas favoritas lograron llegar.

   Amenaza detectada.

-¿Sorpresa? A juzgar por la cantidad de periodistas allí afuera diría que me esperaba, señor Fitz.-comentó Ivel, su naturalidad y educación sorprendieron a Elliot.

-Tenemos mucho de que hablar, señorita Hastings. 

  Ivel suspiró.

-Le diré la razón por la que vine, aquí y ahora; aunque usted se hizo una idea ¿o no?

-Yo no hice estallar el auto de sus padres, hace mucho que no sé de ellos.

-Yo nunca mencioné ése particular, y recuerde que vine aquí antes de que eso pasara; ahora que si hablamos de secuestro y tortura....-Ivel dejó caer eso así nada más. 

   Elliot tosió ahogado con el vino.

-Disfrute la fiesta, señorita.-dijo Jonathan, visiblemente perturbado.



   Se marchó a reunirse con su invitado especial.

-No puedo creer que hayas dicho eso.-dijo Elliot.

-En éste momento hay muchas cosas que ni yo puedo creer.-comentó Ivel, mirando a una chica  que acababa de arribar y saludaba tanto a Jonathan como a Carlysle con un beso en la mejilla.

   Hubo un momento en que la chica los miró, Ivel notó cómo le prestó mayor atención a ella; cogió a Elliot de la mano y caminó lejos de la vista de la joven.

-¿Quién es ésa?

    Ivel disimuló secarse una lágrima.

-Es mí hermana mayor.-susurró. Elliot quedó impactado tras ésa revelación.-¿Éste evento puede empeorar?-agregó, dejando la copa en la mesa más próxima.

-¿Quieres apostar?-Ésta vez Ivel siguió la mirada de Elliot.-Tu playboy también vino.

    Viorel bajaba las escaleras vestido todo de negro, imponente.
   La joven y Elliot compartieron una mirada, la de ella, enigmática; la del chico, decepción...












lunes, 7 de julio de 2014

18...


  Londres, Inglaterra...


    Claudia se sirvió una copa de vino mientras observaba a su marido hablar por teléfono con su hija. Escupió un poco cuando lo escuchó decir "proxeneta", Warren le lanzó una mirada acusadora; se movía de un lado a otro mientras discutía con Ivel por teléfono, su hija no solía provocar ése tipo de reacciones en su padre. Mucho menos en ella, siempre procuraba comportarse con sensatez. 
   Warren se despidió y colgó.
   Claudia esperaba noticias, la mirada acusadora de su marido no desaparecía y eso la puso un poco nerviosa.

-¿Qué hice ahora?-preguntó, colocando la copa en la barra de la cocina.

 

-Has sido muy permisiva con ella, ¡está trabajando en un club de prostitutas! Reconoció el rostro del dueño de dicho establecimiento, al parecer conocía a sus padres biológicos.-Claudia dio un sorbo a su vino-. Te juro que si no tuviésemos los papeles de adopción por ahí, podría asegurar que es tu hija, las acciones que toma son...

  Claudia disimuló una sonrisa mientras daba otro sorbo al vino.

-Jonathan Fitz, ése es el nombre de su jefe. Que al parecer la ha estado espiando, dijo que Leyla encontró un micrófono.....-Warren se detuvo al ver como su mujer palidecía.

-¿Estás seguro que ése fue el nombre que dijo?-dijo con lentitud.

-Sí, ¿por....-Warren entendió el por qué su esposa se había puesto así.-¿Ése Jonathan Fitz? 

   Claudia fue a por su portátil, se sentó a la barra y buscó al hombre del que hablaban.
  
   Unos escasos dos meses después de que Ivel llegara a sus vidas, Claudia y su padre fueron secuestrados y torturados por un matón de un hombre de negocios llamado John Fitz; el padre de Claudia investigaba ciertos negocios hechos por éste hombre en varias partes del mundo. Estaba involucrado en la Trata de personas, posiblemente el nuevo líder de todo ése aquelarre.

-Tiene que ser él.-Le mostró la imagen de un impecable caballero, acompañado por otro al que Claudia y su marido reconocieron como Carlysle Alexander.-Él le disparó a mí padre delante de mí, Warren. Si sabe que Ivel es mí hija, si él....

-El muy maldito se salió con la suya en aquella ocasión, amor, pero le haré pagar lo que te hizo. Y no dejaré que dañe a Ivel.-Warren la apretó en sus brazos, fue tanto lo que sufrió cuando casi pierde a su esposa.

   Fueron días llenos de dolor, Claudia estuvo al borde de la muerte. 
  Su padre tenía pruebas sobre los negocios sucios de Jonathan Fitz, y aunque el hombre podía salir airoso ante un juez, no quiso tentar al destino y decidió matar al padre de Claudia. Y borrar toda prueba recogida por éste; a Claudia la dejó con vida con la intención de que sufriera por la culpa. La mujer no creyó en las palabras de su padre, creía que se había obsesionado con Fitz, y aunque su instinto le decía lo contrario, se negó a ayudarlo.

-¿A quién le marcas?-preguntó Claudia, aún muy seria.

-A Leyla, que se asegure que no hay nada más en el apartamento de Ivel. Y que intente alejarla de ése hombre....

-No va a poder.-susurró Claudia, con un tono un poco sombrío.- Cuando Ivel empiece a unir los puntos sabrá que fue él quien me secuestró aquella vez, y que fue él quien asesinó a mí padre. ¿Crees que al enterarse querrá dejarlo así?

   Warren se quedó con el móvil a medio camino del oído. La voz de Leyla se podía oír al otro lado.
   










-----------------------------------


   Ivel se encerró en el estudio nada más llegar. Estaba muy enfadada, azotó la puerta y me ignoró cuando salí de la cocina para ver qué pasaba. Llamé a la puerta del estudio varias veces, no me respondía; entonces escuché el sonido de algo rompiéndose contra la pared. Entré y la encontré con la vista fija en el monitor.

-¿Ivel?-dije con cautela. Lo que había roto era un jarrón, miré los restos de reojo. Parecía muy costoso.-¿Cuanto costó eso?

-Dos mil quinientos dolares.-respondió, sentándose  tras el escritorio.

-¿Tanto? Y terminaste rompiéndolo porque....

-Es mí dinero, cielo, y necesitaba romper o golpear algo.-Cerró los ojos mientras giraba el monitor hacia mí.-¿Cómo no lo vi antes?

-¿"Warren Hastings acusa a Jonathan Fitz del secuestro de su mujer y su suegro..."?-Leí en voz alta, me resultaba increíble.

-Dos meses después de que me adoptaran, Claudia y su padre fueron secuestrados y torturados. Claudia sobrevivió, pero a su padre le dispararon frente a ella, y murió al instante.-explicó Ivel, poniéndose de pie.-Su padre investigaba a Fitz por Trata de personas, nadie creyó que un filántropo como Jonathan Fitz hiciera tal cosa, ni siquiera Claudia. Así que el señor siguió sólo, y obviamente encontró pruebas.

-Motivos suficientes para que John lo asesinara.-dije, mientras leía.

-Así es, sin embargo las pruebas desaparecieron o, según los medios "nunca existieron".-Ivel jugueteó con el anillo de su dedo, me miró fijamente.-A Claudia la encontraron en el río Támesis, casi muerta; cuando logró recuperarse pidió que se abriera una investigación y culpó abiertamente a Jonathan Fitz. ¡Pero vamos!-rió-. Basta con desembolsar una gran cantidad de dinero para que las investigaciones se congelen. Claudia se desligó del FBI y de todo lo que tuviera que ver con el "GRANDIOSO modelo de Justicia" que reina en el mundo. Y aunque mí padre quiso llevar a Fitz a la cárcel, creo que Claudia se negó. Porque yo había llegado a sus vidas, y por la paz decidió no seguirle el paso a Jonathan.

   Me sorprendía que Ivel fuese tan centrada pese a lo que vivió ése año. La muerte de sus padres biológicos, y dos meses después casi pierde a una nueva figura materna. Por el tono de su voz diría que, recordar todo lo acontecido los primeros meses con Claudia y Warren, le dolía; seguro les tomó cariño al instante; lo cual era normal con personas como ellos.

-¿Qué te hizo relacionar a Claudia y Warren con John? ¿Por qué ahora?

-He intentado olvidar todo lo que pasé ése año; Claudia y yo hicimos un pacto de no más sufrimiento, de no mirar al pasado. Y yo lo he roto.-dijo con tristeza.-Nunca vi el rostro de John Fitz, sólo los escuchaba hablar sobre él y sus negocios. Hoy Elliot me hizo recordar lo ocurrido con Claudia, al contarme algo mientras veníamos hacia acá.

    Ivel se cruzó de brazos, y prosiguió:

-Elliot renunció, y Fitz aceptó la renuncia a regañadientes. Pero le pidió que hiciera un último trabajo antes de irse; mañana arribará un barco desde Ucrania, trae algunas jóvenes que planea vender aquí. Elliot debe avisar a los clientes y preparar todo para la venta de las chicas; mañana a media noche.

    Esto comienza a ponerse feo, interesante... pero feo.

-Espero que no estés pensando...

-¿Ver más de cerca?-sonrió, pero la sonrisa no llegó a sus ojos.

   El recuerdo de Claudia al borde de la muerte debe seguir rondando por su cabeza.

-Me apunto.-sonreí a mí vez.












-Leyla....